Géneros Literarios

Génesos Literarios

Observación  de las formas literarias


Dentro de un pasaje dado hay también un tercer elemento que debemos observar; la forma literaria. Este elemento es totalmente distinto de los términos y de la estructura, ya que los mismos términos y relaciones estructurales utilizadas en el material pueden ser usados para producir diferentes clases de literatura. Por ello, si deseamos realizar una observación detallada no será suficiente estudiar simplemente los términos y las relaciones estructurales; debemos también ver qué clase de forma literaria ha sido usada por el autor. 


A continuación una descripción breve e ilustrada de las principales clases de formas literarias. También trataremos de indicar algunos de los elementos que las hacen importantes para la interpretación, de modo de estimular al observador a tenerlas siempre en cuenta en sus estudios. Al leer este material debe recordarse que, muchas veces, se combinan diferentes tipos de literatura y que, además, existen diversas maneras de clasificar las formas literarias. La explicación que sigue sugiere una forma de clasificación.   


A esta categoría pertenecen los relatos de discusiones extensas y aquellos que presentan las ideas en forma argumentativa. La literatura epistolar, algunos de los sermones proféticos, y los discursos de Jesús más extensos pueden situarse en esta categoría. 

 Este tipo de literatura atrae principalmente la atención del intelecto. Por lo tanto, la importancia de reconocerla está en que esto nos llevará a una cuidadosa observación de su desarrollo lógico; y es sólo cuando se preste cuidadosa atención a su método racional que se tendrá como resultado una interpretación válida. 


Este tipo de forma literaria se encuentra generalmente en el libro de Génesis y en los evangelios. Su finalidad no es narrar hechos históricos impersonales sino más bien presentar la historia evangélica o teológica. Por consiguiente, consiste en historias personales en forma de narraciones y esbozos biográficos. Toca principalmente la imaginación y las emociones, por lo que tratar de interpretarla sin el aporte amplio de la imaginación en su más legítimo sentido dará por resultado una interpretación parcial o deficiente. 


Debemos también recordar que la prosa narrativa contiene muy a menudo detalles que no son muy importantes a la exposición en sí, pero cuyo propósito principal es completar el colorido de la narración. Cuando uno nota la presencia de prosa narrativa, debe tenerse cuidado de no forzar demasiado cada detalle. Se debe diferenciar entre lo esencial y lo puramente decorativo.   


La poesía bíblica tiene tres características principales: primero, empleo frecuente del lenguaje figurado; segundo, naturaleza emocional; tercero, emplea diferentes clases de paralelismo, como los sinónimos, antónimos, y sintéticos. Estar, pues al tanto de la presencia de la forma poética nos prepara contra una mala interpretación. Porque cuando se recuerda que el poeta usa un lenguaje completamente flexible y que expresa sentimientos más bien que conceptos o ideas rígidas, no habrá necesidad de explicar este lenguaje de la misma manera que si el autor hubiera utilizado un vocabulario literal o científico, ni tampoco se examinarán todas sus palabras con una teología sistemática y precisa. Así también, el tener en cuenta la presencia de los paralelismos nos ayudará a obtener una exposición correcta.    


El método dramático comprende primordialmente la personificación, singularización, y descripción vívida de hechos e ideas solamente por sus efectos emocionales. Está relacionada muy de cerca, sin lugar a dudas, con la expresión poética de la verdad. En vista de ello, uno debe determinar si un escritor está hablando en términos realmente históricos o si está utilizando un enfoque dramático para hacer resaltar la verdad que trata de comunicarnos.  Por ejemplo, ha de saberse que el profeta Isaías, en el capitulo 2 de su libro, puede muy bien estar utilizando el drama en su descripción del futuro y del destino de Jerusalén, y no sería muy acertado pretender que lo que el profeta declara sea cumplido al pie de la letra. Debemos evitar el clasificar como drama toda o la mayor parte de la literatura del Antiguo Testamento. Uno debe estudiar la literatura en sí misma para asegurarse de su forma literaria correcta, y no tratar de darle tratamiento dramático a lo que es verdaderamente histórico. Pero, al mismo tiempo, el observador debe reconocer que el método dramático es una forma legítima de comunicación literaria y que su presencia debe ser tomada en consideración en el proceso de la interpretación.  


La forma parabólica emplea el principio de la analogía. Esto se indica mediante el significado de la palabra “parábola”, la cual es una combinación de los vocablos griegos para y ballo, que literalmente quiere decir “aquello que es lanzado o colocado junto a otra cosa”. Por tanto, la parábola consta de dos partes: la verdad espiritual que está siendo ilustrada y la breve narración física que la acompaña con fines de aclaración. En Mateo 13, Marcos 4, y Lucas 15 tenemos admirables ejemplos de literatura parabólica.   


El término “apocalipsis” significa literalmente “descubrimiento” o “revelación”. Frecuentemente la literatura apocalíptica se caracteriza por el empleo de simbolismos y descripción de visiones que son de naturaleza profética. El libro de Daniel en el Antiguo Testamento y el Apocalipsis en el Nuevo Testamento son buenas ilustraciones de estas características de la literatura apocalíptica.       

Apuntes de Géneros Literarios