Lectura

Juan

Lectura de Juan

Tiempo de Lectura= 2:35 / Contiene: 21 capítulos, 878 versículos y 19.099 palabras.

Datos de Orientación para el Evangelio según Juan

Panorama del Evangelio Según Juan

    El Evangelio de Juan es unos de los grandes tesoros de la fe cristiana. Al relatar intencionalmente la historia desde una perspectiva posterior a la resurrección  y al don el Espíritu (2:22; 12:16; 14:26; 16:13, 14), Juan escribe para reasegurar a los creyentes de la verdad de lo que creen (a la luz de las deserciones y el rechazo): que mediante la encarnación Dios es conocido completa y finalmente. Aquí está el amor de Dios expuesto completa y finalmente y abiertamente.   

    

    Al hacerlo así, Juan pone la historia de Jesús en el marco bíblico más amplio: el Encarnado no es otro que el Verbo, presente con Dios desde el principio y responsable de la creación (1:1-4, 10). Pero el Encarnado es también el Crucificado, quien, como Cordero de Dios, "quita el pecado del mundo" (1:29). Juan también está interesado en demostrar que el Hijo encarnado de Dios es de hecho el Mesías judío largamente esperado, así Jesús irrumpe en la escena del mundo, cumpliendo toda esperanza judía imaginable, mientras que al mismo tiempo llega a ser "el Salvador del mundo" (4:42). Puesto que él es el Hijo del Dios (viviente), lo que él da es vida (la vida de Dios mismo), vida eterna (la vida de la era futura disponible ahora).

    Juan inicia con un prólogo que pone mucho de esto en forma poética (1:1-18), tejiendo juntas teología e historia mientras arregla el escenario para relatar la historia. La historia misma está en dos parte principales (1:19-12:50; 13:1-20:31), concluye con un epílogo en el que comisiona y explica la muerte (no esperada) del "discípulo a quien Jesús amaba" (21:1-25). 

     En la primera parte, Jesús se manifiesta como Hijo de Dios a sus discípulos (1:19-2:11), que vieron "su gloria" (1:14) y "creyeron en él" (2:11). Luego él se revela al "mundo" (2:13-12:50) como Mesías y también como Hijo de Dios. Juan habla de esto al narrar la historia en el desarrollo de las fiestas judías, donde Jesús actúa y habla en maneras que cumplen las ricas expectaciones mesiánicas expresadas (especialmente) mediante las ceremonias conectadas con esas fiestas (Pascua, 2:13-4:54; Sábado, 5:1-47; Pascua, 6:1-71; Tabernáculos, 7:1 - 10:21; Dedicación, 10:22-42; (preludio final) Pascua, 11:1-12:36). También en esta sección se encuentran las siete "señales" (la palabra de Juan para milagros) y los siete "yo soy" (la auto identificación de Jesús). La primera parte termina con una conclusión doble al narrar primero el rechazo de Jesús por algunos de los judíos (12:37-43) y luego el significado de Jesús y su misión (12:44-50).

    Las dos narraciones conectadas con la Pascua (2:13-4:54; 6:1-71) también anticipan la Pascua final narrada en la segunda parte. Aquí el interés se enfoca primero en los discípulos como los que continuarán con la misión de Jesús (caps. 13-17) y después sobre la crucifixión misma (caps. 18-19). donde el Hijo de Dios clama (triunfantemente) acerca de su obra: "!Consumado es!" (19:30). La narración concluye con la resurrección (cap. 20), enfocándose especialmente en la comisión de los discípulos (20:19-23) y usando la necesidad de Tomás como un contraste para los que creen sin ver (24-31).

Recomendaciones Específicas para la Lectura del Evangelio Según Juan

    La cosa que más debiera impresionar al lector cuando llega al Evangelio de Juan, después d haber leído los sinópticos, es lo diferente que es esté. No solamente es diferente el escenario básico del ministerio de Jesús (Jerusalén en lugar de Galilea), sino que todo el ministerio parece diferente. Aquí no hay secreto mesiánico (Jesús es confesado abiertamente como Mesías desde el principio), ni parábolas (pero sí un rico uso de lenguaje simbólico), ni echar fuera demonios, ni le narración de la prueba en el desierto, ni la transfiguración o la Cena del Señor. En vez de poner el énfasis en el reino de Dios, el énfasis está en Jesús mismo (la vida que da vida eterna), en lugar de dichos memorables cortos, concisos, la enseñanza viene más a menudo en largos discursos. Como lo dijo un erudito: "Juan parece pertenecer a un mundo diferente".    

    La razón es que Juan deliberadamente emprende el relato de la historia de Jesús desde la perspectiva de lo que Juan  ha venido a saber de él después de los acontecimientos (la resurrección de Jesús y el don del Espíritu). Además, el interés de Juan por Jesús en este punto de la historia (aprox. 90-95 D.C) es condicionado en particular por los falsos profetas que están negando la encarnación y el significado salvador de su muerte y resurrección, y que están marcados por su fracaso de amar a otros. De modo que parte de la razón para su perspectiva de después de la resurrección puede trazarse hasta su marco histórico. El lector debe observar cuán a menudo Juan enfatiza que Jesús está enraizado profundamente en la historia de carne y sangre (se fatiga, tiene sed, llora ante la muerte, sangre y agua salen de su costado cuando está en la cruz). El punto es que al que Juan y sus lectores conocen como el exaltado Hijo de Dios vivió una vida verdaderamente humana en el planeta Tierra y lo hizo en el contexto del judaísmo histórico.

    La perspectiva histórica de Juan explica otros dos fenómenos peculiares a su relato de la historia:

El lector necesita estar listo para escuchar algunas cosas a dos niveles. Juan a menudo empieza con una narración, que luego evoluciona en discurso, y en ocasiones no se puede decir cuándo Jesús deja de hablar y Juan mismo está interpretando (este Evangelio es especialmente problemático para las ediciones de Biblia con letra roja para las palabras de Cristo). Por ejemplo, en 3:1-21 empieza con una narración del encuentro de Jesús con Nicodemo, pero en su corazón está el juego de palabras de la palabra griega anothen (3:3, que significa "de nuevo" o "de arriba", y que Nicodemo interpreta como"de nuevo", mientras que Juan claramente se refiere a ambos significados) y pneuma (la misma palabra significa "viento" y "Espíritu"). En el versículo 11 el "te digo" (primera persona singular) se cambia a "hablamos" (primera persona/segunda persona plural) y luego se cambia a un discurso lineal, que desde los versículos 15 al 21 viene en el lenguaje y estilo de 1 Juan. Todo esto tiene el sello de la predicación cristiana y se repite a través de todo el Evangelio de Juan.

    La pasión de Juan en este recuento "predicado" de la historia es triple, dos partes de la cual ocurren en su dedicación de propósito en 20:30, 31. Primero, él tiene cuidado especial en demostrar que Jesús está profundamente arraigado en la historia como el Mesías judío, que es confesado explícitamente por los discípulos (1:41, 45; 11:27) y confirmado por Jesús (4:25, 26; 5:46; 10:24). Así, algunos de los dichos de "Yo soy" están llenos de alusiones al Antiguo Testamento - pastor (Eze 34), vid (Isa 5:1-7), pan (Exo 16:4; Sal 78:24) - en los que Jesús se pone en el papel de Israel mismo (vid), y también como el Mesías real de Israel (pastor). Todavía más importante, Juan pone toda la historia en el contexto de que Jesús es el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas judías asociadas con varios aspectos de las celebraciones de fiestas, asuntos a menudo escondidos a nosotros, pero bien conocidos para él y sus lectores. 

    Por ejemplo, en la fiesta de los Tabernáculos había un rito especial de derramamiento de agua en el templo (descrito en el Talmud). Este rito estaba relacionado primero con la emanación de agua de la roca en el desierto (Ex 17:1-7) y vino a ser interpretado en una manera mesiánica al señalar al otorgamiento del Espíritu por el Mesías. Es en el "gran día de la fiesta" que Jesús gritó fuertemente: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba", lo que Juan interpretó entonces a la luz del donde del Espíritu (Juan 7:37-39). No se espera necesariamente que el lector capte todo esto mientras lee (un buen comentario lo guiará en los detalles), pero es importante señalar que a menudo en la lectura de este Evangelio hay más de lo que a simple vista se ve. Llamaremos su atención a algo de esto conforme avance en la lectura. 

    Segundo, Juan está interesado en demostrar que Jesús, el Mesías judío, no es otros que el Hijo de Dios (el título mesiánico judío del Sal 2:7, ahora entendido como la segunda persona de la Trinidad). En Jesús, Dios mismo ha llegado a estar presente por la encarnación. Juan aprovecha cada oportunidad que puede para recalcar este punto una y otra vez (1 Juan).

    Estos dos asuntos llevan al tercero: el "pathos" del Evangelio, que se encuentra en el rechazo de los judíos a su Mesías, precisamente por su reclamo de divinidad. Esto surge primero en el prólogo (1:10-13) y llega a ser un tema subordinado en todo el Evangelio, pero especialmente en 2:13 - 12:50. Esto no es antisemitismo, como a menudo se ha pretendido (como no lo era cuando los profetas judíos aún más fieramente denunciaban a sus compatriotas judíos por su fracaso de seguir a Dios), más bien es la expresión que sale de un corazón roto por el fracaso del pueblo de seguir a su Mesías. Los que estaban en mejor posición para entender a Jesús lo rechazaron porque no estaban dispuestos a arriesgarse a perder sus propias categorías seguras. Pero más que otra cosa Juan claramente cree que Jesús murió por la nación Judía, y también por el pueblo (11:51. 52).   

Un Recorrido por el Evangelio Según Juan

1:1 - 18

Prólogo

    A este maravilloso pasaje el lector querrá regresar una y otra vez. Aquí Juan enfatiza el aspecto prehistórico de Jesús y también el histórico como el Verbo, el Hijo de Dios. Principalmente con el Verbo antes de la creación (1, 2), Juan relata el papel del Verbo en la creación (3-5) y la respuesta doble a su venida al mundo (9-13), concluyendo con una confesión (note el cambio a la primera persona plural) acerca de la encarnación (14) y la deidad (18). Aquí empieza también el tema del nuevo éxodo: los creyentes en Jesús con los verdaderos "hijos de Dios" (Ex 4:22, 23) mientras que Jesús es presentado como más grande que Moisés (16, 17), quien dirigió el primer éxodo. Hay un contraste entremezclado con Juan el Bautista (1-8, 15), que anticipa el principio de la historia misma. 

 

 El Mesías/Hijo de Dios es manifestado a sus discípulos (1:19-2:12)

    Retomando de 1:1, Juan relata el principio de la nueva creación en un esquema de siete días (cinco días reales, el último especificado deliberadamente como tres días después del cuatro, 2:1), que a su vez anticipa los siete días de la semana final (12:1). Lo que empieza con el ministerio de Juan el Bautista - algunos de cuyos discípulos siguieron a Jesús - culmina en la boda de Caná, donde "sus discípulos creyeron en él" (2:11). 


 1:19-42

Días 1 a 3: no Juan, sino Jesús es el Mesías 

    Note cómo estos primeros tres días retornan las tres cosas dichas acerca de Juan el Bautista en el prólogo (1:7, 8): Él no era la luz (19-28), él vino a dar testimonio de la luz, en no menos de cuatro diferentes confesiones mesiánicas (29-34), su testimonio era para que  otros - en este caso los propios discípulos de Juan el Bautista - pudieran creer en Jesucristo (35-42). Observe especialmente la manera en que esta serie termina con la confesión de algunos de los discípulos de Juan de que: "Hemos encontrado al Mesías".     

 

1:43-51

Día 4: Jesús es reconocido por un verdadero israelita 

    Esté alerta a las maneras en que este cuarto día anticipa el tema del cumplimiento de las esperanzas judías que se repite en el resto de la historia: un verdadero israelita sin engaño (juego de palabras por el nombre de Jacob [Israel, "suplantador"], Gn 25:26) que confiesa a Jesús en la confesión más judía en el Evangelio ("Hijo de Dios ...Rey de Israel"; Sal 2); el (y los otros) verá el cumplimiento de la escalera de Jacob (Gn 28:10-22); "Ciertamente Jehová está presente en este lugar!") que sucederá en Jesucristo.  


 2:1-12

Día 7: Jesús es reconocido como el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas judías

    Ahora para clímax en el séptimo día de la nueva creación: !el mejor vino ("guardado ...hasta ahora") es sacado de seis tinajas de piedra para agua usada para los ceremoniales judíos de purificación! Este derramamiento del mejor vino es visto por sus discípulos como el cumplimiento de un aspecto importante de esperanzas mesiánicas judías (Isa 25:6; Jer 31:12; Amós 9:13, 14). Con esta revelación de su "gloria", el "principio de señales", "sus discípulos creyeron en él".  

 

 El Mesías / Hijos de Dios es manifestado el mundo (2:13 - 12:50)

    En esta sección Juan ubica cada una de las narraciones en el contexto de las fiestas judías, y en cada caso Jesús cumple algunos aspectos de las expectativas mesiánicas asociadas con esta fiesta.


 2:13- 4:54

 La Primera Pascua

    En el contexto de la Pascua, Juan narra primero la purificación del templo, la importancia de la cual está en dos puntos:

    Esto es seguido por una serie de cuatro narraciones (Nicodemo, Juan el Bautista, los samaritanos, el hijo del oficial), que continúan temas ya en su lugar: la exaltación de Jesús como Hijo de Dios en el contexto de algunos que sí creen y otros que no (3:1-36); Jesús, no Jerusalén ni el Monte Gerizim como lugar de la presencia de Dios; y la confesión de Jesús como "Salvador del Mundo" (4:1-54). Observe la manera en que las dos narraciones del Capítulo 4 también señalan hacia la reunión de las naciones: Samaria (1-42) y el "oficial del rey" (43-54).


 5:1 - 47

 Una fiesta sin nombre

    La siguiente no tiene nombre porque el interés de Juan está en el sábado, el día de la fiesta semana (5:1-47). Toda la narración asume una creencia judía de que Dios continuó trabajando en sábado en tres áreas de sis prerrogativas divina: nacimiento, muerte y lluvia, todas las cuales podían ocurrir y ocurrían, en sábado, dando evidencia de la obra de Dios en sábado. 

    Esté alerta a la manera en Juan usa la sanidad de un inválido en sábado como la base para un discurso (16-47) acerca de que Jesús asume la prerrogativa divina de "trabajar" en sábado (dando vida y juzgando [timando vida]), lo que resulta en una confrontación con los líderes judíos.  

 

6:7 - 7:1

 La segunda Pascua

    Al leer esta narración de la segunda Pascua, se encuentra a Jesús funcionando como el "profeta que ha de venir" (como Moisés, Dt 18:18), cuando alimenta a la multitud y luego les ofrece el pan de vida. Actuando el tema de Éxodo de pan del cielo, que los judíos esperaban que fuera renovado en la era mesiánica, Jesús se ofrece a sí mismo como el pan, al ofrecerles su "carne" y su "sangre" (Juan 6:48-58), anticipando de esta manera la Pascua final (caps. 13-20). Esta fiesta termina con la dispersión de los discípulos. 


 7:1 - 10:21

 La fiesta de los Tabernáculos

    Para la fiesta de los Tabernáculos Juan selecciona narraciones donde Jesús deliberadamente cumple tres grandes símbolos de Éxodo celebrados en varias maneras durante esta fiesta en Jerusalén:

Para el trasfondo vea especialmente Zacarías 14:6-9, 16-19. La narración final - dar vista a un hombre ciego (Juan 9) - ilustra la manera en que Jesús es la luz del mundo. Los líderes judíos ahora amenazan con echar fuera de la sinagoga a cualquiera que confiese a Jesús como el Cristo (22, 34). Al leer toda la narración observe cómo Jesús es regularmente la causa de división en Israel. 

    La narración culmina con el hombre anteriormente ciego y los fariseos puestos en abierto contraste en relación a Jesús (9:35-41), Jesús responde (10:1-21) diciéndoles a los fariseos que él mismo es el gran pastor mesiánico predicho por el profeta (Ez 34:11-16, 20-31). Observe la manera en que termina (Juan 10:19-21): Jesús es la causa de división   

 

10:22 - 42

 La fiesta de la Dedicación

    La fiesta de la Dedicación celebraba la restauración macabea de la adoración en el segundo templo después que había sido profanado por Antíoco Epífanes (ver Daniel 7-12), era por tanto una fiesta en la que el patriotismo judío y el mesianismo se exaltaban. Note la manera en que Jesús en este contexto se presenta a sí mismo - en los atrio del templo - como Mesías e Hijo de Dios, que de nuevo trae división en Israel: algunos procuran tomarlo preso (Juan 10:39) y otros creen en él (42). 

 

11:1 - 12:36

Preludio a la Pascua final

    Este preludio a la Pascua final (observe 11:55-12:1) está lleno de eventos y dichos que anticipan los capítulos 13-20. La señal climática por el que ofrece vida eterna es la resurrección de Lázaro, que (irónicamente) llevará a la muerte de Jesús, en la que la gloria de Dios es completamente revelada. Así como la Resurrección y la Vida (11:25), él da vida y también resucitará a los suyos en el día postrero. El sumo sacerdote "profetiza" que un hombre moriría por la nación judía y por los "hijos de Dios que estaban esparcidos" (gentiles; 11:51, 52). Jesús es ungido para su sepultura (12:1-11). Él entra a Jerusalén como su rey esperado mucho tiempo (12-19), y a los griegos que quieren "ver a Jesús" él responde señalando su exaltación en la cruz (20-36). 


 12:37 - 50

 Conclusión: La casa está dividida

    Juan ahora ofrece una conclusión doble a la manifestación de Jesús de sí mismo al mundo (37-43, 44-50). El lector no se sorprenderá a estas alturas de que la primera resume la respuesta mezclada, como cumplimiento de las profecías de Isaías. La segunda entonces resume lo que uno ha aprendido acerca de Jesús en esta sección del Evangelio. 

 

 La Pascua final: el Mesías / Hijo de Dios muere por el mundo (13:1 - 20:31)

    Además de las narraciones de la crucifixión de Jesús (caps. 18, 19) y la resurrección (20:1.10), esté alerta al énfasis especial de Juan durante esta Pascua final sobre los discípulos, que continuarán el ministerio de Jesús (13:1-17:26; 20:19-29)

 

13:1 - 17:26

 Jesús a la mesa con sus discípulos

    En esta larga plática de sobremesa se encontrará que Jesús repite tres temas una y otra vez: Yo me voy, ustedes van a permanecer para continuar mi obra, pero ustedes no pueden hacerlo solos, así que voy a enviarles el Espíritu Santo.

    Observe especialmente cómo el capitulo 13 establece el todo. La acción de Jesús como siervo que simboliza todo su ministerio (proveniente del cielo [él se despoja de su ropa exterior], toma el lugar del sirviente en favor de ellos y los llama a seguirlo). Mire la manera en que los principales actores en las dos siguientes escenas (Judas, que traicionará a Jesús, y Pedro, que negará que conoce a Jesús) son presentados en la primera escena (2, 6-11).

    Fíjese ahora en la manera en que los tres principales temas son enfatizados en el capítulo 14: Jesús va a regresar al Padre, a quien él ha revelado ahora completamente (1-10), ellos van a permanecer para continuar sus obras (11-14), él regresará a ellos en la persona del Espíritu (15-31). Esto lleva a que Jesús aplique la parábola de la viña de Isaías (Isa 5:1-7) para sí mismo y para ellos (15:1-8), lo que lleva a una exposición más detallada de los temas principales (15:9 - 16:33), que ahora incluye el odio del mundo a ellos de la misma manera que el mundo odia a Jesús.

    Finalmente, la oración de Jesús (17:1-26) no solamente evoca estos mismos temas, sino que también anticipa el éxito de la misión de los discípulos a las naciones, por las que Jesús también ora. 

 

18:1 - 20:31

 Jesús: cordero sacrificado y resucitado

    La narración de Juan acerca de la crucifixión empieza contando el cumplimiento de las palabras proféticas del capítulo 13: primero Judas (13:18-30) en 18:1-14, después Pedro (13:31-38) en 18:15-27. Luego Juan hace dos señalamientos especiales:

Su última palabra: "!Consumado es!" (19:30), es un juego de palabras usando el vocablo cumplir y por eso tiene un doble significado intencional: Jesús ahora muere, su muerte cumple la obra que él vino a hacer al mundo.

    La narración de la resurrección se enfoca especialmente en los discípulos, llevándolo a su comisión. Mire especialmente la importancia de la narración de Tomás para los lectores del Evangelio de Juan: Tomás creyó porque vio, benditos los que creen (los lectores de Juan, que nos incluye) sobre la base de este Evangelio, sin ver de ninguna otra manera.   


 21:1 - 15

 Epílogo

    Después de la bienaventuranza y declaración de propósito en 20:29-31, el epílogo de enfoca especialmente en Pedro y en "el discípulo a quien Jesús amaba", con interés en la longevidad de este último, pero cuya muerte he tenido lugar, o es inminente, antes de la venida de Cristo, Así que el epílogo explica lo que Jesús dijo realmente a la luz de algunos aparentes malentendidos. 


Si los Evangelios SInópticos se ocupan del lugar de JEsús en la historia de Israel y más allá, Juan se ocupa del lugar de Jesús en todo el esquema de las cosas, desde la creación hasta la redención y más allá (resurrección final). Que el Mesías no es otro que el eterno Hijo de Dios son las buenas nuevas finales de la historia cristiana.


Libro: "Cómo leer la Biblia libro por libro" por Gordon D. Fee y Douglas Stuart