Comentario

Eclesiastés

Comentario de Eclesiastés

La Vanidad de la Vida Terrenal

Aparte de la Esperanza Segura de la Inmortalidad

Ejemplificando en las Experiencias de Salomón 

    Salomón, autor de este libro, era en sus días el rey más famoso y más poderoso del mundo entero, célebre por su sabiduría, riquezas y dotes literarios (véase bajo 1 Reyes 4 y 9).

    "Vanidad de vanidades todo es vanidad" es el tema del libro. También se esfuerza por dar una contestación filosófica en cuanto a cómo es mejor vivir en un mundo en donde todo es vanidad. Contiene muchas cosas de rara belleza y de sabiduría trascendental; peor se nota dominante es de melancolía indecible, muy diferente al gozo rebosante de los Salmos de David, el padre de Salomón, en medio de su larga y dura lucha por forjar el reino, exclamaba constantemente: !Gozaos, clamad de gozo, cantad, alabad a Dios! Salomón sentado en tranquila seguridad sobre el trono que David había erigido,  en medio de riquezas, honores, esplendor y poder más allá de sus sueños, y viviendo en un lujo casi fabuloso, era de entre todo el mundo el hombre a quien todos hubieran creído feliz. Sin embargo, aunque uno de sus razonamientos filosóficos era que los hombres debieran gozar, sin embargo su propio refrán incesante era que "todo es vanidad"; y el libro, producto de su vejez, nos deja la impresión muy clara de que Salomón no era hombre feliz. La palabra "vanidad" aparece 37 veces. 

    La "eternidad," 3:14, quizás sugiere el pensamiento clave del libro. Esta palabra aparece siete veces en hebreo: 1:4, 10; 2:16; 3:11, 14; 9:6; 12: 5,  y se traduce "mundo," "siglos," "siempre." etc. Dios ha puesto la eternidad en el corazón del hombre (3:11). En los más profundo de su ser el hombre tiene un anhelo de lo eterno, que nada de lo terreno puede satisfacer. En varios lugares de A.T tenemos indicaciones y vislumbres de la vida futura, y Salomón parece haber tenido alguna idea vaga de ella. Pero fue Cristo quien "sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio" (2 Tim 1:10). Por su resurrección de entre los muertos, Cristo dio al mundo una demostración matemática de la seguridad de la vida más allá de la tumba. No era posible que Salomón, que vivió mil años antes de Cristo, tuviese acerca de la vida de ultratumba la seguridad que Cristo dio al mundo después.  Pero de la vida terrenal Salomón vio todo lo mejor. Apenas podemos pensar en alguna cosa que quisiéramos tener o hacer, que Salomón no haya podido tener o hacer hasta la saciedad, ni de antojo que no pudiese satisfacer en el momento que quisiera. En realidad, podría parecer que su principal objetivo en la vida fuera ese mismo; satisfacer sus antojos, y pasar la vida de la manera más  grata que le fuera posible. Pero este libro, que contiene la filosofía de Salomón acerca de la vida, tiene del principio al fin una nota indeciblemente patética.  Es como si Salomón dijera, "La vida, tal como yo la he vivido, no vale la pena. Todo es vanidad y aflicción de espíritu."     

¿Cómo puede semejante libro ser la Palabra de Dios? 

    Puede serlo, en cuanto Dios hizo que se escribiera. No todos los pensamientos de Salomón eran de Dios (véase 1 Reyes 11). Pero son de Dios las lecciones generales que el libro enseña. Dios dio a Salomón sabiduría y una oportunidad jamás igualada de observar y de explorar cada aspecto de la vida terrenal. Y después de mucha investigación y experimento, Salomón llegó a la conclusión de que en términos generales, la humanidad haya poca verdadera felicidad en la vida; y en su propio corazón encontró un anhelo indecible de algo más allá de sí mismo. En cierta manera, el libro viene a ser una expresión del clamor humano en demanda de un Salvador.   

    Con la venida de Cristo, la "vanidad" de la vida desapareció. El clamor quedó contestado. Ya no era "vanidad" sino "gozo," y "paz," y "alegría." Jesús jamás usó la palabra "vanidad," pero habló mucho de Su "gozo," aun bajo la sombra misma de la cruz. El "gozo" es una de las palabras claves del N.T. En Cristo, la humanidad halla el anhelo de los siglos: vida plena, abundante, gozosa, gloriosa y eterna.  

Capítulos 1-4

    Todo es vanidad. En un mundo en que todo acaba, y no alcanza a satisfacer, Salomón se dedicó a contestar la pregunta, ¿qué solución tiene la vida en un mundo tal? (1:3, 13, 17; 2:3; 3:9; 5:16; 6:12; 8:16). 

Capítulos 5-10

    Proverbios misceláneos, intercalados con diversos comentarios, que tratan del tema general del libro. Los proverbios eran su forma predilecta de literatura. En 7:26-28 quizás tengamos un vislumbre del harén de Salomón. Tenías mil mujeres (1 Reyes 11:1-11). A juzgar por este pasaje, diríamos que tuvo sus dificultades con las damas poco fieles de su corte.  

Capítulos 11.12

    La contestación de Salomón a su pregunta y tema de: ¿qué hay que sea bueno para el hombre, en un mundo en donde todo es vanidad? Su contestación se halla dispersa a través  del libro, con un resumen al final: Come, bebe, regocijaré, haz el bien, goza con tu esposa; lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas (2:24; 3:12, 13, 22; 5:18; 8:15; 9:7-10; 11:1, 9) y sobre todo, teme a Dios, teniendo presente siempre el día del juicio final (3:14, 17; 5:7; 7:18; 8:12, 13; 11:9; 12:1, 13, 14). Con todas sus quejas acerca de la naturaleza de la creación, Salomón no tenía duda alguna acerca de la existencia y la justicia del Creador. Menciona a "Dios" cuando menos 40 veces en el libro.

    La pregunta de Salomón halla su contestación plena en Romanos 8:18-25, en donde se nos explica que para los hijos de Dios, tras este mundo de vanidades vendrá otro de gloria eterna.

(Compendio Manual de la Biblia. Halley . p.246)