Arqueología

1 Tesalonicenses

Arqueología de 1 Tesalonicenses

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

1 Tesalonicenses 1 Tesalónica

La ciudad de Tesalónica fue fundada en 315 a.C. en la cabeza del golfo Termaico en el mar Egeo. Tesalónica fue un puerto militar y comercial que se convirtió en la capital de la provincia de Macedonia en 146 a.C. Pablo escribió cartas a las iglesias para al menos dos ciudades mavedómicas, Tesalónica y  Filipos. Tesalónica se convirtió en una ciudad libre en 42 a.C como una recompensa por haber ayudado a Marco Antonio y a Octavio (posteriormente llamado Augusto) en un enfrentamiento militar con Bruto y Casio, los asesinos principales de Julio César, en la batalla de Filipos. Como un puerto ubicado en la vía Egnatia, una carretera que pasaba a través de las principales ciudades de Macedonia, Tesalónica se convirtió en el centro principal para el comercio y las artes. Tenía tanto una gran población romana como una población judía bastante numerosa.

La primera carta de Pablo a los creyentes tesalonicenses sugiere que los cristianos de ese lugar sufrieron la persecución de sus propios compatriotas (1Ts 2:14). Si esta persecución provino principalmente de los judíos o de los gentiles en la región es incierto. Los registros arqueológicos e históricos indican la presencia de templos para los dioses romanos y varios cultos orientales. Las inscripciones descubiertas en la ciudad también dan evidencia de establecimientos judíos allí durante el periodo romano.

Debido a que una ciudad activa y moderna (Thessaloniki) existe en el sitio, queda poco de la antigua ciudad (o está poco disponibles para excavación). El arca de Galerio conmemora una victoria romana sobre los persas, que data del siglo III tardío d.C., pero solo queda una sección de la original. Se ha desenterrado un foro romano, pero es posible que no haya sido usado antes del siglo II d.C.

No obstante, los arqueólogos están conscientes de que el arca del siglo I d.C., llamada el arco Vandar, una vez existió en Tesalónica. Esta fue destruida en 1867, pero una inscripción del arca se encuentra en exhibición en el Museo Británico. Esta menciona a oficiales llamados politarches, una palabra griega que Lucas usaba para designar a los funcionarios tesalonicenses (Hch 17:6). Debido a que ningún uso previo de este término se ha encontrado en la literatura griega, los estudiosos se han preguntado si el uso que Lucas le daba al término era un error. A la luz de esta controversia, el hallazgo de la inscripción demostró ser un paso significativo para ilustrar la precisión del relato de Lucas, con un número justo de ocurrencias de esta palabra, de otro modo elusiva, en inscripciones del área general que ha sido documentadas.      

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

1 Tesalonicenses 3. Viajes en el mundo greco-romano

Los viajeros en el mundo greco-romano escogían viajar a pie o por mar. Aunque las oportunidades de viajar aumentaron en gran medida bajo el Imperio Romano, los viajes continuaron siendo peligrosos y lentos. La inmensa expansión del imperio condujo a la necesidad de construir y mejorar una compleja red de caminos con el fin de conectar ciudades de este a oeste. Los caminos principales, como la vía Egnatia (la cual pasaba a través de Tesalónica), soportaban una gran cantidad de tráfico, y las ciudades junto a esas rutas se volvieron prósperas y cosmopolitas. Estas carreteras bien desarrolladas y mantenidas en buenas condiciones eran necesarias tanto para operaciones militares como para propósitos comerciales. Sorprendentemente, la calidad de su construcción era tan alta que muchas de ellas permanecen intactas hasta la fecha.

Viajar por mar ponía al viajero en riesgo de naufragio y de encontrarse con piratas, pero la presencia de flotas romanas en los mares disminuía el temor a la piratería. Con excepción de la peligrosa estación de invierno, que iba desde mediados de noviembre hasta principios de marzo, esos viajes eran significativamente menos costosos y más rápidos que viajar por tierra. Los eruditos solían pensar que los barcos en las épocas clásicas viajaban siguiendo la cercana línea de la costa y nunca se adentraban en aguas profundas, pero investigaciones recientes han demostrado que esto es falso.

La movilidad hecha posible por el Imperio Romano contribuyó grandemente a la expansión del cristianismo en el mundo greco-romano. Pablo y sus colaboradores viajaron mucho, tanto a pie como por mar, en sus esfuerzos por difundir el evangelio y mantener contacto con las iglesias que habían establecido (1Ts 3:2, 6). Al reflexionar sobre sus propios viajes, Pablo mencionó tres naufragios y otros peligros que había enfrentado (2Co 11:25-26),

Los eruditos estiman de los viajes registrados en Hechos que Pablo debe haber abarcado unos 16.000 km durante su ministerio misionero.       

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida. p. 1993)