Predicación Expositiva

Predicación Expositiva

¿Qué es la predicación expositiva?

Para comprender lo qué es la predicación expositiva nos valdremos del esfuerzo que dos expertos en el tema han hecho por definir y explicar la predicación expositiva. Leeremos la definición que Stephen Nelson Rummage hace de lo que es un sermón expositivo y la definición que Haddon W. Robinson hace de la predicación expositiva.

Stephen Nelson Rummage define un sermón expositivo así:

“Un sermón expositivo puede definirse como un sermón en el cual el tema y la estructura del mensaje reflejan el tema y la estructura del pasaje bíblico. En este tipo de sermón, el predicador dice la misma cosa que el texto bíblico. El compromiso con el sermón expositivo requiere que el predicador exponga el significado del pasaje bíblico en el sermón pronunciado.”

Haddon W. Robinson define la predicación de esta manera:

“La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado de, y transmitido por medio de, un estudio histórico, gramatical y literario de cierto pasaje en su contexto, que el Espíritu Santo aplica, primero, a la personalidad y la experiencia del predicador, y luego, a través de este, a sus oyentes.”

La esencia de la predicación expositiva es la fidelidad al texto bíblico.

Stephen Nelson expresa que en la predicación expositiva “(…) el tema y la estructura del mensaje reflejan el tema y la estructura del pasaje bíblico”. Es decir, existe plena congruencia entre sermón y texto bíblico en cuanto a forma y contenido. El sermón debe enseñar lo que el texto enseña y de la misma manera en que lo enseña.

Esto implica que el predicador se sujetará en su sermón al texto bíblico. Cuando un predicador lee un pasaje bíblico al inicio de su sermón, se espera que inmediatamente exponga la enseñanza de ese texto, y además, que proporcione una aplicación práctica, fiel al texto y relevante para su audiencia.

Solamente hay una manera de permanecer fieles al texto bíblico, que sea el texto quien gobierne el sermón en forma y contenido. Si algo debemos exigir de la predicación, es que sea fiel al texto.

Nehemías 8.8 sirve de ejemplo para afirmar esta verdad: “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” (RVR60). Esdras y los levitas leían la Palabra y la interpretaban para que el pueblo comprendiera su significado. Esto evidencia que lo que enseñaban procedía del pasaje al que daban lectura.

A esto se refiere Haddon W. Robinson cuando expresa que “la predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado del… pasaje en su contexto.” Quien predica no puede afirmar ser bíblico, si lo que comunica no es lo que el texto verdaderamente enseña.

Desafortunadamente, algunos predicadores modernos se han alejado de este modelo de predicación. Sus predicaciones se asemejan más a charlas motivacionales, conferencias de ventas e incluso monólogos de cómicos profesionales. Reemplazan, la explicación del texto por un mensaje que entretiene a la audiencia, la verdad de Dios por sus propias ideas. Otros, durante su exposición saltan de texto en texto sin sentido alguno u orden lógico. Citan muchos pasajes, pero no exponen el contenido de ninguno. 

¿Cómo podemos evitar caer en el error de predicar nuestras

propias ideas y no lo que el texto bíblico enseña?

 

Permitiendo que sea el texto quien hable y no nosotros quienes hablemos del texto. De allí la necesidad de ser predicadores expositivos. La predicación expositiva mantiene la vista y la mente anclados en el pasaje. Minimiza el riesgo de dar rienda suelta a la imaginación y decir que el texto enseña lo que nunca ha enseñado.

Solamente el estudio del texto bíblico permitirá al predicador descubrir su enseñanza. Bien afirma Haddon, que es necesario un estudio histórico, gramatical y literario del pasaje en su contexto. Además, afirma que la riqueza del texto “solo se extrae mediante un arduo trabajo intelectual y espiritual preliminar”[10]. Por esta razón, el apóstol Pablo instruyó a Timoteo sobre la necesidad de esforzarse por presentarse delante de Dios como un obrero aprobado que interpreta rectamente la palabra de verdad (ver 2 Tim. 2.15 NVI).

“Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad”

Contrario a lo que algunos suponen, este esfuerzo intelectual no excluye la dependencia del Espíritu Santo. Al contrario, el Espíritu Santo nos capacita para comprender el texto. William Barclay afirmó que…

Cuando más permita un hombre que su mente se vuelva negligente, perezosa y débil, menos tendrá que decirle el Espíritu Santo. La verdadera predicación ocurre cuando un corazón amoroso y una mente disciplinada se ponen a disposición del Espíritu Santo.

El predicador debe depender del Espíritu Santo en el estudio de la Palabra. Un estudio basado en la capacidad humana es un simple ejercicio académico carente de todo poder transformador para la vida del predicador y su congregación. La predicación expositiva no es un un método académico que busca el conocimiento. Al contrario, procura la transformación a través del conocimiento y aplicación del mensaje divino comunicado por las Escrituras.

La predicación expositiva busca convertir al predicador y su congregación en cristianos maduros.

La predicación expositiva tiene como propósito producir cristianos maduros. Note el énfasis añadido en la definición de Haddon:

La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado de, y transmitido por medio de, un estudio histórico, gramatical y literario de cierto pasaje en su contexto, que el Espíritu Santo aplica, primero, a la personalidad y la experiencia del predicador, y luego, a través de este, a sus oyentes.

El primero en ser “transformado” por la Palabra de Dios debe ser el predicador. El predicador debe aprender a escuchar a Dios antes de hablar en nombre de Él. En caso contrario, sería un fariseo más que expresa aquello de “haz lo que digo, no lo hago”.

Cuando el predicador entra en contacto con la Palabra de Dios, a través del estudio bíblico, se expone al obrar del Espíritu, quien lo moldea para ser ejemplo vivo de la veracidad del mensaje que proclama. El predicador debe ser confrontado, animado, exhortado y quebrantado antes que su congregación. Debe encarnar en su propia vida las verdades de proclama. El predicador se nutre espiritualmente mientras estudia.

En la predicación expositiva…

El predicador debe, primero que nada, permitir que el mensaje que se está desarrollando se filtre a través de su manera de pensar, así como a través de su vida, antes de poder predicarlo. Esdras proveyó el modelo perfecto: “Porque Esdras había preparado su corazón “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.

La predicación expositiva tiene como meta la transformación de la congregación. En Nehemías 8.12 el pueblo hebreo, tras la exposición de la Palabra, se marchó feliz de haber comprendido lo que se les había enseñado. Y es que la exposición de la Palabra deber ser fiel al texto bíblico pero también relevante para la audiencia contemporánea.

La predicación expositiva mantiene en perfecto equilibrio los dos principios de la predicación bíblica: fiel al texto y relevante para la audiencia moderna. Cuando se predica bíblicamente las vidas son transformadas por la Palabra, empezando por el predicador y luego con su audiencia.

Cinco los elementos que una predicación debe tener para ser expositiva

(Richard Mayhue):

Para pensar en nuestros sermones:

La Predicación Expositiva nos ayuda a:

1. Mantener la integridad de lo que Dios ha revelado.

    Nos ayuda a recrear la idea original, y llegar a la inspiración que el Espíritu Santo le dio al autor.

2. Nos da autoridad a la hora de predicar porque sabemos que ésta está basada en la opinión de Dios y no la nuestra.

    Buscaremos la respuesta original de primera audiencia para nosotros hoy.

3. Nos ayuda a predicar de una forma objetiva haciendo uso del texto que tenemos por delante en vez de traer una idea para hacer que el texto apoye lo que queremos decir.

    La autoridad permanece en el texto y no en el intérprete.

    Es como si Dios mismo estuviera hablando hoy, por esta razón es que la Biblia es "viva y eficaz", y esto es lo que traerá la convicción del Espíritu Santo, estaremos hablando, predicando y enseñando lo que el Espíritu Santo inspiró.

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(subtítulos al español)

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