Arqueología
2 Corintios
Arqueología de 2 Corintios
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
2 Corintios 1. “Corinto”
La antigua ciudad de Corinto se encontraba en un istmo entre Grecia continental y el Peloponeso, el área suroeste de Grecia. El istmo medía como 6.000 m de ancho en su punto más estrecho, lo cual condujo a muchos a considerar cavar un canal ahí (un sueño que no se cumplió hasta la época moderna). Habían dos puertos cerca: Lequeo al norte, en el Golfo de Corinto, y Cencreas al sur, en el Golfo Sarónico. La ubicación de Corinto convirtió a la ciudad en un sitio de gran importancia estratégica y económica. Los barcos a menudo preferían navegar a Corinto y transportar sus bienes por tierra a través del istmo en vez de arriesgarse y navegar por las aguas embravecidas del Peloponeso. Esto trajo mucho comercio a la ciudad, junto con vicios frecuentemente asociados con los bulliciosos centros de comercio. No es sorprendente, por lo tanto, que la antigua Corinto se convirtiese en un sinónimo para la inmoralidad sexual.
La historia de Corinto se puede dividir en dos periodos distintos: su larga duración como una de las ciudades principales de la civilización griega clásica, y sus posteriores años luego de la conquista romana como un cruce de caminos cosmopolita. La ciudad clásica fue durante un tiempo un participante principal en la política de Grecia y fue particularmente importante en la larga historia de competencia entre Atenas y Esparta (Corinto usualmente se colocaba del lado de Esparta). Más tarde, como cabeza de la Liga Aquea (una coalición de ciudades griegas), lideró la resistencia ante la agresión romana. Su papel como anfitrión de los Juegos ístmicos (superados en prestigio únicamente por los juegos olímpicos) mejoró grandemente el antiguo estatus de Corinto. Esta ciudad, sin embargo, fue destruida en 146 a.C. por el general romano Lucio Mummio. Aunque algunos habitantes se quedaron en los alrededores de Corinto, la ciudad no alcanzó prominencia de nuevo sino hasta 44 a.C., cuando Julio César la volvió a fundar como una colonia romana.
La nueva ciudad era romana en su administración y arquitectura, con la mayoría de la población compuesta de hombres libres. Las ventajas naturales del sitio, junto con el vigor emprendedor de los libertados, pronto condujo a la prosperidad renovada. El Corinto de la era del Nuevo Testamento se consideraba una de las ciudad más bellas del mundo greco-romano. Su importancia en comercio y su estatus como un centro administrativo romano hizo a Corinto una ciudad importante en la época de Pablo.
Corinto tenía una población mezclada y cosmopolita, corno se reflejaba en sus varios santuarios religiosos:
Los visitantes de Corinto aún pueden encontrar evidencia arqueológica de ofrendas votivas hechas a Asclepio, el dios de la medicina, en agradecimiento por sanidades. Estas ofrendas eran modelos de arcilla de partes del cuerpo (a menudo brazos, piernas y órganos sexuales) que el dios aparentemente había curado, colgados alrededor del templo como tributos para él.
Corinto era la ubicación de un templo famoso dedicado a la diosa Afrodita que supuestamente empleaba a 1.000 prostitutas del templo. Aunque esta cantidad puede ser una exageración, los eruditos no pueden dudar que esta ciudad puerto apoyaba una próspera industria de prostitución, probablemente centrada alrededor de tal santuario.
También habían templos dedicados a otros dioses griegos tales como Poseidón, dios del mar (apropiado para la ciudad puerto), y a Deméter y Perséfone, diosas de un antiguo culto griego a la fertilidad.
La naturaleza cosmopolita de Corinto se refleja en el hecho de que también tenía varios lugares de alabanza para las deidades extranjeras, tal como un santuario a la diosa egipcia Isis, así como una sinagoga judía.
Con su diversidad cultural, riqueza, paganismo e infame libertinaje, Corinto tal vez no era el lugar donde los espectadores hubieran esperado que la iglesia prosperará. A pesar de todo, fue precisamente ahí donde Pablo disfrutó de uno de sus más exitosos ministerios, y también ahí donde experimentó algunos de sus peores retos con los primeros conversos al cristianismo.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
2 Corintios 2. “Visitas y cartas de Pablo a Corinto”
La cronología de las visitas y de las cartas de Pablo a Corinto es difícil de seguir y algo polémica, pero la secuencia siguiente es una interpretación razonable de los registros bíblicos:
Primera visita (50-52 d.C.): Pablo visitó Corinto durante su segundo viaje misionero, quedándose allí por casi dos años con Aquila y Priscila, quienes eran refugiados de Italia debido al decreto del emperador Claudio en 49 d.C. que expulsó a los judíos de Roma (Hch 18:1-18). Pablo fue convocado ante el procónsul Lucio Junio Galión durante el verano de 51 d.C.
En 52 d.C. Pablo, en compañía de Priscila y Aquila, salió de Corinto, y trasladó el centro de su ministerio a Éfeso, donde trabajó durante unos tres años (Hch 18:18-19:41). Durante su ausencia, Apolos visitó Corinto en nombre de Pablo.
Pablo escribió su primera carta (ahora perdida) para Corinto; esta incluía una advertencia contra la vinculación con gente inmoral (1Co 5:9-11).
Pablo despachó a Timoteo y a Erasto a Corinto (Hch 19:22; 1Co 4:17; 16:10) y recibió del hogar de Cloé noticias acerca de disputas dentro de la iglesia (1Co 1:11), así como preguntas de la congregación, presentadas por Estéfanas, Fortunato y Acaico (1Co 16:17).
De Éfeso (aprox. 55 ó 56 d.C.) Pablo mandó una segunda carta (1Co) a la iglesia allí, con instrucciones de cómo recoger dinero para los cristianos necesitados en Jerusalén (1Co 16:1-3). Aquila y Priscila permanecieron en Éfeso, y Tito y Timoteo regresaron a Pablo desde Corinto (ambos se mencionan en 2Co 1:1; 12:18).
Segunda visita (56 ci.C.). Pablo experimentó una visita «dolorosa» a Corinto (1Co 4:19; 2Co 2:1-2).
Poco tiempo después de esta visita, él escribió una tercera carta (también pérdida), mandándola con Tito como una carta de «muchas lágrimas», rogándoles a los corintios que cambiarán su comportamiento (2:3-9,13; 7:6-15; 8:6). Algunos eruditos creen que esta carta de «lágrimas» era ya sea 1 Corintios o 2 Corintios 10-13.
Pablo continuó hasta puerto marítimo de Troas en Asia, donde él esperaba encontrarse con Tito, quien falló en llegar (Hch 20:1; 2Co 2:13). Pablo después lo encontró en Macedonia. Tito reportó algún éxito con los corintios: La congregación se había ocupado de su ofensor (vv. 7-8; 7:5-16), pero su sumisión al liderazgo de Pablo había disminuido (10:1-13:10).
Pablo despachó una cuarta carta (probablemente 2Co) a Corintios con Tito, quien supervisó la colecta para Jerusalén y preparó todo para la visita de Pablo (8:6-24; 13:1-10). Esta carta se escribió aproximadamente un año después de 1 Corintios. Las iglesias a través de Macedonia donaron generosamente para los necesitados en Jerusalén (2Co 8:1-2).
Tercera visita: Pablo se quedó en Corinto durante tres meses para finalizar la colecta y reconciliarse con la iglesia (Hch 20:2-3; 2Co 12:14; 13:1). Priscila y Aquila regresaron a Roma mientras que Timoteo permaneció con Pablo (Hch 20:4; Ro 16:3,21). Las iglesias aqueas contribuyeron para los pobres de Jerusalén (Ro 15:26).
Alrededor de 57-61 d.C., Pablo entregó el regalo de ayuda para Jerusalén, después de lo cual se encontró a sí mismo encarcelado en Cesarea y Roma (Hch 21:15-28:31).6 En aproximadamente 61 d.C. Pablo fue liberado de la cárcel y salió de nuevo a predicar (Fil 1:25-26; 2:24; Flm 22).
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
2 Corintios 3. “Las cartas en el mundo greco-romano”
En el mundo greco-romano las cartas le permitían a la gente mantenerse en contacto con otros a través de grandes distancias. Varios tipos de cartas se han identificado, incluyendo cartas familiares y cartas de amistad, alabanza o culpabilidad, exhortación y recomendación. La carta greco-romana típicamente consistía de varias partes, comenzando con una introducción que identificaba al escritor y al destinatario y expresaba saludos. Una pequeña declaración de agradecimiento frecuentemente seguía a la introducción, después de la cual el autor presentaría el cuerpo principal de la cada. El escritor concluiría con deseos de buena salud y una declaración de despedida. Los estudiantes en escuelas griegas eran instruidos en las convenciones de escritura de cartas, y los escribas entrenados en el arte de la escritura estaban disponibles para ayudar a otros a redactar cartas.
La forma de la carta tradicional es visible en las cartas de Pablo, aunque él la adaptó de varias maneras:
Él transformó el saludo griego en una invocación de gracia y paz.
Él a menudo extendía la sección de agradecimiento incluyendo oraciones a Dios.
Él colocaba una bendición en lugar de la despedida tradicional.
En el uso de este estilo, vemos que Dios eligió comunicar el mensaje del Nuevo Testamento de una forma familiar a sus primeros receptores.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
2 Corintios 5. “El Tribunal”
Pablo afirmó en 2 Corintios 5:10, «porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo» (cf. Ro 14:10). La palabra griega traducida o como «tribunal» es bema. Una bema, referida varias veces en la literatura clásica, era la plataforma elevada del orador desde la cual se leían proclamaciones y sobre la cual se paraban los ciudadanos para comparecer ante oficiales. El Nuevo Testamento se refiere a tres temas:
Pilato juzgó a Jesús en la bema en Jerusalén (Mt 27:19; in 19:13).
El rey Herodes Agripa I fue golpeado por un ángel del Señor mientras daba un discurso en la bema en Cesarea (Hch 12:21-23), y Pablo más tarde tarde apareció ahí, ante el gobernador Porcio Festo (Hch 25:1-12).
Los judíos de Corinto trajeron a Pablo a la bema para ser juzgado por el gobernador Galión (Hch 18:12-17).
La bema corintia donde se juzgó a Pablo fue excavada. Es una estructura grande de piedra al lado del agora, o mercado público, se elevaba unos 2,3 m sobre el pavimento y originalmente estaba cubierta con precioso mármol tallado. Una inscripción en latín parcialmente reconstruida que se encontró cerca dice, «Él reforzó la rostra y personalmente pagó el gasto de construir todo el mármol». (La palabra rostra es el equivalente en latín de bema).
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
2 Corintios 7. “Fundador del Cristianismo: ¿Pablo o Jesús?
En la época moderna ha sido popular entre algunos grupos argumentar que Pablo tomó el mensaje sencillo de Jesús y a partir de este creó algo completamente diferente: «cristianismo». Este argumento es erróneo. Aunque sin duda existen diferentes énfasis en las enseñanzas de Jesús y Pablo, éstas en gran parte se deben a sus ambientes únicos de ministerio. Jesús operaba dentro del judaísmo palestino, donde la ley de Moisés se enseñaba extensamente, mientras que Pablo funcionaba principalmente entre los paganos; quienes eran poderosamente influenciados por las culturas greco-romanas de sus alrededores. De cualquier forma, los puntos de convergencia entre los dos pesan mucho más que las diferencias.
El punto de acuerdo más crucial es la identidad de Jesús como el Mesías. Hoy día muchos argumentan que Jesús y la iglesia primitiva se sostenían de una «cristología mediocre» que consideraba al Mesías nada más que como un hombre increíble, mientras que Pablo y otros cristianos helenísticos del siglo II desarrollaron una «cristología superior», en la cual se declara a Jesús como una figura divina. Es cierto que el propio Jesús mantuvo su identidad mesiánica de manera discreta durante la mayoría de su ministerio, pero esto no fue debido a falta de confianza en sí mismo o en su misión. Más bien, él se dio cuenta de que la gente fundamentalmente mal interpretaría el verdadero llamado del Mesías. Los acontecimientos que marcaron la última semana de su vida (la Entrada Triunfal, la acción en el Templo, la Última Cena, etc.) demuestran que él se reconocía a sí mismo como el Mesías. Además, Jesús frecuentemente y sin titubeos reclamó para sí mismo prerrogativas divinas tales como, el derecho de dictar la Ley, como lo había hecho Dios en el Sinaí (Mt 7:24-29) y de perdonar el pecado (Mt 9:2). También, el ex-fariseo Pablo, con costos podía usar el título Christos («Mesías» en griego) fuera de las pautas normales judías.
Igual de importante es la convergencia entre Jesús y Pablo en términos de las características de la vida del reino. ¿Dónde aprendió Pablo la centralidad absoluta del mandamiento de amor (1Co 13; Gá 5:6,14)? ¿Dónde aprendió que los cristianos deben de amar hasta a sus enemigos (Ro 12:14-21)? ¿Dónde aprendió, en efecto, a derrocar los valores tradicionales de la sociedad y alegremente encargarse del papel de sirviente (1Co 1:26-31)? ¿Dónde, para resumir, aprendió que la cruz era el camino paradójico hacia la victoria (1Co 1:23; Gá 6:14; Fil 2:5-11), la manera en que Dios traería nueva vida al mundo? La respuesta obvia a todas estas preguntas: de las enseñanzas de Jesús, el autor de nuestra fe.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
2 Corintios 10. “Las primeras herejías cristianas”
En sus epístolas del Nuevo Testamento, Pablo frecuentemente les advirtió a sus lectores tener cuidado con las enseñanzas falsas (p.ej., 2Co 11:3-4). Estas advertencias revelan que desde un inicio el cristianismo estaba vulnerable a las distorsiones y las herejías que tomaron muchas formas a través del énfasis excesivo de algunas enseñanzas centrales cristianas y a la negación de otras.
Los «superapóstoles» que se opusieron a Pablo en 11:5, parecen haber cometido un error al sobreenfatizar su propia virtud (11:15) y al jactarse acerca de revelaciones que supuestamente habían recibido (12:1). Tal vez ellos eran similares a los opositores judaizantes que Pablo enfrentó en Galacia, cuyas enseñanzas requerían la continuación de las costumbres judías y condujo a una imposición de la circuncisión y de las leyes dietéticas sobre los gentiles.- Pablo condenó a aquellos que distorsionaban el Evangelio mediante la adición de requisitos judíos (Gá 1:8) y predicó la salvación sobre la base de la fe en vez de sobre las obras. El montanismo fue una herejía posterior que colocó un énfasis estricto en el cumplimiento de la ley. Surgió durante el siglo II y alentaba palabras proféticas excesivas en la esperanza de acelerar el regreso de Cristo.
Otras herejías tempranas cristianas que negaban las creencias centrales del cristianismo incluían el gnosticismo, el docetismo, el ebionismo y el arrianismo.
Los gnósticos era un grupo diverso, sin embargo, el principio central de su filosofía era que el mundo material era por naturaleza malvado y que a través del conocimiento uno podía ascender a la espiritualidad pura del mundo celestial.
Los docéticos, un subgrupo de los gnósticos, afirmaban la deidad de Jesús pero negaban su humanidad, creían que un ser divino era incapaz de sufrir y concluían que Jesús solamente parecía ser humano y experimentar dolor.
En el extremo opuesto, comenzando a fines del siglo I d.C., una secta judía cristiana conocida como los ebionitas negó la deidad de Jesús, prefiriendo verlo como un ser humano quien obedeció la ley de manera perfecta y quien fue recompensado con el título de Mesías.
Similarmente, en el siglo IV los arrianos negaron la divinidad de Jesús, lo degradaron a un estatus de semidiós (un ser con más poderes que los mortales pero menos que un dios, o una persona tan extraordinaria que parece acercarse a lo divino). Ellos argumentaban que sostener la divinidad de Jesús podría contradecir la creencia en la unicidad e inmutabilidad de Dios.
Los credos compuestos por la iglesia primitiva fueron un intento de combatir la herejía e identificar la enseñanza ortodoxa. Enfatizan la singularidad de Jesucristo, quien simultáneamente es por completo Dios y por completo hombre.
PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS
2 Corintios 11. “Aretas IV de Nabatea y Petra”
Aretas IV gobernó el reino desértico de Nabatea desde 9 a.C. hasta 40 d.C. Con su capital en Petra, esta nación incluía a Siria meridional, Jordania, el Néguev de Israel, la península de Sinaí, partes de los desiertos orientales de Egipto y la región noroccidental de Arabia Saudita. Comenzando en el siglo IV a.C., Nabatea comenzó a acumular gran riqueza a través del comercio, mediante caravanas, de bienes lujosos del Oriente.
Aretas IV, aunque un usurpador con solo un reclamo mínimo al trono, se convirtió en el gobernante más poderoso de Nabatea, eventualmente obtuvo el reconocimiento oficial de César Augusto. Durante su gobierno, el reino alcanzó su cumbre comercial, cultural y artística. Varias monedas acuñadas por Aretas IV han sobrevivido, muchas de ellas portando su imagen.
Una de las hijas de Aretas IV se casó con Herodes Antipas, el hijo de Herodes el Grande y el gobernante de Galilea y Perea en Transjordania desde 4 a.C. hasta 39 d.C. Herodes Antipas después se divorció de la hija de Aretas para poder casarse con Herodías, la esposa de su medio hermano Herodes Filipo 1. Juan el Bautista denunció esto, advirtiéndole a Herodes Antipas, «La ley te prohíbe tener a la esposa de tu hermano» (Mr 6:18). Juan fue encarcelado y finalmente ejecutado por petición de Herodías (Mt 14:1-12; Mr 6:14-29). Ya que también existía una disputa entre Aretas IV y Antipas por un territorio llamado Gamalitis, Aretas usó el rechazo de Antipas de su esposa nabatea como una ocasión para hacer la guerra. El historiador judío Josefo documentó que cuando Aretas IV destruyó la mayoría del ejército de Antipas unos cuantos años después, muchos judíos vieron esto como retribución divina por la ejecución de Juan (Antigüedades, 18.5.2).
El sitio nabatea más famoso es Petra, ubicada en la actual Jordania en lo que antes había sido territorio edomita. Se encontraba cerca del camino real, una de las rutas comerciales más importantes al lado oriental del río Jordán. Este sitio ocupa un área de aproximadamente 1,6 km de largo y una distancia un poco menor de ancho. Tumbas magníficas y salones de banquete fúnebres se habían tallado en las montañas de piedra arenisca alrededor del área, de los cuales los más famosos son la Tesorería del Faraón (también conocido como Templo de los leones alados) y las tumbas reales. Un antiguo sitio de culto encontrado sobre una de las cimas circundantes presenta uno de los altares mejor preservados de la antigüedad. Petra puede posiblemente identificarse como Selá, el sitio del Antiguo Testamento capturado por Amasías de Judá (2R 14:7). Alrededor de 312 a.C., cuando los griegos tomaron control del Cercano Oriente, Petra era la capital de los nabateos, quienes pudieron haber emigrado del Golfo Pérsico.
Después de que Pablo comenzó a predicar en las sinagogas de Damasco, los judíos locales, con el apoyo del etnarca romano bajo Aretas IV, trataron de matarlo, pero él logró escapar (Hch 9:23-25; 2Co 11:32-33). Este incidente indica que ambos, Roma y Aretas IV, tenían poder político en Damasco.
(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida. p. 1931)