Mateo hace énfasis especial en que Jesús es el Mesías predicho por los profetas del A.T. Cita al A.T. repetidamente, y parece haber tenido en mente de manera especial a los lectores judíos. Este Evangelio usa tan frecuentemente la frase "el reino de los cielos," que a menudo se le llama el "Evangelio del Reino." Aunque sigue, no en todo incidente sino por lo general, el orden cronológico, su contenido se agrupa más bien por asuntos. Presenta en forma bastante completa los discursos de Jesús, especialmente el Sermón de la Montaña y el discurso acerca de Su venida y del fin del mundo.
Este Evangelio no nombra a su autor. Sin embargo, desde los primeros padres de la iglesia, comenzando con Papias (alumno de apóstol Juan) es adelante, ha sido aceptado como obra del apóstol Mateo.
Casi nada sabemos acerca de Mateo, llamado también Leví. Se le menciona en las cuatro listas de los Doce (Mat 10:3; Mar 3:18; Luc 6:15; Hech 1:13). La única otra mención es su llamado para seguir a Jesús (Mat 9:9-13; Mar 2:14-17; Luc 5:27-32).
La única palabra que Mateo nos da acerca de sí mismo es que era “publicano” término de reproche. Los publicanos eran recaudadores de los impuestos romanos, y objeto del desprecio general. Lucas nos dice que Mateo hizo un gran banquete en honor a Jesús, y que “dejó todas las cosas” para seguirle, pero Mateo mismo ni aun esto dice a su favor. Le amamos por su abnegada humildad, y nos maravillamos de la gracia de Dios que escogió a un hombre tal, para que fuera autor de lo que ha sido llamado “el libro más leído en todo el mundo.”
La tradición dice que Mateo predicó algunos años en Palestina, y que luego visitó otros países; que escribió su Evangelio originalmente en hebreo, y que algunos años después, probablemente alrededor del 60 d.C., emitió una edición más completa en griego. No nos queda relato alguno de sus prédicas; pero ¡qué gran servicio a la humanidad fue la producción de este libro!
Su oficio de recaudador de impuestos le acostumbraría a llevar registros. Fue compañero personal de Jesús durante unos dos años o más. La hipótesis moderna, ampliamente difundida pero no confirmada, de que Mateo copio del evangelio de Marcos, es a las claras absurda. No hay ni siquiera una certeza de que Marcos conociera a Jesús (Mar 1:11). ¿Por qué habría Mateo de copiar de otro que no era testigo ocupar, el relato de cosas que él mismo había visto con sus propios ojos y había oído una y otra vez con sus propios oídos?
Los cuatro Evangelios son, bajo todo aspecto, la parte más importante de la Biblia; más importante que todo el resto de la Biblia junto, y más importante que todos los demás libros del mundo juntos, pues podríamos pasarnos mejor sin el conocimiento de todo lo demás, que estar sin conocer a Cristo. Los libros bíblicos que los preceden anticipan al Héroe de los Cuatro Evangelios, y los que los siguen lo explican.
¿Por Qué Cuatro? Al principio había mucho más de cuatro (Luc. 1:1). Era una época de gran actividad literaria; la época de César, Cicerón, Salustio, Virgilio, Horacio; Séneca, Livio, Tácito, Plutarco y Plinio; el siglo de oro, por decirlo así, de las letras romanas. Al cabo de una generación la historia de Jesús se había difundido por todo el mundo hasta entonces conocido, y reclutó a incontables millares de devotos seguidores. Dios mismo intervino en la preparación y preservación de estos cuatro relatos, que contienen, según creemos, aquellos que ÉL quiso que se supieran de Cristo. En el A.T. hay algunos relatos duplicados; pero esta es la única parte de la Biblia que contiene cuatro libros acerca de la misma persona. Esto indica, entre otras cosas, su máxima importancia.
Los Autores. Mateo era publicano; Lucas, médico y Juan, pescador; pero no se nos dice que era Marcos. Mateo y Juan eran compañeros de Jesús; y Marcos lo fue de Pedro. Su Evangelio contiene lo que él había oído a Pedro contar innumerables veces. Lucas era compañero de Pablo desde un extremo del Imperio Romano hasta el otro, y que luego había comprobado por investigación propia. Todos cuentan una misma historia. Viajaban extensamente, y a menudo estaban juntos. Juan y Pedro eran compañeros íntimos, y Marcos acompañó tanto a Pedro como a Pablo. Lucas y Marcos estuvieron juntos en Roma entre los años 61'63 d.C., no muy lejos del tiempo en que escribieron sus Evangelios (Col 4:10, 14).
Puede ser que hayan escrito muchos ejemplares parciales o completos de estos mismos Evangelios, para diferentes iglesias o individuos. Puede ser que todos los apóstoles y sus ayudantes, en tiempos diferentes, hayan relatado por escrito lo que habían contado acerca de Jesús, para las iglesias que fundaron o visitaron. Pero cualesquier escritos que haya habido han perecido, la mayor parte sin duda bajo las persecuciones imperiales de los tres primeros siglos, excepto estos que tenemos en el N.T. y que Dios en Su Providencia cuidó y conservó como suficientes para comunicar la Palabra a todas las generaciones futuras. Véase además Mar 1:1, Luc 1:1 y Juan 1:1.
Esta se da también en Luc 3:23-38. La venida de Cristo había sido prevista, no solamente desde la eternidad en el cielo, sino también desde el comienzo de la historia terrenal.
En el remoto pasado Dios había escogido a una familia determinada, la de Abraham; y más adelante, dentro de la familia abrahámica, a la de David, para ser el medio por el cual Su Hijo vendría al mundo. La nación hebrea fue fundada, y protegida por Dios durante las edades, como baluarte de aquella descendencia familiar.
La genealogía, tal como se da en Mateo, es condensada. Omite algunos nombres. Pero esto no invalida la línea de descendencia. Las 42 generaciones abarcan un período de 2.000 años. Se dividen en tres partes de 14 generaciones cada una, quizás como ayuda para la memoria. La primera abarca mil años; la segunda, 400 años; y la tercera, 600 años. Son tres grupos de 14 cada uno. 14 es dos veces 7, y 3 y 7 son números sagrados.
En el tercer grupo se dan solamente 13 nombres, pero es evidente que el decimocuarto corresponde a maría. La genealogía tal como aparece en Lucas es algo diferente. Mateo remonta hasta Abraham; Lucas, hasta Adán. La una es descendente: "engendró; la otra es ascendente: "que fue de".
Desde David en adelante siguen líneas diferentes y divergentes, que sin embargo se tocan en Salatiel y Zorobabel. La opinión generalmente aceptada es la de que Mateo de la ascendencia de José y muestra a Jesús como heredero legal de las promesas dadas a Abraham y a David; y que Lucas da la línea de María y presenta la descendencia sanguínea de Jesús, "de la simiente de David según la carne" (Rom 1:3). La genealogía de María, conforme a la usanza judía, estaba a nombre de su esposo. José era "hijo de Elí" (Luc 3:23), es decir, yerno de éste. Elí era el padre de María, y el padre de José era Jacob (Mat 1:15).
Estas genealogías, por más áridas que nos parezcan a nosotros, forman la vértebra dorsal de los anales del A.T. Conservadas con todo cuidado durante largos siglos de vicisitudes trascendentales, contienen "una descendencia familiar a través de la cual una promesa fue transmitida durante 4.000 años - un hecho nunca igualado en la historia humana."
LOS CUATRO EVANGELIOS COMPARADOS
Los cuatro Evangelios son cuatro relatos paralelos del mismo Hombre y narran en gran parte los mismos sucesos, pero con algunas diferencias.
Solamente Mateo y Lucas cuentan del nacimiento y la niñez de Jesús. Mateo y Marcos tratan especialmente de Su ministerio en Galilea; Lucas, en Perea; Juan, en Judea. Juan omite casi todo el ministerio en Galilea, y cuenta de visitas a Jerusalén que los demás omiten. Aquéllos omiten en cambio el ministerio en Judea, salvo la última semana, que todos los cuatro relatan en forma algo extensa. Esta última semana ocupa 1/3 de Mateo, 1/3 de Marcos, 1/2 de Juan. Juan dedica 7 capítulos, casi 1/3 de su libro, al día de la crucifixión, desde una puesta de sol hasta la otra.
Mateo tiene 28 capítulos, Marcos 16, Lucas 24, y Juan 21. Lucas ocupa mayor número de páginas y es el más extenso, y Marcos es el más breve.
CUADRO COMPARATIVO DE LOS CUATRO EVANGELIOS
Solamente Mateo y Lucas cuentan del nacimiento y la niñez de Jesús. Cada uno relata diferentes incidentes. Véase bajo Luc 1:5-80.
Durante los primeros tres meses siguientes a la visita del mensajero celestial, María estuvo en casa de Elisabet. Cuando ella volvió a Nazaret, y José supo su estado, él debe de haberse llenado de "perplejidad extraña y agonizante." Pero era un hombre bueno, y dispuesto a proteger al buen nombre de María contra lo que él suponía habría de ser la vergüenza pública o quizás algo peor. Entonces se le presentó un ángel y le explicó el misterio. El debía guardar el secreto de la familia para evitar el escándalo, pues nadie habría creído el relato de María. Más adelante, cuando la naturaleza divina de Jesús fue testificada mediante Sus milagros y Su resurrección de entre los muertos, María pudo hablar libremente de su secreto celestial y de la concepción sobrenatural de su Hijo. Para más notas acerca del nacimiento virginal, véase bajo Lucas 1:16-38.
José. Muy poco se nos dice de José. Fue con María a Belén, y estuvo con ella cuando Jesús nació (Luc 2:4, 16). Dirigió la huida a Egipto, y el regreso a Nazaret (Mat 2:13, 19-23). Llevó a Jesús a Jerusalén cuando éste cumplió los doce años (Luc 2:43, 51). Lo único más que sabemos de él es que era carpintero y jefe de una familia de cuando menos siete hijos (Mat 13:55, 56). Seguramente habrá sido un hombre bueno y ejemplar, para que fuera escogido por Dios para ser padre adoptivo de Su propio Hijo. Comúnmente se supone que haya muerto antes del comienzo del ministerio público de Jesús, aun cuando el lenguaje de Mat 13:55 y Juan 6:42 puede también implicar que aún vivía. De todas maneras debe de haber muerto antes de la crucifixión de Jesús, pues de otra manera no tendría Jesús por qué encomendarle a Juan el cuidado de Su madre (Juan 19:26-27)
María. Después del relato del nacimiento de Jesús, y de Su visita a Jerusalén a la edad de 12 años, muy poco se nos dice de María. Según la interpretación general de Mat 13:55-56, era madre de cuando menos seis hijos además de Jesús. Por sugestión suya, Jesús convirtió en vino el agua en Caná, Su primer milagro (Juan 2:1-11). Más adelante se le menciona cuando trataba de llegar hasta El entre la multitud (Mat 12:46; Mar 3:31; Luc 8:19), en cuyo incidente las palabras de Jesús indican claramente que su relación familiar para con Él no le daba a ella ninguna ventaja espiritual especial. Estuvo presente en la crucifixión, y fue encomendada por Jesús al cuidado de Juan (Juan 19:25-27). No consta que Jesús se le haya aparecido a ella después de Su resurrección, aun cuando sí apareció así a María Magdalena. La última vez que le vamos es en Hech 1:14, en oración entre los discípulos. Esto es todo cuanto nos dicen las Escrituras acerca de María. De entre las mujeres que figuraban en la vida pública de Jesús, María Magdalena parece haber desempañado un papel mucho más prominente que el de Su madre (Mat 27:56, 61; 28:1; Mar 15:40, 47; 16:9; Luc 8:2; 24:10; Juan 19:25; 20:1-18) Véase nota bajo Lucas 8:1-3.
María era una mujer callada, meditativa, piadosa y sabia, a quien Dios honró más que a ninguna otra; reina entre las madres, y partícipe de los cuidados comunes de la maternidad, La admiramos, la honramos y la amamos por cuanto era madre de nuestro Salvador, pero no oramos a ella. Creemos que la reacción natural contra la deificación católica romana a María tiende a impedir que el resto del mundo cristiano le rinda honor debido; y aún sospechamos que a María misma en el cielo, luciendo luciendo para siempre el honor de haber sido la madre del Salvador, le avergüenza, confunde y humilla el culto idólatra de que es objeto.
¿Quiénes eran los "hermanos" y "hermanas" de Jesús, mencionados en Mat 13:55-56 y Mar 6:3? ¿Hijos de María misma? ¿O hijos de algún matrimonio anterior de José, o primos? El sentido llano, sencillo y natural de estos pasajes es que eran hijos de María misma.Esta es la opinión generalmente sustentada entre los comentaristas protestantes. La apoya además la expresión de Luc 2:7 de que María "dio a luz su hijo primogénito". ¿Por qué "primogénito" si no hubo otros?
Esto debe de haber acontecido cuando Jesús tenía entre los 40 días y los 2 años de edad (Mat 2:16; Luc 2:22, 39). Los 2 años parecen indicar el tiempo cuando la estrella apareció por primera vez (v.7) y les impulsó al viaje, el cual sería de muchos meses, y no necesariamente para señalar el tiempo exacto del nacimiento del niño. Pero Herodes, para mayor seguridad, tomó el plazo máximo. Cuando menos, el niño ya no estaba en el pesebre como a veces se le representa, sino en la "casa" (v.11). Véase bajo Luc 2:6-7.
Estos sabios venían de Babilonia o de aún más lejos, de la región en donde la raza humana tuvo su origen; la tierra de Abraham, y del cautiverio judío, tierra en donde aún vivían muchos judíos. Quizás estaban familiarizados con las Escrituras hebraicas, y sabían de la expectación de un Rey mesiánico venidero. Era la tierra de Daniel, y sin duda ellos sabían de la profecía de éste, de las 70 semanas, así como también la profecía de Balaam acerca de la Estrella que saldría de Jacob (Núm 24:17). Eran hombres de elevada posición social, pues tenían acceso a Herodes. Tradicionalmente se les llama los "tres magos". Pero la Escritura no dice cuántos eran. Probablemente serían más; o cuando menos, viajarían con un séquito de docenas o de centenares, pues sería demasiado arriesgado para un grupo pequeño atravesar mil millas de desierto infestado de bandidos. Su llegada a Jerusalén fue lo suficiente imponente para conmover a la ciudad entera.
Además de simbolizar el homenaje de la sabiduría, y de tierras lejanas, al Rey recién nacido, y de llamar la atención de Jerusalén al hecho de que Él había venido, uno de los propósitos de su viaje, aunque ellos mismos no lo sabían, era proveer dinero para la huida del niño a Egipto. José y María eran pobres, y sin el oro traído por los sabios, quizás no les hubiera sido posible huir de Herodes.
La Estrella. Se ha calculado que en el año 6 a.C. hubo una conjunción de Júpiter y Saturno.Pero esto difícilmente puede explicar cómo la estrella "iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño". Algunos creen que posiblemente era una "nova" una estrella que estalla y arde brillantemente por algún tiempo. Los astrónomos nos dicen que en la galaxia de la Vía Láctea estallan de esta manera una 30 estrellas al año, brillan con más de 10.000 veces su intensidad anterior, y de pronto vuelven a su fulgor normal. Pero ¿cómo explicaría esto tampoco el caso?
La estrella que los sabios vieron era sin duda un fenómeno especial, una luz sobrenatural que por revelación directa de Dios iba delante de ellos hasta señalar el sitio exacto; un anuncio sobrenatural de un nacimiento sobrenatural. Ellos eran astrólogos, observadores de las estrellas. Dios usó algo dentro de la esfera de interés de ellos para guiarles hasta Aquél a quien buscaban. Quizás el regreso a su propia tierra con las nuevas de lo que habían visto, haya preparado el camino para la predicación de los apóstoles, algunos de los cuales fueron hasta Babilonia años más tarde.
Aun este incidente no escapó al ojo infalible de Dios en la larga lista de profecías previas del Mesías (v. 15; Oseas 11:1). El ángel (13) que dirigió la huida a Egipto era probablemente Gabriel, a quien Dios había confiado el cuidado del pequeño Niño (véase bajo Luc 2:8-20).
La estadía en Egipto fue corta, probablemente de uno o dos años pues Herodes pronto murió y ya se podía regresar. Véase la cronología de la niñez de Jesús, bajo Luc 2:39.
No se menciona el lugar de Egipto en donde José y María y el Niño vivieron. La tradición señala a On, también llamado Heliópolis, el mismo lugar en donde otro José había regido a Egipto muchos siglos antes (Gén 41:45). Un obelisco erigido en días de Abraham permanece todavía en pie para señalar las ruinas.
Es extraño que uno que creía en la venida de Cristo (4), fuera tan engreído y tan necio como para pensar que podía impedir el evento.
Herodes
Los Herodes fueron una dinastía idumea de reyes, que bajo el gobierno romano lograron el dominio de Palestina poco antes de la venida de Cristo. Herodes el Grande, 37-3 a.C., obtuvo y retuvo el trono mediante crímenes de brutalidad indecible, dando muerte aun a su esposa y dos hijos. Era cruel, astuto y despiadado. Fue éste el que mató a los niños de Belén en un intento de matar a Cristo.
Su hijo Herodes Antipas dio muerte unos 33 años después a Juan el Bautista (Mar 6:14-29), y se burló de Cristo (Luc 23:7-12).
Su nieto Herodes Agripa, 14 años más tarde, mató a Santiago el apóstol (Hech 12:1-2).
Su biznieto Herodes Agripa II, otros 16 años después, fue el rey ante quien fue juzgado Pablo (Hch 25:13-26:32).
Esto también fue dirigido por el ángel. Según el v. 22, parece que José se proponía volver a Belén. Probablemente ya había pensado en establecer su residencia permanente allí en la ciudad ancestral de David, como lugar más apropiado para criar al niño Mesías. Pero Dios tenía otros planes, y les envió nuevamente a su antiguo hogar en Galilea.
Los Nombres de Jesús
El A.T. había predicho la venida de un rey grande y maravilloso en la familia de David que gobernaría y bendeciría al mundo entero. A este rey, desde mucho antes de que apareciera, se le había llamado el Mesías (en hebreo) o el Cristo (en griego). Ambas palabras significan lo mismo, y el Ungido; ungido de Dios para hacer la obra mundial de que los profetas habían hablado. "Jesús" era Su nombre personal. "El Mesías" o "El Cristo" era el nombre del oficio que venía para desempañar.
Mateo no hace mención de que Nazaret había sido el hogar de José y de María. Esto lo sabemos por Lucas. Lo que Mateo señala de manera especial es que era en cumplimiento de la profecía.
Se cree que la profecía a que Mateo alude aquí haya sido Isa 11:1, en donde se le llama al Mesías. "el Renuevo"", y también Jer 23:5 y Zac 3:8. La palabra hebrea "renuevo" es muy similar a "Nazaret". Es un juego de palabras. Jesús era "nazareno" en un sentido doble.
Ya que Mateo usa tan abundantemente de citas del A.T., y demuestra esta tendencia de compaginar los incidentes y aspectos de la vida de Cristo con las predicciones proféticas, este será un buen lugar en donde dar una lista de las profecías del A.T. citadas en los cuatro Evangelios y especialmente en Mateo, como referentes a Cristo. La mayoría de ellas se refieren bien claramente al Mesías. Unas pocas quizás no se habrían interpretado en este sentido, si no fuera que así las citan los escritores inspirados. De nuestra parte, basta y sobra con la interpretación neotestamentaria de los pasajes del A.T. Ella nos da el significado que Dios quiso dar a aquellos pasajes.
PROFECÍAS DE CRISTO EN EL A.T., CITADAS EN LOS EVANGELIOS
Había de ser de la familia de David. (Mat 22:44; Mar 12:36; Luc 1:69, 70; 20:42-44; Juan 7:42. 2 Sam 7:12-16; Sal 89:3-4; 110: 1; 132:11; Isa 9:6-7; 11:1)
Nacería de una virgen (Mat 1:23. Isa 7:14).
Nacería en Belén (Mat 2:6. Juan 7:42; Miq 5:2).
Pasaría algún tiempo en Egipto (Mat 2:15. Os 11:1).
Viviría en Galilea (Mat 4:15. Isa 9:1-2).
Estaría en Nazaret (Mat 2:23. Isa 11:1).
Su venida sería anunciada por un precursor semejante a Elías (Mat 3:3; 11:10-14; Mar 1:2-3; Luc 3:4-6; 7:27; Juan 1:23. Isa 40:3-5; Mal 3:1; 4:5)
Su venida sería motivo de una matanza de niños en Belén (Mat 2:18. Gén 35:19-20; 48:7; Jer 31:15).
Proclamaría jubileo al mundo (Luc 4:18-19. Isa 58:6; 61:1).
Tendría una misión para con los gentiles (Mat 12:18-21. Isa 42:1-4).
Su ministerio sería de sanidades (Mat 8:17. Isa 53:4).
Enseñaría por parábolas (Mat 13:14, 15, 35. Isa 6:9-10; Sal 78:2).
Sería descreído, odiado y rechazado por los gobernantes (Mat 15:8, 9; 21:42; Mar 7:6, 7; 12:10, 11; Luc 20:17; Juan 12:38-40; 15:25, Sal 69:4; 118:22; Isa 6:10; 29:13; 53:1).
Haría una entrada triunfal en Jerusalén (Mat 21:5; Juan 12:13-15. Isa 62:11; Zac 9:9; Sal 118:26).
Sería como un pastor herido (Mat 26:31; Mar 14:27. Zac 13:7).
Sería traicionado por un amigo, por 30 piezas de plata (Mat 27:9-10; Juan 13:18; 17:12. Zac 11:12-13; Sal 41:9).
Moriría entre malhechores (Luc 22:37. Isa 53:12, 9).
Sería sepultado por un rico (Isa 53:9). (No citado en los Evangelios; véase Mat 27:57-60).
Se le daría vinagre con hiel (Mat 27:34; Juan 19:29. Sal 69:21).
Se echarían suertes sobre su vestidura (Juan 19:24. Sal 22:18).
Aun sus postreras palabras fueron predichas (Mat 27:46; Mar 15:34; Luc 23:46. Sal 22:1; 31:5).
No se le rompería ningún hueso (Juan 19:36. Ex 12:45; Núm 9: 12; Sal 34:20).
Sería traspasado su costado (Juan 13:37. Zac 12:10; Sal 22:16).
Se levantaría al tercer día (Mat 12:40; Luc 24:46. No se cita sobre esto ningún pasaje en especial. Que se levantaría de entre los muertos se cita definitivamente en Hechos 2:25-32 y 13:33-45, del Salmo 16:10-11. Jesús dijo que estaba escrito que Él se levantaría "al tercer días", Luc 24:46; Debe de haber tenido en mente Os 6:2 y Jonás 1:17, y quizás el cuadro de Isaac, librado de la muerte al tercer día, Gén 22:4 con Heb 11:19. Los Diez Mandamientos fueron dados al tercer día, Ex 19:16).
Su rechazamiento sería seguido por la destrucción de Jerusalén, y gran tribulación (Mat 24:15; Mar 13:14; Luc 21:20. Dan 9:27; 11:31; 12:11).
Jesús mismo se daba cuenta de que al morir cumplía la Escritura (Mat 26:54, 56).
Aquí tenemos un hecho sorprendente: la historia completa de la vida de Jesús; sus rasgos principales, eventos e incidentes relacionados, aun hasta algunos de los menores detalles, claramente predichos en las Escrituras del Antiguo Testamento. ¿No es esto evidencia abrumadora de la existencia y de la operación de una mente que trasciende a la mente humana hasta un grado que nos infunde admiración y humildad?
Véase bajo Luc 3:1-12. Mateo pasa directamente del regreso desde Egipto a la predicación de Juan, pasando por alto un período de casi 30 años.
Esto se relata también en Mar 1:9-11 y Luc 3:21. En todos los tres, y en Juan 1:31-33, lo que se nos presenta de manera específica es el descenso del Espíritu Santo y la voz desde el cielo. Pareciera según Juan 1:31-33, que Juan no conocía a Jesús, pero Mat 3:14 implica que sí Le conocía. Indudablemente Jesús y Juan se habrían conocido como niños, pues sus familias estaban emparentadas (Luc 1:36), y sus respectivas madres habían vivido juntas durante tres meses antes de que ellos nacieran (Luc 1:39, 56). Parece seguro que ambos niños hayan sido informados por sus padres, del anuncio celestial de sus respectivas misiones. Pero probablemente Juan no haya visto a Jesús de nuevo que él se retiró como ermitaño al desierto (Luc 1:80) hasta el día de Su bautismo. Naturalmente, no reconocería a aquél a quien no había visto desde su niñez, hasta que Dios se lo indicó. Entonces, con la sanción directa del cielo, Jesús fue ungido públicamente como el Hijo de Dios, el Mesías de la nación y el Salvador del mundo.
El Lugar del Bautismo de Jesús
El lugar escogido por Dios para la presentación del Mesías a la nación fue el bajo Jordán, en o muy cerca del sitio en donde se dividieron las aguas para que Josué lo cruzara cuando Israel entró a Canaán. Aquí fue donde Juan el Bautista se estableció y comenzó su obra de despertar la expectación de la nación. Pronto todos los ojos estaban puestos en él, preguntándose si él mismo sería el Mesías. Entonces, respaldado por una manifestación desde el cielo, declaró Mesías a Jesús. Aquí en esta misma región siguió la primera parte del ministerio de Jesús; y aquí también tuvo su fase final. !Qué de recuerdos se reúnen aquí! Directamente al este, bordeando el valle del Jordán estaban las imponentes alturas del monte Nebo, desde donde Moisés pudo ver la Tierra Prometida y en donde Dios le sepultó. Allí también, en algún lugar entre el Jordán y el monte Nebo, los carros celestiales habían llevado a Elías para que se reuniera en gloria con Moisés. Ocho kilómetros al oeste, en la otra orilla del valle, estaba Jericó, cuyos muros habían caído al son de las trompetas de Josué. Poco más allá, en lo alto de la sierra, estaba Betel, en donde Abraham había erigido altar a Jehová, y en donde Jacob vio la escalera celestial y los ángeles subiendo y descendiendo (a lo que aludio Jesús en su conversación con Natanael, inmediatamente después de su propia tentación en la misma vecindad). Cerca, hacia el sur y sobre la misma cordillera, estaba Jerusalén, la Ciudad Santa, ciudad de Melquisedec y de David y capital de Dios en Su esfuerzo por redimir al hombre. Al sur, más allá del mar Muerto, estaba la llanura en donde yacían las ruinas de Sodoma y de Gomorra.
Esto se relata también en Luc 4:1-13, y muy brevemente en Mar 1:12-13. El Espíritu Santo, Satanás (véase nota en Luc 4:1-13) y ángeles (véase nota bajo Mat 4:11) tuvieron parte en la tentación de Jesús. El Espíritu Santo Le guió, y los ángeles Le ayudaron, mientras que Satanás hizo intento tras intento para apartarle de Su misión de redimir a la humanidad. El universo entero era parte interesada. Estaba involucrado el destino de la creación. Si Jesús resistía esta prueba inicial, sería presagio de la victoria final.
Nos preguntamos por qué la tentación de Jesús seguía tan de inmediato a Su bautismo. Quizás el descenso del Espíritu Santo sobre él en este momento entrañaba dos cosas nuevas en la experiencia humana de Jesús; una, el poder ilimitado para obrar milagros; y la otra, la plena restauración de Sus conocimientos pre-encarnados.
Allá en la eternidad Jesús sabía que El había de venir al mundo para padecer como Cordero de Dios por el pecado humano. Pero vino por la vía de la cuna. ¿Hemos de suponer que mientras era un niño Jesús sabía todo cuanto sabía antes de tomar sobre sí las limitaciones de la carne humana? ¿No es más natural pensar que Sus conocimientos pre-encarnados Le vinieron paulatinamente conforme crecía, juntamente con SU educación humana? Desde luego, Su madre debe de haberle contado las circunstancias de Su nacimiento. Él sabía que era el Hijo de Dios, y el Mesías. Sin duda que El y Su madre conversarían a menudo acerca de los planes y los métodos por los cuales llevaría a cabo Su obra como Mesías del mundo. Pero cuando en Su bautismo el Espíritu Santo vino sobre Él "sin medida", entonces Le vinieron clara y plenamente, por vez primera como hombre, algunas de las cosas que había sabido antes de hacerse hombre; entre ellas, la cruz, como vía por la cual debía llevar a cabo Su misión. Esto Le dejó pensando; le quitó el deseo de comer; Le impulsó lejos de toda habitación humana, y durante 40 días estuvo meditando sobre ello.
¿Cuál fue la naturaleza de Su tentación? Debe de haber incluido las tentaciones comunes de los hombres en su lucha por el pan y el anhelo de fama y de poder. Pero era más. Jesús era demasiado grande para que pensemos que tales motivos pudieran influir fuertemente en El. De Sus antecedentes y circunstancias debemos creer que ya estaba poseído de un anhelo ardiente por salvar al mundo. Sabía que tal era Su misión. El problema era, ¿cómo hacerlo? Usando los poderes milagrosos de que acababa de ser dotado - poderes que ningún hombre mortal jamás había tenido - para dar pan a los hombres sin que tuvieran que trabajar, y para vencer las fuerzas ordinarias de la naturaleza, pudo haberse elevado al dominio del mundo entero, y haber obligado a los hombres a que hicieran Su voluntad. Tal era la sugestión de Satanás. Pero la misión de Jesús no era compulsar a la obediencia, sino cambiar el corazón de los hombres.
La esencia de la tentación de Jesús fue inducirle a que tratara de lograr Sus fines por medios mundanos en lugar de hacerlo mediante el padecimiento, y de producir resultados espirituales por métodos mundanos. Lo que Jesús se negó a hacer, la iglesia lo ha hecho a través de las edades, y en gran parte hace ahora, permitiéndose codiciar e poder mundano.
¿ Estuvo el diablo realmente presente? O, ¿fue solamente una lucha interior? No se nos dice en qué forma se le presentó el diablo a Jesús. Pero fuera de toda duda, El reconoció las sugestiones como procedentes de Satanás, quien estaba allí resuelto a hacer fracasar, a toda costa, la misión de Jesús. (Véase nota acerca de Satanás, en Luc 4:1-13).
Se cree que el lugar de la tentación de Jesús haya sido las alturas yermas y áridas de la región montañosa que domina a Jericó, arriba del arroyo de Querit, en donde los cuervos alimentaron a Elías, y quizás teniendo en lontananza al Gólgota, en donde habría de enfrentarse a la prueba final.
Jesús ayunó 40 días (2). Moisés había hecho lo mismo en el Monte Sinaí, cuando le fueron dados los Diez Mandamientos (Ex 34:28). Elías había ayunado 40 días, de camino al mismo Sinaí (1 Reyes 19:8). "Moisés representa la Ley, y Elías a los Profetas. Jesús era el Mesías hacía el cual la Ley y los Profetas señalaban; los tres grandes representantes de la revelación divina al hombre. Desde lo alto del cerro en donde Jesús ayunaba podía ver al este, más allá del Jordán, la cumbre del Nebo, desde cuya región, siglos antes, Moisés y Elías habían ascendido a Dios.
Unos tres años más tarde, estos tres se reunieron en medio de la gloria celestial de la Transfiguración, sobre el monte Hermón, 160 km. al norte y cuya nevada cumbre estaba bien a la vista del Monte de la Tentación; compañeros en el sufrimiento, y luego compañeros en la gloria.
Después de la Tentación, Jesús volvió al Jordán, en donde Juan bautizaba (véase nota sobre Juan 1:19-34).
Aquí se nos dice que los ángeles servían a Jesús.
Los Ángeles desempeñaron un papel importante en la vida de Jesús:
Un ángel anunció el nacimiento de Juan (Luc 1:11-17).
Indicó cuál debía ser su nombre (Luc 1:13).
Un ángel anunció a María el nacimiento de Jesús (Luc 1:26-37)
Un ángel anunció a José el nacimiento de Jesús (Mat 1:20-21).
Dijo cuál debía ser Su nombre (Mat 1:21).
Ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Jesús (Luc 2:8-15).
Y cantaron aleluyas por ello (Luc 2:13-14).
Un ángel dirigió la huida a Egipto, y el regreso (Mat 2:13, 20).
Ángeles servían a Jesús después de la Tentación (Mat 4:11).
Un ángel vino a Jesús en Su agonía en Getsemaní (Luc 22:43).
Un ángel quitó la piedra del sepulcro (Mat 28:2).
Anunció a las mujeres Su resurrección (Mat 28:5-7).
Presentó a María Magdalena al Salvador resucitado (Juan 20:11-14).
Jesús dijo mucho acerca de los ángeles:
Habló de ellos ascendiendo y descendiendo sobre él (Juan 1:51).
Podía llamar a doce legiones de ellos para defenderse (Mar 26:53).
Los ángeles Le acompañarán cuando vuelva (Mat 25:31; 16:27; Mar 8:38; Luc 9:26).
Los ángeles serán los segadores (Mat 13:39).
Juntarán a los elegidos (Mat 24:31).
Apartarán a los malos de entre los justos (Mat 13:41, 49).
Ángeles llevaron al mendigo al seno de Abraham (Luc 16:22).
Se regocijan por el arrepentimiento del pecador (Luc 15:10).
Los niños tiene ángeles guardianes (Mat 18:10).
Jesús confesará a los Suyos delante de los ángeles (Luc 12:8).
Los ángeles no tiene sexo, y no mueren (Luc 20:35-36; Mat 22:30).
El diablo tiene ángeles (Mat 25:41).
Jesús mismo dijo estas cosas. Sus palabras acerca de los ángeles son tan específicas, tan variadas y tan abundantes que el tratar de explicarlas mediante la teoría de que El tan solamente se acomodaba a las creencias entonces vigentes falsearía la validez de toda palabra Suya como verídica.
En el libro de Los Hechos:
Un ángel abrió las puertas de la cárcel para los apóstoles (Hech 5:19).
Un ángel guió a Felipe al oficial etíope (8:26).
Un ángel sacó a Pedro de la cárcel (12:7-9).
Fue llamado "su ángel" - el ángel guardián de Pedro (12:15).
Un ángel hirió de muerte a Herodes (12:23).
Un ángel dijo a Cornelio que mandara llamar a Pedro (10:3).
Un ángel estuvo con Pablo durante la tempestad (27:23).
El Antiguo Testamento asume la existencia de ángeles:
Un ángel salvó a Agar de morir (Gén 16:7-12).
Ángeles anunciaron el nacimiento de Isaac (Gén 18:1-15).
Y la próxima destrucción de Sodoma (Gén 18:16-33).
Ángeles destruyeron a Sodoma, y rescataron a Lot (Gén 19:1-29).
Un ángel impidió la muerte de Isaac (Gén 22:11-12).
Un ángel dirigió los esponsales de Isaac y Rebeca (Gén 24:7).
Ángeles defendieron a Jacob (Gén 28:12; 31:11; 32:1, 48:16).
Un ángel comisionó a Moisés para que libertara a Israel (Ex 3:2).
Un ángel guió a Israel en el desierto (Ex 14:19; 23:20-23; 32:34).
La ley fue dada por medio de ángeles (Hech 7:38, 53; Gál 3:19; Heb 2:2).
Un ángel reprendió a Balaam (Núm 22:31-35).
Un "Príncipe del Ejército de Jehová" se apareció a Josué (Jos 5:13-15).
Un ángel reprendió la idolatría de los israelitas (Jueces 2:1-5).
Un ángel ordenó a Gedeón que libertara a Israel (Jue 6:11-40).
Un ángel anunció el nacimiento de Sansón (Jue 13).
Un ángel hirió de pestilencia a Israel (2 Sam 24:16-17).
Un ángel socorrió a Elías cuando huía de Jezabel (1 Reyes 19:5-8).
Elías estaba rodeado de ángeles invisibles (2 Reyes 6:14-17).
Un ángel libró a Daniel de los leones (Dan 6:22).
Un ángel hirió el campamento asirio (2 Reyes 19:35; Isa 37:36).
Los Ángeles rodean al pueblo de Dios (Sal 34:37; 91:11).
Ángeles ayudaron a Zacarías a escribir su profecía (Zac 1:9; 2:3; 4:5, etc).
Los ángeles en las Epístolas y en Apocalipsis:
Hay ángeles escogidos (1 Tim 5:21).
Los ángeles son incontables (Heb 12:22; Apoc 5:11).
Sirven a los herederos de la salvación (Heb 1:13-14).
Vendrán con Jesús en llama de fuego (2 Tes 1:7).
El libro de Apocalipsis fue dado por medio de un ángel (Apoc 1:1).
Las iglesias tienen ángeles guardianes (Apoc 1:20; 2:8, 12, 18; 3:1, 7, 14).
El Apocalipsis es en gran parte un drama de ángeles.
Es prohibido adorarles (Col 2:18; Apoc 22:8-9.
Hay diferentes órdenes de ángeles, con diferente rango y dignidad. Estás organizados en "principados, potestades, potencias y señoríos" (Roma 8:38; Ef 1:21; 3:10; Col 1:16; 2:15; 1 Ped 3:22).
Miguel es el nombre del arcángel. Era el ángel patrono de Judá (Dan 10:13, 21; 12:1). Tuvo contienda con el diablo acerca del cuerpo de Moisés (Judas 9) y lucha contra Satanás en defensa de la Iglesia (Apoc 12:7). Estará con Cristo en SU venida, y su voz levantará a los muertos (1 Tes 4:16). Gabriel es el nombre de uno de los príncipes angélicos (véase nota en Luc 2:8-20).
Ocasionalmente la palabra "ángel" parece referirse a las fuerzas inanimadas de la naturaleza; pero como regla general significa fuera de toda duda, personalidades del mundo invisible. Tanto se nos dice en la Biblia acerca del ministerio de los ángeles, que nos vemos obligados a creer que Dios los usa, en parte, para que ejecuten Su voluntad en la administración del universo.
MINISTERIO EN GALILEA
Mateo dedica la mitad de su libro: 14 capítulos, 4:12-19:1.
Marcos dedica la mitad de su libro: 8 capítulos, 1:14-10:1-.
Lucas da menos de 6 capítulos: 4:14-9:51.
Juan casi lo omite del todo.
Entre los versículos 11-12 transcurre casi un año, incluso el ministerio inicial de Jesús en Judea, que abarca los eventos de Juan 1:19 hasta 4:54 y Lucas 4:16-30. Véase nota en Marcos 1:14-15.
Ministerio en Galilea
Resumen Comparativo de los Cuatro Evangelios
MATEO
Llamamiento de Simón, Andrés, Santiago y Juan 4:18-22
Viajes, predicación, sanidades, multitudes y fama, 4:23-25
El Sermón del Monte, 5, 6, 7.
Saneamiento de un leproso, y del siervo del centurión, 8:1-13.
Saneamiento de la suegra de Pedro y de muchachos otros, 8:14-17.
Calma la tempestad, 8:23-27. Los endemoniados gadarenos, 8:28-34.
Saneamiento de un paralítico, 9:1-8.
Llamamiento de Mateo y su banquete, 9:9-13. Del ayuno , 9:14-17.
La hija de Jairo, y la mujer con flujo de sangre, 9:18-26.
Saneamiento de dos ciegos, y de un endemoniado mudo, 9:27-38.
Misión de los doce, 10.
Los mensajeros de Juan el Bautista, 11:1-19.
Reconvención de ciertas ciudades, 11:20-24. "Venid a Mi" 11:25-30.
Los discípulos comen trigo, y Jesús sana, en sábado, 12:1-14.
Saneamiento de un endemoniado ciego y sordo, 12:15-23.
Jesús es acusado de aliarse con Beelzebub, 12:24-45.
La madre y los hermanos de Jesús, 12:46-50.
Parábolas del Sembrador, la Cizaña, la Mostaza, la Levadura, el Tesoro, la Perla y la Red, 13:1-50.
Visita a Nazaret, 13:54-58.
Decapitación de Juan el Bautista, 14:1-12.
Alimentación de los 5.000; Jesús anda sobre el agua, 14:13-33.
Saneamiento de multitudes en Genesaret, 14:34-46.
Los fariseos; la tradición, y lo que contamina al hombre, 15:1-20.
La mujer cananea, 15:21-28.
Alimentación de los 4.000, 15:29-39.
La "levadura de los fariseos", 16:1-12.
La confesión de Pedro, y predicación de la Pasión, 16:13-28.
La transfiguración, y otra predicación de la Pasión, 17:1-13.
El muchacho epiléptico. Nuevamente predice la Pasión, 17:14-23.
El impuesto del Templo, 17:24-27. "Como niños", y el perdón, 18.
MARCOS
Llamamiento de Simón, Andrés, Santiago y Juan, 1:14-20.
Sana al endemoniado, a la suegra de Pedro y a muchos otros, 1:21-34.
Viajes, milagros y saneamiento de un leproso y un paralítico, 1:40-2:12.
Llamamiento de Mateo, y su banquete, 2:13-17. Del ayuno, 2:18-22.
Los discípulos comen trigo, y Jesús sana, en sábado, 2:23-3:6.
Multitudes, fama y milagros, 3:7-12.
Llamamiento de los doce, 3:13-19.
Jesús es acusado de aliarse con Beelzebub, 3:20-23.
La madre y los hermanos de Jesús, 3:31-35.
Parábolas: el Sembrador, la Semilla que crece, y la Mostaza, 4:1-34.
Calma de tempestad, 4:35-41. El endemoniado gadareno, 5:1-20.
La hija de Jairo, y la mujer con flujo de sangre, 5:21-43.
Visita a Nazaret, 6:1-6.
La Misión de los Doce, 6:7-13.
Decapitación de Juan al Bautista. 6:14-29.
Alimentación de los 5.000,Jesús anda sobre las aguas, 6:30-52.
Saneamiento de multitudes en Genesaret, 6:53-56.
Los fariseos; la tradición, y qué es lo que contamina al hombre, 7:1-23.
La mujer sirofenicia, y un sordomudo, 7:24-37.
Alimentación de los 4.000, y la "levadura de los fariseos", 8:1-21.
El ciego de Betsaida recibe la vista, 8:22-26.
La confesión de Pedro, y predicción de la Pasión, 8:27-9:1.
La transfiguración, y otra predicación de la Pasión, 9:2-13.
El muchacho epiléptico. Nuevamente predice la Pasión, 9:14-32.
"¿Quién es el mayor?" y el obrador de milagros desconocido, 9:33-50.
LUCAS
Visitas a Nazaret, 4:14-30.
Sana al endemoniado, a la suegra de Pedro, y a muchos otros, 4:31-34.
Llamamiento e Pedro, Santiago y Juan, 5:1-11.
Saneamiento de un leproso y de un paralítico, 5:12-26.
Llamamiento de Leví, y su banquete, 5:27-32. El ayuno, 5:33-39.
Los discípulos comen trigo, y Jesús sana, en sábado, 6:1-11.
Llamamiento de los doce, 6:12-19.
El Sermón del Monte, 6:20-49.
El siervo del centurión, el hijo de la viuda, y los mensajeros de Juan, 7:1-35.
La pecadora; las mujeres; y la parábola del sembrador, 7:36 - 8:18.
La madre y los hermanos de Jesús; la tempestad; y el endemoniado gadareno, 8:19-39.
La hija de Jairo, y la mujer con flujo de sangre, 8:40-48.
La misión de los doce, 9:1-6.
Decapitación de Juan el Bautista, 9:7-9. Alimentación de 5.000, 9:10-17.
La confesión de Pedro, y predicación de la Pasión, 9:18-27.
La transfiguración, 9:28-36.
El muchacho epiléptico y otra predicación de la Pasión, 9:28-43.
"¿Quién es el mayor?", y el obrador desconocido de milagros, 9:46-50.
JUAN
Milagro preliminar en Caná, y estadía en Capernaum, 2:1-12.
Saneamiento del hijo del noble, 4:43-54. Alimenta a 5.000, 6:1-7:1.
Este es unos de los hechos predichos del Mesías. Véase bajo Mat 2:22-23, y Mar 1:21.
Véase bajo Mar 1:6-20 y Mat 10.
Véase bajo Mar 1:38-39.
DURACIÓN CRONOLÓGICA DEL MINISTERIO EN GALILEA
El ministerio en Galilea comenzó "cuatro meses antes de la siega" (en diciembre) (Juan 4:35. 43). Terminó inmediatamente antes de la Fiesta de Tabernáculos (octubre) o de la Dedicación (diciembre) (Luc 9:51; Juan 7:2 y 10:22).
Abarcó una Pascua (Juan 6:4) y otra Pascua, si como generalmente se cree, la fiesta de Juan 5:1 era una Pascua. Así pues, comenzando en diciembre y continuando más allá de la segunda Pascua hasta octubre o diciembre siguiente duró cerca de dos años, si la fiesta de Juan 5:1 no era la Pascua.
En términos generales, Mateo, Marcos y Lucas parecen seguir el orden cronológico; pero no así en los detalles, pues difieren en cuanto al orden de muchos de los incidentes. Respecto a cuál de los tres sea el más estrictamente cronológico, hay muchas diferencias de opinión entre los eruditos bíblicos. Por cuanto los escritos de los Evangelios parecen haberse dejado guiar por otros factores a agrupar las materias, no es posible clasificar en orden cronológico exacto todo el material que contienen.
Sin embargo, en el ministerio galileo hay algunos eventos y períodos bien marcados, alrededor de los cuales otros pueden agruparse de manera tentativa.
Los 5.000 fueron alimentados en la época de la Pascua (Juan 6:4). Juan el Bautista había sido decapitado inmediatamente antes de esto (Mat 14:12-13. Al mismo tiempo, los doce regresaban de su misión de predicación (Luc 9:10).
Todos los tres escritos colocan la Transfiguración poco antes de la salida final de Galilea, que fue o inmediatamente antes de la fiesta de Tabernáculos (octubre) o de la fiesta de Dedicación (diciembre) (Luc 9:51; Juan 7:1-10; 10:22).
Esto da un plazo de cinco o de ocho meses entre la alimentación de los 5.000 y la Transfiguración, parte de cuyo tiempo Jesús pasó en las regiones de Galilea, visita de la cual poco se nos cuenta.
La parte principal del relato del ministerio de Galilea se ocupa de los 16 meses anteriores a la alimentación de los 5.000, un período de intensa actividad y de gran popularidad.
La tabla siguiente ofrece un bosquejo general del ministerio en Galilea, con algunos sucesos cardinales en tipo negro; la colocación cronológica de algunos de los demás incidentes es solamente una conjetura.
EL MINISTERIO EN GALILEA
Arreglo Cronológico Tentativo
Mateo coloca el Sermón del Monte al comienzo de su relato del ministerio en Galilea, aunque parece haberse dado algunos meses después cuando fueron escogidos los Doce (Luc 6:12-20), si es que Lucas cita el mismo discurso. Mateo debe de haber considerado el Sermón del Monte como un resumen de a enseñanza de Jesús, la cual ilustraba todo Su ministerio entero.
Nunca hemos visto ningún análisis satisfactorio del Sermón del Monte. Parece que solamente forzándolo mucho se le amolda a cualquier bosquejo de los ideados por aquellos que interpretan el discurso entero como un desarrollo lógico de una tesis determinada, tal como lo hacen muchos comentaristas. Dos de sus divisiones, 5:17-48 y 6:1-18, parecen tratar en forma ordenada dos temas diferentes: la relación de Jesús con la ley, y la motivación interior de la vida religiosa. El resto se parece más a un grupo de dichos proverbiales sobre diferentes asuntos, la repetición constante de los cuales era una forma favorita de enseñanza entre los orientales.
No se especifica sobre cuál montaña fue dado este discurso. Dice la tradición que fue sobre los "Cuernos de Hattin". Para una comparación con el relato de Lucas, véase bajo Luc 6:20-49.
Paradójicamente, Jesús llama aquí bienaventurados a aquellos de quienes el mundo generalmente tiene lástima: los desanimados, los tristes, los humildes, los deprimidos en espíritu, los misericordiosos, los de corazón puro, los pacíficos, y los perseguidos. Es todo lo opuesto a las normas del mundo. Pero en cada caso la bendición reside no en el estado mismo, sino en el glorioso premio venidero. Para Jesús, que lo conocía, el cielo parecía tan infinitamente superior a la vida terrenal, que estimaba como una bendición cualquier cosa que aumentará el anhelo de él.
Es decir, conservadores y guías. Jesús dijo que El mismo era la luz del mundo (Juan 8:12). El brilla a través de Sus seguidores, y éstos reflejan Su gloria. El motivo más elevado que un hombre puede tener es que, mediante su modo de vivir, otros sean impulsados a glorificara Dios.
No hay contradicción aquí entre las enseñanzas de Jesús y la de Romanos, Gálatas y Hebreos, de que somos justificados mediante la fe en Cristo y no por las obras de la ley. Lo que Jesús nos dice es que la ley moral de Dios es la expresión de la santidad de Dios mismo, y obliga de manera eterna al pueblo de Dios; y que en realidad, El vino para impartir a su expresión anterior un significado más profundo y para hacer que rigiera no solamente en los actos externos, sino también en las profundidades más recónditas del corazón humano. Luego procede a ilustrar esto en cinco aspectos: el asesinato, el adulterio, los juramentos, la venganza y el odiar al enemigo.
La ley contra el asesinato era uno de los Diez Mandamientos (Ex 20:13). Jesús prohíbe que abriguemos en el corazón el enojo que conduce al acto.
La ley contra el adulterio también era uno de los Diez Mandamientos (Ex 20:14). Jesús nos prohíbe abrigar la lujuria que conduce al acto. Nótese que en relación tanto el odio como con la lujuria, Jesús nos advierte contra el "infierno del fuego" (22, 29 30). No solamente nos amonesta a que vigilemos nuestros sentimientos interiores, sino también va mucho más allá que Moisés en restringir el divorcio (32). Véase también Mat 19:3-12; Mar 10:2-12; 1 Cor 7.
Esto probablemente se refiere a los juramentos judiciales, a la blasfemia vulgar y aun trivial del nombre de Dios en la conversación ordinaria. El lenguaje fuerte y extravagante no es propio de aquellos que pueden hacer tan poco acerca de aquello de que hablan.
La legislación de "ojo por ojo" era parte de la ley civil y era administrada por los jueces (Ex 21:22-25). Aquí Jesús no legisla para cortes de justicia. El gobierno civil ordenado por Dios (Rom 13:1-7), para defender de elementos criminales a la sociedad humana. En cuanto más severa sea la justicia de las cortes, tanto mejor será para la sociedad. Pero aquí Jesús enseña principios conforme a los cuales los individuos, como tales deben tratar a otros individuos. Véase bajo Luc 6:27-38.
"Aborrecerás a tu enemigo" (43) no se halla en el Pentateuco. Quizás se implique en algunos de los tratos para con los enemigos de Israel en el A.T., y en algunos de los Salmos. Sea esto como sea, Jesús lo prohíbe. Véase bajo Luc 6:27-38.
Véase bajo Luc 12:1-12. Aquí se ilustra bajo tres aspectos: Limosnas, 6:2-4; Oración, 6:5:15 (Véase bajo Luc 11 y 18); y el Ayuno, 6:16-18 (Véase bajo Mar 2:18-22).
Véase bajo Luc 12:13-34.
Véase bajo Luc 6:39-45.
Hemos de usar el tacto y de sentido común al hablar de la religión. De otra manera quizás hagamos más males que bienes.
Véase bajo Luc 18:1-8.
Véase bajo Luc 6:27-38.
Véase bajo Luc 13:22-30.
Jesús profetizó acerca de falsos maestros y previno contra ellos (Mat 24:11, 24). Así hicieron repetidamente los escritores del N.T. El obstáculo más destructor del progreso del cristianismo entre los hombres ha sido su corrupción inmisericorde a menos de sus propios promotores, que lo han mancillado hasta dejarlo casi irreconocible.
Véase bajo Luc 6:46-49.
Jesús tenía autoridad en Sí mismo. "Habéis oído que fue dicho...Más yo os digo." Nunca habló hombre así.
Véase bajo Mar. 1:40-44.
Véase bajo Luc 7:1-10.
Véase bajo Mar 1:29-31.
Véase bajo Mar 1:32-34.
Véase bajo Luc 9:57-62
Véase bajo Mar 4:36-41.
Véase bajo Mar 5:1-10.
Véase bajo Mar 2:1-12.
Véase bajo Mat 1:1.
Véase bajo Mar 2:18-22.
Véase bajo Luc 8:40-56.
Véase bajo Mar 8:22-26.
Véase bajo Mar 7:31-37.
Véase bajo Mar 1:39.
Se cuenta también, más brevemente en Marcos 6:7-13 y Lucas 9:1-6. Debe de haber sido poco antes de la Pascua, porque regresaron al tiempo de la Pascua, inmediatamente antes de la alimentación de los 5.000 (Luc 9:10-17, Juan 6:4).
Estas palabras de Jesús para los Doce contienen consejos admirables para todo cristiano: que seamos prudentes como serpientes, y sencillos como palomas; que estemos dispuestos a soportar pruebas; que confiemos en el cuidado de Dios para los Suyos, que jamás faltará; y que mantengamos los ojos puestos en el blanco eterno.
Algunas de las instrucciones de Jesús eran para aquel entonces solamente; por ejemplo, la de que no llevarán dinero. Con el poder para sanar, no les habría de faltar alojamiento y comida. Más tarde se les dijo que sí llevarán dinero (Luc 22:35-38).
El Llamamiento de los Doce
Jesús tomó cerca de año y medio para completar su elección. Luego estuvieron con Él unos dos años.
¿Noviembre del 26 d.C.? Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael creyeron en Él durante el ministerio de Juan (Juan 1:35-51); Le acompañaron a Caná; y luego volvieron a sus quehaceres, hasta otro llamamiento posterior.
¿Enero del 28 d.C? Terminado Su ministerio inicial en Judea, y al comenzar Su obra en Galilea, Jesús llama a Simón, Andrés, Santiago y Juan para que abandonen la pesca y se asocien con Él de manera definitiva (Mar 1:16-20). Poco después, se invitó a Mateo para que se uniera al grupo (Mat 9:9).
¿Mayo del 28 d.C.? Nombramiento formal de los doce (Luc 6:12-16).
¿Marzo del 29 d.C.? Les dio poder para sanar, y les envió de dos en dos en una jira de quizás un mes o poco más (Mat.10).
¿Mayo del 30 d.C.? La comisión final de que llevaran el Evangelio hasta los fines de la tierra (Mat 28:16-20).
La Preparación de los Doce.
La elección y la preparación de los hombres a quienes había de confiar Su obra fue una parte sumamente importante de la misión terrenal de Jesús. Su propósito principal al venir al mundo era morir como el Cordero de Dios en expiación por el pecado humano, y levantarse de entre los muertos para traer a los hombres la vida eterna. Pero ¿qué provecho traería Su vida, muerte y resurrección a un mundo que no supiera de ellas? Si los hombres a quienes confiaba Su obra Le fallaban, entonces Su venida a la tierra habría sido en vano.
La primera misión de los Doce fue parte de su preparación posiblemente con la mira de darles experiencia práctica, y fue parte del método de Jesús, de anunciar a la nación que el Mesías había venido. No había periódicos. El único medios de difundir la noticia era la palabra hablada. Más tarde envió a los Setenta con el mismo propósito. Estos hombres autenticaban su mensaje mediante milagros especiales, no solamente para atraer la atención sino también para dar a conocer a la nación el carácter extraordinario de Aquel a quién anunciaban.
Prepararlos no era fácil, pues se les preparaba para una obra muy diferente de la que ellos mismos pensaban. Comenzaron a seguirle como político, sin pensamiento alguno de ser los predicadores que luego fueron. Ellos esperaban que él como Mesías establecería un imperio político mundial, del cual ellos serían administradores. Véase bajo Mateo 13.
Su método para cambiar las ideas de ellos acerca de la obra que El y ellos habían de hacer fue, primeramente, presentárseles en toda la plenitud de Su divina gloria, a fin de que, no importa cuán diferentemente hablaba y obraba, de como ellos esperaban que el Mesías hablara y obrara, todavía creyeran que El lo era. Esta es una de las razones de por qué obraba milagros, y qué fue transformado.
Luego, a la par de esto, hablaba en parábolas, figuras oscuras, para darles la impresión de que no siempre quería decir exactamente lo que parecía decir. Les mantuvo por algún tiempo en un estado de incertidumbre. Si les hubiera hablado claramente desde el principio, posiblemente no hubieran tenido interés alguno en seguirle.
Cuando por fin les dijo que en lugar de erigir un trono había de ser crucificado, quedaron atónitos. Pero todavía persistían en pensar que era solamente un parábola. Aun en la Última Cena sus mentes todavía se ocupaban de preguntarse cuál de ellos había de tener el puesto más alto.
No fue sino después de Su resurrección y la venida del Espíritu Santo, que por fin comprendieron que se trataba de un reino en el cual Jesús reinaría en los corazones de los hombres, y que a ellos les tocaba tan solamente contar la historia de Jesús. Eso era todo. Esa historia haría su propia obra. Si los hombres saben de Jesús, Le amarán; y cuando Le aman, entonces comienza Su bendita influencia a obrar en sus corazones. Era muy diferente a un reino en el cual marcharían ejércitos al mando de los apóstoles, y las naciones obedecerían sus mandatos.
Esto sucedió mientras Juan estaba en la cárcel. Jesús estaba en el apogeo de Su popularidad. Juan evidentemente esperaba a un Mesías político, y no podía entender por qué Jesús no daba los pasos apropiados para ese fin. En realidad, había comenzado a preguntarse si no había en todo aquello alguna equivocación.
La contestación de Jesús indica que consideraba Sus milagros como evidencia suficiente de que El era el Mesías. Nótese que las dudas de Juan no mermaban el concepto que Jesús tenía de él. Dijo que jamás se había levantado otro mayor. Sin embargo, en cuanto a sus privilegios, el que sea el menor en el reino de Cristo es mayor que Juan. !Qué comentario acerca de los privilegios de ser Cristiano!
"Se les hace fuerza" (12), Los seguidores tanto de Juan como de Jesús mismo hacían todo esfuerzo posible para imponerle a El la dirección de un movimiento político de naturaleza militar y mundana.
"Quien tiene oídos para oír, oiga" (15) era uno de los dichos favoritos de Jesús (Mat 13:9, 43; Mar 4:9, 23; Luc 8:8; 14:35). También de Juan (Apoc 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22; 13:9). Jesús sabía que hay algunos que están fuera del alcance de las cosas espirituales.
Al contrastar Su propio modo de vivir con el de Juan, dijo que ambos eran de Dios, y ambos tenían su lugar dentro del esfuerzo divino para apelar a aquella generación.
Tres ciudades, al extremo norte del Mar de Galilea, se nombran como escena principal de los milagros de Jesús (Mar 6:45-52). Capernaum era Su propia morada principal. Betsaida, 5 km. al NE., a la desembocadura del Jordán, era el hogar Pedro, Andrés y Felipe. Corazín quedaba en medio y hacia al norte. Favorecidas sobre toda otra ciudad del mundo, la sentencia pronunciada por Jesús demuestra que El consideraba Sus milagros como de un valor evidencial que era peligroso desconocer.
Las palabras más dulces y más cariñosas que jamás hayan oído oídos mortales. Jesús parece alegrarse de que quienes Le recibían eran los de corazón sencillo, del pueblo común. Pablo dijo lo mismo (1 Cor. 1:26). Parece que a los intelectuales, con su orgullo intelectual, les es difícil humillarse hasta reconocer su necesidad de un Salvador. Aquí Jesús señala en Sí mismo aquella cualidad de mansedumbre y de humildad de corazón que El había bendecido en Mat 5:5. También de Moisés se dice que era un hombre manso (Núm 12:3).
(Véase bajo Mar 2:23-27)
(Véase bajo Mar 3:1-6)
En Mar 3:7-12 se nos dice que además de los galileos, las multitudes habían venido de Judea, Jerusalén, Idumea (Edom, al sur del Mar Muerto) y de la región de Tiro y Sidón. Así pues, oyendo de Sus milagros, grandes multitudes venían a pie desde 150 km. alrededor, trayendo a sus enfermos, y Él les sanaba a todos (15).
Se cuenta también en Luc. 11:14-15. Era para el pueblo un gran milagro, porque a pesar de que ya se habían acostumbrado a los milagros, "estaban atónitos." "Hijo de David" (23) era el título comúnmente aceptado del Mesías (Mar 1:1; 9:27; 15:22; 20:30; 21:9; 22:42; Juan 7:42).
Esto se relata también en Mar 3:22-30; Luc 11:14-26; 12:8-10. Nótese que los fariseos por más que odiaban a Jesús, no negaban Sus milagros, que eran demasiado numerosos y bien conocidos para ser negados. A pesar de que los milagros eran de naturaleza enteramente benévola, tan endurecidos y tan hipócritas eran los fariseos, que los atribuían a origen satánico. Acusaciones tan viles y diabólicas daban evidencia de una naturaleza casi irremediable. Quizás este sea el significado de las palabras de Jesús: un estado de corazón a que ellos estaban peligrosamente cerca. En Luc 12:10 el pecado imperdonable se relaciona con el negar a Cristo. Jesús parece distinguir entre el pecado con El mismo, y contra el Espíritu Santo (32). Muy comúnmente el pecado imperdonable se entiende de esta manera: rechazar a Cristo mientras aún estaba en la carne con Su obra sin terminar y cuando aun Sus propios discípulos no Le comprendían, era perdonable. Pero cuando Su obra estaba ya completa, y el Espíritu Santo había venido,- entonces, con pleno conocimiento, rechazar deliberadamente el ofrecimiento de Cristo que el Espíritu Santo haría, constituiría el pecado que "no tiene jamás perdón, mas está expuesto a eterno juicio." De un pecado similar se habla en Heb 6:6; 10:26, y 1 Juan 5:16. Véase nota bajo estos pasajes.
Las "palabras ociosas" (36) se mencionan en relación con el pecado imperdonable. Nuestras palabras demuestran nuestro carácter (34).Cada palabra nuestra, además de cada secreto (véase bajo Luc 12:1-12) se registra para ser reproducido en el día del juicio.
Se cuenta también en Luc 11:29-32. Era la impudicia más descarada pedirle a Jesús una señal cuando acababan de acusarle de hacer señales con la ayuda de Beelzebub. Probablemente querían algo más espectacular, algo como los truenos de Sinaí o la caída del maná. Jesús les prometió una señal aún más sorprendente todavía, que llamó la "señal de Jonás" Su propia resurrección de entre los muertos, la señal más grande de todos los siglos. De las costumbres de los demonios (43-45) véase bajo Mar 5:1-20.
Se relata también en Mar 3:31-35 y Luc 8:19-21. La contestación de Jesús aquí enseña que los lazos espirituales son más fuertes que los de la carne, e implica claramente que Su madre no estaba más cerca de Él que cualquiera que hace la voluntad de Dios. Tomen nota de ello los adoradores de la "Bienaventurada Virgen"."
Una parábola es una especie de "metáfora prolongada"; una comparación que ilustra las cosas espirituales mediante las comunes. En términos generales, las parábolas son historietas para ilustrar ciertas verdades. En cierto modo, Jesús era un narrador de anécdotas, algo así como lo era Esopo, o Abraham Lincoln.
Usaba las parábolas, en parte como dichos oscuros, "para velar por un tiempo lo que había de revelar." El reino que Jesús se proponía establecer era tan completamente diferente de lo que generalmente se esperaba del Mesías, que le era necesario tener mucho tacto. Así, pues, usaba estos cuentos para ilustrar "el origen, el desarrollo, el carácter mixto y la consumación" del Reino, todo lo cual nos parece muy claro a nosotros, pero que era enigma para Sus oyentes inmediatos cuyas mentes estaban ocupadas de previo con un concepto muy diferente.
Al interpretar las parábolas, el problema es saber cuáles detalles son esenciales y cuáles son tan solamente incidentes sin significado, necesarios para la presentación de la historia. Generalmente una parábola se formulaba para enseñar un solo hecho, y no se le debe forzar a que dé lecciones cada detalle.
El número de las parábolas se cita como desde 27 hasta 50, pues lo que algunos llaman parábolas, otros llaman metáforas; por ejemplo, las "ovejas y los cabritos," la "casa sobre la roca o sobre la peña", la "lámpara debajo del almud," el "remiendo nuevo en traje viejo", etc. Generalmente su número se calcula en unos 30. Algunas de ellas se parecen mucho entre sí. Jesús usaba diferentes relatos para ilustrar un mismo punto, y a veces un mismo relato para ilustrar diferentes puntos. Usó sin duda algunas de estas parábolas cientos de veces, pues no era como el pastor de una iglesia, que ha de predicar de continuo al mismo publico, sino más bien como un predicador andante que se dirige día tras día a diferentes grupos.
Se relata también en Mar 4:1-25 y Luc 8:4-16. La semilla es la Palabra (Luc 8:11). Las almas nacen de la Palabra de Dios (1 Ped 1:23), y no de la hojarasca de sermones insípidos. Esta parábola es una profecía de cómo sería recibido el Evangelio. Algunos ni oirán. Otros lo recibirán, pero pronto se apartarán. Otros seguirán por algún tiempo, pero poco a poco perderán interés. Y algunos se mantendrán firmes, en mayor o menor grado, hasta dar el fruto final.
Dos ilustraciones, con diferente grado de énfasis, de que aun cuando el mundo será leudado por el Evangelio, sin embargo lo malo persistirá juntamente con lo bueno hasta el fin del mundo, cuando habrá una separación final, yendo los malos a su infeliz suerte, y los justos al reino de gloria eterna. Jesús no tenía ilusiones de que este mundo se hiciera una utopía. Sabía muy bien que hasta el fin Su Evangelio sería rechazado por gran parte del mundo. Reconocía solamente dos clases, los salvos y los perdidos. Una y otra vez hablaba del destino de los perdidos, del "lloro y el crujir de dientes." Seguramente El sabía de lo que hablaba. Nos preguntamos por qué los hombres siguen su camino sin hacer caso de estas señales de peligro que, por así decirlo, Jesús trataba casi frenéticamente de agitar delante de ellos.
Se halla también en Mar 4:30-32; Luc 13:18-20. Dos parábolas similares, que ilustran el pequeño comienzo del reino de Cristo, su crecimiento paulatino e imperceptible tanto en el individuo como en el mundo en general, y cómo por fin alcanza vasta proporciones y lauda todas las instituciones, las filosofías y los gobiernos de la tierra.
Una doble ilustración de una misma cosa; el valor inestimable de Cristo para el alma humana. Para obtener lo que Cristo ofrece, vale la pena perder todo lo demás, aun la vida misma.
EL REINO
Nótese cuán a menudo aparece la palabra "reino" en Mateo: 3:2; 4:17, 23; 5:3, 10, 19, 20; 6:10, 33; 7:21; 8:11; 9:35; 10:7; 11:11,12; 12:28; 13:11, 24, 31, 33, 43, 44, 45, 47, 52; 16:19, 28; 18:23; 19:12, 14, 23, 24; 20:1; 21:31, 43; 22:2; 23:13; 24:14; 25:1, 34; 26:29.
Un reino político, en el cual la nación Judía, bajo su Mesías, regiría al mundo, es lo que ellos esperaban. Herodes compartía aquel concepto, y trató de destruir a Jesús en Su niñez, por cuanto pensaba que el reino del Cristo sería un reino político, rival del suyo propio. Juan el Bautista compartía aquel concepto, y cuando Jesús no dio indicios de ser rey de esa naturaleza, Juan comenzó a dudar si Él sería en realidad el Mesías o no (Mat 11:3). Los doce apóstoles compartían aquel concepto hasta después de la resurrección. Su última pregunta a Jesús fue, "Señor, ¿restituirás el reino a Israel es este tiempo? (Hechos 1:6). Sus mentes estaban puestas en la independencia política de su país, más bien que en la eterna salvación personal.
¿Qué es el Reino que Jesús vino a fundar? No un reino político, sino para reinar en los corazones de los hombres, y por medio de sus corazones controlar y transformar sus vidas. El corazón humano es la esfera en donde Jesús vino para reinar; hacer que toda la humanidad Le amara. ¿Y para qué? Para modelarnos a Su propia imagen, y hacernos aptos para la comunión eterna con nuestro creador. Del afecto hacia El, la devoción hacia Él y la adoración de El, nacerá toda la belleza y el consuelo de la vida, la transformación del carácter, y la regeneración del alma.
La palabra "Reino", tal como figura en el N.T., es de uso flexible. A veces parece significar el reino de Dios en el individuo; a veces, el reino general de justicia entre los hombres. A veces, la iglesia; a veces, el cristianismo; a veces el reino milenial; a veces el cielo. La idea básica de la palabra implica el dominio de Jesús en los corazones de Su pueblo a través de todas las dispensaciones y hasta la eternidad. El reino tiene aspectos y etapas. A veces la palabra puede referirse a un aspecto o etapa, y a veces a otro.
Véase bajo Mar 6:1-6
Véase bajo Luc 3:1-20
Véase bajo Juan 6:1-15.
Véase bajo Juan 6:16-21.
DESDE LA ALIMENTACIÓN DE LOS 5.000 HASTA LA TRANSFIGURACIÓN.
Véase bajo Mar 6:53.
Véase bajo Mar 7:1-23.
Véase bajo Mar 7:24-30.
Véase bajo Mar 8: 1-9.
Véase bajo Mar 8:10-21.
Esto se relata también en Mar 8:27-29 y Luc 9:18-20. Hacía ya unos tres años que Pedro había aceptado por primera vez a Jesús como el Mesías (Juan 1:41, 42). Un año después, Le llamó "Señor" (Luc 5:8). Medio años después, Le llamó "el Santo de Dios" (Juan 6:68, 69). Ahora, después de dos años y medio de asociarse con Jesús, expresa su firme convicción en Su deidad.
La "Roca" (18) sobre la cual Jesús había de edificar Su iglesia, no es Pedro, sino la verdad que Pedro confesaba, es decir, que Jesús es el Hijo de Dios. La deidad de Jesús es el cimiento sobre el cual descansa la Iglesia. Es el credo fundamental del cristianismo. Tal es el significado inconfundible del lenguaje.
"Las Llaves del Reino" (19). La interpretación general de esto es que Pedro abrió la puerta de la salvación; en el día de Pentecostés para los judíos (Hechos 2), y más tarde para los gentiles (Hechos 10). No le fue dado personalmente el poder de perdonar pecados, sino el de proclamar las condiciones para obtenerlo. Cualesquiera autoridad que aquí se le da a Pedro, fue dada también a los demás apóstoles (Mat 18:18; Juan 20:23); y esto en un sentido no absoluto, sino solamente declarativo. En Cristo hay misericordia y perdón para todos. Cristo perdona. Sus apóstoles fueron inspirados del Espíritu Santo para proclamar, y luego registrar en el N.T., las condiciones de aquel perdón.
Pedro jamás reclamó superioridad alguna sobre los demás apóstoles. Tampoco él, ni ningún otro apóstol, profesó jamás perdonar los pecados de nadie. Nosotros podemos perdonar pecados contra nosotros mismos. La Iglesia puede perdonar pecados contra ella. Pero solamente Dios puede realmente perdonar el pecado.
En ninguna parte del N.T. hay siquiera una intimación de que la autoridad de Pedro, sea cual haya sido, había de ser traspasada a los papas. Signifique lo que haya significado este pasaje para los apóstoles, ciertamente no hay base alguna que ningún otro reclame las prerrogativas que Cristo les concedió. No hay aquí absolutamente ningún apoyo para la pretensión de Roma, de que su sacerdote tiene el poder de conceder la absolución. Solamente Dios puede perdonar el pecado. El que cualquier hombre o grupo de hombres asuma este privilegio es arrogancia y usurpación blasfema.
Véase bajo Mar 9:30-32
Véase bajo Mar 9:2-13
Véase bajo Mar 9:14-29
Véase bajo Mar 9:30-32.
Esto era una especie de impuesto per cápita para el santuario, que se cobraba a cada varón mayor de veinte años (Ex 30:11-15). El dracma valía unos $0.16 de USA. Jesús, como Señor del santuario, estaba exento. Sin embargo, para que no fuera mal entendida Su actitud hacia el Templo, lo pagó, haciendo uso de un milagro para proveer el dinero.
Véase bajo Luc 9:46-48.
Véase bajo Mar 9:41-50.
Un talento (24) era cerca de $1.000 de USA. Un denario equivalía a unos $0.16. Al hombre le fueron perdonados $ 10.000.000, pero no quiso perdonar $ 16. Tal es la comparación de Jesús, entre los pecados nuestros contra Dios y los cometidos contra nosotros. Nótese la afirmación categórica de Jesús, de que si nosotros no perdonamos, no hay esperanza alguna de perdón para nosotros (35).
EL MINISTERIO EN PEREA
Caps. 19 y 20. Véase bajo Luc 9:51
Véase bajo Luc 9:51.
La enseñanza de Jesús acerca del divorcio se registra aquí y en Mat 5:31-32; Mar 10:2-12; Luc 16:18; y Pablo trata del tema en 1 Cor 7. Un hombre y una mujer, casados de por vida, es el plan de Dios para la raza humana. En la ley mosaica, Dios se acomodó en cierta medida a la debilidad humana. Cristo parece admitir una sola causa para el divorcio (9); esta declaración la modificó luego diciendo que "no todos reciben esta palabra" (11),
Véase bajo Luc 18:15-17
Véase bajo Luc 18:18-30
Esto no significa que en cielo todos serán tratados de una misma manera, ni que no habrá premios. La parábola de los Talentos (Mat 25:14-30) parece enseñarlo claramente; y así lo enseñó Pablo (1 Cor 3:14-15). Esta es una de las parábolas que no se han de forzar en busca de una lección en cada detalle. Aquí Jesús se proponía enseñar una sola cosa: que algunos que se creen los primeros en este mundo se verán los últimos en el cielo. Esto lo dijo varias veces (Mat 19:30; 20:16; Mar 10:31; Luc 13:30). Las normas celestiales y las terrenales son completamente diferentes, en tal forma, que muchos de los cristianos más humildes en esta tierra, esclavos y sirvientes, tendrán los lugares más altos en el cielo; y muchos grandes dignatarios de la iglesia, si es que llegan allá, se verán inferiores a los que aquí les servían. Véase además bajo Luc 16:19-31.
Véase bajo Mar 9:30-32.
Lo patético de esto es que tal fuera su reacción a las palabras de Jesús, de que iba a la cruz. !Aun Juan, el amado Juan, tan ciegamente egoísta! Véase bajo Luc 9:46-48.
Véase bajo Luc 18:35-43.
LA ÚLTIMA SEMANA DE JESÚS
Capítulos 21 al 28
Se cuenta también en Mar 11:1-10; Luc 19:29-38; Juan 12:12-19. Era el domingo anterior a Su muerte. Jesús había venido como el Mesías tan largo tiempo anunciado. Durante tres años se había proclamado ante la nación mediante incesantes viajes y milagros, y los viajes y milagros de los Doce, y de los setenta. Sabía que su muerte había sido acordada por los gobernantes. Estaba preparado para ello. Su tiempo había venido. Arrojando a los vientos toda preocupación, en una magna manifestación pública como última advertencia a la Ciudad Santa, entró en medio de las aleluyas y hosannas de la multitud expectante; evento tan trascendente como para hacer clamar de gozo aun a las piedras (Luc 19:40). El pueblo estaba jubiloso. Creía que había venido la hora de su liberación Jesús montaba un pollino, porque estaba anunciado que así vendría el Rey Mesías (Zac 9:9).
También se cuenta en Mar 11:15-18; Luc 19:45-47. Era lunes. Jesús había hecho esto mismo tres años antes, al comienzo de Su ministerio público (véase nota sobre Juan 2:13-16). Las enormes ganancias de los puestos de mercado dentro del área del Templo, a lo largo del Pórtico de Salomón, enriquecían a la familia del sumo sacerdote. Jesús ardía de indignación contra tal perversión de los usos de la Casa de Dios. Sabía las intenciones de ellos acerca de El, y con desprecio total arrojó al guante, como si quisiera deliberadamente provocar su antagonismo. Además, tal cosa se esperaba del Mesías (Mat 3:1-3). Véase bajo Juan 2:13-16.
Se halla también en Mar 11:12-14 y 20:24. Sucedió el lunes por la mañana, mientras iban de Betania a Jerusalén, por el camino que pasa sobre el Monte de los Olivos. Los discípulos lo notaron a la mañana siguiente, cuando iban a la ciudad. Evidentemente habían vuelto a Betania el lunes por la tarde por el camino que rodea la base sur del Monte.
También se cuenta en Mar 11:27-33; Luc 20:1-8. "¿Quién te dio el derecho de hacerte cargo de la ciudad y del Templo? ¿Quién eres?" Los gobernantes estaban amargados por cuanto el pueblo estaba de parte de Jesús, e hicieron todo esfuerzo imaginable para tomarle en alguna trampa. Pero El era un dialéctico consumado, y para cada pregunta tenía réplica desconcertante.
Esta parábola se dirige directamente contra los directores religiosos: los principales sacerdotes, ancianos, escribas y fariseos, que profesaban ser los dirigentes, del pueblo de Dios. Estos rechazaban a Jesús; pero el pueblo común Le recibía con gozo.
Se relata también en Mar 12:1-12; Luc 20:9-19. La parábola anterior de los dos hijos de dirigía principalmente contra los dirigentes de la nación; esta se dirige contra la nación misma.
Otra ilustración de lo mismo: que por su trato vergonzoso de los mensajeros divinos, la nación elegida de Dios sería ahora desechada y la ciudad capital arrastrada por el fuego, y otros pueblos serían llamados en lugar suyo. Es además una especie de parábola doble, pues contiene una advertencia para los nuevos, para que se cuiden de caer en igual suerte.
Véase bajo Mar 12:13-17
Véase bajo Mar 12:18-27
Bajo Mar 12:28-34
Véase bajo Mar 12:35-37
Los fariseos eran la más numerosa, poderosa e influyente de las sectas religiosas de la época de Jesús. Eran legalistas estrictos. Sustentaban la observación rígida de la letra y las normas de la Ley, y también de la tradición. Había entre ellos hombres buenos, pero como grupo eran conocidos, como avaros, empedernidos, ostentadores de su justicia propia, e hipócritas.
Los escribas eran copistas de la Escrituras. Debido a su conocimiento minucioso de la Ley, llegaron a ser autoridades reconocidas. A veces se les llamaba "doctores" o "sabios" de la ley. Los más notables reunían escuelas alrededor de sí. Los escribas y los fariseos eran los dirigentes religiosos de la nación.
Estas palabras que les dirigió Jesús constituyen la denunciación más severa que jamás salió de Sus labios. Les llama "serpientes" y "engendro de víboras" (33). Jesús jamás habló así a pecadores, a publicanos o al pueblo común. El mismo era el hombre más genuinamente religioso que jamás haya existido. Pero Su alma !cómo aborrecía la simulación religiosa!
Semejantes hipócritas no se acabaron en aquella generación. Por todos los siglos la Iglesia ha estado plagada de dirigentes tales como los descritos en Mateo 23; irreligiosos profesados religionistas, que se exhiben en traje de santidad y enseñan a otros lo que ellos mismos no practican; pretenciosos, pagados de sí mismos, pavoneándose como señores; predicadores de religión, sin tener ellos mismos ninguna.
La Despedida al Templo
El lunes, Jesús había limpiado el Templo. El martes, después de una última advertencia de que el Reino de Dios sería ahora quitado de los judíos y dado a otros, con una denuncia tremenda y un arranque apasionado de lástima, salió del Templo para jamás volver, abandonándolo a su destrucción. Con Su salida del Templo terminó Su ministerio público, para aguardar en calma la muerte que Le esperaba y que tendría lugar tres días después.
EL GRAN DISCURSO SOBRE EL TIEMPO DEL FIN
Capítulos 24, 25. Se relata también en Mar 13 y Luc 21.
Este discurso se dio después de haber salido Jesús del Templo por última vez. Trata de la destrucción de Jerusalén, de Su propio regreso, y del fin del mundo. Algunas de Sus palabras se refieren a un suceso, y otras a otro. A veces los conceptos están tan entremezclados que es difícil saber exactamente a cuál suceso se refieren. Quizás los haya mezclado de manera intencional. O puede ser solamente un relato breve de un discurso mucho más extenso. Parece claro que El tenía en mente dos eventos distintos, separados por un intervalo de tiempo; así lo indica "todo esto" en 24:34, y "aquel día" en 24: 36. Algunos aplican "esta generación" de 24:34 a la nación; es decir, que la nación judía no desaparecería hasta que el Señor venga. La interpretación más general es que El quiso decir que Jerusalén sería destruida dentro del plazo de vida de la generación entonces viviente. Al que vea dos picos lejanos de montaña, uno detrás del otro le parece que están muy juntos, aun cuando en realidad se hallan muy distantes. Así, bajo la perspectiva de Jesús, estos dos eventos, el uno en ciertos respectos típicos del otro, se aproximan el uno al otro, aun cuando interviene un largo plazo entre ambos. Lo que él dijo en una sola frase quizás se aplique a edades enteras. Lo que sucedió en un caso puede ser un "cumplimiento iniciado" de lo que sucederá en el otro.
Sus palabras acerca de Jerusalén se cumplieron de manera literal 40 años después. Los magníficos edificios de oro y mármol, que desde lejos "parecían una montaña cubierta de nieve" fueron demolidos de manera tan completa por el ejercito romano, en el año 70 d.C., que Josefo dijo que parecía ser un lugar que jamás había sido habitado (véase bajo Heb 13).
La parte mucho mayor de este gran discurso se dedica al tema de la segunda venida de Jesús. Faltando solamente tres días para Su muerte, y sabiendo que los discípulos serían pasmados hasta casi perder la fe en El y en Su reino, toma gran empeño en explicarles que aún se realizarían sus esperanzas, y de una manera mucho más gloriosa de lo que ellos jamás habían soñado.
Los pensamientos de Jesús se ocupaban mucho de Su segunda venida:
"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él" (Mat 25:31).
"El Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras" (Mat 16:27).
"Como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijos del Hombre" (Mat 24:27).
"Como los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre" (Mat 24:37).
"Asimismo también como fue en los días de Lot ... Como esto será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará" (Luc 17:28-30).
"Verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con potestad y majestad grande" (Luc 21:27).
"El que se avergonzaré de mí ... el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Mar 8:38).
"Voy a preparar lugar para vosotros; y vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo" (Juan 14:2-3).
Su venida será proclamada con "gran voz de trompeta" (Mat 24:31), así como de antaño se reunía la nación (Ex 19:13, 16, 19). El hecho de que Pablo repite esta expresión, "será tocada la trompeta", en relación con la resurrección (1 Cor 15:52), y en 1 Tes 4:16 dice que "el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo", indica que quizás sea algo más que una figura del lenguaje; será un gran evento histórico, real y repentino, en el cual El llame a Sí mismo a los Suyos, de entre los vivos y los muertos, en escala gigantesca y poderosa.
Ni Su venida a Jerusalén en juicio en el año 70 d.C., ni la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (los apóstoles mismo no pensaban que Jesús hubiera venido el día de Pentecostés; años después, todavía Le esperaban), ni SI venida a los Suyos una y otra vez en nuevas experiencias; ni el ir nosotros a El en la muerte; ninguna de estas cosas pueden agotar el significado de las palabras de Jesús acerca de Su segunda venida.
Es mejor no dogmatizar acerca de ciertos eventos concurrentes que se relacionan con Su segunda venida. Pero su el lenguaje es de manera alguna un vehículo del pensamiento, ciertamente se requiere mucha explicación e interpretación para sacar de las palabras de Jesús algo que no signifique que El mismo conceptuaba Su segunda venida como un evento histórico bien definido en el cual El, personalmente y literalmente (aunque no en Su cuerpo de carne sino en cuerpo glorificado) aparecerá para juntar consigo mismo en eterna gloria a aquellos que hayan sido redimidos en Su sangre.
Es también mejor no empañar la esperanza de SU venida con teorías demasiado detalladas acerca de lo que sucederá cuando El venga. Sospechamos que alguno se verán sumamente chasqueados si Jesús no se ciñe al programa que ellos Le han formulado.
Se cuenta que la Reina Victoria, hondamente impresionada por un sermón de W.J. Farrar acerca de la segunda venida del Señor, le dijo: "Deán Farrar, quisiera estar viva cuando vengo Jesús, para poder poner la corona de Inglaterra a Sus pies".
A partir de aquí el discurso de Jesús es una exhortación a la vigilancia. Su segunda venida tenía lugar preeminente en Sus propios pensamientos. Así debe ser en los nuestros.
Esta parábola significa una sola cosa: que debemos mantener nuestros pensamientos fijos en el Señor, y estar preparados cuando El venga. Los "prudentes" tomaban precauciones por si el esposo demoraba.
Esta, así como la parábola de las minas (Luc 19:11-27), significa que estamos siendo preparados para un servicio más amplio dentro de un orden aún futuro, y que nuestro lugar y rango allí dependerá de la fidelidad de nuestra mayordomía aquí.
Este es uno de los pasajes más magníficos de toda la Biblia, un cuadro concreto de cómo la bondad común afectará nuestro destino en el mundo eterno.
Véase bajo Mar 14:1-12.
Véase bajo Mar 14:3-9.
Véase bajo Mar 14:3-9.
También se describe en Mar 14:12-25; Luc 22:7-38; Juan 13 y 14. Esta era la noche antes de Su muerte. Hubo dos cenas; la de la Pascua, y la Cena del Señor que fue instituida al terminarse aquélla. Lucas menciona dos copas (22:17-20). Mateo, Marcos y Lucas mencionan ambas cenas; Juan habla solamente de la Pascua.
Durante 14 siglos la Pascua había estado señalando hacia la venida del Cordero Pascual. Jesús comió la Pascua, la sustituyo con Su propia Cena, y luego fue muerto él mismo como el Cordero Pascual. Expiró sobre la cruz a la misma hora que se daba muerte a los corderos pascuales en el Templo.
La Pascua había servido su propósito, y ahora cedía su lugar a la nueva Cena conmemorativa que se había de celebrar en recuerdo amante de Jesús hasta que El venga de nuevo (1 Cor 11:26).
Así como la Pascua señalaba hacía atrás a la liberación en Egipto, y adelante hacia Su venida, también ahora la nueva conmemoración señala hacia atrás a Su muerte para librarnos del pecado, y hacia adelante a Si regreso en gloria.
El orden de los sucesos en la Cena es algo confuso. Mateo y Marcos parecen colocar la Cena del Señor después de salido Judas; Lucas parece indicar que Judas estaba presente. Juan pone la discusión antes de la cena, y Lucas después. En su ordenación de los incidentes, los escritores evidentemente fueron guiados por otros considerados aparte del orden en que los sucesos se presentaron. Aquí tenemos el orden probable:
El altercado. Jesús les lava los pies.
Jesús anuncia Su entrega. Todos contestan, "¿Soy yo?"
Judas recibe el bocado. Dice, "¿Soy yo?", y sale
Institución de la Cena del Señor.
El "nuevo mandamiento", y las palabras tiernas de Juan 14.
La Copa
En 1910 fue hallada entre las ruinas de una catedral sobre el sitio de la antigua Antioquía, una copa que contiene otra copa interior la cual eruditos capaces creen que posiblemente haya sido la misma que Jesús usó en aquella noche sagrada. La copa interior es de plata, lisa. La copa exterior, también de plata, se halla exquisitamente labrada con doce figuras en representación de Cristo y de los Apóstoles. Su mano derecha toda un plato con cinco panes y dos peces.
Más allá del plato hay una paloma; a Su lado, un cordero, y vides; todos símbolos cristianos. La copa exterior evidentemente fue hecha para contener la interior, como objeto sagrado y precioso más antiguo que ella misma. Se considera que el arte y la mano de obra son del primer siglo. Se cree probablemente que la Última Cena se haya celebrado en casa de la madre de Marcos, quien luego visitaba Antioquía a menudo. Después de la caída de Jerusalén. Antioquía llegó a ser el centro principal del cristianismo. ¿Qué más natural que conservar este objeto de valor inestimable para los cristianos, en la iglesia principal de Antioquía, en donde cuando sobrevino la destrucción de la iglesia, fue enterrada bajo las ruinas hasta su reciente hallazgo? Es propiedad del Sr.Fahim Kouchakji, de Nueva York.
Véase bajo Luc 22:39-46.
Véase bajo Juan 18:1-2.
Véase bajo Mar 14:53.
Véase bajo Juan 18:15-27.
Véase bajo Mar 14:53.
Véase bajo Mar 14:10-11.
Para una nota sobre los pasos sucesivos en el juicio de Jesús, véase bajo Mar 14:53-15:20.
Pilatos fue gobernador romano de Judea del 26 al 37 d.C. Asumió el cargo cerca del tiempo en que Jesús comenzó Su ministerio público. Su residencia oficial era Cesarea, pero venía a Jerusalén en tiempo de las fiestas para vigilar el orden. Era son misericordia, cruel, y célebre por su brutalidad. Así como los emperadores romanos de su época, más bien gozaba con el espectáculo de la tortura y la muerte de un hombre. En cierta ocasión mezcló la sangre de ciertos galileos con los sacrificios de ellos (Luc 13:1).
Uno de los cuadros más extraños de la historia es la impresión que Jesús hizo sobre este gobernador romano de corazón empedernido. Sea que Jesús haya sido erguido y hermoso, según cuenta una tradición, o cargado de espaldas y feo según otra tradición diferente, debe de haber habido en Su rostro y porte algo tan divino, tan dominante, que aun vestido del simulacro de ropas reales, con la corona de espinas en Su cabeza y el rostro chorreado en sangre, Pilato no podía quitarle los ojos.
Los intentos de Pilatos para librarse de tener que crucificar a Jesús forman un relato lastimero. No quería hacerlo. De los dirigentes judíos apeló a Herodes. Luego de Herodes otra vez a los judíos. Luego de éstos a la turba. Entonces, cuando la turba se volvió en contra de Jesús, intentó apelar a sus sentimientos de piedad haciendo azotar a Jesús, esperando así satisfacer con un castigo parcial para que no insistieran en llevar las cosas hasta el extremo de la crucifixión. Fracaso este intento, no se decidió definitivamente a crucificar a Jesús hasta cuando los judíos amenazaron con delatarle ante César. Solamente cuando parecía que esto le podría costar su puesto como gobernante de Judea, por fin consintió en la muerte de Jesús.
Seis años más tarde, Pilatos fue llamado a Roma, acusado del asesinato injustificado de un grupo de samaritanos. Se dice que se suicidó. Según la tradición, su esposa Prócula se hizo cristiana. "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (25). !De cuán terrible modo esto se ha cumplido!.
El azotamiento generalmente se aplicaba antes de la pena capital. En este caso, Pilato esperaba que la multitud lo considerara castigo suficiente. Se empleaba un látigo de varias correas, con pedazos de plomo o de metal afilado en las puntas. La víctima era desnudada hasta la cintura y amarrada a un poste, con el cuerpo doblado, y luego azotada sobre la espalda desnuda con el látigo hasta lacerar toda la carne. A veces causaba la muerte.
Los judíos, en el juicio de ellos, también se habían burlado de El (Luc 22:63-65). Herodes y sus soldados se habían mofado de El (Luc 23:11). Ahora los soldados de Pilatos se burlaban de El. Y poco después, sobre la cruz, los principales sacerdotes, ancianos, escribas y soldados se burlaban de El (27:39-43). Para las mentes brutales de ellos era un gran espectáculo ver a unos que reclamaba ser Hijo de Dios, sometido a semejante humillación y tortura.
En Juan 19:17 se dice que Jesús salió llevando Su propia cruz. Agotado por la noche se agonía y por los azotes, no habrá llegado muy lejos antes de caer bajo la cruz y quedar demasiado débil para cargarla más allá. Entonces Simón fue obligado a llevarla. Poco sabemos de Simón. Pero !que orgullo no será el suyo en el cielo, durante toda la eternidad, al pensar que ayudó a Jesús a llevar Su cruz!
Véase también bajo Mar 15:21-41; Luc 23:32-43 y Juan 19:17-30
La oscuridad
Durante tres horas (45) la Naturaleza escondió el rostro, avergonzada de la maldad indecible de los hombres. Quizás también haya querido expresar su simpatía para con el Hijo de Dios en Su lucha final con los poderes infernales. Dios puede haber querido que la oscuridad fuese el duelo simbólico de la creación sobre Jesús, mientras Él padecía los dolores expiatorios por los perdidos. Jesús expiró a la hora exacta en que se sacrificaban los corderos pascuales en el Templo.
El Terremoto
Con el terremoto las rocas partidas, y las tumbas abiertas (51-55), Dios saludaba al Salvador vencedor. El velo roto del Templo (51) fue la proclamación de Dios mismo de que en la muerte de Cristo la barrera entre Dios y el hombre había desaparecido (Heb 9:8). Los santos resucitados (52-53) fueron evidencia y garantía divina de que el poder de la muerte había sido roto. Nótese que aun el centurión, oficial de los romanos que crucificaban a Jesús, quedó convencido de que Jesús era en realidad el Hijo de Dios (54).
Véase bajo Juan 19:38-42
Véase bajo Mat 28:11-15.
El "Tercer" Día
El "tercer día" (64) se usa como idéntico con "después de tres días" (63). Conforme a la usanza hebrea, las fracciones de día que comienzan o terminan un periodo se cuentan como días (Ester 4:16; 5:1). "Tres días y tres noches" (una forma más larga de decir, tres días", 1 Sam 30:12,13); "después de tres días" (Mar 8:31; 10:34; Juan 2:19) y "al tercer día" (Mat 16:21; 17: 23; 20:19; Luc 9:22; 24:7, 21, 46) son frases intercambiables referentes al período en que Jesús estuvo en el sepulcro, desde la tarde del viernes hasta la mañana del domingo.
Esto se cuenta en todos los cuatro Evangelios (Mar 16:1-8; Luc 24:1-11; Juan 20:1-3). María la madre de Santiago y de José, llamada también la "otra María" (Mat, Mar, Luc), Salomé, madre de Santiago y de Juan (Luc), Juana la esposa del mayordomo de Herodes (Luc) y "las demás mujeres" (Luc); por todas media docena, o quizás una docena o más. Traían las especias para terminar de embalsamar el cuerpo para su sepultura permanente, sin pensamiento alguno de que El hubiese resucitado.
"Amanecía" (Mat) "Muy de mañana ... salido el sol" (Mar) "Muy de mañana" (Luc) "siendo aún oscuro" (Juan). Estas expresiones diferentes significan sin duda que salieron mientras todavía era oscuro, y llegaron cerca del amanecer. Sus diferentes alojamientos en Betania o en Jerusalén quedarían probablemente desde uno y medio hasta tres o más kilómetros distantes.
"Un ángel " se sentó sobre la piedra (Mat). "Una mancebo" sentado en el sepulcro (Mar). "Dos varones" junto a ellas (Luc). "Dos ángeles" sentados dentro del sepulcro (Juan). Estas diferentes expresiones significan sencillamente que los ángeles, en forma humana, esperaban fuera del sepulcro para recibir a las mujeres y luego las condujeron adentro. Parte del tiempo había dos visibles, y parte del tiempo solamente uno. Probablemente había millares de ángeles en torno del sepulcro aquella mañana, esperando para dar la bienvenida al Salvador resucitado, pues era un momento triunfal en los anales celestiales. Los ángeles tendrán a su cargo la resurrección general (Mat 24:31; véase sobre "Ángeles", bajo Mat 4:11).
"Pasado el sábado" (1). Estrictamente hablando, el día de reposo era desde una puesta de sol hasta otra. Pero en la usanza común, tal como aquí, se prolongaba durante la noche siguiente, tal como indica aquí la expresión de que "amanecer para el primer día de la semana." Algunos creen que significa que las mujeres fueron a la tumba el sábado al anochecer y nuevamente el domingo por la mañana.
"Un gran terremoto" (2). hubo también un terremoto cuando Jesús expiró sobre la cruz (27:51). También cuando se dio la ley sobre el Sinaí (Ex 19:16, 18). Es uno de los medios que Dios emplea para llamar la atención hacia eventos trascendentales.
De los otros Evangelios entendemos que entre los versículos 8 y 9 las mujeres había hablado con los discípulos, y volvían de nuevo a la tumba. Durante este intervalo Pedro y Juan habían corrido a la tumba y se habían ido, y María Magdalena, llegando antes que las demás, estuvo junto a la tumba sola, y Jesús le había aparecido. Luego, un poco después, se mostró a las otras mujeres. Véase bajo Mar 16 el "Orden de Eventos". Así pues, las dos primeras apariciones de Jesús a mujeres. Por la mujer vino el pecado; por la mujer sin intervención de hombre, vino el Salvador; y a la mujer apareció de primero el Redentor victorioso, después de Su victoria sobre el pecado.
"Va a Galilea" (7, 10). Esperaron una semana, hasta terminar la Pascua, antes de regresar a Galilea.
Habían sido colocados allí a solicitud del Sanedrín, como precaución contra la posibilidad de que el cuerpo de Jesús fuera hurtado. Aterrorizado por el terremoto, el ángel, y la desaparición del cuerpo de Jesús, huyeron para dar cuenta al Sanedrín. Se le sobornó para que dijeran que se habían dormido (delito cuya pena era la muerte) y se les prometió "persuadir" (con soborno también) a Pilatos, si fuera necesario, para protegerles. Este conocimiento íntimo de lo sucedido en la tumba, sin duda tuvo algo que ver con la conversión, poco tiempo después, de una multitud de sacerdotes (Hech 6:7).
Aquella tarde, Jesús apareció a dos discípulos (Luc 24:13-32).
Cerca del mismo tiempo, a Pedro (Luc 24:34).
Aquella noche, a los diez (Juan 20:19-25).
Una semana después, a los once (Juan 20:26-29).
Algún tiempo después, a los siete, junto al mar de Galilea (Juan 21).
Y a Santiago, en hora y lugar desconocido (1 Cor 15:7).
Sobre un monte de Galilea, por disposición expresa Suya (Mat 26:32; 28:7). Se cree que haya sido esta la ocasión en que "más de 500" estuvieron presentes (1 Cor 15:6). La "Gran Comisión" de vs. 18-20 aparece en una u otra forma cuatro veces (véase bajo Mar 16:14-18). "Bautizándolos" (19) es el mandamiento de Jesús mismo, Su autorización de la hermosa ordenanza del bautismo cristiano; véase bajo Hech 8:36-39.
"Estoy con vosotros todos los días" (20). Es nuestro versículo favorito. Jesús se levantó para nunca morir jamás. Vive ahora, está presente con Su pueblo, en poder para guiarles y protegerles, todo el tiempo.
No es solamente el comandante en jefe de una vasta organización de ángeles y arcángeles. Es más que esto. Creemos en ángeles, ángeles guardianes; pero hay más. El Comandante en Jefe de las huestes celestiales se interesa personalmente en cada uno de los Suyos, y está personalmente presente con ellos todo el tiempo.
No podemos comprender cómo una misma persona puede estar con millones y billones de personas a un mismo tiempo. Esto es la Deidad. Y Jesús lo dijo en el lenguaje más claro posible: "Estoy con vosotros siempre, todo el tiempo." Jesús dijo eso; y Él no usa palabras vacías. Cuando dijo eso, algo quiso decir; y creemos que se alguna manera, fuera de nuestra compresión, mística, pero real, El está con cada uno de nosotros todo el tiempo.
No importa cuán débiles, humildes o de poca importancia seamos. El es nuestro amigo y compañero; invisible, pero presente, ahora mismo. Esta noche, mientras dormimos; mañana, mientras estamos en el trabajo; la semana próxima y el año venidero. Camina a nuestro lado, contempla con interés bondadoso cada detalle de la lucha fútil de nuestra vida, esforzándose con paciencia inagotable para conducirnos a un lugar de felicidad sin fin en la casa de Su Padre. Parece todo un hermoso sueño; pero es realidad, el hecho más fundamental de nuestra existencia.
Después de esto, Jesús apareció una vez más (Luc 24:44-51)
(Compendio Manual de la Biblia por Henry H Halley p.364)