Comentario

Ezequiel

Comentario de Ezequiel

La Caída de Jerusalén

Juicios sobre las Naciones Vecinas

La Restauración de Israel

"Conocerán que Yo soy Dios"


    Ezequiel profetizó durante el Cautiverio.  Fue llevado a Babilonia en el 597 A.C., 11 años antes de la destrucción de Jerusalén.

La cautividad asiria de Israel había sido 120 años antes:

La cautividad de babilónica de Judá se efectuó:

    Esta cautividad duró 70 años, 606-536 a.C. Ezequiel estuvo allí desde 597 a.C. hasta cuando menos 570 a.C., lo cual cubre la primera mitad de período entero. 

Ezequiel y Daniel

    Cuando Ezequiel llegó a Babilonia, Daniel había estado allí 9 años, y ya había alcanzado gran renombre (15:14, 20). Daniel estaba en el palacio; Ezequiel, en el campo. Pueden haberse visto a menudo.  

Ezequiel y Jeremías

    Ambos eran sacerdotes. Jeremías era el mayor, y Ezequiel bien puede haber sido su alumno. Cuando Ezequiel fue deportado, ya había transcurrido la mitad del ministerio de Jeremías. Ezequiel predicó entre los desterrados lo mismo que Jeremías predicaba en Jerusalén; lo inevitable del castigo de Judá por sus pecados.  

Ezequiel y Juan

     Algunas de las visiones de Ezequiel parecen reaparecer en el libro de Apocalipsis:

"Sabrán que Yo soy Dios"

    Esta es nota dominante del libro.  Hemos contado 62 lugares en donde aparece, en 27 de los 48 capítulos, como sigue:

6:7, 10, 13, 14

7: 4, 9, 27

11: 10, 12

12:15, 16, 20

13: 9, 14, 21

14: 8

15:7

16: 62

17:21, 24

20:12, 20, 28, 38, 42, 44

21:5

22: 16, 22

23: 49

 24: 24, 27

25: 5, 7, 11, 17

26: 6

28: 22, 23, 24, 26

29:6, 9, 16, 21

30: 8, 19, 25, 26

32: 15

33: 29

34: 27, 30

35: 4, 9, 12, 15

36: 1, 23, 36, 38

37: 6, 13, 14, 28

38: 16, 23

39: 6, 7, 22, 23, 28

    La misión de Ezequiel parece haber sido explicar y justificar el hecho de que Dios causará o permitiera el cautiverio de Israel. Era debido a las abominaciones indecibles de que se habían hecho culpables, abominaciones por las cuales otras naciones habían sido borradas del todo. Pero ahora Israel sólo era un correctivo. Mediante el castigo había de aprender que Jehová era Dios. Lo aprendieron. El cautiverio Babilónico curó a Israel de la idolatría. Hasta entonces contra viento y marea persistían los judíos en ser idólatras; desde entonces hasta el día de hoy, sean cuales sean sus demás culpas, no han vuelto a caer en idolatría. 

Cronología del Libro de Ezequiel 

    El punto alrededor del cual gira el libro es la destrucción de Jerusalén que sucedió 586 a.C. Las profecías de Ezequiel comenzaron seis años antes de esto, y continuaron hasta 16 años después o sea durante un período total de 22 años. Hasta que la ciudad cayó, Ezequiel proclamaba incesantemente, de una y otra manera, lo inevitable de su caída (caps. 1-4). Después de esto, sus profecías son de la destrucción de las naciones paganas vecinas (caps 25-32) y de la restauración y el futuro glorioso de Israel (caps 33-48).  

    Con pocas excepciones, las visiones se dan en el orden cronológico, fechándose los años desde la deportación del rey Joaquín o sea 597 A.C. Se cree que los "treinta años" (1:1) que coinciden con el año quinto de aquella deportación, se refieren a la edad de Ezequiel, pues era a los 30 años que los levitas iniciaban su ministerio (Núm 4:3;  a los 30 años comenzaron también su ministerio Jesús y Juan el Bautista). También puede haber sido el año trigésimo del calendario babilónico, a partir de su independencia de Asiria, obtenida  por Nabopolasar en el 625 a.C. 

Las fechas de las visiones de Ezequiel son como sigue:

Comienza el sitio de Jerusalén, año 9, mes 10,  día 10

Cayó Jerusalén, año 11, mes 4, día 9

    Ya que Ezequiel era tan minucioso en dar las fechas de sus visiones, especificando hasta el día exacto, se presume que todo cuando sigue después de cada fecha pertenece a esa misma fecha, hasta que se nombra otra.

1:1-3. Vecindad y fecha de Ezequiel 

    Fue llevado cautivo juntamente con el rey Joaquín en 597 a.C. (habla de "nuestro" cautiverio, 33:21 y 40:1). Tenía esposa (24:15-18)y hogar (8:1). Vivía entre los cautivos junto al río Quebar, el gran canal de navegación que partía del Eufrates arriba de Babilonia y atravesaba Nippur hasta el Tigris. Nippur , unos 80 km. al sureste de Babilonia, era Calneh, una de las ciudades edificadas por Nimrod poco después del Diluvio (Gén 10:10). El hogar de Ezequiel parece haber estado en Tel-abib (3:15, 24), que se cree haya estado cerca de Nippur. Hay en la región un caserío llamado "Kilbil", nombre árabe de Ezequiel. Según la tradición, aquí fue su residencia, y aquí fue su sepultura. A unos 65 km. estaba Fara, hogar tradicional de Noé, lo cual puede haber sugerido el uso del nombre de este (15:14,20). A solamente 160 km. estaba Eridu, sitio tradicional de huerto de Edén. Quizás esta aproximadamente haya sugerido a Ezequiel sus referencias frecuentes al Edén (28:13; 31:8, 9, 16, 18; 36:35).  

    "Hijo del Hombre". Así se llama a Ezequiel 90 veces. En Dan. 7:13 se le aplica al Mesías´. Fue el título que Jesús más a menudo aplicaba a Sí mismo (véase bajo Juan 1:14).

    Caracterizan al libro de Ezequiel las visiones y los actos simbólicos.  Algunos de estos últimos iban acompañados de severos padecimientos personales y amargos dolores. Debía estar mudo durante un largo período (3:26; 24:27; 33:22) ; acostarse de una de una mismo lado durante más de un año (4:5); y usar comida inmunda (4:15). Su esposa, a quien amaba entrañablemente, le fue quitada repentinamente (24:16-18). 

1:4-28. Su visión de Dios 

    A los seres vivientes se les identifica como "querubines" (10:20). Cada uno ocupaba un costado de un rectángulo, y sus alas extendidas se juntaban en las cuatro esquinas. Cada uno tenía cuatro rostros; mirando hacía afuera del rectángulo, el de un hombre; a su derecha, de un león; a su izquierda, de un buey; y por detrás, mirando hacia el centro del rectángulo, el de una águila. Había cuatro inmensas ruedas que giraban (10:6) una junto a cada querubín. Las ruedas parecían ser de crisólito (inglés, berilio), alguna piedra preciosa, y sus circunferencias llenas de ojos. Este cuádruple ser viviente se movía de una parte a otra como relámpago, con un sonido como el rugido del mar.     

    Sobre estas criaturas vivientes había una plataforma cristalina, y sobre ella, un trono de zafiro. Sobre el trono, la semejanza de un Hombre, envuelto en un fulgor s y rodeado de un arco iris. Todo estaba enmarcado dentro de una enorme nube de tempestad, con destellos de fuego. Tal fue la forma en que Dios se presentó a Ezequiel. Representaba Su gloria, poder, omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, soberana, majestad y santidad.

    Los querubines también guardaban el acceso al árbol de la vida (Gén 3:24). Había figuras de querubines sobre el Arca del Pacto (Ex 25:18-20) y bordados en el velo del Tabernáculo (Ex 26:31). 

Estos se reprodujeron en el Templo (1 Reyes 6:23, 29). No es de ninguna manera necesario creer que los toros alados babilónicos con cabezas humanas, o los dioses con cabezas de águila, hayan sugerido a Ezequiel la visión de estos seres misteriosos.  Como sacerdotes, los había visto en el Templo. Como acompañantes angélicos de Dios, habían formado parte de la trampa del pensamiento bíblico desde el comienzo. En Apoc. 4:6, 7; 5:6; 6:1, 7; 7:11; 14:3; 15:7 y 19:4 se les relaciona íntimamente con el desarrollo del destino de la Iglesia.

    ¿Qué eran los querubines?  Generalmente se les cree una orden de seres angélicos, dotados de cualidades representativas de toda la creación animada y asociados con Dios en Su gobierno providencial del universo. Algunos les ven como símbolos de la humanidad redimida, exhibiendo poderes que corresponden a l cuerpo resucitado. Véase además bajo Apoc. 4:6.  

2, 3. La comisión de Ezequiel 

    Se le advierte a Ezequiel desde el principio, que se le llama a una vida de sufrimiento y de persecución. Su mensaje le viene de Dios en forma de un rollo, que se le manda a comer, lo mismo que a Juan (Apoc 10:9). En su boca el rollo fue dulce como la miel, lo que parece indicar que hallaba gozo en ser mensajero de Dios, aun cuando el mensaje fuera de angustia. Comer el libro ya sea literalmente o solamente en una visión, significaba digerir bien su contenido de tal manera que el mensaje se hiciera parte de su mismo ser. En 3:17-21 Dios parece imponerle a Ezequiel cierta responsabilidad referente a la destrucción de su nación, que solamente declarando fielmente el mensaje divino podría evitar. También se le previene que a veces Dios le impondría silencio (3:26; 24:27; 33:22), siendo esto una admonición para que hablara, no sus propias ideas sino solamente lo que Dios le mandara. 

4 - 7. Sitio simbólico de Jerusalén  

    El mensaje inicial de Ezequiel a los exiliados, que esperaban un pronto regreso a Jerusalén, era esta advertencia gráfica de que la ciudad estaba a punto de ser destruida, que pronto se unirían a ellos otros cautivos, y  que su cautiverio duraría cuando menos 40 años. Este plazo quizás signifique en números redondos una generación. A esa fecha, 592 a.C., algunos de los cautivos ya habían estado allí 14 años. Dentro de otros 6, Jerusalén fue incendiada. A partir de entonces, el cautiverio duró otros 50 años, 586-536 A.C.

    En cuanto a los 390 años de la iniquidad de Israel (4:5), la Septuaginta dice 190, o sea el período aproximado desde el 721 hasta el 536 a.C.Sí 390 es correcto, los 200 años adicionales extendería el plazo hasta el período griego de Alejandro Magno, que en sus conquistas de estas tierras mostró gran consideración hacia los judíos. Algunos creen que los 430 años (390 más 40), la misma duración de Israel en Egipto (Ex 12:40) se usa como símbolo de un segundo cautiverio similar. 

 En señal del hambre venidero, Ezequiel comía pan asqueroso hecho de una mezcla de granos, 275 gramos al día, y poco menos de un litro de agua. Cocía el pan sobre estiércol de animales, que a veces se usaba como combustible. Durante el sitio simbólico estuvo acostado de un solo lado, ya sea de manera continua o durante la mayor parte de cada día, lo cual, añadió a su dieta de hambre, sería bien incómodo.

    Cap. 5. Se le ordena que al terminar el sitio, como símbolo adicional  de la suerte de los habitantes de Jerusalén, se rasure el cabello y queme una parte, hiera parte con una espada, esparza el resto a los vientos.

 Cap. 6, 7. Una especie de lamento sobre la destrucción y asolamiento de la tierra de Israel. El pensamiento principal es que por medio de este terrible castigo, los Judíos habían de saber que Jehová es Dios.      

8-11. Ezequiel es llevado en visión a Jerusalén

    En septiembre de 591 a.C., un año y dos meses después de su llamamiento y más o menos al tiempo de terminarse su sitio simbólico de Jerusalén. Es llevado en un visión a Jerusalén, en donde Dios le muestra las abominables idolatrías que se practicaban en el Templo. La "imagen del cielo" (8:3) probablemente era Astarte, el Venus sirio. La adoración secreta de animales (8:10) probablemente era un culto egipcio. Era encabezada por Jaazanías (11), cuyo padre Safán había encabezado la reforma de Josías (2 Reyes 22: 8) y cuyos hermanos Ahicam y Gemarías eran amigos íntimos de Jeremías (Jer 26:24; 36:10, 25), a la vez que Jeremías mismo clamaba horrorizado contra el sacrilegio. Tamuz (14) era el Adonis babilónico, consorte de la Venus siria, cuyo culto se celebraba en medio de orgías desenfrenadas de excesos inmorales. Así, pues, a pesar de advertencia tras advertencia, y castigo tras castigo, el antes poderoso reino de Judá, ahora reducido casi al exterminio, todavía se hundía más y más en los abismos de la infamia idólatra - un hedor insoportable por más tiempo ante las narices de un Dios santo. 

    Cap.9.  Una visión de la matanza de los idólatras de Jerusalén, exceptuándose los fieles que llevaban la marca del ángel escribano (3, 4). 

    Cap. 10. Reaparición de los querubines del cap. 1, para supervigilar la destrucción y la matanza de Jerusalén.

    Cap. 11. Visión de la restauración futura de los exiliados; humillados, purificados, y curados de su idolatría (10, 12).

    Terminada la visión, Ezequiel es llevado nuevamente en espíritu hasta su hogar entre los exiliados, y cuenta todo a los ancianos (8:1; 11:25)       

12. Ezequiel traslada sus enseres domésticos

    Otro acto simbólico para enfatizar nuevamente el cautiverio inminente de Jerusalén. Contiene una profecía sorprendente detallada de la suerte de Sedecías; su huida secreta, apresamiento, y el ser llevado a Babilonia sin verla (10-13). Cinco años después todo sucedió exactamente tal como Ezequiel había predicho: Sedecías intentó huir secretamente, fue capturado, le sacaron los ojos, y le llevaron a Babilonia (Jer. 52:7-11).

13. Falsos profetas

    Estos eran muy numerosos tanto en Jerusalén como entre los cautivos (véase Jer. 23 y 29), al pueblo con esperanza falsas, como quien construye una pared sin mortero. Las "vendas" y "velos" (18, 21) deben de haber sido usadas en alguna especie de rito mágico. 

14. Consultantes hipócritas

    A una delegación de amadores de ídolos la contestación de Dios no viene en palabras, sino en la destrucción repentina y terrible de la Israel idólatra, a la cual ya no se le perdonará por más tiempo a causa de los pocos fieles. Puede ser que por causa de Daniel (14) Nabucodonosor había dejado de destruir la ciudad hasta este momento. 

15. Parábola de la vid

    Como vid infructuosa, inútil como madera y que sirve solamente para leña, Jerusalén ya no servía para nada, sino para ser incendiada.  

16. Alegoría de la esposa infiel 

    Est capítulo es un cuadro gráfico y vívido de la idolatría de Israel, bajo la figura de una esposa, amada de su esposo, que la hizo reina y la colmó de sedas, de pieles y de toda cosa hermosa, la que luego se prostituyó con todos cuantos pasaban; ni siquiera por ganancia, sino más bien ofreciendo pagar ellas a sus amantes; aún más vergonzosa que Sodoma y que Samaria. Nótese, aun en este contexto la promesa de un pacto eterno (60-63) 

17. Parábola de las dos águilas

    La primera águila (3) era el rey de Babilonia. El "principal renuevo" (4) era el rey Joaquín, llevando a Babilonia (Reyes 24:11-16) seis años antes de esta profecía. La "simiente de la tierra" (5, 13) que se sembró fue Sedecías (2 Reyes 24:17). La otra águila (7) era el rey de Egipto, hacia quien Sedecías se inclinaba. Por su traición, Sedecías sería traído a Babilonia, para ser castigado y para morir allí (13-21). Esto sucedió 5 años después (2 Reyes 25:6, 7 ); una repetición de lo que Ezequiel ya había profetizado. El "renuevo" de vs. 22-24 que Dios sembraría después, en la restauración familiar real de David, tendría su cumplimiento en el Mesías.  

18. "El alma que pecare, esa morirá"

    Mucho habían dicho los profetas de que el cautiverio de Israel se debía a los pecados cumulativos de generaciones anteriores. La generación ahora cautiva, pasando por alto el hecho de que eran "peores que sus padres", trataban de echar la culpa a sus antepasados. El refrán de este capítulo es, que Dios juzga a cada hombre conforme a su conducta personal e individual; y además, que es la conducta última del hombre la que determina su verdadero estado delante de Dios (21-24). Es un llamamiento conmovedor a los malos, a que se arrepientan (30.32).     

19. Una endecha sobre la caída del trono de David 

    Bajo la figura de una leona describe a la familia de David, antes grande y poderosa y ahora caída. El primer cachorro (3) era Joacaz (Salum), llevado a Egipto (2 Reyes 23:31-34). El segundo cachorro (5) era o Joaquín o Sedecías, pues ambos fueron llevados a Babilonia (2 Reyes 24:8-25:7) 

20:1-44. Resumen de las idolatrías de Israel 

    Generaciones tras generaciones se habían revolcado en la inmundicia de la idolatría. Nótese la promesa de restauración; véase bajo cap. 37.

20:45-49 y 21. "Canción de la espada"

    Próxima a ser desenvainada contra Jerusalén y Amón. El "sur" (20:46) era la tierra de Judá. Se le representa a Nabucodonosor como dudando cuál atacar primero, Jerusalén o Amón (21:21). Escogió a Jerusalén, y atacó a Amón 5 años después. "Hasta que venga aquél cuyo es el derecho" (21:27); el derrocamiento del trono de Sedecías (25-27) sería el  fin del reino Davídico hasta la venida del Mesías (34:23-24; 37:24; Jer 23:5, 6).

22. Los pecados de Jerusalén 

    Una y otra vez Ezequiel enumera los pecados de Jerusalén. Se contamina con ídolos; derrama sangre; devora almas; oprime al huérfano y a la viuda; desprecia a padre y a madre; profana el día de reposo; ejerce la usura; calumnia; roba; adúltera porfía; y los príncipes, sacerdotes y profetas corren tras ganancias deshonestas como lobos hambrientos.

23. Ahola y Aholiba 

    Dos hermanas, insaciables en su lascivia. Una parábola de la idolatría de Israel. Ahola era Samaria; Aholiba, Jerusalén. Ambas se envejecieron en sus adulterios; ambas fueron destruidas por sus amantes ilegítimos. Una y otra vez se usa la relación matrimonial para representar la relación entre Dios y Su pueblo (véase bajo cap. 16).El adulterio promiscuo debe haber sido muy generalizado (16:32; 18:6, 11, 15; 22:11; 23:43; Jer 5:7, 8; 7:9; 9:2; 23:1, 14; 29:23).    

24. La olla hirviente 

    Simbólico de la destrucción de Jerusalén, ya inminente. Las piezas sacadas de la olla representaban a los cautivos; la espuma, lo sanguinario e inmoral de la ciudad; la olla vacía puesta nuevamente el fuego, el incendio de la ciudad.

    La muerte de la esposa de Ezequiel (15-24). Esto sucedió el día que comenzó el sitio (1, 18; 2 Reyes 25:1); una señal conmovedora a los exilios de que su amada Jerusalén, orgullo y gloria de la nación, ahora les era quitada - algo que ellos no podían creer que sucedería. Se le impuso silencio a Ezequiel hasta que llegara la noticia de la caída de la ciudad, tres años después (27; 33:21, 22).

25. Amón, Moab, Edom, Filistia

    Estas cuatro naciones eran las vecinas más cercanas de Judá, al este, sur y oeste; vecinas enemigas, que se gozaban de la destrucción de Judá a manos de Babilonia. Ezequiel predice igual suerte para ellas, así como hizo Jeremías (Jer 27:1-7). Nabucodonosor sojuzgó a los filisteos cuando invadió a Judá, y cuatro años después invadió a Amón, Moab y Edom.    

26-28. Tiro. Visiones del 586 a.C 

    Ezequiel recibió estas visiones de la suerte de Tiro en el mismo año en que cayó Jerusalén, el año 11 (26:1). No se da el mes, pero fue después de quedar "desierta" Jerusalén (26:2) y antes de iniciarse el ataque de Nabucodonosor contra Tiro ("traigo", 26:7).

    Cap. 26. Una profecía del sitio bajo Nabucodonosor, y de la destrucción permanente de Tiro. Al año siguiente, 585 a.C., Nabucodonosor comenzó el sitio de Tiro. Tardó 13 años en tomarla, 585-573 a.C.

    Tiro, 40 km. al noroeste de Nazaret, era una ciudad gemela, una mitad sobre una isla y la otra firme, en una llanura fértil y bien regada al pie occidental de los montes del Líbano, 8 km. al sur de la desembocadura del río Leontes. Era la gran potencia marítima del mundo antiguo, en su cenit desde el siglo 12 hasta el 6 a.C., con colonias en las costas norte y oeste de África, en España y en Inglaterra. Dominaba el comercio del Mediterráneo, y por sus puertos pasaban las mercaderías de todas las naciones. Era una ciudad célebre por su esplendor y sus fabulosas riquezas. Cuando fue subyugada por Nabucodonosor dejó de ser potencia independiente. Más tarde fue sojuzgada por los persas, y luego por Alejandro Magno, 332 a.C., quien para tomarla construyó con los restos de la ciudad antigua (26:12) un terraplén de casi un kilómetro de ancho desde tierra firme hasta la isla. Nunca recobró su antigua gloria, y desde hace siglos ha sido "peñalisa" en donde los pescadores "tienden sus redes" (26:4, 5, 14); cumplimiento admirable de la profecías de Ezequiel de que "nunca más serás edificada" (26:14, 21; 27:36; 28:29)  

Cap 27. Tiro, señora de los mares, bajo la figura de un barco majestuoso de belleza incomparable, cargado de las mercaderías y tesoros de todas las naciones, pero a punto de ser hundido para siempre.

Cap. 28:1-19. Derrocamiento del orgulloso rey de Tiro, que en su inaccesible e inexpugnable trono isleño, se burlaba de toda amenaza contra su seguridad.  

Cap. 28:20-24. Derrocamiento de Sidón, 32 km. al norte de Tiro. Fue tomada por Nabucodonosor cuando tomó Tiro.

Cap 28:25-26. Restauración de Israel, después de la desaparición de las naciones enemigas vecinas. 

29-32. Egipto. Seis visiones

    Predicciones de la invasión de Egipto por Nabucodonosor, y la deposición de Egipto a un lugar de escasa importancia durante todo tiempo futuro

    Nabucodonosor invadió y saqueó Egipto en 572 y 568 A.C. Egipto jamás recobró su anterior gloria, y desde entonces ha desempeñado un papel bastante insignificante en la historia del mundo, cumpliéndose así en un sentido muy real la profecía de Ezequiel de que sería "humilde" entre los demás reinos (29:15)

    29:1-16. Enero 586 A.C., seis meses antes de la caída de Jerusalén, y 15 años antes de que Nabucodonosor invadiera a Egipto. En esta visión se le representa a Egipto como "dragón" (cocodrilo, V.M), así como Tiro fue representado por un barco en el cap. 27. El cocodrilo, monarca del Nilo, era uno de los dioses de Egipto. Los 40 años de cautiverio y asolamiento de Egipto (11, 12); fueron casi 40 años desde la derrota de Egipto por Nabucodonosor hasta el surgimiento en 536 a.C. de Persia, que permitió a todos los pueblos cautivos el regreso a sus propias tierras.   

    Caps. 29:17 - 30:19. Abril de 570 A.C., 16 años después de la caída de Jerusalén.

Esta visión, dada muchos años después de las otras cinco, se inserta aquí por tratarse del mismo tema. "No hubo paga" (29:18); Nabucodonosor, usado por Dios para castigar a las naciones, había sitiado  Tiro durante 13 años, 585-573 A.C. En proporción al esfuerzo, el botín había sido poco, pues muchos de los habitantes habían huido con sus riquezas a la ciudad isleña. Pero ahora en Egipto se le recompensa (20). "No habrá príncipe de la tierra" (30:13); ningún gobernante nacional de importancia.       

    30:20-26. Abril de 586  A.C., 3 meses antes de la caída de Jerusalén. "He quebrado" (21) probablemente se refiere a la derrota del ejército egipcio (Jer 37:5-9).

    Cap 32. Junio de 586 A.C. Un mes antes de la caída de Jerusalén. Se le advierte a Egipto que aprenda de la suerte de Asiria, que siendo más poderosa que Egipto, había caído ante Babilonia.

    32:1-16. Marzo de 584 A.C., 1 año y 8 meses después de la caída de Jerusalén. Una endecha sobre Egipto, que ha de ser destruida a manos de Babilonia.   

    32:17-32. Marzo de 584 A.C., 1 año y 8 meses después de la caída de Jerusalén. Un cuadro de Egipto y sus compañeros en el reino de los muertos. 

33:1-20. La justicia de Dios

    Una repetición y prolongación de 3:17-21 y 18:5-29.

33: 21-33. Noticias de la caída de Jerusalén

    Una año y medio después de la caída de la ciudad (véase Cronología cap. 1:1-3). Ezequiel había guardado silencio desde el día en que comenzó el sitio, o sea un período de 3 años (24:1, 26, 27; 33:32). Las visiones de los capítulos 26 al 31, la mayor parte de las cuales se dieron en este tiempo y se dirigían contra Tiro y Egipto, deben de haber sido escritas y no habladas.   

    El primer dicho de Ezequiel, después de recibir la noticia, fue que los pocos malos que aún quedaban en Jerusalén también serían exterminados (23-29). Tres años después, Nabucodonosor tomó 745 cautivos (Jer 52-30).

    Después sigue una nota acerca de la popularidad de  Ezequiel entre los cautivos (30-33), que gustaban de oírle hablar, pero que seguían impenitentes.   

34. Cargos contra los dirigentes de Israel

    La responsabilidad del cautiverio de Israel aquí se atribuye directamente  a los codiciosos y crueles reyes y sacerdotes que habían explotado y engañado al pueblo. Contra este fondo, Ezequiel ve una visión del futuro Pastor del pueblo de Dios en la persona del Mesías venidero, descendido de David (15, 23, 24), bajo el cual jamás volverán a sufrir, y habrá "lluvias de bendición" (26).

35. Destrucción de Edom

    Estando cautivos los habitantes de Judá y de Israel, Edom pensaba que ahora era la oportunidad de posesionarse de la tierra (10; 36:2, 5). Pero tres años después, tocó a Edom la misma suerte. Véase bajo Abdías.  

36. Israel será habitada de nuevo

    Ahora asolada, un día será como el huerto de Edén (35), poblada de Judá e Israel penitentes (10, 31). Esto no se hará por causa de ellos mismos, sino para gloria del nombre de Dios (22, 32).

37. Visión de los huesos secos

    Una profecía de la resurrección nacional de Israel, su regreso a su propia tierra, y la reunión de Judá y de Israel, bajo el cetro de un Rey eterno a quien se le llama "David" (24-26). Es una predicción clara de la conversión de los judíos a Cristo, como también lo predijo, Pablo en Romano 11:15, 25, 26.  

    La visión es de "toda la casa de Israel" (11-22), tanto Israel como Judá. El regreso de Judá se cuenta en Esdras y Nehemías, en donde nada se dice de regresados del reino del norte. Sin embargo, al conjunto de los regresos se les llama "Israel" (Ez 9:1; 10:5; Neh 9:2; 11:3). Geikie dice que remanentes de Israel volvieron de Asiria, y habitaron en Galilea. Pero no puede decirse que nada de la historia pasada sea un cumplimiento adecuado de esta profecía, y es demasiado pronto para poder apreciar en su perspectivo verdadero el restablecimiento actual.    

 Respecto a qué parte del lenguaje puede interpretarse literalmente de los judíos y qué otra parte ser una "sombra" del Pacto cristiano en su aspecto universal (26-28) hay diferencias de opinión. No siempre es fácil deslindar claramente lo que debe tomarse literalmente y lo figurado. Por ejemplo, la gran batalla aún futura de Gog y Magog, capítulos 38 y 39; no parece posible que se libre con "arcos y saetas y dardos de mano y lanzas" (39:9) "David" (37:24) no es literalmente David, sino el Mesías. En el N.T. el término "Israel", aunque generalmente se usa de los Judíos, a veces se aplica a los cristianos (Gál 6:16),  y se indica que incluye también a gentiles (Gál 3:7-9, 29; Rom 2:28-29; 4:13-16; Fil 3:3). Así, pues, esta visión de una tierra habitada de nuevo y una nación revivificada  y glorificada, aun dando al sentido literal toda concesión debida, puede también ser en cierto sentido un cuadro simbólico de una tierra regenerada, así como el libro de Apocalipsis representa al cielo bajo las formas de una magnífica ciudad terrenal (Apoc 21). Las profecías bíblicas del futuro a menudo se expresaban en términos de lo entonces presente. Creemos que en pasajes como este puede haber sentido literal como figurado, tal como en Mat. 24 lagunas de las palabras de Jesús parecen referirse tanto a la destrucción de Jerusalén como al fin del mundo, siendo la una tipo de lo otros. 

    El Mesías es figura céntrica de las visiones de Ezequiel acerca del por venir de Israel. Le llama "El Príncipe" (34:23, 24; 37:24, 25; 44:3; 45:7; 46:16-18; 48:21).      

38, 39. Gog y Magog

    Gog era príncipe de la tierra de Magog. En Gén 10:2 se les nombra a Magog, Mesec, Tubal y Gomer como hijos de Jafet y fundadores del grupo norteño de naciones. En Ezequiel 27:13  Tubal y Mesec aparecen como vendedores de esclavos a Tiro; y en 32:26 se describen como antiguas naciones dedicadas al saqueo. Algunos ven a en Ros a Rusia; otros creen insegura la  identificación. Mesec se supone que sea Moscú, a los moscovitas (nombre antiguo ruso) o un pueblo llamado Moschi que según inscripciones asirias vivía en el Cáucaso. Tubal se piensa que sea Tobolsk, ciudad siberiana, o un pueblo llamado Tibareni a la orilla sureste del Mar Negro. Se cree que Gomer sea la Crimea, o los Cimerios, invasores desde el norte a través del Cáucaso en días del imperio asirio, que ocuparon partes de Asia Menor pero por fin fueron rechazados. Se cree que Togarmah sea Armenia.  

     Sea cual sea la identificación exacta de estos pueblos, Ezequiel habla de ellos como moradores "de las partes del norte" (38:6, 15; 39:2), y no cabe duda de que se refiere a naciones de más allá del Cáucaso. Una ojeada al mapa hace obvio que tiene en mente aquella parte del mundo que ahora se denomina Rusia.

    Estos pueblos eran bárbaros, y en la literatura antigua se hablaba de ellos bajo el terminò general de escitas. Mas o menos al tiempo del nacimiento de Ezequiel, el suroeste de Asia fue aterrorizado por enormes huestes de ellos que la invadían desde el norte (véase "Invasión Escita" bajo Jeremías 4). Sus horrores estaban aún frescos en la memoria de los contemporáneos mayores de Ezequiel. 

    En estos dos capítulos Ezequiel predice otra "invasión escita" en escala mucho más estupenda y acompañada de pueblos confederados desde el este (38:5) contra la Tierra Santa, ocupada por Israel restaurada, en tiempos futuros (38:8); aparentemente, la edad mesiánica. Con la ayuda de Dios serán derrotados de manera tan aplastante que sus armas darán combustible para siete años (39:9), y se tardará siete mese en enterrar a los muertos (39:14).

    Algunos interpretan la profecía literalmente, como de un gran ataque final de naciones gentiles contra los judíos, en los tiempos del fin. Otros lo creen un cuadro simbólico del triunfo final del Reino de Dios contra las fuerzas del mal.

    En el libro de Apocalipsis las mismas palabras, Gog y Magog, se usan para representar a todas la naciones en el postrer ataque furioso de Satanás al pueblo de Dios (Apoc 20:7-10).

 40-48. El templo reedificado

    Abril de 572 a.C., al tiempo de la Pascua; 14 años después de la destrucción de Jerusalén. Ezequiel es llevado en visión a Jerusalén por segunda vez; la primera fue 19 años antes (8:1-3) en una misión para pronunciar la condenación de la ciudad. Esta vez va para dar las especificaciones de reconstrucción, y especialmente los detalles referentes al Templo.

    Esta visión no fue cumplida en el regreso de Babilonia, y es evidentemente una profecía de la edad mesiánica. 

    Algunos la interpretan literalmente, en el sentido de que las doce tribus algún día habitarán de nuevo la tierra, distribuidas exactamente como aquí se especifica, y que habrá sacrificios de animales literales. Lo llaman el "Templo Milenial".

    Otros la interpretan figurativamente, como cuadro metafórico de la era cristiana bajo la imagen de una nación revivida, restaurada y glorificada. 

    Este Templo de la visión de Ezequiel sigue aproximadamente, aunque con muchas modificaciones, el plan general del Templo de Salomón. 

    Dios había de "habitar para siempre" en este Templo (43:7). Este lenguaje difícilmente podría usarse de un templo literal y material. Ha de ser una representación figurada de algo, pues en Juan 4:21-24 Jesús abrogó la adoración en el Templo, y en el cielo no habrá ninguno (Apoc 21:22).

    Ofrendas y sacrificios (45:9 - 46:24). Nos preguntamos por qué ha de haber sacrificios bajo el reinado del "Príncipe." La Epístola a los Hebreos dice explícitamente que éstos fueron cumplidos y abolidos con la muerte de Cristo, "una vez y para siempre". Aquellos que creen que este es un "Templo Milenial" literal piensan que estos sacrificios de animales serán ofrecidos por la nación Judía todavía inconversa, o que son sacrificios conmemorativos de la muerte de Cristo. 

    El Arroyo Vivificador, 47:1-12. Este es uno de los trozos más grandiosos de Ezequiel. Joel y Zacarías también hablaron de estas aguas (Joel 3:18; Zac 14:8). Parece ser un cuadro del"rió de agua de vida" celestial (Apoc 22:1-2). Sea cual fuere la aplicación literal o especifica que estas aguas pueden tener, sin forzar las palabras de manera alguna, pueden tomarse en sentido general como un cuadro hermoso de la influencia benigna de Cristo, comenzando desde Jerusalén y fluyendo en un arroyo siempre más ancho y más profundo, hacia todo el mundo, bendiciendo a las naciones con sus cualidades vivificadoras hasta alcanzar las eternidades celestiales.