Comentario

Daniel

Comentario de Daniel

El Estadista - Profeta Hebreo en Babilonia

    Siendo aún muy joven, Daniel fue llevado a Babilonia, en donde vivió durante el período entero del Cautiverio, ocupando a veces altos puestos en los imperios babilónicos y persa.

La Ciudad de Babilonia

    Babilonia, escenario del ministerio de Daniel, fue la ciudad maravilla del mundo antiguo. Situada en la cuna de la raza humana, cerca de la región del huerto de Edén y construida alrededor de la Torre de Babel, primera sede del imperio, residencia favorita de reyes babilónicos, asirios y persas y aun de Alejandro Magno, una ciudad prominente durante toda la era pre-cristiana, Babilonia fue llevada al cenit de su poder en los días de Daniel por Nabucodonosor, amigo de Daniel y que durante los 45 años de su reinado nunca se cansó de construir y de embellecer sus palacios y templos.  

    La Extensión de Babilonia. Historiadores antiguos decían que sus muros eran de casi 100 kms. de largo, 25 por cada costado; 90 m. de altura y 24 de espesor, hechos de ladrillo de 30 x 10 cms.; por dentro del muro un espacio abierto de 400 m. de ancho rodeaba la ciudad por todos lados; por fuera, defendían los muros anchos y hondos fosos (canales) llenos de agua; había en los muros 250 torres y salas de guardia; 100 puertas de bronce. El Eufrates dividía la ciudad en dos partes casi iguales. Ambas riberas estaban defendidas por muros en toda su extensión, y había 25 puertas para conectar las calles con los barcos de paso, más un puente sobre bases de piedra, 1 km. de largo, 9 m. de ancho y con puentes levadizos que se quitaban de noche, y un túnel debajo del río, de 450 m. de ancho por 3.60 m. de altura. Las excavaciones de años recientes han confirmado en buena parte los informes aparentemente fabulosos de los historiadores antiguos. 

    El Gran Templo de Marduk (Bel), junto a la torre de Babilonia (Babel?), era el santuario de mayor renombre en todo el valle del Eufrates. Contenía una imagen de oro del Bel y una mesa de oro que juntas pesaban no menos de 23.000 kilos. En lo alto había imágenes de oro de Bel e Istar, dos leones de oro de 12 m. de largo por 4.50 m. de ancho, y una figura humana de oro  de 5.40 m. de altura. Verdaderamente, Babilonia era "ciudad de oro" (Isaías 14:4). La ciudad era muy religiosa: tenía 53 templos, y 180 altares de Istar.   

    Puede haber sido en la llanura entre la Torre de Babilonia y el palacio de Nabucodonosor, que se levantara la "imagen de oro" (Daniel 3:1)

    El Palacio de Nabucodonosor, a donde a menudo iba Daniel, era uno de los edificios más magníficos que jamás se hayan levantado sobre la tierra. Sus vasta ruinas fueron descubiertas por Koldeway, 1899-1912. El muro sur del salón del trono tenía 6 m. de grueso. El costado norte del palacio estaba protegido por tres muros. Al norte de éstos había otros de 15 m. de espesor, y poco más allá, otros grandes muros. A unos 1600 m. más allá estaba el muro interior de la ciudad, hecho de dos muros paralelos de ladrillo, cada uno de 6 m. de grueso y entre ambos un espacio de 12 m., relleno de escombros, o sea un total de 24 m. de espesor, con un canal ancho y hondo por fuera. Más allá estaba el muro exterior, construido de igual manera. En los días de las guerras antiguas, la ciudad era sencillamente inexpugnable. 

    Los Jardines Colgantes de Babilonia formaban una de las siete maravillas del mundo antiguo; construidos por Nabucodonosor para su reina meda, la hermosa hija de Cyaxares quien había ayudado a su padre en la conquista de Nínive; sobre varias series sucesivas de arcos que soportaban plataformas sucesivas, una sobre otra; de 120 m. cada costado, y las terrazas y la cima cubiertas de flores, arbustos, árboles y jardines; todo regado por un estanque en lo alto, abastecido con agua que se elevaba desde el río con bombas hidráulicas. Debajo, entre los arcos, había lujosos apartamentos. Era el jardín de recreo del palacio, construido mientras Daniel era principal de los sabios de Babilonia. Koldeway descubrió en la esquina noreste del palacio arcos que él creía ser de estos jardines.       

    La Calle Procesional, la gran calzada real y sagrada, entraba desde el norte, ascendía lentamente, entraba a los terrenos del palacio por la esquina noroeste, atravesaba la Puerta de Istar, pasaba en alto sobre el centro de la ciudad, y bajaba lentamente hasta la esquina sureste del muro de la Torre de Babilonia, en donde doblaba directamente hacia el oeste y al puente sobre el río. A ambos lados tenía fuertes muros defensivos de 6 m. de grueso, adornados con brillantes bajorrelieves de leones, vitrificados y en variados colores. Estaba pavimentado de losas de piedras, de 90 x 90 cms. Cerca de la entrada del palacio estas losas permanecen todavía en su sitio, exactamente tal y como estaban cuando las pisaba Daniel.  

La ciudad de Babilonia

    Su Destrucción Profetizada. "Babilonia, hermosura de reinos y ornamentos de la grandeza de los caldeos, será tierra seca y desierta; nunca más será habitada. Dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones. En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite. Dormirán sueños eterno, y no despertarán." (Isaías 13:17-22 y Jeremías 51:37-43).

    Siguió siendo ciudad importante durante la época persa.Alejandro Magno proponía restaurar su gloria, pero fueron truncados sus planes por la muerte, y luego la ciudad decayó. En el tiempo de Cristo había desvanecido su supremacía política y comercial, y en el primer siglo d.C. la mayor parte estaba en ruinas. Sus ladrillos han sido empleados para construir Bagdad y para reparar canales. Desde hace siglos ha sido un conjunto desolado de montones, habitado por fieras del desierto; cumplimiento notable de la profecía. Salvo una pequeña aldea a la esquina suroeste, queda todavía deshabitada. 

    Las Ruinas. Los montones actuales son los restos de los grandes edificios que ocupaban la parte central de la ciudad. Se hallan principalmente al lado este del río, y cubren una área como de 5 x 6 km. Los tres montones principales, son Babil, al norte; Kars, en medio, y Amran al sur. Babil era la fortaleza que defendía la entrada norte de la ciudad. Unos 2600 metros lo separan de Kasr ; tiene 40 metros de alto, pero ocupa apenas un tercio del área de Kasr. Kasr mide unos 900 metros por cada costado y 20 metros de altura; cubre las ruinas del palacio de Nabucodonosor. Amran, 900 metros más al sur, y más o menos de igual área y altura, cubre las ruinas del gran Templo de Marduk (Esagila). Sobre la llanura a la orilla norte del montón de Amran se hallaban las ruinas de la gran Torre de Babilonia, que generalmente se identifica con la Torre de Babel. Los montones bajos entre Kasr y Amran, algo más al este, se llama Merkes y representan el centro comercial y residencial de la ciudad.    

    Al ver las ruinas es difícil darse cuenta de que aquí estuvo Babilonia la grande, la ciudad de lujo y de lujuria más allá de lo imaginable, nunca sobrepasada en la historia del mundo, y ahora una escena de desolación total. 

    Las excavaciones comenzaron en 1811 d.C. bajo Rich, y fueron continuadas por Layard (1850), Oppert (1854) y Rassam (1878-89); pero el trabajo más acabado y más completo ha sido efectuado por una expedición alemana bajo la dirección de Robert Koldeway (1899-1912).

El Imperio Babilónico   

    En los días de Daniel la ciudad de Babilonia no solamente era la ciudad máxima del mundo pre-cristiano, sino también cabeza del imperio más poderoso que hasta entonces había existido. El imperio duró 70 años, y Daniel estuvo presente desde su surgimiento hasta su caída.

    Los reyes bajo los cuales vivió Daniel fueron: Nabopolasar, 625-604 A.C; Nabucodonosor, 606-561 A.C; Evil-Merodac, 561-560 A.C.; Neriglissar , 559-556 A.C.; Labas-Marduk, 556 a.C. ; Nabonido, 555-536 A.C.; y su hijo Belsasar como co-regente durante los últimos pocos años de su reinado.  

    La de Daniel en Babilonia se extiende desde el primer año de Nabucodonosor, a través de los cinco reinados siguientes, y después de la caída de Babilonia, bajo el imperio persa, a través del reinado de Darío el Meda y hasta el tercer año de Ciro el persa (10-1). Estuvo desde 606 a.C. hasta 534 A.C., osea un total de 72 años, desde el primer año del cautiverio de los judíos hasta dos años después de su regreso del cautiverio, como testigo de Dios en el palacio del imperio que regía al mundo. 

Nabucodonosor

    Daniel fue amigo y consejero de Nabucodonosor, el genio y el verdadero fundador del imperio Babilónico. De los 70 años que duró, él reino 45 años.

    Nabopolasar, padre de Nabucodonosor y virrey de Babilonia, sacudió el yugo asirio en 625 A.C., estableció la independencia de Babilonia, y reinó sobre la ciudad 625-604 A.C.

    En el 609 A.C. Nabucodonosor fue puesto a la cabeza de los ejércitos de su padre. Invadió los países al oeste , arrebató de Egipto el control de Palestina en el 606 A.C., y llevó a Babilonia algunos cautivos judíos, entre los cuales estaba Daniel.

    En este mismo año de 606 A.C. fue hecho co-regente con su padre; en el 604 A.C. y a reinaba solo. Resultó ser uno de los monarcas más poderosos de todos los tiempos.

    En 605 A.C quebrantó el poderío egipcio, en la célebre batalla de Carquemis.

    En 597 A.C. sofocó  nueva sublevación en Palestina, y llevó cautivos a Babilonia al rey Joaquín y muchos otros, incluso a Ezequiel.

    En el 586 A.C. incendió Jerusalén, y tomó más cautivos. Luego durante 13 años su ejército sitió Tiro, 585-573 A.C.

    En 582 A.C. invadió y saqueó a Moab, Amón, Edom y Líbano; y en 581 A.C. tomó otra vez cautivos de Judá. En 572 invadió y saqueó Egipto, y nuevamente en 568 A.C. Murió en el 561 A.C.

    Daniel ejerció sobre él una influencia poderosa. Tres veces reconoció al Dios de Daniel como el Dios verdadero (2:47; 3:29; 4:34).

    NOTA ARQUEOLOGÍA: El Camafeo de Nabucodonosor. Dice el Diccionario Bíblico de Schaff que "en el Museo de Berlín hay un camafeo negro con la cabeza de Nabucodonosor, grabado por orden suya, con la leyenda, en honor de Merodac su señor, Nabucodonosor rey de Babilonia mandó hacer esto mientras él mismo vivía". 

El Libro de Daniel 

    El libro mismo representa a Daniel como su autor (7:1, 28; 8:2; 9:2; 10:1, 2; 12:4, 5). Su legitimidad fue confirmada por Cristo (Mat 24:15). Porfirio, un incrédulo del tercer siglo d.C., propuso la teoría de que el libro era falsificación del período del sublevamiento macabeo, 168-164 A.C. Sin embargo, el punto de vista tradicional de que el libro es un documento histórico verídico y que data de los días de Daniel mismo ha persistido de manera unánime entre eruditos cristianos y judíos, hasta el surgimiento de los críticos modernos, que en nombre de la "erudición moderna" han revivido la teoría de Porfirio y lo proclaman como hecho constatado, que el libro fue escrito por algún autor desconocido que vivió 400 años después de los días de Daniel, tomó el nombre de esté, y embaucó a su propia generación presentando su propia obra espúrea como la legítima de un héroe muerto desde hacía mucho tiempo. Y con todo, los críticos insisten en que esto no nulifica el valor religioso del libro. Concepto extraño de la ética, ¿verdad? Si el libro no es exactamente lo que profesa ser ¿cómo podemos creer que Dios sea partícipe del engaño? Exponer un escritor sus ideas bajo el nombre de un personaje que vivió mucho tiempo antes, no tiene ni honradez común. Además, los  esfuerzos de la crítica moderna para "explicar lo más antiguo como retro-proyección de los más reciente, deja a lo reciente mismo sin explicación," y crea más dificultades que las que resuelve. Sospechamos que el verdadero eje del esfuerzo para desacreditar el libro de Daniel estriba en que el orgullo intelectual se resiste a reconocer los admirables milagros y las sorprendentes profecías del libro.           

 

    El lenguaje del libro desde 2:4 hasta 7:28 es arameo o caldeo, el idioma comercial y diplomático de la época. Lo demás se escribió en hebreo. Esto es exactamente lo que pudiera esperarse de un libro escrito para judíos que vivían entre babilónicos y que contiene extractos de documentos oficiales babilónicos en el idioma babilónico original. El libro probablemente fue llevado a Jerusalén por Esdras. 

Cap. 1. El hombre Daniel

    Daniel estuvo entre el primer grupo de cautivos llevados de Jerusalén a Babilonia, 606 a.C. Era de sangre real o noble (3). Josefo afirma que Daniel y sus tres amigos eran parientes del rey Sedecías. Esto les facilitaría la entrada al palacio de Babilonia. Eran jóvenes bien parecidos, inteligentes, bajo el cuidado especial de Dios y preparados por Él para dar testimonio de Su nombre en la corte pagana que en aquel entonces regía al mundo. "La comida del rey" (8) que se negaban a comer probablemente había sido ofrecida a sacrificios a los ídolos babilónicos. La carrera meteórica de Daniel hacia la fama se indica en Ez. 14:14, 20; 28:3, escrito solamente 15 años después, mientras Daniel era todavía joven. Este varón notable era completamente inflexible en sus propias convicciones religiosas, y sin embargo tal leal a su idólatra rey que se le confiaban los asuntos más altos del Estado.  

Cap. 2. El sueño de Nabucodonosor 

    Esto sucedió en el segundo año del reino de Nabucodonosor solo. Daniel había estado apenas tres años en Babilonia, y aún era muy mozo.

    Según la interpretación general, los cuatro imperios mundiales aquí predichos son Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Desde los días de Daniel hasta la venida de Cristo, el mundo fue regido por estos cuatro imperios, exactamente tal como Daniel predijo. En los días del imperio romano vino Cristo, y fundó un reino que comenzando como un grano de semilla de mostaza y pasando por muchas vicisitudes ,ahora da evidencias de que llegará a ser un reino universal y eterno, que florecerá en toda su gloria cuando el Señor regrese.     

    Los críticos que atribuyen al libro de Daniel una fecha macabea, a fin de poder explicarlo como referente a eventos pasados en lugar de ser una profecía de eventos futuros, se ven obligados a colocar a todos los cuatro imperios antes de la fecha del libro mismo. Para esto hablan del imperio persa como si fuera dos, uno meda y otro persa, a fin de que el imperio sea el cuarto. Pero la realidad es que no hubo después de la caída de Babilonia un imperio medo y otro persa; representarlo así es tratar de torcer los hechos de la historia para apoyar una teoría. Los medos y persas formaban un solo imperio, bajo reyes persas. Darío el medo era solamente un reyezuelo que reinó un poco de tiempo bajo Ciro el persa, hasta la llegada de éste a Babilonia.

    Además, nada hay de lo sucedido en el período macabeo que pueda corresponder a la "piedra cortada del monte" ni que pueda en forma alguna llamarse el comienzo del Reino de Dios.

    Y finalmente, no hay manera posible de manipular las cifras de manera que las 70 semanas del capítulo 9 terminen en el período macabeo.

    Esta profecía de los cuatro reinos se pormenoriza en el capítulo 7, las cuatro bestias; capítulo 8, el carnero y el macho cabrío; capítulo 9, las 70 semanas; capítulo 11, las luchas entre los reyes del Norte y los del Sur.

Cap. 3. El horno de juego

    Según la Septuaginta este incidente ocurrió en el año 18 del reino de Nabucodonosor, cuando Daniel y sus amigos habían estado en Babilonia, unos 20 años. Este sería el mismo año en que Nabucodonosor incendió a Jerusalén, 586 A.C.    

    Así como Dios había revelado a Daniel años antes el sueño de Nabucodonosor y su interpretación, ahora El implanta en el corazón de estos tres hombres la decisión firme de serle fieles; y luego Él entra con ellos en el fuego, no solamente para honrar la fe de ellos sino también para manifestar ante los dignatarios reunidos del vasto imperio el poder del Dios de Jerusalén sobre los ponderados dioses de Babilonia. Así por segunda vez Dios se manifestó en el palacio del gran imperio, y por segunda vez el gran Nabucodonosor se inclinó delante de Jehová y Le proclamó como Dios verdadero hasta los más remotos confines de su imperio.    

    El libro apócrifo del "Cántico de los tres Jóvenes" pretende ser el canto de alabanza de estos tres hombres al verse librados. Se inserta después del 3:23. Representa una tradición popular, pero nunca fue tenido como parte de la Biblia hebrea. 

    Oppert, que excavó en las ruinas de Babilonia en 1854, encontró en un lugar llamado  Duair el pedestal de una estatua colosal, que posiblemente haya sido resto de la gran imagen de oro de Nabucodonosor (1).

Cap. 4. Locura de Nabucodonosor

     Este es el relato de otro sueño de Nabucodonosor que Daniel interpretó, y que se cumplió. Nabucodonosor fue herido de una enfermedad mental en la cual se imaginaba bestia y trataba de vivir como tal,  vagando entre los animales en los prados y terrenos del palacio. Por tercera vez Nabucodonosor se postró delante de Jehová y proclamó Su poder ante el mundo. "Siete tiempos"  (32); la palabra significa "sazones" ; algunos creen que sean años, y otros, meses. Dice Rendal Harris que en Babilonia "las únicas sazones que se tomaban en cuenta eran invierno y verano"; según esto sería todo 3 años y medio. 

    Sir Henry Rawlinson de la versión siguiente de una de las inscripciones en que Nabucodonosor enumera sus construcciones y sus hazañas: "Durante cuatro años la residencia de mi reino no deleitó mi corazón. En ninguna de mis posesiones erigí por mi poder ningún edificio importante. No levanté edificios en Babilonia para mí mismo ni para el honor de mi nombre. En la adoración de Merodac mi dios no canté sus alabanzas, ni dispuse sacrificios para sus altares, ni limpié los canales". Algunos creen que esto posiblemente sea una alusión eufemística a su locura, ya que al hacer sus inscripciones los reyes de la antigüedad evitaban narrar tales cosas.     

    Dice Lenormant que los caldeos tenían una tradición de que Nabucodonosor subió al tejado de su palacio y clamó. "Oh Babilonios, vendrá un persa para imponeros servidumbre. Un meda será su asociado". De ser cierto, esto indicaría que Nabucodonosor había absorbido algunas de las ideas de Daniel. 

Cap. 5. El festín de Belsasar 

    Esto sucedió en la noche de la caída de Babilonia. Daniel había estado en Babilonia 70 años, y ya muy anciano.

NOTA ARQUEOLÓGICA: Belsasar. Hasta 1853 no se conocía ninguna mención de Belsasar en los anales babilónicos, y se sabía que Nabonido, 555-538 A.C., era el último rey babilónico. Para los críticos esto era una de las evidencias de que el libro de Daniel no era histórico. Pero en 1853 fue hallada en la piedra angular de un templo construido por Nabonido en Ur una inscripción que decía: "Que yo Nabonido, rey de Babilonia, no ofenda contra ti. Y que reverencia hacia ti more en el corazón de Belsasar, mi hijo primogénito y favorito".

    De otras inscripciones se ha sabido que gran parte del tiempo Nabonido vivía retirado, fuera de la capital, y que Belsasar encabezaba el ejército y el gobierno como co-regente de su parte. Fue éste quien cayó ante Ciro. Esto explica por qué Daniel sería "tercero" en el reino (16, 29). "Nabucodonosor tu padre" (11) no significa padre en sentido literal, sino antecesor real sobre el trono.    

    NOTA ARQUEOLÓGICA: La Escritura en la Pared. Han sido descubiertos los cimientos de esta misma pared. Según relatan Jenofonte, Herodoto y Beroso la caída de Babilonia, "Ciro desvió el Eufrates a un nuevo lecho, y guiado por dos desertores, marchó por el lecho seco dentro de la ciudad, mientras los babilonios, se embriagaban en una fiesta de sus dioses".

    Inscripciones en tablillas babilónicas en años recientes dicen que el ejército persa bajo Gobryas tomó Babilonia sin ninguna batalla; que mató al hijo del rey; y que Ciro entró más tarde.

    Darío el medo, que tomó el reino (31) y reinó en Babilonia hasta que Ciro asumió el poder (6:28; 9:1) y bajo cuyo reinado Daniel fue echado al foso de los leones, no se nombra en las inscripciones. Se cree  que haya sido o Gobryas, a quien tablillas babilónicas nombran como conquistador de la ciudad, o como dice Josefo, Cyaxares el suegro medo de Ciro. Tener un nombre babilónico y otro en su propia lengua era cosa común, así como a Daniel y a sus tres amigos se les dieron nombres nuevos (1:7). Pero sea que Daría haya sido el suegro de Ciro o uno de sus generales, él encabezó el ejército que conquistó Babilonia, mientras Ciro se ocupaba en sus guerras el norte y al oeste, y reinó como rey de Babilonia hasta la llegada de Ciro en persona, probablemente un plazo como de dos años, 538-536 A.C.

    Se había predicho que serían medos los conquistadores de Babilonia (Isa 13:17; Jer 51:11, 28). Hasta que Ciro asumió el poder leemos de "Medos y Persas" (5:28; 6:8); después, de "Persia y Media"  (Ester 1:14, 18, 19)

Cap. 6. Daniel en el foso de los leones 

    Daniel había sido alto oficial del imperio babilónico durante todos sus 70 años de existencia, y aunque ahora era muy anciano, probablemente de más de 90 años, Darío el conquistador de Babilonia  inmediatamente lo puso a la cabeza del gobierno. Esto probablemente sería porque Daniel acababa de profetizar el triunfo de los medas (5:28). Era un reconocimiento notable de su sabiduría, integridad y justicia. Sin embargo era inflexible en su devoción personal a su propio Dios (10), !Qué fue, y qué valor; y qué anciano tan valeroso! De él se ha dicho que la razón por que los leones no le atacaron era porque era dos tercios de roble y el resto de acero.

    El libro apócrifo de "Bel y el Dragón" es un añadido a esta historia de Daniel en el foso de los leones. 

Los Milagros de Este Libro      

    Este libro. relata cosas maravillosas. Para los que hayan difícil creerlas decimos: Recordemos que durante mil años Dios había estado sustentando a la nación hebrea con el propósito de establecer en un mundo de naciones idólatras y por medio de aquel pueblo la idea de Jehová es Dios. Ahora el pueblo de Jehová había sido destruido por una nación idólatra. Esto era para el mundo pagano una evidencia clara de que los dioses de Babilonia era más poderosos que el Dios de los judíos. Era una crisis en la lucha de Jehová contra la idolatría. Si alguna vez hubo tiempo en que Jehová necesitaba de hacer algo para probar quién era Dios, fue durante el cautiverio babilónico. Extraño hubiera sido, que nada de excepcional sucediese. Sin estos estupendos milagros , algo faltaría de la historia bíblica. Por difícil que parece ser creerlos, sería más difícil creer el resto de la historia sin ellos.    

    Cuando menos los judíos, que generación tras generación desde el principio había estado cayendo en idolatría, ahora por fin en el cautiverio babilónico se convencieron de que el Dios suyo era el Dios verdadero; y desde entonces jamás han recaído en idolatría. Sin duda estos milagros tuvieron su parte en convencerlos. Tuvieron una influencia poderosa tanto sobre Nabucodonosor como sobre Darío (3:29; 6:26). 

Cap. 7. Las cuatro bestias

    Esta es una continuación de la profecía del capítulo 2, que se dio 60 años antes: "dos aspecto de un  mismo plan magno  de la historia". Cuatro imperios mundiales, y luego el Reino de Dios. En el capítulo 2 esto se representa mediante una imagen con cabeza de oro, pecho de plata, muslos de bronce y pies de hierro y barro, demolidos luego por una piedra cortada del monte. En este capítulo representan estos mismos cuatro imperios un león, un oso, un leopardo y una bestia indescriptible, con explicaciones más detalladas, especialmente del último.    

    Estos cuatro imperios mundiales generalmente se interpretan como Babilonia, Persia, Grecia y Roma (véase bajo capítulo 2), abarcando el período desde Daniel hasta Cristo. Estas bestias parecen formar la base de la figura de la bestia de siete cabezas y diez cuernos de Apoc.13.

    Se cree que " los diez cuernos" de la cuarta bestia (24) son los diez reinos en que se dividió luego el imperio romano. El "otro cuerno" (8, 20, 24, 25) que se levanta entre los diez, comúnmente se le aplica al papado, una combinación de la bestia-leopardo y de la bestia-cordero de Apoc 13. Se cree que los "tres reyes" que desplazó (8, 24) sea una referencia a los estados de Lombardía, Ravena y Roma entregados a los Papas como comienzo de su reino temporal en 754 A.C.

    Conforme a esta interpretación, juntamente con la interpretación histórica de la bestia de siete y diez cabezas y diez cuernos de Apocalipsis, tenemos un resumen a ojo de pájaro de la historia mundial: Egipto, Asiria, Babilonia,Persia, Grecia, Roma y Roma papal. Siguieron a Roma "diez reinos", números redondo que creemos indica el dominio mundial no por una sola nación sino por un número de naciones; una especie de continuación décupla del Imperio Romano hasta el fin. Desde entonces nunca ha habido un imperio mundial. Napoleón lo intentó, y fracasó; así también el Kaiser, y también Hitler; pero en vano.

    El "otro cuerno" (8, 24, 25) le  cuadra perfectamente el Papado. Pero creemos que también se refiere al Anticristo.  

Periodos de Tiempo en el Libro de Daniel 

    La palabra "tiempo" en la frase "tiempo, tiempo, y medio tiempo" generalmente se entiende como "año", de manera que la frase significa 3 1/2 años, igual a 42 semanas; con 30 días en el mes, 1260 días. 

    Algunos toman esto cómo plazo literal de 3 1/2 años. Otros contando un día por año (Núm 14:34, Ez 4:6) entienden un período de 1260 años. Otros también consideran las cifras no como indicaciones de tiempo períodos sino como simbólicas, tomando 7 como número de la perfección y 3 1/2, la mitad de 7, como símbolo de lo incompleto; es decir que el reinado del mal será solamente pasajero. 

    Estos períodos de tiempo se usan en relación íntima con la frase "abominación desoladora" del "cuerpo pequeño" de la Tercera Bestia (8:13; 11:31), cuya "abominación" también aparece tras la muerte del Mesías (9:27) y  es el punto de partida para los 1290 días (12:11). Jesús aplica esta frase  "abominación desoladora"  a la entonces inminente destrucción de Jerusalén a manos del ejército romano (Mat 24:15), en un discurso de palabras entremezcladas que se refieren también al fin del mundo. 

    Se predicen "tiempos angustiosos" para las 7 semanas del comienzo, y para la última se las 70 semanas (9:25, 27). Un "tiempo de angustia tal como nunca fue" (12:1) se predice para el "tiempo del fin" (12:4, 9, 13), y Jesús cita la expresión como de aplicación doble a la destrucción de Jerusalén y al fin del mundo (Mat 24:21). 

    La desecración del Templo por Antíoco duró 3 1/2 años, 168-165 A.C. El ataque romano contra Jerusalén duró 3 1/2 años, 67-70 d.C. El Papado dominó el mundo durante aproximadamente 1260 días, del siglo 6 al 18 d.C. El mahometanismo se apoderó de Palestina en  el 637 d.C., y lo retuvo aproximadamente 1260 años, hasta 1917 d.C.  

    Creemos que ninguna interpretación única puede agotar el significado de estos períodos de tiempo de Daniel, Quizás puedan tomarse a la vez literalmente, figurativamente y simbólicamente. Posiblemente tengan un cumplimiento primario en un evento histórico, un cumplimiento secundario en otro evento, y su cumplimiento pleno el tiempo del fin. La descripción del Templo por Antíoco, la destrucción de Jerusalén por Tito y la usurpación papal  en la iglesia, quizás todas sean precursores y símbolos de la Gran Tribulación en los días del Anticristo. No debemos sentirnos demasiado chasqueados si no podemos estar seguro de haberlos comprendido, pues Daniel mismo estuvo quebrantado y enfermo por lo mismo (8:27). 

Cap. 8. El carnero y el macho cabrío

    Este capítulo contiene profecías adicionales acerca del segundo y tercero de los imperios mundiales presentados en los caps. 2 y 7; es decir, de los imperios persa y griego. 

    El imperio persa, representado en el 7:5 como un oso devorador, aparece aquí como un carnero con dos cuernos (3-4), por ser una coalición de medos y persas.

    El imperio griego, visto en 7:6 como un leopardo de cuatro cabezas, es aquí un veloz macho cabrío que embiste desde el oeste y tiene un cuerno notable, roto el cual, es repuesto por otros cuatro.

    El cuerno grande era Alejandro Magno, que derrotó al imperio persa 331 A.C. Esta profecía fue escrita en 539 A.C., 200 años antes de que se cumpliese. Es una predicción nota bellísima de un choque entre dos potencias mundiales ninguna de las cuales todavía existía, y del resultado.    

    Los cuatro cuernos (8, 21-22), y las cuatro cabezas (7:6) son los cuatro reinos en que se dividió el imperio de Alejandro (véase bajo  capítulo 11).

    El cuerno pequeño (9) que se levantó de uno de los cuarto, generalmente se reconoce como Antíoco Epífanes (175.164 a.C) de la rama siria del imperio griego, que hizo un esfuerzo intenso para erradicar la religión judía (véase bajo 11:21-35).  Sin embargo la frase "el tiempo del fin" (17, 19) puede significar que juntamente con la visión  cercana de Antíoco haya estado, más al fondo, la figura ominosa de un destructor aún más terrible, que se presente en los días  postreros de la historia y de quien Antíoco haya sido precursor simbólico.     

Cap. 9. Las setenta semanas

    El cautiverio que ya se acercaba a su final había durado 70 años. Aquí el ángel dice a Daniel que aún faltaban "70 semanas" antes de la llegada del Mesías (24).

    Las "70 semanas" generalmente se interpretan como 70 semanas de años; 70 veces 7, osean 490 años. Es como si el ángel dijera: El cautiverio ha durado 70 años; el período entre el cautiverio y la venida del Mesías será siete veces este período.

    Siete, y los ciclos de 7, a veces tiene significado simbólico; sin embargo, los hechos reales de esta profecía son de lo más asombroso, Veamos:

Resumen de las Profecías de Daniel  

Cap. 10. Los ángeles de las naciones

    Esta última visión (caps. 10-12) fue dada dos años después del regreso de los judíos a Palestina, 534 A.C. Dios levanta al velo y muestra a Daniel algunas realidades del mundo invisible - conflictos entre inteligencias sobrenaturales, buenas y malas, en un esfuerzo para controlar el destino de las naciones; algunas de ellas buscando proteger al pueblo de Dios. Miguel era el ángel guardián de Israel (13, 21). Un ángel no mencionado por nombre habló con Daniel. Grecia tenía su ángel (20), lo mismo que Persia (13, 20). Parece que Dios mostraba a Daniel algunos de Sus agentes secretos, trabajando para determinar el regreso de Israel. Unos de éstos ayudantes a Darío (11:1). En este capítulo se les representa como interesados en el destino de Israel; en Apocalipsis, en el de la Iglesia. En Apoc. 12:1-9 Miguel y sus ángeles se ven en conflicto contra Satanás y los suyos. En Efesios 6:12 las potencias del mundo invisible son los principales enemigos contra los cuales han de luchar los cristianos. Hubo gran actividad angelical en el nacimiento de Cristo. Jesús creía en los ángeles (véase bajo Mat 4:11). 

Cap. 11. Reyes del norte y reyes del sur

    Los capítulos 2, 7, 8, 9, 11 contienen profecías acerca de cuatro imperios y eventos desde Daniel hasta Cristo, y parecen tener alusiones a potencias mundiales posteriores y a eventos ocurridos desde Cristo hasta el fin.

    Este es un bosquejo general de la historia mundial que abarcan:

    Estas profecías son progresivas en sus explicaciones de detalles. El capítulo 2 dice en términos generales que desde los días de Daniel hasta los del Mesías habría cuatro imperios mundiales. El capítulo 7 da detalles del cuarto imperio. El capítulo 8 da detalles de los imperios segundo y tercero, y el 9 añade otros detalles del tercero.

    Este imperio tercero fue el griego, fundado por Alejandro Magno, 331 A.C. A su muerte se dividió entre sus generales como sigue: Grecia, Asia Menor, Asiria, y Egipto. En este capítulo se les llama a los reyes de Siria "reyes del norte" y a los de Egipto "reyes del sur". Las profecías de Daniel acerca de los hechos de estos reyes se dieron 200 años antes de fundarse el imperio y casi 400 años antes de que estos reyes existieran. Su descripción minuciosa de los movimientos de ellos es un  paralelo extraordinario entre la profecía y la historia posterior. El capítulo 11 es la historia intertestamentaria escrita de antemano. Aquí tenemos un borrador de los eventos que corresponden a los versículos en que fueron predichos:

    En cuanto a los versículos 36-45 hay diferencias de opinión. Algunos piensan que se refiere a Antíoco Epifanes; otros, al dominio mahometano de la Tierra Santa; otros, al Anticristo; y otros, a todos los tres, como "cumplimientos iniciados y progresivos".   

Cap. 12. El tiempo del fin

    Daniel cierra sus bosquejos de las épocas y los eventos de la historia mundial proyectándose adelante hasta el tiempo del fin (4, 9, 13), en el cual habrá angustia como nunca antes (1), seguida de la resurrección de los muertos, y la gloria eterna de los santos (2, 3).

    "Un tiempo de angustia, cual nunca fue" (1) no es del todo inaplicables a nuestros propios días; la tortura, padecimientos y muerte de poblaciones enteras a manos de dictadores endemoniados; no más intensos quizás, que las atrocidades de Antíoco, Tito, los emperadores romanos o los papas de la Inquisición, pero en escala sin paralelo en toda la historia. Y todavía no es el fin. 

    "Correrán de aquí para allá, y aumentará la ciencia" (4) es característico del tiempo del fin. Esto también se aplica a nuestra propia generación tal como a ninguna anterior: trenes, automóviles, barcos, aviones, libros, periódicos y radios como medios de comunicación y de diseminación de conocimientos, en una escala jamás soñada en ningún período de la historia. 

    Y ahora por encima de todo esto, viene la bomba atómica, que ha llenado de terror los corazones de los hombres hasta tal grado, que nos hace preguntarnos si no estaremos en realidad viviendo en el tiempo de que habló Jesús como el correspondiente a Su regreso, "en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar, secándose los hombres a causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán a la redondez de la tierra (Lucas 21:25, 26).     

(Compendio Manual de la Biblia. por Halley. p.300)