Arqueología

Hechos

Arqueología de Hechos

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 1. La Iglesia desde la resurrección hasta la conversión de Pablo

El libro de Hechos provee el único documento histórico de las actividades de los primeros cristianos desde la época de la resurrección de Jesús hasta la conversión de Pablo. Hechos 1-8 precede a la primera mención de Pablo, y estos capítulos proveen un reporte selectivo, que detalla principalmente la actividad de los apóstoles en Jerusalén después de la resurrección de Jesús.

Los primeros creyentes comenzaron a establecer una vida comunitaria. Se encontraban frecuentemente en conflicto con las autoridades judías, y los seguidores de Jesús rápidamente fueron expulsados del templo. Semillas de disensión entre el cristianismo helenístico y el judío comenzaron a brotar incluso durante estos años tempranos (6:1). Mientras tanto, aunque Hechos no habla mucho acerca del antiguo trabajo misionero fuera de Jerusalén, es seguro que la iglesia experimentó un crecimiento extraordinario. Se sabe que los hermanos de Jesús, quienes se mencionan entre los primeros creyentes (1:14), estaban activos en la difusión del evangelio a través de la región después conocida como Palestina. No se nos dan muchos detalles, pero Hechos da a entender que se establecieron comunidades de cristianos en Antioquía (11 :19), Damasco (9:2), África del Norte (8:27) y Samaria (8:5) antes de la conversión de Pablo. Las Buenas Nuevas incluso alcanzaron Roma, la ciudad líder del mundo romano, antes de la llegada de la iniciativa misionera de Pablo.

Es sumamente probable que algunos peregrinos quienes habían estado presentes en Jerusalén durante la crucifixión y la resurrección de Jesús se convirtieron en creyentes (2:5). Cuando estas multitudes regresaron a sus pueblos natales, llevaron el evangelio con ellas. La persecución también jugó un papel en la difusión de las Buenas Nuevas y en el crecimiento de la iglesia primitiva. Según los creyentes emigraban para evitar la persecución, ellos iban estableciendo nuevas comunidades cristianas en los pueblos y las ciudades donde se establecían.   

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Hechos 2. “La diáspora judía en el siglo I d. C.”


Los judíos habían estado viviendo fuera de Israel por lo menos desde que los residentes del reino del norte de Israel habían sido exiliados por Asiria y aquellos del reino del sur de Judá por Babilonia. Durante la época helenística estos judíos de la diáspora se esparcieron a través del imperio romano y más lejos aún. La larga lista de nombres de lugares mencionada en Hechos 2:9-11 es consecuente con la evidencia literaria y las inscripciones en relación con la extensa distribución geográfica de los judíos durante esta época. Se puede hacer una mención especial de la presencia sostenida por mucho tiempo de una comunidad judía vibrante en Babilonia (la cual contribuyó mucho al vigor intelectual de la fe), de la gran comunidad en soma (la cual presionó apasionadamente por el interés político del judaísmo), y de la comunidad en Alejandría (la cual produjo una abundancia de erudición, incluyendo las escrituras de Filón).

Los judíos de la diáspora lucharon por preservar su etnicidad e identidad religiosa única, mientras continuaban siendo buenos ciudadanos de las ciudades en las que vivían. En general, parecen haber tenido éxito con ambos propósitos. Su fervor en contribuir al impuesto de medio siclo para el templo de Jerusalén y sus peregrinajes frecuentes a la Ciudad Santa son evidencia de que la gran mayoría mantuvieron lealtad hacia su fe.

Mientras que estallidos serios de violencia contra los judíos ocurrían de vez en cuando (particularmente en los años circundantes a la revuelta judía en 66-70 d.C. y más tarde, bajo el reinado de Adriano), al pueblo judío se le permitió en general mantener sus costumbres únicas mientras tanto continuará contribuyendo a la vida cívica del imperio.


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Hechos 4. “Los sumos sacerdotes Anás y Caifás”

Desde el reinado de Herodes en adelante, varias familias («casas») sacerdotales de alta casta en Israel compitieron por el sumo sacerdocio. Ya que los sumos sacerdotes eran regularmente depuestos por las autoridades políticas (ya sea Herodes o los romanos), muchos individuos sin duda desempeñaron el cargo de sumos sacerdotes durante la primera mitad del siglo 1 d.C. Para complicar el asunto aún más, parece ser que aunque un individuo no sirviera como sumo sacerdote, podía aún adoptar al título si él pertenecía a una de las familias del sumo sacerdocio.

Anás (sumo sacerdote de 6 a 15 d.C.; cinco de sus hijos ocuparon el puesto después de él) y su yerno José Caifás (sumo sacerdote de 18 a 36 d.C.) pertenecían a la casa de Janán. Los evangelios indican que mientras Caifás era el sumo sacerdote oficial durante la época de Jesús, Anás aún ejercía poder considerable. Es digno de mención que Ananus, uno de los hijos de Anás, fue el sumo sacerdote quien tramó la ejecución de Santiago, el hermano de Jesús, en 62 d.C. (Josefo, Antigüedades, 20.9.1). Según Josefo, aquellos que eran «estrictos con el cumplimiento de la ley» (probablemente los fariseos) se sintieron tan preocupados por esta acción que le protestaron al rey Agripa y al procurador Albino. Como resultado directo, Ananus fue depuesto como sumo sacerdote después de solo tres meses en el cargo.

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Hechos 5. “Masada”

Los restos de la fortaleza llamada Masada aún existen en el desierto de Judea, al sur de Engadi. La meseta, cuya vista da al Mar Muerto, se eleva a más de 400 m sobre la tierra circundante y mide 0,8 km de largo. En Masada se ubicaron varios palacios en uso durante la época del Nuevo Testamento y se convirtió en una fortaleza importante para los zelotes judíos que peleaban contra la ocupación romana durante el siglo I d.C.

Masada se estableció durante el siglo 11 a.C. y se completó por Herodes (reinó 37-4 a.C.), quien erigió en el sitio un elaborado palacio, un sistema de recolección de agua pluvial y muros fortificados que permitían periodos largos de aislamiento. El control pasó a los romanos en 6 d.C. y después a los zelotes judíos en 66. Los zelotes transformaron los palacios en puestos militares, convirtieron otros edificios en baños ceremoniales, en una casa de estudio y construyeron una sinagoga.

Los romanos atacaron Masada en 73 d.C. Los esclavos del ejército construyeron una rampa de casi 200 m de altura junto al lado de los riscos para poder ejecutar un ataque fuerte. Reconociendo que la derrota era inevitable, Eleazar, el líder de Masada, convenció a 960 habitantes que la muerte sería más satisfactoria que la esclavitud romana. Diez hombres fueron asignados a matar a todos los otros, incluyendo a mujeres y niños, y uno de ellos fue elegido para matar a los últimos diez, incluso a sí mismo. Cuando los romanos alcanzaron la parte superior de la meseta, no quedaba nadie para conquistar.

El consejo de Gamaliel en Hechos 5:38-39 se comprobó cierto con Masada: Aunque los zelotes estacionados ahí condujeron revueltas sorprendentes, sus bien pensados planes al final fueron frustrados porque eran de origen humano y no de Dios.

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Hechos 6. “Prosélitos en el segundo templo del judaísmo”

Aunque los judíos eran una marcada minoría dentro del imperio romano, ellos, sin embargo, lograron atraer un número importante de simpatizantes y conversos a su comunidad. Los gentiles podían tener niveles variados de adherencia al judaísmo:

El número de conversos gentiles al judaísmo era significativa, pero es dudoso que existiese un movimiento misionero judío entre los gentiles comparable al que había durante el cristianismo antiguo. La mayoría de aquellos que se unieron a la comunidad judía probablemente lo hicieron como resultado de relaciones personales o de negocios que tenían con judíos (en particular matrimonios), o de una búsqueda personal por la verdad.

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Hechos 8. “La expansión geográfica de la iglesia bajo persecución”

La expansión del cristianismo fue un resultado directo, si no anticipado, de la persecución. En el mismo día en el que Esteban se convirtió en el primer mártir cristiano, una persecución severa estalló en Jerusalén. Los cristianos que huyeron de la ciudad se diseminaron a través de Judea y Samaria, proclamando el Evangelio a dondequiera que fueron (8:1-4).

Felipe se dirigió al norte hacia una ciudad no identificada en la región de Samaria, la cual muchos académicos conjeturan que pudo haber sido la Samaria antigua (1 R 20:1) en ese entonces llamada Sebaste. Otros apuntan hacia Gat, o a Sicar, la que según Juan 4 Jesús visitó.

De todos modos, tantos conversos se lograron a través de los esfuerzos evangélicos de Felipe, que Pedro y Juan viajaron para unirse a él. Cuando regresaron a Jerusalén después, ellos siguieron el liderazgo de Felipe, predicando en pueblos samaritanos que se encontraban en el camino (Hch 8:25).2 Felipe fue luego despachado al sur de Jerusalén hada la antigua ciudad filistea de Gaza, donde experimentó su encuentro con el eunuco etíope (vv. 26-39). En el mundo greco-romano, Etiopía se consideraba el alcance más austral de la civilización, así que este incidente pudo haberles mostrado a los cristianos antiguos la promesa del mensaje alcanzando «hasta los confines de la tierra» (1:8).

El capítulo 8 concluye con Felipe, más hacia el norte en la costa mediterránea, predicando desde Azoto hasta Cesarea, donde eventualmente se estableció (21:8). Sus viajes lo hubieran llevado a través de Lida y de Jope, probablemente las «ciudades» (8:40) en las cuales él predicó. Parece que Pedro otra vez siguió el camino de Felipe deteniéndose a predicar en Lida y Jope, al igual a que a Cornelio en Cesarea (9:32-10:48).

El cristianismo también se diseminó al este a Damasco; Saúl iba de camino hacia allá cuando experimentó su conversión dramática (9:1-6).4 En 11:19-26, Lucas agregó detalles adicionales acerca de la dispersión de los creyentes de Jerusalén: Algunos discípulos viajaron hacia el norte de Galilea a la región de Fenicia y hasta más lejos hacia la ciudad de Antioquía, mientras que otros viajaron hacia el oeste a la isla de Chipre. Hacia el final de Hechos, Pablo ya había llegado a Roma, la capital del mundo conocido de aquel entonces. Fue desde esta ciudad que las Buenas Nuevas eventualmente se dispersaron a través del imperio romano a las provincias tan lejanas como África y Europa.

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Hechos 9. “Sinagogas antiguas”

La evidencia arqueológica más temprana de las sinagogas antiguas se deriva de inscripciones griegas encontradas en Egipto que se remontan al siglo III a.C., aunque la sinagoga como una institución es aún más antigua. Fuentes literarias y epigráficas utilizan varios términos para estas estructuras, lo cual indica el ámbito de funciones para las cuales se usaron. El término griego a veces usado, proseuche, literalmente «(un lugar de) oración», da fe de la sinagoga como un sitio para la alabanza y la oración comunitaria; este uso se encuentra en el Nuevo Testamento (Hch 16:13,16). El término posterior sinagoga, el cual finalmente fue el que dominó, significa «un lugar de reunión» y sugiere un ámbito de funciones colectivas, más particularmente la lectura, exposición y estudio público de la Escritura.

La inscripción de Teodoro descubierta durante las excavaciones de Jerusalén de 1913-1914, describe las funciones esenciales de una sinagoga del siglo I d.C. Esta inscripción dedicatoria griega menciona a un Teodoro, el hijo y el nieto de un sacerdote y gobernante de la sinagoga (cf. Mr 5:35; Lc 13:14; Hch 18:8,17), quien construyó la sinagoga «para la lectura del Torá y la enseñanza de sus mandamientos». El texto también se refiere a los cuartos de huéspedes y los alojamientos de aquellos que viajaban desde el extranjero.

Las sinagogas antiguas servían como un lugar de encuentro para las comunidades judías locales. la sinagoga jugó un papel complementario al templo al proveer un lugar de reunión para servicios locales de oración, al igual a que un foro para las asambleas comunales, el estudio, la hospitalidad y hasta cortes de carácter religioso. Las sinagogas se mencionan en una gran variedad de obras literarias judías.

Las sinagogas típicamente se construían muy próximas a ríos o otras masas de agua que pudieran proveer las limpiezas rituales requeridas de aquellos que participaban en el servicio (cf. Hch 16:13)) Los estilos arquitectónicos de las sinagogas antiguas variaban considerablemente. De hecho, las primeras reuniones en las sinagogas se pudieron haber llevado a cabo dentro de grandes moradas privadas, con los edificios de la sinagoga apareciendo como edificios separados aproximadamente un siglo después de la destrucción del templo de Jerusalén en 70 d.C.>

El edificio usualmente se orientaba hacia Jerusalén, tal vez en consonancia con la práctica de orar hacia esta ciudad sagrada (cf. 1R 8:44-48; Dn 6:10). El arca del Torá (la caja conteniendo el Torá) representaba el punto de enfoque visual de la sinagoga, lo que comunicaba una santidad que fluía desde el templo en Jerusalén. Las sinagogas se distinguen arqueológicamente por la presencia de símbolos religiosos judíos tales como la menorá (candelabro), el shofar (cuerno de carnero) y un nicho para la Torá. Como una etapa de desarrollo adicional, durante el periodo romano y bizantino tardío, escenas y hasta personajes bíblicos se representaron en mosaicos elaborados de piedra. Sorprendentemente, hasta símbolos astrológicos aparecen en algunos mosaicos. Ejemplos espectaculares de tales mosaicos se han descubierto durante excavaciones que se han llevado a cabo en las sinagogas de Bet Alfa, Gerasa, Hamat y Dura Europos.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Hechos 10. “Cesarea Marítima”

Cesarea Marítima (también llamada Cesarea Augusta), ubicada cerca de la actual Tel Aviv, se debe distinguir de Cesarea de Filipo, localizada al norte del Mar de Galilea. Herodes el Grande construyó Cesarea Marítima del 22 a 10 a.C. Construida para ser una de las ciudades más grandes del imperio romano, Cesárea era reconocida por su belleza. La ciudad tenía un templo dedicado a César Augusto, un hipódromo grande, un teatro (incluyendo una inscripción que menciona a Poncio Pilato), almacenes grandes que daban al mar y un sistema de alcantarillado. Cinco calles principales llevaban a Cesárea. Su puerto, Sebastos, fue un prodigio de la ingeniería que incluía rompeolas artificiales y características que mitigaban la acumulación de cieno y el daño por olas. Los barcos que entraban al puerto pasaban por una entrada flanqueada por estatuas colosales de la familia imperial. La arqueología submarina se llevó a cabo en el área del puerto por el Caesarea Andent Harbor Excavado Project (CAHEP) durante los años ochenta.

Pablo a menudo viajaba a través del puerto en Cesarea (Hch 9:30; 18:22; 21:8; 27:2) y fue custodiado en el pretorio de Herodes durante los dos últimos años de gobierno del procurador Antonio Félix (aprox. 58-59 d.C.). Los cuarteles romanos de Cesárea, mantenían una gran guarnición. Vespasiano y Tito usaron la ciudad como base de operaciones para el ejército romano durante la guerra contra los judíos de 66-72 d.C.5

Ambos, los cristianos y los judíos, establecieron escuelas para la educación superior en Cesarea Marítima. Entre los eruditos cristianos que trabajaron allí se incluyen Orígenes, Pánfilo y el historiador de la iglesia Eusebio. También se han descubierto ahí, varios restos del posterior periodo bizantino, del periodo de las cruzadas y del periodo musulmán.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 11. “Claudio, emperador de Roma”


Claudio, el emperador romano de 41 a 54 d.C., fue un gobernante efectivo, durante su mandato impuso un estilo de administración menos despótica y más burocrática. Él expandió el imperio y mejoró las calles y los acueductos en Italia y en las provincias. Escritores clásicos han reportado, sin embargo, que el reinado de Claudio fue un periodo de angustia y escasez debido a la cosecha insuficiente y a otras causas.

A principios de su reinado Claudio expidió decretos que favorecían a los judíos, revocó la política de Calígula (Hch 37-41) y le permitió a los judíos en todas partes del imperio practicar libremente sus propias leyes y costumbres. Sin embargo, Claudio hizo decisiones pobres, en la designación de procuradores sobre Judea, y la situación ahí continuó deteriorándose.  

Los judíos en Roma no tenían permiso para reunirse debido a su gran número. Después, alrededor del año 50, él expulsó a los judíos de Roma (18:2). El historiador Suetonio (aprox. 70-130) documentó este acontecimiento (Claudio, 25.4), el cual es históricamente significativo por su conexión con el ascenso del cristianismo. Para la joven iglesia cristiana, el reinado de Claudio fue un ambiente relativamente tranquilo para crecer, en contraste con el reinado tumultuoso de su sucesor, el infame Nerón (reinó 54-68).

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 12. “La ciudad antigua”

Las ciudades antiguas variaban mucho en tamaño, estructura y apariencia. Modelos para la ciudad «ideal», tales como aquellos del ingeniero griego Hipódamo, existían, pero en la realidad estaban determinadas por la topografía; la disposición de recursos naturales, especialmente el agua; y la necesidad de provisiones para la protección, el comercio y la práctica religiosa.

Los muros externos de la ciudad se habían diseñado para proteger a los residentes de algún ataque. La piedra era el material preferido, aunque los ladrillos de lodo y la madera (la cual se podía quemar fácilmente) también se usaban. Las ciudades importantes en el Nuevo Testamento usaban grandes bloques (ashlar) para sus muros. Estas fortificaciones eran impresionantes por su profundidad y su altura, pero durante el periodo greco-romano los muros raramente se hacían de roca sólida. Las caras exteriores e interiores se hacían de piedra, pero el espacio entre ellas se rellenaba con escombros, especialmente tierra. Este relleno agregado hacía al muro más resistente a los impactos, ya que la capa del centro absorbía la energía de estos. Es común encontrar muros de ciudades entre 5 y 7 m de grosor, así como de gran altura. Torres fortificadas frecuentemente se colocaban a lo largo del recorrido de los muros, dándole a los guardas la habilidad de vigilarlos y de disparar armas defensivas.

Un segundo muro típicamente se construía alrededor de la ciudadela (acrópolis griega), el punto más alto de la ciudad y la última línea de defensa contra un ataque. Flavio Josefo reportó que Herodes el Grande (37-4 a.C.) expandió y fortaleció los muros de Jerusalén. Parte de este proyecto fue la construcción de la torre de David en la ciudadela de la ciudad. Con casi 19 m de alto y midiendo 22 m por 15,5 m, era un monumento a la resistencia de las defensas de Jerusalén. En 35 a.C., Herodes también construyó la admirable Fortaleza Antonia, la sede para las fuerzas militares romanas y tal vez también una prisión (la probable ubicación del encarcelamiento de Pedro), a la par del monte del templo.

El mercado de una ciudad, ubicado junto a la calle principal para maximizar la afluencia de visitantes y bienes, era su centro social y comercial. Conocido por los griegos como el agora y por los romanos como el foro, este lugar bullía con los sonidos de comerciantes regateando, animales atados y niños jugando. Durante el periodo helenístico los griegos rodearon los mercados con stoas (columnatas abiertas y techadas). El ágora de Pérgamo, construido durante el reinado de Éumenes II (197-49 a.C.), es un excelente ejemplo. Rodeado por stoas de dos pisos, se caracterizaba por dos pasillos que se abrían al interior del ágora. Estos estaban designados para tránsito de personas, con tiendas pequeñas en los pasillos del fondo, permitiéndole a los clientes escapar del sol incesante. Una cisterna en una casa cercana proveía de agua a una fuente en el patio central del ágora a través de un sistema subterráneo de tuberías de arcilla.

El mercado también era el sitio para monumentos de héroes y deidades locales y un lugar informal para reuniones entre los residentes y los visitantes. Especialmente en ciudades portuarias, el mercado era el lugar para debatir ideas religiosas y filosóficas. Este era el caso en Hechos 17, cuando Pablo discutió con atenienses en su ágora, razonando con epicúreos, estoicos y otros que estaban ahí. El debate posterior con el consejo del Areópago se pudo haber llevado a cabo en la colina de Marte, entre el ágora y el acrópolis.

En el mundo antiguo se creía que cada ciudad tenían una deidad protectora principal responsable por su bienestar, y era habitual honrar a esa deidad con un templo en la ciudadela. Por ejemplo, el templo para Atenea Partenos (el Partenón) se construyó entre 447 y 432 a.C. en honor de la diosa patrona de Atenas. En las religiones politeístas de la antigüedad, sin embargo, donde la dedicación a una sola deidad no se consideraba deseable, los templos a múltiples dioses eran la regla. Atenea, por lo tanto, compartió el acrópolis con santuarios para Poseidón, para el rey mítico Erecteo y Niké (Victoria). Roma expuso una variedad similar de templos: a Roma, Venus, Diana, Apolo, Júpiter, Marte y otras deidades menores y emperadores deificados, así como un templo dedicado a todos los dioses, el Panteón. Esto destaca la singularidad del paisaje de Jerusalén, con su único templo al verdadero Dios.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 13. “Sergio Paulo, procónsul de Chipre”


Sergio Paulo fue el primer converso documentado de Pablo durante su primer viaje misionero que se llevó a cabo alrededor de 46 d.C. (Hch 13:6-12). Esta conversión ocurrió en la ciudad de Pafos en la isla de Chipre, frente a las costas de Siria. Pablo y Bernabé desembarcaron en Seleucia, en la costa oriental de la isla, y viajaron por tierra hacia Patos, en la costa occidental, un viaje de más o menos 169 km que posiblemente les tomó más o menos una semana. Chipre era una provincia romana gobernada por un procónsul, o gobernador, de Pafos. Cicerón, en una carta a un Sextilio Rufo (aprox. 50 a.C.), indicó que Pafos era el centro administrativo de la isla.

Los romanos típicamente tenían tres nombres: un praenomen, un nomen y un cognomen. El praenomen era el nombre personal, el nomen el nombre del clan y el cognomen el nombre de la rama particular dentro del clan. Por lo tanto, en el nombre Cayo Julio César, Cayo era el nombre  personal (praenomen), Julio el nombre del clan (nomen) y César el nombre de la familia extendida o suhclan (cognomen) dentro del clan juliano.

El nombre Sergio Paulo provee solo el nomen y el cognomen. Al menos una de las dos inscripciones encontradas en Chipre puede relacionarse al Sergio Paulo mencionado en Hechos 13:7. Una menciona que un hombre llamado Paulo fue procónsul alrededor de 50 d.C. (probablemente demasiado tarde para tener que ver con la visita de Pablo), mientras que la otra, designa a Quinto Sergio Paulo como procónsul durante el reinado de Calígula, de 37-41 d.C. Además, una inscripción en latín, de Roma, se refiere a Lucio Sergio Paulo, quien tuvo una posición administrativa durante el reinado de Claudio, de 41-54 d.C.

Estas inscripciones demuestran que la familia romana Sergio Paulo fue prominente durante el periodo de Hechos, y es completamente posible que un miembro de esa familia pudo haber servido como procónsul de Chipre durante la época del primer viaje misionero de Pablo

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 14. “Los viajes misioneros de Pablo”

Aunque el apóstol Pablo emprendió varios viajes misioneros, tradicionalmente estos se han dividido en tres viajes principales. Se estima que el primero duró de 46 a 48 d.C.; el itinerario fue de Antioquía Siria a Chipre y después hacia el sur de Asia Menor (Turquía), donde Pablo visitó varias ciudades antes de regresar a Antioquía Siria. El segundo viaje (49-52 d.C.) consistió de un viaje por tierra desde Antioquía Siria a través de Asia Menor hasta Alejandría de Troas en el noroeste, seguido por un viaje marítimo a través del Egeo a Grecia, con visitas a Filipos, Tesalónica, Atenas y Corinto. Pablo entonces cruzó el Egeo a Efeso (en Asia Menor) y de ahí hizo un largo viaje por mar hacia Judea. El tercer viaje, de 53 a 58 d.C., otra vez lo llevó a través de Asia Menor hacia Grecia.

Ciertos elementos de la estrategia y el estilo de Pablo son evidentes en su obra misionera:  

Algunos judíos se oponían apóstol por predicar acerca de Jesús, y otros (quienes sí creían en Jesús) se oponían a él pues no deseaban que los gentiles se convirtieran en prosélitos del judaísmo. Los líderes judíos trataron a veces de predisponer a las autoridades locales contra Pablo, causando la expulsión de éste de Antioquía bajo cargos de perturbar la paz (13:50).

Los gentiles se oponían a Pablo porque él guiaba a los conversos a abandonara sus dioses tradicionales (véase 19:23-41).

Aunque a veces Pablo era encarcelado y golpeado por las autoridades romanas, él invocaba su ciudadanía romana en momentos estratégicos para hacer llegar más lejos su ministerio.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 15. “Controversia y retórica en el mundo antiguo”


Aunque la habilidad de hablar de manera persuasiva siempre ha sido importante, el estudio formal de la retórica se puede remontar al siglo V a.C. Alrededor 467 a.C., el tirano Hierón murió en la isla de Siracusa, iniciando un debate acerca de la propiedad de tierra entre los habitantes de esa isla. Un hombre llamado Corax usó este debate como una oportunidad para ofrecer entrenamiento en el arte de disputa y persuasión en la sala tribunal. Un gran número de los habitantes de la ciudad contrató a Corax como tutor privado, y de esta manera nació la práctica de la retórica sistemática. El método de Corax viajó hasta el mundo cosmopolita de Atenas, y la retórica rápidamente se convirtió en una de las disciplinas intelectuales más importantes.

El grupo más célebre que adoptó la retórica fueron los sofistas, una sociedad de filósofos que creían que la opinión útil era mucho más importante que el conocimiento o la verdad. Ellos establecieron un sistema educacional que enseñaba a los hombres jóvenes el «arte» del lenguaje y la persuasión. El panorama político ateniense, caracterizado en esa época por el cambio y disturbios, ofreció a los sofistas la oportunidad de hacerse bastante ricos con su actividad. Ellos se enorgullecían en su habilidad de debatir desde cualquiera de los lados de un argumento. Este hecho, el cual demostraba su relativo punto de vista de la verdad y la justicia, junto con las cuotas exorbitantes que cobraban los sofistas, condujo a los atenienses a desconfiar de ellos.

El filósofo griego Platón tenía solo desdén para los sofistas, pues consideraba que el poder de la retórica se encontraba en su habilidad de alcanzar y expresar la verdad en búsqueda de la justicia, y no en su poder per se. El defensor más conocido en el mundo antiguo de la retórica sistemática, sin embargo, fue Aristóteles, quien insistió en que el valor y la verdad tenían que ser parte del proceso retórico. Un buen retórico, enfatizaba él, necesitaba entender el argumento al igual a que la emoción humana que lo rodeaba, mantener un carácter digno, entender el tipo relevante de la expresión oratoria y tener el don de una habilidad natural de persuasión. El proceso persuasivo, insistía Aristóteles, se cumplía utilizando una o más de las tres categorías de apelación: logos (razón), pathos (atractivo emocional) y ethos (virtud y buena voluntad).

Ya fuera que difundiese el evangelio mediante la palabra oral o escrita, es obvio que el apóstol Pablo hasta cierto grado utilizó el entrenamiento retórico que sin duda había recibido (2Co 5:11). Por otra parte, Pablo fue cuidadoso en evitar artimañas verbales e insistía en depender en el poder de Dios para convertir a las personas (1Co 2:1-2). Aunque la retórica sistemática frecuentemente se ha criticado como inmoral o poco ética, es importante apreciar su valor cuando se usa apropiadamente.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 16. “El antiguo ágora”

En la antigüedad el ágora (el mercado) era el centro social, político y administrativo de la ciudad. Se mencionan dos de estos mercados en Hechos. En la colonia romana de Lidia, después de que Pablo echó fuera un demonio de una niña esclava, los dueños de ésta arrastraron a Pablo y a Silas ante las autoridades en el ágora (16:19). Después, mientras estaba en Atenas, Pablo discutió diariamente con los filósofos en el ágora de esta ciudad (17:17-18). Estos mercados helenísticos eran lugares de reuniones para la diseminación de ideas y para el comercio, la alabanza y el negocio oficial de las autoridades de la ciudad.

El antiguo ágora ateniense, al pie de, y al noroeste del acrópolis, era impresionante. Antes del siglo VI a.C., el espacio se usaba como un cementerio y área doméstica durante diferentes periodos. A principios del siglo VI, se comenzaron a llevar a cabo asambleas y bailes en el sitio. Pisístrato erigió una fuente de nueve surtidores y un palacio ahí, así como un estadio para los juegos Panateneas. La vía Panatenea pasaba a través del ágora; sus restos aún son visibles. Cuando Atenas se convirtió en una democracia a finales del siglo VI a.C., se construyó un patio en el ágora, seguido por varios edificios públicos al lado occidental del área. A través de la historia del mercado, se erigieron templos a varios dioses, el mejor preservado fue el templo de Hefesto, que se construyó a finales del siglo V a.C. La sede militar estaba ubicada ahí, así como una prisión. Durante el siglo II a.C., el rey Atalo de Pérgamo construyó una stoa (una columnata abierta y techada) en el lugar con tiendas en uno de sus lados. Hoy día esta stoa antigua es la ubicación de un museo dedicado a los descubrimientos arqueológicos del ágora.

Los romanos agregaron más edificios y repararon aquellos que se habían dañado durante las guerras. Un mercado nuevo, conocido como el Foro del César y Augusto (popularmente conocido como el ágora romano), se construyó al este del antiguo, y los dos se conectaron con una calle detrás del stoa de Atalo. El ágora romano tenía una función más comercial. Interesantemente, el reloj de agua conocido como la Torre de los vientos (construido durante el siglo l d.C.) aún existe. Otros edificios del siglo l d.C. incluyen baños públicos y lo que posiblemente fue la sede de la agencia del orden público. Ambos, los ágoras antiguos y los romanos, deben haber sido lugares bulliciosos durante la época de Pablo.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Hechos 17. “El Areópago”  

Pablo fue llevado a una reunión del Areópago («roca de Ares» o «roca de Areia», otro nombre para Atenea), donde él usó el altar griego a un dios desconocido como un punto de contacto para predicar el evangelio a los ciudadanos atenienses (vv. 22-31). También conocido en la antigüedad corno la Colina de Marte (ambos, Marte y Ares, son nombres para el dios griego de la guerra), un consejo de la nobleza usó el sitio como un lugar antiguo de reuniones. El consejo del Areópago había gobernado Atenas antes de que ésta se convirtiera en una democracia en 620 a.C. A partir de entonces, el poder y el prestigio del consejo disminuyó, aunque sí mantuvo algunas prerrogativas jurídicas, especialmente el derecho de juzgar a aquellos acusados de asesinato. Durante el juicio, el acusado se paraba sobre una roca designada, mientras que el acusador lo hacía sobre otra. (Este proceso aún se practicaba un siglo después de la visita de Pablo). Durante el siglo 1 d.C., el consejo dirigía los asuntos interiores de Atenas, especialmente en cuestiones religiosas,

Aunque la ubicación del sitio del discurso de Pablo se desconoce, la tradición coloca al propio Areópago en la colina rocosa justo debajo del acrópolis y arriba del ágora. Esta colina se eleva a aproximadamente 116 m. Una escalera antigua tallada en la roca aún se usa hoy día, aunque siglos de desgaste han dejado los escalones resbaladizos. En la cima se pueden ver los posibles cimientos de un edificio. Varios descubrimientos sugieren que la colina pudo haber sido un sitio religioso antiguo. Por otra parte, ya que el consejo llevaba a cabo los juicios en la «Stoa real» (un edificio ubicado en la esquina noreste del ágora ateniense), el discurso de Pablo se pudo haber llevado a cabo ahí, ante el consejo del Areópago en vez de encima de la Colina de Marte.

SITIOS A ARQUEOLÓGICOS

Hechos 18. “Atenas”


Atenas está situada a ocho km del mar Egeo en la península de Ática. La vida ahí comenzó y continuó girando alrededor del acrópolis, una colina rocosa que se eleva 156 m sobre la ciudad. Fue ahí que la cultura ateniense comenzó durante el periodo neolítico (4000-3000 a.C.). Asentamientos agrícolas continuaron en el acrópolis a través de la Edad del Bronce (3000-1100 a.C.), dando origen a la cultura micénica (1550-1050 a.C.), la cual vio la llegada del comercio y del arte a la ciudad. Esta cultura decayó durante el siglo XII a.C., cuando Atenas entró a la época oscura, la cual iba a durar hasta el siglo VIII a.C.

La historia documentada de Atenas se remonta al final del siglo VII a.C. Solón, un aristócrata que obtuvo la autoridad alrededor de 594 a.C., introdujo el concepto de la democracia a la cultura ateniense. El mismo SoIón, quien también era un poeta, usó su arte para inculcar un sentido de patriotismo y preocupación por el bien común de la cultura ateniense. El proceso de democratizar a Atenas se completó alrededor del final del siglo VI a.C. bajo Clístenes.

Atenas se convirtió en una ciudad fortificada en el siglo V a.C. durante la amenaza de una invasión persa. En 490 a.C., Darío mandó a un cuerpo expedicionario a atacar Atenas, pero los atenienses lo derrotaron en el valle de Maratón. En 480 a.C., Jerjes, el hijo de Darío, hizo otro intento pero de nuevo se vio obligado a retirarse. Aunque Atenas resistió la invasión, la ciudad fue devastada,

Los siguientes 30 años vieron la reconstrucción de Atenas y el desarrollo continuo de la democracia. Este periodo alcanzó su cumbre durante la democratización radical bajo Pericles. Durante los años de su influencia (450-429 a.C.), Atenas experimentó la cumbre de su gloria, durante esta época la ciudad vio la construcción de los grandes templos del acrópolis. De los cuatro grandes edificios, el primero que se construyó fue Propylea, una entrada ofreciendo acceso a templos dedicados a Atenea Niké, así como a Erecteión y el Partenón, la obra maestra de la antigua arquitectura griega construido entre 447 y 432 a.C.

En la cúspide de su poder Atenas se dedicó al aprendizaje y al arte, con la filosofía, la retórica, el drama y la ciencia convirtiéndose en el enfoque de las personas educadas. Aún, la ciudad sufrió una política extranjera poco visionaria (caracterizada por un dominio severo de otros estados griegos) que condujo a la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.). Este conflicto, que se mantuvo durante 27 años entre Esparta y Atenas, eventualmente resultó en la derrota de Atenas. Durante la guerra la ciudad cayó víctima del poder militar de Esparta y de una plaga que diezmó su población a un tercio. En 404 a.C., Atenas se rindió bajo coacción de un bloqueo. Esparta, comenzando una tradición de tratar a Atenas con respeto, impuso términos poco severos contra la derrotada ciudad.

Al comienzo del siglo IV a.C. Atenas trató de recuperar algo de su previa gloria. Esta búsqueda se mantuvo a flote por el surgimiento, dentro de la ciudad, de un gran poder intelectual. Sócrates (m. 399 a.C.) había dado origen a un periodo sin precedentes de actividad intelectual. Aunque él no lo escribió, su método filosófico y su capacidad intelectual crearon un modelo impresionante. Él fue seguido por su ilustre estudiante Platón (427-348 a.C.). La Academia, establecida por Platón en 385 a.C., obtuvo enorme fama y atrajo las grandes mentes de la época.

A la mitad de ese siglo, sin embargo, Atenas de nuevo volvió a enfrentar una invasión. En 338 a.C., Filipo de Macedonia derrotó las fuerzas atenienses en el valle de Queronea. Debido en gran parte a la talla cultural que había logrado, Atenas fue de nuevo perdonada de los términos severos de paz. El gobierno macedonio continuó hasta 228 a.C.

Más tarde, Atenas llegó a estar bajo la influencia romana. Muchos romanos ricos mandaron a sus hijos a estudiar ahí, y el prestigio cultural de Atenas continuó en la era cristiana. El apóstol Pablo trajo el cristianismo a Atenas en 54 d.C. mientras defendía el evangelio durante una reunión del Areópago (Colina de Marte). Él comenzó mencionando el altar al «dios desconocido» y procedió a llamar al arrepentimiento a los atenienses. Aunque hay un monumento dedicado al sermón de Pablo sobre la colina tradicionalmente conocida como el Areópago, se desconoce la ubicación de la colina verdadera de donde habló Pablo. En 529 d.C., el emperador Justiniano, en un intento de erradicar al paganismo del imperio, cerró las escuelas de Atenas, acabando de hecho con la época de la gloria intelectual ateniense.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Hechos 18. “Alejandría”

La ciudad de Alejandría, fundada por Alejandro el Grande en 331 a.C. en el delta noroeste del Nilo entre el mar Mediterráneo y el lago Mareotis, rápidamente se convirtió en una de las grandes ciudades de la cultura helenística. Un centro para la educación, tenía la biblioteca más renombrada en la época antigua. En el puerto se encontraba el faro de Alejandría, una de las maravillas del mundo antiguo. Recientemente, las aguas del puerto de Alejandría han sido el sitio de arqueología submarina; investigadores han descubierto bajo el mar ejemplos magníficos del arte egipcio y griego y también lo que pueden ser restos del gran faro.

Alejandría, contando con una gran comunidad judía que floreció a pesar de que los judíos a veces se encontraban en conflicto con otros grupos, también era un centro de aprendizaje de la diáspora judía.

Según la leyenda y sin duda de hecho, la mayoría del trabajo de traducción del Antiguo Testamento al griego (la versión Septuaginta) se llevó a cabo ahí. El gran filósofo judío y erudito bíblico Filón (murió aprox. 50 d.C.) también vivió y trabajó en Alejandría. Hechos 18:24 describe a Apolos de Alejandría como un judío intelectual, y lo que sabemos de la ciudad y de su población judía encaja bien con esta descripción.

Con el ascenso del cristianismo, Alejandría se convirtió en un centro para el aprendizaje cristiano. Un gran número de eruditos cristianos, incluyendo a Clemente y a Orígenes, convirtieron a la ciudad en su hogar. Siguiendo el liderazgo de Filón, quien leía el Antiguo Testamento como una alegoría de la verdad filosófica, la ciudad se convirtió en el centro de la interpretación «alejandrina», un método de leer la mayoría de la Biblia hebrea como una alegoría para la enseñanza cristiana.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES DE ACAYA

Hechos 18. “Galión, procónsul de Acaya”

Durante su segundo viaje misionero Pablo pasó 18 meses en Corinto (v. 11), la capital de la provincia romana de Acaya. Mientras estuvo allí, fue traído ante Galión, el procónsul romano (vv. 12-17).2

Gallón nació en Córdoba, España, como Marco Anneo Novato. Su nombre se cambió a Galión después de que Lucio Junio Galión lo adoptó. El padre biológico de Galión fue Lucio Anneo Séneca (Séneca el Viejo), un conocido escritor y retórico, y su hermano menor fue Ludo Anneo Séneca hijo (Séneca el Joven), un escritor y político famoso. En 41 d.C., Gallón y su hermano Séneca fueron desterrados a Córcega debido al presunto adulterio de Séneca con Julia Livia, la hermana del emperador Calígula. Agripina, la madre de Nerón, los volvió a admitir en 49 d.C. para que Séneca fuera el tutor de Nerón.'

Galión fue procónsul de Acaya en 51-52. La fecha es precisa gracias a una inscripción  descubierta en Delfos, Grecia, una copia de una carta del emperador Claudio en la que se refiere a «Lucio Junio Galión» como, «mi amigo, y el procónsul de Acaya». Séneca escribió acerca del encanto y la humildad de Gallón y le dedicó dos de sus libros a él. La inscripción de Galión es de enorme importancia para fechar la estadía de Pablo en Corinto durante 18 meses. Sugiere que él permaneció allí desde el otoño del 50 hasta el final de la primavera del 52.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 19. “Artemisa de los efesios”

Artemisa de los efesios era una deidad tremendamente popular; de hecho, el viajero griego Pausanias declaró que ella era la diosa más alabada en las devociones privadas del mundo mediterráneo. Su ídolo de culto era inusual, un cuerpo tieso y largo con las piernas pegadas una a la otra como una momia. La parte superior del frente del torso estaba cubierta con protuberancias que parecían senos humanos, de tal manera que a veces se le llamaba «Artemisa de muchos senos». Usaba un collar hecho de bellotas, ya que el árbol roble era sagrado para ella, y sobre su peto aparecían los símbolos del zodiaco. Sobre su cabeza se elevaba una corona alta que frecuentemente remataba con las torrecillas de la ciudad de Éfeso. Esta corona pudo haber ocultado un meteorito «bajad[o] del cielo» (Hch 19:35). Su falda a menudo se decoraba con hileras de animales, un indicador de la fertilidad, y a los lados se decoraba con abejas, representadas como insectos y como sacerdotisas («abejas melíferas»), adornadas con coronas y alas. La propia Artemisa se conocía como la abeja reina, y a sus sacerdotes castrados se les llamaba «zánganos».

Su imagen, la cual se decía poseía una santidad particular, aparece en monedas, papiros, pinturas murales, relieves, estatuillas (cf. v. 24) y en estatuas más grandes. Se han excavado en sitios antiguos cerca de 50 estatuas de Artemisa hechas de piedra en lugares del mundo antiguo bastante separados el uno del otro. Se decía que seis palabras mágicas estaban inscritas en la imagen de la Artemisa efesia, aunque éstas nunca se han encontrado. Se decía también que los conjuros en el nombre de Artemisa tenían un poder fuerte (v. 19), una afirmación avalada por papiros mágicos.

Se dice que el primer ídolo a Artemisa se talló en madera y se colocó en un roble en Éfeso por la nación de las Amazonas. El santuario fue pronto rodeado por un pueblo ya que se convirtió en un sitio de peregrinaje. En el sitio, un templo sucedió al otro en tamaño y esplendor hasta que el santuario final llegó a ser considerado una de las maravillas del mundo antiguo.

Artemisa de los efesios Miles de personas sirvieron dentro de los confines inmensos del santuario, y grandes cantidades de dinero eran encomendadas al cuidado de Artemisa. Como resultado el complejo del templo se convirtió en el centro bancario principal de Asia. No solo era Artemisa la deidad guardián de Éfeso, sino que también servía como diosa salvadora en inscripciones. Los muertos eran encomendados al cuidado de Artemisa, y se creía que ella ayudaba a las mujeres durante el parto. Rituales secretos conocidos como «misterios», retratando a ambos, el nacimiento y la muerte, iniciaba a sus devotos.

El libro de Hechos (19:23-41) documenta la primera de muchas confrontaciones entre los seguidores de Cristo y aquellos de Artemisa. Al final la causa de Cristo prevaleció: se demolió el templo y se escondieron las estatuas del culto.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 20. “Grecia: desde el período prehistórico hasta el imperio micénico”

La habitación de Grecia se remonta al periodo prehistórico, con las más antiguas e identificables comunidades agrícolas en los valles fértiles de Tesalia y Macedonia, dos regiones en el norte de Grecia. Entre 2200 y 2000 a.C., varias oleadas de invasores se apoderaron de la región y establecieron asentamientos. Se cree que estas tribus fueron los antepasados étnicos de los griegos actuales, aunque no dejaron ninguna evidencia de una sociedad organizada.

La primera gran civilización del área se desarrolló en Creta. Los académicos de hoy día se refieren a esta como la cultura como la de los minoicas, un nombre que proviene de Minos, un rey legendario de Creta. No sabemos de qué manera se llamaban estas personas a sí mismas ya que los investigadores no han podido aún descifrar la escritura de su idioma, conocido simplemente como Lineal A.

Los minoicas eran expertos artistas, ingenieros, navegantes y comerciantes (motivos minoicas aparecen en algunas ilustraciones egipcias). Eventualmente, la civilización minoica disminuyó hasta que desapareció por completo en 1000 a.C. El colapso de la civilización minoica frecuentemente se atribuye a una catastrófica erupción volcánica en la cercana isla de Thera (la actual Santorini) durante la mitad del segundo milenio a.C. (tal vez aprox. 1640 a.C.). Aunque eso tuvo que haber sido un gran trauma, los minoicas continuaron como pueblo mucho tiempo después del acontecimiento. Fue probablemente el saqueo de su territorio en manos de los Pueblos del Mar, comenzando alrededor de 1200 a.C., que finalmente trajo la época minoica a su fin. En la actualidad, un visitante puede ir a las ruinas de cuatro grandes palacios minoicos en Cnosos, Festos, Malia y Zakros, repletos con numerosos frescos, joyería y otras obras de arte.

Alrededor de 1400 a.C., el imperio micénico ascendió en importancia. Su capital, Micenas, fue una ciudad sumamente fortificada ubicada en la parte nororiental de la península peloponesia. Su influencia se extendió al área continental y a muchas de las islas, y los micénicos desarrollaron su propio idioma escrito, conocido por los arqueólogos como Lineal B. En 1952, Michael Ventris, un arquitecto británico, logró descifrar este idioma, al descubrir que era una forma pre alfabética del griego, lo cual hizo a los micénicos los primeros hablantes identificables del griego. Según Hornero, su rey más famoso, Agamenón, condujo una campaña militar griega en aproximadamente 1250 a.C. contra la ciudad de Troya, ubicada en la costa occidental de la Turquía actual. Hornero también cuenta que los gobernantes de varios distritos de Grecia se vieron obligados a proveer hombres y suministros para esta operación. Durante muchos años los eruditos dudaron de la historicidad de la Guerra de Troya, pero descubrimientos arqueológicos durante los siglos XIX y XX, incluyendo aquel de la propia ciudad de Troya, han conducido a la mayoría de los investigadores a concluir que la épica de Homero estaba basada en acontecimientos reales, incluso si su relato se había convertido en una mitología.

Ya para 1150 a.C., los grandes centros de la civilización micénica habían sido destruidos. El colapso de la civilización micénica frecuentemente se atribuye a invasores del norte, pero existe poca evidencia clara para apoyar esta hipótesis. Es posible que el fin de la civilización micénica llegó como resultado de los cambios en estrategia y armamento militar que hizo a la más antigua aristocracia militar minoica obsoleta y condujo a la aparición de tropas errantes de infantería (los Pueblos del Mar), resueltos a la conquista y el saqueo. Sin importar la causa, durante cientos de años Grecia se encontró sumergida en una época oscura. Los asentamientos se aislaron debido a la pobreza y al terreno montañoso que separaba a Grecia de sus vecinos.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 20. “Grecia: desde las ciudades-estado independientes hasta Alejandro el Grande”

Durante este periodo la ciudad-estado independiente, o polis, se desarrolló. El miedo a los ataques era constante, y la mayoría de los cientos de ciudades-estado crecieron alrededor de una fortaleza alta y fácilmente defendible llamada una ciudadela o acrópolis. Durante el periodo arcaico (siglos VII-VI a.C.), Grecia comenzó a crecer de nuevo, y diferentes ciudades-estado se reafirmaron así mismas. En la península peloponesa (al suroeste de Grecia), Esparta ascendió en importancia, así como lo hizo Corinto y Argos en el norte y en el este respectivamente. En el norte de Grecia, Tebas ejercitó hegemonía sobre la Liga Beocia, una federación de ciudades en esa área, mientras que Atenas y Megara competían por la autoridad en la región de Ática. Mientras tanto, colonia griegas prosperaban en el Mediterráneo oriental. Los dos centros principales para las colonias griegas fueron la costa occidental de Anatolia (Turquía) y el sur de Italia, incluyendo Sicilia.

Poco tiempo después de 500 a.C., los griegos tuvieron que enfrentarse con una formidable amenaza externa. El rey persa Darío I había extendido su influencia tan al este como el Pakistán actual y tan al oeste como Tracia y Macedonia. Las ciudades griegas de Anatolia occidental, con la ayuda de varias ciudades-estado griegas, se rebelaron contra Persia en 499-493 a.C. Después de que Darío acabó con la revuelta, él decidió que toda Grecia tenía que ser avasallada, y mandó emisarios a través de la región demandando lealtad. Muchas ciudades-estado, a excepción de Atenas y Esparta, consintieron. Darío, llegó en 490 con un ejército de tamaño considerable, destruyó la ciudad de Eretria y comenzó a atravesar al sur hacia Atenas. Sus fuerzas armadas de tal vez unos 20.000 soldados se enfrentaron contra un contingente inferior de 9.000 en Maratón. El brillante general ateniense Milcíades logró, a pesar de todo, conducir a sus hombres a una victoria decisiva (492 a.C.).

Después de la muerte de Darío, su hijo Jerjes regresó a Grecia en 480 a.C. con un ejército masivo. La maquinaria de guerra persa siguió hacia el sur, aplastando cualquier cosa en su camino. Esparta se preparó para la defensa terrestre mientras que Atenas amplió su marina. Los persas saquearon a Atenas (la cual los atenienses habían abandonado), pero la marina ateniense logró atraer a Jerjes a una batalla en un canal estrecho cerca de la isla de Salamis, donde los atrapados persas fueron derrotados por completo. Debido a que su ejército era sumamente vulnerable sin el apoyo desde el mar, Jerjes se retiró, dejando un contingente de 60.000 soldados que trataron de dominar a los griegos un año después. Estas tropas fueron destruidas por el ejército espartano en Platea, acabando efectivamente con la amenaza persa.

Justo antes de 500 a.C., Atenas se convirtió en la primera democracia de la historia. El pueblo había expulsado a una serie de tiranos y había establecido una asamblea popular. Las otras ciudades-estado desconfiaban de los atenienses y de su aberrante forma de gobierno, y Atenas les dio al resto razones adicionales para preocuparse: Después de la expulsión de los persas de Grecia, y poco tiempo después, de algunas ciudades griegas de Asia Menor, Atenas fundó la Liga de Delos, una confederación de ciudades griegas alrededor del mar Egeo. Atenas, como líder, se volvió extremadamente rica con los tributos que recaudaba. El dinero extraído de los miembros de la liga financió los gloriosos monumentos de la acrópolis ateniense, y ya para la mitad del siglo V a.C. Atenas había llegado a convertirse en la más rica, así como la culturalmente dominante ciudad de Grecia. El dramaturgo de comedia Aristófanes, los dramaturgos de tragedia Esquilo, Sófocles y Eurípides y el filósofo Sócrates, todos vivieron en la ciudad durante esta época.

En 431 a.C. Esparta, Corinto, Megara y otros aliados respondieron con fuerza militar. El historiador Tucídides narró los acontecimientos del conflicto en La guerra del Peloponeso. Una plaga devastó la población ateniense en 430, pero Atenas se mantuvo bajo la fuerte amenaza. El momento decisivo llegó cuando los atenienses lanzaron una campaña fracasada para conquistar a Siracusa en la isla de Sicilia. Los espartanos se aprovecharon de esta ventaja y forzaron a los atenienses a rendirse en 404, destruyendo sus muros pero respetando a la propia ciudad.

Durante la mayor parte del siglo IV a.C., Grecia estaba enredada en conflictos con la renaciente Atenas, Esparta, Corinto y Tebas. Alianzas entre las cuatro prominentes ciudades se formaban y se rompían repetidamente. El futuro de Grecia, sin embargo, ya para esta época se encontraba hacia el norte, con Filipo II de Macedonia, cuyo ejército había arrasado en el sur y había devastado el confederado ejército griego en 358 a.C. en Queronea, cerca de Tebas. Varios intentos de rebelión probaron no tener sentido, el control macedonio de Grecia se fortaleció bajo el hijo de Filipo, Alejandro el Grande, quien lanzó una invasión del imperio persa, y en el curso de unos pocos años de campañas rápidas a través de Anatolia, el Levante mediterráneo, Egipto, Mesopotamia y Persia, trajo a ese imperio a su fin.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 20. “Grecia: dominación romana y crecimiento del cristianismo”

Después de la muerte de Alejandro en 323 a.C., una lucha hegemónica resultó entre sus generales principales. Grecia eventualmente cayó bajo el control de Antígono y sus descendientes, referidos como la dinastía Antigónida. Los griegos insatisfechos contrarrestaron formando dos estados federales, la Liga Etolia en el norte y la Liga Aquea, dirigida por Corinto, en el sur. Comenzando en 214 a.C., el rey antigónido Filipo V intentó castigar a estos estados e intensificar su control sobre Grecia. En respuesta, los estados griegos buscaron ayuda de un poder emergente en el oeste: Roma. Los romanos, quienes previamente habían tratado de invadir los territorios de Filipo, respondieron despachando una considerable fuerza militar. En 197 a.C., el general romano Tito Quincio Flaminino completamente derrotó al ejército de Filipo V en Tesalia. Ya para 196 la «liberación» de Grecia estaba completa, y nació la provincia romana de Acaya.

Los romanos tenían una muy buena opinión de la civilización griega y adoptaron muchas de sus costumbres y tradiciones. Roma protegió las grandes ciudades y monumentos de Grecia con tal de que el dominio de Roma no fuera retado por los griegos, quienes sí lo intentaron en dos ocasiones, ambas con resultados desastrosos. En 172 a.C. Perseo, hijo de Filipo V, invadió a Grecia en un intento de recuperar los territorios de su padre. Muchos griegos fueron compasivos con Perseo, y, después de su derrota total en 167, los romanos castigaron a los griegos llevando mil jóvenes griegos a Roma como rehenes. En 146 a.C. la Liga Aquea, dirigida por Corinto, se alzó en revuelta. Los romanos respondieron mandando al general Mummio, quien derrotó a una insignificante fuerza aquea y entró a Corinto sin ninguna oposición. Él quemó la ciudad, mató a sus habitantes y se llevó la mayoría de las valiosas obras de arte de vuelta para Roma. Este incidente puso un fin a cualquier sueño realista de resurgimiento de la independencia griega.

Julio César restableció Corinto en 44 a.C. como una colonia romana, y los griegos vivieron ahí en paz relativa como parte del imperio romano de ahí en adelante. Corinto, el cual tenía puertos importantes en el mediterráneo oriental y occidental, llegó a ser la capital comercial y la ciudad más cosmopolita de Grecia. Atenas retuvo su posición como el centro cultural de Grecia, mientras que Esparta y Tebas llegaron a ser insignificantes. El impresionante sistema de carreteras romano facilitó el comercio en otras partes de Grecia tales como Tesalónica y Filipos. Bajo el gobierno romano Grecia disfrutó de algo que nunca había experimentado cuando era libre: paz. En esta situación ideal, la iglesia del Nuevo Testamento se arraigó y fue capaz de prosperar.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 22. “Gamaliel, maestro de Pablo”

Gamaliel fue uno de los mejores maestros del judaísmo. Su abuelo, Hilel, fundó la más liberal de las dos escuelas principales de los fariseos, y Gamaliel fue el primero de siete líderes de la escuela de Hilel al que se le otorgó el título de Rabban, «Nuestro Rabino». Pablo, mientras hacía su defensa en los escalones de la fortaleza de Antonia después de su arresto en el templo, declaró que él había sido criado en Jerusalén y que, bajo Gamaliel, había recibido «instrucción cabal en la ley de nuestros antepasados» (Hch 22:3). Pablo, en otras palabras, había recibido la mejor educación judía posible de su época.

Gamaliel también se menciona en el capítulo 5 en conexión con la comparecencia de Pedro y los apóstoles ante el sanedrín bajo el cargo de enseñar acerca de Jesús. Los miembros del sanedrín se enfurecieron cuando Pedro y los apóstoles declararon «¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!» (5:29) y estaban a punto de ejecutarlos. Pero Gamaliel, «maestro de la ley muy respetado por todo el pueblo» (5:34), como miembro del sanedrín persuadió al resto de los miembros a liberar a los apóstoles, observando sabiamente, «si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; pero si es de Dios, no podrán destruirlos» (5:38-39).

Gamaliel fue un hombre de gran intelecto quien estudió no sólo la ley bíblica, sino también la literatura griega (su amor por el griego lo separaba de muchos de sus más fanáticos colegas rabinos). Gamaliel tendía a ser más pragmático en su interpretación de la ley y era conocido por su actitud tolerante. Él recomendó que la celebración del Sábado fuera menos rigurosa y agobiante, reguló leyes de divorcio para poder proteger a las mujeres y pidió amabilidad hacia los gentiles.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 23. “El sanedrín”

El sustantivo griego synedrion puede usarse genéricamente para indicar un consejo civil o una corte local. Dentro del Nuevo Testamento, sin embargo, el sanedrín se refiere a la suprema corte judicial judía en Jerusalén, bajo el liderazgo del sumo sacerdote (Hch 5:21; 22:5; 23:1-2). Según fuentes rabínicas, el sanedrín de Jerusalén se componía de 71 miembros, reflejando la práctica bíblica instituida por Moisés (70 ancianos más Moisés; véase Éx 24:1,9; Nm 11:16).

La idea de un consejo gobernante compuesto de destacados ciudadanos aristócratas refleja la estructura de las constituciones cívicas griegas. La aristocracia sumo sacerdotal jugó un papel principal desde el principio, pero el sanedrín fue forzado gradualmente a hacer espacio para representantes legos que provenían en gran parte de los fariseos. Durante el periodo del Nuevo Testamento el sanedrín de Jerusalén consistía a veces de una hostil mezcla de saduceos aristócratas y sacerdotales con fariseos legos y aprendidos (Hch 23:6-9). La membresía en el sanedrín se concedía por nombramiento y se acompañaba con una ceremonia de ordenación que incluía la imposición de manos (cf. Nm 27:18-23; Dt 34:9).

El sanedrín funcionaba como la corte suprema judía, juzgando casos de apelación que provenían de los tribunales menores y manteniendo una competencia exclusiva sobre ciertos casos. Por ejemplo, un sumo sacerdote o un profeta falso podían ser juzgados solamente por el sanedrín de Jerusalén. Incluso durante la época del dominio directo romano, el sanedrín mantuvo un grado significativo de autoridad jurídica. Esto era particularmente cierto en cuestiones consideradas muy importantes dentro de la ley judía (Jn 18:31; Hch 18:15; 24:6).

La autoridad del sanedrín de adjudicar crímenes sancionados con la pena de muerte durante el siglo I d.C. ha sido el enfoque de mucha investigación y debate. Antes de esta época el sanedrín, igual que otras cortes supremas del mundo antiguo, claramente poseía tal autoridad. Pero después el poder de la espada parece haber caído exclusivamente sobre manos romanas. La verdadera situación del siglo l refleja un periodo de ambigüedad legal en el cual ambos, los líderes romanos y los judíos, compitieron por control absoluto. Por una parte, fuentes claves atestiguan de un incremento gradual de alegaciones romanas para juzgar y ejecutar crímenes sancionados con la pena de muerte (Josefo, Antigüedades, 18.1.1; Guerras, 2.8.1). Algunas fuentes judías y cristianas sugieren que durante esta época se eliminó de Israel, la autoridad de condenar a alguien a la pena de muerte Un 18:31). Por otra parte, fuentes literarias y arqueológicas sugieren que el sanedrín de hecho poseía la autoridad en casos relacionados con la pena de muerte, especialmente en aquellos referentes a la profanación del santuario o otros cargos específicamente religiosos, tales como la blasfemia (Mt 26:59-66; Hch 6:11-7:60; 21:27-33; Antigüedades, 20.9.1; Guerras, 6.2.4).

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 25. “El gobernador romano”

Seis gobernadores romanos se mencionan en el Nuevo Testamento: Quirino (Siria; Lc 2:2), Pilato (Judea; Mt 27:2-65, etc.); Sergio Paulo (Chipre; Hch 13:6-12), Galión (Acaya; 18:12-17), Félix (Judea; 23:23-24:27; 25:14)3 y Porcio Festo (Judea; 24:27-26:32). Ellos administraban sus provincias desde una ciudad capital y vivían en palacios-fortalezas llamados pretorios. En Judea, el centro administrativo romano estaba en Cesarea Marítima en la costa del Mediterráneo; fue ahí donde estuvo detenido Pablo (23:33-35). También había un pretorio en Jerusalén donde se quedaba el gobernador cuando estaba en residencia allí; el mismo lugar en donde Jesús fue juzgado y avergonzado (Mt 27:27; Mr 15:16; in 18:28; 19:9).

Cuando Arquelao, el hijo de Herodes el Grande, fue despojado del poder en 6 d.C., el gobierno del territorio de Judea se transfirió al gobernante de Siria, Quirino. Coponio fue elegido como el nuevo gobernador de Judea y se le otorgó el título de praefectus (prefecto). Solo el prefecto controlaba el nombramiento de los sumos sacerdotes y retenía la prerrogativa del castigo de pena de muerte. En casos en que la santidad del templo hubiese sido presuntamente violada, el sanedrín tenía la posibilidad de ejercer el derecho de imponer la pena de muerte, pero incluso en esos casos el gobernador tenía que dar su consentimiento. Después de 44 d.C., el título del gobernador se cambió a procurador, un rango ecuestre. Aunque el procurador continuó ejercitando por completo los poderes judiciales, él perdió el derecho de nombrar y deponer sumos sacerdotes.

Félix, un esclavo liberado de la familia del emperador Claudio, fue gobernador de Judea de 52 hasta 60 d.C. Durante su ocupación Félix se casó con Drusila, la bisnieta de Herodes el Grande (24:24). Su gobierno se destacó por disturbios, y al final él fue llamado a Roma y juzgado por su mal gobierno, lo cual resultó en su destierro. Pablo estuvo limitado a permanecer en Cesarea durante dos años, hasta que Feto reemplazó a Félix en 60 d.C. (24:27) Festo rápidamente se encargó del caso de Pablo y otorgó la solicitud de éste de ser juzgado en Roma (25:12). El mandato de Festo se interrumpió de repente cuando éste murió inesperadamente dos años después de su nombramiento. Según Josefo (Antigüedades, 20.9.1), antes de que el sucesor de Festo llegará a Judea, el sumo sacerdote Ananías usurpó el derecho que tenía solamente el procurador de imponer la pena de muerte y mandó a matar a Santiago, el hermano de Jesús, junto con otros que él alegaba habían quebrantado la ley judía.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Hechos 26. “Encarcelamiento en el mundo romano: prisión frente a arresto domiciliario”

En tiempos romanos, las personas eran encarceladas mientras esperaban el juicio o la ejecución por razones políticas o para asegurar el cumplimiento una orden judicial. Pablo fue detenido en Cesarea (Hch 23:33--24:27) y en Roma (Hch 28:16) para ser juzgado, Juan el Bautista fue encarcelado por acusar a Herodes de adulterio, amenazando de este modo su autoridad política (Lc 3:19-20) y los deudores eran encarcelados a veces para presionarlos a pagar sus deudas (Mt 18:30: Lc 12:58). El encarcelamiento como un método de castigo oficial no era común.


La cantidad de tiempo en detención no se limitaba ni se imponía enérgicamente, y normalmente el prisionero era maltratado. Muchos eran golpeados, torturados y se les daban raciones insuficientes de agua y alimentos, aunque un prisionero de estatus más alto a menudo le iba mejor. Herodes Agripa I, antes de convertirse en etnarca de Judea y Samaria (Hch 12), experimentó varios grados de encarcelamiento. Primero el emperador Tiberio lo encadenó en un campamento militar bajo el prefecto de los pretorianos en Roma. La cuñada de Tiberio, Antonia, redujo la severidad de las condiciones durante este encarcelamiento, pidiéndole al guardia que fuera más compasivo, que le permitiera a Agripa bañarse todos los días y que le permitiera a sus amigos traerle ropa y comida. Después de la muerte de Tiberio, se le permitió a Agripa vivir en su propia residencia privada. Él aún era encadenado de la muñeca a un guardia diariamente, pero se le permitía ocuparse de sus propios asuntos (Josefo, Antigüedades, 18.6.6-11).

Pablo estuvo probablemente detenido en el pretorio, una fortaleza o residencia del gobernador, mientras estuvo en Cesárea. Mientras que en Roma, se le permitió morar fuera del campamento militar, así como encontrar y rentar su propio cuarto. Él recibió este relativamente leve trato por tres razones:

El juicio de Pablo tomó dos años para concluirse. Según Eusebio (Historia, 2.22,25), Pablo fue liberado, pero detenido de nuevo en Roma cuando Nerón comenzó a ejecutar cristianos. En esa época, Pablo fue probablemente colocado en el tullianum, la celda subterránea de ejecución en la prisión de Roma.

PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS

Hechos 27. “El ejército romano y la ocupación de la Tierra Santa”


Podría decirse que el ejército romano fue la mejor organización militar en la historia del mundo ya que fue consistentemente victoriosa y mantuvo su identidad y tradiciones por casi mil años. Los primeros ejércitos romanos estaban totalmente compuestos de ciudadanos dueños de propiedades porque el servicio en el ejército se consideraba un privilegio. Los ciudadanos más ricos componían la caballería y los ciudadanos más pobres la infantería (un arreglo necesario ya que las tropas proveían su propio equipo). Los aliados proveían el personal para las fuerzas especializadas, tales como los arqueros. Sin embargo, según Roma fue convirtiéndose en un poder mundial, este arreglo demostró ser inadecuado.

En 107 a.C., Mario reformó  el ejército y aceptó reclutas sin tierras, equipándolos con armamento pagado por el estado. Este fue el principio de los ejércitos profesionales romano que les debían lealtad a sus generales y también esperaban de ellos valiosas recompensas por años de servicio leal. En 88 a.C., Sila usó legiones para tomar el poder de Roma y este precedente inició una serie de guerras civiles. Julio César utilizó sus ejércitos para acabar con la república y establecerse como dictador, pero el desorden no terminó hasta que Augusto estableció el imperio y colocó a todas las legiones bajo su mando directo.  

Aunque Roma produjo un gran número de grandes generales, el secreto del éxito romano se encontraba en la disciplina legendaria de sus tropas. Las batallas antiguas, debido a que se peleaban cara a cara y eran bastante sangrientas, tendían a ser sumamente cortas, típicamente terminaban justo cuando un lado entraba en pánico, rompía las filas y huía. Los romanos, cuando se enfrentaban, por ejemplo, con un ataque frenético de galos, simplemente mantenían las filas y después de unos cuantos minutos de pelear, los galos daban la vuelta y huían. El cartaginés Aníbal, el mejor general que jamás enfrentó Roma, le causó una derrota terrible al ejército romano en Cannas en 216 a.C. De todos modos, la perseverancia romana triunfó, y Aníbal al final perdió la Segunda guerra púnica.

La presencia de ejércitos romanos en Judea creó una situación explosiva. Los judíos menospreciaron a los romanos por paganos y se sentían ofendidos por la presencia de estandartes de guerra romanos tal como el águila-ídolo en lo alto, en proximidad a su templo. Fanáticos y pretendientes mesiánicos, tales como Simón bar Kojba, le aseguraron a los judíos que Dios intervendría si ellos se rebelaban contra Roma. Por su parte, los romanos a veces enfurecían a los judíos con ofensas innecesarias. Dos revueltas judías (66-70 y 132-135 d.C.) ambas terminaron en una derrota catastrófica para el pueblo judío.

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida. p. 1810)