Lectura

Santiago

Lectura de Santiago

Tiempo de Lectura = 0:15 / Contiene: 5 capítulos, 108 versículos y 2.309 palabras.

Datos de Orientación de Santiago

Panorama de la Epístola General de Santiago

    Tradicionalmente, Santiago ha sido leída como una colección sin orden específico de enseñanzas éticas, para creyentes en general. Pero hay probablemente más orden en ella de lo que parece a primera vista. Los intereses principales están delineados en 1:2-18, que básicamente toman la forma de consolación para los creyentes en el exilio: las pruebas pueden servir para experimentar algo positivo (2-4, 12) o para ser tentados por el mal (13-15). La sabiduría es un buen don de Dios para soportar y beneficiarse de las pruebas (5-8, 16-18). A los ojos de Dios la posición baja de los pobres y los ricos es revertida (9-11).

    La siguiente sección (1:19-2:26) está dividida en tres partes, mantenidas unidas por el interés de Santiago en que sus oyentes pongan en práctica su fe, en el mismo nivel práctico está el hablar de la persona y el cuidado de los pobres. El autor empieza denunciando la disensión en la comunidad, insistiendo en que la gente realmente haga lo que las palabras dicen, y no solamente hablen de ello (1:19-25). Esto se aplica específicamente a la lengua y al cuidado de los pobres (26, 27) y luego a las actitudes erróneas hacia los ricos y los pobres (2:1-13). Concluye la sección donde la inició, insistiendo en que la fe debe ser acompañada por obras apropiadas a ella (14-26). 

    La siguiente sección (3:1-4:12) regresa al asunto de la disensión dentro de las comunidades de creyentes. Empieza en el perenne problema: la lengua (3:1-12; .1:26), que en este caso está dirigido a sus maestros en particular. Regresando al tema de la verdadera sabiduría, que lleva a la paz (3:13-18; .1:5-8), Santiago ataca de frente las peleas de ellos (4:1-12).

    Relacionada con la manera en que la primera mención de la sabiduría (1:5-8) es seguida por una bendición de los pobres y una advertencia para los ricos, aquí en orden inverso hay una palabra para los ricos (4:13-17; 5:1-6) y un llamado a la paciencia por parte de los pobres que sufren (5:7-11). La carta concluye con una advertencia contra los juramentos (12), con un llamado a la oración - especialmente de la oración por los enfermos (13-18) - y corrección para los descarriados (19, 20).

Recomendaciones Específicas para la Lectura de la Epístola General de Santiago

    Santiago es en verdad difícil de leer en forma total por sus muchos arranques y paradas, giros y vueltas. Pero teniendo en mente los hilos que mantienen las cosas juntas, que ya se hizo notar antes, hay varios otros asuntos que deben ayudar al lector a adentrarse en esta carta con mejor entendimiento.

    

    Primero, en términos de contenido, encontrará que la carta tiene una variedad de clases de material en ella, todas dirigidas específicamente a la conducta cristiana, más que a plantear la doctrina cristiana. Están incluidos un buen número de dichos o aforismos que parecen sabiduría del Antiguo Testamento, por una parte, y por otra, enseñanzas de Jesús. Es decir, así como los Evangelios sinópticos a menudo presentan enseñanzas de Jesús en forma de dichos, que a veces suenan con ecos de sabiduría judía, igualmente sucede con Santiago. Esto se encuentra en su énfasis sobre la sabiduría como tal y también en la frecuente naturaleza aforística de mucho de lo que el autor dice. Con esta disposición se debe también buscar sus frecuentes reflejos de las enseñanzas  de Jesús (1:5, 6; 2:8; 5:9, 12). Como con toda la sabiduría judía, el interés no es doctrinal o lógico, sino práctico, la prueba de su veracidad tiene que ver con la manera como funcionan en la realidad de la vida cotidiana. 

    

    Segundo, en términos de forma, encontrará en Santiago una estructura de tipo sermonaria. Conforme avanza en la lectura, observe los varios artificios retóricos que él emplea especialmente algunos que reflejan la diatriba grecorromana (ver Recomendaciones en Romanos): la manera de dirigirse a sus destinatarios ("hermanos míos", 14 veces), preguntas retóricas (2:3-7, 14, 21; 3:11, 12, 13; 4:1, 5), y el uso de un interlocutor imaginario (2:18-20; 4:12, 13, 15). Así, el uso que hace Santiago de la sabiduría tradicional no es proverbial, sino sermonaria; él espera persuadir y así facilitar el cambio en la manera en que el pueblo de Dios vive en comunidad unos con otros.  

    Tercero, no caiga en el hábito, que es fácil en este caso, de leer Santiago como si fuera dirigido a creyentes individuales acerca de su relación uno a uno con Dios y con otros. Nada podría estar más lejos de los propios intereses del autor. Desde el principio su posición es con la vida dentro de la comunidad cristiana. Aunque es cierto que cada uno debe asumir su responsabilidad para hacer que la comunidad sea saludable, el interés no es con la piedad personal tanto como lo es con las comunidades saludables. Perder de vista este punto hará que el lector pase por alto lo que impulsa esta carta de principio a fin.

    Finalmente necesita leer las secciones acerca de los ricos y los pobres con cuidado (1:9-11, 27; 2:1-13; 4:13 - 5:6), puesto que no es fácil decir si ambos grupos son miembros de la comunidad de creyentes. En cualquier caso, Santiago está decididamente - como toda la Escritura - del lado de los pobres. Los ricos son consistentemente censurados y juzgados, no por su riqueza en sí, sino porque ésta les ha hecho que vivan sin tomar a Dios en cuenta y por consiguiente abusan de los humildes por los que Dios se preocupa. 


Un Recorrido por la Epístola General de Santiago

1:1-18

Saludos e introducción a los temas 

    Aquí Santiago presenta la mayor parte de sus intereses principales. Observe cómo, después de un saludo tipo carta (1), salta inmediatamente  al asunto de las pruebas, alentando al gozo porque las pruebas desarrollan paciencia (perseverancia) y llevan a la madurez (2-4; anticipando 5:7-11). Enseguida, exhorta a orar pidiendo sabiduría (1:5; anticipando 3:13-18), insistiendo en que la oración debe estar acompañada de fe para que sea eficaz (1:6-8; anticipando 5:13-18). Esto lleva al interés mayor por los pobres y los ricos, ofreciendo esperanza a los primeros y advertencias a los últimos (1:9-11; anticipando 1:27- 2:13; 4:13 - 5:6). Aquí observe los ecos de Isaías 40:6-8, que también se expresan en un contexto de consuelo para los exiliados. Regresando al asunto de las pruebas y las tentaciones, el autor observa que pueden llevar más allá de la prueba a la tentación (en el original la misma palabra se usa para las dos ideas), porque Dios no debe ser culpado (1:12-15), concluyendo que Dios en lugar de eso solamente da buenos dones, especialmente porque "el nos hizo nacer por la palabra de verdad" (16-18).

 

1:19-2:26

La fe puesta en práctica 

    Al leer esta sección, piense en qué es lo que le da cohesión. Empezando con la ira y la lengua, Santiago prosigue a apremiar a sus lectores a vivir la palabra que escuchan, especialmente respecto a la lengua y al cuidado de los pobres (1:19-27). Cuidar a los pobres significa no mostrar favoritismo hacia los ricos, no hacerlo así es pecado y por otra parte - la falta de misericordia - significa venir a juicio (2:1-13). Finalmente, ataca a los que entienden la fe como un simple asentimiento a las doctrina creídas. Hablar de fe sin cuidar tangiblemente a los pobres - es decir, fe sin acción - estar muerto (14-26)  


 3:1-4:12

Disensión en la comunidad 

    Antes de leer esta sección, tal vez el lector querrá regresar y releer 1:19-27. Aquí, Santiago se vuelve al gran asunto de la disensión en las comunidades de creyentes, empezando con lo que ha llegado a ser la exposición clásica del uso y abuso de la lengua (3:1-12). La lengua es "un mal incontrolable, lleno de veneno mortal" (8). ¿Puede usted identificarse? Similar a la amonestación anterior contra "la fe sin obras", aquí el autor preocupado acerca de que la misma lengua se use para alabar a Dios y para maldecir a otro.

    Esto a la vez lleva directamente a un regreso al tema de la sabiduría (3:13-18), que contrasta la sabiduría divina con la que es falsa, e insiste en que la verdadera sabiduría es pura y amante de la paz. 

    Observe que estos dos asuntos (la lengua y la sabiduría) sirven para introducir el asunto decisivo de pelear dentro de la comunidad de creyentes (4:1-12). A su vez, Santiago expone sus raíces pecaminosas (1-3), su mundanalidad (4, 5) y la necesidad de la humildad (6-10), regresando al final al abuso de la lengua para juzgarse unos a otros (11, 12).   


 4:13-5:11

A los ricos y a los pobres 

    Observe que esta es la tercera vez que Santiago retoma el asunto de los ricos y los pobres, sugiriendo con esto que este es un asunto importante. Aunque no podemos estar seguros, él parece hablar a los creyentes ricos, que tratan sus negocios de una manera mundana (4:13-17). Esto es seguido por una áspera denuncia de los granjeros ricos (aparentemente no creyentes), que abusan de sus obreros pagándoles mal (5:1-6).

    Finalmente, regresando al asunto de las pruebas, probablemente en este caso a los pobres que sufren, una vez más los exhorta a ser pacientes (7-11; 1:3)  

 

5:12-20

 Exhortaciones finales

    Las exhortaciones finales parecen de alguna manera conectadas vagamente con las que le han precedido. Santiago empieza con los juramentos (12) que evocan claramente la enseñanza de Jesús (Mat 5:33-37); luego vuelve a la oración y a la fe (5:13-18; 1:6-8), mostrando especialmente preocupación por los pobres (los "enfermos" en este caso). El autor concluye con una bendición sobre lo que restauran al que se ha desviado del camino (5:19, 20). Observe que falta cualquier tipo de conclusión propia de una carta 


Santiago es la  contraparte en el Nuevo Testamento de la tradición judía de la sabiduría, ahora a la luz de las enseñanzas de Jesús. Aunque Santiago se lee en ocasiones en contraste con Pablo, tanto Santiago como Pablo están, de hecho, absolutamente juntos en el punto crítico presentado por Santiago a lo largo de la carta, es decir, que la primera cosa que uno debe con la fe es vivirla (Gál 5:6)



Libro: "Cómo leer la Biblia libro por libro" por Gordon D. Fee y Douglas Stuart