Comentario

Juan

Comentario de Juan

Jesús el Hijo de Dios 

    Presenta Juan con énfasis especial la deidad de Jesús. Relata principalmente Sus discursos y conversaciones, lo que Jesús dijo más bien que lo que hizo. "Los sinópticos  estaban deseosos de narrar; Juan de interpretar."

El Autor 

    El autor no se identifica a sí mismo sino al llegar al final de su libro (21:20, 24), en donde dice que es "aquel discípulo al cual amaba Jesús"; es decir, el apóstol Juan,  el amigo personal más íntimo de Jesús. La tradición primitiva y la opinión posterior no interrumpida han reconocido su paternidad literaria, hasta el surgimiento de la crítica moderna. La misma clase de críticos que niegan el nacimiento virginal de Jesús, Su deidad, y Su resurrección corporal, se han basado en cierta vaga y ambigua mención antigua de un tal "Juan el presbítero" para inferir en forma intempestiva que el autor no fue Juan el apóstol sino otro Juan de Efeso. Esto, desde luego, minaría el valor del libro como testimonio acerca de la deidad de Jesús. La teoría se basa en una evidencia tan baladí y en un deseo tan obvio de desacreditar el libro, que ni aun merece la consideración seria del cristiano creyente, y se menciona aquí solamente como parte de la propaganda predilecta de cierta escuela de "erudición" de hoy día.           

    Los tres Evangelios sinópticos ya habían estado en circulación desde hacía algunos años. El Evangelio de Juan es suplementario, y suministra gran acopio de materias riquísimas que no se hallan en los otros tres, y nuestra visión más íntima de la mente y del corazón de Jesús.  

Juan

    Su padre se llamaba Zebedeo (Mat. 4:21). Su madre parece haber sido Salomé (Mat. 27:56; Mar. 15:40), la cual, comparándose estos pasajes con Juan 19:25, posiblemente haya sido hermana de María la madre de Jesús. En tal caso, Juan habrá sido primo de Jesús, y siendo más o menos de igual edad, puede haberle conocido desde la niñez. 

    Juan era comerciante más o menos acomodado. Era uno de los cinco socios de una empresa pesquera de importancia suficiente como para emplear trabajadores a sueldo (mar 1:16-20).  Además de sus negocios de pesca en Capernaum, tenía "casa" propia en Jerusalén (Juan 19:27), y era conocido del sumo sacerdote (Juan 18:15, 16).  

    Era discípulo de Juan el Bautista (Juan 1:35, 40). Si era primo de Jesús como parecen implicar los pasajes antes citados, puede haber sido también pariente de Juan el Bautista (Luc. 1:36) y habrá sabido de as declaraciones angelicales respecto a ambos (Luc. 1:17, 32). Así, pues, cuando Juan el Bautista apareció a orillas del Jordán clamando que el reino de los cielos se acercaba, Juan, el hijo de Zebedeo estaba pronto a ocupar su lugar junto a él.  

    Por testimonio del Bautista, Juan se hizo luego discípulo de Jesús (Juan 1:35-51), uno de los primeros cinco, y regresó con Jesús a Galilea (Juan 2:2, 11). Parece que luego volvió a su negocio de pesca. Luego, probablemente como un año después, Jesús le llamó a que dejara su negocio y se fuera con Él. Desde entonces en adelante estuvo con Jesús continuamente, siendo por lo tanto testigo ocular de lo que escribió en su Evangelio.

    Jesús le apodo "Hijo de Trueno" (Mar. 3:17), lo cual parece indicar un carácter vehemente y violento. Pero luego él pudo dominar este genio. El incidente de prohibir al desconocido que usará el nombre de Jesús para echar fuera demonios (Mat. 9:38), y el querer pedir fuego del cielo sobre los samaritanos (Luc. 9:54) son vislumbres interesantes de su temperamento. 

    Fue uno de los tres del círculo íntimo entre los discípulo, y era reconocido como el más cercano a Jesús. Cinco veces se le nombra como el discípulo "a quien amaba Jesús" (Juan 13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20). Debe de haber sido hombre de carácter poco común para atraer de esta manera las afecciones de Jesús.

    El y Pedro llegaron a ser lo caudillo reconocidos de los doce, y aunque de temperamento totalmente diferentes, estaban generalmente juntos (Juan 20:2; Hech 3:1, 11; 4:13; 8:14).

    Durante algunos años, Jerusalén fue su residencia principal. Según tradición bien establecida, pasó sus últimos años en Efeso. Nada se sabe de sus actividades o domicilios entre estos dos períodos. En Éfeso vivió hasta edad muy avanzada, escribió su Evangelio, sus tres Epístolas y al Apocalipsis.       

Capítulo 1:1-3. La Eternidad y la deidad de Jesús

    Este sublime pasaje nos recuerda las primeras palabras de Génesis. Aquí de manera terminante se le llama a Jesús "Dios" y "Creador" (véase bajo Juan 7). Juan afirma muy positivamente que Jesús era una Personalidad existente desde la eternidad. Jesús habló de "la  gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese" (Juan 17:5), como si anhelara volver a Su hogar después de lo para Él era una estadía transitoria en un mundo muy lóbrego. Una de las implicaciones del hombre de Jesús, "El Verbo", es que Él era la auto-expresión de Dios a la humanidad.

Capítulo 1:4-13. Jesús, la luz del mundo

    Juan había oído a Jesús afirmar esto a menudo (8:12; 9:5; 12:46). Es una de las notas claves en el pensamiento de Juan acerca de Jesús (1 Juan 1:5-7). Una de las ideas de la palabra "Luz", en su aplicación a Jesús, es que El es quien aclara el sentido y el destino de la existencia humana. 

Capítulo 1:14-18. La Encarnación

    Dios se hizo hombre a fin de ganar al hombre para Sí mismo. Dios pudo haber hecho al hombre con un instinto de hacer Su voluntad; pero quiso más bien darle al hombre el poder de decidir por sí mismo su actividad hacia su Creador. La primera ley de la existencia es que la criatura ame a su Creador con todo su corazón, alma, mente y fuerzas. Pero Dios es espíritu, y el hombre se halla cercado de las limitaciones de un cuerpo material, y tiene un concepto muy escaso de lo que es un espíritu. Así pues, el Creador vino a Sus criaturas bajo la forma de una de ellas mismas, para poder darles una idea de la clase de ser que El es. Dios es así como Jesús. 

    Hijo de Hombre. Era el nombre favorito que Jesús se daba a Sí mismos. Aparece unas 80 veces en los Evangelios; 30 en Mateo, 15 en Marcos, 25 en Lucas y 10 en Juan. 

    Había sido usado en Daniel 7:13, 14 y 27 como nombre del Mesías venidero. Se ha pensado que al adoptar Jesús este nombre, significaba un aserto de Su Mesianidad.

    También el nombre sugiere que Jesús se gozaba de Su experiencia como Dios encarnado en forma humana, compartiendo la vida común de la humanidad. Llevó el título consigo al cielo (Hech 7:56; Apoc 1:13; 14:14).

    Ezequiel fue llamado de esta manera por un mensajero celestial unas 90 veces (Ez. 2:1, 3, 6, 8 etc.), indicándose así lo infinito del hombre cuando se le compara con Dios. 

    El Mundo de Jesús. Aun cuando era ciudadano del universo, familiarizado con los caminos de Dios en las profundidades infinitas del espacio estelar, sin embargo Su vida terrenal se pasó dentro de un círculo muy estrecho aunque a la vez estratégico. Palestina era el punto de reunión de tres continentes, situada entre el Mediterráneo y el desierto arábico; el punto de reunión de las grandes carreteras mundiales. En los días de Jesús, constaba de cuatro partes, todas bajo el dominio romano: 

    Alejandría, la segunda ciudad del imperio romano, estaba a 500 km. al suroeste. Antioquía, tercera ciudad del imperio, quedaba 500 km. al norte. A lo largo de la costa de palestina, y a través de Galilea, pasaba el comercio y los ejércitos del mundo. Aparte de la huida a Egipto, de que regresó cuando tenía 2 y 4 años de edad, no tenemos noticias de que Jesús se haya alejado nunca más de 110 km. de Galilea. Jerusalén al sur, Sidón al norte, y Decápolis y Perea el este, son los límites de Sus viajes conocidos     

    Galilea. Josefo estimo sus habitantes en 3.000.000. Estaba llena de prósperas ciudades griegas, y era un centro considerable de cultura mundial. Su capital romana, residencia de Herodes, era Séforis, a solamente 7 km. desde Nazaret. 

Capítulo 1:19-34. El testimonio de Juan

    Después de breves declaraciones generales acerca de la Deidad de Jesús, Su pre-existencia y encarnación. el Evangelio de Juan pasa del todo por alto el relato de Su nacimiento, niñez, bautismo y tentación, y comienza con el testimonio de Juan el Bautista acerca de la deidad de Jesús ante los delegados del Sanedrín.   

    Este fue al terminar los 40 días de la Tentación. En ninguna parte se dice explícitamente que Jesús volvió de la tentación en el desierto al lugar en donde Juan predicaba. Los Evangelio sinópticos pasan directamente de la Tentación al ministerio en Galilea (Mat 4:11-12; Mar 1:13-14; Luc 4:13-14). Pero los tres "días siguientes" (29, 35, 43) seguidos del "tercer días" (2:1) para Su llegada a Galilea, hacen evidente que Jesús volvió del desierto al lugar en donde Juan predicaba antes de salir rumbo a Galilea.

    "El profeta" (21) era nombre profético del Mesías, y en este sentido lo entendía generalmente el pueblo de los días de Jesús (Juan 6:14).

    Nótese la profunda humildad de Juan en su devoción hacia Jesús (27)-ni aun digno de desatarle la correa del calzado. Esto es tan notable que se cita en todos los cuatro Evangelios (Mat 3:11; Mar 1:7; Luc 3:16). !Qué bueno sería para el mundo que todos los predicadores pudieran manifestar la misma humildad de adoración del Señor a Quien anuncian! 

Capítulo 1:35-51. Los primeros Discípulos

    Eran cinco - Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael. Habían sido preparados mediante la predicación de Juan el Bautista, y todos cinco lego llegaron a ser apóstoles. Esta fue una de las contribuciones del ministerio del Bautista a la obra de Cristo. Por un tiempo, sin embargo, volvieron a su trabajo diario. Cerca de un año después, fueron llamados a que siguieran a Cristo en forma permanente. Véase nota bajo Mateo 10.  

    Se presume que Juan al apóstol haya sido el discípulo  anónimo del versículo 40. Si era primo de Jesús (véase nota introductoria de este Evangelio),  Le habrá conocido ya de antes de esto.

    "La hora décima" (39) era las diez de la mañana. Juan usa el horario romano, igual al nuestro, de media noche a medio día (4:6; 19:14).

    Siendo socio de negocios de Juan, Simón puede ya haber conocido a Jesús personalmente, pero no que era el Mesías, hasta ahora cuando Juan el Bautista lo proclama públicamente. El hecho de que Jesús dio a Simón un nuevo nombre en este, su primer encuentro de que tenemos noticias, parece indicar que ya le tenía en mente para el apostolado. 

    Natanael fue convertido por la evidente majestad de la persona de Jesús (46-49). Las palabras de Jesús acerca de los ángeles (51) le señalan a Él mismo como el camino entre el cielo y la tierra. Compárese Gén 28:12. 

    El Aspecto Físico de Jesús. Había en el porte de Jesús algo que tuvo sobre Natanael un efecto instantánea (1:49). El N.T. no ofrece ninguna indicación del parecer físico de Jesús. La descripción legendaria más antigua data del siglo 4. Es una carta apócrifa que se atribuye a Publio Léntulo, amigo de Pilatos, y escrita al Senado romano. No se autentica. Es en parte como sigue:

    Hay otras tradiciones. Una, de que erguido y hermoso; otra, que era cargado de hombros y feo. Sea cual haya sido Su físico, debe de haber tenido en Su rostro y porte algo de majestuoso, imponente y divino. El vislumbre del capítulo 53 de Isaías sugiere una apariencia poco atractiva; pero probablemente se refiere a Su modo de vivir, humilde y modesto para uno que había de ser rey, más bien que a su aspecto físico. 

    Siendo carpintero, debe de haber tenido fuerzas físicas considerables. Al hablar con tanto efecto a grandes multitudes al aire libre, nos imaginamos que habrá tenido una voz potente. A juzgar por Sus discursos, conversaciones y enseñanzas, pensamos de Él como siempre con perfecto dominio de Sí mismo, nunca precipitado, de porte reposado, lento y majestuoso en todos Sus movimientos.

    En cuanto a la leyenda que se Le veía a menudo llorar, pero nunca reír: el N.T confirma que sí lloraba, tal como sobre Jerusalén, y frente a la tumba de Lázaro; pero en cuanto a que nunca se reía, guarda silencio. Sin embargo, hay intimaciones de que sí tenía un sentido de buen humor. 

    Periodos de la Vida de Jesús. Hay en la vida de Jesús ciertos períodos bajo los cuales pueden agruparse todo cuanto se nos cuenta de Él:

Capítulo 2:1-11. El agua hecha vino

    Caná estaba a unos 7 km. al NE. de Nazaret. Natanael era de Caná (21:2), y evidentemente no tenía un concepto muy elevado del pueblo vecino de Nazaret (1:46). El matrimonio evidentemente era en el hogar de algún amigo o pariente, ya sea de Jesús o de Natanael. El "tercer días" (1); Caná estaba tres días distantes del bajo Jordán.  

    "Mujer" (4) era, en la usanza de aquellos tiempos, un título de respeto. Jesús lo usó nuevamente sobre la cruz, bajo circunstancias en las que no cabía ningún matiz de falta de respeto (19:26). El punto esencial de Sus palabras parece ser, "Aunque se haya terminado el vino, ¿qué tengo yo que ver en ello? Aún no ha llegado la hora en que debo actuar". Probablemente haya acabado de contarle a ella los nuevos poderes milagrosos que Le habían sido conferidos al descender el Espíritu Santo sobre El en Su bautismo (véase nota sobre la Tentación, Mat 4:1-11). Ella veía en la situación una oportunidad para El. Aunque hizo este milagro por sugerencia de ella, Su "hora" (4) para el uso general de Sus poderes milagrosos vino unos cuatro meses después, con la iniciación oficial de Su ministerio en Jerusalén, al tiempo de la Pascua (13).

    "Dos o tres cántaros" (6). La palabra traducida "cántaro" es una medida como de 35 litros , equivalente del "bato" hebreo.

    La significancia de este milagro. Jesús acaba de someterse, durante 40 días, a cuanta sugestión que Satanás era  capaz de hacerle, de cómo había de usar Sus poderes milagrosos, e invariablemente se había negado a usarlos para Sus necesidades personales. Luego pasó del desierto directamente a las bodas. Y aun cuando Sus milagros posteriores se hicieron en su mayor parte para aliviar el sufrimiento, este primer milagro se hizo en una fiesta de bodas, en una ocasión festiva. Era ministrar al gozo humano, y  hacer feliz a la gente, como si Jesús quisiera anunciar desde el comienzo mismo, que la religión que El ahora introducía al mundo no era un culto asceta sino una religión de gozo natural. Era la bendición de Jesús sobre el matrimonio.

    "Principio de señales" (11).Era el primer milagro de Jesús. Los cuentos fabulosos y necios de los escritores apócrifos, acerca de los milagros de Su niñez, son meras invenciones humana. 

    "Manifestó Su gloria" (11) como Creador (1:3, 14). El milagro involucraba un proceso acelerador que requería verdadero poder creativo. Véase la nota sobre los milagros de Jesús, en Mar 5:21-43. 

    "Sus discípulos creyeron en Él" (11). Ya habían creído en El, pero este milagro confirmó su fe en Su deidad.  

Capítulo 2:12. Una breve estadía en Capernaum

    Era una especie de visita familiar, que incluía a Su madre y hermanos, probablemente al hogar de Juan, de Pedro o de otros discípulos, para formular planes para Su obra futura. Cerca de un año después, Capernaum llegó a ser residencia principal . No hizo más milagros en Galilea hasta que regresó de Su ministerio en Judea (4:54).

    Ministerio Inicial en Judea, 2:13 hasta 4:3. Esto lo relata solamente en el Evangelio de Juan. Duró 8 meses, comenzando con la Pascua (2:13) en abril, y terminando "cuatro meses" antes de la siega (4:3, 35) o sea diciembre. Incluye la purificación del Templo, la visita de Nicodemo, y el ministerio junto al Jordán.   

Capítulo 2:13-22. Jesús purifica el templo

    Evidentemente hubo dos purificaciones, con tres intervalos; está al comienzo de Su ministerio público (Nótese "pasado esto" en 3:22), y la otra al final, durante Su última semana (Mat 21:12-16; Mar 11:15-18; Lc 19:45-46). En esta, echó fuera al ganado, en la otra, a los comerciantes. En esta llamó al Templo "casa de mercado"; en la otra, "cueva de ladrones".

    En Sus visitas anteriores a Jerusalén, sin duda se sintió aterrado, como Lutero en Roma, ante la indecible impiedad de la jerarquía que gobernaba en el nombre de Dios. El acto de iniciación formal de Su obra pública, que hacía como señal para la nación de que El era el Mesías (pues esto así se esperaba, Mal 3:1-3), era un desafío abierto y completo a la camarilla gobernante, cuyo antagonismo despertó desde ese momento, sin que Jesús jamás mostrará interés en apaciguarlo. Así comenzó Su ministerio, y así también lo terminó. 

    Debe de haber habido algo de suma majestad en el aspecto personal de Jesús, más probablemente habrá sido mediante Sus poderes milagrosos, para que un solitario desconocido, con solamente un azote en la mano, despejara y dominará el área del Templo de tal manera que la segunda vez, no aún podían atravesarlo con algún utensilio en la mano (Mar 11:16). Aún la policía del Templo fue acobardada y reducida al silencio.  

    ¿Qué era lo que tanto desagradaba a Jesús en el Templo? Traficaban en cosas necesarias para los sacrificios. Era una facilidad para quienes venían desde lejos para adorar. Pero lo malo era que esto se hacía dentro del área sagrada  que se había dedicado para otros propósitos; además, explotaban el negocio a tal extremo que todo el servicio divino  se había comercializado y convertido en escándalo. Véase además bajo Mateo 21:12-17.

    El Templo, edificio de mármol y oro por los Herodes, era indeciblemente magnífico. Estaba rodeado de cuatro patios, a niveles sucesivamente más bajos, para los sacerdotes, Israel, las mujeres, y los gentiles, y bordeado de columnas techadas, cuyas columnas eran del mármol más blanco, cada una de 12 m. de alto y de una sola piedra. Los comerciantes ocupaban la del lado oriental, llamada el Pórtico de Salomón. El área total estaba rodeada de un muro macizo, de 300 m. por cada costado.  

Capítulo 2:23-25. Milagros en Jerusalén

    Jesús había hecho en Galilea un solo milagro hasta este momento (2:11; 4:54). Pero ahora, juntamente con la apertura de Su campaña mediante la demostración espectacular en el Templo, obró tal abundancia de milagros que muchos estaban dispuestos a recibirle como el Mesías. Pero Él bien sabía lo que ellos esperaban del Mesías.  

Capítulo 3:1-21. Nicodemo

    La purificación del Templo y los milagros que le acompañaban habían hecho honda impresión en la ciudad. Nicodemo, fariseo y miembro del Sanedrín, cautelosamente procuró una entrevista privada con Jesús. Estaba interesado, pero quería satisfacerse acerca de las pretensiones de Jesús. Hasta dónde creía, no lo sabemos. Dos años después, defendió a Jesús ante el concilio (7:50-52). Más tarde, él y José, otro miembro del concilio, sepultaron a Jesús (19:39). Era un discípulo secreto en los días formativos de su fe, pero más adelante estuvo dispuesto a compartir abiertamente con Jesús la vergüenza de la cruz. Su aparición de entre las sombras en la hora de la humillación de Jesús, cuando aún los doce habían huido para esconderse, arriesgó su propia vida para rendir aquel tierno postrer servicio, es uno de los incidentes más nobles de la Escritura. Ciertamente expió su tendencia inicial a la reserva, especialmente si se toma en cuenta que era miembro del Sanedrín, en el corazón mismo del campo enemigo. Creemos que Nicodemo tendrá un sitio de honor en el cielo, y no nos gusta que algunos predicadores le señalen como ejemplo de cobardía. Nos pone en vergüenza a todos nosotros.

    El "nuevo nacimiento" de que habla Jesús no es una mera metáfora sino una verdadera realidad, el producto de la fecundación del corazón humano por el Espíritu de Dios (véase bajo Roma 8:1-11). Nicodemo sin duda compartía la idea corriente de que el reino del Mesías sería un reino político en que su nación sería liberada del dominio Romano. Jesús trata de hablarle de su naturaleza espiritual, tan diferente de lo que tenía Nicodemo en mente, que éste no sabía de qué hablaba Jesús. Sencillamente no podía ver por qué él, un hombre bueno, un fariseo verdadero y uno de los gobernantes de la nación mesiánica, no había de ser acogido en el reino mesiánico con brazos abiertos, tal como estaba. No podía comprender que en lugar de esto, le era necesario reconstruir totalmente sus ideas como a sí mismo. 

    "Sea levantado" (14) es un anuncio, al comienzo mismo del ministerio de Jesús, de que la cruz sería Su trono mesiánico. Es una alusión a la serpiente de bronce hacia la cual los mordido por las serpientes venenosas miraban y vivían (Núm 21:9). Significaba que el "nuevo nacimiento" de que Él acababa de hablar, para vida eterna, vendría por medio de Su muerte. Sugirió a Juan el versículo más amado de toda la Biblia, Juan 3:16.

Capítulo 3:22-36. Ministerio de Jesús en el bajo Jordán

    Se cree que esto haya sido en la misma región en donde Jesús había sido bautizado unos seis meses antes. Mientras tanto, Juan había remontado el Jordán unos 65 km. hasta un lugar llamado Enón (véase bajo Mat. 3:13-17). Ambos predicaban una misma cosa; que el Reino de los Cielos, largo tiempo predicó, se acercaba. Pronto Jesús alcanzó mayor popularidad que Juan; en parte, tal vez, por Sus milagros (Juan 10:41), y en parte por cuanto Él era el Mesías a quien  Juan había estado anunciando, y también debido a Su más dominante personalidad. 

    Después de ocho meses Juan fue encarcelado (Mat 4:12); los gobernantes de Jerusalén comenzaban a mostrarse hostiles (Juan 4:1), y comenzaba a parecer peligroso que Jesús continuará Su ministerio en esa región. Para no ser muerto prematuramente, antes de completar Su obra, se retiró a Galilea en donde estaría libre de aquella interferencia.  

    Que este período fue de ocho meses se indica así: comenzó cerca de la época de la Pascua o sea en abril (Juan 2:13; 3:22), y terminó "cuatro mese antes de la siega" (Juan 4:35) o sea en diciembre.        

Capítulo 4:1-42. La mujer Samaritana

 Jesús volvió a Galilea a través de Samaria, en lugar del camino más frecuentado a los largo del valle del Jordán, quizás por motivos de prudencia. Samaria quedaba fuera de la jurisdicción de Herodes, que acababa de apresar a Juan. Jesús no fue allí para predicar. Solamente iba de paso, rumbo a Galilea. Su conversación con la mujer samaritana fue solamente incidental. Es uno de los detalles más hermosos, más encantadores y de mayor bendición en la vida de Jesús. 

 Los samaritanos eran colonos de una raza extranjera, llevados allí por los asirios unos 700 años antes (2 Reyes 17:6, 24, 26, 29; Edras 4:1, 9, 10). Habían aceptado el Pentateuco, y habían adoptado en parte la religión judaica. Esperaban que el Mesías hiciera Su sede de gobierno en Samaria y no en Jerusalén.

    Los gobernantes de Su propia nación miraban con sospechas a Jesús. Pero aquí Le recibían con gozo los despreciados samaritanos, inclusive la mujer que vivía en concubinato ilegal. Uno de los contrastes más frecuentes de los Evangelios es el repudio de Jesús por los dirigentes religiosos de Su raza, y Su aceptación por los proscritos, los pecadores y el pueblo común.El pozo de Jacob  todavía se halla allí, de 30 m. de profundidad y casi 3 de diámetro. Es uno de los pocos lugares en donde puede identificarse con toda exactitud un sitio relacionado con la historia de Jesús.  "La hora sexta" (6) era la hora romana, igual a la nuestra, 6 p.m. Esta visita de Jesús puso los cimientos para la acogida calurosa que dieron los samaritanos al Evangelio pocos años después (Hch 8:4-8).

Capítulo 4:43-54. El hijo del Noble

    En el camino de Samaria a Caná, Jesús debe de haber pasado muy cerca de Nazaret (véase bajo Mar 3:7-12). Caná estaba a 7 km. al NE. de Nazaret. Era el hogar de Natanael, y el lugar en donde Jesús había hecho Su primer milagro, un año antes (Juan 2:1-11).

    Este noble era un oficial de Herodes en Capernaum, 25 km. al NE. de Caná. Este milagro se hizo mediante la sola palabra hablada, en una persona a 25 km. de distancia. "Segunda señal" (54) significa el segundo milagro hecho en Galilea. Jesús había hecho otros milagros, mientras tanto, en Jerusalén (Juan 2:23).

    Parece haber sido después de este milagro, que Jesús volvió a Nazaret (Luc 4:16-30). La curación del hijo del noble en Capernaum era lo que los habitantes de Nazaret habían oído contar, y querían que El la repitiera en Su propia ciudad (Luc 4:23). 

Capítulo 5. Un milagro en Jerusalén en el día de reposo

    Esto sucedió durante alguna fiesta (1) . No se dice cuál fiesta. Las que los judíos observaban en los tiempos de Jesús, y a las que El sin duda asistía con regularidad, eran:

    Jesús había vuelto a Galilea en diciembre, cerca del tiempo de la fiesta de  Dedicación (véase bajo Juan (3:22-26).La fiesta siguiente sería la de Purim para la cual no era obligatorio ir a Jerusalén. Luego vendría la Pascua, que generalmente se acepta como la época de esta visita.  

    Un año antes, Jesús había purificado el Templo como una gran señal introductoria de que El era el Mesías. Esta vez obró un milagro en el sábado; aparentemente con el propósito de deliberado de violar las ideas de ellos acerca del día, a fin de atraer la atención de los dirigentes y dar en la capital del nación la mayor publicidad posible al aserto de Su deidad. Esto condujo a una exposición detallada de Sus pretensiones, y tuvo por resultado la decisión del Sanedrín de matarle, lo cual tardaron dos años en llevar a cabo.

    Tradicionalmente, el estanque de Betesda se hallaba inmediatamente al norte del Templo. Pero algunos eruditos lo identifican con la ahora llamada Fuente de la Virgen, inmediatamente al sur del Templo, el cual es todavía un manantial intermitente. El versículo 4, acerca del ángel, no se halla en el manuscrito Sinaítico.   

    Jesús aludió a este milagro y a la decisión de matarle, un año y medio después, y señaló la inconsecuencia de ello al circuncidar en sábado, pero oponerse a que Él sanara en sábado. Este era uno de los argumentos principales de Sus enemigos (Juan 9:14; Luc 13:14). También se propusieron matarle por haber sanado en sábado al hombre que tenía seca una mano, (Mat 3:6).

    La única mención que tenemos del "enojo" de Jesús proviene de la oposición de ellos a que sanará en sábado (Mar 3:5), aunque también se nos dice que se "indignó" cuando los discípulos querían impedir que se Le acercaran los niños (Mar 10:14).

Sanidades en Día de Reposo

Se nos cuentan siete, por el Señor del sábado, como siguen:  

Capítulo 6. La alimentación de los 5.000

    Este es el único de los milagros de Jesús, que relatan todos los cuatro Evangelio (Mat 14:13-33; Mar 6:32-52; Luc 9:10-17).

    El sitio fue en la ribera NE del mar de Galilea. Un lugar como a 3 km. al SE. de la desembocadura del Jordán está de acuerdo con la descripción. 

    Fue en el tiempo de la Pascua (6:4), un año antes de la muerte de Jesús, cuando las multitudes pasaban rumbo a Jerusalén. Jesús mismo no fue a esta Pascua, por cuanto en Su visita anterior se había fraguado un complot para matarle (Juan 5:1, 18). Probablemente haya sido la primera Pascua a que no asistiera, desde que cumplió 12 años. La celebró obrando uno de Sus milagros más estupendos en provecho de las multitudes que se dirigían a la Pascua. 

     Jesús anda sobre el agua (16-21). Esto fue en la "tercera vela" (Mar 6:48) después de las tres de la mañana. Jesús había pasado la mayor parte de la noche a solas sobre la montaña, orando (Mar 6:46).

    Los discípulos bogaban hacia Capernaum (Juan 6:17) pasando por Betsaida (Mar 6:45). Betsaida se hallaba en la desembocadura del Jordán, y Capernaum unos 8 km. al SO. de la misma. Iban bordeando la costa, a causa de la tempestad. Cuando Jesús apareció habían remado "25 ó 30 estadios" (4.5 ó 5.5 km.), o sea como la mitad de la distancia.

    Cuando Pedro vio que Jesús andaba sobre el agua, quiso hacerlo él también. "Pedro el admirable, el amable, el impetuoso! Pero comenzó a hundirse. Entonces Jesús reprendió suavemente su falta de fe. A nosotros nos parece que Pedro tenía una buena dosis de fe, al intentar siquiera aquello - bastante, desde el punto de vista humano, pero poco ante los ojos de Jesús.

    El Discurso sobre el Pan de Vida (22-71). Jesús había obrado este estupendo milagro como telón de fondo para luego hablar en términos claros a Sus discípulos y al pueblo en general, acerca de Su verdadera misión en este mundo.

    Aunque había dedicado mucho tiempo a atender necesidades físicas de los hombres, el propósito verdadero de Su venida al mundo era salvar sus almas. Cuando les dijo esto, comenzaron a perder interés. Mientras alimentaba sus cuerpos, Le creían magnífico. Querían que fuera su rey.

    Parecía que el pueblo en general esperaba que el Mesías introdujera un orden social en que los hombres pudieran recibir el pan sin tener que trabajar. Sería una gran cosa tener un rey que les alimentara milagrosamente cada día, tal como El había hecho el día anterior, o como Moisés había dado el maná diario. Aún no han muerto todos los tales.    

Capítulo 7. De nuevo en Jerusalén

    Esto fue la Fiesta de las Cabañas, en octubre, un año y medio después de Su última visita, y seis meses antes de Su muerte.

    Durante su visita anterior, había sanado a un hombre en sábado, y había declarado a los gobernantes que Él era el Hijo de Dios (Juan 5:18), por lo cual procuraban matarle. Por este motivo no vino a Jerusalén en la Pascua de este período (Juan 6:4).

    Pero ahora Su obra se acercaba a su fin, y vino de nuevo a la capital de la nación para presentar otra vez Su aserto de que era enviado de Dios. Sin embargo, la hora de Su muerte todavía no había llegado. Sabiendo de su propósito de matarle (pues era del conocimiento público, 7:25), hizo el viaje de incógnito hasta presentarse en medio de las multitudes en el Templo. Entonces comenzó Su discurso hablando del complot para matarle, fraguado año y medio antes, cuando había sanado a un hombre en sábado (7:19-23).    

    Cuando los los gobernantes lo supieron, enviaron alguaciles para que Le prendieran. Pero de alguna manera, éstos se atemorizaron ante Su presencia, y El siguió adelante con el mensaje de Dios.

La Deidad de Jesús

    A Jesús se le llama Hijo de Dios en los cuatro Evangelios: 

    Jesús se llamó a Sí mismo, "el Hijo de Dios" (Juan 5:25), "haciéndose igual a Dios" (5:18). Tres veces dijo categóricamente, "Yo soy el Hijo de Dios" (Mar 14:61-62; Juan 9:35-37; 10:36).

    Jesús repetidamente usó acerca de Sí mismo expresiones aplicables solamente a la Deidad:

    ¿Cuál otro pudo haber dicho de sí mismo cosas semejantes? ¿De cuál otro podríamos decirlas nosotros?

    Dios mismo, por medio de una voz desde el cielo, llamó a Jesús Su propio "Hijo amado", Mat 3:17; 17:4; Mar 1:11; 9:7; Luc 3:22; 9:35. 

    Espíritus malos del mundo invisible llamaron a Jesús, "el Hijo de Dios", Mat 8:29; Mar 3:11; 5:7; Luc 4:41 (véase acerca de los demonios, bajo Mar 5:1-20).

    Erá públicamente sabido que Él reclamaba serlo:

    Los profetas del A.T. predijeron Su deidad:

    La "Roca" sobre la cual Jesús dijo que edificaría Su iglesia (Mat 16:18), era la verdad de que El es el Hijo de Dios.

    A Jesús mismo de la llama "Dios": Juan 1:1; 10:33; 20:28; Rom 9:5; Col 1:16; 2:9; 1 Tim 1:17; Heb 1:8; 1 Juan 5:20; Judas 25.

    Así pues, ni Jesús mismo, ni las Escrituras, dejan duda posible acerca de la naturaleza se Su Persona. ¿Por qué no aceptar el relato tal como está? Si era solamente un hombre bueno, nada puede hacer por nosotros fuera de servirnos como ejemplo. Si verdaderamente era Dios, puede ser no solamente nuestro Ejemplo, sino también nuestro Salvador.   

     

Capítulo 8:1-11. Jesús y la mujer adúltera

    Esto no se halla en algunos manuscritos antiguos, pero generalmente se tiene por auténtico. Tenemos tres casos en que Jesús trata con mujeres que habían dado un mal paso: con ésta, la pecadora de Luc 7:36-50, y la samaritana de Juan 4:18. En todos los tres casos, Jesús fue sumamente considerado y tierno. Véase bajo Lucas 15. 

    El lenguaje del v. 7 puede implicar, aunque no necesariamente, que Jesús sabía que los acusadores de la mujer eran culpables ellos mismos de lo mismo de lo que la acusaban a ella. "Cuán a menudo nosotros tenemos los mismos defectos que tan amargamente criticamos en otros!. 

Capítulo 8:12-59. Jesús sigue hablando de su deidad

    Sus declaraciones categóricas y sorprendentes acerca de Sí mismo enfurecieron a los dirigentes de la nación, quienes intentaron atacarle en masa (59). Aparte de las afirmaciones citadas en las dos páginas anteriores, Jesús hizo otras declaraciones acerca de Si mismo que se aproximan a ser afirmaciones de Su deidad. 

Palabras de Jesús, Equivalentes a Declaraciones de Su deidad:   

Nombres y Títulos de Cristo en las Escrituras.

    "El Cristo", "El Mesías", "Salvador", "Redentor", "Admirable", "Consejero", "Testigo Fiel", "El Verbo de Dios", "La verdad", "La Luz del Mundo", "El Camino" (a Dios), "Buen Pastor", "Mediador", "Libertador", "Gran Sumo Sacerdote", "Autor y Consumador de la fe", Capitán de nuestra salvación", "nuestro Abogado", "El Hijo de Dios", " Hijo del hombre", "Dios", "Padre Eterno", "Señor", Señor de todo", "Señor de la gloria", "Señor de señores", "Bienaventurado y único Potentado", "Rey de Israel", "Rey de reyes", "Príncipe de los reyes de la tierra", "Príncipe de la vida", "Príncipe de Paz", "Hijo de David", "El Renuevo", "David", "Raíz y linaje de David", "Estrella resplandeciente de la mañana", "Emanuel", "El Segundo Adán", "El Cordero de Dios", "El León de la tribu de Judá", "El Alfa y Omega", El primero y el último", "El principio y el fin", "Principio de la creación de Dios", "Primogénito de toda la creación", "El Amén".

Lo que dijo Napoleón de Cristo 

    (Esto es generalmente reconocido como palabras genuinas de Napoleón; algunos dudan de su autenticidad). "Conozco a los hombres, y te digo que Jesús no es hombre. Nos manda creer, y no da más razón que sus temibles palabras, Yo soy Dios. Los filósofos tratan de resolver los misterios del universo con sus disertaciones vacías. Necios: son como el niño que llora por tener la luna para juguete. Cristo jamás titubea. Habla con autoridad. Su religión es un misterio; pero subsiste por su fuerza propia. El persigue, y exige de manera absoluta, el amor de los hombres, la cosa más difícil de conseguir en todo el mundo. Alejandro, César y Aníbal conquistaron el mundo, pero no tuvieron amigos. Yo mismo soy quizás la única persona de mi época que ame a Alejandro, a César y a Aníbal. Alejandro, César, Carlomagno y yo hemos fundado imperios; pero ¿sobre qué? Sobre la fuerza. Jesucristo fundó su imperio sobre el amor, y en estos momentos hay millones que darían sus vidas por El. Yo mismo he inspirado a multitudes de tal manera que habrían muerto por mí; pero para ello era necesaria mi presencia. Ahora que estoy en Santa Elena, ¿dónde están mis amigos? Estoy olvidado, pronto a volver a al tierra, y a ser comida de gusanos. !Qué abismo el que hay entre la miseria mía y el reino eterno de Cristo, aquél que es proclamado , amado y adorado, y cuyo reino se está extendiendo por toda la tierra! ¿Es esto la muerte? Te digo, que la muerte de Cristo es la muerte de un dios. Te digo que Jesucristo es Dios".     

Lo que dijo Renán de Cristo.

"Sean cuales sean las sorpresas del futuro, aún no se ha levantado, no se levantará jamás, otro como Jesús de Nazaret".

 Lo que dijo Josefo de Cristo.

    Josefo era un historiador judío, 37 - 100 d.C., nacido y educado en Jerusalén. Fue general del ejército romano; fue capturado, y después de la caída de Jerusalén fue llevado a Roma. Muchos eruditos creen auténtica esta declaración suya de Jesús, pero otros creen que se una interpolación. Es como sigue:

    "Vivió por este tiempo Jesús, un hombre sabio, si en verdad se le puede llamar hombre. pues fue hacedor de obras admirables. Era el Cristo. Pilato, a instancias de los principales de entre nosotros, le condenó a la cruz. Apareció vivo sus seguidores al tercer día. Los cristianos, así llamados por el nombre de él, no se han extinguido hasta este día". 

Capítulo 9. Jesús sana un hombre ciego de nacimiento 

    En una visita anterior a Jerusalén (5:9), Jesús había sanado en sábado a un hombre importante. Por esto, y Su afirmación de que era el Hijo de Dios, intentaron apedrearle (5:52-49).Ahora procede a hacer en sábado otro milagro aún más notable (9:14). Él sabía que esto disgustaría a los fariseos por su interpretación errada del día de reposo. 

Capítulo 10:1-21. Jesús el buen Pastor

    Esta es una continuación del discurso motivado por el saneamiento del ciego. Jesús se anuncia como el Pastor de la humanidad; esto es, de cuantos de entre la humanidad Le reciben como su Pastor. Es una metáfora, siempre amada por los cristianos, del tierno y amante cuidado de Jesús hacia Su pueblo.

Capítulo 10:22-39. La fiesta de la Dedicación

    Transcurrieron unos tres mese entre los versículos 21 y 22. La fiesta de los Tabernáculos era en octubre. La visita de Jesús a esta fiesta se relata en los capítulos 7:22 hasta el 10:21. Ahora es la fiesta de la Dedicación en diciembre. Durante los tres mese de intervalo había vuelto a Perea, o más probablemente a Galilea y a la región más al norte, en donde fue transfigurado, como confirmación final de la fe de los Doce en vista de Su muerte ya cercana. 

Capítulo 10:40-42. Tras el Jordán

    Esta era la región en donde Jesús estuvo unos ocho meses al comienzo de Su ministerio público (Juan 3:22). Ahora se quedó allí unos dos meses. Era una región densamente poblada, con muchas prósperas ciudades romanas, bajo el gobierno de Herodes y fuera del alcance de las autoridades de Jerusalén. Se relata en Lucas 11 hasta 18 inclusive. 

Capítulo 11. Jesús resucita a Lázaro

    Probablemente cerca de un mes antes de Su propia muerte. Era el tercero a quien había levantado de los muertos: la hija de Jairo, Mar 5:21-43, que acababa de morir; el hijo de la viuda de Naín, Luc.  7:11-17, camino al sepulcro; luego Lázaro, con cuatro días de muerto; y como clímax, Su propia resurrección, para no morir jamás. El milagro hizo una impresión profunda en Jerusalén, pero condujo al Sanedrín a la decisión final de matarle (53). Jesús se retiró al desierto de Efraín, casi 20 km. al norte de Jerusalén, para esperar tranquilamente la Pascua, con los Doce. 

Capítulo 12:1-8. La cena en Betania

    Juan coloca esta cena el día antes de la entrada triunfal a Jerusalén (12), o sea el sábado por la tarde (véase además bajo Mar 14:3-9), Sería cerca de un mes después de que resucitara a Lázaro. Simón el leproso, quien probablemente había sido sanado por Jesús, era o un amigo íntimo, o un pariente, de Lázaro. Era una familia rica. 300 denarios serían cerca de $ 50.00 en moneda norteamericana, y solamente los ricos pueden gastar frascos de loción a tal precio. Probablemente Jesús haya hablado de Su ya cercana crucifixión. Todos creyeron que era una de Sus parábolas, y pusieron poca atención en ello. María, la callada, pensativa y hermosa María, notando acaso una mirada de dolor en Sus ojos, se dijo, "Esto no es ninguna parábola. Lo dice en serio". Y fue y trajo lo más preciado de su casa, y lo derramó sobre Su cabeza y pies, y los enjuago con sus cabellos. Quizás no dijo ni una palabra; pero ÉL comprendió. Él sabía que ella trataba de manifestar el dolor de su corazón. Jesús lo apreció tanto, que dijo que lo que ella había hechos se contaría en donde quiera que llegara Su nombre, hasta los fines de la tierra y hasta el fin de el tiempo.        

Betania

    Betania se halla a unos 3 km. de Jerusalén, sobre el declive oriental del Monte de los Olivos. Allí Jesús se hospedaba cuando visitaba a Jerusalén. Desde las colinas de Betania ascendió al cielo. 

Capítulo 12:9-19. La entrada triunfal

    Véase bajo Mat 21:1-11

Capítulo 12:20-36. Los griegos desean ver a Jesús

    No se dice cuándo, pero se cree que haya sido el martes, en el Templo, cuando la hostilidad resuelta de los gobernantes ya se hacía manifiesta. Gentes de tierras lejanas. Le traían su homenaje. Esto dio lugar a una especie de soliloquio-oración-conversación acerca de la necesidad de Su muerte. !Como Él la tenía! 

Capítulo 12:37-43 Su incredulidad

    Por qué los dirigentes de la nación judía no quisieron creer en Jesús, ante la evidencia aplastante de Sus milagros, es uno de los problemas más difíciles de las Escrituras, La contestación de Juan es que era "para que las Escrituras se cumpliese". 

Capítulo 12:44-50. Último mensaje de Jesús en el templo

    Probablemente cuando dejaba el Templo a la tarde del martes, para no volver jamás. 

Capítulos 13, 14. La Última Cena 

    Véase también bajo Mateo 26:17-29

    Jesús lava los pies se los discípulos, 13:1-20. Esto fue motivado por la contienda entre éstos, acerca de cuáles de ellos tendrían los puestos más elevados en el Reino. Este había sido uno de los problemas constantes de ellos (véase bajo Luc 9:46-48). A pesar de las repetidas declaraciones de Jesús, de que Él había de ser crucificado (véase bajo Mar 9:30-32), lo cual ellos de alguna manera, aun hasta el último momento, creyeron ser alguna parábola, pensaban que la entrada triunfal de cinco días antes era presagio de que ya había llegado el tiempo en que El daría algún golpe y mediante Su poder milagroso levantaría en Jerusalén el trono de un imperio mundial. Les preocupaba saber quien sería Primer Ministro, Secretario de Estado, etc.Por fin Jesús tuvo que ponerse de rodillas y lavarles los pies, el oficio degradante de un esclavo, para recordarles que Él les había llamado a servir y no a reinar. !Cómo ha padecido la Iglesia en todos los siglos, por cuanto ha consumido a tantos de sus dirigentes el anhelo de ser grandes! Han sido creadas organizaciones poderosas y altas dignidades tan solamente para satisfacer las ambiciones mundanas y egoístas de los hombres. Grandes eclesiásticos han usado del nombre de Cristo para saciar sus propias ambiciones en lugar de servirle a Él; y todavía lo hacen.    

    Jesús señala al traidor, 21-30. Tan astutamente había guardado Judas su secreto, que ninguno de los otros sospechaba de él. Véase bajo Mar 14:10-11. Judas sabía que Jesús conocía su secreto, pero con el corazón endurecido llevó adelante su horrendo crimen.

    Despedida final de Jesús a los doce, 13:31 hasta 17:26. Después de haber salido Judas. Estos cuatro capítulo son las palabras más tiernas de toda la Biblia. Las del capítulo 14 se pronunciaron mientras aún estaban en la Cena; 15, 16 y 17, de camino desde la Cena hasta Getsemaní. 

    Jesús sabía que había llegado el fin. Estaba preparado para ello. En lugar de hablar de ser "crucificado", dijo "glorificado" (13:31). Temía lo que había de padecer, pero miraba el gozo más allá del dolor.

    Les tenía perplejos Su afirmación de que les iba a dejar. ¿Qué significaba aquello? Y sin embargo, ¿no se los había dicho una y otra vez? Nos parece que Le habrá destrozado el corazón aún más pensar en ellos, que en Sus propios padecimientos. 

    Pedro, afectuoso y amante, sospechaba que Jesús hablaba de ir a iniciar alguna empresa peligrosa, y ofreció seguirle aun a costa de su propia vida. Esto habrá alegrado el corazón de Jesús, recién entristecido por la traición de Judas; pero hizo ver a Pedro que no se daba cuenta lo que decía. 

Capítulo 14.     La casa de muchas moradas

    El capítulo más amado de toda la Biblia, y el que nos acompaña al acercarnos al valle de sombras. Jesús, como obrero y maestro, está preparando el palacio celestial para aquel día glorioso en que recibirá consigo mismo a Su Esposa, los elegidos de todas las edades. Pero la Esposa también tiene necesidad de prepararse. La Iglesia ha de ser reunida, nutrida y perfeccionada, para que esté digna de las mansiones de Dios. Han de ser preparadas tanto las personas como el sitio. Cuando Jesús parte para preparar el hogar eterno, promete enviar al Espíritu Santo para que prepare, consuele y guié a los santos en el camino el hogar.    

Capítulos 15, 16, 17. Rumbo a Getsemaní

      Los pensamientos que se presentan una y otra vez en estos preciosos capítulos son, que los discípulos se amen unos a otros, que guarden los mandamientos de Cristo, que permanezcan en El, que deben esperar ser afligidos y perseguidos, que era necesario que El se fuera, que el Espíritu Santo tomaría Su lugar, que el dolor de ellos se volvería gozo, y que durante Su ausencia les serían concedidas admirables contestaciones a sus oraciones. El Bendito Maestro, yendo a lo más profundo de Su propio dolor y sufrimiento, hacía cuanto podía para consolar a los perplejos discípulos.   

Capítulo 17. La Oración Intercesora de Jesús

    Termina Su tierna despedida encomendándoles a Dios, orando por Sí mismo y por ellos, antes de apartarse de ellos para pisar el lagar a solas. El recuerdo de Su existencia pre encarnada y de la "gloria" de ella (5) Le dio valor. Oraba por los Suyos (9), no por el mundo. Vino para salvar al mundo, pero Su interés especial estaba puesto en aquellos que creían en El. Hace aquí una distinción clara entre los que eran Suyos y los que no lo eran, que aparece en todos los escritos de Juan. Para una nota sobre la unidad cristiana, véase bajo Efesios 4.

Capítulo 18:1-12. Aprehensión de Jesús

    Se cuenta también en Mat 26:47-56; Mar 14:43-50; Lc 22:47-53. Era cerca de la medianoche. La guarnición romana, una cohorte o sean de 500 a 600 soldados, encabezados por un tribuno y acompañadas por los emisarios del sumo sacerdote, evidentemente creyendo que ejecutaba alguna misión peligrosa, venía guiada por Judas (véase bajo Mar 14:10-11) al lugar de retiro de Jesús. Al desfilar por la Puerta Oriental y a lo largo del camino del Cedrón, con linterna, antorchas y armas, eran visibles desde el huerto en donde Jesús se hallaba. Cuando se acercaron, Jesús mediante Su poder invisible les hizo caer en tierra, para hacerles comprender que no podían apresarle contra Su voluntad. Para establecer fuera de toda duda la identificación de Jesús, Judas Le señaló mediante un beso. Cuando Le echaron mano, Pedro sacó la espada, resuelto valientemente a luchar él solo contra la escolta romana entera. 

Capítulos 18 hasta 19:27.  El Juicio de Jesús

Véase bajo Mar 14:53.

Capítulo 18:15-27. La negación de Pedro

    Esto sucedió en el patio del sumo sacerdote. Pedro acababa de estar dispuesto a luchar contra la guarnición romana entera. No era cobarde de ninguna manera. Había "seguido de lejos". Los demás, salvo Juan, apenas si le habían seguido. Merece pues, algún reconocimiento. Jamás podremos saber el cúmulo de emociones que desgarraban el alma de Pedro aquella noche. Sencillamente no podía comprender por qué Jesús, Maestro de los vientos , las olas y las multitudes, se negaba a hacer uso de Su poder en este momento crítico. Mientras Pedro vehementemente negaba que conocía a Jesús, jurando y maldiciendo, Jesús se volvió y lo miró. Esa mirada quebrantó el corazón de Pedro.

Capítulo 19:17-37. La Crucifixión

    Véase también notas en Mat 27:33-56; Mar 15:21-41 y Luc 23:32-49. Las piernas de los ladrones fueron quebradas (32) para acelerar su muerte, que de otra manera podría no sobrevenir hasta después de cuatro o cinco días.

Capítulo 19:33-34. Sangre y Agua

    Jesús ya estaba muerto cuando la lanza traspasó Su costado, después de haber estado sobre la cruz seis horas. Algunas autoridades médicas han declarado que en el caso de la ruptura del corazón, y en tal caso solamente, la sangre se deposita en el pericarpio, el tejido que rodea las paredes del corazón, y se divide en una especie de coágulo sanguinolento y un suero acuoso. Si esto es así, entonces la causa física inmediata de la muerte de Jesús fue la ruptura del corazón. Bajo el intenso dolor físico, y la presión vehemente de la sangre, Su corazón estalló. Puede ser que haya muerto literalmente, del corazón quebrantado a causa del pecado del mundo. Quizás el padecimiento por el pecado humano sea algo más allá de lo que la constitución humana pueda soportar. 

    Posiblemente haya aquí un paralelo místico con Génesis 2:21-22. Así como Dios tomó del costado de Adán mientras dormía, aquello de que hizo esposa para Adán, también tomó del costado de Jesús, dormido sobre la cruz, aquello de que hizo la Iglesia, la esposa de Jesús. 

Capítulo 19:38-42. El entierro

    José y Nicodemo, miembros del Sanedrín y discípulos secretos en la hora de la popularidad de Jesús, ahora en la hora de Su humillación se presentaron valientemente para compartir con Él la vergüenza de la cruz. !Te saludamos, José! !Te saludamos, Nicodemo! Véase además bajo Juan 3:1-21.

    El "Santo Sudario". La revista "Scientific American" de Marzo de 1937 publicó un artículo de un científico francés acerca de una sábana de lino que ahora se halla en una iglesia católica romana de Turín, Italia, la cual él creía ser el mismo sudario que se empleó para el cuerpo de Jesús. La describe como de unos 4.30 m. de largo y 1.08 de ancho, con imágenes negativas del frente y dorso de un cuerpo humano adulto que indican que el hombre fue acostado sobre una mitad y luego la otra mitad doblada sobre él, a lo largo. Afirma que las figuras no son pintadas sino imágenes producidas por vapores amoniacales procedentes de la fermentación de urea, que se despide en gran abundancia en el sudor que produce el sufrimiento intenso. Hay en la tela restos de aloes, partículas de sangre. Las señales de los azotes, de las heridas en las manos, la cabeza y el costado son claramente visibles, juntamente con evidencias de que la herida fluyó suero y sangre. Es inequívocamente la imagen de un crucificado. Cada detalle corresponde por el relato de las Escrituras, y el rostro es de un hombre de noble aspecto. Apareció por primera vez en Francia en 1355, con informes de que había sido visto en Constantinopla en 1204. No es un objeto arqueológico de entre desechos de la época que se atribuye, y hasta donde nosotros sabemos, comúnmente se la tiene por un invento del siglo 14. 

Capítulo 19:41-42. La tumba de Jesús

      

    "En aquel lugar en donde había sido crucificado, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno". Esto significa que la tumba en que Jesús fue sepultado estaba muy cerca del lugar en donde fue crucificado.Véase bajo Mar. 15:21-41. 

    En 1881 el General Christian Gordon encontró al pie occidental del "Monte de la Calavera" un "huerto". Puso a trabajar una cuadrilla, y debajo de metro y medio de escombros halló una  tumba de la época romana, cortada en un muro de roca maciza, con una zanja por delante para rodar una piedra delante de la puerta. La tumba es un aposento de 4.30 m. de ancho, 3 m. de profundidad, y 2.30 m. de alto. A la derecha de la entrada hay dos sepulturas, una junto a la pared delantera y otra a la del fondo.

    Quedan un poco más bajas que el suelo del aposento, del cual las separa una pared baja intermedia. Parece que la sepultura delantera nunca fue terminada, y hay indicios de que solamente la detrás haya sido ocupada, y esto sin dejar indicios de corrupción mortal. El aposento es suficientemente amplio para contener a un grupo de mujeres y los ángeles, y hay espacio suficiente para que se sentaran un ángel al pie y otro a la cabeza (Mar 16:5; Juan 20:12). Hay una ventana a través de la cual, al amanecer, la luz del sol caería sobre la tumba no ocupada. Todos los detalles corresponden al relato de la Escritura. 

    Además, según Eusebio, el emperador romano Adriano, durante su persecución de los cristianos en d.C. 135, hizo construir un templo de Venus sobre la tumba en que Jesús había sido sepultado. Constantino, el primer emperador cristiano, destruyó este templo de Venus en el 330 d.C. Entre los restos que el General Gordon quito de sobre la tumba, halló una piedra dedicada a Venus. Encontró vestigios de un edificio que había sido construido sobre la tumba. Sobre la entrada de la tumba, había dos nichos característicos de los templos de Venus. 

    Además, en una bóveda antigua a la tumba, y tocándola bajo tierra, se halló una lápida con la inscripción, "Sepulcro cerca de su Señor". Así, pues, en todo aspecto, parece haber muy buena fundamento para la opinión de que esta "Tumba del Huerto" puede haber sido el sitio mismo en donde Jesús fue sepultado, y desde el cual salió vivo aquel primer y gozoso Domingo de Resurrección. Es por lo tanto, para los cristianos, el sitio más sagrado del mundo, el lugar de donde nació la seguridad de la vida sin fin.

Capítulo 20:1-2. María Magdalena visita la tumba

    Otras mujeres iban con ella. Véase bajo Mat 28:1-8, y nota acerca del "Orden de los Eventos" bajo Mar. 16    

Capítulo 20:3-10. Pedro y Juan corren a la tumba

    Se cuenta también en Luc 24:12. Pueden haber estado alojados más cerca que los otros discípulos, probablemente en casa de Juan, en donde estaba también hospedada la madre de Jesús (19:27)

Capítulo 20:11-18. Jesús aparece a María Magdalena

    Esta fue Su primera aparición (Mar 16:9-11). Las otras mujeres se habían ido. Pedro y Juan se habían ido. María queda sola, llorando como si se le partiera el corazón. No tenía la menor idea de que Jesús se hubiera levantado. Ella no había oído al anuncio angélico de que Jesús estaba vivo. Jesús mismo había dicho repetidamente que se levantaría al tercer día. Por alguna razón, ella no lo había entendido. Pero !cómo Le amaba! Y ahora había muerto. Aun SU cuerpo había desaparecido. Y en aquel momento de dolor Jesús se pone a su lado, y la llama por su nombre. Reconoció Su voz, y clamó de gozo extático. !Jesús mismo, no muerto, sino vivo.

    "No me toques" (17). Poco más tarde, las otras mujeres "abrazaron sus pies, y le adoraron" (Mat 28:9-10). Aquella noche dijo a los once "palpadme" (Luc 24:39), para que se convencieran de que no era un fantasma. No sabemos por qué prohibió a María que Le tocara. Probablemente haya querido darle a entender que la intimidad de la comunión terrenal debía ahora ceder su lugar a relaciones espirituales y celestiales más profundas. 

Capítulo 20:19-25. Jesús aparece a los once

    Esa noche, en Jerusalén. Faltaba Tomás (24). Esta aparición se relata tres veces; aquí, en Mar 16:14 y Luc 24:33-43. Véase las notas bajo estos pasajes, Jesús estaba en el mismo cuerpo, con las señales de las heridas en Sus manos, pies y costado; y tomó alimentos. Sin embargo, podía traspasar muros, y aparecer y desaparecer a Su voluntad. "A los que remitiereis los pecados" (23); véase nota bajo Mat 16:19.

Capítulo 20:26-29. Otra aparición a los once

    Una semana después, en Jerusalén, con Tomás presente. Ningún crítico moderno podría ser más "científico" que Tomás.

Capítulo 20:30-31. Propósito del libro

    Aquí tenemos la declaración inequívoca del autor, de que su propósito era demostrar e ilustrar la deidad de Jesús.

"Tardos de corazón para creer"

    Aun cuando Jesús repetida y claramente les había dicho que se levantaría al tercer día (Mat 16:21; 17:9, 23; 20:19; 26:32; 27:63; Mar 8:31; 9:31; Lc 18:33; 24:7), ellos no lo esperaban. Deben de haber visto en Sus palabras una parábola con algún significado misterioso. Cuando las mujeres fueron a la tumba, no era para ver si había resucitado, sino para preparar Su cuerpo para la sepultura definitiva. 

    Así pues, Jesús lo había predicho repetidamente. Los ángeles lo anunciaron. La tumba estaba vacía. El cuerpo no aparecía. María Magdalena Le había visto. Las otras mujeres Le habían visto. Cleofas y su compañero Le habían visto. Y sin embargo, los demás como grupo no creían. Les parecía sencillamente increíble. 

    Entonces, cuando Jesús se apareció a los diez esa noche, les censuró su dureza de corazón y su indisposición para creer a aquellos que Le habían visto. Todavía pensaban que era un espectro, y entonces les invitó a que miraran bien Sus manos, costado y pies, y que Le palparan. Luego pidió comida, y "comió delante de ellos" (Luc 24:38-43; Juan 20:20).

    Aun después de todo esto, Tomás, el pesimista, terco y lleno de dudas, estaba seguro de que había un error en alguna parte, y no creyó sino cuando vio personalmente a Jesús una semana después (Juan 20:24-29).   

    Así pues, aquellos que proclamaron por primera vez la resurrección de Jesús estaban ellos mismos totalmente indispuestos a creerla y aún resueltos a no creerla, y solamente llegaron a creerla a despecho de sí mismos. Esto hace insostenible toda posibilidad de que el relato haya nacido de una imaginación sobreexcitada y expectante. No hay manera concebible de explicar el origen de esta historia, sino la de que fue un hecho verídico. Nosotros también, mediante Su gracia, algún día resucitaremos.  

    Dewette: "Aun cuando un misterio que no puede disiparse descansa sobre la manera de efectuarse la resurrección, es tan imposible poner la realidad de ella en duda mediante evidencias históricas honradas, como lo sería dudar del asesinato de César".  

    Edersheim: "Puede afirmarse sin titubeos que la resurrección de Cristo es el hecho mejor establecido de la historia".

    Ewald: "Nada hay más seguro, históricamente, que el hecho de que Jesús se levantó de los muertos y apareció a Sus seguidores".

    John A. Broadus: "Si no sabemos que Jesús de Nazaret se levantó de los muertos, del todo no sabemos hecho histórico alguno".

Capítulo 21. Jesús aparece a los siete

    Los discípulos ya habían vuelto a Galilea, tal como Jesús había dicho que hicieran (Mat 28:7, 10; Mar 16:7) para esperar allí nuevas instrucciones. Les habían señalado cierto monte (Mat 28:16), y probablemente también el tiempo. Mientras esperaban, volvieron a su antiguo negocio. Puede haber sido en el mismo lugar en donde dos o tres años antes les habían llamado por vez primera a que fueran pescadores de hombres (Luc 5:1-11), o cerca del él. Así como en esa ocasión, ahora también les provee una pesca milagrosa. Puede haber querido significar con ella, simbólicamente, el gran éxito del movimiento de redención que ellos estaban próximos a iniciar entre los hombres.

    "La tercera vez" (14); es decir, a los discípulos en conjunto. Las dos anteriores fueron las del capítulo 20:19 y 26. Si incluimos a los individuos a quienes se había presentado - María Magdalena, las mujeres, los de Emaús y Pedro - era Su séptima aparición. 

    "Más que éstos" (15). ¿Estos hombres, o estas cosas? Las formas masculinas y neutras de la palabra griega "estos" son iguales. No hay manera de saber en qué sentido se usa aquí. "¿Me amas más que lo que me aman estos otros discípulos?" o "¿Me amas más de lo que amas este negocio de la pesca?" ¿Recordaba Jesús a Pedro su triple negación? ¿O le reprendía suavemente por haber vuelto atrás a su negocio de pesca? Nos inclinamos a creer lo último.

    "¿Me mas?" (15, 16, 17). Jesús usa "agapao"; Pedro usa "fileo"; dos palabras griegas diferentes. Ambas significan "amor"; pero "agapao" expresa un tipo superior de devoción. Pedro evita usarla. La tercera vez, Jesús desciende y usa la palabra de Pedro. 

    "Apacienta mis ovejas" (15, 16, 17), tres veces, en diferentes formas. La idea parece ser algo como sigue: "Pedro, ¿Me amas más de lo que amas tu negocio de pesca? Entonces sería mejor que te dedicaras a cuidar de Mi rebaño; al negocio Mío, Pedro, más bien que al tuyo".

    La profecía de Jesús, del martirio de Pedro. Ya se había verificado muy antes de que Juan escribiera esto. Véase nota sobre 1 Pedro.

    Identificación del Autor (24). Una declaración específica de que Juan el apóstol amado fue el autor de este libro.

    Muchas otras cosas (25). Es hiperbólico, pero es ciertamente una descripción enérgica de los actos de bondad de la vida terrenal del Salvador.

    Después apareció a los once, en Galilea (Mat 28:16-20).

    Apareció a Santiago en tiempo y lugar desconocidos (1 Cor 15:7)

    Su aparición final y ascensión fueron en Betania (Luc 24:44-51)     

    Los cinco capítulos más importantes de la Biblia entera, a nuestro juicio, son Mat 28, Mar 16, Luc 24 y Juan 20-21, por cuanto relatan el evento más importante de toda la historia humana, le resurrección de Cristo de entre los muertos, piedra coronaria de toda la Biblia.

La Resurrección 

    La resurrección de Cristo de entre los muertos es el evento más importante de todo el cúmulo de los conocimientos humanos; el evento magno de los siglos, hacia el cual se dirigía toda la historia anterior, y en el cual halla su significado toda la historia posterior. Su relato ha compenetrado los siglos, y ha cambiado el aspecto del mundo entero. Véase nota sobre 1 Cor 15.

    ¿Es un hecho? ¿Se levantó El realmente de entre los muertos? Si no, ¿qué se hizo Su cuerpo? Si lo hubieran robado enemigos, indudablemente lo habrían mostrado, pues para desacreditar el relato no escatimaban no aun el asesinato de quienes lo contaban. Si lo hubieran robado Sus amigos, habrían sabido que estaban creyendo una mentira; y nadie se hace mártir por lo que sabe que es falso.

    Una cosa es ciertísima: que los que primeramente publicaron el relato de que Jesús se había levantado en entre los muertos lo creyeron cierto. Su fe descansaba no solamente en la tumba vacía, sino en el hecho de que ellos mismos habían visto a Jesús vivo después de habérsele sepultado; no una vez no dos, sino cuanto menos diez veces que se nos cuentan; y  no de uno en uno ni a solas, sino en grupos de dos, de siete, diez, once y quinientos. 

    ¿Una Alucinación? ¿No habrá sido un éxtasis? ¿un sueño? ¿La fantasía de una imaginación, o un fantasma? Diferentes grupos de personas no siguen viendo una misma alucinación. 500 personas en masa no sueñan el mismo sueño todos al mismo tiempo. Además ellos no lo esperaban. Al principio lo consideraban "una locura" (Luc 24:11). No lo creyeron sino como a la fuerza. 

    ¿Solamente un Síncope? ¿No sería que Jesús realmente no había muerto cuando Le sepultaron y que volvió luego a la vida? En tal caso, débil y agotado, difícilmente pudo haber removido la pesada puerta de piedra y haber salido de la tumba. Además, tenía ya poderes que nunca había manifestado antes - las de aparecer y desaparecer a través de puertas cerradas. Los once (¿o 120?) en grupo, personalmente Le vieron levantarse lentamente de la tierra y desaparecer tras las nubes.

    

    ¿Registros Alterados? ¿No podría ser que la resurrección haya sido añadida posteriormente al relato de Cristo, inventada años después para glorificar a un héroe muerto? Se sabe, de relatos históricos aparte de las Escrituras, que la secta denominada cristiana apareció bajo el reinado de Tiberio Cesar, y que la causa de su aparición fue su creencia de que Jesús se había levantado de entre los muertos. La resurrección no fue agregado posterior a la fe cristiana, sino causa y comienzo mismo de ella. Su fe descansaba no en registros sino en lo que habían visto con sus propios ojos. La historia fue el resultado de su fe, no el origen de ella. Si no hubiera habido resurrección, no habría habido ni Nuevo Testamento, ni iglesia cristiana. 

    ! Que Aureola de Gloria esparce esta sencilla creencia sobre la vida humana ! Nuestra esperanza de la resurrección y de la vida eterna se basa no en alguna especulación filosófica acerca de la inmortalidad, sino en un hecho histórico.        

(Compendio Manual de la Biblia por Halley p. 470, 471)