Origen de la Interpretación
Todos los
estudiantes de la historia de la hermenéutica generalmente están de acuerdo en
que la interpretación comenzó en el tiempo del regreso de Israel del exilio
babilónico bajo la dirección de Esdras, como se registra en Nehemías 8:1-8. Tal interpretación fue necesaria, primero que
todo, debido al largo período de la historia de Israel en que la ley mosaica
estuvo olvidada y descuidada. El descubrimiento del olvidado “libro de la ley”
por Hilcías, en el reinado de Josías, lo colocó otra vez en un lugar de
prominencia por breve tiempo, sólo para volver a olvidarlo durante los años de
exilio. Fue necesaria, además, debido a que los judíos habían reemplazado su
lengua nativa por el arameo mientras estuvieron en el exilio. A su regreso, las
Escrituras no eran entendibles para ellos. Fue necesario que Esdras les
explicara las Escrituras olvidadas y no entendidas por el pueblo. No cabe duda
de que la interpretación de Esdras fue una interpretación literal de lo que
había sido escrito.
Interpretación Judía del Antiguo Testamento
La misma
interpretación literal fue un rasgo sobresaliente de la interpretación del
Antiguo Testamento. Jerónimo, al rechazar el método literal estricto de
interpretación, “llama a la interpretación literal judía, lo cual significa que fácilmente puede llegar a ser
herética, y dice repetidamente que es inferior a la espiritual”. Parecería que
el método literal y el método judío de interpretación fuesen sinónimos en la
mente de Jerónimo.
El
rabinismo llegó a arraigarse en la nación judía debido a la unión de la
autoridad del sacerdote y la ley del rey. El método empleado en el rabinismo
por los escribas no era un método alegórico, sino un método literal, el cual en
su literalismo, encerraba todos los requerimientos espirituales de la ley. Aun
cuando llegaron a falsas conclusiones, no fue culpa del método literal, sino de
la mala aplicación del método por la exclusión de cualquiera otra cosa que no
fuera la letra misma de lo que esta escrito.
Algunas de
las reglas son excelentes, y hasta donde la lógica práctica de esos tiempos
llegaba, no pueden discutirse. El defecto de la exégesis rabínica era menor en
la reglas que en su aplicación, aunque no es fácil descubrir en ellas falacias
latentes, y no se guardan suficientemente contra fallas de argumento.
Debe
concluirse que, a pesar de todas las falacias del rabinismo, ellos siguieron un
método literal de interpretación.
La Interpretación Literal en el Tiempo de Cristo
A.
Entre los judíos.
El método de interpretación predominante entre los judíos, en el tiempo de
Cristo, era ciertamente el método literal. Horne lo presenta como sigue:
No se puede
probar históricamente que la interpretación alegórica de las Sagradas
Escrituras prevaleció entre los judíos desde el tiempo del cautiverio, o que
fue común entre los judíos de Palestina en el tiempo de Cristo y sus apóstoles.
Aunque el
Sanedrín y los oyentes de Jesús frecuentemente apelaban al Antiguo Testamento,
sin embargo no dan ninguna indicación de la interpretación alegórica; ni aun
Josefo menciona algo de ella. Los judíos platónicos de Egipto comenzaron en el
primer siglo, imitando a los griegos, a interpretar al Antiguo Testamento
alegóricamente. Filón de Alejandría se distinguió entre los judíos que
practicaron este método; y lo defiende como algo nuevo y nunca antes oído, y
por esa razón se oponían a él los otros judíos. Jesús, por lo tanto, no estuvo
en una situación en la que estuviera obligado a cumplir una costumbre
prevaleciente de interpretación alegórica, ya que este método no prevalecía en
ese tiempo entre los judíos, ciertamente no prevalecía en Palestina, donde
Jesús enseñó.
Indudablemente los antiguos
profetas hebreos anunciaron el advenimiento de un día terrible de Jehová cuando
el antiguo orden de las cosas desapareciera repentinamente. Más tarde los
profetas predijeron un día de restauración para los desterrados, cuando toda la
naturaleza sería milagrosamente transformada y un reino ideal de David
establecido. Los videntes de tiempos
subsiguientes describieron la venida del verdadero gobierno celestial de Dios cuando
los fieles participaran de bendiciones milenarias. Los cristianos primitivos
esperaban ver pronto a Cristo regresando en las nubes, así como lo habían visto
en sus visiones ascendiendo literalmente al cielo. En cuanto al uso de este
tipo de imaginación se refiere, el milenarismo bien puede reclamar propiamente
que es bíblico. Incuestionablemente algunos escritores bíblicos esperaban un
fin catastrófico del mundo. Ellos describían los días de penosa angustia como
inmediatamente precedentes a la catástrofe final, proclamaron el retorno visible
de Cristo celestial, y esperaban ansiosamente la revelación de la Nueva
Jerusalén.
Cualquier intento de evadir estos
rasgos literales del concepto bíblico es fútil. Desde los días de Orígenes,
ciertos intérpretes de la Escritura han tratado de refutar las expectaciones
milenarias, afirman que aun las declaraciones más sorprendentes acerca del
regreso de Jesús deben entenderse figurativamente. También se ha dicho que
Daniel y el Apocalipsis son obras altamente místicas y alegóricas que no tienen
por objetivo referirse a eventos reales, bien sean pasados, presentes o
futuros, sino que tienen un significado puramente espiritual como el del
Paraíso perdido de Milton o el Progreso del peregrino de Bunyan. Estos son
recursos evasivos diseñados para poner estas Escrituras en armonía con
condiciones presentes, ignorando la expectativa vívida de las antiguas. Los
judíos afligidos del tiempo de los Macabeos estaban demandando un fin literal
de sus males, no un fin figurado, y Daniel no les prometió algo menos que el
establecimiento real de un régimen celestial nuevo. Con una vena realista
similar, un primitivo cristiano escribió: “…veréis a l Hijo del Hombre sentado
a la diestra de la potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Marcos
14:16), y otra vez, “hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia” (Marcos
9:1). Imagínese la conmoción de Marcos si se le hubiese dicho que esta
expectación se había ya realizado en las apariciones de Jesús después de la
resurrección, o en las experiencias extáticas de los discípulos en Pentecostés,
o en la salvación de los cristianos individualmente en la hora de la muerte. ¿Y
quién puede imaginar la sensación de Marcos si también se le hubiera dicho, en
cierto estilo moderno, que su predicción del regreso de Cristo había de
cumplirse en la Reforma Luterana, en la Revolución Francesa, en el avivamiento
de Wesley, en la emancipación de los esclavos, en el esparcimiento de las
misiones extranjeras, en la democratización de Rusia, o en el resultado de la
actual guerra mundial? Los premilenaristas están debidamente justificados en su
protesta contra aquellos opositores que alegorizan o espiritualizan pasajes
bíblicos de sentido propio, reteniendo así los pasajes bíblicos entre tanto que
pervierten completamente su significado original.
Nadie discutiría que el literalismo
de los intérpretes judíos era idéntico a la interpretación gramático-histórica de
hoy en día. Por ser un literalismo decadente había torcido todo el significado
de la Escritura. Bien observa Ramm:
…
el resultado neto de un buen movimiento comenzado por Esdras fue el de una
interpretación hiperliteralista degenerada, que era común entre los judíos en
los días de Jesús y de Pablo. La escuela literalista judía era literalismo en
su peor forma. Era la exaltación de la letra al punto de que todo sentido
verdadero se perdía. Exageraba crasamente lo incidental y lo accidental, y
desconocía y omitía lo esencial.
Y sin embargo, no se puede negar
que el literalismo fue el método aceptado. El mal uso del método no milita
contra el método en sí. La falta no estaba en el método, sino más bien en la
mala aplicación de él.
B. Entre los apóstoles.
Este método literal fue el método de los apóstoles. Farra dice:
La mejor
teoría judía, purificada en el cristianismo, toma las enseñanzas de la Antigua
Dispensación, pero ve en ellas, como lo vio San Pablo, la sombra y el germen de
futuros acontecimientos. La alegoría, aunque usada por San Pablo una vez a
manera de ilustración pasajera, es desconocida para los otros apóstoles,
jamás fue autorizada por Cristo.
Lo que ha
escrito un erudito sumamente capacitado, Girdlestone, confirma lo dicho:
Llegamos
a la conclusión de que había un método uniforme comúnmente adoptado por los
escritores del Nuevo Testamento al interpretar y aplicar las Escrituras
hebreas. Es como si todos hubiesen estado en una sola escuela y hubiesen
estudiado bajo la dirección de un solo maestro. Pero ¿estudiaron ellos en la
escuela rabínica? ¿Eran leales a Gamaliel, o a Hilel, o algún otro dirigente
rabínico? Todo conocimiento obtenible del modo de enseñar común en aquel tiempo
es adverso a esta sugerencia. El Señor Jesucristo, y nadie más, fue la fuente
original del método. En este sentido, como en muchos otros, Él es la luz del
mundo.
Aun tan modernista como fue Briggs, sin embargo, él
reconoce que Jesús no usó los métodos de su día, ni siguió las falacias de su
generación. Él dice:
Los apóstoles y sus discípulos en el Nuevo
Testamento usaron los métodos del Señor más bien que los de los hombres de su
tiempo. Los escritores del Nuevo Testamento diferían entre sí en las tendencias
de sus pensamientos… en todos ellos los métodos del Señor Jesús prevalecen
sobre los otros métodos y los ennoblecen.
No les fue necesario a los apóstoles adoptar
otro método para entender correctamente el Antiguo Testamento, sino más bien
purificar de sus extremos el método existente.
Ya que la única cita del uso alegórico del
Antiguo Testamento hecha por los escritores del Nuevo Testamento es la
explicación de Pablo de la alegoría en Gálatas 4:24, y ya que ha sido
previamente demostrado que hay una diferencia entre explicar una alegoría y
usar el método alegórico de interpretación, debe concluirse que los
escritores del Nuevo Testamento interpretaron el Antiguo literalmente.
El Surgimiento del Método Alegórico
Una
multitud de dificultades obstruyo a los escritores de los primeros siglos. No
tenían un canon establecido ni del Antiguo ni del Nuevo Testamento. Dependían
de alguna traducción defectuosa de las Escrituras. Conocían solo las reglas de
interpretación establecidas por las escuelas rabínicas y, por tanto, tenían que
librase de la aplicación errónea del principio de interpretación. Estaban
rodeados del paganismo, del judaísmo, y de toda clase de herejía. De este
laberinto surgieron tres escuelas exegéticas diversas en el último período
patrístico. Farrar dice:
Los
Padres del tercer siglo y los subsiguientes pueden dividirse en tres
escuelas exegéticas. Esas escuelas son la Literal y Realista representada
predominantemente por Tertuliano; la Alegórica, de la cual Orígenes es el
primer exponente; y la Histórica y Gramática que floreció principalmente en
Antioquía, y de la cual fue jefe reconocido Teodoro de Mopsuestia.
Al trazar el
surgimiento de la escuela alegórica, Farrar retrocede hasta Aristóbulo, de
quien escribe que su
… obra misma fue de gran importancia
para la historia de la interpretación. Él es uno de los precursores que Filón
utilizó aunque no nombró, y es el primero en anunciar dos tesis que estaban
destinadas a encontrar amplia aceptación, y
a conducir a muchas falsas conclusiones en la esfera de la exégesis.
La primera de éstas es la
declaración de que la filosofía griega es prestada del Antiguo Testamento, y
especialmente de la ley de Moisés; la otra, que todos los dogmas de los
filósofos griegos, especialmente de Aristóteles, pueden ser encontrados en
Moisés y los profetas por aquellos que usan el método adecuado de
investigación.
Filón adoptó este
concepto de Aristóbulo y trató de reconciliar la ley mosaica con la filosofía
griega de manera que la ley mosaica pudiese ser aceptable a la mente griega.
Gilbert dice:
(Para Filón) la filosofía griega era lo mismo
que la filosofía de Moisés… y el propósito de Filón era establecer e ilustrar
esta armonía entre la religión judía y la filosofía clásica, o en último
análisis, recomendar la religión judía al culto mundo griego. Esta fue la
misión a la cual se sintió llamado, el propósito con el cual exponía las leyes
hebreas en el lenguaje e la cultura y la filosofía del mundo.
Para poder efectuar
esta armonización le fue necesario a Filón adoptar un método alegórico de
interpretación de las Escrituras.
La influencia de Filón
fue lo más profundamente sentida en la escuela teológica de Alejandría. Ferrar
dice:
Fue en la gran escuela catequista de
Alejandría, fundada, según la tradición, por San Marcos, donde surgió la
principal escuela de exégesis cristiana. Su objetivo, como el de Filón, fue el unificar la
filosofía con la revelación, y así usar las joyas prestadas de Egipto para
ordenar el santuario de Dios. En consecuencia, Clemente de Alejandría y
Orígenes suministraron la antítesis directa de Tertuliano e Ireneo…
El primer maestro de la escuela que surgió
a la fama fue el venerable Pantaenus, un estoico convertido, de cuyos escritos
solo quedan unos fragmentos. Fue sucedido por Clemente de Alejandría, quien
creyendo en el origen divino de la filosofía griega, propuso el principio de
que toda Escritura debe entenderse alegóricamente.
Fue en esta escuela donde Orígenes desarrolló
el método alegórico como se aplica a las Escrituras. Schaff, un testigo
imparcial, resumió la influencia de Orígenes, diciendo:
Orígenes fue el
primero en establecer, en relación con el método alegórico del platonista judío
Filón, una teoría formal de interpretación, la cual llevó a cabo en una larga
serie de obras exegéticas notables por su industria e ingenuidad, pero pobre en
resultados sólidos. El consideró la Biblia como un organismo vivo, que consta
de tres elementos correspondientes, al alma y al espíritu del hombre, siguiendo
la psicología platónica. Por consiguiente, atribuyó a las Escrituras un sentido
triple: 1) un sentido somático, literal o histórico, suministrado
inmediatamente por el significado de las palabras, pero que no sólo sirve como
un velo para una idea superior; 2) un sentido psíquico o moral, que anima al
primero, y que sirve para una edificación general; 3) un sentido espiritual o
místico, e ideal para aquello que están sobre el terreno alto del conocimiento
filosófico. En la aplicación de esta teoría él muestra la misma tendencia de
Filón, de espiritualizar la letra de la escritura… y en vez de simplemente
extraer el sentido de la Biblia, pone en ella toda suerte de ideas extrañas y
fantasías fuera de lugar. Más este método de alegorizar satisfizo el gusto de
la edad y, con su mente fértil e imponente saber, Orígenes fue el oráculo
exegético de la primitiva iglesia, hasta que su ortodoxia cayó en
descrédito.
Fue el surgimiento del eclesiasticismo y el
reconocimiento de la autoridad de la iglesia en todos los asuntos doctrinales
lo que le dio gran ímpetu a la adopción del método alegórico. Según Farrar, San
Agustín fue uno de los primeros en hacer que la Escritura se conformará con la
interpretación de la iglesia:
La exégesis de
San Agustín es notable por los más evidentes defectos… Él estableció la regla
de que la Biblia debe interpretarse con referencia a la Ortodoxia de la
iglesia, y que ninguna expresión escrituraria puede estar en desacuerdo con
otra…
… Aferrándose a
la antigua regla filoniana y rabínica que había sido repetida durante tantas
generaciones, de que todo lo que pareciera inmoral o no fuera ortodoxo de la
Escritura debía interpretarse místicamente, él introdujo confusión en su dogma
de inspiración sobrenatural, admitiendo que hay muchos pasajes escritos por el
Espíritu Santo que son objetables cuando son tomados en su sentido obvio.
También, abrió la puerta a la fantasía arbitraria.
Y otra vez:
…Cuando el
principio de la alegoría es admitido, cuando comenzamos con la regla de que
pasajes y libros enteros de las Escrituras dicen una cosa pero significan otra,
el lector queda sometido atado de manos y pies al capricho del intérprete.
No puede estar absolutamente seguro de nada excepto de lo que le dicta la
iglesia, y en todas las edades se ha insistido falsamente en la autoridad de la
Iglesia para la presunta tiranía de falsas opiniones prevalecientes. En los
días de Justino Mártir y de Orígenes los cristianos habían sido conducidos a la
alegoría por una imperiosa necesidad. Era el único medio conocido para ellos
con el cual podían hacer frente al golpe que hacía libre el Evangelio de las
ataduras del judaísmo. Lo usaban para derrotar el crudo literalismo de
fanáticas herejías; o para reconciliar las enseñanzas de la filosofía con las
verdades del Evangelio. Pero en los días de San Agustín, había degenerado en un
método artístico para desplegar la ingenuidad y sostener el ecleciasticismo.
Había llegado a ser recurso de una infidelidad que declinó admitir las
verdaderas dificultades en que el Libro Sagrado abunda, de una ignorancia que
dejó de apreciarlas y de una indolencia que rehusó solucionarlas.
Desgraciadamente para la iglesia,
desgraciadamente para cualquier comprensión real de la Escritura, los
alegoristas, a pesar de las protestas, salieron completamente victoriosos.
El
Estudio anterior debe hacer obvio que el método alegórico no nació del estudio
de las Escrituras, sino más bien de un deseo de unir la filosofía griega con la
Palabra de Dios. No salió de un deseo de presentar las verdades de la Palabra,
sino de pervertirla. No es hijo de la ortodoxia sino de la heterodoxia.
Aun cuando Agustín tuvo éxito en inyectar un
método de interpretación en la corriente de la iglesia., basado en el método de
Orígenes de pervertir la Escritura, hubo algunos en esa época que seguían
manteniendo el método literal original. En la Escuela de Antioquía hubo algunos
que no siguieron el método introducido por la Escuela de Alejandría. Gilbert
hace notar:
Se puede decir que Teodoro y Juan avanzaron
mucho hacia un método científico de exégesis, ya que vieron claramente el
sentido original de la Escritura para poder hacer uso provechoso de la misma.
Mantener firmemente este fin en mira fue una gran realización. Eso hizo
sobresalir su obra en fuerte contraste con la escuela alejandrina. Su
interpretación fue extremadamente clara y sencilla comparada con las de
Orígenes. Ellos rechazaron completamente el método alegórico.
Del valor,
significativo e influencia de esta escuela, dice Ferrar:
… la Escuela de
Antioquía poseía un discernimiento más profundo en el verdadero método de
exégesis que cualquier otro que le precediera o le sucediera durante mil
años…su sistema de interpretación bíblica se acercaba mucho más que cualquier
otro al que es ahora adoptado por las iglesias reformadas de todo el mundo, y
si no hubiera sido anatematizados tan duramente por las encolerizadas lenguas,
y estrujados por la mano de hierro de una ortodoxia dominante, el estudio de
sus comentarios, y la adopción de su sistema exegético, pudo haber salvado los
comentarios de la Iglesia de siglos de futilidad y error…
Diodoro de Tarso debe considerarse como el
verdadero fundador de la Escuela de Antioquía. Fue un hombre de eminente saber
y de indiscutible piedad. Él fue el maestro de Crisóstomo y de Teodoro de
Mopsuestia…Sus libros fueron dedicados a la exposición de la Escritura e su
sentido literal, y escribió un tratado, desgraciadamente perdido actualmente,
“sobre la diferencia entre la alegoría y el discernimiento espiritual”.
Pero el más capaz, el más decidido, y el más
lógico representante de la Escuela de Antioquía fue Teodoro de Mopsuestia
(428). Aquel pensador original y de mente clara sobresale como una “roca en la
ciencia de la exégesis antigua…”
… Él fue una
voz, no un eco; una voz en medio de miles de ecos que solo repetían los sonidos
más vacíos. El rechazó las teorías de Orígenes, pero había aprendido de él
indispensable importancia de atención a los detalles lingüísticos, especialmente
al comentar el Nuevo Testamento. Él pone mucha atención a las partículas,
modos, proposiciones, y a la terminología general. Señala la idiosincrasia…del
estilo de Pablo…Es prácticamente el escritor más antiguo que pone mucha
atención al asunto hermenéutico, como por ejemplo en sus Introducciones a las
epístolas a los efesios y colosenses… Su más grande mérito es su constante esfuerzo
de estudiar el pasaje como todo y no como “un cúmulo aislado de textos
separados”. Primero considera el orden del pensamiento, luego examina la
fraseología y las cláusulas separadas, y finalmente nos da una exégesis que es
como frecuencia brillantemente característica y profundamente sugestiva.
Tendríamos una historia
diferente de la interpretación si el método de la Escuela de Antioquía hubiese
prevalecido. Desafortunadamente para la interpretación ortodoxa, el
eclesiasticismo de la iglesia establecida, que dependía del método alegórico
para mantener su posición, prevaleció, y los puntos de vista de la Escuela de
Antioquía fueron condenados como heréticos.
Las Edades Oscuras
Como
puede esperarse del temor general del período, no se hizo ningún esfuerzo para
interpretar las Escrituras correctamente. Los principios heredados de la
interpretación no cambiaron. Berkhof observa:
En este
período, el sentido cuádruple de la Escritura (literal, tropológico o
metafórico, alegórico y analógico), fue generalmente aceptado, llegó a ser un
principio establecido el de que la interpretación de la Biblia tenía que
adaptarse a la tradición y a la doctrina de la Iglesia.
Las
semillas del eclesiasticismo sembradas por Agustín dieron fruto y el principio
de la conformidad a la iglesia llegó a afianzarse firmemente. Farrar resume
todo el período diciendo:
…estamos obligados a decir que durante las edades
oscuras, desde el séptimo siglo hasta el duodécimo, y durante la época
escolástica, desde el duodécimo al décimo sexto, hay sólo unos pocos de tantos
que laboraron en este campo que agregaron algún principio esencial, o hicieron
alguna contribución original a la explicación a la Palabra de Dios. Durante
estos nueve siglos encontramos muy poco, excepto las vacilaciones y decadencias
de la exposición patrística. Mucha de la compresión que aun continúo existiendo
se dedicó a algo que se llama exégesis; sin embargo, ni un solo escritor entre
centenares mostró alguna verdadera concepción de lo que la exégesis implica.
El Periodo de la Reforma
No es sino hasta de la Reforma cuando se
puede otra vez encontrar que se haya producido alguna exégesis profunda. Se
puede decir que todo el movimiento de la Reforma se activó por un retorno al
método literal de interpretación de las Escrituras. Este movimiento comenzó con
ciertos precursores cuya influencia hizo volver a los hombres al método literal
original. De acuerdo con Farrar:
Vaya, un
canónigo de San Juan de Letrán…es un eslabón principal entre el Renacimiento y
la Reforma. Él había…aprendido del renacimiento de las letras que la Escritura
debe interpretarse de acuerdo con las leyes de la gramática y las leyes del
lenguaje.
Se considera a Erasmo como otro eslabón, pues
él enfatizó el estudio de los textos originales de la Escritura y puso el
fundamento para la interpretación gramatical de la Palabra de Dios. De acuerdo
con Farrar, “puede considerársele como el principal fundador de la crítica
textual y bíblica moderna. Él debe mantener un lugar honorable entre los
intérpretes de la Escritura”.
Los traductores, que hicieron tanto para
agitar la llama de la Reforma, fueron motivados por el deseo de entender
literalmente la Biblia. De estos primitivos traductores escribe Farrar:
Wiclef, en realidad, hizo la importante observación
de que todo el error en el conocimiento de la Escritura, y la fuente de su
degradación y falsificación por personas incompetentes, se debió a la
ignorancia de la gramática y de la lógica.
Y
de Tyndale dice:
“Podemos
tomar prestadas analogías o alegorías de las Escrituras”, dice el gran
traductor Tyndale, “y aplicarlas a nuestros propósitos, pues tales alegorías no
son el sentido de las Escrituras, sino cosas libres al lado de las Escrituras
en conjunto, dadas según la libertad del Espíritu. Tales alegorías no prueban
nada, son solamente símiles. Dios es Espíritu y todas sus palabras son
espirituales, y su sentido literal es espiritual”. “En cuanto a esos tres
espirituales”, dice Whitaker, el opositor de Belarmino, “es completamente necio
decir que hay muchos sentidos en la Escritura ya que las palabras mismas pueden
ser transferidas y acomodadas para mantener el sentido. Porque aunque las
palabras pueden aplicarse y acomodarse tropológicamente (o metafóricamente), anagógicamente
(o místicamente), alegóricamente, o de cualquier otra manera, sin embargo, no
hay varios sentidos, varias interpretaciones y explicaciones de la Escritura, sino
que hay sólo un sentido y ése es el literal, el cual puede acomodarse de
varias maneras, y del cual pueden entenderse varias cosas”.
Briggs,
ciertamente poco amigo de la interpretación literal de la Palabra, cita al
mismo Tyndale, quien dice:
Entenderéis,
por lo tanto, que la Escritura tiene un solo sentido, el cual es el
sentido literal. Y ese sentido literal es la raíz y el terreno de todo, y el
ancla que nunca falla, a la cual, si os aprendéis, nunca podréis errar o saliros
del camino. Si dejáis el sentido literal, no podréis sino saliros del camino.
Sin embargo, la Escritura usa proverbios, símiles, enigmas, o alegorías, como los
discursos; pero lo que el proverbio, símil, enigma o alegoría está por encima
del sentido literal, que vosotros debéis buscar diligentemente.
Los
cimientos de la Reforma fueron colocados en el retorno al método literal de
interpretación.
Lutero
dice:
Debe
permitirse a cada palabra permanecer en su significado natural y eso no debe
abandonarse a menos que la fe nos obligue a ello…Es atributo de la Sagrada
Escritura interpretarse a sí misma por medio de pasajes y lugares que tienen
relación entre sí, y que sólo pueden entenderse por la regla de la fe.
Se
observa en sus propios escritos que Lutero defendía una posición que hoy podría
llamarse el método gramático-histórico.
Lutero, en su Prefacio de Isaías (1528) y en otros
de sus establece las que él cree que son las verdaderas reglas de la
interpretación de las Escrituras. El insiste:
1.
En la necesidad del conocimiento
gramatical.
2.
En la importancia de tomar en
consideración las épocas, circunstancias y condiciones.
3.
En la observación del contexto.
4.
En la necesidad de la fe e iluminación
espiritual.
5.
En mantenerlo que él llama “la
proporción de la fe”.
6.
En referencia de toda la Escritura a
Cristo.
Tan
grande era el deseo de Lutero, no sólo de dar al pueblo la Palabra de Dios,
sino de enseñar a interpretarla, que él estableció las siguientes reglas de
interpretación:
1.
La primera entre ellas fue la autoridad
suprema y final de la Escritura misma, aparte de toda interferencia y autoridad
eclesiásticas.
2.
En segundo lugar, él aseguró no sólo la
suprema autoridad sino la suficiencia de la Escritura.
3.
Como todos los otros reformadores, puso
a un lado la funesta ficción del cuádruple sentido…”El sentido literal de la
Escritura solamente,-decía Lutero-, es toda la esencia de la fe y de la
teología cristiana. He observado que todas las herejías y todos los errores se
han originado, no en las sencillas palabras de la Escritura, como tan
universalmente se asegura, sino en el descuido de las palabras sencillas de la
Escritura, y en la afectación de metáforas e inferencias puramente subjetivas.
En las escuelas de los teólogos hay una regla bien conocida: que la Escritura
debe entenderse de cuatro maneras, literal, alegórica, moral, anagógica. Pero
si queremos manejar la Escritura correctamente, nuestro único esfuerzo será el de
obtener un, simplicem, ger,aum, et certum sensum literalem. Cada pasaje tiene
un sentido claro, definido y verdadero, propio. Todo lo demás son solo
opiniones dudosas e inciertas”.
4.
Por lo tanto, no es necesario decir que
Lutero, como muchos de los reformadores, rechazó la validez de la alegoría.
Le negó totalmente la interpretación espiritual.
5.
Lutero también mantuvo la claridad de la
Escritura…A veces se acercó a la observación moderna de que, la Biblia debe
interpretarse como cualquier otro libro.
6.
Lutero mantuvo con todas sus fuerzas, y
casi por primera vez en la historia, el derecho absoluto e irrevocable del
juicio personal, el cual, junto con la doctrina del sacerdocio espiritual de
todos los cristianos, descansa en la base de todo el protestantismo.
Calvino
mantiene un lugar único en la historia de la interpretación. De él escribe
Gilbert:
…Por primera
vez en mil años él dio un ejemplo de la exposición no alegórica. Uno tiene que
regresar a la mejor obra de la escuela de Antioquía para encontrar un rechazo
tan completo del método de Filón como el suministrado por Calvino. Las
interpretaciones alegóricas que habían sido presentadas en la iglesia primitiva
y endosada por expositores ilustres en todos los siglos subsiguientes, como la
interpretación del arca de Noé y la de la túnica sin costura de Cristo, son desechadas como basura. Este solo hecho
da honor permanente y distinguido a la obra exegética de Calvino. No es posible
afirmar qué fue lo que lo condujo a rechazar la interpretación alegórica como
algo peculiarmente satánico, si fue su instrucción legal recibida en Orleans y
Burgos o su juicio natural, pero el hecho es claro y es el rasgo más
sobresaliente de su interpretación.
Calvino declara su propia posición muy
claramente. En el Comentario a los Gálatas él escribe: “Sepamos pues que el
verdadero significado de las Escrituras es el significado natural y obvio, y
vamos a adoptarlo y a sostenerlo resueltamente”. En el Prefacio a los
Romanos dice Calvino: “La primera tarea de un intérprete es la de permitir
que el autor diga lo que quiere decir, en vez de atribuirle lo que nosotros
pensamos que debió haber dicho” En relación con la contribución de Calvino
escribe Schaff:
Calvino es
el fundador de la exégesis gramático-histórica. El afirmó y llevó a cabo el
sólido principio hermenéutico de que los autores bíblicos, como todos los
escritores sensibles, desearon comunicar a sus lectores un pensamiento definido
en palabras que pudieran entender. Un pasaje puede tener sentido literal o
figurado; pero no puede tener dos
sentidos a la vez. La Palabra de Dios es inagotable y aplicable a todos los
tiempos, pero hay una diferencia entre la explicación y la aplicación, y la
aplicación debe ser consecuente con la explicación.
En
relación con todo este período escribe Farrar:
…los reformadores dieron un poderoso impulso a la
ciencia de l interpretación escritural. Hicieron la Biblia accesible a todos;
destruyeron y esparcieron por los vientos la densa telaraña de la tradición
arbitraria que había sido tejida durante tantos siglos sobre cada libro, y cada
versículo bíblico; pusieron lo apócrifo sobre un nivel completamente más bajo
que los libros sagrados; estudiaron cuidadosamente las lenguas originales; fomentaron
el sentido literal, sencillo; lo utilizaron para fortalecer y refrescar la
vida espiritual.
Y
Gilbert resume:
…Debe decirse, para crédito del período que estamos
considerando, que su tipo normal de exégesis respeta el sentido literal del
texto. Las palabras de Richard Hooker (1553-1600) tienen una amplia
aplicación a lo largo del periodo. “Yo sostengo – dice él - , como la más
infalible regla en la exposición de las Sagradas Escrituras, que cuando una
construcción literal permanezca, lo peor que uno puede hacer es comúnmente
alejarse de la letra. No hay nada más peligroso que este arte alucinante que
cambia el sentido de las palabras como lo hace o haría la alquimia con la
sustancia de los metales, haciendo de cualquier cosa lo que uno se proponga, y
llevando al fin toda verdad a la nada”. En general, el ejemplo de Calvino de
rechazar la interpretación alegórica fue seguido por los ministros y
estudiantes prominentes de los dos siglos siguientes.
Si uno tiene que regresar a los reformadores
por su teología, debe aceptar el método de la interpretación sobre la cual la
teología de ellos descansa.
El Periodo Posterior a la Reforma.
El
periodo posterior a la Reforma fue notable por el surgimiento de hombres que
siguieron muy de cerca los pasos de los fundadores en la aplicación del método
literal o gramático-histórico de interpretación. Ferrar escribe:
Si Lutero
fue el profeta de la Reforma, Melanchton fue el maestro…Swinglio, con absoluta
independencia, había llegado a opiniones sobre este asunto que en todos los
particulares coincidieron con los de Lutero… Una hueste de expositores de la
Reforma trataron de esparcir las verdades de las cuales habían sido conducidos
por los reformadores alemanes y suizos. Será suficiente mencionar aquí los
nombres de Oecolampadius (1581), Bucero (1551), Brenz (1570), Bugenhagen
(1558), Musculus (1563), Camerarius (1574) Bullinger (1575), Chemintz (1586), y
Beza (1605). Entre todos éstos había un acuerdo general en principios, un rechazo
de los métodos escolásticos, una negativa a reconocer el dominio exclusivo de
la autoridad patrística y la tradición de la iglesia; un repudio del hasta
entonces cuádruple significado dominante; un rechazo de la alegoría; un estudio
de las lenguas originales; una cuidadosa atención al sentido literal; una
creencia en la claridad y suficiencia de la Escritura; el estudio de la
Escritura como un todo y la referencia de su contenido total a Cristo…
Puede esperarse, ya que el fundamento ha sido
puesto para el método literal de interpretación, que seamos testigos de un
crecimiento completo de la exégesis escrituraria basada en este fundamento. No
obstante, las historia de la interpretación revela tal adherencia a credos e
interpretaciones de la iglesia que sólo hay un poco de progreso en la
interpretación escrituraria ortodoxa en este período. Sin embargo, de este
período salieron exégetas y estudiantes como Juan Koch, profesor de Leyden
(1669), Juan Jaime Wetstein, profesor de Basilea (1754), quien sostuvo que se
aplican a la Escritura los mismo principios de interpretación que a otros
libros, Juan Alberto Bengel (1752), y otros que fueron célebres por su
contribución a la crítica y a la exposición y pusieron el fundamento para los
exégetas modernos como Lightfoot, Westcott, Ellicott, y otros.
Un
hombre de gran influencia es la sistematización del método literal de
interpretación fue Juan Augusto Ernesti, de quien escribe Terry:
Probablemente el hombre más distinguido en la historia de la exégesis en
el XVIII es el de Juan Agusto Ernesti, cuyo Institutio
Interpretis Nove Testamenti (Lipz. 1761), o Principios de interpretación
del Nuevo Testamento, ha sido aceptado como un libro modelo de texto sobre hermenéutica
durante cuatro generaciones de estudiantes bíblicos. “Él es considerado, - dice
Hagenback – como el fundador de una nueva escuela exegética, cuyo principio fue
simplemente que la Biblia debe ser explicada rígidamente de acuerdo con su
propio lenguaje, y en esta explicación, no debe ser sobornada por ninguna
autoridad externa de la iglesia, ni por nuestros propios sentimientos, ni por
la fantasía alegorizante y festiva – que había sido frecuentemente el caso de
los místicos – ni, finalmente, por ningún sistema filosófico cualquiera que
éste sea”.
La declaración de Horacio Bonar se toma como
un resumen del principio de exégesis que llego a ser el fundamento de toda
interpretación real de la Escritura. Él dice:
Yo siento
una mayor certeza en la interpretación literal de toda la Palabra de Dios:
histórica, doctrinal, profética. Literal, si es posible, creo que es la única
máxima que no llevaría a través de la Palabra de Dios desde el Génesis hasta el
Apocalipsis.
A pesar de las cadenas que el dogmatismo y el
sistema de credos trataron de imponer a la interpretación, emergieron de este
período ciertos principios sanos de interpretación, que llegaron a ser base de
las grandes obras exegéticas de los siglos siguiente. Estos principios son
resumidos por Bekhof:
… llegó a ser un principio establecido que la Biblia
debe interpretarse como cualquier otro libro. El elemento divino específico de
la Biblia fue generalmente menospreciado, y el intérprete se limitó por lo
general a la discusión de las cuestiones históricas y críticas. El fruto
permanente de este período fue la consciencia clara de la necesidad de la
interpretación gramático-histórica de la Biblia…
La Escuela
Gramatical. Esta escuela fue fundada por Ernesti, quien escribió una obra
importante sobre la interpretación del Nuevo Testamento, en la cual estableció
cuatro principios: a) El sentido múltiple de la Escritura debe ser rechazado, y
solo el sentido literal debe ser retenido. b) Las interpretaciones alegóricas y
tipológicas deben, desaprobarse, excepto en casos en que el autor indica que
tuvo la intención de combinar otro sentido con el literal. c) Ya que la Biblia
tiene el sentido gramatical en común con otros libros, este debe determinarse
de la misma manera en ambos casos. d) El
sentido literal no podría determinarse por un sentido dogmático supuesto.
La Escuela
Gramatical fue esencialmente sobrenaturalista, ciñéndose a “las palabras mismas
del texto, como una fuente legítima de auténtica interpretación y de verdades
religiosas” (Elliot).
Resumen
Al resumir la historia de la interpretación,
debe notarse que ésta comenzó con la interpretación literal de Esdras. Este
método llegó a ser el método básico del rabinismo. Fue el método aceptado y
usado en el Nuevo Testamento para la interpretación del Antiguo, y así fue
empleado por el Señor y sus apóstoles. Este método literal fue el método de los
Padres de la iglesia hasta el tiempo de Orígenes, cuando el método alegórico,
que había sido ideado para armonizar la filosofía platónica con la Escritura,
fue adoptado. La influencia de San Agustín impuso este método alegorizante a la
iglesia establecida y dio fin a toda exégesis verdadera.
Este sistema continuó hasta la Reforma. El
método literal de interpretación fue sólidamente establecido en la Reforma y, a
pesar de los intentos de la iglesia de someter toda interpretación a
conformidad con un credo adoptado, la interpretación literal continuó y llegó a
ser la base sobre la cual descansa toda exégesis verdadera.
Se concluye, pues, por medio del estudio de
la historia de la interpretación, que el método de interpretación original y
aceptado fue el método literal, que este método fue usado por el Señor, el más
grande Intérprete, y que cualquier otro método fue introducido para promover la
heterodoxia. Por lo tanto, el método literal debe ser aceptado hoy como el
método básico para la interpretación correcta en cualquier campo de doctrina.
Libros
- Historia de la Interpretación. Ferrar, F. W
- Interpretación Bíblica Protestante. Ramm, Bernard
- Introducción General al Estudio de la Sagrada Escriture. Briggs, Charles Augustus
- Introducción al estudio crítico y al conocimiento de las Sagradas Escrituras. Horne Tomas Hartwell
- Eventos del Porvenir. J.Dwight Pentecost (13).