TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS
A los gentiles se les permitía entrar en el recinto exterior del templo en Jerusalén. Esta extensa área pavimentada que rodeaba el templo y sus atrios internos estaba cercada por una doble columnata de pilares que se levantaban a 10 mts de altura. El perímetro de esta área era de 1.2 km. A este atrio exterior también se le llamaba la corte de los gentiles.
Pero una alta barrera de 1.4 mts (»el muro de enemistad que los separaba» según Pablo en 2:14) les impedía a los gentiles la entrada a las cortes internas del templo. El historiador judío Josefo señaló que 13 tablas de piedra escritas tanto en griego como en latín se colocaban a intervalos en la barrera, advirtiendoles a los gentiles que no entraran. En palabras de Josefo: «Había una división hecha de piedra... su construcción era muy elegante; sobre ella habían pilares, los cuales se encontraban a la misma distancia unas de otras, declarando la ley de la pureza, algunas letras en griego y otras en romano, y decían que «ningún extranjero podía entrar en el santuario» (Guerras, 5.5.2). Los arqueólogos han descubierto dos de estas tablas de advertencia, las cuales declaran: «A ningún extranjero se le permite entrar más allá de la balaustrada que rodea el santuario y la corte incluida. A cualquiera que se sorprenda será personalmente responsable de su muerte consiguiente».
Esta pared divisoria tenía una gran importancia para Pablo, quien fue arrestado en Jerusalén porque supuestamente llevó a los gentiles al atrio interior del templo (véase Hch 21:16-30). Pablo y otros judíos seguidores de Cristo reconocieron que Dios, quien había habitado previamente en el templo, había entrado en la humanidad en la persona de Jesús, el Mesías. La muerte de Jesús en la cruz y su resurrección de hecho habían derribado la pared divisoria, ocasionando la unidad espiritual entre judíos y gentiles. Como resultado, Pablo sabía que todas las personas tendrían acceso a Dios a través de la fe salvadora en Jesucristo.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
¿Verdaderamente Pablo escribió la carta a los efesios? La respuesta tiene gran importancia para la autoridad canónica de la carta. En Efesios 3:1-7 Pablo puso gran énfasis en su autoridad apostólica (véase también 1Co 9:1-2; 2Co 12:11— e 12; Gá 1:1). De ese modo, la negación de la autoría paulina disminuiría significativamente la autoridad de la carta.
Algunos estudiosos cuestionan la paternidad literaria de Pablo de este libro porque su vocabulario difiere un poco de sus otras cartas y sus oraciones son inusitadamente largas y complejas. La teología de Efesios también incorpora la idea de la iglesia universal, lo que sugiere que esta carta podría datarse en alguna época después de la muerte de los apóstoles, cuando la iglesia estaba mejor establecida y la teología estaba más desarrollada (aunque con seguridad Pablo adoptó este concepto). De hecho, las cartas a los Efesios y a los Colosenses son muy similares, lo que hace surgir la posibilidad de que Efesios se basó en Colosenses, pero fue escrito después y por un autor diferente.
Sin embargo, otra evidencia apoya la paternidad intelectual paulina:
La carta misma afirma en dos ocasiones que Pablo es su autor (1:1; 3:1) y contiene material biográfico correspondiente a la vida de Pablo (3:1-13).
Los comentarios personales son acordes con la autoría paulina (véase 6:21-22).
Siglos de la tradición de la iglesia apoyan esta premisa. La iglesia primitiva nunca cuestionó la autenticidad de la carta.
Analizar el estilo de escritura de Efesios es un proceso muy subjetivo, para que sea una base seria para disputar la paternidad literaria de Pablo. Sin duda alguna, Pablo fue capaz de emplear la variedad en su estilo para escribir. A lo largo de esta carta creó un contexto de adoración, particularmente en Efesios 1-3, y el estilo elevado para escribir era apropiado a la luz de la descripción de la exaltación de los creyentes en Cristo, en el libro.
La sugerencia de que Efesios puede haber sido escrita como una carta circular (i.e., destinada para múltiples iglesias en lugar de dirigirse a una crisis específica en una iglesia específica) también puede ayudar a justificar sus características estilísticas. Debido a que esta epístola no fue escrita para dirigirse a una controversia particular, carece del tono directo, impactante y en ocasiones brusco que encontramos en los libros de 1 Corintios y Gálatas.
La estructura de Efesios, que pasa de un fundamento doctrinal (caos. 1-3) a una exhortación práctica (caps. 4-6) también se encuentra en las cartas que son indiscutiblemente paulinas, como Romanos y Calatas.
La teología de Efesios s ,:nsi,tente con el mensaje de Pablo en otras partes. Por ejemplo, la descripción del pecado de los gentiles en Efesios 4:17-19 es similar a la que encontramos en Romanos 1:21-23.
Ligeras diferencias entre Efesios y otras cartas pueden realmente apoyar la paternidad intelectual de Pablo de Efesios, donde, en ocasiones, Pablo toma ideas conocidas en nuevas direcciones. Por ejemplo, la imagen de la iglesia como cuerpo de Cristo (4:15-16) se expresa de modo diferente a lo que leemos en Romanos 12:3-5, pero ambos pasajes son ejemplos de lo que para Pablo era una imagen típica de la iglesia. Es muy probable que un imitador de Pablo no tomará esta idea en una nueva dirección, sino habría seguido atentamente el uso de Pablo de la imagen que encontramos en Romanos.
Por otro lado, las similitudes entre Efesios y Colosenses no sugieren que Pablo no es el autor. El mismo autor muy posiblemente pudo haber escrito dos cartas con un estilo y un contenido similar en la misma época. Pablo puede simplemente haber remitido pensamientos similares
a audiencias diferentes.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
El culto a Dionisio, el dios del vino, también llamado Baco, parece haber emigrado de Asia a la antigua Greda.
La adoración a Dioniso fue célebre por ser un culto con carácter sin restricciones y orgiástico, que involucraba vino, música, danza y sexo (aunque las fiestas oficialmente sancionadas por las ciudades griegas tendían a minimizar algunos de los elementos de desenfreno).
Eurípides, el antiguo dramaturgo griego, incluyó un memorable relato de la adoración a Dioniso en su obra Bacchae. Esta obra resalta los esfuerzos de Penteo, rey de Tebas, para acabar con la adoración a Dioniso en esa ciudad. Al final de la obra, mujeres frenéticas devotas de Dioniso (un grupo que incluía a la madre de Penteo) terminaron por desmembrar al desafortunado rey.
El culto siguió siendo popular a lo largo de la era helenística. Aunque fue suprimido en Roma durante el siglo II d.C., la adoración a Dioniso experimentó un resurgimiento, y se convirtió en una religión autorizada en el Imperio Romano.
En ocasiones, los extranjeros con-fundieron la adoración de los judíos con el culto a Dioniso, posiblemente por las siguientes razones:
Antes de la revuelta judía de los macabeos, la cual empezó en 167 a.C., los señores feudales griegos forzaron a los esclavos judíos a participar en la adoración a Dioniso (Véase 2Mc 6:7).12 Los observadores pueden haber creído que estos judíos se habían involucrado en la adoración a Dioniso voluntariamente.
La sociedad judía usaba símbolos que también se relacionaban con la adoración a Dioniso (como las hojas de la vid, los racimos de uvas y las copas).
Los adoradores extáticos a Dioniso a menudo gritaban una exclamación sin sentido: ¡Euoe Saboe! Esta expresión puede haberse confundido con el término judío para referirse a Dios, Yahveh Sabaoth, el cual en ocasiones se pronunciaba lao Sabaoth.
La embriaguez en el culto a Dioniso era más que una simple autoindulgencia, se trataba de una falsa espiritualidad.' En los rituales frenéticos y extáticos de la adoración a Dioniso, la intoxicación con vino se consideraba equivalente a estar lleno del espíritu de Dionisio. Algunos de los nuevos creyentes en Asia Menor probablemente estaban llevando con ellos esta forma de adoración a la iglesia al asociar el vino con la Ilenura del Espíritu Santo. Pablo no quería que se confundiera el frenesí de embriagarse con el poder del Espíritu. Él repudiaba esta noción al denunciar la embriaguez y el asociar la llenura del Espíritu con otras actividades.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
La frase latina pater familias, que se traduce como «padre de familia», significa el lugar del padre romano como cabeza de la familia. Los escritores romanos comúnmente discutían la vida familiar en términos de tres grupos de relaciones fundamentales: esposos y esposas, padres e hijos, y amos y esclavos
Este patrón organizacional, llamado el «código familiar», era estrictamente jerárquico. Al seguir el código, el patriarca o cabeza de familia adoptaba la «forma correcta» generalmente aceptada para gobernar su casa. En la cultura romana, las personas pensaban que la estructura y la estabilidad de la sociedad estaban enraizadas en la estructura y la estabilidad de la familia. El imperio mismo se consideraba como una gran familia en la que el emperador romano se encontraba a la cabeza y todos los demás tenían un lugar predeterminado y designado.
Se esperaba que los padres proveyeran para sus familias, aunque las madres a menudo impartían la influencia moral más directa sobre los hijos pequeños. Sin embargo, cuando el hijo crecía, el padre asumía la responsabilidad principal de su educación y disciplina.
La madre romana ocupaba un lugar de mucha honra en la sociedad y se esperaba que se comportara con honor y castidad. Esta se encargaba de las responsabilidades diarias de la casa, manejaba las llaves de la casa y supervisaba a los sirvientes domésticos. Ya en la era de Augusto, una mujer romana que tenía al menos tres niños tenía la libertad de dirigir negocios por sí misma. Algunas mujeres romanas eran renombradas por su sabiduría y virtud. Por ejemplo, el hombre de estado romano Cicerón leía y admiraba las cartas de una famosa matrona romana llamada Cornelia.
Los estudiantes modernos de la Biblia hacen bien en tener cuidado de las generalizaciones que, a pesar de ser populares, son falsas, como las que declaran que las mujeres y las jovencitas, incluso en los escalones ¿Ros de la sociedad romana, eran consideradas poco menos que una propiedad, junto a los animales domésticos, o que los hombres romanos no amaban a sus esposas e hijas. Las mujeres romanas definitivamente tenían menos derechos legales que los hombres, pero ellas y sus hijos (incluyendo en cierta medida a las hijas) a pesar de todo tenían derechos y con frecuencia disfrutaban del afecto profundo de sus esposos y padres. Cicerón mantenía una relación cercana con su hija Tulia y quedó devastado cuando ella murió. Plinio el joven, otro romano, escribió tiernas cartas de amor a su esposa, Calpurnia.
Los epitafios griegos y romanos con frecuencia registran un gran dolor y mucho afecto por las esposas y las hijas fallecidas, y los epitafios escritos para los esposos que han muerto a menudo son igualmente afectuosos. Una viuda enlutada describe como ella y su esposo habían sido unidos por el amor desde el momento en que se conocieron.
No es sabio intentar proyectar perspectivas y actitudes culturales sobre los pueblos antiguos simplemente porque su orden social era jerárquico o porque con frecuencia sus matrimonios eran arreglados. Para información adicional sobre las mujeres durante el periodo del Nuevo Testamento, véase «El papel de la mujer en la vida religiosa del mundo greco—romano» en la p. 1925 y «El comportamiento de las esposas» en la p. 2063.
Pablo, en Efesios 5:25-6:8, de modo no sorprendente supuso un orden social fallido, dominado por los hombres. No obstante, las personas en el mundo romano no habrían percibido este mandato de que un esposo debía amar a su esposa (5:25-33) como algo artificial, peculiar o revolucionario.