Arqueología

Filipenses

Arqueología de Filipenses

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Filipenses 1. “Filipos”

La ciudad de Filipos en la época de Pablo podía ufanarse una historia extraordinariamente pintoresca:

Situada cerca de la vía Egnatia, Filipos se ubicaba entre Asia y Europa, y de este modo era una excelente base de operaciones para Lidia, una región comerciante de telas de púrpura (Hch 16:14-15), debido a que podía adquirir este artículo en el este y venderlo a los romanos y a los griegos en el oeste.' Hechos 16:12 se ha entendido en ocasiones como que Filipos era el centro administrativo del distrito de Macedonia, pero el texto griego de este versículo es incierto y en realidad puede significar que Filipos era «una ciudad del primer distrito de Macedonia», La evidencia desde Plinio el Viejo (Natural His-tory, 4.38) indica que la ciudad capital de esta región era Anfípolis. Un anfiteatro que se usaba en la época de Pablo todavía se encuentra en Filipos y una cripta de piedra cerca del forum se identifica tradicionalmente como la cárcel en la que estuvo Pablo (Hch 16:23), aunque esta tradición no ha sido verificada.

La Filipos de la época de Pablo era esencialmente una ciudad romana en Grecia. Sus ciudadanos romanos disfrutaban los mismos derechos legales de los que vivían en Italia, y el latín se convirtió en el idioma común de la ciudad. La fuerte presencia de los romanos en Filipos puede explicar el saludo a "los de la casa del emperador" en Filipenses 4:22.

Con todo, Pablo les recordó a sus lectores cristianos que su ciudadanía estaba en el cielo (Fil 3:20).

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Filipenses 3. “Ciudadanía romana”

Pablo estaba muy consciente de su doble ciudadanía. En Filipenses 3:20 declaró: «nosotros somos ciudadanos del cielo» y les aclaró a los cristianos en Filipos que esto, y no el linaje judío, era lo que realmente le interesa a Dios. Pero Pablo también sabía que era ciudadano romano, y en Hechos 22:25-29 reclamó sus derechos de ciudadano. (Además, Pablo se consideró a sí mismo ciudadano de Tarso en Hechos 21:39, así como también, por supuesto, un judío leal). ¿Pero qué significaba exactamente en el siglo I d.C. ser un ciudadano romano?

La ciudadanía romana acarreaba con ella varios privilegios importantes, incluyendo el derecho al voto, la exención de ciertos impuestos y algunas protecciones legales (aunque, en ocasiones, Roma extendía la ciudadanía sin derecho al voto a los residentes de ciertas ciudades). Los antiguos códigos legales no procuraban, ni aun en teoría, alcanzar la igualdad ante la ley. Por ejemplo, a los ciudadanos romanos no se les debía torturar y generalmente no se les podía ejecutar sin un proceso judicial, mientras que aquellos que no eran ciudadanos (especialmente a los esclavos) eran sumariamente torturados.

Durante el curso de su historia, Roma extendió la ciudadanía cada vez más ampliamente. Durante la expansión temprana del poder romano, desde los siglos III al I las ciudades italianas bajo el dominio romano se agitaron y eventualmente obtuvieron la ciudadanía romana para su gente. Por la variación de las normas con el transcurrir de los tiempos, Roma se volvió muy generosa para conceder la ciudadanía. Los esclavos que quedaban libres de los romanos, por ejemplo, automáticamente se convertían en ciudadanos. Pablo afirmó ser ciudadano por nacimiento (Hch 22:28), aunque no sabemos como sus padres adquirieron la ciudadanía. En 212 d.C. el emperador Caracalla extendió la ciudadanía a todos los provincianos que habían nacido libres, en la «Constitución Antonina», pero para esta época los derechos que distinguían a la ciudadanía romana se habían erosionado tanto que el acto tuvo poca importancia.

No obstante, en la época de Pablo la posesión de la ciudadanía romana era todavía de vital importancia. Con todo, la noción de Pablo de la ciudadanía en el cielo no se derivaba principalmente de las analogías romanas. El Salmo 87 celebra el hecho de que, por decreto divino, los pueblos de Egipto, Babilonia y otras partes habían «nacido» de Sión (Sal 87:4). Aunque el término «ciudadano» no se usa aquí, difícilmente pudo habérsele escapado a Pablo que este antiguo salmo ya trataba a los gentiles como miembros por nacimiento del reino celestial.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Filipenses 4. Nerón, perseguidor de cristianos”

Nerón fue emperador durante 14 años, de 54 a 68 d.C. Sus primeros cinco años se consideraron ejemplares, probablemente debido a los buenos consejeros, como el renombrado Séneca. Durante este periodo temprano, Nerón demostró más respeto por el Senado que el que habían demostrado sus predecesores y revirtió algunas de las crueldades y de los abusos de poder que habían ejercido los emperadores anteriores. Sin embargo, después de los cinco primeros años como emperador, uno de sus consejeros de confianza murió y otro se retiró a la vida privada. Después de eso, el emperador cayó en la inmoralidad y el crimen, hasta el punto de estar implicado en el asesinato de su propia madre y de su primo.

En 64 d.C. el fuego destruyó gran parte de Roma. Muchos le atribuyeron el incendio a Nerón, ya que pronto se supo que tenía planeado construir su nuevo palacio sobre el sitio de los cuarteles quemados, y que tomaría una gran parte de propiedad privada para el estado. Para evitar cargos, Nerón les transfirió la culpa a los cristianos. Hay informes de que Nerón quemó a cristianos vivos, y los usó como antorchas humanas durante las carreras en los circos.

En el 66, después de que el distrito había soportado una serie de gobernadores crueles, estalló la rebelión en Judea, y Nerón envió a su general Vespasiano para reprimir a los judíos. Entretanto, él viajó a Grecia para competir en los festivales allí. Su viaje culminó en su declaración de que a partir ese momento Grecia quedaría libre del gobierno y los impuestos romanos, un acto que le haría ganar la buena voluntad perenne de los griegos. El año siguiente, Nerón cometió suicidio en una villa campestre, mientras la rebelión se intensificaba dentro del Senado y la aristocracia. Corno consecuencia de la muerte de Nerón en 68 d.C., Vespasiano dejó Judea para apoderarse del trono en Roma. Tito, el hijo de Vespasiano, se encargó del ejército romano en Judea y se dirigió a destruir Jerusalén en 70 d.C., cumpliendo así la profecía de Jesús (Mt 24:1-2; Mr 13:1-2; Lc 21:5-6).

El encarcelamiento de Pablo y su juicio subsecuente en Cesárea probablemente sucedió en 57-59; por eso, todas las referencias al «César» en Hechos 25-28 son a Nerón. Pablo fue transferido a Roma y pasó al menos dos años allí como prisionero durante el reinado de Nerón (Hch 28:30). A lo largo de los viajes misioneros de Pablo, el cristianismo fue haciendo rápidos avances en Roma. Para la época en que el apóstol llegó, ya habían muchos que seguían «al Camino» (Hch 9:2; 19:23; 22:4; 24:14,22), incluyendo numerosos individuos que trabajaban en el palacio imperial. Filipenses probablemente fue escrito en Roma mientras Pablo se encontraba bajo arresto domiciliario allí.' Al final de la carta envió saludos de los santos «especialmente los de la casa del emperador» (Fil 4:22).

A pesar de que Nerón empezó su carrera con distinción y mérito, e incluso se ganó el amor y la gratitud de los plebeyos a través de la gran cantidad de juegos y festivales que patrocinaba, se le recuerda más por estimular la persecución romana de los cristianos. Esta política de perseguir a los cristianos la continuaron las autoridades romanas hasta el siglo IV.

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida p.1972)