Una figura es sencillamente una palabra o frase modelada según una forma especial, diferente de su sentido o uso ordenari. Estas fromas con de uso constante entre los oradores y escritores. Es imposible mantener la conversación más corriente o escribir unas cuantas frases sin hacer uso, al menos inconscientemente, de figuras. A veces decimos: "El campo necesita lluvia"; èsta es una afirmación lisa y llana, fría. Pero también podemos decir: "El campo está sediento"; ya hemos usado una figura. No es cierto literalmente que el campo tenga sed; por eso, es una figura; pero ¡cuán expresiva es la frase! ¡y cuán llenade calor y de vida! Por eso empleamos frases como éstas: "tiene un corazón duro; "tiene una voluntad férrea"; "es un pasaje escabroso", etc. En todos estos casos, hacemos uso de una palabra que tiene su propio y definido significado, y aplicamos su nombre, sucualidad o su acción a otra cosa con al cual guarda cierta analogía, ya sea por el tiempo, el lugar, lacausa, el efecto, la relación, la semejanza, etc.
Del latín accído = cortar, pero no por medio, esta figura se da cuando se expresa un rechazo que no es definitivo o es sólo aparente.
Mat 15:22-26. Cuando la mujer cananea clamaba: «¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí!», el Señor no intentó darle una negativa definitiva; pero, comoquiera que, en su calidad de gentil, ella no tenía derecho a suplicar a Cristo como al «Hijo de David», usa Jesús la figura accismo y parece rehusar hacerle el favor demandado, diciéndole: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Ella siguió insistiendo: «¡Señor, socórreme!» Pero todavía no hallamos aquí una confesión como la del publicano: «Dios, sé propicio a mí, pecador.» Quizá esta mujer confiaba aún en su propia justicia. Es entonces cuando Cristo usa de nuevo la figura accismo, pero combinándola con hipocatástasis, y le dice: «No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.» ¡Ahora es cuando llegó la confesión de ella! Se percató de su condición y respondió: «Sí, Señor (como diciendo: «tienes toda la razón»); pues también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Fue entonces cuando recibió la bendición que había sido destinada para ella.
Mat 21:29. «Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.» Este texto es tenido por algunos como ejemplo también de accismo; pero, en realidad, no lo es, porque aquí hubo verdadero rechazo, aunque después fue convertido en aceptación mediante el arrepentimiento.
En general, el acróstico consiste en que las letras iniciales, medias o finales de una composición poética formen un vocablo o frase. Es notable el acróstico latino siguiente:
S A T O R
A R E P O
T E N E N
O P E R A
R O T A S
Que significa: «El sembrador Arepón sujeta con trabajo las ruedas.» Lo notable (y sumamente difícil) de esta composición es que la frase se puede leer igualmente: siguiendo las líneas de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de arriba abajo, y de abajo arriba.
Pero el único acróstico usado en la Biblia consiste en que cada versículo de una porción, o cada porción sucesiva de versículos, comienzan respectivamente por una letra diferente del alfabeto o abecedario hebreo, siguiendo el orden alfabético. Por medio de esta figura, se pone de relieve la especial importancia de ciertas porciones de la Biblia Hebrea, a fin de que nuestra atención se fije en ellas con más interés. Dichas porciones bíblicas son precisamente trece, número que, para los judíos, no indica mala suerte.
Aféresis es una palabra griega que significa el acto de quitar algo, y se emplea para suprimir una letra o una sílaba al comienzo de la palabra. Así tenemos que la antigua Tesalónica es ahora Salónica; ha desaparecido la primera sílaba.
En la Biblia tenemos el ejemplo del último rey de Judá, Joaquín (v. 2Re_24:6 y ss.), el cual es llamado Jeconías (hebr. Yekhonyáh) en su genealogía, según aparece en 1Cr_3:16; pero, en Jer 22:24, cuando Dios declara que lo va a arrancar (v. también Jer 37:1), su nombre es cortado para que corresponda al acto, y es llamado «Conías».
Jeconías significa «Yahweh establezca». Al quitarle la primera sílaba, se le quita precisamente el componente «Yah», abreviatura de Yahweh, y queda así sin la ayuda de Dios para quedar establecido.
El piadoso rey Josías, cuyo nombre significa «Yahweh sane», expresó su deseo de que Dios estableciera su reino, poniendo a su hijo el nombre de Eliaquim (Dios establecerá»), quien fue llamado después Joacim («Yahweh establecerá»), que tiene el mismo significado que el del hijo de éste, y nieto de Josías, Joaquín o Jeconías. Pero las esperanzas de Josías fueron en vano. La familia de Josías es notable por la forma en que los nombres de sus descendientes fueron rotos o cambiados, y el reino mismo acabó en el desastre.
El texto de Jer 22:4 dice así: «Vivo yo, dice Yahweh, que si Conías, hijo de Joacim rey de Judá, fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría.» Además de la aféresis en el nombre de Jeconías, convirtiéndolo en Conías, es sorprendente en dicho versículo el súbito cambio de la tercera a la segunda persona del singular.
En el v. Jer 22:30 del mismo capítulo, leemos: «Así dice Yahweh: Escribid lo que sucederá a este hombre (Conías, v.Jer 22:28) privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.» Este versículo, que contiene una grave maldición profética, necesita ciertas aclaraciones.
En primer lugar, la frase «privado de descendencia» no significa que careciese de hijos, pues tuvo siete (v. 1Cr_3:17-18), sino que ninguno de su descendencia según la carne ocuparía el trono de David. Zorobabel, su nieto (v. 1Cr_3:19), llegó a ser gobernador de Judá, después que su abuelo Conías murió en Babilonia (2Re_25:29-30), pero la monarquía no fue restaurada con él.
En segundo lugar, lo que es aún más importante, la monarquía de Judá (e Israel), «el trono de David» para gobernar sobre toda «la casa de Jacob», había de ser restaurada en la persona de Jesucristo (v. Luc 1:32-33), pero Jesús no descendía, «según la carne», de Conías, sino sólo según los derechos legales a través de José, esposo de María (v. Mat 1:16), el cual no era el padre físico, sino legal, de Jesús, mientras que, por la línea de María, la madre de Jesús, el Señor descendía físicamente de David, pero no a través de Conías, como puede verse en la genealogía de Luc 3:23 y ss., que es, sin duda alguna, la genealogía física de María, «de la cual nació Jesús, llamado el Cristo» (Mat 1:16). José, pues, no era hijo de Elí (el griego de Luc 3:23 dice: «el de Elí»), sino su yerno. De este modo admirable, Dios dispuso que pasasen a Jesús los derechos legales a la corona de Israel, sin incurrir en la maldición pronunciada contra la descendencia física de Conías.
Las figuras de dicción llamadas síncope (corte en el medio) y apócope (corte al final) no ocurren en la Biblia, aun cuando el griego modifique algunos nombres (por ejemplo, dice Judas en Vez de Judá, que es el correspondiente hebreo). Por consiguiente, no vamos a tratar de ellas aquí.
Así como la parábola es un símil continuado, así también la alegoría es una metáfora, o una hipocatástasis, continuada. La alegoría, pues, se divide en dos clases: metáfora continuada, como en el Sal. 23; e hipocatástasis continuada, como en el Sal 80:8-15.
Isa 5:1-6. En esta porción tenemos una alegoría que combina las dos formas expresadas. La alegoría comienza por aludir implícitamente a Judá y Jerusalén (puesto que a ellas va dirigida la profecía, v. Isa 1:1), con lo que tenemos una hipocatástasis continuada; y, en los vv. Isa 5.3-7, procede a sustituirlas, con lo que tenemos una metáfora continuada.
Una alegoría puede, a veces, ser ficticia, sin fundamento en las Escrituras, pero Gal 4:22 , Gal 4:24 nos muestra que una verdadera historia, como la narración de Gn. 21, puede ser alegorizada (siempre que esté garantizada por el Espíritu Santo en la Biblia misma), sin detrimento de la verdad histórica. Nótese que la alegoría siempre se refiere a un tiempo pasado; en esto se distingue de la profecía, la cual siempre se refiere al futuro.
Gn. 49. Las bendiciones proféticas de Jacob se mezclan aquí, ya sea con el símil (v. 4), ya sea que la metáfora (v. 9). En algunas partes de esta porción, hallamos repetición de metáforas, con lo que tenemos alegoría.
Jue. 9:7-15. Esta porción no constituye una parábola, a pesar del epígrafe en nuestras versiones, sino una hipocatástasis continuada, y, por tanto, una alegoría. No es un símil continuado; por consiguiente, no puede ser parábola. Sino fuese por la interpretación que se nos brinda en lo vv. 16-20, no hallaríamos otra cosa que lo que está implícito en la figura. Resulta interesante descubrir que los cuatro árboles mencionados en dicha alegoría - la higuera, el olivo, la vid y la zarza - son precisamente los cuatro que se usan para combinar toda la historia de Israel. La Higuera representa la posición nacional de Israel, de la que sabemos por los evangelios sinópticos que se marchitó y tuvo que ser cortada. El Olivo representa los privilegios del pacto de Dios con Israel, los cuales siguen vigentes (Ro 11). La Vid representa las bendiciones espirituales de Israel, que sólo pueden hallarse en Cristo, la Vid verdadera (Jn 15). Y la Zarza representa el Anticristo, en cuya sombra vendrán los judíos a cobijarse, pero que resultará para Israel un fuego consumidor en el día de la "angustia de Jacob" (v. Jer 30:7)
Is 28:20 es igualmente una alegoría (hipocatástasis continuada), en la que se mencionan la cama y la manta, pero no la gente a la que se refieren. El profeta está hablando del pánico que se apoderará de los habitantes de Judá ante la rápida invasión de Senaquerib, pero preferirán ser dejados en su falsa seguridad. Por medio de esta bella alegoría, se les hace saber que su reposo será interrumpido, y que se sueño será perturbado.
Otras alegorías pueden hallarse en Mt. 3:10, 12; 5:13; 7:3-5; 9:15; 9:16-17; Lc 9:62; Jn 4:35; 15:1; Ro 11:16-18, 13:11-12: 1 Co 3:6-8, 12-15; 5:7-8; 2 Co 3:2-3; 5:1; 10:3-5; 11:2; Gá 6:8; Ef 6:11.
MT 12:43-45. "Mas cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares áridos, etc." Ha de interpretarse con relación a la nación judía contemporánea del Salvador, como explica la última parte del v. 45. Por aplicación, enseña también que el espíritu inmundo, en este caso, sale por su propia voluntad, sin ser arrojado (comp. con vv. 28-29). Cuando es arrojado, jamás vuelve; pero cuando se va por su propia voluntad, vuelve y halla solamente un "carácter reformado", en lugar de la habitación del Espíritu Santo en una persona que ha nacido de nuevo.
Esta figura consiste en la repetición de la misma letra (o sílaba) al comienzo de dos o más palabras sucesivas. Por ejemplo: Pedro perdió preciosas perlas. Por supuesto, esta figura sólo presenta su belleza en los originales hebreo y griego de las Escrituras, pues es muy difícil reproducirla en la traducción a nuestro idioma. Si alguna vez se da también en castellano, será puramente casual y no comportará énfasis alguno.
El cántico de Débora en Jueces 5 abunda en ejemplos de aliteración, que añaden al texto gran fuerza y belleza en el original. Resulta imposible reproducir esta figura en nuestras versiones de la Biblia, pero podemos ofrecer al lector alguna idea del uso de esta figura.
Veamos primero un esquema de la estructura de Jueces 5, antes de presentar unas breves muestras de aliteración en dicha porción:
A. 2-. Alabanza a Yahweh por la vindicación de Israel.
B. a. -2, 3. Israel. Ofrecimiento voluntario del pueblo.
b. 4-8. Contrastes en la situación del país.
a. 9. Israel. Ofrecimiento voluntario de los jefes.
b. 10, 11. Contrastes en la situación del país.
B. b. 12-18. Contraste de actitudes.
a. 19-22. El enemigo. Asalto y derrota.
b. -23-27. Contraste de actitudes.
a. 28-30. El enemigo. Presunción y decepción.
A. 31. Alabanza a Yahweh por la vindicación de Israel.
Breves muestras de aliteración en Jueces 5:
Versículos Jue 5:3-4 : «... Yo cantaré a Yahweh,
Cantaré salmo a Yahweh, el Dios de Israel.
Cuando saliste de Seír, oh Yahweh,
Cuando te marchaste...».
Versículo Jue 5:12 : «Despierta, despierta, Débora;
Despierta, despierta, entona cántico...»
Versículo Jue 5:23 : «Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Yahweh,
Maldecid severamente a sus moradores...»
Esta figura consiste en la repetición de la misma frase o cláusula al final de sucesivas porciones. Procede del griego «amoibe» = cambio, alteración. Ejemplos:
Sal 118:1--4, 136. La frase: "Porque para siempre es su misericordia (de Dios)" se repite al final de los primeros 4 v.v. del Sal 118, y al final de toso los vv. del Sal 136.
Isa 9:12, 17, 21; 10:4. Cuatro veces se repite aquí, para poner de relieve la solemne advertencia: "Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida."
Am 4:6, 8, 9, 10, 11. Cinco veces se repite aquí es estribillo: "mas no os volvisteis a mí, dice Yahweh".
Mt 6:2, 5, 16. Jesús repite 3 veces: "de cierto os digo que ya están recibiendo su recompensa".
Lc 13:3, 5. Jesús repite la solemne advertencia: "No; antes bien, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente."
Jn 6:39, 40, 54. Aludiendo a la primera resurrección de Ap 20:5, Jesús promete solemnemente: "y yo le resucitaré en el último día."
Ap 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22. Siete veces, al final de cada carta a las 7 iglesias, se repite el solemne aviso: "El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." V. también en la figura poliptoton, en cuanto al sentido de la frase aquí citada.
Ap 18:14, 21, 22, 23. Aquí, la figura epístrofe en la repetición de las palabras "nunca más", que parece una solemne respuesta al "nunca más" del v. 7, se convierte en amebeon, al servir de estribillo al solemne anuncio del juicio de Babilonia.
Esta figura (del latín ampliare = ensanchar o extender) tiene el sentido técnico de «prolongación en el tiempo». Se le da este nombre porque un epíteto es aplicado a un sujeto (1) antes de haber obtenido la razón para llamado así, o (2) después que tal razón ha cesado. Por ejemplo, el lobo es llamado por su nombre, incluso cuando su naturaleza ha sido cambiada (Isa 11:6), mientras que Jesús es llamado por los ángeles «Salvador» cuando acaba de nacer (Luc 2:11).
La ampliación se distingue de la amplificación (si bien ambos vocablos proceden de la misma raíz) en que la primera hace referencia a un cambio que ya se ha efectuado, mientras que la segunda ocurre cuando el sentido de una palabra o de una expresión se ensancha y extiende mediante la repetición de las palabras en forma diferente, a fin de alargar el relato y poner más de relieve lo que se lleva dicho.
Así que la ampliación es una forma de epíteto, ya que el nombre sobrevive a través del cambio efectuado. Más adelante, veremos una forma de prolepsis que se distingue de la ampliación (en cuanto que ésta se opone a la ocupación), pero sólo con relación al tiempo, y consiste en hablar de sucesos futuros como si fueran presentes, mientras se deja para otra ocasión la interpretación de los mismos.
Gn 2:23. "... Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne". Aunque el hueso y la carne de Adán habían sida cambiados, y de ellos había formado Dios el cuerpo de Eva, se retiene el nombre de "hueso", etc.
Ex 7:12. La vara de Aarón retiene su nombre (por ampliación), aun después de haber sido cambiada en serpente.
1 S 30:5; 2 S 3:3. Abigail es llamada todavía "la mujer de Nabal", a pesar de que Nabal había muerto, y ella era mujer de David (comp. con Mt 1:6).
Is 11:6 ha sido ya mencionado en la definición de la figura, así como Lc 2:11.
Am 6:8. "... Abomino el orgullo de Jacob"; es decir, el culto del santuario, que otrora fue "el orgullo de Jacob", pero ahora no merecía ese nombre.
Mt 10:3. Mateo es llamado "el publicano", a pesar de que había dejado tal oficio para seguir a Cristo.V. también en epíteto.
Mt 11>5. E; epíteto de "ciegos" y "cojos" se aplica aquí a personas que ya ven y andan. Lo mismo, en 26:6, de "Simón el leproso", ya curado. También en Jn 9:17, se llama "ciego" al que ya veía (comp. los vv. 13 y 24)
Jn 10:16. "También tengo otras ovejas que no son de este redil." No las tenía todavía, pero estaban ya en los designios del Padre.
1 Co 16:5. Aquí se hace mención de los Apóstoles como "doce", a pesar de que Judas había muerto, y Matías no había sido aún elegido para sustituirlo. Lo mismo, en Hch 1:21, 22.
2 Co 4:3. Aquí se llama "los que se pierden" a quienes estaban (o están) todavía en camino de perdición eterna.
He 11:31; Stg 2:25. Rahab es llamado todavía "la ramera". Pero véase lo dicho en catacresis.
Esta figura, que significa «subida», tiene lugar cuando un escrito o un discurso va aumentando su fuerza o su énfasis. Cuando la figura afecta únicamente a palabras, no al sentido, se llama clímax (ya estudiado). Cuando la gradación es de más a menos, se llama catábasis (la estudiaremos a continuación de la anábasis). Cuando la gradación no es un mero aumento de vehemencia o énfasis, sino que nos conduce de cosas terrenales a celestiales, de cosas mundanas a espirituales, etc., la figura se llama anagoge, que significa «guiar hacia arriba». Ejemplos de anábasis:
Sal 1:1. "Bienaventurado el varón que anduvo en consejos de malos, ni estuvo en camino de pecadores se sentó"
Aquí tenemos una triple anábasis, relacionada con paralelismo:
1) Primero, los malos en su mente (consejo)
Segundo, los pecadores, que no sólo piensan, sino que obran, mal.
Tercero, los burladores , que se glorian en su impiedad y escarnecen a los que obran bien.
2) Primero está seguir el mal consejo.
Segundo, adoptar la conducta de los malos.
Tercero, hacer causa común (asentarse) con los perversos.
3) Los primeros representan a los "gentiles" de Sal 2:1
Los segundos, a los "pueblos" (¿tribus de Israel?) de Sal 2:1b.
Los terceros, a los "reyes de la tierra" de Sal 2:2
Hch 4:27 nos da el cumplimiento: 1) Herodes y Poncio Pilato; 2) los gentiles; 3) el pueblo de Israel. Sobre el salmo 1, v. también en paralelismo, ya estudiado.
Sal 7:5 "Persiga el enemigo mi alma y alcáncela; huelle en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo."
Sal 18:37-38. "Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y no volví hasta acabarlos. Los herí de modo que no se levantasen; cayeron debajo de mis pies."
Is 1:4 "¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, raza de perversos, hijos depravados!"
Ez 2:6. "Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde."
¿Por qué esta anábasis? Para dejar bien claro que, cualquiera sea la oposición que se nos haga, hemos de hablar y proclamar la palabra de Dios, ya sea que los hombres la escuchen o no la escuchen (vv. 5, 7), y no hemos de alterar el mensaje por complacerlos. Tampoco hemos de distribuir versiones de la Biblia que hagan decir al texto lo que mejor se adapte al gusto de la gente, sino lo que más se ajuste a la letra y al sentido del original.
Dan 9:5. "Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos obrado perversamente, hemos sido rebeldes , y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas."
Hab 1:5. "Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos, porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os cuente, no la creeréis."
Zac 7:11-12. "Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como el diamante..."
Con esta anábasis, se pone de relieve la causa primordial del trágico cautiverio tras la desolación de Jerusalén.
Zac 8:12. "Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto."
1 Co 4:8. "Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis."
Véase también en asíndeton.
1 Jn 1:1. "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos..."
Esta figura, que significa «comunicación», se da cuando el que habla apela a la opinión de sus oponentes, como a quienes tienen intereses comunes en cuanto a la materia de que se trata. Si está en forma de pregunta, es una de las especies de erótesis.
Is 5:3, 4. "Ahora, pues, habitantes de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía haber hechos a mi viña, que yo no lo haya hecho en ella?", etc.
Mal 1:6. "El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra?, y si soy señor, ¿dónde está mi temor?, dice Yahweh Tsebaoth a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre."
Lc 11:19. "Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces."
Hch 4:19. "Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros más bien que a Dios."
1 Co 4:21. "¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y con espíritu de mansedumbre?
1 Co 10:15. "Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo."
1 Co 11:13, 14. "juzgad entre vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?"
Gá 4:12. " Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no oís la ley?"
También Jer 23:23; Gá 3:1, 2, 5, etc.
Esta figura, del griego «an» = sin + «akoloúthos» = siguiente, ocurre cuando, en la construcción de una cláusula, hay una especie de inconsecuencia, por omisión de la segunda parte (apódosis) que habría de corresponder a la primera (prótasis). En los escritos meramente humanos, esta inconsecuencia puede atribuirse a negligencia, descuido o falta de atención por parte del escritor, pero en el caso de las Escrituras, de las que el Espíritu Santo es el autor principal, no cabe ninguna irregularidad; por consiguiente, dondequiera se halle esta figura, ha de ser con el fin de atraer la atención del lector. En algunos lugares, un estudio atento y profundo del pasaje demuestra que no hay anacoluto, pues la apódosis o segunda parte de la cláusula se halla en otro lugar.
1. A veces, el acusativo aparece en solitario al comienzo de una frase.
No se trata del acusativo llamado «absoluto», sino del que necesita que se le anteponga, en la traducción, la frase preposicional «en cuanto a» o similares.
Luc 21:6. El original comienza: «Estas cosas que contempláis...», y, a continuación, añade: «días vendrán, etc.». Así que es menester suplir: «En cuanto a estas cosas que contempláis.» Más sencillo aún: «De estas cosas, etc.»
2. A veces, la primera parte de la cláusula queda interrumpida por un paréntesis; y, cuando el paréntesis ha pasado, la conexión gramatical experimenta un cambio.
Esto es lo que ocurre en lugares como Juan 6:22-24 y Gal 2:6 , Gal 2:7.
3. Otras veces, la construcción cambia repentinamente (sin paréntesis) por alteración de persona; o pasando de participio a otra forma del verbo; o del singular al plural, y viceversa.
Mar 6:11. «Y cualquier lugar que no os reciba ni os escuchen, sacudid el polvo, etc.» El paso súbito del singular al plural es un anacoluto, el cual se aclara con el final «contra ellos», haciendo referencia al sujeto implícito del «escuchen» (está claro que el lugar, al comienzo de la frase, está sustituyendo a los habitantes del lugar).
4. Otras veces, la construcción queda interrumpida sin que se complete en forma alguna.
Mar 11:32. Dice textualmente: «Pero ¿vamos a decir: De los hombres? Temían a la multitud.» Los pensamientos de los interlocutores quedan aquí interrumpidos y han de suplirse rellenando la elipsis (véase en su lugar).
5. Algunas veces, el cambio consiste en una súbita transición del estilo indirecto al directo
Mar 6:8-9. «Y les encargaba que no tomasen nada, etc. (estilo indirecto)... y no os pongáis dos túnicas» (estilo directo).
6. Otras veces, el cambio se realiza del estilo directo al indirecto.
Jua 13:29. «... que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta (estilo directo); o que diese (estilo indirecto) algo a los pobres».
7. A veces, finalmente, se unen en una misma cláusula dos construcciones equivalentes.
Esto no necesita aclaración, pues el estudioso de la Biblia las puede analizar fácilmente por sí mismo. Por ejemplo: Gen 35:3 ; Jos 23:16 ; Jue 16:24 ; Neh 10:30 ; Mar_6:7 ; Mar 1:1 ; Rom 12:4 ; 1Co_14:5 ; Efe 5:27 , Efe 5:33 .
Esta figura, que significa «retirada» (de «aná» = atrás + «khóresis» = retirada) consiste en volver al tema anterior, después de una digresión. Los griegos la llamaban también epanaclesis (de «epí» = encima + ((aná» = atrás + ((klésis» = llamada), el). el sentido de volver al punto principal después de una excursión o digresión.
Todo buen estudioso y observador hallará ejemplos de esta figura. Mencionaremos únicamente dos:
Rom 1:7 (ya estudiado en digresión), donde el saludo comenzado en el v. Rom 1:1, e interrumpido en los vv. Rom 1:2-6, vuelve a tomarse en el v. Rom 1:7.
Efe 3:14. Aquí, se reanuda el hilo de lo que Pablo había comenzado a decir en el v. Efe 3:1, pero lo había interrumpido en el v.2 hasta el 13 Efe 3:2-13 .
Esta figura consiste en la repetición de la misma palabra o frase al final de una cláusula y al comienzo de la siguiente. También se la llama epanástrofe (del gr. epí = sobre + aná = de nuevo + strépho = volver).
La Mesorah ofrece también aquí dos listas, que hemos incluido en los ejemplos, marcándolas con asteriscos. La figura se pierde con frecuencia en nuestras versiones. Para conservarla, trataremos de ajustarnos lo mejor posible al original.
Gn 1:1-2. "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía." Con esta figura, se nos da a entender aquí que, después de tal división del Universo en dos partes; los cielos y la tierra, el texto sagrado se va a ocupar ahora sólo de la tierra. Tanto el cielo como la tierra fueron creados "en el principio". Pero la tierra, en un tiempo determinado, por ciertos medios, y por alguna causa (que no se menciona), quedó hecha una ruina: vacía y desolada, como lo expresa el original mediante la figura llamada paronomasia (véase en su lugar): tohú y bohú. Ahora bien, cualquiera sea el significado de tohú, lo cierto es que, en Is 45:18, Dios mismo, que creó la tierra, dice que "no la creó tohú". Por consiguiente, debemos concluir que, tras un período de duración para nosotros desconocida, debió caer en la ruina que Gn 1:2 declara. Esto es lo que la repetición del vocablo "tierra" quiere darnos a entender, y el texto sagrado procede de inmediato a describir el proceso por el cual la tierra fue reordenada y poblada. Todo el capítulo nos ofrece un paralelismo entre esta obra y la de la "nueva creación" que se lleva a cabo en el caso de todo el que es nacido de nuevo del Espíritu (comp. 2 Co 4:6; 5:17, etc.).
Esta figura consiste en la repetición de una misma palabra al comienzo de frases sucesivas, añadiendo así peso y énfasis a las afirmaciones que en ellas se hacen. Algunos ejemplo:
Dt 28:3-6. "Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y el fruto de tus bestias, y la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito serás en tu salir."
Esta misma figura se repite en los vv. 16-19, pero allí no se repiten bendiciones, sino maldiciones.
2 S 23:5. Cada una de las cinco líneas de este versículo comienza en hebreo por la conjunción ki = porque, que, ya que, sin embargo.
Sal 3:1-2 (BH, 2-3). "Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí..."
Sal 94:3-4. "¿Hasta cuándo los impíos, Hasta cuándo, oh Yahweh, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo se jactarán, hablando cosas arrogantes...?
Sal 115:12-13: ",,, nos bendecirá; Bendecirá a la casa de Israel; Bendecirá a la casa de Aarón, Bendecirá a los que temen a Yahweh..."
Esta figura está en contraste con la de los vv. 9-11, llamada epístrofe (véase en su lugar), por la que se repiten los finales, no los comienzos de las líneas. Otros ejemplos similares, en Sal 121:7-8; 122:6-7; 123:2-3; 124:1-2. 3-5; 126:2; 127:1; 128:5-6; 129:1-2.
Del griego «aná» = de nuevo + «mimnéskein» = recordar, esta figura se usa cuando el curso de una exposición directa se suspende para expresar un recuerdo. Es un método muy efectivo para poner de relieve lo que queremos imprimir en la mente de los destinatarios del escrito o del discurso.
Un ejemplo interesante, ya mencionado en epitrecon e hipérbole, es:
Rom 9:3. Nótese que el verbo está en imperfecto «deseaba»), lo que muestra una actitud continua en un pasado más o menos remoto (aunque la idea de que Pablo se refiere a su condición anterior de perseguidor de los cristianos es totalmente insostenible; nota del traductor).
La figura ocurre al comienzo de la parte dispensacional de la Epístola a los romanos. V. en correspondencia.
IV. Cuando toda la cláusula es omitida en un pasaje
1. Cuando se omite el primer miembro de la cláusula
Mat 16:7. «Ellos pensaban dentro de sí diciendo: Lo ha dicho porque no trajimos panes» (lit.). Lo subrayado no está en el texto, pero hay que suplido.
2. Cuando se omite el segundo miembro de la cláusula
El nombre específico de esta elipsis es anantapódoton. Ejemplos:
Gen 30:27. «Y Labán le respondió: Si ahora he hallado gracia en tus ojos, quédate conmigo; porque he experimentado...»
En el original, falta la segunda parte de la segunda cláusula del versículo.
2Sa 2:27. «y Joab respondió: Vive Dios, que si no hubieses hablado las palabras que dieron lugar a la provocación (véase el v. 2Sa 2:14), el pueblo habría dejado de seguir a sus hermanos desde esta mañana.» Sólo así se entiende qué es lo que Abner había hablado.
3. Cuando falta el término de una comparación. Ejemplos: Ro 7:3; 1 Ti 1:3-4; 2 Ti 2:20.
Esta figura (del gr. «aná» = de nuevo + «stréphein» = volver), recibe su nombre de la trasposición de una palabra fuera de su orden normal en una cláusula. Es, pues, una especie de hipérbaton, pero que afecta sólo a una palabra, en vez de a varias. Los griegos la llamaban también parálage; y los latinos, inversión.
Deu 22:1. El original dice: «No verás el buey de tu hermano, o su cordero, extraviados, y te esconderás de ellos.» La negación va delante de «verás», en lugar de ir delante de «te esconderás». Esta inversión sirve para poner de relieve el mandamiento. V. también en metonimia.
Miq 6:10. En el original, el adverbio va a la cabeza de la frase: «¿Aún hay tesoros de impiedad en casa del impío?»
Hch 7:48. Dice textualmente: «Pero no el Altísimo en (templos) hechos a mano habita.» Colocando la negación al principio de la frase, y dejando el verbo para el final, se intensifica grandemente la fuerza de la negación.
Esta figura (del gr. «aná» = arriba + «hairéo» = llevarse) es un paréntesis por medio del que, con una expresión negativa, parece que quitamos algo del sentido, cuando en realidad le añadimos algo y lo ponemos de relieve. Es la misma figura que tapéinosis (v. en su lugar), pero usada parentéticamente.
Cuando la conclusión se añade para disminuir el efecto de lo que se ha dicho, la figura recibe el nombre de ánesis, que significa relajamiento o abatimiento, y es lo contrario de epítasis. Ejemplo:
2Re_5:1. «Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, quien lo tenía en alta estima... Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso»; por tanto, toda su grandeza e importancia no le servía de nada.
Esta figura (del gr. «amphí» = a ambos lados + «bólos» = algo que se arroja + «lógos» = palabra) significa que una palabra o frase se puede interpretar de dos maneras. No es sinónimo de ambigüedad, pues en el caso de esta última, el sentido es simplemente incierto o equívoco, mientras que en la anfibología ambos sentidos son absolutamente verdaderos. La figura ocurre muchas veces en la Biblia y, en realidad, todas las profecías participan, más o menos, de este carácter. Son palabras del Dios que era, es y será; de aquí que sus palabras tengan una plenitud de referencia y significado que no puede ser agotada por una sola interpretación. Por eso, una profecía puede ser verdadera simultáneamente con referencia al pasado y al futuro, en cuanto a que hay parte de verdad en ambas direcciones, pero resultan falsas cuando se sustituye la una por la otra, o se toma la parte por el todo.
2 R 5:19. "... Ve en paz". Estas palabras de Eliseo a Naamán son un bello ejemplo de anfibología. Si Eliseo hubiese dicho: "Sí, puedes inclinarte en el templo de Rimón" (v.18) habría respaldado un acto de idolatría. Si, por el contrario, le hubiese dicho: "No, no puedes hacer eso", habría impuesto a la conciencia de Naamán un yugo difícil de soportar. Con la frase "ve en paz", ni aprobó ni condenó.
Ez 12:13. Aquí tenemos un ejemplo todavía más exacto de la figura, ya que Dios dice, por boca del profeta, acerca del rey Sedequías: "y haré que lo lleven a Babilonia, a la tierra de caldeos, pero no la verá, aunque morirá allí". La profecía, es esta forma, es como un enigma, y es susceptible de dos interpretaciones, ambas verdaderas. Hallamos algo semejante en Jer 34:3: "y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y te hablará boca a boca, y entrarás en Babilonia". Sedequías se negó a creer estas profecías. Josefo dice que la razón es que no podía entenderlas. Sin embargo, eran perfectamente verdaderas, como lo confirmó su cumplimiento. En efecto, Sedequías vio al rey de Babilonia y habló con él, pero los caldeos le sacaron los ojos en Ribla (2 R 25:7; Jer 39:7; 52:11), y fue a Babilonia, pero ya no pudo ver la ciudad, en la cual murió.
Jn 19:22. Dice Pilato: "Lo que he escrito, he escrito" (lit.). Esto puede entenderse de dos maneras: 1) Como un hecho innegable; 2) como algo que ya no se puede alterar. En ambos sentidos era cierto.
Hch 17:22. Dice Pablo a los atenienses en el areópago: "Varones atenienses, en todo observo que sois extremadamente religiosos." Esto puede interpretarse de dos maneras: 1) Eran, en efecto "demasiado religiosos" al tener tantos altares a tantos dioses; 2) carecían de la verdadera religión, pues no conocían el cristianismo. Así vemos que no toda religión es cristianismo, y que decir de una persona que es "religiosa" no nos dice nada, porque puede ser budista, mahometano, católico romano, rotario o seguidor de cualquier otro sistema religioso, sin estar "en Cristo", que es lo que constituye "cristiana" a una persona.
De «amphí» = por ambos lados + «diá» = a través de + + «orthoún» = enderezar, esta figura se llama así porque es una corrección, pero no sólo con referencia al sentido que le da el que habla, sino también con referencia a los sentimientos del que escucha. Hay otra figura similar, llamada prodiortosis, usada en la argumentación, la cual se distingue de la anfidiortosis en que en ésta la corrección se hace antes que el oyente o el lector se sienta desconcertado, mientras que la prodiortosis es una preparación para el desconcierto que va realmente a llegar.
Algunos confunden ambas figuras, pero hay una clara distinción entre ellas.
1Re 14:14. El original dice literalmente: «... el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; ¿y qué (como insinuando: "pero, ¿qué estoy diciendo?") ¡ahora mismo!», V. también en elipsis y aposiopesis.
1Co 11:22. «... ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? en esto no os alabo».
Esta figura consiste en la repetición de la misma palabra en la misma cláusula, pero con diferente sentido. Por ejemplo: «Hace poco tiempo, hacía mal tiempo.» En el primer caso, la palabra «tiempo» pertenece a la cronología; en el segundo, a la metereología.
Jue 11:40. El texto dice literalmente: «y se hizo costumbre en Israel que de días en días fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días al año.» En el primer caso, «días» se usa, por sinécdoque, para significar «año» (de año en año), mientras que, en el segundo, indica días de 24 horas.
Así llamaban los griegos (de «antí» = en lugar de + «eis» = hacia + «ágein» = conducir o traer) a una figura por la que se responde a una pregunta con otra pregunta. También la llamaban antikatállaxis = contrapeso, yanthypophorá = réplica a una objeción. Los latinos la llamaban compensatio = compensación. Ejemplos:
Jue 14:8. La respuesta al acertijo de Sansón se da aquí en forma de pregunta, por lo que tenemos una anteisagogé. V. en enigma.
Mat 21:23-25. Aquí tenemos un hermoso ejemplo de anteisagogé. Los principales sacerdotes y los ancianos le preguntan a Cristo con qué autoridad está actuando. Él, a su vez, les responde con otra pregunta: «Yo también os haré otra pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas » (v.Mat 21:24). En el v. Mat_ 21:25, les hace la pregunta. La respuesta de ellos la hemos estudiado en la figura aporía.
Rom 9:19-20. «Entonces me dirás: ¿Por qué, pues, lanza reproches?; porque, ¿quién ha resistido a su designio? En todo caso, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?». V. más adelante, en prolepsis.
Esta figura, también llamada antenantiosis, significa «empequeñecimiento», y ya hemos dicho que se distingue de la litote en que, a diferencia de ésta, tiene por objeto engrandecer la misma cosa o persona que se empequeñece. Antenantiosis significa «contraposición». Cuando se usa en forma de paréntesis, se llama anéresis.
La figura se usa en conexión con nombres, verbos y adverbios, ya sea: (1) positivamente, o (2) negativamente.
1. Positivamente.
Gen 27:44. «Y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue.» Por Gen 29:20, sabemos que los siete años que Jacob sirvió por Raquel «le parecieron como pocos días». Por esos lugares, vemos que el hebreo usa el plural de 'ejad = uno, para significar «algunos» o «pocos»; así que podríamos traducir «unos días». En cambio, el plural del griego tis = alguno, se usa para un número mayor.
2. Negativamente.
Cuando el énfasis se hace por medio de una negación, a fin expresar lo positivo en un grado más elevado, la figura se llama antenantiosis (véase arriba). Así, cuando decimos de alguien: «no es tonto», queremos decir que «es muy listo». O, cuando decimos: «no está a muchos kilómetros de aquí», queremos decir que «está al alcance de la mano».
Exo 20:7. «Porque no dará por inocente Yahweh a quien toma su nombre en vano.» Es decir, lo tendrá por culpable de infringir la Ley.
Antífrasis
Esta figura (del gr. «antí» = contra + «phrásis» = expresión) se llama así porque una palabra o frase se usa en un sentido opuesto al que tiene en su origen. Por ejemplo, cuando a un tribunal de justicia se le llama «tribunal de venganza». Participa, pues, del concepto de ironía, pero se diferencia de ésta en dos cosas:
(1) la antífrasis se usa en palabras o frases sueltas, mientras que la ironía se usa en frases conectadas;
(2) la antífrasis afecta al sentido de las palabras, mientras que la ironía afecta a la aplicación de las palabras.
Gen 3:22. «y dijo Yahweh Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros.'» No es que el hombre hubiese llegado a ser «un Dios», sino que eso es lo que el Tentador le había prometido, con las funestas consecuencias de haber cedido a la tentación y tener que ser echado de la presencia de Dios.
Isa 44:25. «... que trastorno a los sabios»; es decir, a los que son tenidos por sabios, ya por otros o por sí mismos, no a los que son verdaderamente sabios a los ojos de Dios. El mismo sentido tiene el vocablo «sabiduría» en la frase siguiente.
El vocablo antimeria se deriva del griego «antí» = contra, o en lugar de + «meros» = parte, y significa que se usa una parte de la oración (es decir, del lenguaje) por otra. Por ejemplo: un sustantivo por un verbo, o un verbo por un sustantivo, etc. Las distintas clases de antimeria son las siguientes:
I. Del verbo:
De un infinitivo por un sustantivo.
De un participio activo por un sustantivo.
De un participio pasivo por un adjetivo.
II. Del adverbio:
De un adverbio por un sustantivo.
De un adverbio por un adjetivo.
III. Del adjetivo:
De un adjetivo por un adverbio.
De un adjetivo por un sustantivo.
IV. Del sustantivo:
Sustantivo por verbo.
Sustantivo por adverbio.
Sustantivo por adjetivo.
Sustantivo repetido, por adjetivo (epizeuxis).
Sustantivo (en régimen) por adjetivo.
Sustantivo enfático por adjetivo (hipálage).
El primero de dos (ambos, en régimen) por adjetivo.
El segundo de dos (ambos, en régimen) por adjetivo.
Uno de dos, en el mismo caso, por adjetivo (endíadis).
Sustantivo en régimen, por adjetivo en grado superlativo.
I. ANTIMERIA DEL VERBO
1. El infinitivo por un sustantivo.
Gen 32:24 (en la B. Hebrea, v. 25). Dice la última frase, según el original: «... hasta el subir del amanecer»; es decir, hasta la subida del alba.
2. El participio activo por un sustantivo.
Gn 23:16. El original dice al final del v.: "moneda corriente de los que compran"; es decir, moneda corriente en los mercaderes.
II. ANTIMERIA DEL ADVERBIO
1. El adverbio por el sustantivo.
Luc 10:29. «...¿Y quién está cerca de mí?» (lit.); es decir, ¿quién es mi prójimo?
2. El adverbio por un adjetivo.
Gen 30:33. «Así responderá por mí mi honradez mañana»; es decir, en un día futuro.
1Sa 25:31. «Por haber derramado sangre sin causa»; es decir, sangre inocente.
III ANTIMERIA DEL ADJETIVO
1. Un adjetivo por un adverbio.
Hch 16:37. "... Después de azotarlos públicamente"; es decir, en público.
2. Un adjetivo por un sustantivo.
Gn 1:9. 10. " ...y descúbrase la seca"; es decir, la tierra.
IV ANTIMERIA DEL SUSTANTIVO
Un sustantivo por un verbo.
Jue. 16:23. "Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su Dios y para alegrase." Literalmente: "y para un gran regocijo".
2. Un sustantivo por un adverbio.
Is 21:7. "...escuche diligentemente con mucha atención" (lit.); es decir, muy atentamente.
3. Un sustantivo por un adjetivo.
Con frecuencia, los vocablos «circuncisión» e «incircuncisión» significan «personas circuncidadas» y «no circuncidadas» respectivamente. También el vocablo griego «anáthema», que significa «voto u ofrenda prometida», se usa en lugar de «persona o cosa maldita».
1Co 14:32. «Y los espíritus de los profetas están sometidos a los profetas.» También aquí, el término «espíritus» significa «dones espirituales» (véase en metonimia).
4. Un sustantivo (repetido) por un adjetivo.
A veces, se repite un sustantivo para expresar el adjetivo en grado superlativo. Esta figura entra también dentro de la llamada epizeuxis. Ejemplo:
Isa 26:3. Dice textualmente: «El pensamiento (está) fijo (en ti); guardarás paz, paz...»; es decir, guardarás en completa paz. Véase en epizeuxis, donde hay muchos ejemplos.
5. Un sustantivo (en régimen) por un adjetivo.
La expresión «en régimen» significa que el uno gobierna al otro en genitivo; entonces, el segundo vocablo (a veces, dos vocablos) se convierte en adjetivo. En efecto, el modo natural y ordinario de cualificar a un sustantivo es por medio de un adjetivo. Pero, si se desea colocar el énfasis en el adjetivo, se hace por medio de esta particular especie de antimeria. Por ejemplo, si queremos destacar el adjetivo «poderosos» en la frase «ángeles poderosos», usaremos un sustantivo en lugar del adjetivo «poderosos» y diremos: «ángeles de poder». Es importante que el lector conozca cuándo y dónde está el énfasis, puesto que no todo genitivo es un caso de antimeria (v. el Apéndice B: «Sobre el uso del genitivo»). Damos a continuación varios ejemplos de antimeria, donde se usa un sustantivo en genitivo (en régimen) en lugar de un adjetivo:
Exo 34:7. «... que visita la iniquidad de los padres»; es decir, la iniquidad que los hijos imitan dé sus padres; siendo del mismo carácter, será castigada de la misma manera.
2Re 24:3. Dice textualmente: «...por los pecados de Manasés, y de acuerdo con todo lo que él hizo». Significa, pues, los pecados semejantes a los de Manasés.
Los Nombres Divinos forman clase aparte.
Los nombres de Dios: «Dios» (hebr. El o Elohim) y «Yahweh» se usan, a veces, en régimen de genitivo, como adjetivos, con énfasis en la Deidad, o implicando lo que es infinitamente grande, alto, poderoso, glorioso o hermoso. Ejemplos:
Gen 23:6. «... eres un príncipe de Dios»; es decir, un príncipe poderoso.
Gen 30:8. «Con luchas de Dios»; es decir, con esfuerzos y luchas sobrehumanos; con todas mis fuerzas.
Exo 9:28. «... los truenos (lit. voces) de Dios»; es decir, truenos muy sonoros (comp. con 1Sa 14:15).
El nombre de Dios se usa también igualmente en dativo.
Rut 2:20. «... Sea él bendito para Yahweh» (lit.); es decir, bendito de Dios en todas las cosas. Igualmente en Rut 3:10 : «Bendita seas tú para Yahweh.»
Jua 3:3. «Y era Nínive una ciudad grande para Dios» (lit.); esto es, una ciudad extremadamente grande.
Hch 7:20. «... nació Moisés, y fue hermoso para Dios» (lit.); es decir, divinamente hermoso.
2Co_10:4. «porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas para Dios» (lit.); es decir, inmensamente poderosas.
El vocablo «hijos», con un sustantivo en régimen, es hebraísmo.
La palabra «hijo», si va cualificada por otro sustantivo, denota la naturaleza y el carácter de la persona o personas así llamadas, e incluso su origen; por ejemplo: «hijos de Be-lial» = personas diabólicas (v. Deu 13:13; Jue 19:22). Igualmente tenemos:
«Hijos de bravura» (2Sa 2:7 ; 1Re 1:52) . = hombres valientes.
«Hijos de la fianza» (2Re 14:4) = rehenes.
«Hijos del aceite» (Isa 5:1) = fértil.
«Hijos de la luz» (Luc 16:8 ; Juan 12:36 ; Efe 5:8 ; 1Ts 5:5) = personas iluminadas desde lo alto.
«Hijos del diablo» (1Jn 3:10 ; Hch 13:10 . Comp. con Juan 8:44).
«Hijos de ira» (Efe 2:2).
«Hijos de este mundo (lit. siglo)» (Luc 20:34); es decir, personas cuyo estilo de vida es modelado por el espíritu del mundo actual.
«Hijos de la resurrección» (Luc 20:36); es decir, resucitados de entre los muertos.
«Hijos de desobediencia» (Efe 2:2) = desobedientes en extremo.
«Hijos de obediencia» (1Pe 1:14) = hijos obedientes.
En general, las expresiones: «hijo de hombre» (no: «El Hijo del Hombre» —aplicable sólo al Mesías), «hijos de los hombres», son modismos hebreos (hebraísmos) para designar a los seres humanos, distintos, por una parte, de los brutos animales y, por otra parte, distintos de los seres angélicos y, sobre todo, de Dios.
La expresión hebrea «Beney Ha-Elohim» = «los hijos de Dios», se usa seis veces en el A. T. con referencia a los ángeles: Job 1:2 ; Job 2:6 ; Job 38:7 ; Sal 29:1 ; Sal 89:6 y Dan 3:25 . Se discute si en Gen_6:2, esa misma expresión se refiere también a los ángeles, a la vista de 2Pe_2:4-9, Jud 1:6-7 (e incluso, según algunos, 1Pe_3:18-20) y del códice A de la Septuaginta (LXX), que lee «ángeles de Dios», o si se refiere a los descendientes de Set, en contraste con «las hijas de los hombres» (Gen 6:2-4), definidas así como descendientes de Caín. En Ose 1:10 (Biblia Hebrea, 2:1) hallamos «hijos del Dios viviente», pero aquí la expresión hebrea es «Beney 'el-jay».
6. Un sustantivo (en régimen) por un adjetivo.
Cuando el primer sustantivo, en régimen, en lugar del segundo, se cambia usándose en lugar del adjetivo, la figura se llama hipálage (v. más abajo).
7. El primero de dos sustantivos (ambos, en régimen), usado en lugar de un adjetivo.
Cuando dos sustantivos están en régimen, y sólo uno de ellos es usado en lugar de un adjetivo, es, a veces, el primero el enfatizado, como en los ejemplos siguientes:
Gen 17:4-5. «... padre de muchedumbre de gentes (o: naciones)». El énfasis recae en muchedumbre», como se ve por Rom 4:17.
Hch 7:30. «... en la llama de fuego de una zarza»; es decir, en la llama de una zarza ardiente.
8. El segundo de dos sustantivos (ambos, en régimen), usado en lugar de un adjetivo.
Gen 9:5. «... de mano de un varón de su hermano (lit.) demandaré la vida del hombre»; es decir, de mano de su prójimo (hermano de raza).
Rom 8:3. «... en semejanza de carne de pecado»; es decir, semejanza de carne pecadora.
Col 1:11. «... conforme a la potencia de su gloria»; es decir, conforme a su potencia gloriosa.
Col 1:13. «...y trasladado al reino del Hijo de su amor» (lit.); es decir, al reino de su Hijo amado (v. Mat 3:17).
9. Uno de dos sustantivos que están en el mismo caso (pero nno en régimen), usado en lugar de un adjetivo.
Cuando dos sustantivos van unidos por una conjunción en el mismo caso, uno de ellos (generalmente, el segundo) es usado enfáticamente en lugar de un adjetivo. Ejemplo:
Hch 14:13. «... trajo toros y guirnaldas»; es decir, trajo toros enguirnaldados. Aquí entra también la figura endíadis (véase en su lugar).
10. Un sustantivo (en régimen) en lugar de un adjetivo en grado superlativo.
Cuando el segundo sustantivo es el genitivo de plural del mismo sustantivo que aparece en primer lugar, significa el grado superlativo del adjetivo correspondiente. Por ejemplo: «el santo (lugar) de los santos», en vez de «el (lugar) santísimo», etc. Comoquiera que esto es una especie de poliptoton, pueden verse varios ejemplos bajo dicha figura.
Como ya dijimos, esta figura repite las palabras en orden inverso, a fin de ponerlas en contraste recíproco. Ejemplos:
Gen 4:4-5. El original tiene el orden siguiente: «y Yahweh miró con agrado a Abel y a su ofrenda; pero a Caín, y a su ofrenda no miró con agrado.»
2Cr 32:7-8. «... más hay con nosotros que con él. Con él está un brazo de carne, mas con nosotros está Yahweh nuestro Dios».
Isa 5:20. «¡Ay de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!»
Isa 55:8. «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Yahweh.»
En cambio, en el v. Isa 55:9, las frases guardan su orden natural, siendo así un ejemplo de epánodo doble: uno, por la repetición de las frases; otro, por la repetición de «mis» y «vuestros».
Mar 2:27. «El sábado fue instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado.»
Jua 8:47. «El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; por esto no las escucháis vosotros, porque no sois de Dios.»
Jua 15:16. «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.»
Esta figura (del gr. «antí» = frente a + «metá» = más allá + + «thésis» = posición) consiste en trasponer una cosa frente a otra, especialmente una persona gramatical frente a otra, como cuando un escritor u orador se dirige a un lector, o persona ausente, en segunda persona; es decir, como si estuviese presente. Cuando la figura es continua se llama diálogo. V. la continua antimetátesis que el Apóstol Pablo presenta en Ro. 2 y 3. Después de la trasposición (sin diálogo) del cap. 2, el Apóstol parece entablar un largo diálogo en el cap. 3, como ha hecho notar Macknight, del modo siguiente:
Judío: «¿Qué ventaja tiene, pues, el judío?, ¿o de qué aprovecha la circuncisión?»
Pablo: «Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente,que les ha sido confiada la palabra de Dios
Judío: «¿Pues qué? Si algunos de ellos han sido incrédulos, ¿ acaso su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?»
Pablo: «¡De ninguna manera! Antes bien, sea hallado Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras y venzas cuando seas juzgado.»
Judío: «Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto Dios que da castigo?»
Pablo: «¡En ninguna manera! De otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?»
Judío: «Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?»
Pablo: «¿Y por qué no decir (como se nos calumnia y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos); Hagamos males para que vengan bienes?»
Judío: «¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos?»
Pablo: «En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito, etc.»
Aunque la figura no resulte satisfactoria en alguno de los puntos señalados, nos sirve como ejemplo de la manera en que ciertos vocablos y expresiones deben ser traducidos. Otros ejemplos:
Ro 11:18. "No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti." El Apóstol se dirige aquí a los gentiles como tales, no a los creyentes de la Iglesia.
Ro 11:19. "Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas par que yo fuese injertado." Esto era cierto en cuanto al efecto, pero no en cuanto a la causa, puesto que la causa fue "su incredulidad" (v. 20).
Ro 14:15. "Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor." El cambio de persona sirve aquí para poner de relieve que no es meramente un semejante, sino "tu hermano" en Cristo el que sufre tropiezo con tu comida, por haber sido ofrecida antes a los ídolos.
1 Co 7:16. Aquí el Apóstol se dirige primero a la mujer, y después al marido, como si ambos estuviesen presentes.
1 Co 15:35. Aquí se destaca un objetor. Quizás eran las palabras mismas de alguien bien conocido.
Esta figura es la contraria de la prosopopeya, y se da cuando las personas son presentadas como animales o cosas. V. 2Sa 16:9. Un perro no maldice; y menos, un perro muerto; pero la figura es elocuente.
Esta figura (del gr. «antí» = contra —o: en lugar de— + «ptósis» = caída) tiene lugar cuando se usa un caso de la declinación en lugar de otro (especialmente, en hebreo, cuando el absoluto es puesto en lugar del constructo). Se distingue de la hipálage en que en ésta hay un intercambio de palabras y de casos, de manera que se invierte el sentido y la relación de ambas palabras, mientras que en la antiptosis el sustantivo que rige se convierte en adjetivo, en lugar del sustantivo regido. Nótese que, cuando el que se convierte en adjetivo es el sustantivo regido (en régimen), tenemos una forma de antimeria, como ya vimos anteriormente. Ejemplos de antiptosis:
Ex. 19:6. "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes"; es decir, un sacerdocio regio, como dice literalmente 1 P 2:9.
Sal 1:1. Dice textualmente: "¡Oh , las bendiciones del varón..."; es decir, cuán bienaventurado es el varón...
Mt 13:5. "... porque no tenía profundidad de tierra"; es decir, tierra profunda.
Lc 1:48. "...la pequeñez de su esclava"; es decir, de su esclava empequeñecida. refiriéndose probablemente a la humillación a la que se hallaba sometida. Si incluso José pudo sospechar de ella, por muy triste que le resultara, ¿qué diría la gente?
Lc 5:9. "... ante la captura de los peces"; es decir, ante los peces capturados.
Del griego «antí» = contra + «strépho» = volverse, esta figura se llama así porque en ella, las palabras del que habla se vuelven contra él en boca del interlocutor.
Mat 15:26-27. Volviendo al caso de la mujer cananea, vemos que ella usa, en realidad, esta figura al dirigirse a Cristo basándose en las propias palabras del Señor. El le dice: «No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.» Y ella responde: «Sí, Señor; pues también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» De esta manera, vuelve contra El la razón que Cristo acaba de presentar para negarle (aparentemente) su petición.
2 Co 11:22. «¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo», etc. V. igualmente en epifoza.
Cuando las palabras que se vuelven contra el que habla están en forma de acusación, la figura se llama anticategoría (de «antí» = contra + «kategoréo» = acusar), como en el ejemplo siguiente:
Eze 18:25., «Y vosotros decís: El camino del Señor no es recto. Oíd ahora, casa de Israel: ¿Es mi camino el que no es recto? ¿No son vuestros caminos los que son torcidos?» Lo mismo, en el v. Eze 18:29 y en Eze 33:17.
Aquí tendríamos una anteisagogé, si fuese una simple pregunta, en lugar de ser una acusación.
Esta figura (del gr. «antí» = frente a (o: contra), + «thesis» = = posición, consiste en poner un pensamiento, idea o frase frente a otro, a fin de que el contraste resulte más llamativo. Los hombres usan, con frecuencia, esta figura sin necesidad alguna, sino sólo para llamar la atención y echárselas de ingeniosos, pero la Palabra de Dios la usa con gran propiedad y belleza, especialmente en el libro de Proverbios. Cuando la antítesis se forma contrastando frases afirmativas con otras negativas, se llama enantiosis (que estudiaremos después).
Is 1:21. Aquí se dice de Jerusalén: "... en ella habitaba la equidad; pero ahora, los homicidas".
Lc. 2:14. "¡Gloria a Dios en lo más alto; y sobre la tierra, paz!." V. también en elipsis.
Rom 5:18, 19. Las antítesis de estos versículos no necesitan ninguna aclaración. V. también en paronomasia y paregmenon.
Rom 6:8. "Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él."
Antonomasia
Del griego antonomázein = nombrar en lugar de, esta figura se usa cuando un nombre común se aplica a alguien como propio. Por ejemplo, si llamamos a David «el Salmista», o a Pablo «el Apóstol».
Gn 31:21. El Éufrates es llamado "el río", debido a su grandeza (v. también Jos 24:2; Sal 72:8; 80:11, donde "el mar" significa "el Gran Mar" o Mediterráneo. V. también Miq 7:12).
1 S 4:21. "Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel!", ya que el hebreo "y khavod" significa "no hay gloria". El mismo nombre ocurre una vez más en 14:3.
Is 62:4:
"Nunca más te llamarán "Desamparada",
ni tu tierra se dirá más "Desolada";
sino que serás llamada "Hefzi-bah" (mi deleite en ella),
y tu tierra "Beulah" (desposeída)."
Nótese cómo se alternan aquí las cuatro líneas: la primera y la tercera se refieren al Pueblo, mientras que la segunda y la cuarta se refieren al País.
Esta figura (del gr. «ánthropos» = hombre + «páthos» = afecto o sentimiento) consiste en atribuir a Dios acciones, pasiones o cualidades humanas. Los hebreos llamaban a esta figura «dérekh benéy 'adám» = camino de los hijos de hombre. Los griegos tenían también otro nombre (además de antropopatía): synkatábasis (de «syn» = junto con + «katá» = abajo + «baínein» = ir). De ahí, el vocablo latino «condescensio» = condecensión.
Las diversas formas en que esta figura puede presentarse dan lugar a las siguientes divisiones y subdivisiones:
I. SERES HUMANOS, RACIONALES:
1. Partes y miembros del hombre.
2. Sentimientos propios de hombres.
3. Acciones de hombres.
4. Circunstancias:
(a) Negativas.
(b) Positivas.
(c) De lugar.
(d) De tiempo.
(e) De persona.
II. CRIATURAS IRRACIONALES:
1 . Animales.
2. Acciones de ciertos animales.
3. Partes o miembros de ciertos animales.
4. Plantas:
(a) Genéricamente.
(b) Específicamente.
III. COSAS INANIMADAS:
1. Universales.
2. Particulares.
3. Los elementos.
4. La Tierra.
III. COSAS INANIMADAS.
1. Universales o generales.
Profundidad y altura: Job 11:7 , Job 11:8 ; 1Co 2:10.
Magnitud o grandeza: Exo 15:16 ; Exo 18:11 ; Núm 14:9 ; Deu 3:24 ;Esd 5:8 ; Sal 48:1 (BH, 2); Jer 32:17 , Jer 32:18,
Jer 32:19 ; Dan 2:45 ; Mal 1:14, etc.
Comparaciones: Se dice de él que es:
Mayor que el hombre: Job 33:12.
Mayor que nuestro corazón: 1Ju 3:20.
Mayor que todos: Jua 10:29 (según lectura probable).
Multitud o plenitud: Sal 86:15 ; Sal 103:8 ; Sal 130:7 .
A pesar de toda esta condescensión, es imposible imaginar
la grandeza de las perfecciones infinitas de Dios (v. Sal 36:5-8, BH, 6-9); Rom 11:33 ; 1Co 2:10, etc.
2. Particulares.
Luz: 1Ju 1:5. Se necesitaría un libro entero para investigar y explicar todo lo que esta metáfora significa. Primeramente, tendríamos que conocer la naturaleza íntima de la luz. En todo caso, «luz» es símbolo de «santidad» pura, así como «tinieblas» es símbolo de «pecado» voluntario.
Luces: Stg 1:17 llama a Dios «Padre de las luces»; es decir, la fuente, no sólo de la luz misma, sino de todo lo que produce, lleva y da luz, incluyendo la luminarias celestes: el sol, la luna y las estrellas.
Sal 27:1. «Yahweh es mi luz»; esto es, la fuente y el origen de mi vida, de mi salvación, etc. Comp. Núm 6:25 ; Sal 36:9 (BH, 10);
Sal 43:3, etc.
3. Ciertos elementos son usados como emblemas de Dios.
Se habla de Dios como:
Fuego: Deu 4:24 ; Deu 9:3 ; Deu 32:27 ; Isa 10:17. De ahí que el «humo del fuego» (lit., esto es, furor o indignación) denote el punto álgido de Su ira: Deu 29:20 ; Sal 74:1 ; Sal 80:4 (BH, 5).
Lámpara: 2Sa 22:29 ; Sal 18:28 (BH, 29). De ahí que Su palabra sea llamada así: Sal 119:105 ; Pro 6:23 ; 2Pe 1:19.
Aire, viento, aliento: Job 4:9; Sal 18:15 (BH, 16); Isa 30:33.
Agua: Sal 36:8 , Sal 36:9 (BH, 9, 10); Jer 2:13 ; Jer 17:13 ; Juan 7:37-39. El don del Espíritu Santo pertenece a esta figura: Isa 44:3 ;Joel 2:28 , Joe 2:29 (BH, 3:1, 2); Zac 12:10 ; Hch 2:17 , Hch 2:18 , Hch 2:33 ; Tit_3:5 , Tit_3:6. Las bendiciones impartidas mediante los méritos de Cristo son llamadas «agua de vida»: Juan 4:10, Juan 4:14 (comp. Isa 55:1 ; Eze 36:25 ; Zac 14:8).
Trueno: Sal 29:3-9, donde repetidamente se le llama: «Voz de Yahweh.»
Roca: Deu 32:31 ; Sal 18:2 (BH, 3); Sal 31:2 , Sal 31:3 (BH, 3,4); Sal 42:9 ; Sal 73:26 ; Isa 26:4 .
Refugio o escondedero: Sal 91:1 ; Sal 119:114 ;Isa 4:6 .
Fortaleza o baluarte: Sal 31:2, Sal 31:3 (BH, 3, 4); Sal 71:3 ; Sal 91:2 ; Sal 144:2 ; Zac 2:5.
Torre fuerte: Sal 61:3 (BH, 4); Pro 18:10 ; 2Sa 22:51 .
Templo: Apoc 21:22.
Sombra: Sal 91:1; Sal 121:5; Isa 49:2; Isa 51:16 (comp. Luc 1:32 , Luc 1:34 , Luc 1:35).
Esta figura consiste en añadir, en forma negativa, una insinuación mediante la cual el escritor dice cosas que, según había declarado con anterioridad, deseaba omitir. Tenemos un ejemplo en:
Flm 1:19. «Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré (por no decirte que aun tú mismo te me debes a mí).»
Del griego «a» = sin + «póros» = paso, esta figura se usa cuando el que habla se expresa como si no supiera qué camino tomar.
Ose 6:4. «¿Qué haré contigo, Efraín? ¿Qué haré contigo, oh Judá?» V. también en erótesis.
Ose 11:8. «¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Cómo podré entregarte, oh Israel?», etc. V. en antropopatía.
Mat 21:25-26. «... y ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Luc 16:3. «Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Para cavar, no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza.»
Ésta es, en realidad, una figura retórica, más bien que gramatical, pero bien se la puede considerar entre las figuras de omisión, ya que, en ella, se omite algo. Su nombre significa «silencio brusco». También se llama, derivándola del latín, reticencia. Se expresa mediante una súbita parada después de lo escrito o hablado, a fin de causar una mayor impresión, como dando a entender que lo que se omite es demasiado solemne, profundo, sublime o majestuoso como para ser expresado en palabras.
Se divide en cuatro clases, de acuerdo con las características del tema tratado; según que se refiera a:
1. Promesa.
2. Ira y amenaza.
3. Pesadumbre y Queja.
4. Indagación y deprecación.
1. Promesa: cuando se promete algo demasiado grande para ser expresado en palabras.
Exo 32:31-32. El hebreo dice textualmente: «Y Moisés volvió a yahweh y dijo: ¡Oh, este pueblo ha cometido un gran pecado, y han hecho para sí dioses de oro! Y ahora, si perdonarás el pecado de ellos... Si no, ráeme, te ruego, de tu libro que has escrito.» Parece como si Moisés estuviese a punto de hacer alguna promesa en nombre del pueblo; pero no sabe qué promesa hacer ni hasta qué punto puede responder de su cumplimiento por parte del pueblo. Su brusco silencio es solemnemente elocuente.
2. Ira y amenaza.
Gen 3:22. «Y ahora, pues, para que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre...» Hay un silencio brusco, que deja sin revelar las consecuencias de comer del árbol de la vida dentro de una condición de caída, como si fuesen demasiado terribles para ser expresadas en palabras («¡delincuente inmortal!»), pero, con base en el v. siguiente, podemos entender la resolución tomada por Dios: «¡Lo llevaré lejos del árbol de la vida!»
3. Pesadumbre y queja.
Jue 5:29-30. Aquí tenemos, en el cántico de Débora, una maravillosa aposiopesis. La madre de Sísara se asoma por entre las celosías y se inquieta por la suerte de su hijo. Sus damas de compañía tratan de calmada con pensamientos optimistas, que ella se repite a sí misma. Su soliloquio se quiebra en un brusco silencio, para terminar el canto en una triunfal imprecación: «¡Así perezcan todos tus enemigos, oh Yahweh!»
4. Indagación y deprecación.
Ose 9:14. El original dice: «Dales, Yahweh; ¿qué les darás?..» Como si el profeta se sintiera incapaz de expresar el castigo que merecen, se para bruscamente y vuelve al pensamiento del v. Ose 9:11.
Esta figura (del gr. «apó» = de + «stréphein» = volverse) se da cuando el orador hace como que se marcha del auditorio al que se está dirigiendo y habla a una persona o a un auditorio imaginario. Puede dividirse de la manera siguiente, de acuerdo con los distintos interlocutores a los que el orador o escritor apostrofa:
I. APÓSTROFE A DIOS.
Neh. 4:4; 3:36. Está Nehemías describiendo la aposición que le hacen los enemigos, y se dirige de repente a Dios en oración: "Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, etc."
II. APÓSTROFE A HOMBRES:
1. Determinados.
2 S 1:24-25. En la elegía sobre la muerte de Saúl y Jonatán, se vuelve súbitamente David hacia las hijas de Israel )v. 24); y luego otra vez, también de súbito, al difunto Jonatán (v. 25).
2. A uno mismo.
Esto se expresa, de acuerdo con el idioma hebreo, por medio de la frase "mi hija", que significa, por sinécdoque, la persona misma.
Sal 42:5, 11. "¿Por qué te abates. oh alma mía?" V. también en cicloides, heterosis y sinécdoque.
3. Indeterminados.
Sal 27:14. Después de orar a Dios por sí mismo, se vuelve David a quienquiera se halle en las mismas circunstancias y le exhorta: "Espera en Yahweh; ten valor y afianza tu corazón; si espera en Yahweh." V. también en epanadiplosis.
4. En profecías.
En algunas profecías solemnes, Dios le dice al profeta lo que ha de decir, no en estilo indirecto (como es lo corriente), sino en directo, Por ejemplo:
Is 6:9. "Y dijo: Anda y di a este pueblo: Oíd bien , pero no entendáis". etc. En estilo indirecto, sería: "Y me mandó que le dijese al pueblo, etc." V. en poliptoton. y comp. com Mt 13:14; Hch 28:26, 27.
III. APÓSTROFE A ANIMALES.
Sal 148:7, 10; Jl 2:22: "Animales del campo, no temáis"
IV. APÓSTROFE A COSAS INANIMADAS.
Deu 32:1. «Escuchad, cielos, y hablaré; y oye, tierra, los dichos de mi boca.» De esta manera tan solemne se abre el cántico de Moisés, que describe toda la historia de Israel desde el principio hasta el fin, y es la clave para entender el pasado, el presente yel futuro del pueblo escogido.
Esta figura se entiende mejor; Si se la estudia juntamente con su opuesta, polisíndeton, que examinaremos más adelante. Asíndeton significa: «sin unión», y se llama así porque suprime las conjunciones, como saltando por encima de detalles de menor importancia, a fin de llegar antes a lo principal. La belleza de esta figura se percibe mejor si se la compara con su opuesta o polisíndeton, ya que ésta se caracteriza por multiplicar las conjunciones.
El asíndeton se divide en cuatro clases:
(1) copulativo, cuando las palabras o frases han de unirse;
(2) disyuntivo, cuando han de separarse;
(3) explicativo, cuando unas palabras o frases aclaran a las otras; y
(4) causal, cuando subyace alguna razón o motivación. Para facilitar las referencias, los ejemplos siguientes van en el mismo orden en que aparecen en la Biblia, sin atender a la clase a que pertenecen:
Exo 15:9-10. «El enemigo dijo:
- Perseguiré,
- apresaré,
- repartiré despojos;
- mi alma se saciará de ellos;
- sacaré mi espada,
- los destruirá mi mano.
- Soplaste con tu viento;
- los cubrió el mar;
- se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.»
Después de la frase: «El enemigo dijo», las cláusulas se precipitan con rapidez, porque lo que dijo es digno de desprecio. Lo importante es el final, donde se pone el énfasis en el texto sagrado, y debería ponerse también en su lectura.
Jue 5:27. «Se retorció entre sus pies,
- quedó tendido;
- entre sus pies quedó encorvado; - cayó donde se retorció,
- y quedó muerto.»
1Sa 15:6. «Y dijo Saúl a los ceneos:
- Idos,
- Apartaos,
- salid de entre los de Amalec,
- para que no os destruya juntamente con ellos.»
Isa 33:7-12. Aquí la figura es empleada para describir con toda rapidez, aunque con todo detalle también, el juicio sobre Asiria, a fin de que podamos fijar nuestra atención en el hecho importante de que ha llegado la hora de la liberación para Judá. Léase toda la porción sin conjunciones copulativas, pues no las tiene el hebreo, hasta llegar al gran clímax del v. 12: «Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados que son quemados con fuego.»
Eze 33:15-16. Dice el hebreo: «Si el impío restituye la prenda,
- devuelve lo que haya robado,
- camina en los estatutos de la vida,
- no haciendo iniquidad,
- no morirá.
- No se le recordará ninguno de los pecados...,
- ha practicado el derecho y la justicia;
- vivirá ciertamente.»
Mar 2:27-28. Aquí, el Textus Receptus suprime la conjunción, con lo que el asíndeton queda más claro: «y les decía:
- El Sábado fue instituido para el hombre,
- no el hombre para el sábado.
- Por tanto, el Hijo del Hombre es también señor del sábado.
Mar 7:21-23. Léase esta lista de iniquidades como está en el texto, sin conjunciones, y se verá la fuerza del final (v. Mar 7:23):
«Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre.» La importante verdad, puesta aquí de relieve, nos muestra la necedad de todos los intentos modernos de «mejorar la naturaleza humana», pues ignoran el hecho de que, en nuestro corazón no hay cosa buena (comp. con Jer 17:9; Mat 15:18-20; Rom 7:18). Mientras no nos es dado un «corazón nuevo» (Ez 36:26), todos los intentos de hacer blanco lo que es negro resultarán vanos.
Luc 17:27-30. Véase cómo se nos apresura a contemplar el fatal desenlace:
- Comían,
- bebían,
- se casaban (ellos),
- se daban en casamiento (ellas),
- hasta el día en que entró Noé en el arca,
- y vino el diluvio y los destruyó a todos.
- Asimismo como sucedió en los días de Lot:
- Comían,
- bebían,
- compraban,
- plantaban,
- edificaban;
- mas el día en que Lot salió de Sodoma
- llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.
- Lo mismo será el día en que el Hijo del Hombre sea manifestado» (lit. revelado).
Rom 1:29-31. Se nos propone aquí una larga lista de los de «mente reprobada», pasando ante nuestros ojos con toda rapidez el funesto catálogo, hasta llegar, en el v. Rom 1:32, al «veredicto de Dios», con el juicio que les espera a los que, «no sólo las hacen, sino que también se complacen (o, aprueban) con los que las practican».
1Co 3:12-13. «y si alguien edifica sobre este fundamento
- oro,
- plata,
- piedras preciosas,
- madera,
- heno,
- paja,
- la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará...»
1Co 12:28-31. Aquí tenemos una larga lista de dones que Dios ha dado a su Iglesia. No todos tienen todos los dones, pero a todos va dirigida la exhortación final: «Desead, pues, celosamente los dones mejores. y yo os voy a mostrar todavía un camino por excelencia.»
Aquí tenemos una importante porción de la enseñanza bíblica sobre el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Veamos brevemente la estructura de este capítulo:
A. 1-11. Nueve dones que Dios ha dado a su Iglesia.
B. 12-17. La unidad del Cuerpo. Nueve enumeraciones.
B. 18-27. Lo que Dios ha puesto en el Cuerpo. Ocho enumeraciones.
A. 28-31. Lo que Dios ha puesto en la Iglesia. Ocho dones.
Así que, en A y A, tenemos la Iglesia; en B y B, el Cuerpo. En A y A, tenemos 17 enumeraciones, y otras 17 en B y B. De este modo, los cuatro grupos del capítulo están unidos de una forma notabilísima, para mostrar que «el Cuerpo es uno».
2Ti 3:16-17. «Toda Escritura es inspirada por Dios, y es útil
- para enseñar,
- para redargüir,
- para corregir,
- para instruir en justicia,
- a fin de que el hombre de Dios sea enteramente apto, bien pertrechado para toda obra buena.»
Aquí se nos lleva rápidamente a través de las cosas para las que es útil la Escritura, pues el Apóstol quiere que nos fijemos en el objetivo principal: pertrechar bien al hombre de Dios para todo lugar y tiempo en que tenga que actuar. Los vocablos que hemos traducido por «apto» y «pertrechado» son, en griego, de la misma raíz aria AR, que significa «adaptar». El primer vocablo «ártios») indica un equilibrio perfecto en la adaptación; el segundo «exertisménos) significa literalmente «completamente amueblado, equipado, pertrechado». Los griegos usaban el primer vocablo también para medir el tiempo con exactitud o para indicar un número perfecto, en oposición a otro que no está bien ordenado, distribuido o clasificado. Asimismo usaban el segundo vocablo también para hacer todos los preparativos necesarios para presentar batalla al enemigo, o para pertrechar un navío con toda clase de elementos necesarios para cualquier estado del mar: frío, calor, calma, tormenta, paz, guerra, fuego, inundación o cualquier otro accidente.
Por consiguiente, el que estudie a fondo la Palabra de Dios, si vive lo que sabe, será «un hombre de Dios», apto y pertrechado para todas las circunstancias y emergencias de la vida. Pero el que descuide este estudio, aunque conozca muchos otros libros, será, a lo sumo, «un gran hombre de los hombres», dotado de la sabiduría del mundo, presa de cualquier enemigo, expuesto a todo peligro.
El adjetivo griego ártios ocurre únicamente en este versículo; el verbo exartizo, del que es exertiménos participio de pretérito, ocurre solamente aquí y en Hch 21:5.
La importancia de la porción que estamos analizando se echa de ver por la perfección de su estructura:
A. a. Toda Escritura es inspirada por Dios;
b. y es útil
B. para enseñar,
C. para redargüir,
B. para corregir,
B. para instruir en justicia,
A. a a fin de que el hombre sea apto,
b. bien pertrechado para toda obra buena.
En A Y A, la conexión es con Dios; mientras que, en B, C y B, C, la conexión es con su Palabra. Así, pues, tenemos:
A. a. La palabra divinamente inspirada por Dios.
b. Su utilidad para el hombre de Dios:
B. Positiva (1): Enseñar lo verdadero;
C. Negativa (1): Convencer de lo falso en conducta.
C. Negativa (2): Corregir lo falso en doctrina.
B. Positiva (2): Instruir en lo que es recto.
A. a El hombre de Dios bien pertrechado.
b. Su utilidad en la obra de Dios.
Todavía podemos encontrar otra referencia a esta porción en los vv. 2-3 del siguiente capítulo. Comparando ambos pasajes, tenemos: Que la palabra de Dios es útil:
2Ti 3:16 2Ti 4:2-3
- para enseñar.
Por consiguiente: - «Predica la palabra; insta a tiempo y fuera de tiempo;
- para redargüir.
Por consiguiente: - redarguye;
- para corregir.
Por consiguiente: - reprende;
- para instruir en justicia.
Por eso: - exhorta con toda paciencia y enseñanza.»
Véase ahora el final climático de 2Ti 4:2-3 : «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina.» La importante conclusión es enfatizada y explicada con todo pormenor, a fin de mostramos que, cuando los hombres «no aguanten la sana doctrina», no hemos de buscar en la predicación algo distinto, para que los hombres puedan «aguantarlo», sino que, precisamente por eso mismo, hemos de insistir «a tiempo y fuera de tiempo» en «¡predicar la Palabra!». Ninguna otra cosa nos ha dado Dios para predicar, ya sea que los hombres la oigan o la dejen de oír.
Stg 1:19-20. «pronto para oír,
- tardo para hablar,
- tardo para airarse;
- porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios».
Stg 5:6. El texto original no contiene aquí ninguna conjunción, con lo que adquiere especial énfasis el v. siguiente: «Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.»
Apoc 3:7-8. «Esto dice el Santo,
- el Verdadero,
- el que tiene la llave de David;
- el que abre y ninguno cierra; y cierra y ninguno abre: Yo sé tus obras.»
Compárese este asíndeton con el polisíndeton de los vv. Apo 3:8, Apo 3:12, Apoc 3:17, Apoc 3:18. Otros ejemplos de asíndeton: Isa 21:11; Mar 16:6, Mar 16:17-18; Luc 1:17; Rom 2:19-23; 1Co 4:8; 1Co 13:4-7; 1Co 15:41-44; 2Co 7:2-4; Heb 11:32-38; Apo 7:5-8; Apoc 21:18-20.
Esta figura, que significa una expresión graciosa, elegante (del gr. ásty = ciudad; por tanto, equivalente a «urbano»), consiste en añadir alguna expresión llena de gentileza, mediante la cual se viene a descubrir lo que se aparentaba querer ocultar. Por ser una- adición clasificada como razonamiento, la incluimos aquí, aunque también se incluye en las figuras que implican cambio, como se verá en la siguiente Sección.
Esta figura consiste en llamar la atención del lector mediante un asterisco (*), vocablo que procede del griego «astér» = astro o estrella. Pero aquí no la empleamos en este sentido, sino en el uso de ciertos vocablos que cumplen la función de un asterisco, al dirigir nuestra atención a un punto particular. Comoquiera que una buena Concordancia suministra la lista completa de tales vocablos, no es necesario extendernos en dar ejemplos. Sólo queremos hacer notar que el vocablo «¡Mirad!» no es una interjección, sino un verbo que nos invita realmente a fijamos con atención en algo importante. De hecho, el vocablo «¡Mirad!» parece ser un término usado por el Espíritu Santo como inspirador que es de las Escrituras, mientras que la expresión «De cierto» es la usada preferentemente por el Señor Jesús, y el adverbio «Sí» el usado, en especial, por Dios el Padre.
Sal 133:1. «¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!»
Existe una figura, llamada batología (que significa «repetición vana» -v. Mat 6:7-, donde ocurre el verbo), la cual nunca ocurre en la Biblia con respecto a Dios, sino sólo en boca de incrédulos, como puede verse en 1Re 18:26; Hch 19:34 , etc.
Esta forma particular de elipsis tiene su propio nombre: Braquilogia (del griego brakhús = corto, y lógos = expresión). Es, pues, una forma de elipsis en la que, en atención a la brevedad, se omiten palabras que pueden suplirse fácilmente con base en la naturaleza del asunto que allí se trata. Ejemplos:
Gen 25:32. «Y dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?» Hay que suplir el pensamiento, si no las palabras, de: «La voy a vender.» Lo mismo ha de decirse del v. siguiente, con lo que ambos vv. adquieren sentido total: «y dijo Jacob: Júramelo en este día que me la vas a vender. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.»
2Re 19:9. «Y oyó decir acerca de Tirhacá, rey de Etiopía,: Mira que ha salido a hacerte la guerra. Y volvió y envió mensajeros a Ezequías» (lit.). El pasaje exige, para poder ser entendido, que se suplan varias frases de la manera siguiente: «Y oyó decir acerca de Tirhacá, rey de Etiopía: Mira que ha salido a hacerte la guerra. Entonces dirigió su ejército contra él; y, habiéndole derrotado, volvió a Jerusalén y envió mensajeros a Ezequías.»
En Mar. 5 tenemos, por vía de ilustración, tres oraciones:
1) En los vv. Mar 5:12-13: «Le rogaron los demonios... Él les dio permiso.»
2) En el v. Mar 5.17: «Y comenzaron a rogarle que se alejara.» Y se fue.
3) En los vv. Mar 5:18-19: «El que había estado endemoniado le rogaba que le dejara quedarse con él. Pero no se lo permitió.»
También un ¡no! es una buena respuesta de Dios a una oración. Y, con mucha frecuencia, es la más amorosa respuesta.
Ninguna calamidad mayor nos podría sobrevenir que el que Dios respondiera «¡sí!» a todas nuestras ignorantes peticiones. Mejor es recibir un «no» como el de ese hombre a quien Jesús había hecho objeto de su amor, de su gracia y de su poder, que recibir un «sí» como el de los demonios y los malvados gadarenos.
Mat 25:9. «Mas las prudentes respondieron diciendo: No sea que en modo alguno haya suficiente para nosotras y para vosotras. Id, más bien, a los que venden...» Aquí tenemos una frase elíptica. Puede rellenarse de la siguiente manera: «Mas las prudentes respondieron diciendo: No podemos daros, no sea que...»
Esta figura, que significa «bajada», es la opuesta a la anábasis y se usa para enfatizar humillación, degradación, pesar, etc. Ejemplos:
Isa 40:31. «pero los que esperan a Yahweh tendrán nuevo vigor,
levantarán el vuelo como las águilas;
correrán y no se cansarán;
caminarán y no se fatigarán».
La figura catábasis sirve aquí para indicar, literalmente, la disminución del peligro a medida que se acerca uno al propio país y al propio hogar; pero, espiritualmente, es la descripción del progresivo crecimiento en gracia: Al principio, el creyente vuela; conforme va aumentando su experiencia, corre; y al final de su carrera, anda. Como Pablo que, al principio, decía «y pienso que en nada he sido inferior a los más eminentes apóstoles» (2Co_11:5 ; 2Co_12:11). Más tarde, escribe «A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos» (Efe_3:8); mientras que, al final de su vida, se llama a sí mismo ¡el primero en la la de los pecadores! (1Ti 1:15).
Jer 9:1. «Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llorase día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!» (v. arriba).
Lam 4:1-2. «¡Cómo se ha ennegrecido el oro!
¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro,
¡Cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero!»
Eze 22:18. «Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escorias; todos ellos son
bronce
y estaño
y hierro
y plomo en medio del horno;
y en escorias de plata se convirtieron.»
Dan. 2. La figura catábasis es aquí notoria en los cuatro sucesivos imperios, mostrando un progresivo deterioro: oro, plata, bronce, hierro y barro. Este deterioro progresivo se muestra no sólo en la pérdida de valor, sino también de peso específico: El oro tiene un peso específico de 19.3; la plata, de 10.51; el bronce, de 8.5; el hierro, de 7.6; y el barro, de 1.9. ¡Bajando desde 19.3 hasta 1.9!
Amo 9:2-3. «Aunque traten de forzar la entrada del Seol, de
allá los sacará mi mano;
y aunque suban hasta el cielo, de allá los haré
descender.
Si se esconden en la cumbre del Carmel, allí los
buscaré y los agarraré;
y aunque se escondan de delante de mí en lo
profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y
los morderá.»
De esta manera tan expresiva se muestra la imposibilidad de escapar de los juicios de Dios.
Flp 2:6-8. «el cual, siendo en forma de Dios,
1. No considerá el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2. sino que se despojó a sí mismo,
3. tomando forma de siervo,
4. hecho semejante a los hombres;
5. y hallado en su porte exterior como hombre, se humilló a sí mismo
6. al hacerse obediente hasta la muerte,
7. y muerte de cruz».
Estos siete escalones de humillación del Salvador son seguidos, en los vv. Flp 2:9-11, de otros siete escalones de exaltación.
En cuanto al vocablo griego harpagmós, que significa «algo a lo que uno se aferra con violencia, por miedo a perderlo». Tenemos aquí un marcado contraste entre el Primer Adán y el Postrero. El diablo prometió a nuestros primeros padres que «serían como Dios», y ellos quisieron aferrarse a ser iguales a Dios desobedeciendo a Dios. En cambio, el Postrer Adán, no sucumbió a la tentación, sino que se humilló a sí mismo, siendo Dios y, al hacerse obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, fue exaltado a la suprema posición, pues Dios «le otorgó el nombre (lit. no: «un nombre») que está sobre todo nombre».
Probablemente, hay aquí también una referencia a Jua 6:15. Nuestro Señor era perfectamente consciente de haber nacido «Rey» (Mat 2:2). También Herodes y todo Jerusalén lo sabían. De ahí, la explicable alarma. Pero el Señor sabía también que el César tenía, por algún tiempo, autorización divina para gobernar sobre Israel, a causa de los pecados del pueblo y para que se cumpliesen sus misteriosos designios. Por consiguiente, no estaba dispuesto a servir los intereses políticos de aquellos que no querían creer en lo que él era, tanto en su naturaleza divina y Sus derechos como en su naturaleza humana y la sumisión de su voluntad al plan salvífico de Dios.
Nótese también el uso del verbo griego hegeísthai = considerar, ponerse a pensar. Adán y Eva, ante la tentación de la serpiente, llegaron a considerar que lo que el diablo les sugería era algo a lo que había que aferrarse. Eva, por lo menos, parece ser que llegó a esa conclusión. De Adán, en cambio, se nos dice expresamente que «no fue engañado» (1Ti_2:14), lo cual aumentó, al parecer, su culpabilidad. Pero ninguna «serpiente astuta» (v. 2Co_11:3) pudo engañar, ni por un momento (nótese, en Flp_2:6, el aoristo hegésato) al «Postrer Adán», al «Señor de los cielos», y hacer que considerase el ser igual a Dios como algo a que aferrarse, siendo así que era realmente Dios: el Hijo de Dios, tan verdaderamente como que era también el Hijo del Hombre. De ahí que podemos traducir el v. 6 de la manera siguiente: «Quien, estando en posesión (gr. hypárkhon) de la forma de Dios, nunca consideró que el ser igual a Dios fuese una usurpación.» Ser lo que uno es no es usurpación. El que ha nacido noble, príncipe o rey, es precisamente el que puede descender del pedestal sin perder la dignidad.
Catacresis
Esta figura (del gr. «katá» = contra + «khresthai» = usar) consiste en cambiar un vocablo por otro que no guarda relación con el primero, de modo que tal conexión es aparentemente incongrua. En la metonimia, hay una relación entre los vocablos; en la sinécdoque hay asociación; en la endíadis, conexión; pero en la catacresis no hay ninguna de estas tres analogías. No siempre usa el hombre con tino y acierto esta figura, pero cuando la usa el Espíritu Santo, es para que paremos nuestra atención, precisamente mediante la aparente incongruidad. A veces, los traductores de la Biblia introducen catacresis donde no las hay. Por ello, es menester estudiar bien los pasajes en que ocurre.
La catacresis puede ser de tres clases:
i. De dos palabras, cuyos respectivos sentidos son remotamente afines.
ii. De dos palabras, cuyos respectivos sentidos son diferentes.
iii. De un vocablo en que el griego recibe su verdadero sentido por permuta con el hebreo u otro idioma, o con el uso extranjero de tal vocablo.
i. De dos palabras cuyos sentidos son remotamente afines.
Lev 26:30. «... y pondré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos». El vocablo «cadáveres», en el segundo lugar, no puede aplicarse, propiamente hablando, a los ídolos de madera o piedra, etc., pero sirve para poner de relieve la condición de «dioses muertos», que no ven ni oyen, etc.
ii. De dos palabras cuyos sentidos difieren entre sí.
Exo 5:21. Dice textualmente: «... habéis hecho heder nuestro aroma en los ojos de Faraón». La conexión entre «heder» y «ojos» parece del todo incongrua, pero sirve para poner de relieve el grado más elevado de aborrecimiento.
iii De una palabra que, en griego, recibe su sentido real por permuta con otro idioma, o con el uso extranjero del vocablo
Mat 8:6 ; Hch 4:27 . En estos lugares, el griego pais = niño, se usa en lugar de «siervo», con base en el hebreo na'ar, que significa ambas cosas.
Cuando la insinuación se añade, no en forma negativa, sino afirmativa, la figura recibe el nombre de catáfasis.
Esta figura (del gr. «katá» =abajo + «ploké» = trenza) se llama así porque la breve frase interpuesta está como trenzada con otra. Es, pues, un paréntesis en forma de súbita exclamación. Ejemplos:
Eze 16:23, Eze 16:24. «Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice el Señor Yahweh), te edificaste lugares altos...»
Rom 9:2-3. Este lugar, que ya hemos visto en epitrecon, puede clasificarse también como cataplocé y euqué (v. en su lugar).
Esta figura (del griego «koinótes» = la acción de compartir algo en común) se da cuando dos frases se repiten; la una, al principio de cláusula; la otra, al final. Es una combinación de anáfora y epístrofe (v. en sus lugares), pero afectando a frases, no a meras palabras, pues entonces tendríamos una epanadiplosis repetida. Ejemplos:
Sal 118:2 , Sal 118:3 , Sal 118:4. Además del amebeón ya estudiado, tenemos cenotes en la repetición del verbo «diga» al comienzo de las cláusulas. En este mismo salmo, vv. Sal 118:8-9, tenemos igualmente:
«Mejor es confiar en Yahweh
que confiar en el hombre.
Mejor es confiar en Yahweh
que confiar en príncipes.»
Asimismo, en los vv. Sal 118:10-12, tenemos combinadas 3 figuras: anáfora, en la triple repetición de «me rodearon», al principio de cláusulas; epístrofe, en la repetición de «Mas en el nombre
de Yahweh yo las rechacé», al final de las cláusulas; yepizeuxis en el v. Sal 118:11, por la repetición, en sucesivas cláusulas, del «me rodearon».
Finalmente, en los vv. Sal 118:15-16, leemos:
«La diestra de Yahweh hace proezas.
La diestra de Yahweh es sublime;
la diestra de Yahweh hace valentías.»
Sal 136:1 , Sal 136:2 , Sal 136:3. Además del amebeon que recorre todo el salmo, tenemos cenotes en los 3 primeros vv., que comienzan por: «Alabad...»
Esta figura (del griego «kyklos» = círculo + «eídos» = forma) consiste en la repetición de la misma frase a intervalos regulares, como si fuera en círculos. Si la repetición se efectúa al final de las frases respectivas, se llama amebeon; y si se repite tanto el principio como el final, se llama cenote o cenotes.
2 S 1:19, 25, 27. Se repite la frase: "¡Cómo han caído los valientes!"
Sal 42:5, 11 y43:5. Se repite con énfasis 3 veces la pregunta: "¿Por qué te abates, oh alma mía?"; y 3 veces tenemos la bendita respuesta: "Espera en Dios."
Sal 46:7, 11, Dos veces aparece aquí la cláusula: "Yahweh Tsebaoth está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob."
Cuando la anadiplosis se repite en cláusulas sucesivas, se llama clímax, que significa escala. Hay dos clases de clímax: de palabras Y de sentido. El primero pertenece a la gramática; el segundo, a la retórica. Nos ocuparemos ahora del primero. El clímax de sentido, del que nos ocuparemos más adelante, se divide en anábasis, cuando la gradación es hacia arriba, y catábasis, cuando es hacia abajo. Veamos ejemplos del clímax de palabras:
Ose 2:21. Ya hemos visto esta porción en la figura anterior. Para que mejor se observe el clímax, lo dispondremos del modo siguiente: «En aquel tiempo responderé, dice Yahweh, yo responderé a
los cielos, y
ellos responderán a
la tierra; y
la tierra responderá al
trigo, al vino y al aceite,
y ellos responderán a Jizreel.»
De este modo pone de relieve el Espíritu Santo las bendiciones que otorgará Dios a su pueblo, cuando Israel haya alcanzado misericordia. Por medio de una bella prosopopeya, los productos de la tierra son presentados aquí como oyendo; ellos, a su vez, gritan a la tierra para que los produzca; la tierra, por su parte, grita a los cielos para que hagan descender la lluvia, el calor, la luz y el aire; y, finalmente, los cielos gritan al Creador, el Dador de todos los bienes, quien, en su justicia, había hecho de bronce los cielos; de hierro, la tierra; y como polvo a la lluvia (v. Deu 28:23-24); pero en aquel día, Dios dará arrepentimiento a Israel, y el clamor de Israel llegará a los oídos de DIOS, quien abrirá los cielos y enviará la lluvia para que la tierra dé su fruto (v. Jer 14:22).
Joe 1:3-4. «De esto contaréis a
vuestros hijos, y
vuestros hijos a
sus hijos, y
sus hijos a la otra generación.»
Tras de ésta, viene otra gradación: «Lo que quedó de la oruga se lo comió
la langosta; y lo que quedó de
la langosta, se lo comió
el pulgón, y lo que quedó del
pulgón, se lo comió el
saltón.
Jua 1:1-2. Para poder observar bien la gran solemnidad del clímax con que se abre el cuarto Evangelio, poniendo de relieve la divinidad del Señor Jesucristo, es menester traducir literalmente del griego:
«En el principio era (existía ya) el Verbo, y
el Verbo estaba con
Dios, y
Dios era
el Verbo.
Éste estaba en el principio con Dios.
El clímax se obtiene aquí mediante el hipérbaton, es decir, mediante la inver-sión de las palabras en el original: «¡ Y Dios era el Verbo!», a la vez que el sentido es cuidadosamente expresado al hacer del Verbo el sujeto de la frase (mediante el artículo) y de Dios el predicado (sin artículo, con lo que se expresa la Deidad, no la persona del Padre, como en la frase anterior)
Jua 1:4-5. Las perfecciones y la actividad del Verbo son señaladas aquí mediante otro clímax: «En él estaba la
vida; y la
vida era la
luz de los hombres. La
luz resplandece en las
tinieblas, y las
tinieblas no la dominaron (o:comprendieron).»
Rom 5:3-5. «Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce
paciencia; y la
paciencia,
carácter probado; y el
carácter probado,
esperanza; y la
esperanza no avergüenza. »
Rom 8:29-30. «Porque a los que de antemano conoció, también los
predestinó... y a los que
predestinó, a éstos también
llamó; y a los que
llamó, a éstos también
justificó; y a los que
justificó, a éstos también
glorificó. »
Rom 10:14-15. «Porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.¿ y cómo
invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿ Y cómo
creerán en aquel de quien no han
oído? ¿ Y cómo
oirán sin haber quien les
predique? ¿Y cómo
predicarán si no han sido
enviados?
Stg 1:3-4. «Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia. Mas tenga la
paciencia su obra
perfecta, para que seáis
perfectos y cabales, sin faltaras nada.»
Stg 1:14-15. «Sino que cada uno es tentado cuando es atraía por su
concupiscencia, y seducido. Entonces, la
concupiscencia, después de concebir, da a luz el
pecado; y cuando el
pecado es consumado, produce la
muerte. »
2Pe 1:5-7. Ya hemos estudiado esta porción en el polisindeton, figura casi inseparable del climax: «... Añadid a vuestra fe
virtud; a la
virtud,
conocimiento; al
conocimiento,
dominio propio; al
dominio propio,
paciencia; a la
paciencia,
piedad; a la
piedad,
afecto fraternal; y al
afecto fraternal,
amor»
Esta figura consiste en la repetición de materias o temas no de palabras, líneas ni cláusulas. Esta repetición, como en el paralelismo, puede darse en alternancia o en introversión. Cada tema ocupa un párrafo distinto, que llamaremos miembro. En letra cursiva, como siempre, marcaremos los miembros que se corresponden con los primeros. A veces, el asunto de que se trata en un miembro no está claro, pero el miembro correspondiente nos ayudará a hallarlo o entenderlo. Esto es lo que ocurre en porciones como 1Pe_3:18-22 y el Sal_144:1-15 . Vamos a omitir el análisis de 1Pe_3:18-22, por ser un lugar demasiado controvertido entre los exegetas, y consideraremos la estructura del Sal. 144:
A. 1-4. Acción de gracias.
B. 5-7. Oración (... inclina tus cielos y desciende...»).
C. 8. Descripción de los «hombres extranjeros».
A. 9-10. Acción de gracias.
B. 11-. Oración « (Rescátame...»).
C. -11 -15. Descripción de los «hombres extranjeros».
El versículo 12 comienza, en hebreo, con el pronombre relativo 'asher = que, el cual, los cuales. Por tanto, pide un verbo que está omitido (elipsis) en el texto, y no puede ser otro que «dicen:», con lo que todo lo que sigue es puesto en boca de los malvados, excepto la segunda parte del v. 15, que es una réplica firme a lo que vemos en el contexto anterior, definiendo claramente en qué consiste la verdadera felicidad. Por aquí vemos la enorme importancia del estudio de esta figura llamada correspondencia. Se divide y se subdivide de la manera siguiente:
I. CORRESPONDENCIA ALTERNANTE.
1. Simple: cuando sólo contiene dos series, constando cada
una de dos miembros.
2. Extendida: cuando tiene dos series, pero cada una consta
de más de dos miembros.
3. Repetida: cuando hay más de dos series:
(a) las cuales constan de dos miembros cada una;
(b) las cuales constan de más de dos miembros cada una.
II. CORRESPONDENCIA INTROVERTIDA.
En esta figura, el primer miembro de una serie se corresponde con el último de la segunda. Y así sucesivamente. Esta figura es la más elegante dentro de su género y, por eso, es usada siempre en las procesiones más solemnes e importantes de las Escrituras. Como observa Bengel, esta figura sirve para mejor percibir la ornamentación y la fuerza del lenguaje; para mejor entender el verdadero y pleno sentido; para dejar en claro la auténtica interpretación; para demostrar el exacto análisis de un pasaje del texto sagrado. Ejemplo:
Gn 43:3-5:
A. "Y tomará el cedro, el hisopo, la grana
B. Y la avecilla viva
C. y los mojará en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas vivas,
D. y rociará la casa siete veces.
D. Y purificará la casa
C. con la sangre de la avecilla, son las aguas vivas,
B. con la avecilla viva,
A. la madera de cedro, el hisopo y la grana."
III. CORRESPONDENCIA COMPLEJA O COMBINADA.
Esta figura tiene lugar cuando los miembros de una estructura están dispuestos tanto en alternancia (simple o extendida) como en introversión, combinadas de varias maneras, dando a la presentación del tema la mayor variedad y belleza posibles. En algunos de los ejemplos que siguen, veremos primero la estructura general de todo un pasaje, y aun de todo un libro, y después daremos la extensión de los miembros más extensos de los que se componga el conjunto. Así vemos que, por ejemplo, los dIez Mandamientos son un hermoso ejemplo de estructura compleja, sólo tomados globalmente, sino también uno por uno. Tomemos como modelo el cuarto (Ex 20:8-11):
A. 8. "Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
B. a. 9. Seis días trabajarás y harás toda tu obra;
b. 10. mas el séptimo es sábado para Yahweh tu Dios...
B. a. 11. Por que en seis días hizo Yahweh los cielos y la tierra
b. 11b. y reposó en el séptimo día;
A. 11b. por tanto; Yahweh bendijo el día del sábado y lo santificó."
Como puede verse, la primera parte (A y B) hace referencia al hombre t a su obligación; la segunda parte (A y B), hace referencia a Dios.
Esta figura (del gr. "khrónos" = tiempo) se usa para añadir, por medio de la designación del tiempo, alguna explanación que sirva para entender mejor lo que se dice. Expresiones como "entonces", "en aquel tiempo", etc., deben tenerse en cuenta, y ha de reflexionarse sobre el hecho de que tal detalle particular sea tenido en consideración en el texto sagrado. Ejemplo:
Mt 11:25, 26. "En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó." ¿Por qué comienza esta porción con esa frase: "En aquel tiempo"? Porque era el tiempo en que Juan le envió la embajada para preguntarle si era él el que había de venir (vv.2-6); porque era también el tiempo en que Cristo reprende a los de aquella generación por decir que Juan tenía demonio y que él mismo era un comilón y bebedor de vino (vv.16-19), y porque era el tiempo en que Jesús tuvo que reconvenir seriamente a las ciudades en las que había hecho el mayor número de milagros (vv. 20-24). Fue precisamente "en aquel tiempo", cuando los hombres sienten decepción y fracaso, cuando Jesús halló descanso en la voluntad del Padre. Y fue también "en aquel tiempo", cuando se vuelve hacia sus discípulos fatigados y cargados, y les invita a acudir a él y hallar descanso para sus almas, con lo que hallarán cómodo su yugo, y ligera su carga (v. también en sinécdoque, catacresis, modismo y parequesis)
Jn 10:22. "... Era invierno". Esta breve descripción del tiempo tiene por objeto poner de relieve el estado de humillación del Hijo de Dios, ya que, en el v. siguiente, se nos dice que "andaba paseando en el templo por el pórtico de Salomón", en lo más alto del monte Moriah, para calentarse. Esto nos da a entender que nadie le había invitado a entrar en casa o en las cámaras del templo en las que había fuego. POdemos compararlo con 18:18 (v. también Mr 6:48; Hch 2:15; 10:3, 9, etc.).
Esta figura, que los griegos llamaban paregmenon (de «para» = al lado + y «ágein» = conducir), consiste en la repetición de palabras derivadas de la misma raíz y, por tanto, semejantes en origen y sonido, pero diferentes en su significado. Esta es una de las figuras más difíciles de conservar en una traducción. Ejemplos:
Sal 68:28 (en la B. Hebrea, v. 29). Este v. dice textualmente: «Tu Dios ha mandado tu poder (hebr. 'uzzekhá); confirma (hebr. 'uzzah. Lit. robustece), oh Dios, lo que has hecho en favor nuestro.»
Mat 16:18. «Tú eres Pedro (gr. pétros) y sobre esta roca (gr. pétra) edificaré mi Iglesia.» Aquí son de notar los siguientes detalles:
1) que Pedro no es meramente un nombre que Jesús le dio sin más, sino que se lo dio con un sentido específico: pétros es una piedra o trozo de roca que puede arrojarse con la mano, mientras que pétra es una roca fija, inmovible y segura. Ambas palabras proceden de la misma raíz, tienen la misma derivación y suenan casi iguales, pero no tienen el mismo significado.
2) En el caso de pétros, tenemos también la figura silepsis, pues la palabra es usada en dos sentidos de una vez:
(a) como nombre propio de Pedro;
(b) como significando una piedra, donde vemos la metáfora llamada hipocatástasis.
3) Mientras que el vocablo pétros es aplicado a Pedro, pétra es aplicado a Cristo, pues así lo entendió el propio Pedro (Hch 4:11-12; 1Pe 2:4-6) y Pablo, movido por el Espíritu Santo, lo afirma en 1Co_1:1 : «Y la roca era Cristo», donde tenemos una simple metáfora. Así que pétros, como persona, es compatible con la inestabilidad común a toda persona meramente humana, mientras que pétra representa la firme estabilidad de Cristo como el fundamento que el propio Dios ha puesto (v. 1Co_3:11; Isa_28:16). Por eso, Pedro es pétros firme cuando confiesa la mesianidad y la divinidad de Cristo, pero es Satanás cuando intenta desviar a Cristo del camino de la Cruz (a. Mat 16:23).
Esta figura se da cuando se representan dos o más personas hablando sobre algo, en lugar de decirlo todo una sola. Esto es lo que llamamos comúnmente diálogo. Las personas se presentan hablando cada una de acuerdo con su propio carácter. Pero cuando es una sola persona la que pregunta y responde, la figura se llama logismo y lo que se expresa toma la forma de dialogismo. A veces, el que habla hace como que presenta a otra persona dialogando con él, y usa las palabras de esa persona adaptándolas al tema en cuestión. Ejemplo:
Is 14:16-19. "Se inclinan hacia ti los que te ven y te contemplan diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que sacudía los reinos, etc.. pero tú eres echado de tu sepulcro como un brote abominable", etc.
Cuando la descripción se limita a las circunstancias, se llama peristasis (del gr. «peri» = alrededor + «stásis» = estancia. Ejemplos, en Juan 4:6; Jua 18:18, etc. Si la figura se usa con objeto de impresionar el ánimo por medio de la descripción de las cir. cunstancias, recibe el nombre griego de diasqueue, del verbo diaskeuázesthai = armarse, equiparse o prepararse.
Esta figura pertenece, en cuerto modo, a las figuras de omisión, si se mira a la ausencia de conjunciones copulativas; pero, por otra parte, pertenece a las figuras de adición, si se atiende a la copiosa cantidad de palabras Un ejemplo de esta figura es:
Heb 11:32, donde se enumeran muchas personas, sin detenerse a dar más detalles de las mismas.
Cuando el sinatresmo o enumeración se usa con relación a hechos, más bien que a palabras, cosas, personas, etc., la figura se llama diéxodo o expansión. Esta figura se emplea cuando hay una exposición o afirmación de hechos, no tanto con el objeto de amplificar, ni de abreviar, sino en forma de digresión. En realidad, es la opuesta de sintonía, la cual es en sí una abreviación, mientras que el diéxodo es una digresión extensa. Como ejemplos, puedes verse 2Pe 2:13 e, 2Pe 1:1 e, 2Pe 1:1 e; Jud 1:12 e, Jud 1:13 e, Jud 1:16 e, etc.
Esta figura (del gr. «pará» = al lado + «ek» = de + «baínein» = ir) consiste en pasar provisional y momentáneamente de un tema a otro. A veces, se menciona explícitamente la digresión, junto con la promesa de volver al tema. Se diferencia del paréntesis en que éste forma parte del tema, mientras que la digresión es una salida a otro tema-.
Gen 2:8-15. Toda esta porción es, en realidad, una digresión, empalmando el v. Gen 2:16 con el v. Gen 2:7.
Gen 36:1. Todo este capítulo es una digresión en medio de la historia de Jacob y de sus hijos, que forma el tema de los caps. anteriores y posteriores.
Gen 38:1-20 , Gen 38:21-30 También este cap. es una digresión, sin tener en cuenta la cronología, para darnos un episodio en la vida de Judá.
Rom. 1. Los vv. con que se abre esta Epístola forman una bella parécbasis, ocasionada por la estructura de la Carta (v. en correspondencia), en la que Rom 1.2-6 tiene por tema «El Evangelio de Dios», el cual nunca estuvo escondido, sino siempre revelado, correspondiéndose así con Rom 16:25-27, cuyo tema es «El Misterio», que nunca había sido revelado, sino siempre escondido. Por consiguiente, Rom. 1:1 forma realmente parte del tema epistolar,el cual vuelve en el v. Rom 1:7 y continúa hasta el v. Rom 1:7-15, correspondiéndose así con Rom 15:15 - Rom 16:24, que forma la porción epistolar final; mientras que Rom 1:2-6 es una digresión, que, como hemos dicho, se corresponde con Rom 16:25-27, porción que cierra el contenido de la Carta. Así, pues, el v. 7 del cap. 1 Rom 1:7 es continuación del v. 1, Rom 1:1 no del Rom 1:6.
Digresiones como éstas surgen a menudo de las estructuras mismas en que nos es presentada la Palabra de Dios, y la figura parécbasis o digresión debe estudiarse en conexión con dichas estructuras.
Esta figura se puede dar de dos maneras: cuando la palabra se repite sin que haya otra palabra por medio, sino que se suceden sin solución de continuidad, la figura se llama iteración. Cuando no se suceden inmediatamente, sino que hay por medio una o más palabras, se llama epizeuxis. La duplicación, en ambos casos, tiene por objeto poner de relieve la importancia de la persona, de la cosa o de la circunstancia en que se hace la repetición. Hemos de prestar atención, por consiguiente, a lo que el Espíritu Santo nos quiere decir por medio de tal énfasis.
Gn 6:17. El texto dice literalmente: "Y he aquí que yo, sí, yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra..."
Gn 7:19. El texto dice literalmente: "Y las aguas prevalecieron grandemente, grandemente" (hebr. mé od, mé od). ESta duplicación hebrea se halla igualmente en Gn 17:2, 6, 20; 30:43; Ex 1:7; Nm 14:7; 1 R 7:47; 2 R 10:4; Ez 9:9; 16:13; 37:10.
El vocablo ecfónesis (del gr. «ek» = de + «phonein» = dar voces) significa exclamación. Se usa como figura cuando, a causa de ciertos sentimientos, cambiamos nuestro modo de hablar y, en lugar de hacer una declaración, la expresamos mediante una exclamación. Así que la ecfónesis es como una explosión de palabras, ocasionada por la emoción, y no se usa como si se esperase una respuesta. Pero nótese que, cuando la exclamación ocurre al final de una cláusula,como una adición a modo de conclusión, se llama epifonema (ya estudiado). Finalmente, si la exclamación se lanza en paréntesis, se llama interjección (ya estudiada).
Jos 7:7. «Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Yahweh! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán...?»
1Cr 11:7. «David deseó entonces y dijo: ¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta!» Esto cae también dentro de la figura eonismo.
Sal 22:1 (BH, 2). «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (V. también Mat 27:46; Mar_15:34, y en epizeuxis).
Sal 57:7 (BH, 8). También aquí tenemos una hermosa ecfónesis.
Sal 84:1 (BH, 2). «¡Cuán amables (esto es, cuán deleitosas) son tus moradas, oh Yahweh Tsebaoth!»
Isa 1:4. «¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, raza de perversos, hijos depravados!» V. en sinonimia y anábasis.
Isa 6:5. «Entonces dije: ¡Ay de mí!, que estoy muerto», etc. Ésta es una ecfónesis salida de un corazón convicto. Una confesión, no de lo que había hecho, sino de lo que ERA en cuanto a su naturaleza, condición y méritos. El resultado de una exclamación como ésa es siempre parecido al que vemos en el v. siguiente: «Entonces voló», etc.
Eze 9:8. «... me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: jAh, Señor Yahweh!», etc.
Ose 13:9. Habla Yahweh: «Tu destrucción, oh Israel, es obra de tu rebelión contra mí, que soy tu ayuda.»
Mat 15:28. «Entonces, respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,grande es tu fe; hágase contigo como quieres.»
Mat 17:17. «Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros?»
Hch 7:51 es también una ecfónesis.
Rom 7:24. «¡Miserable hombre de mí!; ¿quién me libertará de este cuerpo de muerte?» V. también en hipálage, elipsis y metonimia.
Aquí tenemos una verdadera ecfónesis; pero, al ser también la conclusión de todo el capítulo, es, en ese aspecto, una forma de epifonema.
Dicho versículo expresa la continua experiencia de cada verdadero hijo de Dios, percatándose del conflicto que hay entre sus dos naturalezas: el hombre viejo y el hombre nuevo; la carne y el espíritu; la vieja naturaleza, aún remanente, y la nueva naturaleza implantada en él por el Espíritu Santo. Una persona meramente religiosa no experimenta este conflicto, pues es algo que un hipócrita no puede imitar, ya que nunca tiene el sentimiento de su corrupción interior y del conflicto consiguiente, pues no posee la nueva naturaleza. por medio de la cual, y sólo por medio de ella, se manifiesta y sale a la luz. Mientras no se vea la verdad del conflicto que hay entre las dos naturalezas, no es posible gozar de paz espiritual. Cuando se ha descubierto esa raíz, el hijo de Dios clama a su Padre y su deseo se ve realizado y su fe se ve recompensada, como lo expresa Pablo en el v. siguiente, donde es menester suplir la elipsis: «Gracias doy a Dios, que él me librará por medio de Jesucristo nuestro Señor.»
Esta clase de descripción (del griego «prósopon» = persona + «grafia» = descripción) es la representación vívida del carácter o del porte exterior de una persona. Véase, por ejemplo, Mat 3.4, donde se describe el porte exterior de Juan el Bautista. Véase también la gráfica descripción de Yahweh, en Isa 63:1-6, en el día de su venganza (comp., para la recta interpretación de esta porción, con Isa 34:8; Isa 61:2b). También, la descripción de Jerusalén, comparada a una persona a la que se le hace reconocer sus propias abominaciones, en Eze 16:4-26 (véase v. 2).
Cuando la descripción está limitada a la apariencia exterior de la persona, la figura se llama eficción. En cambio, cuando dicha descripción se limita a representar el carácter o la moral de una persona, se llama caracterismo. Si la descripción se refiere a los modales, hábitos, caprichos o gestos de una persona, se llama etopeya, de la que tenemos ejemplos en Isa 3:16; Jer 48:3-46; Luc 18:9-14; 1Pe_3:3. Cuando la descripción está limitada a los sentimientos, se llama patopeya (del gr. «páthos» = = pasión + «poietn» = hacer). Tenemos ejemplos de patopeya en Isa 22:4 ; Isa 49:15 ; Jer 9:1-2 ; Jer 23:9 ; Jer 31:20 ; Ose 11:7-9 ; Mar _3:5 ; Mar 6:32 ; Mar 7:34 ; Mar 10:14 , Mar_10:21 ; Luc 19:41 ; 2Co_2:4 ; Gal 4:19-20.
Si la descripción se usa para describir o imitar los dichos de otro, con objeto de añadir énfasis, la figura se llama mimesis, que significa «imitación». Véanse ejemplos en Exo 15:9 (v. en asindeton); Sal 137:7 ; Sal 144:12-15 (v. en elipsis); Isa 14:13-14 ; Isa 28:15 ; Ose 14:2-3 ; Eze 36:2 ; Miq 2:11 ; Miq 3:11 . También, en 1Co 15:35 ; Flp 3:4 , Flp 3:5. A veces, se usa una palabra que otra persona suele emplear, y es repetida de forma delicada, pero lo suficientemente punzante, para servir de correctivo, como, por ejemplo, en 2Co 10:1, 2Co 10:10.
La descripción de acciones se llama propiamente pragmatografia (del gr. «prágma» = acción + «grafia» = descripción). Véanse ejemplos en Joe 2:1-11 , donde se describen hasta los más minuciosos detalles de las acciones del pueblo grande y fuerte que caerá sobre Sión, Mat. 24 y Mar. 13, que describen los eventos de la Gran Tribulación, y Luc 21:12 y ss., que describe los eventos que precederán a dicha Gran Tribulación. Véanse también delicados toques, especialmente en Mar 8:33 ; Hch 6:15 ; Hch 7:55 , Hch 7:56.
No ha de confundirse esta figura con el uso de ejemplos en el curso de un argumento, sino que tiene lugar cuando se concluye una afirmación con un ejemplo que sirve de precedente que se ha de seguir o se ha de evitar. Esto ocurre en Luc. 17:31-32, que concluye con la frase: «Acordaos de la mujer de Lot.»
El vocablo elipsis procede del griego élleipsis = omisión interior, de en = en, y leipein = dejar.
Esta figura se llama así porque existe en la frase un hueco, a causa de la omisión de una o más palabras, palabras que normalmente se requieren gramaticalmente, pero que no son necesarias para el sentido de la frase. Las leyes de la geometría nos dicen que, para cerrar un espacio, se requieren, por lo menos, tres líneas. Asimismo las leyes de la sintaxis declaran que se necesitan, al menos, tres palabras para dar sentido completo a una frase. Los gramáticos no coinciden en los nombres que dan a estas tres palabras. En la frase «Tu palabra es verdad», «tu palabra» es el sujeto del que se habla, «verdad» es lo que se dice (el predicado) de la palabra, y el verbo «es» (llamado también «cópula») conecta el predicado con el sujeto. Pero cualquiera de estas tres palabras puede omitirse, por lo que la ley de la sintaxis puede ser suspendida legítimamente por medio de la elipsis.
Esta omisión no se debe a mengua de concepto o a indolencia u otra circunstancia accidental, sino que se lleva a cabo adrede, a fin de que no tengamos que pararnos a pensar o a poner de relieve la palabra omitida, sino que tengamos tiempo para prestar la debida atención a las otras palabras que, precisamente por dicha omisión, adquieren mayor relieve. Por ejemplo, en Mat 14:19, leemos que el Señor Jesús «partió los panes y los dio a los discípulos, y los discípulos a la multitud». La última frase, tomada como está, «los discípulos a la multitud», está incompleta, puesto que no tiene verbo; se omite el verbo «dieron» mediante la figura elipsis, y ello se debe a algún propósito. Si leemos la última frase conforme está, parece como si Jesús ¡diese los discípulos a la multitud!
Esto sirve para concentrar nuestra atención y percatamos de la figura empleada; nos damos cuenta del énfasis y aprendemos la lección intentada por el Espíritu Santo. ¿Cuál es esta lección? Simplemente, hacemos notar el hecho de que los discípulos dieron el pan no de sí mismos, sino sólo instrumentalmente, ya que únicamente Jesús fue el Dador de aquel pan. De este modo, nuestro pensamiento se centra, no en los discípulos, sino en el Señor.
Tales elipsis aparecen corregidas frecuentemente en cursiva en las versiones de la Biblia. En muchos casos es correcto suplir de este modo la palabra o palabras omitidas; pero, en algunos casos, los traductores cometen graves errores al completar así las frases. Curiosamente, hay veces en que no ven la elipsis del texto y, por tanto, no la toman en cuenta en la traducción, mientras que otras veces imaginan elipsis que no existen en el original y completan de mala manera el texto sagrado.
Cuando una elipsis es completada de mala manera (o de ninguna manera), las palabras del Texto han de ser traducidas libremente, a fin de que hagan sentido, pero aparece entonces, con frecuencia, una desviación del sentido literal del pasaje. Por el contrario, cuando se corrige debidamente la elipsis (a veces, intercalando una sola palabra), se nos facilita el tomar todas las demás palabras de la porción en su sentido literal, lo cual supone una enorme ganancia, además de la grandiosa luz que emerge entonces, a nuestros ojos, de la Palabra de Dios.
Por tanto, estas elipsis no deben ser corregidas arbitrariamente según el capricho de nuestros personales puntos de vista, sino que obedecen a ciertas leyes bien conocidas y clasificadas, y a estas leyes hay que atenerse para completar el sentido de la frase.
Las elipsis pueden ser de tres clases:
A) Absolutas, cuando la palabra o palabras omitidas deben ser suplidas a la vista del texto mismo.
B) Relativas, cuando la palabra o palabras omitidas han de suplirse con base en el contexto.
C) De repetición, cuando la palabra o palabras omitidas han de suplirse repitiéndolas con base en la cláusula anterior o posterior.
Estas tres clases de elipsis se subdividen como sigue:
A) ELIPSIS ABSOLUTAS, en que se omiten:
I. Nombres y pronombres:
1. El nominativo.
2. El acusativo.
3. Algún pronombre.
4. Otros vocablos de conexión.
II. Verbos y participios:
1. Cuando falta el verbo, especialmente el verbo ser (no en infinitivo).
2. Cuando falta un verbo en infinitivo:
(a) después del hebreo yakhol = poder.
(b) después del verbo acabar o terminar.
(c) después de otro verbo, personal o impersonal.
3. Cuando falta el verbo sustantivo (ser, estar, haber).
4. Cuando falta el participio.
III Ciertas palabras conectadas en el mismo miembro de un pasaje.
IV. Toda una cláusula en un pasaje conectado, ya sea:
1. La primera cláusula (prótasis).
2. La última cláusula (apódosis).
3. Una comparación.
B) ELIPSIS RELATIVAS, en que se omiten:
I. Palabras que hay que suplir con base en otra palabra afín que se halla en el contexto:
1. El nombre, suplido con base en el verbo.
2. El verbo, suplido con base en el nombre.
II. Palabras que deben suplirse con base en un vocablo contrario.
III. Palabras que han de suplirse a base de vocablos análogos o de alguna manera emparentados con ellas.
IV. Palabras que se hallan contenidas implícitamente en otro vocablo, el cual comporta el significado propio junto con el de la palabra omitida (concisión, laconismo, locución «pregnante», es decir, cargada de sentido).
C) ELIPSIS DE REPETICIÓN, que puede ser:
1. Simple, cuando la elipsis ha de ser completada a partir de la cláusula precedente, o de la siguiente:
1. A partir de la precedente, ya sea de:
(a) nombres o pronombres;
(b) verbos;
(c) partículas:
(i) negativas;
(ii) interrogativas;
(d) una frase entera.
2. A partir de la cláusula siguiente.
II. Compuesta, cuando las dos cláusulas se implican recíprocamente, de forma que la elipsis, en la primera cláusula, ha de suplirse o completarse a base de la segunda y, al mismo tiempo, la elipsis de la segunda ha de completarse a base de la primera cláusula. Esto puede darse de dos maneras:
1. Supliendo palabras.
2. Supliendo frases.
Pasemos ya a examinar ejemplos concretos de las tres clases de elipsis:
II. Elipsis de repetición COMPUESTAS: Cuando ambas cláusulas se hallan implicadas
Es ésta una forma de expresión abreviada, en la que una elipsis en el primer miembro ha de suplirse del segundo, y, recíprocamente, otra elipsis del segundo miembro ha de suplirse del primero. Las elipsis simples consisten en poner un miembro y dejar que el otro se deduzca del ya puesto. En cambio, las compuestas consisten en que ponen dos miembros, pero implican otros dos, por lo que se necesita hacer un doble intercambio. Se dividen en dos clases:
1. Cuando lo que se halla implícito son PALABRAS sueltas
Pro 10:1. «El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es la tristeza de su madre.» Aquí podríamos suplir «madre» en la 1.a cláusula (de la 2.a), y «padre» en la 2.a (de la 1.a). Porque un hijo sabio, sensato, no sólo alegra a su padre, sino también a su madre; y un hijo necio, insensato, no sólo es la tristeza de su madre, sino también de su padre (v. también Pro 15:20; Pro 23:24; Pro 30:17).
Mat 23:29. «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los mausoleos de los justos.» Aquí el verbo «edificáis» se refiere también a los mausoleos, y el verbo «adornáis» se refiere también a los sepulcros. Como si dijese: «No sólo edificáis los sepulcros de los profetas, sino que los adornáis también; y no sólo adornáis los mausoleos de los justos, sino que también los habéis edificado.»
Rom 5:16. Ya hemos considerado este versículo en otra perspectiva, pero podemos ver aquí una elipsis compuesta, si lo leemos así: «Y no de la manera que el juicio vino mediante aquel uno solo que pecó, viene el don mediante el uno solo que fue justo; porque la sentencia del juicio fue muerte por una transgresión para condenación, pero el don es perdón de muchas transgresiones, para justificación.» En otras palabras: Adán nos pasó la sentencia de muerte mediante un solo pecado, pero Cristo, al llevar sobre sí esa sentencia, nos trajo vida y perdón de muchas transgresiones.
Rom 10:10. «Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.» Aquí se sobreentiende que también se cree «para salvación», pues «hemos sido salvos por fe» (Efe 2:8), y también se confiesa «para justicia», porque, sin testimonio exterior, hay razones para suponer que no hay verdadera fe (v. Stg 2:14). Sin embargo (nota del traductor), es muy probable que la palabra salvación tenga aquí un sentido progresivo o, más bien, escatológico (como en Heb 9:28). Podemos, pues, leer así: «Con el corazón se cree para justicia y salvación, y con la boca se confiesa para salvación y justicia.» La confesión ha de salir también del corazón; y la justicia incluye salvación.
2. Cuando lo que se halla implícito son FRASES enteras
Sal 1:6. «Porque Yahweh conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos conduce a la perdición.» En la primera cláusula tenemos la causa; en la segunda, el efecto; pero ambas están latentes respectivamente en cada uno de los dos miembros del versículo: «Yahweh conoce el camino de los justos, que no conduce a la perdición; mas también conoce la senda de los malos, que conduce a la perdición.»
Sal 42:8. «De día mandará Yahweh su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo.» El sentido completo no se obtiene intercalando meramente el verbo estará, sino entendiéndolo como elipsis compuesta y leyéndolo del modo siguiente: «Yahweh mandará su misericordia y su cántico conmigo de día, y de noche también mandará su misericordia y su cántico.»
Jua 5:21. Este versículo se suele traducir como si tuviese elipsis simple, pero queda más claro si se aprecia en él una elipsis compuesta y se lee del modo siguiente: «Porque como el Padre levanta a los muertos y da vida a los que quiere, así también el Hijo levanta a los muertos y da vida a los que quiere.»
Jua 8:28. Aquí hay una elipsis compuesta, de modo que hemos de leer así: «... nada hago ni hablo por mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre, así hago y hablo». Un caso parecido es el v. Jua 8:38.
Jua 14:10. Este versículo sólo tiene sentido completo con una doble elipsis, del modo siguiente: «Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino por cuenta del Padre que mora en mí, y las obras que yo hago, no las hago por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.»
Jua 17:26. Teniendo en cuenta que los vocablos «lo» y «aún» que aparecen en nuestras versiones no están en el original, y lo hacen algún tanto confuso, el versículo queda más claro apreciando en él una doble elipsis y leyendo así: «Y les he dado a conocer tu nombre y les daré a conocer tu amor, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo esté también, por medio de ese amor, en ellos.»
Rom 6:4. También este versículo se entiende mejor, apreciando en él una elipsis compuesta: «Fuimos, pues, sepultados juntamente con él para muerte y resurrección de los muertos por medio del bautismo, a fin de que, como Cristo fue sepultado y fue resucitado (lit.) de los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.»
Heb 12:20. Aquí nuestras versiones (y la AV inglesa) suplen mal lo que falta en el original, tomándolo de la cita de Exo 19:13. El texto de Heb 12:20 dice: «Porque no soportaban (lit. llevaban) lo ordenado: Y aun si una bestia toca el monte, será apedreada.» La cita de Exo 19:13 nos facilita el trabajo de suplir aquí una doble elipsis del modo siguiente: «Y si un hombre o aun una bestia toca el monte, el hombre será apedreado, y la bestia será asaeteada.» El autor de Hebreos sabía que sus lectores conocían bien la cita de Exo 19:13, y quería poner el énfasis en el tremendo castigo que esperaba a quien se atreviese aun a tocar el monte.
No solo hay muchos casos en que las elipsis existentes en el texto sagrado han sido suplidas incorrectamente por los traductores, sino que hay también casos en que se han suplido elipsis no existentes. Examinaremos algunos ejemplos de estas falsas elipsis:
Gen 37:12-13. «Y sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre en Siquem. y dijo Israel a José: ¿Acaso no apacientan tus hermanos las ovejas en Siquem?» (lit.). La Masorah (texto revisado y puntuado tardíamente),.pone las dos palabras hebreas 'eth-tson 'abikhem = el rebaño de su padre, marcadas con unos puntos sobre las letras, para indicar que no se deben leer, a pesar de que no han sido retiradas del texto. Si se retiran estas palabras, el v. Gen 37:12 diría que los hermanos de José habían ido a apacentarse a sí mismos, es decir, a banquetear y divertirse; en cambio, lo de «las ovejas» del v. Gen 37:13 no debe suplirse, pues es una falsa elipsis.
Núm 16:1. La última palabra de este versículo («gente») se hace necesaria por una falsa colocación del verbo «tomaron». No hay elipsis y debe leerse: «Coré... y Datán y Abiram... y On hijo de Pelet, tomaron a los hijos de Rubén.» Esta versión es más probable que la favorecida por la de los LXX: «Y tomó Coré... a Datán y Abiram.» La razón por la que el verbo está en singular es que, como ocurre en hebreo, griego y latín, cuando el verbo está al comienzo de la frase, concierta en singular con el sujeto singular más próximo.
Jos 24:17. «porque Yahweh nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto.» Aquí no hay elipsis; sobran, por tanto, las palabras subrayadas. En cambio, hay otra figura llamada técnicamente homeoteleuton (véase en su lugar), en virtud de la cual, el escritor sagrado, con la vista fija en el pronombre hebreo hu' = él, omitió añadir «es Dios», pero la frase ha sido preservada íntegra en la versión de los LXX. Debe, pues, leerse así: «porque Yahweh nuestro Dios, él es Dios, él nos sacó...»
1 Sa 24:10. «... y me dijeron que te matase, pero te perdoné». El texto hebreo, conforme lo tenemos hoy, dice: «pero te perdonó», como si fuera la tercera persona femenina del singular; por lo que algunas versiones, como las inglesas A.V y R.v., siguiendo a la Vulgata latina, insertaron «mi ojo» en cursiva. Pero el doctor Ginsburg hace notar que, con toda probabilidad, al transcribir al alfabeto arameo (el hebreo actual) los caracteres del antiguo alfabeto (el fenicio), confundieron el alef, que antes era parecido a nuestra «A», con el tau, que antes era parecido a nuestra «x»; por lo que escribieron thajás = «ella perdonó», en lugar de 'ajás = «yo perdoné». De esto no cabe duda, puesto que ha sido conservado correctamente en las versiones caldea, siríaca y de los LXX.
2 Sa 1:18. Aquí las versiones inglesas AV y RV han intercalado las palabras «uso del», leyendo: «y dijo que debía enseñarse a los hijos de Judá el uso del arco». La NAST (New American Standard Translation, usada en la Ryrie Study Bible; nota del traductor) dice correctamente: «the song of the bow = «el cántico del arco». El hebreo dice simplemente: «y dijo que enseñasen a los hijos de Judá el arco» (como aparece en nuestra antigua Reina-Valera); es decir, un cántico o poema llamado «el Arco, del cual sólo sabemos por el texto sagrado «que está escrito en el libro de Yashar» (lit), que significa «recto» (moralmente). Está claro que esta endecha de David no había sido todavía incluí da, a la sazón, en el libro de Yashar, pero David dio instrucciones para que se incluyese allí y se enseñase a los hijos de Judá. Véase también Jos 10:13.
2Sa_1:21. Nuestras versiones castellanas (nota del traductor) traducen la última cláusula de este versículo así: «El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite», supliendo así una supuesta elipsis. Bullinger, siguiendo la lectura de la Biblia hebrea de 1488, así como las versiones siríaca, arábiga y caldea (paráfrasis), afirma que aquí hay una equivocación del copista, al confundir la «b» con la «k», las cuales tienen en hebreo un extraordinario parecido y que, por ello, habría de leerse «armas ungidas con aceite», en lugar de «no ungido con aceite», como leen las modernas versiones inglesas y españolas (Nueva Biblia Española y Biblia de Jerusalén).
Neh 4:12. «… nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volváis, ellos caerán sobre vosotros». La elipsis es falsa; el texto hebreo dice literalmente: «De todos los lugares volveréis sobre nosotros» (en la Biblia hebrea es el v. 6; nota del traductor). El texto hebreo (nota del traductor) es oscurísimo. La mejor versión, en mi opinión, es la de la NIV (New International Versión) que, con una sencilla elipsis, da sentido perfecto: «Wherever you turn, they will attack us» = «adondequiera que os volváis, nos atacarán». Podría suplirse este último verbo repitiendo el verbo «volver», como ya hemos visto al analizar las elipsis de repetición, y tendríamos: «De todos los lugares a los que os volváis (lit. volveréis), volverán sobre nosotros.» Así se preservan:
1) el relativo «que»;
2) la segunda persona del plural del imperfecto (masculino);
3) el sufijo «nosotros» tras la preposición 'al = sobre. Estos tres elementos están bien CLAROS en el texto sagrado original.
Sal 2:12. «... y perezcáis en el camino». En el original, no hay preposición delante de «camino». Literalmente es: «... y perderéis el camino»; frase equivalente a «perecer». El Sal. 1 termina con «la perdición de la senda de los malos», y el Sal. 2 termina con «perdición de los que se niegan a andar por el verdadero camino, al no dejarse gobernar por el Hijo» (éste es el sentido del original «besar», como puede verse por Gen 41:40).
Sal 10:3. El hebreo dice textualmente: «... El avaro bendice, menosprecia a Yahweh». Este pasaje sólo se entiende considerando el verbo «menosprecia» del original como una falsa elipsis, introducida por un copista para explicar el sentido del verbo «bendice», que es un eufemismo para sustituir el verbo «maldice» (v. 1Re 21:10, 1Re_21:13; Job 1:5, Job 1:11; Job 2:5, Job 2:9), el cual, para un hebreo, es una intolerable irreverencia contra el sagrado nombre de Dios. Así que el texto, suprimida la falsa elipsis, diría: «... El avaro maldice a Yahweh».
Sal 27:13. «Habría yo desmayado, si no creyese que he de ver la bondad de Dios en la tierra de los vivientes.» Es ésta una falsa elipsis, pues la conjunción «si» y el adverbio «no» que, en hebreo, forman una sola palabra «luló'», están puntuados en el texto masorético y, por tanto, deben omitirse. Entonces, el texto dice sencillamente: «Creo que veré la bondad de Dios en la tierra de los vivientes»; es decir, las bendiciones que Dios otorga en este mundo de los vivos.
Sal 69:4 (en la Biblia hebrea, v. 5). El original dice a la letra: «Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me odian sin causa; los que me destruyen, siendo mis enemigos con falsedad.» Pero la versión siríaca, en una palabra marcada por la Masorah como dudosa, introduce la letra «ayin»; con lo que el versículo ha de leerse así: «... los que me odian sin causa; los que son mis enemigos con falsedad, son más que mis huesos». De esta forma, se mantiene el paralelismo.
Sal 69:4 (en la Biblia hebrea, v. 5). El original dice a la letra: «Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me odian sin causa; los que me destruyen, siendo mis enemigos con falsedad.» Pero la versión siríaca, en una palabra marcada por la Masorah como dudosa, introduce la letra «ayin»; con lo que el versículo ha de leerse así: «... los que me odian sin causa; los que son mis enemigos con falsedad, son más que mis huesos». De esta forma, se mantiene el paralelismo.
Sal 75:5 (en la Biblia hebrea, v. 6). «No hagáis alarde de vuestro poder (lit. no levantéis en alto vuestro cuerno); no habléis con dura cerviz.» Comoquiera que las letras hebreas llamadas «quiescentes» se insertan unas veces, y se omiten otras veces, en el texto original, hay aquí un «alef» insertado en la palabra btsur = en la roca, haciendo que se lea btsawa'r = con la cerviz. La versión de los LXX tradujo correctamente, y el versículo debe leerse así: No levantéis vuestro cuerno hacia lo alto, ni habléis arrogantemente de la Roca.»
Sal 118:5. Teniendo en cuenta que el último vocablo de este versículo es, en el hebreo, bammer jabyah (según el Textus Receptus), la única traducción correcta, eliminando la elipsis, es: «En angustia clamé a Yah, y me respondió con liberación (lit. lugar espacioso) de Yah»; es decir, como acostumbra librar Yahweh (comp. con Sal_31:8; Ose_4:16).
Sal 127:2. «Pues que a sus amados lo da Dios mientras duermen.» La RV 1977 ha corregido el final de este versículo, ya que shená' es un acusativo adverbial que significa «durante el sueño» = mientras duerme. También ha puesto en plural «sus amados», a pesar de que es singular en el original, para evitar confusión, ya que «su amado», en este contexto, significa «todo aquel a quien él (Dios) ama». Evidentemente, la elipsis del sujeto (Dios; más exacto: «Yahweh»), necesita ser suplida, pues se halla algún tanto distante. En cambio, «pues que» debe suprimirse, porque el adverbio hebreo ken significa «así»; también debe suprimirse el pronombre «lo», ya que engendra confusión, pareciendo que lo que Dios da durante el sueño es sólo «pan». El versículo entero dice, entonces, lo siguiente: «En vano (es la misma palabra que se repite dos veces en el v. 1) es que os levantéis de madrugada y que retraséis el descanso, comiendo pan de fatigas; así dará Yahweh a su amado mientras éste duerme.» Si se tiene en cuenta que este salmo es de Salomón (o para Salomón), como dice el título, y que el nombre original de Salomón, «por orden de Yahweh», fue Yedidyáh = amado de Yah (v. 2Sa_12:25), comprenderemos mejor todo el alcance de la última cláusula del versículo, puesto que fue «durante el sueño» cuando Dios le cumplió a Salomón, con creces, la petición que éste le había hecho (v. 1Re_3:15).
Lo que el comienzo del salmo, por consiguiente, nos expresá es que las bendiciones espirituales de Dios no se obtienen mediante esfuerzo incesante (levantándose muy temprano y acostándose muy tarde, a fin de esforzarse en el trabajo hasta fatigarse), sino que Dios da las mejores bendiciones al hombre mientras éste duerme y descansa (comp. con Mar 4:26-29), «a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1Co_1:29). Por eso, fue durante «un profundo sueño» cuando Dios preparó a Adán su «ayuda idónea» (Gén 2:21-22), y también fue cuando Abraham estaba «sobrecogido de sueño» cuando Dios le ratificó solemnemente el pacto (Gén 15:12-16). Bullinger (nota del traductor) concluye este análisis de Sal 127:2, con una preciosa poesía, que ofrecemos a continuación para delicia de los que entiendan el inglés:
How wondrously He gives! E'en while we sleep
When we from all our «works» have ceased, and rest;
And He our life doth mercifully keep,
Then, without works, are His beloved blest (v. Rom 11:6).
Yes.! «His beloved»! loved not because
Of any work which we have ever done; (v. Tit_3:5)
But loved in perfect grace, «without a cause»: (Rom 3:24, comp.
con Jua 15:25).
This is the source whence all our blessings come.
He gives in sleep! In vain we toil and strive
And rise up early and so late take we rest:
But, while our powers in sweetest sleep revive,
And we abandon all our anxious quest
Then He bestows His gifts of grace on us,
And where we've never sown, He makes us reap
A harvest, full of richest blessing. «Thus
He gives to His beloved while they sleep».
Cnt 8:6. Tanto la edición primitiva de la Reina-Valera, como la de 1960, traducen: «... Porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos «el celo», en la de 1909); sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama». Esta última expresión está marcada como dudosa en el texto masorético; forma una sola palabra, pero es lo más probable que sean dos, de acuerdo con las ediciones más antiguas: shalhebeth Yah = llamarada de Yah. La traducción literal del versículo es, pues, la siguiente: «... Porque fuerte como la muerte es el amor; obstinados como el Seol son (lit. es) los celos (lit. el celo); sus centellas, centellas de fuego; llamarada de Yah». Así vemos que las cláusulas segunda y cuarta de esta porción son la intensificación de la primera y tercera respectivamente
Eze 22 22:20. El hebreo dice textualmente: «Como reúnen plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para soplar el fuego sobre él y fundido, así os reuniré en mi furor y en mi ira y os dejaré allí y os fundiré.» Esta versión rompe el paralelismo y suple una falsa elipsis, puesto que es mucho más probable que, al pasar el texto a los caracteres arameos, la letra pe del texto original fue cambiada en nun, con lo que, en vez del verbo «soplar», se introdujo el verbo «dejar», haciendo necesario suplir con el adverbio «allí» la falsa elipsis. Restaurando el texto, el paralelismo es bellamente perfecto, leyendo del modo siguiente:
a. Como reúnen...
b. para soplar el fuego...
C. y fundido;
a. así os reuniré...
b. y soplaré,
C. y os fundiré.
Enálage es una palabra griega que significa cambio y consiste en sustituir una palabra por otra. Se diferencia de la metonimia en que, en ésta, se sustituye un nombre por otro con el que guarda una relación de causa a efecto, continente a contenido, o signo a cosa significada; mientras que la enálage es el cambio de una parte de la oración por otra {antimeria), de un tiempo, modo, persona o número por otro (heterosis), de un caso de la declinación por otro (antiptosis) o de una inversión del nombre sobre el que recae el énfasis de la frase (hipálage). Con esto, tenemos la subdivisión de la enálage en sus cuatro formas:
Antimeri,
Antiptosi,
Heterosi e
Hipálage.
De estas figuras, la antimeria y la heterosis se vuelven a subdividir, como veremos en su lugar.
Esta figura significa «oposición» y es una especie de antítesis que se caracteriza por expresar los contrastes mediante frases afirmativas y negativas. Cuando lo que se ha dicho afirmativamente, se repite negativamente, es propiamente pleonasmo, mientras que la enantiosis establece sus tesis contrastando frases afirmativas con otras negativas. Ejemplos:
Sal 1:1. Aquí tenemos una bella serie de afirmaciones por medio de frases negativas.
Is 45:22. "... porque yo soy Dios, y no hay más"; es decir, no hay ningún otro Dios verdadero.
Esta figura, que significa «uno mediante dos» (gr. «hen» = = uno + «diá» = mediante + «dys» = dos veces) tiene lugar cuando se emplean dos palabras para expresar una sola idea. Una de las dos palabras expresa la idea; la otra sirve para intensificar el sentido de la primera. Es una figura típicamente oriental, aunque se halla también en latín, así como en griego y en hebreo. Un ejemplo latino, sacado de Tácito (Annales, 1, 49, 5), nos servirá de modelo para entenderla: «ultio et satietas» significa: «venganza y saciedad»; el segundo sustantivo se convierte, por endíadis, en un potentísimo adjetivo, viniendo a significar la frase: «una venganza más que suficiente».
El hecho de que dos sustantivos o dos verbos vayan juntos no quiere decir, sin más, que exista endíadis; es preciso que los dos vocablos guarden entre sí alguna relación; no puede haber endíadis cuando los vocablos se oponen entre sí o cuando no guardan entre sí ninguna conexión. Por ejemplo, leemos en Flp 1:25 : «... para vuestro provecho y gozo de la fe». No podemos decir que haya endíadis aquí, pues una cosa es el progresar en la fe, y otra el gozarse con otros en la salvación que se obtiene al recibir el evangelio o «buena noticia».
Algunos de los ejemplos que presentamos van por vía de sugerencia más bien que de ilustración. No cabe duda en la mayoría de ellos, pero hay unos pocos que se prestan a la discusión y, por ello, los sometemos a la consideración y al discernimiento del lector.
1. NOMBRES.
Gen 1:26. «... Hagamos al hombre en nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». El sentido es: «... a semejanza de nuestra imagen»; o: «conforme a una imagen muy semejante»,
Gen 3:16. «Multiplicando multiplicaré (lit. -véase en poliptoton-) tus dolores y tus preñeces (lit.). La endíadis se aclara en el contexto posterior: «con dolor darás a luz los hijos».
Gen 4:4. «y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas»; esto es, de lo más gordo de los primogénitos de su rebaño.
2. VERBOS.
Mat 13:23. «... éste es el que oye y entiende la palabra»; es decir, la oye entendiéndola. Muchos oyen la palabra, pero éste no sólo la oye, sino que la comprende y la vive.
Lc 6:48. " Es semejante a un hombre que, al construir una casa, excavó y ahondó.." es decir, excavó profundamente.
Aunque los griegos no dieron nombre a esta figura, está claro su uso en las Escrituras, ya que, a veces, hallamos en conexión manifiesta tres nombres, de los cuales dos hacen de adjetivos que enfatizan la importancia del nombre principal.
Jer. 4:2. " y juras: Vive Yahweh, en verdad, en justicia y en rectitud"; esto es, has de jurar verdadera, recta y justamente. Si se jura por Yahweh en verdad (v. Lv 19:12; Nm 30:3; Jer 5:2; Mt 5:33), se jura por Yahweh solamente (esto es, en justicia y rectitud), y no por ídolos, según hacían en tiempo de Sofonías (v. Sof 1:5).
Dan 3:7. "... todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua". Ahora bien, las lenguas no se postraron para adorar. Debe, pues. leerse, teniendo en cuenta la endíatris: "los pueblos de toda nación y lengua se postraron, etc,"
Este vocablo (gr. aínigma significa un «dicho oscuro», que necesita una investigación, más o menos profunda, para descubrir su significado. Difiere, pues, de la parábola en que ésta suele ir seguida de su interpretación. Si no es interpretada, puede ser llamada enigma.
Sal 78:2, citado en Mt 13:35. Los "arcanos" del Salmo se llaman "cosas escondidas" en Mt 13:35. El término hebreo para "arcano" es jidah, que significa un dicho anudado o intrincado, que necesita ser "soltado" para hallar su "solución". Dicho término hebreo es traducido de varias maneras en Nm 12:8; Jue 14:12-19; 1 R 10:1; 2 Cr 9:1; Sal 49:4; 78:2; Pr 1:6; Ez 17:2; Dan 8:23; Hab 2:6. Hay otros dichos oscuros e intrincados en la Biblia, además de los citados, como:
Gn 49:10. Esto es una forma de enigma: "No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga SIloh." V. en metonimia.
La Massorah, es decir, la letra pequeña en los márgenes de los MSS. hebreos, consiste en una concordancia de vocablos y frases, destinada a salvaguardar el texto sagrado. En dichos MSS., se halla a veces una nota, al margen, que dice: «Ésta es una de las dieciocho enmiendas de los Soferim.» En realidad, son más de 18 las enmiendas hechas en el texto primitivo, como veremos después, pero se habla de 18 como de las que están contenidas en la lista «oficial».
Estas enmiendas se llevaron a cabo en una época muy anterior a la era cristiana, antes de que el texto hebreo obtuviese su forma actual. Por tanto, fueron hechas mucho antes de que el texto pasase a manos de los masoretas, y de éstos a los copistas oficiales de los MSS. y grandes códices. No se las puede llamar corrupciones del texto, puesto que las respectivas notas marginales advierten que se trata de enmiendas. La mayor parte de estas enmiendas fueron hechas mediante el cambio de una sola letra, con lo que la alteración no parece tan grande.
Un cuidadoso examen de dichas porciones muestra que el objeto de tales enmiendas fue, por un equivocado sentimiento dé reverencia, eliminar del texto ciertos antropomorfismos (véase esta figura en su lugar) que se suponían ofensivos a Dios y, por tanto, no debían ponerse en labios de los lectores, mientras que el texto primitivo era conservado en el margen. Sin embargo, desde la invención de la imprenta, las Biblias Hebreas presentan el texto sin las notas masoréticas destinadas a salvaguardarlo, con lo que el conocimiento de dichas enmiendas se ha perdido para los estudiosos de la Biblia Hebrea. Pero, comoquiera que tales enmiendas afectan a la figura antropopatía (véase en su lugar), las ponemos aquí para beneficio de los estudiosos.
1. Gen 18:22. «... pero Abraham estaba aún delante de Yahweh». El texto primitivo era: «... pero Yahweh estaba aún delante de Abraham». Se creyó que era indigno de Dios el esperar a que Abraham indicase lo que mejor le parecía y fue alterado el texto, conforme lo tenemos hoy en la Biblia Hebrea y en todas sus versiones.
2. Núm 11:15. «Si vas a tratarme así, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal (lit.).» El texto primitivo decía: «... tu mal», por metonimia (v. en su lugar); dando a entender el castigo o «mal» (comp. con Exo 32:12 , Exo 32:14) que Dios iba a enviar a Su pueblo.
3. Núm 12:12. Aquí, el texto primitivo decía: «nuestra madre» y «nuestra carne», pero fue cambiado en «su madre» y «su carne», para no ofender la gran dignidad del caudillo y mediador de la ley divina, Moisés.
4. 1Sa_3:13. Aquí, nuestras versiones siguen a los LXX, quienes debieron de percatarse de la enmienda y tradujeron conforme al texto primitivo: «porque sus hijos han blasfemado (lit. han maldecido) a Dios», pues el texto hebreo actual, alterado, dice: «se han hecho viles a sí mismos» (hebr. lajem, en vez de Elohim = Dios).
5. 2Sa_16:12. David dice: «Quizá mirará Yahweh mi aflicción» (lit. mi ojo, como indicando el llanto). El texto primitivo decía: «Quizá mirará Yahweh con su ojo (hebr. beeinó, en lugar del actual be'einí).
6. 2Sa_20:1 ,
7. 1Re_12:16, y
8. 2Cr_10:16. «Cada uno a sus tiendas.» El texto primitivo decía: «Cada uno a sus dioses.» La enmienda se hizo trasponiendo una letra por otra: el he y el lamed, de modo que dijese «le ohaleikhá» en lugar de «le eloheikhá».
9. Jer 2:11. «.. Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha». El texto decía «mi gloria» (hebr. kebodí, que fue cambiado en kebodó).
10. Eze 8:17. El texto hebreo actual dice: «... ponen la rama a sus narices». Pero el texto primitivo decía: «ponen la rama a mis narices ». Con esta enmienda, rebajaban un tanto el pecado de Judá, ya que la «rama» o «ramo» de referencia no era otra cosa que el aserá o falo de madera, en cuya forma eran cortados los árboles en el bosque donde se daba culto a Astarté. Este obsceno culto había sido introducido en el templo y en sus atrios, y el pecado de que se habla consistía en aplicar tal ramo o aserá a las narices de Yahweh mismo, por la figura antropopatía.
11. Ose 4:7. Como en el n.° 9, también aquí fue cambiado el texto primitivo («mi gloria») en el texto actual («su gloria»).
12. Hab 1:12. «¿No eres tú desde el principio, oh Yahweh, mi Dios, mi Santo? No moriremos.» En el texto primitivo, la última frase era: «Tú no mueres.»
13. Zac 2:8 (BH, 12). «...porque el que os toca, toca la niña de su ojo». Pero el texto primitivo decía: «... de mi ojo».
14. Mal 1:13. «... y lo'habéis tratado con desdén». El texto primitivo decía: «... y me habéis tratado con desdén» (el hebreo 'othí fue así cambiado en 'othó).
15. Sal 106:20. Lo mismo que en los n.os 9 y 11, «mi gloria», (hebr. kebodí) fue cambiado en «la gloria de ellos» (hebr. kebo-darrí).
16. Job 7:20. «... hasta convertirme en una carga para mí mismo». El texto primitivo decía: «...para ti».
17. Job 32:3. «... aunque habían condenado a Job», El texto primitivo decía: «y porque habían condenado a Dios».
18. Lam 3:20. «Mi alma lo recuerda todavía, y está abatida dentro de mí.» El texto original era: «Y tu alma guardará luto por mí» (o: «condescenderá hasta mí»).
Los tres pasajes siguientes están también marcados por la Massorah, aun cuando no figuran en ninguna de las listas especiales:
2Sa 12:14. Dice literalmente: «... con este asunto has blasfemado grandemente de los enemigos de Yahweh». Pero, como esto no tenía sentido alguno, las versiones han tomado la forma intensiva Piel como si fuera Hiphil, es decir, causativa, y han traducido: «...has dado ocasión de blasfemar a los enemigos de Yahweh». Pero el texto primitivo decía: «has blasfemado grandemente de Yahweh». El texto fue alterado para rebajar el pecado de David, pero ha ocasionado gran confusión a los traductores.
Sal 10:3. La segunda parte de este v. dice literalmente, según el actual texto hebreo: «... y el avaro bendice, menosprecia a Yahweh». Esto no tiene sentido, por lo que las versiones inglesas (A. V. y R. V) inventan elipsis (también la RV antigua: «y bendice al codicioso, a quien Jehová aborrece»). La RV 1960 dice: «Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová», siendo así que «el codicioso» es, sin duda, el sujeto de la oración. La 1977 conserva el sujeto en su correcto lugar, pero sigue la corriente común, tanto en círculos protestantes como católico romanos, de que el verbo hebreo barakh significa, no sólo «bendecir», sino también «maldecir». Toda esta confusión se ha originado por ignorar que este versículo fue alterado por los Soferim, ya que el texto primitivo decía: «...y el codicioso (o: avaro) maldice (o: blasfema) y desprecia (o: aborrece) a Yahweh».
En efecto, aquí, como en 1Re 21:10, 1Re 21:13 ; Job 1:5 , Job 1:11 ; Job 2:5 , Job 2:9, el verbo que figuraba en el texto hebreo original no era barakh = bendecir, sino qalal = maldecir, o gadaph = blasfemar, pero, para evitar el uso de tales verbos con relación a Dios, el verbo de referencia fue sustituido por barakh, con una nota explicativa al margen. Sin embargo, en éste y en los lugares arriba citados, el sentido era tan claro que los traductores lo vertieron ordinariamente por «maldecir». (Bueno será, pues, que tomemos nota de esta enmienda y usemos el verbo apropiado cuando el contexto lo exija. Nota del traductor.)
Ecl 3:21. El texto hebreo actual dice literalmente: «¿Quién conoce el espíritu de los hijos del hombre? ¿Sube él hacia arriba? ¿Y el espíritu de la bestia? ¿Desciende él hacia abajo a la tierra?» La respuesta implícita parece ser obvia: «Nadie lo sabe.» Sin embargo, la A. V. inglesa (lo mismo que la RV 1909 y 1960), tomando erróneamente el artículo interrogativo he-' breo ha como si fuera pronominal o conjuntivo, ha vertido: «¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?» De esta manera, y por respeto a la susceptibilidad de los lectores o de los oyentes, han tratado de paliar la apariencia de escepticismo o el problema psicológico suscitado por las preguntas del Qohélet o «Predicador», mediante la figura eufemismo.
Entimema es un vocablo griego que significa consideración y es una figura opuesta a la indicación, porque, mientras en ésta es la conclusión lo que se omite, en el entimema se omite una de las premisas o las dos. Se parece a la hipocatástasis en que es una implicación; pero lo que se implica en la hipocatástasis es una palabra o una afirmación ordinaria, mientras que en el entimema es la premisa de un silogismo. Por ejemplo: «Somos dependientes; luego debemos ser humildes.» Aquí se omite la premisa mayor, a saber: «Las personas dependientes deben ser humildes.»
Rom 7:1-6. Aquí se afirma que la ley está vigente en una persona mientras vive. De aquí saca Pablo una aplicación a los que han muerto con Cristo a la ley. Para probarlo, el Apóstol aduce el caso de marido y mujer que están mutuamente ligados por la ley del matrimonio; de forma que, mientras ambos viven, es ilegítima la unión de cualquiera de los dos con otra persona; pero, si uno de los dos muere, el cónyuge que sobrevive se puede casar legítimamente con otra persona. Sin embargo, el Apóstol sólo menciona el caso en que muere el marido; el caso en que muere la mujer está totalménte implicado; así que es preciso suplir la premisa que falta, y que vendría a ser como sigue: «y si muere la mujer, no necesito decir que queda libre; eso se cae de su peso.» Por consiguiente (comoquiera que la conclusión está en el v. 6), «Estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos», porque el que ha muerto, ha quedado justificado de sus pecados.
Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, también hemos resucitado con él (Rom 6:8; Col_2:12), pues fuimos complantados con él (Rom 6:4). Y nótese que no se trata ya de una mera unión conyugal. Para impedir que se saque esta conclusión, el verbo casarse no ocurre en los vv. Rom 7:3-4, sino que, en lugar de hallar dicho verbo, como podría esperarse, hallamos el verbo llegar a ser (con régimen de caso dativo), y debe suplirse la elipsis en la aplicación a cada uno de los cónyuges. En el caso de la mujer, llega a ser del marido por ley del matrimonio. Pero en el caso de los creyentes, llegamos a ser de Cristo estando unidos a él como miembros de su Cuerpo y personas de su propiedad. Nuestra unión con él no es en su Encarnación, sino en su Muerte, Sepultura y Resurrección; y, habiendo muerto con él, estamos libres de la Ley, en lugar de estar ligados a ella.
Mat 27:19. «No tengas nada que ver con ese justo.» En estas breves palabras, se muestra la fuerza, la urgencia y la angustia de la mujer de Pilato; mucho mejor que si hubiese formulado un silogismo completo. Hallamos aquí la conclusión e, implícita, la premisa menor. La premisa mayor es fácil de completar. El silogismo entero habría sido:
Es perverso castigar a un inocente (premisa mayor).
Este hombre es inocente (premisa menor).
Luego no tengas nada que ver con su castigo (conclusión)
Vemos, pues, que fueron cuatro los testimonios de gentiles a favor de la inocencia del Señor Jesús en el tiempo de su condenación a muerte:
1. El de la mujer de Pilato (Mat 27:19).
2. El del propio Pilato (Mat 27:24).
3. El del ladrón arrepentido en la cruz (Luc 23:41).
4. El del centurión (Luc 23:47).
Esta figura, que los griegos llamaban symploké «syn» = con + «ploké» = pliegue), consiste en la repetición de diferentes palabras en diferentes cláusulas, pero en el mismo orden y con el mismo sentido. Es una combinación de las figuras anáfora y epístrofe. Los latinos la llamaban «complicación» (en el sentido de «plegado con»). Cuando lo que se repite son frases, en lugar de palabras, la figura se llama cenote. No siempre aparece la figura en las versiones. Ejemplos:
Isa 2:7-8. Aquí tenemos, en líneas alternas:
«Su tierra está llena de plata y oro,
no tienen fin sus tesoros;
Su tierra está llena de caballos,
no tienen número sus carros.
Su tierra está llena además de ídolos, etc.»
Isa 65:13-14. «Por tanto, así dice el Señor Yahweh:
He aquí que mis siervos comerán,
y vosotros tendréis hambre;
he aquí que mis siervos beberán,
y vosotros tendréis sed;
he aquí que mis siervos se alegrarán,
y vosotros seréis avergonzados;
he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón,
y vosotros clamaréis por la pesadumbre del corazón.»
En las dos últimas líneas, tenemos también epístrofe en la palabra «corazón».
Jer 9:23 (en la Biblia Hebrea, v. 22). Aquí, en el hebreo, las tres cláusulas comienzan por «no se alabe» (hebreo 'al-yithhallel) y terminan por la palabra «su» (hebreo lo).
1Co 12:4 , 1Co 12:5 , 1Co 12:6. En el original, los tres vv. comienzan con la palabra griega «diairéseis» = diferencias, y terminan con el vocablo autos = mismo.
1Co 14:15. «¿Qué, pues?
Oraré con el espíritu, pero
oraré también con el entendimiento;
entonaré salmos con el espíritu, pero
entonaré salmos también con el entendimiento.»
Como puede verse, el énfasis está en el contraste entre espíritu y entendimiento.
1 Co 15:42-44. Aquí tenemos cuatro pares, una especie de anáfora doble:
«... se siembra en corrupción;
resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonor,
resucitará en gloria;
se siembra en debilidad,
resucitará en poder.
Se siembra cuerpo natural,
resucitará cuerpo espiritual».
2Co 9:6. Aquí nos ofrece el griego un bello ejemplo de esta figura: «El que siembra escasamente, escasamente segará también; y el que siembra generosamente, generosamente segará también.»
Con esta figura, se combina aquí también la figura anadiplosis en la repetición de las palabras «escasamente» y «generosamente».
Apo 18:21-23. Para poner de relieve la completa caída de Babilonia, se repiten aquí seis veces las palabras griegas «ou me éti» = nunca jamás (lit. de ningún modo ya). También tenemos en dicho pasaje la figura anástrofe (es decir, polisíndeton), combinada con la figura epístrofe.
Esta figura que, en griego, se llama sinatresmo ( = recoger juntamente), consiste en la enumeración de las partes de un todo que ha sido mencionado previamente. En esto se distingue del merismo. Se distingue asimismo de la sinonimia, en que los términos del sinatresmo no son sinónimos, sino que pueden ser de muchas clases y formas. También se distingue del simperasma, en que la enumeración no se hace en la conclusión, sino durante el curso de lo que se va diciendo. Esta figura tiene por objeto enriquecer un discurso, o una parte de él, mediante la enumeración de detalles particulares o mediante la multiplicación de epítetos. Ejemplos:
Isa 1:11 , Isa 1:13. «¿Para qué me sirve, dice Yahweh, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas ni de machos cabríos... No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación, etc.» Una sola frase habría bastado para expresar el todo: «Vuestros sacrificios no me agradan.» Pero, por medio de la figura, son enumeradas todas las clases de sacrificios y así se amplifica el sentido y se pone de relieve que, con todo el alarde exterior de religiosidad, no había verdadera adoración del espíritu. Lo mismo se hace con las fiestas (v. Isa 1:14) y con las oraciones (v Isa 1:15). Esto es lo que ocurría también en los días del Señor. ¡Todo era puro formalismo! ¡Y fue precisamente la parte más «religiosa» del pueblo, no la chusma, la que consiguió la crucifixión del Señor!
Isa 3:16-23. Aquí se enumeran los diversos elementos del atavío de las mujeres de Jerusalén, para poner de relieve los juicios de Dios en Isa 3:24-26 - Isa 4:1.
Rom 1:29-31. Tenemos aquí una larga enumeración de las abominaciones de los gentiles, para mostrar el efecto de una «mente reprobada». Se hallan también aquí paronomasia, elipsis y asindeton.
Otros ejemplos pueden verse en 1Ti 4:1-3 ; 2Ti 3:1-7 ; 1Pe 4:3 .
Cuando la enumeración o sinatresmo se hace, no precisamente por amplificar, sino por compendiar, pasando deprisa por lo que ya se ha dicho, más bien que por detenerse en cada uno de los detalles, y llegar antes así a otro tema, la figura se llama epitrocasmo (gr. «epi» = sobre + «trokházein» = correr aprisa).
Esta figura pertenece, en cierto modo, a las figuras de omisión, si se mira a la ausencia de conjunciones copulativas; pero, por otra parte, pertenece a las figuras de adición, si se atiende a la copiosa cantidad de palabras. Un ejemplo de esta figura es:
Heb 11:32, donde se enumeran muchas personas, sin detenerse a dar más detalles de las mismas.
Cuando el sinatresmo o enumeración se usa con relación a hechos, más bien que a palabras, cosas, personas, etc., la figura se llama diéxodo o expansión. Esta figura se emplea cuando hay una exposición o afirmación de hechos, no tanto con el objeto de amplificar, ni de abreviar, sino en forma de digresión. En realidad, es la opuesta de sintonía, la cual es en sí una abreviación, mientras que el diéxodo es una digresión extensa. Como ejemplos, puedes verse 2Pe 2:13 e, 2Pe 1:1 e, 2Pe 1:1 e; Jud 1:12 e, Jud 1:13 e, Jud 1:16 e, etc.
El vocablo griego oionismós, al que corresponde dicho término, significa adivinar mediante el vuelo de las aves. Y, comoquiera que los antiguos adivinos veían generalmente lo que deseaban ver, el vocablo vino a significar un deseo expectante. Por medio de esta figura, la expresión deja de ser una aserción lisa y llana y se convierte en un ardiente deseo, introducido con frecuencia mediante las palabras: «Oh, si» «¡Quién diera...», o semejantes. Ejemplos:
Dt 5:29- Dice Yahweh: "¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos...!"
Dt 32:29 "¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, y se dieran cuenta del fin que les espera!"
Esta figura ocurre cuando la epanadiplosis aparece tanto al comienzo como al final de cláusulas sucesivas. Ejemplos:
Sal 47:6. «Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad.»
Rom 14:8. «Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos.»
Esta figura consiste en la repetición de la misma palabra o frase, tanto al comienzo como al final de una cláusula. Literalmente significa: «nueva duplicación» (gr. epí = sobre + aná = de nuevo + diplosis = duplicación ). La Masorah (Biblia Hebrea con vocales) da dos listas de esta forma de repetición, una de las cuales marcaremos con asterisco inicial, dejando sin asterisco la otra. Esta figura se pierde, con alguna frecuencia, en las versiones.
Gen 9:3. El versículo comienza y termina por la misma palabra, tanto en hebreo (kol) , como en castellano: «<todo»).
Exo 32:16. También este v. comienza y termina por la misma palabra: «tablas», aunque al comienzo va precedida por la conjunción «y», y al final va precedida por la preposición «sobre». Véase también bajo la figura anadiplosis.
Lev 7:19. El versículo comienza y termina con la palabra «carne». Lo mismo puede observarse en Lev 23:42; Núm 3:33; Num 8:12; Núm 31:40; Núm 32:1 (en el original, comienza y termina por la palabra «ganado»); Núm 32:41 (comienza y termina por el vocablo «Jaír»); Deu 31:3 (en el original, comienza y termina por el nombre sagrado de Dios: «Yahweh»); Jos 15:25; Jue 11:1 (en el original, comienza y termina por la misma palabra: «Jefté»); 1Sa_26:23; 2Sa_9:12 (en el original, comienza y termina por el vocablo «Mefi-Bóset»; 2Sa_19:7 (en el original, comienza y termina por el vocablo «ahora»); 1Re_22:48 (en el hebreo, figura el vocablo «rey» al comienzo y al final); 2Re_23:25 (en hebreo, comienza y termina por el vocablo kamóhu = «como él»); 1Cr_9:8; Neh 11:21 (comienza y termina por «los sirvientes del templo») y Est 7:7 (comienza y termina, en el original, por «el rey»). En algunos de estos ejemplos, se da también la figura de anadiplosis.
Sal 27:14. Comienza y termina con la frase: «Espera en Yahweh» (V. también en la figura apóstrofe).
Esta figura consiste en la repetición de una misma palabra después de una frase intermedia. En esto se distingue de la anáfora, ya ,que en ésta, las palabras se repiten sucesivamente o en forma rítmica.
Rom 3:25-26. «a quien (Cristo Jesús) Dios puso como propiciación, por medio de la fe, en su sangre, para mostrar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados cometidos anteriormente, con la mira de mostrar en este tiempo su justicia...».
1 Co 4:11, 1 Co 4:13, donde las palabras del v. 11 «hasta el momento presente» vienen a repetirse en el v. 13 «hasta ahora».
1Co 10:25 , 1Co 10:29. Aquí, después de una especie de paréntesis (vv. 1Co 10:26-28), la palabra «conciencia» del v. 25 se repite en el v. 1 Co 10:29, ofreciendo la argumentación adecuada.
Efe 3.1, Efe 3:14. Aquí, después de un paréntesis de Efe 3:13 vv" el Apóstol repite, del v. 1, «Por esta causa», en el v. 14, donde expone su oración.
Flp 1:22, Flp 1:24. En el v. Flp 1:20, el Apóstol había hablado de magnificar a Cristo «por vida o por muerte», porque, para él, el «vivir» era Cristo, «y el morir, ganancia». La conclusión que deduce es que continuar en esta vida es mejor, no por él, sino en beneficio de los fieles de Filipos (y de otras iglesias): «Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé qué escoger. Porque (v, Flp 1:23) de ambos lados me siento apremiado, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero (v. 24) quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.»
Es de notar que la frase del v. Flp 1:23 «de ambos lados me siento apremiado», no significa «entre ambos lados», ya que la preposición griega ek, que ocurre 857 veces en el N. T. nunca significa «entre», sino «de» o «fuera de».
Esta figura, que significa realmente «regreso» «de nuevo sobre el camino»), consiste en la repetición de las mismas palabras en orden inverso. Por eso, se llama también «inversión», Cuando no son las palabras las que se repiten invertidas, sino las frases mismas, la figura se llama antimetábola. Ejemplos de epánodo:
Gen 10:1-31. «Sem, Cam y Jafel... (v. 1);
Los hijos de Jafet... (vv. 2-5).
Los hijos de Cam... (vv. 6-20).
Los hijos de Sem...» (vv. 21-31).
Exo 9:31. «El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, por que la cebada estaba ya espigada, y el lino en caña. »
Isa 6:10. «Engruesa el corazón de este pueblo,
y agrava sus oídos,
y ciega sus ojos,
no sea que, viendo con sus ojos,
y oyendo con sus oídos
y entendiendo con su corazón...»
Rom 2:14. «... Que no tienen ley por naturaleza, hacen lo que es de la ley, éstos, ley no teniendo, para sí mismos son ley». (La figura se observa mejor traduciendo así literalmente.)
Las palabras «por naturaleza» deben unirse así a «no tienen ley», no a «hacen». Los gentiles, por naturaleza, no están bajo la Ley de Moisés; sin embargo, hacen muchas cosas de acuerdo con la Ley. De esta forma, le dan crédito en alguna forma, y también se condenan a sí mismos al no guardarla. Pero la observancia de esta ley no les salvaría a ellos, así como a los judíos no les salva la observancia de la Ley de Moisés. Todos están bajo pecado (Rom 3:9) y todos, tanto el gentil (cap. 1) como el judío (cap. 2), son culpables ante Dios (Rom 3:19).
2Co 1:3. «Bendito sea el Dios y Padre... Padre y Dios».
3Jn 1:11. «no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios».
Esta figura (del gr. «epí» = sobre + «aná» = de nuevo + + «orthoún» = enderezar) se da cuando un escritor u orador, después de decir algo, vuelve inmediatamente sobre ello para sustituirlo por otra expresión que le parece mejor o más fuerte, corrigiendo así lo que llevaba dicho. Esta figura no se debe a un defecto de forma, sino que es un medio de dar mayor belleza al discurso, por lo que los griegos la usaban con mucha frecuencia. Por ello, la tenemos también en la Biblia.
La epanortosis o corrección puede ser de tres clases:
1. Cuando la corrección es total o absoluta.
2. Cuando es parcial o relativa.
3. Cuando es condicional.
1. la corrección es absoluta.
Mar 9:24. «... Creo; ven en auxilio de mi poca fe». De repente se da cuenta de que debe corregir su aserción, al recordar su debilidad.
2. Cuando la corrección es parcial o relativa.
Pro 6:16. «Seis cosas aborrece Yahweh, y aun siete abomina su alma.»
3. Cuando la corrección es condicional.
Gal 3:4. «¿Tántas cosas habéis padecido en vano?, si es que realmente fue en vano.»
Esta figura (del gr. «epí» = sobre + «ex» = de + «hégesis» = acto de guiar) consiste en la repetición llevada a cabo con objeto de explicar algo. Hay tres clases de epexégesis:
1) exergasia, cuando lo que se añade sirve para desarrollar lo que se ha dicho antes;
2) epimoné, cuando lo que se repite sirve para hacer más profunda la impresión causada por afirmaciones anteriores; y
3) hermeneia, cuando lo que se repite hace la función de interpretar lo que precede.
1) Ejemplos de exergasia:
Sal 17:1. «Oye, oh Yahweh, una causa justa;
está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.»
Sal 18:1-2. «Te amo, Yahweh, fortaleza mía.
Yahweh, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.»
Sal 35:1-3. Véase su estructura:
a1. «Pleitea, oh Yahweh, con los que contra mí contienden;
b1. Pelea contra los que me combaten.
a2. Embraza el escudo y la coraza (o: pavés) y levántate en mi ayuda.
b2. Blande la lanza, cierra contra mis perseguidores;
a3. di a mi alma: Yo soy tu salvación.
b3. Sean avergonzados, etc.» (vv. 4-8).
En a1, a2 y a3, tenemos oración por él mismo (defensiva); en b1, b2 y b3, oración contra sus enemigos (ofensiva). En ambos casos, hay un desarrollo progresivo.
Jua 2.2 (Biblia Hebrea, v. 3). Véase en estructura alternante:
a. «Invoqué en mi angustia a Yahweh,
b. y él me oyó;
a. Desde el seno del Seol clamé,
b. y oíste mi voz.»
Véase ahora el v. siguiente (3; en la BH, 4), en introversión:
C. «Me echaste a lo profundo,
d. en medio de.. los mares,
d. y me rodeó la corriente;
c. todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.»
Aquí, en a y a tenemos la aflicción de Jonás; en b y b, la atención que Dios le prestó; en c y e, la profundidad del mar en su conjunto; en d y d, el movimiento de las aguas en torno de Jonás.
Zac 6:12-13. «... Así dice Yahweh de las huestes:
He aquí el varón cuyo nombre es el Retoño, el cual retoñará de su lugar,
y edificará el templo de Yahweh.
Él edificará el templo de Yahweh,
y él llevará las insignias reales,
y se sentará y dominará en su trono,
y habrá un sacerdote junto a su solio;
y consejo de paz habrá entre ambos.»
La figura es realzada aquí por medio del polisíndeton.
2) Ejemplos de epimoné:
Zac 1:3-6 es considerado bajo esta figura, ya que la repetición del verbo «volverse» tiene por objeto profundizar en el hecho de que todo lo que el pueblo está padeciendo se debe únicamente a su negación a escuchar las palabras de Yahweh.
Mat 7:21-23. También esta porción tiene por objeto hacer más profunda la impresión de que para nada sirven los dones espirituales sin la obediencia cordial a la voluntad de Dios.
Mat 12:31-32. Aquí, la verdad afirmada en el v. 31 es ampliada en el v. 32, para dejar bien claro lo tremendo del pecado contra el Espíritu Santo (v. 24), al atribuir a contubernio con Satanás el poder ejercitado por el Señor en la expulsión-de demonios (véase c. 28).
Mat 15:18-20. Después de afirmar que «lo que sale de la boca, sale del corazón; yeso es lo que contamina al hombre», el Señor pasa a explicar qué cosas son las que salen del corazón y, por tanto, son las que realmente contaminan al hombre; «pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre».
Mar 7:20-23. También aquí, el hecho solemne, afirmado en el v. 20, es puesto de relieve en los vv. siguientes, a fin de que se imprima con fuerza en la mente y en el corazón de los oyentes.
Juan 21:15-17. La triple restauración de Pedro tiene por objeto asegurarle que su anterior triple negación no le separaba del ministerio pastoral y que, a pesar de haber caído, la oración de su gran Abogado había sido escuchada para que la fe de Pedro no fallará (v. Luc 22:32).
Col 2:14-15. En esta porción, el glorioso resultado de la muerte de Cristo es puesto de relieve mediante la enumeración detallada de sus triunfos.
3) Ejemplos de henneneia:
Sal 7:13 (BH, 14) es una explanación del v. Sal 1:1 (BH, 13).
Sal 77:19. Después de decir: «En el mar te abriste camino...», se da, como una interpretación, lo de: «y tus pisadas no dejaron rastro.»
Isa 1:22-23. Aquí, después de las palabras: «Tu plata se ha convertido en scorias, tu vino está mezclado con agua», se da la interpretación: «Tus príncipes, rebeldes y compañeros de ladrones...»
Isa 34:6. Lo que en la 1ª parte del v. se dice de la «espada»de Dios, se explica en la 2ª parte del mismo versículo.
Isa 44:3. También aquí, la segunda parte del versículo nos ofrece la interpretación de la primera parte.
Isa 51:2 interpreta el sentido del versículo Isa 52:1, Isa 51:1-2.
Ose 7:8-9. El v. 9 nos da la interpretación del v. 8.
Amo 3:8. Primeramente tenemos lo del «rugido del león»; después, la interpretación: «Si habla Adonay Yahweh, ¿quién no profetizará?»
Mat 6:24; Luc 16:13, donde la 2: cláusula nos explica la 1ª:
A. «Nadie puede servir a dos señores,
B. a. porque o aborrecerá al uno
b. y amará al otro,
B. b. o se adherirá al uno
a. y menospreciará al otro.
A. No podéis servir a Dios y a Mamón.»
Aquí, A interpreta lo de A, mostrando que los dos amos son Dios y Mamón; mientras que, en B y B, se da una doble razón en la forma de la figura epánodo (Véase en su lugar).
Juan 7:39. Este versículo es añadido para interpretar lo dicho en el versículo 38.
2Ti 4:6. Lo de «yo ya estoy siendo derramado» (como una ofrenda de libación) es explicado en lo de «el tiempo de mi partida es inminente».
Además, todos los lugares en que el propio texto sagrado dice: «lo cual, siendo interpretado, es...» entran dentro de esta figura que llamamos herrneneia.
Existe una figura, llamada batología (que significa «repetición vana» -v. Mat 6:7-, donde ocurre el verbo), la cual nunca ocurre en la Biblia con respecto a Dios, sino sólo en boca de incrédulos, como puede verse en 1Re 18:26; Hch 19:34 , etc.
Esta figura, del griego epibállein = cargar sobre, arrojar sobre, consiste en la repetición de una frase a intervalos irregulares.
Exo 16:35. «Así comieron maná los hijos de Israel cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.»
Núm 9:18. «Al mandato de Yahweh los hijos de Israel partían, y al mandato de Yahweh acampaban.»
Jue 5:27. Dice textualmente: «A los pies de ella se encorvó, cayó, quedó tendido; a los pies de ella se encorvó, cayó; donde se encorvó, cayó muerto.» Véase también en anáfora y aslndeton.
Sal 29:3, Sal 29:4 (dos veces), Sal 29:5 , Sal 29:7 , Sal 29:8 , Sal 29:9. Siete veces (número de perfección espiritual) se repite la frase «Voz de Yahweh», al comienzo de sendas cláusulas.
Isa 2:7 , Isa 2:8. «Su tierra está llena de plata y oro... Además su tierra está llena de ídolos...»
Isa 5:8 , Isa 5:11 , Isa 5:18 , Isa 5:20 , Isa 5:21 , Isa 5:22. Seis veces se repite, al principio de sendos párrafos, «¡Ay de los que...!» Pero, en Isa 6:5 , dice: «¡Ay de mí»
Mat 6:19-20. Para mejor apreciar la figura, veamos la estructura:
A. «No alleguéis
B. tesoros en la tierra,
C. donde la polilla y el orín corroen,
D. y donde los ladrones horadan y hurtan;
A. sino allegaos
B. tesoros en el cielo,
C. donde ni la polilla ni el orín corroen,
D. y donde los ladrones no horadan ni hurtan» (contraste).
Hch 20:22 y Hch 20:25. Nótese el solemne énfasis en la repetición de la frase: «y ahora, he aquí que yo...»
Semejante a ésta, es la figura sinántesis (de synantáo = encontrarse con) y consiste en la repetición de frases o cláusulas en orden inverso, no de palabras, en lo que se diferencia de epánodo y antimetábola.
La epícrisis (del gr. «epí» = sobre + «krísis» = juicio) es una breve frase añadida al final de un párrafo por vía de deducción, mostrando, al mismo tiempo, que hay allí algo más, o de mayor profundidad, que lo que aparece en la superficie. Ejemplos:
Jn 1:24. "Y los que habían sido enviados eran de los fariseos." Con esta frase se nos recuerda que los fariseos daban mucha importancia al bautismo, lo cual explica que tuviesen mucho interés en averiguar qué significaba el ministerio del Bautista.
Jn 1:28. "Estas cosas sucedieron en Betábara (muchos MSS dicen: Betania), al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando." Esto se nos dice para explicar que la gente había venido desde muy lejos.
Esta figura (del gr. epí = sobre + foneín = hablar en voz alta) es una conclusión por vía de exclamación. Cuando ocurre como pasaje independiente, se llama ecfónesis (v. en su lugar). Si la exclamación forma una especie de paréntesis, se llama interjección (v. en su lugar).
Jue 5:31. «Así perezcan todos tus enemigos, oh Yahweh.»
Sal 2:12. «Bienaventurados todos los que en él se refugian» (lit.).
Sal 3.8. «La salvación es de Yahweh. Sobre tu pueblo sea tu bendición.»
Sal 14:7. Como conclusión del salmo, se añade la exclamación: «¡Oh, quién nos diese que de Sión saliera la salvación de Israel!!». V. también en paronomasia y metonimia.
Sal 135:21. Al final de este salmo, como también de otros, tenemos la frase hebrea: Hallelu-Yah = alabad a Yah, como epifonema.
Jon 2:9. «... La salvación es de Yahweh».
Mat 17:5. Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.» La última frase es un epifonema exhortativo.
Mat 11:15. «El que tiene oídos para oír, oiga.» Este epifonema ocurre 16 veces (v. también en poliptoton).
Mat 20:16. «Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos» (v. también Mat 22:14).
Mat 24:28. «Dondequiera que esté el cadáver, allí se juntarán las águilas.» Véase también en paremia.
Apo 22:20 es un bello epifonema, no sólo del capítulo y dellibro, sino también de toda la Biblia: «Sí, ven, Señor Jesús.»
Esta figura consiste en la repetición de la misma palabra (o de la misma expresión) al final de sucesivas frases o cláusulas. Es, pues, la figura opuesta a la anáfora. Ejemplos:
Gen 13:5. Dice el original: «Y la tierra no era suficiente para que morasen juntos, pues sus posesiones eran tantas que no era posible que morasen juntos»
Deu 27:15-26. Cada uno de los vv. de esta porción termina con el vocablo Amén, con el que el pueblo había de mostrar su conformidad con lo que los levitas proclamaban.
Sal 24:10. «¿Quién es ese Rey de la gloria?
Yahweh Tsebaoth es el Rey de la gloria.»
Sal 115:9-11. «Oh Israel, confía en Yahweh;
Él es su ayuda y escudo.
Casa de Aarón, confiad en Yahweh;
Él es su ayuda y escudo.
Los que teméis a Yahweh, confiad en Yahweh;
El es su ayuda y escudo» (lit.).
Con el repetido epístrofe, se pone de relieve la fortaleza y seguridad del pueblo de Dios.
Sal 118:10-11. Los 3 vv. acaban con la misma frase. También hay anáfora en los vv. Sal 118:8-9, y en los vv. Sal 118:10-12. Véanse igualmente Sal 120:2-3; Sal 121:3-4; Sal 123:4-5; Sal 125:1-2; Sal 131:2 y Sal 132:2-5.
Sal 136:1-26 . Este salmo es un ejemplo notable de esta figura, ya que cada una de sus cláusulas termina con la frase «Porque para siempre es su misericordia».
Eze 33:25 , Eze 33:26. Se repite al final de ambos vv. la misma frase, a fin de añadir mayor solemnidad: «¿Y poseeréis vosotros la tierra?».
Joe 2:26-27. También estos dos vv. terminan con la misma frase, por el mismo motivo que en el ejemplo anterior: «Y mi pueblo jamás será avergonzado».
Rom 8:31. «... Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?».
Apo 7:5-8. Cada frase empieza y termina aquí de la misma manera. Por lo que tenemos, además de la epístrofe, la anáfora.
Apo 22:11. Las cuatro frases de este versículo terminan con la palabra «todavía». También puede observarse aquí la figura, ya estudiada, del polisíndeton al comienzo de las frases respectivas. También en el v. 17 tenemos ambas figuras (epístrofe, en la repetición del verbo «venir»; y polisíndeton, en los cuatro «y»; el 5.º de nuestras versiones no aparece en el original).
Esta figura puede existir en el original y pasar desapercibida en las versiones, mientras que, en otras porciones puede existir en algunas versiones, pero no en el original. Por ejemplo, la AV inglesa traduce Hch 19:15: «Jesus I know, and Paul I know; pero los verbos son diferentes en el original: el primero es ginósko = conocer, en el sentido de recibir una influencia personal experimental (para bien o para mal) de tal conocimiento; mientras que el segundo es epístamai que significa tener un conocimiento exterior, teórico, científico, etc.
Cuando la figura se usa dentro de una argumentación o en una especie de desafío, como en 2Co 11:22, recibe el nombre de epífora (gr. epí = sobre + phero =llevar, en el sentido peyorativo de «lanzar» o «lanzarse» contra alguien o algo, especialmente por medio de palabras). Dice el pasaje citado:
«¿Son hebreos? Yo también.
¿Son israelitas? Yo también.
¿Son descendientes de Abraham? Yo también.»
Esta repetición sirve para poner mejor de relieve los sentimientos del Apóstol Pablo.
Esta figura (del gr. «epí» = sobre + «teínein» = extender o estirar) se da cuando la conclusión se añade por énfasis. Se distingue de la amplificación en que se usa en forma de conclusión.
Ejemplos:
Exo3:19. «Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino forzado por mano poderosa.»
Mar 10:43-44. «... cualquiera que desee llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro sirviente». En el v. Mar 10:44 , el sentido viene a ser el mismo, pero se añade, como epitasis: «y cualquiera que desee entre vosotros ser primero, será esclavo de todos».
Juan 13:34. «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros.» Luego se añade la epítasis: «como yo os he amado, que también os améis unos a otros».
Hch 7:5. «Y no le dio herencia en ella, ni aún para asentar un pie.»
Rom 13:1. «... y las (autoridades) que hay, por Dios han sido establecidas». Esto es una epítasis para enfatizar la fuerza de la afirmación que precede.
2 Cor. 3, donde el v. 2Co 3:6 sirve de epítasis al v. 2Co 3:5, poniendo de relieve lo que se ha dicho anteriormente.
Esta figura consiste en añadir una conclusión en forma de modificación. Se llama así del griego «epí» = sobre + therápeia = asistencia, especialmente en sentido médico. De ahí, que esta figura tenga por objeto añadir una especie de remedio curativo, a fin de suavizar, mitigar o modificar lo que se ha dicho. De este modo, no se ofende la modestia o cualquier otro sentimiento. Cuando la figura va por delante, a fin de asegurar la benevolencia, se llama prodiortosis (v. en su lugar).
Mat 26:40-41. «... ¿así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; El espíritu, a la verdad, está animoso, pero la carne es débil».
Flp 4:10. «En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba oportunidad.»
Cuando lo que se ha dicho concluye en un ejemplo, se llama con ese mismo nombre:
Ejemplo
No ha de confundirse esta figura con el uso de ejemplos en el curso de un argumento, sino que tiene lugar cuando se concluye una afirmación con un ejemplo que sirve de precedente que se ha de seguir o se ha de evitar. Esto ocurre en Luc. 17:31-32, que concluye con la frase: «Acordaos de la mujer de Lot.»
Esta figura (del gr. «epí» = sobre + «thetos» = puesto) se da cuando un sustantivo o un adjetivo sirven para designar algo por medio del atributo o cualidad que mejor lo caracterizan. Dicho sustantivo o adjetivo van así unidos, por aposición, al objeto o sujeto, con el propósito de amplificar el sentido por vía de distinción, explanación o descripción. Se distingue de la ampliación en que ésta implica cierto cambio, mientras que el epíteto es una adición.
Gen 21:16. «y se fue (Agar) y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco». El «tiro de arco» es un epíteto para designar una determinada distancia.
Exo 25:25 ; Exo 37:12 ; 1Re_7:26 ; 2Cr_4:5 ;Sal 39:5 ; Eze 40:5. Un palmo se usa como epíteto para designar cierta medida.
Núm 24:20. Aquí, la frase «cabeza de naciones» es un epíteto para designar a la primera nación que peleó contra Israel en el desierto (v. Exo 17:8); también «perecerá para siempre» resulta otro epíteto, a la vista de Exo 7:14 , Exo 7:16. Compárese con Amos 6:1.
Jue 20:16. Aquí, «un cabello» viene a ser un epíteto para designar una delgadísima cosa. Véase también en hipérbole.
Jua 17:3. «... que te conozcan a ti, el único Dios verdadero». El adjetivo «verdadero» no es una mera cualificación de Dios, sino un epíteto que caracteriza al «único Dios» (v. también 1Ts_1:9; 1Jn 5:20). Así se le distingue de los que no son dioses (v. 1Co 8:5-6; Gal 4:8).
Luc 22:41. Un «tiro de piedra» es usado aquí como epíteto de una determinada distancia.
1Pe 4:3. El epíteto « abominables» cuadra aquí bien al culto a los ídolos.
Esta figura, también llamada epiplexis = castigo, se usa cuando quiere expresarse una reprensión. En vista de que los caminos y los pensamientos de los hombres son contrarios a los de Dios, es inevitable que Dios hable al hombre sin reprenderle. Estas reprensiones pueden ser de varias clases como veremos a continuación:
I. REPRENSIÓN POR VÍA DE CORRECCIÓN.
Luc 9:55. «Entonces, volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois», etc.
Luc 24:25. «Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer en todo lo que los profetas han dicho!» Estos creyentes judíos estaban dispuestos a recibir las porciones de la Biblia que hablan de la gloria de Cristo, pero rechazaban las que hablan de los sufrimientos de Cristo. Los creyentes de hoy tienen peligro de irse al extremo opuesto. Los judíos pensaron que el Señor Jesús no era bastante bueno para el mundo, y por eso lo rechazaron. Los cristianos de hoy piensan que el mundo no es bastante bueno todavía para Cristo y, por eso, fracasan en ganarle almas. Ambos tienen parte de la verdad, pero no aciertan a ver la verdad entera; por lo cual merecen la reprensión del Señor, la cual va en el v. Luc 24:26: «¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?» Nótense los dos extremos. El Espíritu Santo declara (2Pe 1:19), con respecto a las profecías, que el mundo es un lugar oscuro y haremos bien en prestar atención a la única luz que poseemos. ¡Muchos cristianos dicen hoy que la profecía es un lugar oscuro y que haremos bien en evitar meternos a interpretarla!
Rom 9:20. «... ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Acaso dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?», etc. V. también en apóstrofe y prosopopeya.
II. REPRESIÓN POR VÍA DE FRANQUEZA.
Esta figura, que también se llama eleuteria = libertad, y parresia = franqueza, se da cuando el orador o escritor, sin ánimo de ofender, se expresa con toda libertad. Las palabras de Eliú en Job, caps. 32 al 37, son un hermoso ejemplo de esta figura.
Lu. 13:32. "Id y decidle a ese zorro", etc. Éste fue un mensaje lleno de franqueza, y sin pizca, a Herodes.
Jn 8:44. "Vosotros sois de vuestro padres el diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él ha sido homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, pues no hay verdad en él", etc V. en metonimia e idiotismo.
1 Jn 3:10. "En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no practica justicia, no es de Dios, tampoco el que no ama a su hermano." Esto es franqueza de veras; demasiada para la falsa tolerancia de hoy en día. Sin embargo, son palabras del Dios que es amor, expresadas por medio de Juan, el Apóstol del amor.
Con una Concordancia griega, pueden verse los lugares en que la palabra griega parrhesía ocurre, con lo que se tienen interesantes y abundantes ejemplos.V. los lugares siguientes: Mr. 8:32; Jn 7:4, 13, 26; 11:14; 16:25, 29; Hch 2:29; 4:13, 29, 31; 28:31; 2 Co 3:12; 7:14; Ef 3:12; 6:19; Fil 1:20; COl 2:15; 1 Ti 3:13; Flm 8; He 3:6; 4:16; 10:19, 35; 1 Jn 2:28; 3:21; 4:17; 5:14. Se traduce, según el contexto, por "franqueza", "libertad", "denuedo", "claramente", etc.
III REPRESIÓN POR VÍA DE INDIGNACIÓN.
La figura se llama en este caso aganactesis = irritación, y que se usa cuando la reprensión produce de un vivo sentimiento de indignación. V: Gn 3:13; 4:10; 20:9; 31:26.
Hch 13:10. Aquí tenemos un notable ejemplo de la indignación de Pablo ante la oposición de Elimas el mago.
IV. REPRENSIÓN POR VÍA DE DETESTACIÓN.
En este caso, la figura se llama appodioxis. Se da cuando el orador o escritor rechaza algo como cosa absurda o malvada.
Sal 50:16. "Pero al malo le dice Dios :¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes y tomar mi pacto en tu boca?"
Is 1:12-15. es una solemne expresión de la repugnancia que Yahweh sentía ante la falsa religiosidad de Israel. La porción describe con todo detalle cada una de las vanas observancias religiosas, con lo que se pone de relieve la detestación de todo ello por parte de Yahweh, ya que no proceden del corazón. V. también en elipsis, antropopatía, sinatresmo e hipotiposis.
Jer. 9:2 (BH, 1). Jeremías expresa aquí su detestación de la idolatría de Israel.
Mt 4:10; Lc 4:8. "Vete de mí, Satanás", etc.
Mt 16:23. "Pero él (Cristo), volviéndose dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí Satanás!; me eres tropiezo, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombre." Estas palabras de repulsa, tan cerca de las dirigidas a l mismo Pedro en los vv. 17-18, deberían haber impedido, de una vez por todas, la pretensión de hacer de Pedro la Roca fundamental de la Iglesia.
Hch 8:20-23. Pedro rechaza aquí horrorizado l aidea de Simón Mago de que el don del Espíritu Santo pudiera comprarse con dinero.
V. REPRENSIÓN POR VÍA DE DEPRECACIÓN.
El nombre de esta figura viene del latín "deprecativo", que viene a significar "orar contra" algo. La figuera se usa en tres sentidos:
1) Una ruego contra el mal, a fin de prevenir o retirar sus efectos.
2) Una oración para que el mal recaiga sobre otros o, incluso, sobre sí mismo. Esto último se llama propiamente imprecación.
3) Cuando el ruego se ace para prevenir o retirar cualquier mal.
Tenemos un ejemplo en la reprecación de Moisés:
Ex 32:32. "Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito." V. en aposiopesis y antropopatía.
VI. REPRENSIÓN POR VÍA DE DESENMASCARAMIENTO.
En este caso, la figura se llama técnicamente diasirmo, vocablo griego que significa: hacer pedazos. El verbo sýrein, del que se deriva el nombre de la figura, ocurre dos veces en conexión con Pablo: Hch 8:3 ("arrastraba", Pablo) y 14:9 ("le arrastraba" a Pablo). La figura se llama así porque es como si rasgara un velo o cualquier otra cobertura de la realidad en cuestión, para mostrar las cosas como son.
Mt 26:50. "Compañero (llit. - no "amigo", sino "compañero" - griego : hetaíre), ¿a qué vienes?
Jn 7:4. Los hermanos del Señor le reprenden aquí como si él no supiese cómo llevar el negocio, pero el diasirmo procede aquí de la incapacidad de ellos para entender cuál era realmente la misión de Jesús.
VII. REPRENSIÓN POR VÍA DE MENOSPRECIO.
La figura se llama, en este caso, exutenismo, vocablo griego que significa desprecio. Pueden verse ejemplos de ella en 2Sa 6:20 ; Job 26:2 ; Jer 22:23 .
Otras figuras afines son la maldición (ya sea en forma de deprecación o de imprecación), de la que pueden verse ejemplos en 1Sa_3:17 ; Rut 1:17 ; Sal 109:6-19 (V. también en elipsis); Eze 34:2 y, en general, las que comienzan por «¡Ay de...!», como en Deu 28:11-19 ; Isa 3:11 ; Jer 48:46 ; Mat 11:21 ; la deasis o conjuro (afín a la figura apóstrofe), que puede verse en Deu 4:26 ; Deu 4:30 : Deu 4:19; 2Sa 20:20 ; Job 27:5 ; Isa 14:24 ; Isa 62:8 ; Jer 22:5 ; Jer 27:5 ; Ez 5:11 ; Eze 33:11 ; Eze 34:8 ; Hch 20:26, y que suele expresarse en frases como: «¡lejos de mí! ¡Así me haga Yahweh...!» «Como vive Yahweh...», etc. Finalmente, dentro de esta clase, tenemos el cleuasmo o burla. Esto es lo que los fariseos hacían con respecto a las enseñanzas de Jesús (v. Luc 16:14), y que llevó al Señor a reprenderles severamente. Esto es precisamente lo que hará Dios mismo: se burlará de los que han tratado así a Su Ungido:
Sal 2:4. «El que se sienta (lit.) en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.»
Un ejemplo solemne de esta figura lo tenemos en Pro 1:24-33. V. también Isa 14:4 , Isa 14:12 ; Miq 2:4 .
La figura descrita con este vocablo griego (de epí y trékhein = correr) consiste en la adición parentética de una frase más o menos breve, intercalada rápidamente como un comentario fugaz. Ejemplos:
Gen 15:13. «Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena (y será esclava allí y será oprimida) cuatrocientos años.» Este paréntesis aclara muchos lugares oscuros de la Escritura. Así vemos que los cuatrocientos años (número redondo, como en Hch 7:6, donde se da el mismo paréntesis) han de contarse a partir del nacimiento de Isaac hasta la salida de Egipto, pues la esclavitud de los israelitas en Egipto no pasó de 210 años. Exo 12:40-41 ha de interpretarse a la luz de esto, pues no puede contradecir al claro texto de Gal 3:17, que pone 430 años entre la promesa hecha a Abraham y la promulgación de la Ley en el Sinaí.
Sal 68:18 (en la BH, v. 19). Aquí tenemos un bello epitrecon:
«Subiste a lo alto,
condujiste cautivos,
tomaste (y diste, v. en elipsis) dones para los hombres,
(aun para los rebeldes, lit.),
para que habitara entre ellos Yah Dios.»
¡Cuán preciosa y consoladora es la verdad que aquí se nos enseña! Vemos al Señor abajándose y alcanzando con sus bendiciones aun a los más indignos recipientes de los dones divinos.
Mat 9:6. El paréntesis está explícito en nuestras versiones.
Jua 2.9. También aquí puede verse el paréntesis en nuestras versiones.
Juan 4:8. Todo el v. es un claro paréntesis.
Hch 1:15. También este paréntesis está explícito en las versiones.
Lo mismo ha de decirse de Rom 3:8 ; Rom 10:6 , Rom 10:7 ; Ef _2:5, al final; Col 2:22 . También Heb. 12:20-21 contienen un epitrecon, aunque el paréntesis no esté señalado en nuestras versiones. Merecen especial mención:
Rom 8:19-21. Aquí, la figura se muestra mejor mediante la presentación de su estructuración en cuatro miembros alternantes:
A. 19. Expectación.
B. 20-. Razón: (la creación, sometida a vanidad).
A. 20b. Expectación.
B. 21. Razón: (la creación, liberada de la servidumbre).
Véase en elipsis, y nótese que las palabras «no por su propia voluntad, sino por causa del que la sometió» son un epitrecon; en realidad, el empalme habría de hacerse desde el v. 19 hasta el final del v. 20, del modo siguiente: «... es el aguardar la revelación de los hijos de Dios en esperanza de que también...».
Rom 9:2-3. «de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón (porque deseaba -lit.- yo mismo ser anatema, separado de Cristo) por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne». El verbo griego eukhómen aparece, por hipérbaton (v. en su lugar) a la cabeza de la frase, a fin de atraer nuestra atención. El hecho de que el verbo se halle en pretérito imperfecto muestra la constancia con que Pablo deseaba lo que dice.
Cuando la enumeración o sinatresmo se hace, no precisamente por amplificar, sino por compendiar, pasando deprisa por lo que ya se ha dicho, más bien que por detenerse en cada uno de los detalles, y llegar antes así a otro tema, la figura se llama epitrocasmo (gr. "epí" = sobre "trokházein" = correr aprisa).
Esta figura pertenece, en cierto modo, a las figuras de omisión, si se mira a la ausencia de conjunciones copulativas; pero, por otra parte, pertenece a las figuras de adición, si se atiende a la copiosa cantidad de palabras. Un ejemplo de esta figura es:
He 11:32, donde se enumeran muchas personas, sin detenerse a dar más detalles de las mismas.
Cuando el sinatresmo o enumeración se usa con relación a hechos, más bien que a palabras, cosas, personas, etc., la figura se llama diéxodo o expansión. Esta figura se emplea cuando hay una exposición o afirmación de hechos, no tanto con el objeto de amplificar, ni de abreviar, sino en forma de digresión. En realidad, es la opuesta de sintomia, la cual es en sí una abreviación, mientras que el diéxodo es una digresión extensa. Como ejemplos, puede verse 2 P 2:13, 15, 17; Jud 12, 13, 16.
De «epí» = sobre + «trépo» = volver, esta figura se usa cuando admitimos algo que es malo en sí, pero lo hacemos sólo por dar fuerza a nuestro argumento. La figura se aproxima a la ironía, si lo que se admite, no se da realmente por descontado, sino sólo en apariencia.
1 R 22:15. "... SUbe y serás prosperado, y Yahweh la entregará en mano del rey". Por epítrope e ironía, Miqueas admitía lo que estaba en el corazón de Acab, para mejor sacarlo a la luz y condenarlo.
Ec 11:9. "Alégrate, mozo , en tu mocedad y pásalo bien en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero ten en cuenta que sobre todas estas cosas te juzgará Dios."
Esta figura se usa cuando un orador o escritor hace preguntas en forma muy animada, pero no para obtener información. En lugar de hacer declaraciones lisas y llanas, cambia súbitamente de estilo y pone en forma de interrogación lo que estaba a punto de decir, o podía haber dicho, sin esperar respuesta.
La figura es tan importante, que sale con mucha frecuencia en la Biblia. En los 1.189 capítulos de que consta la Escritura Sagrada, hay no menos de 3.298 erótesis. Por consiguiente, es obvio que no podemos citadas todas. De los 1.189 capítulos, sólo hay 453 que no contienen ninguna interrogación. Se dividen de la siguiente manera: Los 929 capítulos del Antiguo Testamento contienen 2.274 preguntas; mientras que los 260 del Nuevo Testamento contienen no menos de 1.024. Así que la media de preguntas por capítulo es mucho más alta en el N. T. que en el A. T. Concretamente, en el A. T., la media es de 2.3, en el N. T. es de 3.9 (casi el doble). El libro con mayor número de erótesis es Job, con 329; en segundo lugar, está Jeremías con 195. En el N. T. el primero es Mateo con 177, al que sigue Juan con 167.
Estos hechos son interesantes, pero no son muy importantes en cuanto a la división en capítulos, la cual es de origen humano; en cambio, tiene cierta importancia su irregular distribución en cada una de las dos secciones: A. T. y N. T. Su estudio es enormemente instructivo, ya sea en las preguntas que Dios hace al hombre, o en las que el hombre hace a Dios, o en las que el hombre se hace a sí mismo.
No es fácil clasificar las distintas formas de erótesis, pero presentamos la siguiente clasificación en diecinueve grupos, los cuales abarcan prácticamente todas las divisiones en las que las interrogaciones de la Biblia pueden ordenarse:
1. En afirmación positiva.
2. En afirmación negativa.
3. En negación afirmativa.
4. En demostración.
5. En admiración.
6. En arrebato.
7. En deseos.
8. En rechazos.
9. En dudas.
10. En amonestación.
11. En reconvención.
12. En prohibición o disuasión.
13. En compasión.
14. En desprecio.
15. En reproche.
16. En lamentación.
17. En indignación.
18. En absurdos e imposibilidades.
19. Dobles preguntas.
Esta figura (del gr. «aitía» = causa + «lógos» = palabra o razón) ocurre cuando el escritor u orador, directa o indirectamente, presenta una razón de lo que piensa, dice o hace. Los griegos la llamaban también apódeixis = plena demostración.
Rom 1:13. «Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.»
Rom 1:15-16. «Así que, en cuanto a mí, estoy ansioso de anunciarles el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquél que cree.» Nótese que, en seis vv. (Rom 1:16-21), las conjunciones causales griegas «gar» y «diotí» = «porque» y «por lo que» respectivamente, salen nada menos que ocho veces.
Lo mismo digamos de Rom 3:20 ;Rom 4:14-15 y otros lugares en los que la conjunción «gar» = porque, apunta la razón; y ((diotí» = puesto que, muestra la causa.
Los ejemplos son demasiados para ser citados todos, pero su importancia debe ser siempre tenida en cuenta.
Si la descripción se refiere a los modales, hábitos, caprichos o gestos de una persona, se llama etopeya, de la que tenemos ejemplos en Isa 3:16; Jer 48:3-46; Luc 18:9-14; 1Pe 3:3.
Del griego euphemízein = usar palabras de buen augurio, esta figura consiste en el empleo de palabras o expresiones agradables, en lugar de otras desagradables, duras o malsonantes. Aunque parezca extraño, la Biblia nunca usa eufemismos para hablar de las funciones naturales u ordinarias de la vida; sin embargo, hay en las Escrituras bellos eufemismos para expresar sentimientos tiernos y delicados. Tanto es así que una de las mayores pruebas de la inspiración divina de la Biblia es este marcado contraste entre el hebreo y otros idiomas a este respecto. Otros idiomas abundan en vocablos y expresiones indecentes, mientras que «las palabras de Yahweh son palabras puras». En cuanto a las «partes vergonzosas», como el Espíritu Santo las llama, no hay ningún vocablo en hebreo para expresar las de la mujer; para las del hombre, se usa un eufemismo. Por otro lado, mientras los hombres inventan eufemismos para cubrir pecados, la Biblia nunca dora el pecado con bellos nombres, sino que lo describe plenamente en toda su miseria y abominación, con lo que el lector no se llama a engaño por causa de adornos indebidos. Lo mismo digamos de la muerte, que para los mundanos es «lo irremediable», mientras que, para el creyente, es «dormición».
Gn 15:15. "Y tú vendrás a tus padres"; en lugar de decirle: "morirás"
Gn 42:38. "... haréis descender mis canas con dolor al Seol"; esto es, me matareis.
Ya hemos observado, al estudiar la figura antimeria, que cuando un nombre «en régimen» (esto es, regido por otro nombre, y colocado así en genitivo) se usa en lugar de un adjetivo, el nombre en genitivo no siempre está usado en lugar de un adjetivo. Por consiguiente, la preposición de genitivo «de» no comporta un significado uniforme, sino que se usa de varias maneras. Los gramáticos difieren en cuanto a la clasificación de los diversos usos del genitivo. Presentamos nuestra propia clasificación.
El caso genitivo se llama así del griego genos = género, raza, etc., porque designa el género de la cosa o persona a la que afecta, o de la que recibe su naturaleza (o es generada). Por consiguiente, es lo que podríamos llamar el caso del origen o de la pertenencia. Nuestra preposición castellana —nota del traductor—; «de» (como preposición de genitivo, no de ablativo) puede indicar un genitivo objetivo; por ej. «el amor de Dios», significando el amor que le tenemos a Él; o subjetivo, si queremos dar a entender el amor que Él nos tiene. De ordinario (no siempre), el contexto nos hará ver en qué sentido ha de tomarse.
Esta misma norma siguen muchas de las lenguas modernas, pero sería un error pensar que dicha preposición representa el caso genitivo en hebreo u otras lenguas. A veces, es difícil decidir a qué clase pertenece el ejemplo que estemos considerando. Puede, a menudo, ser correcto clasificarlo bajo más de un epígrafe. Es tarea del estudioso, cuando encuentre la preposición como señal del genitivo, considerar y decidir a qué clase pertenece. Los ejemplos no son exhaustivos. La clasificación que adoptamos es como sigue:
GENITIVO DE:
1. Carácter.
2. Origen y causa eficiente.
3. Posesión.
4. Aposición.
5. Relación.
6. Material.
7. Contenido.
8. Partición.
9. Dos genitivos, dependiendo el uno del otro.
1. Genitivo de CARÁCTER.
Este genitivo tiene una función más adjetival que los otros, y es siempre enfático. El énfasis se carga siempre en el adjetivo que con él se forma, no en el sustantivo al que califica. Hemos dado ejemplos de este genitivo en antimeria.
2. Genitivo de ORIGEN y CAUSA EFICIENTE.
Este empleo del genitivo señala la fuente u origen de la que algo se deriva. Dentro de este grupo, podemos poner los ejemplos que denotan la causa que efectúa o produce algo.
Núm 24:4 , Num 24:16. «Los dichos de Dios» (hebr. El) y «la visión de El-Shadday» (del Todo-suficiente), son genitivos de origen: Los dichos y la visión que proceden de Dios.
Deu 32:19. «Y lo vio Yahweh, y se encendió en ira, por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas»; es decir, a causa de la provocación producida por la conducta de Su pueblo.
Esd 3:7. «... conforme a la autorización (lit.) de Ciro, rey de Persia»; es decir, conforme al documento garantizado por el rey.
Job 14:1. «El hombre nacido de mujer»; esto es, que la mujer ha dado a luz.
Sal 37:22. Dice el original: «Porque los bendecidos de él (Dios) heredarán la tierra, y los maldecidos de él serán cortados»; esto es, respectivamente, los que Dios bendice y los que Dios maldice.
Isa 1:7. «... y asolada como asolamiento de extraños»; es decir, como el asolamiento que causan los extraños, o como el asolamiento que sufren los extraños.
Isa 9:6. «... Príncipe de paz»; es decir, el autor y dador de paz.
3. Genitivo de POSESIÓN.
Éste es quizás el uso más común y frecuente del caso genitivo. Nos limitaremos a los ejemplos más difíciles dentro de los más importantes:
Luc 2:49. «... en los asuntos de mi Padre»; es decir, la voluntad del Padre, que Cristo había venido a cumplir; ésta era la obra que vino a llevar a cabo, y es muy de notar que las primeras palabras de Cristo que registran los Evangelios sean esas de Luc 2:49, y las últimas: «Está consumado» (Juan 19:30): había llevado totalmente a cabo dicha obra (comp. con Juan 17:4). Así aprendemos que la voluntad de Dios Padre fue la fuente de nuestra salvación, la obra de Cristo el canal por el que fluyó la salvación, y el testimonio y poder del Espíritu Santo fue la fuerza que nos aplicó la salvación (v. Heb 10:7 , Heb 10:12 , Heb 10:15).
Efe 6:16. «... el escudo de la fe»; el escudo que la fe posee y del que echa mano; y no es otro que Dios mismo en Cristo (comp. con Gen 15:1 ; Sal 84:11 —BH, 12—). No es, pues, un genitivo de aposición, como si la fe fuera un escudo, sino, como en el v. siguiente:
Del griego gnomé = conocimiento, o medio de conocer, esta figura consiste en citar dichos expresivos de máximas útiles o de sentimientos universales en cuanto a los asuntos humanos, sin que se mencione el nombre del autor. En Pro 1:2 , se llaman «dichos inteligentes»; a ellos se refiere Ecl 12:11.
Esta figura se distingue del proverbio en que todo proverbio es gnome, pero no todo gnome es proverbio; de ahí que tenga mayor amplitud de significado que el proverbio. Siendo el gnome propiamente una cita, ello nos introduce de lleno en el problema de las citas del A. T. que hallamos en el Nuevo. Es un hecho que existen variaciones en esas citas. Las diferencias se deben a que, en la mayoría de los casos, las citas del N. T. se toman de la versión de los LXX; a veces, se toman directamente del hebreo; y algunas veces, se diferencian de ambos textos. Ello se debe a que no todas son propiamente citas literales; no faltan las meras alusiones, y en algunos lugares se usan citas combinadas de varias porciones. De ahí la dificultad de elaborar una lista exacta de tales citas.
Suele admitirse que en el N. T., según el recuento de Spearman, hay 189 pasajes citados del A. T. De ellos, 105 están de acuerdo con la versión de los LXX, 21 con el texto hebreo, 45 que difieren de ambos, y 18 que son neutrales. Pueden verse en la siguiente tabla:
N°. de citas en Total De los LXX Del hebreo Dif. de ambos Neutrales
Mateo 38 25 4 8 1
Marcos 3 1 2
Lucas 5 3 2
Juan 11 3 2 5 1
Hechos 19 11 1 7
Romanos 51 30 4 5 12
1 Corintios 11 4 2 5
2 Corintios 8 4 1 1 2
Gálatas 4 3 1
Efesios 2 1 1
Hebreos 22 15 3 4
1 Pedro 7 6 1
Judas 1 1
Apocalipsis 7 2 2 3
Totales 189 105 21 44 19
Las dificultades en esta materia han surgido por no haberse percatado muchos críticos de que la Biblia tiene un solo Autor principal, no obstante la multiplicidad de autores humanos, secundarios. Nuestros estudios quedarían incompletos si no observaremos el modo como el Espíritu Santo cita en el N. T. las Escrituras del A. T. Véanse los siguientes ejemplos:
Mat 15:4. Con referencia a Exo 20:12, nuestro Señor dice: Porque Dios mandó diciendo, etc.»
Mar. 12:36. «David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo.» Con esto se nos introduce una cita de Sal 110:1.
Hch 1:16. Pedro, citando de Sal 41:9 (BH, 10), dice: «Era menester que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David...»
Hch 3:18. Refiriéndose a las profecías del A. T. acerca de Cristo, dice Pedro: «Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos los profetas, que su Cristo había de padecer.»
Hch 28:25. Pablo, citando Isa 6:9, exclama: «Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres.
Heb 3:7. Delante de una cita del Sal 95:7-11, leemos: «Por lo cual, como dice el Espíritu Santo...» No: como dice el salmista.
Heb 9:8. Con referencia a Exo. caps. 25 al 4O, leemos: «Dando a entender con esto el Espíritu Santo...»
Heb 10:15. Citando de Jer 31:33 , Jer 31:34, dice el escritor sagrado: «y nos da testimonio también el Espíritu Santo...»
Los pasajes del A. T. son introducidos de diversas maneras:
(1) gégraptai = «Está escrito» (Mat 4:4-10 ; Luc 4:4 , Luc 4:8 ; Rom 1:17 ; Rom 3:4 , Rom 3:10 ; Rom 10:15 ; 1Co_1:19 , 1Co_1:31; 1Pe_1:16 , etc.
(2) Légei gar he graphé = «Pues dice la Escritura» (Rom 9:17 , -de Exo 9:16 -; Rom 10:11 -de Isa 28:16-; 1Ti 5:18 - de Deu 25:4-).
(3) Ha nómas = «La ley». Jua 15:25 pone de relieve, sobre la base de Sal 35:19 ; Sal 69:4 (BH, 5), que las Sagradas Escrituras del A. T., vistas como un todo, constituían la Ley de Israel, como lo prueba el pronombre «su» (de ellos). Juan 10:34 (de Sal 82:6) está escrito en Exo 21:6 ; Exo_22:8 , Exo_22:9 (BH, 7,8). Y 1Co_14:21 (de Isa_28:11-12) hace referencia a Deu 28:49. De este modo, la referencia es tomada, no sólo del pasaje que se cita, sino de un pasaje anterior en el que tenía su origen.
En el N. T. se especifican ocho personas como agentes del Espíritu Santo: Moisés (13 veces), David (7), Elías (11), Isaías (12), Joel (11), Oseas (11), Jeremías (2) y Daniel (11).
Esta persona que figura en el N. T. como agente del Espíritu Santo es nombrada:
En Mateo, 13 veces (Jeremías, Isaías, Moisés, David y Daniel); en
Marcos, 7 (Moisés, Isaías, David y Daniel); en
Lucas, 6 (Moisés, Isaías y David); en
Juan, 4 (Isaías y Moisés); en
Hechos, 10 (David, Joel, Moisés y Elías); en
1 Corintios, 11 (Moisés); en
Hebreos, 3 (David y Moisés); y en
Apocalipsis, 11 (Moisés).
Estos hechos son muy significativos, ya que, por ejemplo, mientras los críticos liberales y modernistas dividen el libro de Isaías en dos o tres partes, como si estuviese escrito por dos o tres hagiógrafos, el N. T. atribuye a Isaías seis pasajes de los caps. 1 al 39, y siete de los caps. 40 al 66. Con esto bastaría para echar por tierra la doble o triple autoría de dicho libro.
Siendo, pues, libre y soberano el Espíritu Santo en el modo de citar las Escrituras, y no siendo susceptible de error, es de todo punto necesario investigar las diferencias en tales citas, a fin de que podamos atisbar no sólo lo que puede ser una especie de comentario divino sobre las verdades antiguamente reveladas, sino también lo que es una revelación que se nos hace de nuevas verdades.
El estudioso de la Santa Biblia puede determinar por sí mismo las diferentes maneras en que el Espíritu Santo se ha expresado en tales citas, pero podemos dad e una pauta siguiendo la clasificación llevada a cabo por Clasio de la forma siguiente:
I. En cuanto a su forma INTERNA (es decir, el sentido como distinto de la fraseología), se subdivide en tres clases:
1. Cuando se preserva el sentido intentado originalmente.
2. Cuando el sentido original aparece modificado.
3. Cuando el sentido aparece acomodado (acomodación) .
II. En cuanto a la forma EXTERNA (las palabras como distintas del sentido), se subdivide en cinco clases; la tercera de ellas se vuelve
a subdividir:
1. Cuando las palabras citadas son las mismas del texto hebreo o de los LXX.
2. Cuando las palabras varían, ya sea por omisión, posición o adición.
3. Cuando las palabras experimentan un cambio, ya sea:
(a) por diferente lectura;
(b) por una inferencia;
(c) por diferente número gramatical;
(d) por diferente persona;
(e) por diferente modo o tiempo.
4. Cuando se amalgaman varias citas (cita compuesta).
5. Cuando las citas se extraen de libros que no figuran en la Biblia.
Del gr. «héteros» = otro diferente, se da el nombre de heterosis a una forma de enálage que consiste en el cambio, no de una parte de la oración por otra, sino de una desinencia o flexión de una misma parte de la oración por otra desinencia o flexión. Incluye el cambio de una forma del verbo por otra (por ej. intransitiva por transitiva); de un modo o tiempo por otro; de una persona por otra; de un grado de comparación por otro; de un número o género por otro.
Cuando el cambio es de un caso del nombre por otro, es antiptosis; y cuando el cambio es de una parte de la oración por otra, es antimeria.
La heterosis se divide y subdivide del modo siguiente:
I. DE FORMAS Y VOCES.
Intransitiva por transitiva.
Activa por pasiva.
Media por pasiva.
II. DE MODOS.
Indicativo por subjuntivo.
Subjuntivo por indicativo.
Imperativo por indicativo.
Imperativo por subjuntivo.
Infinitivo por indicativo.
Infinitivo por imperativo.
III. DE TIEMPOS.
Pretérito por presente.
Pretérito por futuro.
Aoristo (indefinido) por pretérito.
Aoristo por presente.
Presente por pretérito.
Presente por futuro.
Presente por futuro inmediato.
Futuro por pretérito.
Futuro por presente.
Futuro por imperativo.
IV.DE PERSONAS.
Primera por tercera.
Segunda por tercera.
Tercera por primera o segunda.
Plural por singular.
Singular por plural.
V. DE GRADOS DE ADJETIVO Y ADVERBIO.
Positivo por comparativo.
Positivo por superlativo.
Comparativo por positivo.
Comparativo por superlativo.
Superlativo por comparativo.
VI. DE NÚMERO EN SUSTANTIVOS, ADJETIVOS Y PRONOMBRES.
Singular por plural.
Plural por singular.
Plural por un número indefinido o por uno entre muchos.
VII DE GÉNERO.
Masculino por femenino.
Masculino por neutro.
Femenino por neutro.
Neutro por masculino o femenino.
VII HETEROSIS DEL GÉNERO.
Comoquiera que el hebreo (como el francés) carece de género neutro, se usa, en su lugar, unas veces el masculino, otras veces el femenino. Esto puede observarse también en el griego del N. T., a pesar de que el griego tiene el género neutro. Hay, sin embargo, otros cambios de género, además de esto.
1. El masculino, por el femenino.
Hch 9:37. Dice textualmente: «... y habiéndola lavado, etc». El participio griego «loúsantes» es masculino, a pesar de que fueron mujeres, sin duda, las que lavaron el cuerpo de la difunta.
2. El masculino, por el neutro.
Gen 2:18. «Y dijo Yahweh Dios: No es bueno...»; es decir, no es cosa buena (que habría de ser neutro). V. también Sal 119:65 ; Isa 5:20 ; Isa 7:15.
3. El femenino, por el neutro.
Gen 50:20. «Vosotros pensasteis mal (lo malo) contra mí, pero Dios lo encaminó a bien (lo bueno).» Ambos vocablos están en femenino en el original. Igualmente, en Job 5:9 ; Sal 12:3 ; Sal 27:4.
Esto tiene aplicación, del mismo modo, en el uso de los pronombres (v. Gen 15:6 ; Gen 43:32 ; Exo 10:11 ; Num 23:23 ; Sal_118:23 ; Mat 21:42 ; Mar 12:11).
4. El neutro, por el masculino o el femenino.
Mat 1:20. «... porque lo engendrado en ella, etc.». «Loengendrado» es neutro, a pesar de que se refiere al Señor (masculino). Igualmente, en Luc 1:35 : «...lo santo» (lit.).
Mat 18:11 . «Porque el Hijo del Hombre vino a salvar lo perdido» (en neutro). Aun cuando este v. falta en muchos MSS, se halla igualmente en Luc 19:10 : «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo perdido» (los seres humanos de ambos sexos).
Jua 1:46 . «... ¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (neutro), a pesar de que hace referencia a Jesucristo.
Jua 3:6 . «Lo nacido (neutro) de la carne, carne es; y lo nacido (neutro) del Espíritu, espíritu es.» Los participios griegos son neutros, a pesar de que dicen referencia a personas, porque lo nacido de la carne o del Espíritu respectivamente es más bien la naturaleza carnal o espiritual que la persona individual; pero también, porque incluye a seres humanos de ambos sexos.
Heb 7:7. «Y sin discusión alguna, lo menor (lit.; —neutro—) es bendecido por lo mayor (lit.; —neutro—)», aunque se refiere a personas. V. también Luc 16:15 ; Juan 6:39 (a la vista del v. Juan 6:40); 1Co 1:27-28.
1Jn 1:1. «Lo que era desde el principio, etc.»; es decir, El que era desde el principio (Comp. con Jua 1:1 , Juan 1:14).
1Jn 5:4. «Porque todo lo que es nacido de Dios, etc.» Que se refiere a personas está claro por los vv. 1Jn 5:1-5, pero está en neutro, no sólo porque se refiere a la nueva naturaleza espiritual, a la que se hace referencia (comp. con Jua 3.6), sino también porque se incluye a hombres y mujeres.
1Jn 5:7-8. «Porque tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre.» A pesar de que los tres nombres son, en griego, del género neutro, el participio (y su artículo) y el numeral que le precede están en masculino (nota del traductor: No porque se trate de personas, como afirma Bullinger, sino porque los «testigos» eran siempre varones. El contraste es más agudo, si se observa que, en el v. 1 Juan 5.6, «el que da testimonio», referido al Espíritu, ¡está en neutro! concertando con el neutro griego «pneúma» = espíritu).
Esta figura (del gr. hypó = debajo + allássein = cambiar) consiste en un intercambio de construcción mediante el que un adjetivo (u otra palabra) que lógicamente pertenece a una conexión, se une gramaticalmente a otra, de forma que lo que se dice de una cosa debería decirse de otra. En el caso de dos sustantivos (el segundo de ellos, en régimen), se intercambian en cuanto al sentido, no como en la antiptosis (donde el primero se convierte en adjetivo, en lugar del segundo), pero se invierten en el orden o en la construcción, sin tener en cuenta para nada el sentido puramente adjetival. Shakespeare nos ofrece un bello ejemplo de hipálage, poniendo en labios de Casio la siguiente frase, referente a Julio César: «Sus cobardes labios volaron de su color»; en lugar de decir: «El color voló de sus cobardes labios.» Este intercambio atrae la atención hacia lo que se está diciendo y, de este modo, enfatiza el verdadero sentido de la frase. Ejemplos:
Gn 10:9. Dice textualmente: "ÉSte fue un vigoroso hombre de caza"; es decir, un vigoroso cazador. Aquí, según el normal uso gramatical, el vocablo "caza" sería, por análoge, el vocablo cualificador: Una cazador de vigor; pero, por hipálage, se da un intercambio y el hombre se convierte en adjetivo: un vigoroso cazador.
Gn 29:14. Dice textualmente: "... y permaneció con él un mes de días"; en lugar de "los días de un mes".
Esta figura (del griego «hypér» = sobre + «bainein» = dar pasos) consiste en trasponer las palabras de una cláusula, de forma que se hallen fuera del natural orden gramatical. Cada idioma tiene sus propias leyes gramaticales en cuanto a la ordenación de las palabras. Esto es lo que se llama sintaxis, vocablo griego que significa «coordinación». Las lenguas modernas suelen ordenar las palabras conforme a la línea del pensamiento. Así, el alemán guarda rigurosamente el mismo orden en todas las frases, según las variantes de cada tipo de cláusula. También el inglés, aunque no con tanta rigidez. El castellano admite una mayor libertad. El latín y el griego usan el hipérbaton en abundancia, colocando en posición estratégica (al comienzo o al final de la frase, o en ambos a la vez) lo que quieren destacar. La sintaxis hebrea tiene sus propias peculiaridades.
La finalidad del hipérbaton es, pues, atraer la atención hacia cierto sujeto u objeto que merecen tal énfasis. Podemos ilustrado de la manera siguiente. Alguien tiene en su habitación una silla especial a la que desea que sus amigos presten especial atención. Si está colocada entre las demás sillas, continuará desapercibida; pero un día la coloca encima de la mesa. ¿Quién dejará de percatarse de ella, tan pronto como entre en la habitación? Esto es lo que hace el hipérbaton: Atraer la atención sobre una palabra o frase. Si se colocan en el riguroso orden gramatical, pasan desapercibidas; pero si se las coloca fuera de tal orden, no es posible que un lector atento deje de notar la diferencia. Por ejemplo, si decimos: «El misterio de la piedad es grande», no nos llamará la atención, puesto que el orden de las palabras es el natural; pero si leemos: «Grande es el misterio de la piedad» (1Ti 3:16), enseguida vemos que todo el énfasis recae sobre el adjetivo «grande».
Is 34:4. En hebreo, el orden de las palabras, en la segunda frase, es el siguiente: "y se enrollarán como un rollo los cielos". AL colocar "los cielos" al final, adquiere un énfasis especial.
Esta figura (del griego «hypér» = sobre + «bolé» = el hecho de arrojar), se llama así porque añade al sentido una especie de exageración, con la que se aumenta o se disminuye considerablemente algo, más allá de lo que se da a entender literalmente. Ejemplos:
Gn 24. "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer" Esto no significa que un hombre tenga que abandonar completamente a sus padres y desentenderse de ellos (lo mismo digamos de Mt 19:5)
Gn 41:47. "En aquellos siete años de abundancia, la tierra produjo a montones", dando a entender que un grano de trigo, por ejemplo, produjo un montón de granos, lo cual es una expresión hiperbólica de la abundancia de la cosecha. Igualmente en v. 49.
Esta figura es semejante al símil ya la metáfora, pero se distingue de dichas figuras en que, en la hipocatástasis, la semejanza (o la representación) se hallan solamente implícitas, con lo que la figura resulta más vívida que las anteriores. Por ejemplo, si decimos: «eres como una bestia», tenemos un símil; si decimos: «eres una bestia», es una metáfora; pero si decimos simplemente: «¡Bestia!», tenemos entonces una hipocatástasis (del griego «hypá» = debajo + «katá» + abajo + «stásis» = colocación; por consiguiente = colocar abajo en profundidad).
Para mejor notar la fuerza de esta figura, veamos la diferencia entre los dos textos siguientes:
1) Jer 49:19, donde se dice del rey de Babilonia, que viene contra Edom. "He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán, ...."; tenemos, pues, un símil.
2) Jer 4:7 " EL león sube de la espesura"; esto es una hipocátasis. Otros ejemplos:
Sal 22:16 "Porque perros me han rodeado" No se dice que sus enemigos sean como perros, ni que sus enemigos sean perros, sino que, al no mencionar el vocablo "enemigos", el término "perros" cobra mayor fuerza, pues los enemigos son descritos simplemente, mediante la figura prosopopeya, como "perros". La frase siguiente aclara el sentido: "Me ha cercado una banda de malhechores. " V. también en paronomasia.
Hipotímesis
Esta figura (del gr. «hypó» = bajo, debajo + «timesis» = evaluación, estimación) consiste en una adición parentética en forma de excusa.
Rom 3:5. «… (Hablo como hombre)».
2 Co 11:23. «... (Hablo como si hubiera perdido el juicio)».
Esta figura (del gr. «hypá» = debajo + «typoún» = imprimir) consiste en la representación visible de un objeto o de una acción por medio de palabras. El término mismo aparece dos veces en el N. T. (1Ti_1:16 y 2Ti_1:13). En plural vendría a expresar lo que llamamos «esquemas». Se da este nombre a dicha figura porque sirve para describir con gran viveza una acción, persona, condición, etc. Los ejemplos de esta figura en la Biblia son tan numerosos, que sería necesario transcribir pasajes enteros y aun capítulos enteros. Nos limitaremos a clasificarlos de alguna manera en nueve grupos:
(1) Las bendiciones de la obediencia de Israel (Deu 28:1-14).
(2) Las maldiciones, juicios y lamentaciones (Deu 28:15-25,Deu 28:26-45 ;Isa_1:6-9; 34; Jer 4:19-31; Lam., especialmente Lam 4:4-8).
(3) La cautividad y dispersión de Israel (Deut 28:49-68).
(4) Los ejecutores de los juicios de Dios (Isa 5:26-30).
(5) La vaciedad de una mera religiosidad, tal como existía en Israel cuando el Señor vivía en la tierra (Isa 1:11-15).
(6) La insensatez de los idólatras y de los ídolos, así como de la idolatría (Isa 44:9-17; Isa 46:6-7).
(7) Los sufrimientos de Cristo (Sal 22:1-15, Sal 22:16-31 y Sal 59:1-17 ; Isa 53:1-12).
(8) La gloria y el triunfo de Cristo (Col 2:14-15, etc.).
(9) Ciertos símiles, como cuando las bendiciones de la venida de Cristo son comparadas al amanecer (Mal 4:2) o a un guerrero
(Apo 19:11-16); o cuando Dios es comparado a un gigante que se despierta para vengar a Su pueblo (Sal 78:65-66); o cuando el remanente piadoso de Israel es comparado a una Novia (Sal 45:1-17). Otros ejemplos en Sal 37:35, donde la prosperidad de los impíos es comparada a un cedro frondoso, y Sal 92:12-14, donde la prosperidad del justo es comparada a la palmera y al cedro del Líbano.
Esta figura, que significa «venir más tarde», se usa como una forma especial de histerología, pero no se refiere a relatos conectados, sino que, más tarde, refiere ulteriores detalles de sucesos anteriores, o presenta sucesos que no se narraron en ningún lugar anterior. Con esta figura, el Espíritu Santo añade detalles suplementarios (y, a veces, hechos históricos) de los que no se había hecho mención anteriormente. No cabe duda que, en esta aparente discrepancia histórica, Dios tiene propósitos muy elevados para dicha transposición.
Gn 31:7, 8. Jacob esta mencionado ahora ciertos hechos de su vida que ocurrieron anteriormente.
1 S 12:12. Se narra aquí un suceso ocurrido anteriormente, pero no mencionado hasta ahora.
En esta figura, lo que se pone al final debería ir primero, según el orden gramatical. Es, pues, la opuesta a histeropróteron, excepto en que se refiere a la trasposición de sucesos conectados, más bien que de palabras. Se distingue de la histéresis, en que, en ésta última, los acontecimientos no están conectados.
Gn 10 y 11. En al capítulo 10 aparecen ya dispersadas las naciones, mientras que en el capítulo 11 se nos expone la causa de tal dispersión.
Gn 38. Lo que se dice de Judá en este capítulo está puesto por histerología, ya que la mayor parte de los sucesos aquí referidos se llevaron a cabo antes de vender a José, acontecimiento que se nos refiere en el capitulo 37.
Esta figura tiene lugar cuando lo que debería ir al final (hýsteron = último) va primero (próteros = anterior). Es, por tm una especie de hipérbaton, en que «la carreta va delante de bueyes», como suele decirse. Se usa en la mayoría de los idiomas, pero siendo más bien una figura falta de elegancia, cabría preguntarse si tiene lugar en la Biblia. Sí que se usa en las escrituras, a fin de poner de relieve algo importante. Ejemplos:
Flp 3:19. «El fin de los cuales será perdición, cuyo dios e vientre, y cuya gloria está en su vergüenza; que sólo piensan lo terrenal» El «fin» está aquí al principio, a fin de que consideremos con mayor horror las cosas que conducen a dicho
La estructura de los vv. Flp 3:18-19 nos lo hará ver mejor:
a. «Porque por ahí andan muchos,
b. de los cuales os dije muchas veces y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
b. el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza;
a. que sólo piensan en lo terrenal.»
Aquí, en «a» y «a» tenemos los que andan; en «b» tenemos cómo andan; en «b», cómo terminan. De ahí que su andar mina en destrucción, su adoración termina en el vientre, y su gloria termina en su vergüenza.
Heb 3:8. «No endurezcáis vuestro corazón, como en la pn cación, en el día de la tentación en el desierto.» La provocación de Dios fue una consecuencia de la tentación de ellos, pero es colocada primero a fin de poner de relieve la gravedad del pecado del pueblo.
Heb 4:2. «Porque también a nosotros se nos ha anunciad buena nueva como a ellos.» El orden parece invertido, pen realidad sigue el curso del pensamiento, más bien que el or gramatical.
Esta figura se diferencia de las dos anteriores en que las terminaciones no sólo son similares, sino que la semejanza se debe también a las mismas inflexiones de los verbos, nombres etc. El término «homeoptoton» significa «inflexión (gr. Ptosis lit. caída) semejante» (gr. homoíos). Por supuesto, esta figura se halla en las lenguas originales, y no siempre puede observarse en las versiones. Ejemplos:
Rom 12:15. «Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.» En griego, tenemos las mismas inflexiones en los infinitivos (en castellano están en imperativo, por exigido el sentido) y en los participios: «khaírein metá khairónton, klaíein metá klaiónton». En castellano, podríamos imitado traduciendo: «gozosos con los que se gozan, llorosos con los que lloran».
2Co 11:3. «Pero temo que... vuestros pensamientos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo (lit. de la sencillez y pureza hacia Cristo). En el original, para «sencillez y pureza» tenemos: «tes haplótetos kai tes hagnótetos».
2Ti 3:2-3. En estos dos versículos, casi todas las palabras terminan, en el original, en oi, que es la terminación del nominativo plural masculino de la segunda declinación griega.
Estas terminaciones similares pueden ocurrir, como hemos visto más arriba, en palabras que son completamente diferentes. Pero cuando las palabras se derivan de la misma raíz, o cuando salen así no en el lenguaje en que aparecen en el texto, sino en el lenguaje del que son vertidas (ya sea por escrito u oralmente), entonces se trata de la figura que vamos a estudiar a continuación.
Esta figura consiste en la repetición de las mismas letras o sílabas al final de palabras sucesivas. Es, por tanto, la figura contraria a la aliteración. Veamos un par de ejemplos:
Mat 22:38. «Éste es el primero y gran mandamiento.» En el original, el nombre con su pronombre respectivo y dos adjetivos terminan igual: «haúte estín he megále kai próte entolé».
1Pe_1:4. «para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible». En castellano, puede observarse la aliteración, pues las tres palabras comienzan por la misma sílaba, pero en el griego original no sólo comienzan con la misma letra, sino que terminan con la misma sílaba: «áphtharton, amíanton, amáranton». De esta forma, se pone de relieve el maravilloso carácter de la herencia que nuestro Padre celestial nos tiene «reservada» .
Del griego «hornos» = el mismo + «ónoma» = nombre, el vocablo «homónimo» designa palabras que se escriben igual, pero tienen diferente significación. Baste un ejemplo en nuestra lengua castellana: el vocablo «vela» puede significar tres cosas distintas:
(1) candela;
(2) lienzo de las naves;
(3) estado de atenta vigilancia.
Veamos ahora una serie de homónimos hebreos:
Azav. Puede significar dejar, como en Gen 2:24 ; Gen 39:6 ; Neh 5:10 ; Sal 49:10 (BH, 11); Mal 4:1 (BH, 3:19).
Puede también significar restaurar, reparar, fortificar, como en Neh 3:8. Que éste es el caso también en Exo 23:5 («ayudar»), se ve por el paralelo Deu 22:4, aunque en éste último se usa el verbo qum = levantarse.
Significa finalmente soltar, como se ve por la frase «ni siervo (atado) ni libre (suelto)», en Deu 32:36 ; 1Re 14:10 ; 2Re 14:26.
Jesed.
Misericordia, como en la mayoría de los casos (v. Gen 24:12 ; 2Sa 7:15 ; 1Cr_19:12 ; 2Cr_6:14 ; Job 37:13 ; Sal 103:4 , Sal 103:8 , Sal 103:11 , Sal 103:17, etc.
Vergüenza, desgracia, reproche, etc., como en Lev 20:17 («es cosa execrable» = vergonzosa); Pro 25:10 («infamia»).
Nesheph.
Oscuridad, como en Job 24:15 ; Pro 7:9 ; Isa 5:11 ; Isa 21:4 ; Isa 59:10 (en estos tres últimos, «noche»); Jer 13:16.
Amanecer o mañana, como en 1Sa 30:17 ; Job 7:4 ; Sal 119:147.
Gaal.
Redimir, como en Exo 6:6 ; Sal 72:14 ; Isa 48:17 , etc.
Rechazar, excluir, profanar, como en Esd 2:62 ; Neh 7:64 ; Neh 13:29 ; Isa 59:3 ; Lam 4:14 ; Sof 3:1 ; Mal 1:7.
Ta'av.
Desear, anhelar, como en Sal 119:20, Sal 119:40, Sal 119:174.
Aborrecer, como en Amós 6:8.
Nakhar.
Juzgar equivocadamente, malentender, etc., como en Deu 32:27 («se envanezcan»; propiamente: «lo interpreten mal»).
Reconocer, como en Job 34:19 («favorece»).
Entregar, como en 1Sa 23:7.
'Asaph.
Proteger, curar, recuperar, etc., como en Num 12:14 , Num 12:15 ; 2Re_5:6 ; Sal 27:10 («me recogerá» = será mi protector).
Destruir o quitar, como en Sal 26:9 (en lugar de «no juntes», «no destruyas»); Jer 16:5 («yo he quitado»).
Pajad.
(1)Tener miedo, como en Deu 28:66; Job 23:15 («tiemblo»).
(2) Regocijarse o alabar, como en Isa 60:5 («se maravillará»); Ose 3.5 («con regocijo», mejor que «con miedo»).
'Avon.
Fuerza, como en Gen 49:3; Deut 21:17.
Dolor, pesar, luto, como en Gen 35:18 ; Deu 26:14 ; Ose 9:4 .
Tsiwah.
Mandar. Éste es el significado ordinario del vocablo.
Prohibir, como en Deu 4:23.
Parats.
Crecer, ensancharse, como en Gen 30:43 («se enriqueció»); Exo 1:12 («crecían»).
Romper, destruir, como en 2Cr 20:37 («ha roto», en vez de «destruirá»).
El significado primordial de este vocablo (que admite también un sentido peyorativo en castellano) es: «la manera peculiar de hablar en un determinado idioma» (del griego «idíoma» = peculiaridad). En realidad, el vocablo puede tomarse en tres sentidos:
(1) aplicado al modo de hablar del vulgo, en contraposición al clásico y castizo;
(2) aplicado al lenguaje peculiar de un escritor u orador;
(3) aplicado al lenguaje de una nación o tribu, en contraposición al de otras naciones (lenguas o dialectos distintos). Sólo en el último de estos sentidos es importante como figura de dicción. No debe olvidarse que, como ya hemos dicho en otros lugares, aunque el idioma del N. T. es el griego, los redactores humanos eran hebreos, por lo que usaban los modismos peculiares del idioma hebreo. Esta es la razón por la que el griego del N. T. se diferencia del griego clásico, no porque sea un griego de clase «baja». Estos idiotismos son, pues, hebraísmos.
Esto nos lleva al problema de las versiones «fieles» de la Biblia. Si por «fiel» se entiende lo más ajustado posible al pensamiento del autor, estamos de acuerdo; pero si se entiende «lo más ajustado a la pura letra de la Escritura», no puede seguirse en muchos casos, porque simplemente carecería de sentido. Un sencillo ejemplo servirá para hacer entender esto a un lector de habla española. La frase castellana «tomar el pelo» no tiene sentido en la versión literal inglesa «take the hair», mientras que la frase equivalente a la nuestra en inglés es «pull the leg» = tirar de la pierna, lo cual no tiene sentido en castellano. Un buen ejemplo bíblico (que Bullinger no menciona -todo esto es nota del traductor-) lo tenemos en Pro 23:26, que dice al pie de la letra: «Dame, hijo mío, tu corazón», pero que significa realmente: «Hijo mío, préstame atención», como traduce muy bien la Nueva Biblia Española.
Lo que venimos diciendo tiene aplicación a vocablos y a frases enteras. Podemos estudiar esta figura dividiéndola en once clases:
I. Uso idiomático de VERBOS.
II. Uso idiomático especial de NOMBRES y VERBOS.
III. GRADOS DE COMPARACIÓN idiomáticos.
IV. Uso idiomático de PREPOSICIONES.
V. Uso idiomático de NUMERALES.
VI. Formas idiomáticas de CITAR.
VII. Formas idiomáticas de PREGUNTAR.
VIII. FRASES idiomáticas.
IX. Idiotismos que se deben a otras FIGURAS DE DICCIÓN.
X. Cambios en el uso de PALABRAS en griego.
XI. Cambios en el uso de PALABRAS en castellano.
XI. Cambios del uso de vocablos en nuestro propio idioma.
Estos cambios, que son peculiares de cada lengua viva, pueden observarse comparando las versiones antiguas de la Biblia con otras más modernas. Hay vocablos que se han hecho ya clásicos, como «publicano»; «escriba», «justificación» y muchos otros, difíciles de entender para un lector novato. Hasta qué punto, y en qué cantidad, es conveniente ponerlos al día en nuestras versiones, no es asunto de la presente obra.
Este nombre se da a esta figura porque el escritor u orador se incluye a sí mismo en lo que dice a otros, o incluye a otros en lo que dice de sí mismo, o incluye a muchos en lo que dice de uno. Ejemplos:
Hch 17:27. «Para que busquen a Dios... aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.»
Efe 2:1-3. «y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros nos movíamos...»
Tit 3:1-3. Después de hablar de exhortaciones que han de hacerse a otros, el Apóstol se incluye dentro del estado y condición en que se halla, por naturaleza, todo pecador: «Porque nosotros también éramos...»
Heb 3:6. «Pero Cristo como hijo sobre su casa, cuya casa somos nosotros.»
Heb 10:25. «No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre.»
A veces, este cambio por el que se incluye a otros es sólo aparente; es decir, puede que haya cambio con relación al contexto inmediato, pero no del contexto general del tema, como puede verse por la siguiente estructura sumaria de Heb. caps. 1 y 2:
A. 1:1-2. Dios habla a nosotros.
B. 2-14. El Hijo es «mejor que los ángeles» (ellos).
A. 2:1-4. Dios habla a nosotros.
B. El Hijo es «menor que los ángeles» (ellos).
Aquí, Heb 2:1 es, en realidad, continuación de Heb 1:2, y no de Heb 1:14; mientras que Heb 2:5 es continuación de Heb 1:4, y no de Heb 2:4. Así que el cambio de persona es sólo aparente.
En la rama de la Filosofía llamada Lógica, se llama silogismo a un argumento compuesto por dos premisas y una conclusion. Por ejemplo:
Todo hombre es mortal (premisa mayor).
Juan es hombre (premisa menor).
Luego Juan es mortal (conclusión).
Pero, si de la Lógica pasamos a la Retórica, hallamos que, a veces, la omisión de la conclusión sirve para dar pábulo a la imaginación y elevar el valor de la conclusión al dejarla implícita y permitir que la mente saque por sí misma la consecuencia. Los latinos llamaban a esta figura significatio = indicación. No se trata, pues, de una omisión de palabras, como en la elipsis) ni del sentido, como en la litote o la tapéinosis, sino de la conclusión de un argumento. Ejemplos:
1 Sa 17:4-7. En esta porción se nos describe con todo detalle la armadura de Goliat; y se deja a nuestra imaginación el concluir cuan grande debió de ser su fuerza.
Isa 2:3-4. «... Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahweh. Y juzgará entre las naciones, y será arbitro de muchos pueblos; y forjarán (lit.) sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra». Aquí también, se ofrecen las premisas, pero se deja a nuestra imaginación sacar la conclusión en cuanto a los maravillosos resultados de esta poderosa palabra de Yahweh que, desde Sión, saldrá por todos los ámbitos de la tierra transformándolo todo y llevando paz y prosperidad a todas las naciones. Será como una «nueva creación» por la Palabra que creó los cielos y la tierra.
Isa 4:1. «Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel día, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.» Ésta es la continuación y conclusión del cap. 3, en que, desde el v. 18, se describe el castigo del orgullo de «las hijas de Sión»; pero senos deja el sacar la conclusión: ¡Cuán grande ha de ser la desolación! Las puertas, donde los principales del pueblo, los maridos de «las hijas de Sión», se reunían para juzgar, están ahora tristes y enlutadas (v. 26, comp. con Jer 14:2; Lam 1:4); y las mujeres, que otrora eran galanteados por tantos hombres, se ofrecen ahora a un hombre (siete, a un solo hombre), renunciando a sus derechos legales de ser mantenidas y vestidas por sus maridos (v. Exo 21:10).
Se usa esta figura cuando, en la descripción de sucesos que pertenecen propiamente a un mismo período de tiempo, uno de ellos es extraído de su Jugar histórico y colocado entre otros dos, los cuales quedan así separados de tal forma que nos toman por sorpresa. Es, pues, una especie de paréntesis histórico, o de tmesis lógica.
Mr 15:12, 13, 14, lugar en que las palabras de Pilato (vv. 12, 14) son interrumpidas por los gritos del pueblo (v.13). Éste fue, en efecto, el orden en que ocurrieron estos detalles del episodio; pero en lugar de describirlos por separado, el escritor sagrado describe en vivo y simultáneo contraste las palabras de Pilato y las del pueblo.
Ap. 16:13, 14, 15, 16. Aquí, la descripción (vv. 14, 16) de la obra de tres espíritus inmundos en le reunión de los reyes de la tierra para que acudan a la batalla de Armagedón, queda interrumpida por el v. 15, que es una llamada a la vigilancia, referente al mismo tiempo y, por ello, introducida aquí como una bella inserción, para aportar mayor énfasis.
Esta figura (del latín «inter» = entre + «jacia» = arrojar) es una exclamación interpuesta por causa de algún sentimiento. Pero, si se añade al final del pasaje, es epifanema (v. en su lugar); y si es completamente independiente del contexto, es ecfónesis (v. en su lugar). Ejemplos de interjección (como figura de dicción):
Sal 42:2 (en la B. Hebrea, v. 3). «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.» E, inmediatamente, el salmista expresa su sentimiento en la siguiente interjección: «¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?»
Eze 16:23. Este lugar, que ya se ha estudiado como cataplocé, cae también dentro de la figura interjección.
Esta figura, que significa «disimulo», consiste en expresar un pensamiento de tal forma que significa lo contrario de lo que se dice, no para ocultar su verdadero sentido, sino para darle más fuerza. Cuando la ironía comporta ridículo o desprecio se llama sarcasmo (del verbo griego sarcázo = desgarrar la carne como hacen los perros al comerla). La figura puede dividirse en cinco clases:
I. IRONÍA DIVINA. Cuando es Dios quien habla.
II. IRONÍA HUMANA. Cuando el que habla es un ser humano.
III. IRONÍA PEIRÁSTICA. Cuando las palabras no constituyen ironía en el sentido ordinario del vocablo, sino que se usan para poner a prueba a alguien (gr. peirastikos).
IV. IRONÍA SIMULADA. Cuando un ser humano usa las palabr;as con disimulo o hipocresía.
V. IRONÍA ENGAÑOSA. Cuando las palabras son pronunciadas, no sólo con disimulo, sino con engaño.
V. IRONÍA ENGAÑOSA.
Gen 3:4-5. Las palabras de la serpiente son claramente falsas, pues Satanás sabía que era todo lo contrario. También Eva debía haberlo sabido, pues eran diametralmente opuestas a la palabra de Dios.
Mat 2:8. Herodes les dice a los magos: «Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.» Esto era completamente falso, puesto que Herodes quería matado, no adorado.
Esta figura (del latín «jaculari» = arrojar una javalina), se llama así porque la frase parentética consiste en una brevísima oración, como «¡No lo permita Dios!», «Gracias a Dios», «Alabado sea Dios», etc. Ejemplo:
Ose_9:14. «Dales, oh Yahweh; ¿qué les has de dar?» (lit.). V. también en aposiopesis
(Nota del traductor: No cabe duda de que la oración que Nehemías menciona en Neh_2:4 b, fue una especie de jaculatoria, pues tenía que contestar al rey en aquel mismo momento.)
Sobre el uso de diferentes tipos de letra en las versiones de la Biblia.
La práctica de indicar, por medio de diferentes tipos de letra, las palabras o frases que no figuran en el texto original, fue introducida, según se cree, por Sebastián Münster, de Basilea (Suiza) en una versión latina del Antiguo Testamento, publicada en 1534. La primera versión que usó «letra pequeña» dentro del Texto, fue la Biblia de Cranmer, en 1539, aun cuando ésta tenía por objeto distinguir las cláusulas que no aparecían en el texto hebreo o griego, pero que figuraban en las versiones latinas; por ejemplo, en Mat_25:1, añade: «y a la esposa», al final del versículo.
Las versiones posteriores tuvieron menos en cuenta a la Vulgata Latina y retornaron al objetivo original en el uso de la letra cursiva (esto es, letra «corrida»), también llamada «itálica», por usar un tipo de letra que fue dedicado por Aldo Manucio a los Estados de Italia, hacia el año 1500. (Esta misma letra cursiva fue usada, para llenar las lagunas gramaticales del original, por Cipriano de Valera y Casiodoro de Reina, y subsistió en nuestras versiones hasta la del año 1960, cuando se suprimió por razones indicadas por el Comité de los autores de tal versión. Ha sido reintroducida en la versión 1977. Nota del traductor.) Con esta letra cursiva se suplen las elipsis del original, así como las palabras necesarias para dar el sentido correcto en las lenguas modernas (figura zeugma).
Litote es una figura (del griego litotés = llaneza o sencillez) por la que alguien o algo es disminuido con el fin de poner en alto a otra persona u otra cosa. En esto se diferencia de la figura llamada tapéinosis, pues en esta última lo que se disminuye es con el fin de enfatizar su propia grandeza o importancia. En la litote, por tanto, nuestra atención se centra, no en la pequeñez de la cosa disminuida, sino en la grandeza de aquello con lo que es puesta en contraste.
Gn 18:27. "Y Abraham replico y dijo: He aquí que ahora he tomado sobre mi hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza." Abraham se humilla aquí y, aludiendo a la creación del hombre del polvo de la tierra (Gn 2:7), da a entender mucho más de lo que expresa, pues se pone en contraste con el Altísimo y Santísimo Dios al que se dirige. Dios mismo usa esta figura en 1 R 16:2; Sal 113:7.
Nm 13:33. "y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos". Ésta es una litote de incredulidad. Para ganar crédito ante el pueblo, exageran la talla delos anakim o gigantes de Canaán; y, para ello, tratan de empequeñecer su propia estatura. El lenguaje de la fe usa una figura muy diferente (14:9, ya estudiado en elipsis).
Por «bendición» puede entenderse el acto de bendecir o la bendición misma. En este segundo caso, si la bendición comienza con el vocablo «bienaventurado», se suele llamar macarismo, del griego «makários» = dichoso.
Se abre aquí ante nosotros un ancho campo de estudio. No es necesario que pretendamos aquí agotado. El estudioso de la Palabra de Dios hallará ricos tesoros en la investigación y clasificación de las diversas bendiciones y de los macarismos que contiene la Biblia.
Véanse, por ejemplos, Num 6:24-26 ; Deu 28:3-6 ; Ecl 10:17 ; Isa 30:18 ; Efe 1:3.
Pueden considerarse también en grupos, como:
Las tres bendiciones de la creación: Gen 1:22 , Gen 1:28 ; Gen 2:3.
Los macarismos en el libro de los Salmos: Sal 1:1 ; Sal 2:12 ; Sal 32:1 , Sal 32:2 ; Sal 33:12 ; Sal 34:8 (BH, 9); Sal 40:4 (BH, 5); Sal 41:1 (BH, 2); Sal 65:4 (BH, 5); Sal 84:4 , Sal 84:5 , Sal 84:12 (BH, 5,6, 13); Sal 89:15 (BH, 16); Sal 94:12 ; Sal 106:3 ;
Sal 112:1 ; Sal 119:1-2 ; Sal 127:5 ; Sal 128:1 (BH, 2); Sal 137:8-9; Sal 144:14-15 ; Sal 146:5.
Los macarismos del Sermón del Monte (Miq 5:3 y ss.).
Los siete macarismos del Apocalipsis: Apo 1:3 ; Apo 14:13 ; Apo 16:15 ; Apo 19:9 ; Apo 20:6 ; Apo 22:7 , Apo 22:14.
Además de las bendiciones y macarismos, abundan en la Biblia las oraciones, las imprecaciones y las exhortaciones.
Esta figura consiste en la enumeración de las partes de un todo que ha sido anteriormente mencionado. Aunque los nombres con que esta figura se define expresan división, se halla clasificada entre las figuras de adición, porque la distribución de los miembros se lleva a efecto a fin de añadirlos uno a uno, de forma que se pongan mejor de relieve y se amplifique el sentido. Ejemplos:
Is 24:1-3, donde, después de afirmar que "Yahweh vacía la tierra y la despuebla", la aserción es amplificada, y se va enumerando después la forma en que Dios va llevando a cabo el exilio y la dispersión.
Ez 36:4. Después de decir: "Montes de Israel, oíd palabra del Señor Yahweh", el mensaje es dirigido no sólo a los montes, sino también a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas asoladas y a las ciudades desamparadas. Y todo ello, para mostrar cuán completa será después la bendición para la tierra de Israel.
La mesarquía es una figura que consiste en la repetición de la misma palabra (o palabras) al comienzo (gr. arkhé) y al medio (gr. mésos) de cláusulas sucesivas. Se diferencia de la anáfora en que en ésta las cláusulas son independientes; y se parece a la epizeuxis cuando la repetición es muy cercana.
Ejemplos de mesarquía:
Num 9:20. «... al mandato de Yahweh acampaban, y al mandato de Yahweh partían».
Ecl 1:2. «Vanidad de vanidades, dijo el Predicador (hebr. qohéleth); vanidad de vanidades, todo es vanidad.» La figura está aquí combinada con epanadiplosis.
Jer 22:10. «No lloréis al muerto (Josías)...llorad amargamente por el que se va (Salum, hijo de Josías»> (v. también el poliptoton).
Eze 37:25. «Habitarán en la tierra... en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre...»
Sof 1:15-16. «Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de devastación y de asolamiento, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de alarma...» Aquí, después de la mesarquía, hay también mesodiplosis, puesto que, al suplir la elipsis, tenemos en medio de cada cláusula «Aquel día es día de...».
Mat 10:40-41. Aquí el verbo «recibe» se repite varias veces al comienzo y al medio de cláusulas sucesivas.
La mesodiplosis consiste en la repetición de una misma palabra (o palabras) en medio de cláusulas sucesivas.
Ejemplo de mesodiplosis:
2 Co_4:8-9 . «Que estamos atribulados en todo, mas no estrechados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no destruidos.
El mesoteleuton consiste en la repetición de una misma palabra (o palabras) al medio y al final (gr. teleuté) de cláusulas sucesivas.
Ejemplos de mesoteleuton:
2 Re 19:7. «He aquí pondré yo sobre él un espíritu tal que, al oír una noticia que recibirá, se volverá a su tierra; y haré que caiga a espada en su tierra.» La repetición pone aquí de relieve el hecho de que el invasor de tierra ajena, tendrá que volver a su propio país y morir además en su propio país.
Isa 8:12. «No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración.» También se halla aquí la figura poliptoton en las palabras «llaméis» y «llama».
Mar 5:2-3. «Y en cuanto desembarcó, en seguida le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu inmundo, que tenía su morada entre los sepulcros.» También hay aquí poliptoton.
Esta figura, del griego metaphorá = transferencia, consiste en transferir a una cosa, sin previo aviso, el significado de otra, por cierta analogía que existe entre ambas. Se distingue del simil en que éste anuncia de antemano la semejanza por medio del adverbio «como». Por ejemplo, mientras el símil dice: «Toda carne es como hierba» (1Pe 1:24), la metáfora dice: «Que toda carne es hierba» (Isa 40:6). Así que el símil se ajusta más al hecho, pero la metáfora apela mejor a la imaginación y al sentimiento. Recurrimos a la metáfora cuando decimos de una fotografía: «Éste es mi padre», aun cuando la fotografía se asemeje ya poco al padre real, pues en ella no se trata de «semejanza», sino de «representación». La figura está siempre en el verbo «ser», el cual expresa una analogía entre el sujeto y el predicado, no una literal identidad. Dicha analogía es, a veces, muy profunda, por lo que su hallazgo es para nosotros entonces una sorpresa. Más aún, una misma metáfora puede aplicarse a dos objetos distintos, y aun contrarios, para representar dos cualidades distintas. Por ejemplo, hallamos que el vocablo «león» se usa, tanto aplicado a Cristo (como «vencedor» -Apo 5:5-), como al diablo (como «devorador», 1Pe 5:8).
Ha de tenerse en cuenta que el hebreo no tiene, en realidad, verbo sustantivo, pues el verbo «hayah» significa propiamente «llegar a ser»; por tanto, ha de suplirse en toda traducción correcta. En cambio, en griego hallamos el verbo eimi (o su suplente: gínomai) siempre que haya de expresarse en castellano, excepto en lugares en que se omite por hebraísmo, como ocurre en las«Bienaventuranzas» (Mat 5:3 y ss.; Luc 6:20-21). Por consiguiente, es más fácil discernir una metáfora en el Nuevo Testamento que en el Antiguo.
Sal 23:1 y ss. En el v. 1, leemos: «Yahweh (es) mi pastor.» Es una metáfora muy expresiva, pues se nos representa a Dios como el que cuida y alimenta a su pueblo mejor que lo pueda hacer el pastor humano más experto y amoroso con relación a sus ovejas (comp. con Jn. 10). En vista de ello, David añade: «Nada me faltará», porque Yahweh es el Yahweh-Yirehde Gen 22:14 , y él proveerá de lo necesario. En el v. Sal_23:2 , dice: «Junto a aguas de reposo me pastoreará», porque Él es el Yahweh-Shalom de Jue 6:24 , y puede dar paz verdadera (comp. con Juan 14:27). En el v. Sal 23:3 , dice: «Confortará (o: restaurará) mi alma, porque es el «Yahweh-Rophekhá» de Exo 15:26 para «curar» misericordiosamente (comp. con Hch 10:38 ). Sigue diciendo: «Me guiará por sendas de justicia», ya que es el Yahweh-Tsidqénu de Jer 23:6 ; Jer 33:16 . En el v. Sal_23:4 , añade: «Aunque pase por valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo», pues Él es el Yahweh-Shammáh de Eze 48:35 . En el Sal 23:5 : «Aderezarás mesa delante de mí en presencia de mis adversarios», ya que Dios es el Yahweh-Nissí de Exo 17:15 : mi bandera, y combatirá por mí, mientras yo banqueteo. Continúa diciendo: «Ungiste mi cabeza con aceite», porque es el Yahweh Meqadishkhém de Exo 31:13 y ss., que nos santifica. Finalmente, hay una seguridad «Ciertamente») de que todas esas bendiciones son nuestras en esta vida y por toda la eternidad (v. Sal 23:6).
Sal 84:11 (BH, 12). «Porque sol y escudo (es) Yahweh Dios.» Esto es, él es mi luz y mi defensa.
Sal 91:4. «Escudo y a:larga (es) su verdad», dando a entender que la Palabra de Dios es como arma de defensa y de ataque a un mismo tiempo. En el Sal_5:10 , tenemos una afirmación parecida, pero en forma de símil.
Sirvan estos lugares como ejemplos de las numerosas metáforas que se hallan en el A. T. Añadiremos ahora unos pocos ejemplos del N. T.Mat 5:13. « Vosotros sois la sal de la tierra»; es decir, representáis con relación a la tierra lo que la sal literal representa con relación a otras cosas, preservando de la corrupción y de la destrucción; exactamente como diez justos, si se hubiesen hallado en Sodoma y Gomorra, habrían preservado de la destrucción a dichas ciudades.
Mat 26:26. «Esto es mi cuerpo» (o: «éste es mi cuerpo»). Pocos pasajes de la Biblia han sido tan distorsionados y mal entendidos como éste, por no atender al sentido figurativo del verbo «es». Lo mismo digamos de la frase del v. Mat 26:28: «Esto es mi sangre» (o: «ésta es mi sangre»). (Nota del traductor: La alternativa es difícil de discernir, ya que tanto «sóma» = cuerpo, como «haíma» = sangre, son neutros lo mismo que «toúto» = esto.) En 1 Co 11:25 , hallamos: «Esta copa es el nuevo pacto.» Los defensores de la transustanciación tendrían que explicarnos cómo se cambia literalmente la «copa» en el «pacto», Algo semejante hallamos en 1Co 12:27 : «vosotros sois el cuerpo de Cristo». Aquí tenemos una metáfora por la que el vocablo «cuerpo» se extiende, por analogía con el cuerpo humano, al organismo espiritual de la Iglesia, cuya «cabeza» (también es metáfora) es Cristo. V. también 1Co 10:16-17.
Los estilos parabólico y apocalíptico se prestan especialmente al uso de metáforas, como podemos ver en Mat 13:19-23 , Mat 13:37-43 ; Apo 1:20 ; Apo 5:8 ; Apo 16:14 ; Apo 17:9 , etc.
En algunos casos, el propio verbo «ser» expresa literalmente un significado, como en Mat 9:13 ; Mat 12:7 ; Luc 15:26 ; Hch 2:12 ; Hch 10:17 , etc.
Por otra parte, cuando se indica que hay un cambio real, no se usa en el N. T. el verbo griego eimí, sino gínomai, equivalente al hebreo hayah; por ejemplo, en Mar 4.39 «y se hizo gran calma» -lit.-); Luc 4:3 ; Jua 2:9 ; Jua 16:20 ; Hch 26:28 ; Apo 8:8 , Apo 8:11.
Éste es un argumento más, en favor de la interpretación metafórica de Mat 26:26, Mat 26:28 y paralelos.
Otras metáforas interesantes pueden verse en Juan 6:35 ; Juan 8:12 ; Juan 10:9 ; Juan 15:5 (donde el adjetivo alethinós = genuino, nos ayuda a descubrir la metáfora); Gal 4:24.
Esta figura ocurre cuando hay dos metonimias, una incluida en la otra, pero sólo una es expresada. El vocablo procede del griego «metá» = después + «leipo» = dejar. Se llama así porque, en ella, falta algo que ha de suplirse mentalmente. Por ejemplo, si decimos que alguien «se ha bebido su casa», no queremos decir que se haya tragado literalmente algo del edificio, sino que usamos en primer lugar el vocablo «casa» para significar el dinero que adquirió al venderla; después, mediante una segunda metonimia, mediante el verbo «se ha bebido» damos a entender que se gastó en bebidas el dinero que había adquirido en la venta de la casa. Ejemplos:
Gen 19:8. «... pues vinieron a la sombra de mi tejado». Aquí, «tejado» significa, por sinécdoque, toda la casa de la cual era parte; después, la casa significa la protección que brindaba.
Isa 33:15. «... el que tapa sus oídos para no oír de sangres» (lit.) «Sangres» aquí está en lugar de «derramamiento de sangre»; y, después, «derramamiento de sangre» está en lugar de los asesinos que la vierten. V. Pro 1:11.
En el Nuevo Testamento, la expresión «la sangre de Cristo» es una metalepsis, porque, primeramente, la «sangre» está en lugar del «derramamiento de sangre»; es decir, por la muerte de Cristo mediante dicho derramamiento; después, el «derramamiento de sangre» está en lugar del poder expiatorio que la muerte de Cristo efectuó al morir de esa manera. Por tanto, la perfecta satisfacción por nuestros pecados no fue efectuada por la sangre simplemente en cuanto que consta de los corpúsculos rojos, ni siquiera mediante la muerte de Cristo en cuanto al acto de morir, sino por los méritos de la expiación efectuada por medio de esa muerte. Esto es muy digno de tenerse en cuenta en todos los lugares en que ocurre la expresión, para no entender mallo que la «sangre de Cristo» efectúa; véanse los siguientes lugares: Rom 3:25 (bien puntuado; lit. «a quien Dios presentó como instrumento de propiciación, por medio de la fe, en su sangre»); Rom 5:9 ; Efe_1:7 ;Efe_2:13 ; Col_1:14 , Col 1:20; Heb 9:12, Heb 9:14 ; Heb 10:19 ; Heb 12:24 ; Heb 13:12 ; 1Pe 1:2 , 1Pe 1:19.
1Jn_1:7. En este texto, que ha de ser interpretado conforme a lo dicho anteriormente en cuanto al significado de «sangre»,el pecador salvo es advertido de lo que le mantiene en comunión con Dios «andando en la luz»; mientras que, en 1Jn_2:1, donde se trata del creyente pecador, se le recuerda a este «hijo pecador», no la sangre, sino el Padre, junto al que Cristo está como abogado, para mostrar que la comunión con el Padre no se ha roto.
Apo 1:5. Los mejores MSS leen aquí textualmente: «... Al que nos ama y nos libertó (gr. lúsanti -o lysanti-, en vez de loúsanti = nos lavó) de nuestros pecados con su sangre». Es cierto que la preposición griega que traducimos por «con» es «en» = en, pero es totalmente claro que aquí, como en muchos otros lugares, ha de traducirse por «con» o «por». Véanse: Mat 5:34 , Mat 5:35 ; Mat 9:34 ; 1Co_12:13 ; Gal 3:11 ;2Ti 2:10 ; Apo 5:9 ; Apo 7:14 , y otros lugares. Por tanto, expresiones como: «lavados en la sangre del Cordero» u otras semejantes, a veces contenidas en himnos, etc., deben evitarse para no dar lugar a malentendidos bíblicos.
Igualmente, la «Cruz» se usa en lugar de la crucifixión; y la «crucifixión», por la obra llevada a cabo en la Cruz del Calvario por Jesucristo en expiación de nuestros pecados. Véanse: 1Co 1:17 , 1Co 1:18 (Pablo no predicó la «cruz» sin más, ni siquiera la crucifixión - 1Co 2:2-, sino los benditos resultados de la muerte de Cristo en cruz, así como también la resurrección de Cristo); Gal 6:14 (Pablo no se gloriaba en unos trozos de madera, sino en lo que la crucifixión de Cristo implicó); Col 1:20 (donde «cruz» se usa por «muerte expiatoria en cruz». Ha sido precisamente por forzar el sentido literal de «cruz», como entró en la Iglesia de Roma la adoración de la «cruz»).
Del griego «metá» = más allá + «stásis» = estancia, esta figura significa una trasferencia de censura o reproche de una persona a otra.
1 Re 18:17-18. Elías usa una metástasis aquí en su respuesta a Acab: «Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú, el que perturbas a Israel? Y él respondió: Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando 'los mandamientos de Yahweh y siguiendo a los baales.»
Como ya dijimos, esta figura repite las palabras en orden inverso, a fin de ponerlas en contraste recíproco. Ejemplos:
Gen 4:4-5. El original tiene el orden siguiente: «y Yahweh miró con agrado a Abel y a su ofrenda; pero a Caín, y a su ofrenda no miró con agrado.»
2Cr 32:7-8. «... más hay con nosotros que con él. Con él está un brazo de carne, mas con nosotros está Yahweh nuestro Dios».
Isa 5:20. «¡Ay de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!»
Isa 55:8. «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Yahweh.»
En cambio, en el v. Isa 55:9, las frases guardan su orden natural, siendo así un ejemplo de epánodo doble: uno, por la repetición de las frases; otro, por la repetición de «mis» y «vuestros».
Mar 2:27. «El sábado fue instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado.»
Jua 8:47. «El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; por esto no las escucháis vosotros, porque no sois de Dios.»
Jua 15:16. «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.»
Jua 14:17. Este v. merece ser propuesto de forma que se observe bien su estructura: «el Espíritu de la verdad,
a. al cual el mundo no puede recibir,
b. porque no le ve,
c. ni le conoce;
c. pero vosotros le conocéis,
b. porque mora con vosotros,
a. y estará en vosotros».
1 Co 11:8-9. «Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.»
Gal 5:17. «Porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne.»
1 Jn. 2:18. «Hijitos,
a. ya es el último tiempo
b. y tal como oísteis que el Anticristo viene,
b. aun ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos
a. que es el último tiempo.»
2 Jn. 1:6. a. «y éste es el amor, que andemos
b. según sus mandamientos.
b. Éste es el mandamiento, tal como lo oísteis...,
a. para que andéis en éL»
3Jn_1:11. Aunque ya hemos considerado este lugar bajo la figura de epánodo, puede considerarse también como antimetábola, si se hace notar el contraste.
Otros ejemplos de paralelismo invertido pueden estudiarse en Gen 12:16 ; Deu 16:5-6 ; Deu 28:1-2 ; 1Sa 1:2 ; 1Sa 25:3 ; 2Sa 3:1 ; 1Re 16:22; Pro 30:8-9;Isa 66:3-7; Joe 2:18-21, Joe 2:30 , Joe 2:31 ; Miq 3:12; Miq 4:2; Zac 9:5, etc. Abundan especialmente en los Salmos. Para más detalles, véase también en Paralelismo y Correspondencia.
Esta figura (del gr. meta —indicando cambio— y ónoma = = nombre) consiste en el cambio de un nombre por otro con el que el primero guarda alguna relación. Los nombres de las personas se usan, a veces, para designar algo relacionado con ellas. Así decimos: «Es un Murillo», para designar un cuadro pintado por Murillo. Así que la metonimia no se funda en la semejanza, sino en la relación. Cuando de una persona decimos que escribe con mala mano, no queremos decir que su mano sea mala, sino la letra con que escribe.
La metonimia puede ser de cuatro clases: de causa, de efecto, de sujeto y de adjunto.
I. Hay metonimia de causa cuando se pone la causa por el efecto; por ejemplo: el agente, por lo hecho; el instrumento, por el efecto; la acción, por el resultado.
II. Hay metonimia de efecto cuando, por el contrario, se pone el efecto en lugar de la causa.
III. Hay metonimia de sujeto cuando se pone el sujeto en lugar de algo que le pertenece; como, por ejemplo, el poseedor, por lo poseído; la cosa significada, por el signo.
IV. Hay metonimia de adjunto cuando, al contrario que en la anterior, lo que pertenece a algo se pone por la cosa misma a la que pertenece.
Algunos gramáticos añaden una quinta clase de metonimia: cuando el antecedente se pone por el consiguiente; pero esto pertenece realmente a la metonimia de causa.
El esquema completo de la figura metonimia es como sigue:
I. METONIMIA DE LA CAUSA:
i. La persona agente, por la cosa hecha.
ii. El instrumento, por la cosa efectuada.
iii. La cosa o acción, por lo producido.
iv. La materia prima, por algo que se saca, o se hace, de ella.
II. METONIMIA DEL EFECTO:
i. La acción, o el efecto, por la persona agente.
ii. La cosa efectuada, por el instrumento o causa orgánica de ella.
iii. El efecto, por la cosa o acción que lo causa.
iv. La cosa hecha, por la materia prima de la que se hace.
III. METONIMIA DEL SUJETO:
i. El sujeto que recibe, por la cosa recibida.
ii. El continente, por el contenido
iii. El poseedor, por la cosa poseída.
iv. El objeto, por algo que le pertenece o guarda relación con él.
v. La cosa significada, por el signo.
IV. METONIMIA DEL ADJUNTO:
i. El accidente, por el sujeto.
ii. El contenido, por el continente.
iii. El tiempo, por las cosas hechas o existentes en él.
iv. La apariencia de una cosa, por su naturaleza; o: la opinión acerca de la cosa, por la cosa misma.
v. La acción, o afección, por el objeto de la misma.
vi. El signo, por la cosa significada.
vii. El nombre de una persona o cosa, por la persona misma o la cosa.
Esta figura es una especie de sinonimia, consistente en la repetición de negaciones, a fin de incrementar el énfasis de lo que se dice. Existe en los idiomas modernos, pero tiene un sentido más efectivo en griego. Por ejemplo, en griego hay dos adverbios para decir «no», que son ou y me. Se diferencian en que el primero sirve para negar un hecho, mientras que el segundo niega una suposición. Esta diferencia puede notarse en lugares como Jua 3:18, donde tenemos ou en la primera frase, y me (las dos veces) en la segunda. Es notable Mat 22:29, donde leemos textualmente: «Erráis, no (gr. me) sabiendo las Escrituras, etc.» Vemos que el adverbio me indica una condición subjetiva, pues, aun cuando sabían la letra de las Escrituras, desconocían la verdad que las Escrituras contenían. Cuando se usan juntamente ou me, oudé me y oudé ou me, el énfasis es solemne. En realidad, es tan fuerte, que siempre que son hombres los que hablan, siempre resulta falso lo que han dicho. Ejemplos:
Mat 16:22. Pedro le dice a Jesús: «En ninguna manera (gr. ou me) te suceda esto.» ¡Pero sucedió!
Jua 13:8. «No me lavarás los pies jamás» -dice Pedro a Jesús-. De nuevo tenemos ou me al comienzo de la frase. ¡Pero se los lavó!
Mat 26:35. También es aquí Pedro el que dice a Jesús: «Aunque tenga que morir contigo, no (ou me) te negaré.» ¡Pero le negó!
Jua 20:25. Es aquí Tomás el que asegura: «... de ningún modo (ou me) creeré.» ¡Pero creyó!
En cambio, cuando esta repetición es usada por el Señor, siempre se cumplió lo que él dijo. Ejemplos pueden verse en Mat 5:18 , Mat 5:20 , Mat 5:26 ; Mat 13:14 ; Mat 16:28 ; Mat 18:3 ; Mat 23:39 ; Mat 24:2 , Mat 24:21, Mat 24:34 , Mat 24:35; Mat 26:29; Mar 14:25; Luc 6:37; Luc 18:7 , Luc 6:30; Luc 21:18; Luc 22:18 , Luc 22:67, Luc 22:68; Juan 4:14 , Juan 4:48; Juan 6:35; Juan 8:12 , Juan 8:51 , Jua 8:52; Jua 10:5 , Juan 10:28 ; Juan 11:26. Pero hay un pasaje tan importante en el uso de esta figura por el Señor, y de tanta bendición para todo lector bien dispuesto, que lo reservamos para el final:
Jua 6:37. «Todo (gr. pan ho, en neutro, a fin de enfatizar la universalidad) lo que el Padre me da, vendrá (gr. héxei, llegará hasta donde yo estoy) a mí; y al que a mí viene (gr. ton erkhómenon --en presente-: al que está viniendo, al que está en camino de llegar a mí), de ningún modo (RV 1977. Nota del traductor, -ou me-) le echaré fuera.» Este v. cobra todavía mayor fuerza cuando se le compara con Heb 13:5, donde, citando de Deu 31:8 y Jos 1:5, refuerza el sentido del hebreo y de la versión de los LXX, acumulando negativos: «De ningún modo te dejaré, ni de ningún modo te desampararé» (lit.). El griego dice: «Ou me se anó oud' ou me se enkatalípo.» Este último verbo es el mismo de Mat 27:46; Mar_15:34. El desamparo de Jesús ha garantizado nuestro amparo.
Solamente queda un lugar en el que la figura es usada, no por un hombre, ni por el señor Jesús, sino por el ángel Gabriel: Luc 1:15, donde le dice a Zacarías con respecto al hijo que le había de nacer: «de ningún modo (gr. ou me) beberá vino ni licor», Esto también se cumplió (v. Mat 11:18).
Del griego «oxys» = agudo + «morós» = tonto, esta figura consiste en decir algo que, a primera vista, parece necio, pero encierra gran sabiduría. Un buen ejemplo es el famoso dicho latino «estina lente» = date prisa despacio, que ha pasado a nuestro castellano bajo otra forma: «vísteme despacio, que tengo prisa». La Biblia nos ofrece numerosos ejemplos de esta figura, porque la sabiduría de Dios es considerada necedad por los hombres, pero sobrepasa a todo conocimiento humano. Ejemplos:
Job 22:6- "... y despojastes de sus ropas a los desnudos". La Biblia llama "desnudos" a los insuficientemente vestidos. Así, la sinécdoque convierte este v. en un poderoso oximoron.
Is 58:10. "... y tu oscuridad será como el mediodía". V. también en antimetatesis.
Del griego «pálin» = de nuevo + «odé» = canto, esta figura se usa cuando después de haber censurado o reprendido a una persona o cosa, hablamos bien de ella.
Se pueden hallar varios ejemplos en las Cartas a las siete iglesias de Apo. caps. 2 y 3.
Iglesia de ÉFESO: Ap 2:6, después del reproche contenido en los vv. 4 y 5.
En el Antiguo Testamento, pueden hallarse ejemplos en 2 Cr 15:17; 19:3; Sal 89:33; 106:8, 44.
Del griego «pará» = junto a + «bállein» = arrojar o echar, «parábola» significa, pues, «colocar una cosa al lado de otra, a fin de comparar ambas». Como ya dijimos, la parábola es un símil continuado.
En la versión griega del A. T. (LXX o Septuaginta), ocurre unas 30 veces como traducción del hebreo «mashál», que, en realidad, significa «proverbio». Así puede verse en 1Sa 10:12 ; 1Sa 24:14 (BH, 13). Comp. con Deu 28:37 ; 2Cr 7:20 ; Sal 44:14 (BH, 15); Jer 24:9 ; Eze 12:22 ; Eze 16:44 ; Eze 18:2. V. también en Paremia.
Sobre esta base surgió después el posterior sentido de mashal, usado con referencia a cualquier dicho que requiere una explicación. Lo vemos ya en Eze 20:47-49. Cuando el N. T. griego menciona una «parábola», se refiere siempre a una historia, real o imaginada, que contiene un significado oculto, sin que deba urgirse en cada detalle el punto de la comparación, ya que el símil se halla generalmente sólo en cierto detalle, pero no en los demás. Ya hemos señalado la forma en que el símil del «león» es aplicado a Cristo y al diablo, pero con referencia a cualidades totalmente diferentes. También Cristo es comparado a un «ladrón», no en lo que el ladrón tiene de delincuente, sino en lo que tiene de aparecer inesperadamente.
Para interpretar correctamente una parábola, es menester hallar el objetivo de todo el contexto, la gran verdad que allí se nos presenta y la importante lección que se nos enseña. Los minuciosos detalles en los que la parábola puede ir envuelta no deben ser tenidos en cuenta, a no ser que lo exija el objetivo de, la parábola. Además, hay que distinguir entre la interpretación de la parábola y la aplicación que de ella pueda hacerse. Por ejemplo, en la parábola de las «Diez Vírgenes» (Mat 25:1-12), la interpretación exige que sea colocada en un especial tiempo que precede inmediatamente a la Segunda Venida del Señor, como es evidente por el adverbio de tiempo «entonces» con el que comienza. Cualquier otra lección que deduzcamos, como la necesidad de velar por nuestra parte, ha de considerarse como una aplicación de la parábola a las circunstancias actuales.
Lo mismo digamos de la parábola de la Gran Cena (Luc 14:1-24). La aplicación a cualquier tiempo y circunstancia no debe oscurecer la interpretación literal, la cual hace referencia a los sucesivos ministerios conectados con la invitación a la «gran cena»:
(1) Vemos que «un hombre» envió su siervo a los que habían sido invitados de antemano. Esto se cumplió en el ministerio de Pedro
(Hch. caps. 2 - 7), pues los primeros invitados se excusaron de venir.
(2) «El padre de familia» envía a su «siervo» a que salga «por las plazas y calles de la ciudad». Este fue el segundo ministerio de
Pedro (Hch., caps. 10 -12).
(3) El «señor» envía ahora ,al «siervo» para que salga «a los caminos y a los vallados». Este es el ministerio de Pablo a los gentiles
(Hch.. caps. 13 - 28).
Los sucesos narrados en la parábola pueden ser reales o imaginarios. Pero cuando son imposibles, como cuando árboles o animales nos son presentados hablando, entonces tenemos una fábula. Y cuando la fábula es explicada, tenemos una alegoría. Esto es lo que ocurre en Jue 9:8 y ss., como ya hemos visto.
Sólo resta una advertencia importante acerca del objetivo de las parábolas. El concepto corriente es que tienen por objeto poner las cosas en claro y hacer que lo complicado resulte sencillo. Por esta razón, cualquier joven ministro de Dios o el maestro de la Escuela Dominical recurre a las parábolas como si fueran la cosa más sencilla del mundo; mientras que las parábolas tenían por objeto velar las verdades de los ojos de aquellos que «viendo, no ven; y oyendo, no oyen ni entienden» (Mt 13:13). De aquí que estén entre las porciones más difíciles de la Palabra de Dios.
Esta figura consiste en la repetición de las partículas disyuntivas «ni», «o». Es una de las especies de anáfora, y se diferencia del polisíndeton en que, en lugar de unir, separa. De ahí que los latinos la llamaran disiunctio = disyunción. Se usa en la Biblia para poner de relieve lo que está escrito para especial instrucción. Ejemplos:
Eze 34:4. «No fortalecisteis las débiles (ovejas), ni curasteis la enferma,
ni vendasteis la perniquebrada,
ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida...»
¡Terrible apóstrofe a los falsos pastores por su infidelidad y negligencia!
Luc 18:29. «y él (Jesús) les dijo: De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa,
o padres,
o hermanos,
o mujer,
o hijos, por el reino de Dios...»
Jua 1:13. «1os cuales no han sido engendrados de sangres (lit.),
ni de voluntad de carne,
ni de voluntad de varón, sino de Dios».
De esta forma se pone de relieve que el nuevo nacimiento es obra enteramente de la soberana gracia de Dios.
Rom 8:35. Seis veces se repite aquí la partícula disyuntiva «o», para poner de relieve que la seguridad del creyente no depende de la perseverancia humana, sino de la preservación divina (comp. Juan 6:39). En la porción siguiente (vv.Jua 6:38-39), el Apóstol expresa su persuasión en diez miembros, unidos por la disyunción «ni», de que no hay nada ni nadie que pueda separarnos del amor de Dios en Jesucristo.
1Co 3:21-22. El Apóstol describe aquí, repitiendo ocho veces la conjunción griega eite = «ya sea», las riquezas inmensas de todo creyente. ¡Hasta la muerte está a su servicio para bien!
2Ts 2:2. «que no os dejéis sacudir (lit) fácilmente de vuestro modo de pensar,
ni os alarméis,
ni por espíritu (supuesta revelación),
ni por palabra (supuesto mensaje de Pablo),
ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el Día del
Señor ha llegado».
De esta forma, quería el Apóstol enfatizar su deseo de que ningún creyente fuese sacudido, como un barco que ha soltado amarras fuera de tiempo, de la bendita esperanza de «ser reunidos juntamente con el Señor», como les había dicho a los tesalonicenses en su primera Carta (1Ts 4:13-18). Se ve que alguien les había engañado, asegurándoles que Pablo había dicho, o escrito, que el Día del Señor había llegado ya, con lo que sería enorme la turbación de estos creyentes de Tesalónica, al ver que ellos no habían sido «arrebatados juntamente... para salir al encuentro del Señor en el aire» (1Ts 4:17). Por eso, escribe ahora para asegurarles que nunca había dicho ni escrito tal cosa.
La enseñanza del Apóstol Pablo, inspirado por Dios, es muy diferente de la que se ha hecho popular en la cristiandad. La opinión popular es que el Señor no vendrá hasta que el mundo se convierta. La palabra de Dios nos dice que no vendrá hasta que el mundo se pervierta por la apostasía final. La opinión popular es que el mundo no es aún suficientemente bueno. La Palabra de Dios nos dice que no es todavía suficientemente malo. Falta aún que venga la gran Apostasía y la aparición del Anticristo. Véase también, en la figura elipsis, ya estudiada, más información sobre este pasaje.
Esta figura (del gr. «pará» = junto a + «diá» = a través de + «hegeísthai» = guiar) consiste en la adición de hechos ajenos al caso de que se trata, pero que sirven para confirmado.
Del griego «pará» = junto a + «leipo» = dejar, esta figura es una preterición, por la que el orador o el escritor indica que desearía callar algo, pero añade palabras que hacen alusión a lo omitido. Tenemos un ejemplo de esta figura en:
Heb 11:32. «¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, de Barac, de Sansón, etc.», y continúa refiriéndose brevemente a todos ellos en los vv. Heb 11:33-38.
Esta figura es un género de sinonimia y consiste en la repetición de iguales, sinónimos, u opuestos, pensamientos (o palabras) en líneas sucesivas o paralelas. El paralelismo se divide en siete clases: tres simples, y cuatro compuestas.
I. Simples. Se divide en: sinónimo (progresivo), antitético (opuesto) y sintético (constructivo).
II. Compuestas. Se divide en: alternante, cuando dos líneas se repiten una sola vez (cuatro en total); alternan te repetido, cuando dos líneas se repiten más de una vez; alternante extendido, cuando se repiten tres o más líneas; introvertido, cuando la repetición va de los extremos al centro.
I. Paralelismos simples
1. Paralelismo sinónimo.
Tiene lugar cuando el pensamiento es similar en las líneas, y se usan vocablos sinónimos. Ejemplos:
Gen 4:23-24. Es curioso que la primera poesía de la Biblia salga de los labios de un malvado como Lamec, el primer bígamo, jactancioso y envalentonado por las nuevas armas que su hijo había inventado, con las que esperaba cobrar una venganza mucho más dura que la que Yahweh había prometido contra quienes atentasen contra la vida de Caín:
«Ada y Zila, oíd mi voz;
mujeres de Lamec, escuchad mi dicho.
Que un varón maté por mi herida,
y un joven por mi golpe.
Si siete veces será vengado Caín,
Lamec en verdad (será vengado) setenta veces siete.»
2. Paralelismo antitético.
Se da cuando las palabras se contrastan en dos o más líneas en oposición mutua. Ejemplos:
Pro 10:1. «El hijo sabio alegra al padre, pero
el hijo necio es la tristeza de su madre.»
Pro 27:6. «Fieles son las heridas del que ama; pero
importunos los besos del que aborrece.»
3. Paralelismo sintético.
Se da cuando, mediante el uso de sinónimos, se obtiene un concepto más completo; por eso, se llama también constructivo. Ejemplo:
Sal 19:7-9. Aquí no hay gradación ni oposición, sino construcción:
«La ley de Yahweh es perfecta, que reconforta el alma;
el testimonio de Yahweh es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Yahweh son rectos, que alegran el corazón;
el precepto de Yahweh es puro, que alumbra los ojos.
El temor de Yahweh es limpio, que permanece para siempre;
los juicios (lit.) de Yahweh son verdad, todos justos.»
II. Paralelismos compuestos
1. Alternantes
Se llama así el paralelismo cuando las líneas aparecen alternándose de forma que la primera y la tercera líneas (o la segunda y la cuarta) se pueden leer, por lo general, de forma continua, mientras que la línea intermedia viene a construir una especie de paréntesis. Estas líneas que se alternan pueden constituir paralelismo sinónimo o antitético. Ejemplos:
Gen 19:25 . Véase mediante la siguiente estructuración:
a. «y destruyó las ciudades,
b. y toda aquella llanura,
a. y todos los habitantes de las ciudades,
b. y el fruto de la tierra».
a. «y destruyó las ciudades,
b. y toda aquella llanura,
a. y todos los habitantes de las ciudades,
b. y el fruto de la tierra».
Deu 32:21. Esta es otra porción cuya estructura es digna de estudio:
a. «Ellos me movieron a celos
b. con lo que no es Dios;
a. Me provocaron a ira
b. con sus ídolos (lit. vanidades o nulidades);
c. Yo también los moveré a celos
d. con un pueblo que no es pueblo;
c. Los provocaré a ira
d. con una nación insensata.»
Lo mismo puede hacerse fácilmente con lugares como Deu 32:4 ; 1Cr 21:22 ; Ext 8:5 ; Pro 24:19-10 ; Isa 1:29-30 ; Isa 9:10 ; Isa 14:26-27 ; Isa 17:7-8 ; Isa 18:6 ; Isa 31:3 (véase también en pleonasmo); Isa 34:6 ; Isa 51:20 ; Isa 59:5-6 y Isa 61:4 (véase también en epánodo, antimetábola y quiasmo).
Mención especial requiere otro lugar, por la oscuridad existente en el texto hebreo masorético:
Pro 18:24. En este v., ya estudiado bajo paronomasia, el paralelismo se pierde por la oscuridad del original, conforme ha llegado a nosotros. La Masorah registra que el vocablo 'ish (con i breve), que los copistas tomaron por 'ish (con i larga) -que significa «varón»-, aparece tres veces (aquí, en 2Sa 14:19 donde no afecta al sentido- y Miq 6:10) en lugar de yesh = hay. A esto se añade la equivocación de las versiones (en general), al suponer que el vocablo l'hithro'e'á procedía de la raíz ra'ah (con la última a breve), que significa «alimentar», en lugar de ra'ah (con las dos a largas), que significa «ser hecho pedazos», de donde la idea de «arruinarse». Eliminada la equivocación, es observable el paralelismo alternante, con el contraste entre los muchos amigos falsos y el único amigo fiel. Véase:
a. «Hay amigos
b. para ruina del varón;
a. Pero hay un amigo
b. más unido que un hermano.»
2. Alternancia repetida.
Isa 65:21-22. Véase la estructura de esta porción:
a1. «Edificarán casas
b1. y morarán en ellas;
a2, plantarán viñas
b2, y comerán el fruto de ellas.
a3. No edificarán
b3. para que otro habite,
a4 ni plantarán
b4. para que otro coma. »
También puede notarse la alternancia de contraste entre el v. 21, con sus proposiciones positivas, y el v. 22, con sus proposiciones negativas.
1Jn 2:15-16. Véase igualmente la estructura de este pasaje:
a1. «Si alguno ama al mundo,
b1. el amor del Padre no está en él.
a2. Porque todo lo que hay en el mundo...
b2. no proviene del Padre,
a3. sino del mundo.»
3. Alternancia extendida.
Jue 10:17. Véase en este (y en el siguiente) ejemplo la extensión de la alternancia a tres líneas:
a. « Entonces los hijos de Amón
b. se juntaron,
c. y acamparon en Galaad;
a. asimismo los hijos de Israel
b. se juntaron,
c. y acamparon en Mizpá.»
Mat 6:19-20 :
a. «No alleguéis tesoros en la tierra,
b. donde la polilla y el orín corroen,
c. y donde los ladrones horadan y hurtan
a. sino allegaos tesoros en el cielo,
b. donde ni la polilla ni el orín corroen,
c. y donde los ladrones no horadan ni hurtan» (V. también en epíbole).
4. Paralelismos introvertidos
Como ya hemos explicado anteriormente, estos paralelismos se dan cuando si, por ejemplo, hay seis líneas, la primera se corresponde con la sexta; la segunda, con la quinta; y la tercera, con la cuarta. Si la introversión consiste sólo en palabras (las mismas palabras), se llama epánodo; si en proposiciones, se llama antimetábola; si en el tema o asunto, es quiasmo (v. en sus respectivos lugares).
Gen 3:19.
a. Destino:« ... hasta que vuelvas a la tierra»,
b. Origen: «porque de ella fuiste tomado».
b. Origen: «pues polvo eres»,
a. Destino: «y al polvo volverás».
Num 15:35-36:
a. «y Yahweh dijo a Moisés:
b. Irremisiblemente muera aquel hombre;
c. apedréelo con piedras (lit.)
d. toda la congregación fuera del campamento.
d. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento,
c. y lo apedrearon con piedras,
b. y murió,
a. como Yahweh mandó a Moisés.»
Sal 115:4-8. Damos la estructura de los conceptos:
a. 4-. Los ídolos.
b. -4. Su fabricación.
c. 5-. Boca sin habla (singular en hebreo).
d. -5. Ojos sin vista (plural en hebreo).
e. 6-. Orejas que no oyen (plural).
f. -6. Nariz sin olfato (singular).
e. 7-. Manos que no palpan (plural).
d. -7. Pies que no andan (plural).
c. -7. Garganta sin voz (singular).
b. 8-. Los fabricantes.
a. Los idólatras.
Sal 135:15-18. Fácilmente puede verse aquí la semejanza con el ejemplo anterior.
Isa 6:10. Véase la estructura de este versículo, ya estudiado en poliptoton:
a. «Engruesa el corazón de este pueblo,
b. y agrava sus oídos,
c. y ciega sus ojos;
c. no sea que, viendo con sus ojos,
b. y oyendo con sus oídos,
a. y entendiendo con su corazón...»
Isa 11:4
a. «Herirá al opresor
b. con la vara de su boca,
b. y con el aliento de sus labios
a. matará al impío. »
Es cierto que el texto hebreo corriente lee (1.ª línea) 'erets = tierra, pero ello se debe a un notorio error del copista, pues el vocablo original era, sin duda, 'arits = opresor. La equivocación se debe a la semejanza de sonido del alef (') y del ayin ('), pero el paralelismo muestra a las claras que la verdadera lectura es 'arits.
Isa 55:8-9. Es notable la estructura de este conocido pasaje:
a. «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,
b. ni vuestros caminos mis caminos, dice Yahweh.
b. Pues así como los cielos son más altos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos,
a. y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.»
Aquí, todo el párrafo está introvertido. En «a» y «a», tenemos «pensamientos»; en «b» y «b», «caminos». Pero los adjetivos posesivos «mis» y «vuestros» están en alternancia con los «pensamientos»:
c. Mis pensamientos.
d. Vuestros pensamientos.
c. Mis pensamientos.
d. Vuestros pensamientos.
Mientras que, en cuanto a los «caminos», están introvertidos:
e. Vuestros caminos.
f. Mis caminos.
f. Mis caminos.
e. Vuestros caminos.
Nótese, además, que «a» y «b» son negativos; mientras que «b» y «a» son positivos.
Isa 60:1-3. Véase la bella estructura de este pasaje:
a. «Levántate,
b. resplandece; porque ha venido tu luz,
c. y la gloria de Yahweh ha amanecido sobre ti.
d. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra,
d. y oscuridad las naciones;
c. mas sobre ti amanecerá Yahweh, y sobre ti será vista su gloria.
b. y andarán los gentiles a tu luz,
a. y los reyes al resplandor de tu amanecer» (de tu «levante»).
Mat 6:24:
a. «Nadie puede servir a dos señores;
b. porque o aborrecerá al uno
c. y amará al otro;
c. o se adherirá al uno
b. y menospreciará al otro.
a. No podéis servir a Dios y a las riquezas (lit. Mamón).
Rom 11:21-23. Obsérvese la estructura de esta porción:
a. « Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales,
b. a ti tampoco te eximirá.
c. Mira, pues, la benignidad
d. y la severidad de Dios;
d. la severidad... para con los que cayeron,
c. pero la benignidad para contigo, si permaneces...;
b. pues de otra manera, tú también serás cortado.
a. y aun ellos (las ramas naturales), si no permanecen en incredulidad, serán
injertados.»
La porción se refiere al judío y al gentil en sus diferencias dispensacionales. Por tanto, no ha de interpretarse de la Iglesia, la que, de acuerdo con el cap. 8, no puede ser cortada.
Otros ejemplos breves y fáciles de paralelismo introvertido pueden verse en Exo 9:31 ; Deu_32:16 ; 1Sa 1:2 ; 2Sa 3:1 ; 1Re 16:22 ; 2Cr 32:7-8 ; Sal 76:1 ; Pro 1:26-27 ; Pro 3:16; Isa 5:7 ; Isa 50:1 ; Dan 5:19 ; Mat 7:6 ; 1Co 1:24-25 ; 2Co 1:3 ; 2Co 8:14 y Gal 2:7-8.
Esta figura (del gr. «pará» = junto a + «en» = en + «bolé» = cosa arrojadiza) consiste en una inserción parentética independiente y completa en sí misma; tanto que habría sentido completo si se la separase de la frase o cláusula próxima. Ejemplos:
Isa 60:12. Este v. es una parémbole, completa en sí misma.
Mar 7:3-4. Estos dos versículos forman un paréntesis independiente.
Luc 17:9. La pregunta y respuesta contenidas en este v. forman un todo independiente, en medio de la argumentación.
Otras parémboles pueden verse en Hch 2:8-11; Rom 3:27-31; Rom 6:13-17; 2Co 3:7-16; Flp 3:18-19; 1Ti 5:22-23; Heb 12:18-19; 1Pe 3:19-21; 1Jn 1:2. Especial mención merecen:
Esta figura (del gr. «pará» = junto a + «en» = en, dentro + «títhemi» = poner, colocar) consiste en añadir una frase, completa en sí misma, a manera de explicación necesaria para una buena comprensión del sentido, aun cuando, en lo gramatical, el contexto podría quedar completo sin dicho paréntesis. La mayoría de los paréntesis están marcados en el propio texto, aunque no todos. Cuando el paréntesis queda completo, sin contar con el contexto, se llama parémbole, como veremos luego.
Heb 2:9. «Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles (a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte), para que por la gracia de Dios experimentase la muerte en provecho de todos.» Así se muestra claramente que el Señor fue hecho un poco menor que los ángeles a fin de que pudiera morir; y, por otra parte, que fue coronado de gloria y de honra a causa de Sus padecimientos.
2Pe 1:19. «Y tenemos como más segura la palabra profética, a la cual hacéis bien en estar atentos (como a una lámpara que alumbra en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero de la mañana alboree) en vuestros corazones.» Es claro que aquí debe haber un paréntesis, ya que la palabra profética es la lámpara que alumbra en un lugar oscuro, mientras que Cristo y Su Parusía son el alborear del día. De seguro que el sentido no puede ser que hayamos de estar atentos a la profecía hasta que Cristo sea revelado ¡en nuestros corazones! No, sino que hemos de estar atentos, en nuestro corazón, a la profecía, hasta que se cumpla en la Segunda Venida del que es llamado «el lucero de la mañana» (v. también en elipsis).
(Nota del traductor: Hay otro paréntesis, clarísimo, en el texto sagrado, que Bullinger n9 menciona: la primera cláusula de Apo 20:5; ya que la frase: «Esta es la primera resurrección» debe empalmar con el final del v. Apo 20:4 , no con lo que la precede.)
Esta figura (del griego «pará» = junto a + «ekhé» = sonido), también llamada paromeosis y parisosis, consiste en la repetición de palabras que son semejantes en su sonido, pero proceden de diferente idioma. Estos casos se dan en el N. T., aunque no sean observables, ya que la paronomasia, resultante en paréquesis, sólo se percibe en el hebreo, idioma en el que estaban pensando los escritores del N. T., todos ellos judíos, con la excepción muy probable de Lucas. Ejemplos:
Mat 3:9. «... porque yo os digo que Dios puede levantar hijos (hebr. banim) a Abraham aun de estas piedras (hebr. 'abanim»>.
Mat 11:17. «Os tocamos flauta y no bailasteis (gr. orkhésasthe); os entonamos canción de duelo y no os lamentasteis (gr. ekópsasthe).» En esos dos verbos se da homeoteleuton, pero no paronomasia. No obstante, la paréquesis existe en arameo, que es el idioma que el Señor hablaba; así, los verbos correspondientes serían raqedton y 'arqedton.
Mat 11:29. «... que soy manso (en la versión siríaca Peshito: nij)... y hallaréis descanso (sir. n'yajá).
Esta figura, también llamada parómeon, significa «casi semejante» (de «para» = junto a, y «homoion» = semejante), y consiste en la repetición de inflexiones que suenan de un modo similar.
Mat 11:7. «Os tocamos la flauta, y no bailasteis; os entonamos canción de duelo, y no os lamentasteis.» En el original, los verbos griegos «bailasteis» y «lamentasteis» son, respectivamente, «orkhésasthe» y «ekópsasthe». Aun cuando las terminaciones similares son causadas por la inflexión de los respectivos verbos, no es aquí el caso de la figura llamada homeoptoton, debido a que, en arameo, que es el lenguaje que hablaba Jesús, los dos verbos se derivan de la misma raíz, lo que añade nueva fuerza y mayor énfasis al contraste. Los verbos respectivos, en arameo, son: raqad = brincar de gozo, y 'arqad = saltar de miedo (véase Ecl_3:4 para el primero; Sal_29:6 ; Sal_114:4 , Sal_114:6 , para el segundo). En la traducción hebrea del N. T., los verbos son «re qadtem» y «sephadtem», lo cual da lugar a la figura llamada homeoteleuton, pero no a la paromeosis.
Jua 1:5. «La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (o: no la comprendieron).» Ni en el original ni en la traducción caste-llana aparece la figura paromeosis, pero en el caldeo «tinieblas» es qevel, y «comprendió» es qabel
Esta figura consiste en la repetición de palabras que suenan de un modo similar, pero que no tienen necesariamente el mismo sentido. El vocablo procede del griego «pará» = junto a + + «onomázein» = nombrar, o poner nombre. Se llama así porque, en esta figura, una palabra es colocada junto a otra que parece similar, y suena como si fuese una repetición de la primera, pero no es la misma palabra, aunque sea similar o lo parezca. Sirve para centrar nuestra atención en algo importante, precisamente echando mano de esta similaridad; a veces, se nos enseña así una lección notable; otras veces, se nos hace notar algún contraste importante. No es fácil conservar la figura en las traducciones. Ejemplos:
Gen 1:2. Nótese el contraste entre los vocablos hebreos tohu y bohu y recuérdese lo dicho bajo la figura anadiplosis.
Del griego «páthos» = sentimiento o pasión + «poieín» = = hacer, esta figura se llama así porque el orador o escritor manifiestan ciertaemoción. Puede ser de cuatro clases: Dos que surgen del agrado:amor y gozo; y otras dos que surgen de la contrariedad: odio y pesar.
Entre los muchísimos ejemplos que se dan en la Biblia, baste con citar Isa 22:4 ; Isa 49:15 ; Jer 9:1 , Jer 9:2 ; Jer 23:9 , Jer 23:10 ;
Ose 11:8 , Ose 11:9 ; Mar 3:5 ; Mar 7:34 ; Mar 10:14 , Mar 10:21 ; Luc 19:41 , Luc 19:42 ; Hch 7:54 ,Hch 7:57 ; 2Co 2:4 ; Gál 4:19 , Gál 4:20 ; 2Ti 1:16-18.
Del griego paianismós = el canto del peán (sobrenombre de Apolo, que se le dio por su victoria sobre la serpiente Pitón), el término se usó después para significar cualquier cántico solemne de triunfo. Así que la figura consiste en un llamamiento a otros para regocijarse por algo, en lugar de limitarse a expresarlo como un simple hecho; de este modo, cobra mayor relieve y atrae mejor la atención.
Deu_32:43. El cántico de Moisés comienza con un apóstrofe, ya estudiado, resume la historia entera de Israel (v. en correspondencia) y termina con triunfal peanismo en el que Yahweh invita a todas las naciones a regocijarse con Su pueblo por Su juicio contra los enemigos de Israel y por la purificación del pueblo y de la tierra, lo cual tendrá su completo cumplimiento en los gloriosos días del Milenio. El libro IV de los Salmos se anticipa, por prolepsis, a este tiempo de reposo y paz en la tierra, como puede verse por la estructura de los Salmos 95 - 100:
A. 95. Exhortación a las «ovejas» de Israel (v. 7) a llegarse a la presencia de Yahweh con alabanza (v. 2), porque Yahweh es «Dios grande» y «Rey grande sobre todos los dioses» (v. 3).
B. a. 96. Invitación a cantar el «cántico nuevo» (v. 1), ante «Yahweh que ya llega... a juzgar la tierra» (v. 13).
b. 97. El Nuevo Canto: «Yahweh reina» (v. 1).
B. a. 98. Invitación a cantar el «cántico nuevo» (v. 1), ante «Yahweh, porque viene a juzgar la tierra» (v. 9).
b. 99. El Nuevo Canto: «Yahwehreina» (v.l).
A. 100. Exhortación a las «ovejas» de Israel (v. 3) a «venir a la presencia de Yahweh con regocijo» (v. Z),«porque Yahweh es bueno» (v. 5).
Isa 44:23. Cantad loores, oh cielos, porque Yahweh lo hizo... »
Sof 3:14. «Canta, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén.» Luego viene la razón de este regocijo (hasta el final de la profecía).
Zac 9:9. «Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí que tu rey viene a ti...»
Luc 10:21. «En aquella misma hora Jesús se regocijó en el espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y entendidos y las has revelado a niños.» V. eneatácresis.
Fil 4:4. «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» V. en epanadiplosis.
Stg 1:9. «El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación.»
Las Escrituras abundan en bellos ejemplos de esta figura. V. Sal 57:8 (BH, 9); Isa 42:10 ; Isa 49:13 ;Jer 51:48 ; Apo 18:20 , etc.
Ambos términos significan lo mismo; el primero, en griego; el segundo, en latín: «hablar dando un rodeo». Se llama así esta figura porque, con ella, se emplean más palabras o frases de las que, a primera vista, parecen necesarias. Pero el texto sagrado la usa para llamar la atención del lector o describir mejor la persona o cosa de la que se trata. Cuando la circunlocución se hace con el fin de evitar un lenguaje crudo o irrespetuoso, la figura se llama eufemismo = buen lenguaje. Sin embargo, comoquiera que esto último implica cambio, el eufemismo será estudiado en la Sección Tercera del presente libro.
Gn 20:16. "Y a Sara dijo (Abimelec): He aquí ha dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como, un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada" (lit. y serás vindicada). "Un velo para los ojos" es una perífrasis para evitar decir: "tu marido", a la vez que hay una reprensión indirecta a ella y a su marido, por haber ocultado la verdad diciendo él: "Mi hermana es"; y ella: "Es mi hermano" (vv. 2, 4). V. también Gn 24:65; 1 Co 11:5.
2 S 3:29. "... ni quien muera a espada"; es decir, ejecutando de acuerdo con la ley.
Cuando la descripción se limita a las circunstancias, se lla. ma peristasis (del gr. «peri» = alrededor +«stásis» = estancia. Ejemplos, en Juan 4:6; Jua 18:18, etc. Si la figura se usa con objeto de impresionar el ánimo por medio de la descripción de las cir. cunstancias, recibe el nombre griego de diasqueue, del verbodiaskeuázesthai = armarse, equiparse o prepararse.
Esta figura, así llamada del verbo griego pleonázein = ser más que suficiente, ocurre cuando se haya redundancia de palabras en una frase. A veces, parece que el sustantivo es superfluo por hallarse ya su concepto en el adjetivo; otras veces, se usan dos nombres, cuando parecería que basta con uno. Sin embargo, esta redundancia nunca es realmente superflua cuando es usada por el Espíritu Santo, pues con ella se nos da un sentido más completo y perfecto de lo que, sin el pleonasmo, quedaría incompleto hasta cierto punto. La figura puede afectar a palabras o a frases enteras. Ambas clases se subdividen del modo siguiente:
I. Afectando a palabras:
1. Ciertas palabras idiomáticas.
2. Palabras no idiomáticas.
II. Afectando a frases:
1. En forma afirmativa.
2. En forma negativa.
Esta figura, que significa «muchos nombres», ocurre cuando a una persona o a un lugar se le dan en la Biblia varios nombres. Por ejemplo, en Mat 15:39, se nos dice que Jesús «vino a los confines de Magdalá». En cambio, en Mar 8:10, se nos dice que «se fue a la región de Dalmanuta». No hay contradicción, sino que DALMANUTA es el nombre de la región, y MAGDALA el nombre de la ciudad.
Otro ejemplo es Mt 8:28, donde los habitantes del lugar son llamadas gergesenos, mientras que en Mr 5:1, Lc 8:26 se les llama gadarenos. Caben varias posibilidades: que el mismo lugar tuviese dos nombres, o que dos lugares formasen un lugar más amplio, o que dos diferentes acontecimientos sucediesen en dos lugares diferentes.
Esta figura consiste en la repetición de la misma parte del discurso con diferentes inflexiones, es decir, diferentes casos de nombres, o diferentes tiempos, modos y personas de verbos. El nombre de la figura procede del griego poly = mucho + ptósis = caída (inflexión, caso). La figura, pues, se da en verbos nombres, pronombres y adjetivos. Las distintas divisiones y subdivisiones de poliptoton son como sigue:
I. Verbos
1. Verbos repetidos en diferentes modos y tiempos.
2. Verbos con sus imperativos, o participios:
(a) En afirmaciones fuertes.
(b) En negaciones fuertes.
3. Verbos con un sustantivo afín.
4. Verbos con otras partes del discurso (poliptoton combinado).
II. Nombres y pronombres
1. Nombres repetidos en diferentes casos de declinación.
2. Nombres repetidos en diferente número:
(a) En singular y en plural.
(b) En singular y con dependencia de un genitivo plural.
III. Adjetivos
Comenzamos, pues, por la primera división y sus correspondientes subdivisiones:
I. VERBOS
1. Verbos repetidos en difrentes modos y tiempos.
Gén 50:24. El original dice textualmente: «... mas Dios visi
tando visitará a vosotros». La repetición del verbo en diferente modo, y el pronombre enfático «a vosotros», tienen aquí por objeto subrayar la certeza de la fe de José en la promesa de Dios, como se nos declara en Heb 11:22: «Por la fe, José, al mo ir mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio órdenes acerca ‘de sus huesos.» Es decir: José recordó la promesa que Dios había hecho a sus mayores, y tuvo tal fe en ella que expresó su certeza, por medio de esta figura, en cuanto al cumplimiento de dicha promesa.
abrie. ra los oídos para poder entender el gran cambio dispensacional que estaba a punto de llevarse a cabo.
Había sido predicho en Isa_6:9 que esto había de suceder como una consecuencia de haber cerrado el pueblo sus oídos al mensaje de Dios; y siete veces está registrada en las Escrituras de la Verdad la solemne realización de esta ceguera con que Dios ejercía su severo juicio. Nos limitaremos a enumerar las catorceocasiones en que ocurre la citada expresión:
1. Elías y Juan el Bautista (Mat 11:15).
2. La parábola del sembrador (Mat 13:9; Mar 4.9; Luc 8:8).
3. La luz sobre el candelero (Mar 4:21-23).
4. La parábola de la cizaña (Mat 13:43).
5. Las dos dispensaciones (Mar 7:16).
6. El banquete, el discipulado y la sal (Luc 14:16-35).
7-13. Las Cartas a las siete iglesias (Apo. caps. 2 y 3).
14. La Bestia que sube del mar (Apoc 13:9).
Mat 13:9 , Mat 13:43. Véase el ejemplo anterior (Mat 11:15).
Mat 19:12. «El que sea capaz de aceptar (lit. dar cabida a) esto, que lo acepte (lit. dé cabida).» El griego dice «khoreín khoreíto» .
Mar 4:12. V. Mat 13:13.
Mar 4:23. V. Mat 11:15.
Mar 7:16. V. Mat 11:15.
Luc 8:8. V. Mat 13:13.
Luc 14:35. V. Mat 11:15.
Jua 12:40. V. Mat 13:13.
2. Verbos con sus infinitivos y participios.
En este caso, el verbo y su participio se usan en combinación, a fin de añadir intensidad al sentido.
Se usa de dos maneras:
(a) en fuertes afirmaciones;
(b) en fuertes negaciones. Ejemplos:
(a) En afirmación, o exhortación, fuerte, enfática.
Gen 2:16. La segunda parte del versículo dice textualmente: «De todo árbol del huerto comer comerás.» El infinitivo refuerza el futuro del verbo. Eva suprimió, en Gen 3:2, dicho infinitivo, sustrayendo así de la palabra de Dios.
(b) En negaciones fuertes.
Gen 3:4. Dice la serpiente: «De seguro que no moriréis» (hebr. lo' moth temuthún = no morir moriréis). De este modo contradecía el diablo enfáticamente la enfática afirmación de Dios en Gen 2:17.
Exo 5:23. Otro caso de énfasis con la misma negación.
3. Verbos con sustantivo afín.
A veces se usa un verbo combinado con un sustantivo de la misma familia, para dar gran énfasis a una expresión. Ejemplos:
Gen 1:11. «Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla» (lit. sembrando semilla). De esta manera se pone de relieve que las plantas de toda clase: hierbas, arbustos, árboles, fueron creados por Dios llevando su semilla «según su género»; no precedió la semilla al árbol. También fue creada la gallina de forma que pusiese huevos; no fueron creados antes los huevos que se convirtiesen en gallinas. Así que, ya en el primer capítulo de la Biblia, la moderna ficción de la «evolución de las especies» queda definitivamente desacreditada.
4. Verbos con otras partes de la oración (Poliptoton combinado).
Isa 24:16. El texto dice literalmente: «... ¡Mi desdicha, mi desdicha,. ay de mí! Traidores han traicionado; ycon traición traidores han traicionado». Además de la epizeuxis al comienzo de esta porción, tenemos aquí un poliptoton combinado, ya que todas las palabras vienen de la misma raíz, con el énfasis climático de la última frase «(con) traición han traicionado (los) traidores»; como diciendo: «su traición ha sido realmente abominable» .
Esta figura (del griego poly = mucho, y síndeton = unido con ataduras) consiste en la repetición de la conjunción copulativa "y" al comienzo de frases sucesivas. En realidad, es una especie peculiar de anáfora. La figura contraria, ya estudiada, es asíndeton (gr, a = no, y síndeton = unido con ataduras). Las leyes gramaticales del castellano (y otros idiomas modernos) dictan que la conjunción "y" se coloque únicamente al final de una frase o de un grupo similar de objetos o sujetos. En hebreo y en griego, por el contrario, dicha conjunción se repite constantemente, aunque con alguna variación: Cuando el Espíritu Santo quiere que no nos detengamos en detalles accesorios, sino que nos apresuremos a llegar a lo más importante, hace que el escritor sagrado suprima la conjunción (asíndeton); en cambio, cuando desea poner de relieve cada uno de los puntos de la porción, hace que se multiplique extraordinariamente la conjunción (polisíndeton). Curiosamente, en un mismo capítulo (Lucas 14), y en relación con las mismas palabras, tenemos conjuntamente un ejemplo de asíndeton (v. 13) y de polisíndeton (v.21), como se advierte en el original, donde leemos literalmente:
Versículo 13. "Antes bien, cuando hagas banquete, llama
a pobres - a mancos - a cojos - a ciegos
Versículo 21. ".. Sal inmediatamente por las plazas y las calles de la ciudad,
y trae acá los pobres - y a los mancos - y a los cojos - y a los ciegos
Esta clase de descripción (del griego «prósopon» = persona + «grafia» = descripción) es la representación vívida del carácter o del porte exterior de una persona. Véase, por ejemplo, Mat 3.4, donde se describe el porte exterior de Juan el Bautista. Véase también la gráfica descripción de Yahweh, en Isa 63:1-6, en el día de su venganza (comp., para la recta interpretación de esta porción, con Isa 34:8; Isa 61:2b). También, la descripción de Jerusalén, comparada a una persona a la que se le hace reconocer sus propias abominaciones, en Eze 16:4-26 (véase v. 2).
Cuando la descripción está limitada a la apariencia exterior de la persona, la figura se llama eficción. En cambio, cuando dicha descripción se limita a representar el carácter o la moral de una persona, se llamacaracterismo. Si la descripción se refiere a los modales, hábitos, caprichos o gestos de una persona, se llama etopeya, de la que tenemos ejemplos en Isa_3:16; Jer_48:3-46; Luc_18:9-14; 1Pe_3:3. Cuando la descripción está limitada a los sentimientos, se llama patopeya (del gr. «páthos» = = pasión + «poietn» = hacer). Tenemos ejemplos de patopeya en Isa 22:4 ; Isa 49:15 ; Jer 9:1-2 ; Jer 23:9 ; Jer 31:20 ; Ose 11:7-9 ; Mar 3:5 ; Mar 6:32 ; Mar 7:34 ; Mar 10:14 , Mar 10:21 ; Luc 19:41 ; 2Co 2:4 ; Gal 4:19-20.
Si la descripción se usa para describir o imitar los dichos de otro, con objeto de añadir énfasis, la figura se llama mimesis, que significa «imitación». Véanse ejemplos en Exo 15:9 (v. en asindeton); Sal 137:7 ;Sal_144:12-15 (v. en elipsis); Isa 14:13-14 ; Isa 28:15 ; Ose_14:2-3 ; Eze_36:2 ; Miq_2:11 ; Miq 3:11 . También, en 1Co_15:35 ; Flp 3:4 , Flp 3:5. A veces, se usa una palabra que otra persona suele emplear, y es repetida de forma delicada, pero lo suficientemente punzante, para servir de correctivo, como, por ejemplo, en 2Co 10:1, 2Co 10:10.
La descripción de acciones se llama propiamente pragmatografia (del gr. «prágma» = acción + «grafia» = descripción). Véanse ejemplos en Joe 2:1-11 , donde se describen hasta los más minuciosos detalles de las acciones del pueblo grande y fuerte que caerá sobre Sión, Mat. 24 y Mar. 13, que describen los eventos de la Gran Tribulación, y Luc 21:12 y ss., que describe los eventos que precederán a dicha Gran Tribulación. Véanse también delicados toques, especialmente en Mar 8:33 ; Hch 6:15 ; Hch 7:55 , Hch 7:56.
Cuando la conclusión se añade por vía de justificación, la figura recibe el nombre de proéctesis (de «pro»= delante + «ékthesis» = exposición o exhibición). La conclusión se añade, en este caso, como una razón que justifica lo que se acaba de decir. Ejemplos:
Mat 9:13. «... Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.»
Mat 12:12. «Pues, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en sábado.»
Esta figura, que no debe confundirse con prolepsis, y que significa «proceder a tomar algo», consiste en añadir algo que el escritor u orador ha confesado antes que lo ignoraba.
La prolepsis de que aquí hablamos es una figura que consiste en adelantarse a las objeciones que nos puedan formular a lo que estamos diciendo. Los griegos le daban también los nombres de procatalepsis y apántesis. Los latinos la llamaban occupatio y anteoccupatio = previa ocupación. Todos estos nombres muestran la importancia que esta figura tiene en la argumentación.
Hay otra clase de prolepsis, ya estudiada, que tiene que ver con el tiempo; se anticipa a los sucesos futuros, hablando de ellos como si fuesen presentes, pero deja para más adelante la aplicación de las palabras, por lo que también se llama ampliación o dilación. En cambio, la prolepsis de que ahora tratamos es una anticipación que tiene que ver con la argumentación, y se distingue de la otra, sobre todo, por el apelativo OCUPACIÓN que le añadimos, pues no sólo se anticipa lo que ha de venir, sino que de hecho nos ocupamos de ello, sin dejado para después.
En este sentido, la prolepsis se divide en dos clases:
(i) oculta; y
(ii) abierta.
Se llama oculta; cuando la objeción anticipada está expresada (o implícita), pero no contestada; o está contestada, pero no expresada claramente. Se llama abierta, cuando está expresada y contestada. Las estudiaremos por separado.
Esta figura, que significa «devolución» o «regreso» (gr. «pros» = a + «apó» = de + «dosis» = el acto de dar), consiste en volver a mencionar, a fin de dar una definición o explanación, palabras o frases que ya se han mencionado anteriormente. Ejemplos:
Ro 11:22. "Mira, pues la benignidad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la benignidad para contigo, si permaneces en esa benignidad; pues de otra manera, tú también serás cortado." La estructura gramatical de este v. es en forma de apánodo (v. en su lugar), como puede verse por la introversión. No estará de más insistir en que Ro 11 no tiene nada que ver con la Iglesia como tal, sino con los "gentiles" como grupo diverso de los "judíos" (v. 13 "Porque a vosotros os digo, Gentiles..."). Sólo así puede entenderse bien el final del v. 22, sin contradecir a la verdad de la seguridad de la salvación para el cristiano.
Esta figura ocurre cuando se insinúa de antemano lo que se va a hacer y se habla de cosas futuras como si fuesen presentes. También tiene lugar cuando el escritor u orador se anticipa a la objeción que un posible oponente le puede hacer, pero en este caso recibe el apelativo de ocupación, puesto que no sólo insinúa la objeción que se le puede hacer, sino que realmente se hace con ella, como indica el vocablo «ocupación». En cambio, cuando la prolepsis insinúa algo futuro de lo que no puede hacerse cargo de momento, se llama también ampliación, que significa «dilación». Ejemplos:
Gen 1:28. Dios se dirige aquí a nuestros primeros padres, aunque la formación de Eva no tiene lugar hasta Gen 2:20-23.
Exo10:29 es una prolepsis de la salida final de Moisés de la presencia de Faraón, pues en realidad volvió a hablar con él, como se ve por Exo 11:4-8.
1Re 22:51. Aquí se habla de la muerte de Josafat prolépticamente, como puede verse por 2 R. 3.
Isa 37:22 habla bellamente del entonces futuro regocijo de Jerusalén al ser librada del asedio de Senaquerib, como si fuera ya presente: «La virgen hija de Sión te menosprecia, te escarnece...»
Isa 48:5-7. Yahweh describe aquí cómo había hablado, desde el principio, de los acontecimientos futuros, y por qué había hablado así.
Luc 3:19-20. Se menciona aquí prolépticamente el encarcelamiento de Juan el Bautista. Compárese con Mat 11:2 y ss.
Heb 2:8. «Todo lo sometiste bajo sus pies.» Esto es una prolepsis, pues en el mismo versículo leemos: «pero ahora todavía no vemos que todas las cosas le estén sometidas». De la misma manera hay que entender los Salmos que hablan prolépticamente del futuro; en especial, los que comienzan con la frase: «Yahweh reina», como son el 93, el 97 y el 99. Es muy de notar que los tres terminan con una referencia a la santidad. Ello se debe a que, cuando el Señor reine efectivamente, todas las cosas serán santas. Su nombre será santificado en la tierra como lo es en el cielo. «En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A YAHWEH; y las ollas de la casa de Yahweh serán como los tazones del altar. Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Yahweh Tsebaoth; y todos los que sacrifiquen vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas.» Como está escrito ya en Isa 23:18 : «... sus negocios y ganancias serán consagrados a Yahweh».
Igualmente, los cánticos e himnos de Ap. caps. 4 y 5, así como los juicios del cap. 6, son, en su mayor parte (si no todos) de índole proléptica.
Sólo mediante el uso de esta figura podemos cantar muchos de los himnos que se contienen en nuestros himnarios, y que hablan de las futuras realidades celestes como si la resurrección de los muertos se hubiese llevado a cabo ya.
Esta clase de descripción (del griego «prósopon» = persona + «grafia» = descripción) es la representación vívida del carácter o del porte exterior de una persona. Véase, por ejemplo, Mat 3.4, donde se describe el porte exterior de Juan el Bautista. Véase también la gráfica descripción de Yahweh, en Isa 63:1-6, en el día de su venganza (comp., para la recta interpretación de esta porción, con Isa 34:8; Isa 61:2b). También, la descripción de Jerusalén, comparada a una persona a la que se le hace reconocer sus propias abominaciones, en Eze 16:4-26 (véase v. 2).
Cuando la descripción está limitada a la apariencia exterior de la persona, la figura se llama eficción. En cambio, cuando dicha descripción se limita a representar el carácter o la moral de una persona, se llama caracterismo. Si la descripción se refiere a los modales, hábitos, caprichos o gestos de una persona, se llama etopeya, de la que tenemos ejemplos en Isa_3:16; Jer 48:3-46; Luc 18:9-14; 1Pe_3:3. Cuando la descripción está limitada a los sentimientos, se llama patopeya (del gr. «páthos» = = pasión + «poietn» = hacer). Tenemos ejemplos de patopeya en Isa 22:4 ; Isa 49:15 ; Jer 9:1-2 ; Jer 23:9 ; Jer 31:20 ; Ose 11:7-9 ; Mar 3:5 ; Mar 6:32 ; Mar 7:34 ; Mar 10:14 , Mar 10:21 ; Luc 19:41 ; 2Co 2:4 ; Gal 4:19-20.
Si la descripción se usa para describir o imitar los dichos de otro, con objeto de añadir énfasis, la figura se llama mimesis, que significa «imitación». Véanse ejemplos en Exo 15:9 (v. en asindeton); Sal 137:7 ;Sal 144:12-15 (v. en elipsis); Isa_14:13-14 ; Isa 28:15 ; Ose_14:2-3 ; Eze 36:2 ; Miq 2:11 ; Miq 3:11 . También, en 1Co 15:35 ; Flp 3:4 , Flp 3:5. A veces, se usa una palabra que otra persona suele emplear, y es repetida de forma delicada, pero lo suficientemente punzante, para servir de correctivo, como, por ejemplo, en 2Co 10:1, 2Co 10:10.
La descripción de acciones se llama propiamente pragmatografia (del gr. «prágma» = acción + «grafia»= descripción). Véanse ejemplos en Joe 2:1-11 , donde se describen hasta los más minuciosos detalles de las acciones del pueblo grande y fuerte que caerá sobre Sión, Mat. 24 y Mar. 13, que describen los eventos de la Gran Tribulación, y Luc 21:12 y ss., que describe los eventos que precederán a dicha Gran Tribulación. Véanse también delicados toques, especialmente en Mar 8:33 ; Hch 6:15 ; Hch 7:55 , Hch 7:56.
Esta figura (del gr. «prósopon» = persona + «poeín» = hacer) consiste en presentar cosas inanimadas o animales como si fuesen personas, a ausentes como si estuviesen presentes, y a muertos como si estuviesen vivos. Los latinos la llamaban personificación; con este nombre ha pasado también a nuestro idioma.
La prosopopeya o personificación puede dividirse en seis grupos:
I. Miembros del cuerpo humano. Gn 31:35
II. Animales. Gn 9:5
III. Productos de la tierra. Lv 19:23
IV. Otros objetos inanimados. Gn 4:10
V. Reinos, países, etc, Is 1:5, 6
VI. Acciones humanas, atribuidas a cosas, etc. Gn 4:7
Esta figura, que significa «tratamiento previo», se usa cuando, por precaución, nos conciliamos el favor de otros, con referencia a algo que vamos a expresar. Cuando, en vez de hacerla antes de hablar, se hace al final, la figura recibe el nombre de epiterapia.
Mat 19:16. «Entonces se le acercó uno y le dijo: Maestro bueno», etc. V. en sinoceosis. Lo mismo, en Mar 10:17 ; Luc 18:18.
Esta figura (del gr. «pro» = delante + «timé» = honor) se usa para poner de relieve la fuerza de una determinada aserción, mediante la descripción del orden en que las cosas están o en que los eventos se suceden. Ejemplos:
1Co 15:5-8. Al hablar de la resurrección de Cristo, Pablo detalla el orden en que sucedieron las apariciones que él enumera: «y que se apareció a Cefas, y después a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos... Después se apareció a Jacobo; después, a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, se me apareció a mí.»
1Co 15:22-24. Después de decir que los que murieron en Cristo, en Cristo serán vivificados, da cuidadosamente el orden: «Pero cada uno en su debido orden (gr. tágma = fila o rango militar): Cristo, las primicias; después, los que son de Cristo, en su venida. Después, el fin», es decir, (probablemente), la última «fila» del gran ejército de los pertenecientes a la primera resurrección.
1Ts 4:15-17. Aquí tenemos el orden de los acontecimientos en la Segunda Venida del Señor a recoger en el aire a los Suyos, antes de venir con ellos a posar sus pies en el Olivete. Esta nueva revelación le fue dada al Apóstol «por palabra del Señor» (v. 15) y contiene hechos no conocidos anteriormente.
Esta figura, que los griegos llamaban «paroimía» (de «pará» = junto a + «oímos» = senda, consiste en un «dicho común, trillado -por decirlo así- por el uso que de él hace la gente». Con el vocablo «paroimía»,vierte el griego de la Septuaginta el hebreo mashal, cuya raíz verbal significa «gobernar» o «ejercer control». Es, pues, obvio que hay alguna conexión entre «proverbio» y «norma». Esto es lo que significa el Libro de Proverbios: Es una colección de máximas normativas que, salidas de la pluma inspirada de Salomón y de otros sabios judíos, entraron en el lenguaje del pueblo para servirse de ellas en la vida ordinaria. También se llaman «dichos sentenciosos» por la influencia que ejercen en el gobierno y control de la conducta. El vocablo paroimía sale cinco veces en el N. T.: En Juan 10:6, donde se traduce por «parábola»; y en Juan 16:25 (dos veces), Jua 16:29 y 2Pe 2:22 , donde se traduce por «proverbio».
Los proverbios que se hallan en la Biblia pueden dividirse en tres clases:
(1) Los que son citados como existentes ya en el uso común.
(2) Los que, aunque no se citen como tales, se usaban probablemente ya como expresiones proverbiales; y
(3) los que aparecen por primera vez en las Escrituras, pero que, debido a la profundidad de su significado y a su extensa aplicación, pasaron después a usarse generalmente como dichos proverbiales.
1. Proverbios que se citan como estando ya en uso.
Gen 10:9. «Éste fue vigoroso cazador delante de Yahweh; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Yahweh».
Núm 21:27. «Por tanto, dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, edifíquese y repárese la ciudad de Sehón», etc. Aquí tenemos tres estrofas, tomadas de un poema popular, y las tres comienzan por la expresión «por lo cual». La primera estrofa (vv.b Num 21:27-28) es una llamada irónica a los amorreos a que reedifiquen su ciudad de Hesbón, que había sido destruida por los israelitas (vv. Num 21:25-26). La segunda (v. Num 21:29) es una profecía de la ruina de Moab. Y la tercera (v. Num 21:30) es la justificación del «¡ay!» proferido en el v. 29. El v. Num 21:30 es oscuro a causa de la letra «r» al final del vocablo asher. Según la Masorah, éste es uno de los 15 casos en que las palabras aparecen bajo unos puntos que indican «texto dudoso». De ahí que, como lectura alternativa de la que aparece en nuestras versiones, dicho versículo puede leerse de esta otra manera: «Les hemos disparado; Hesbón fue destruida hasta Dibón; las mujeres, hasta Nofa; y los hombres, hasta Médeba.»
2. Proverbios que, aunque no se citan como tales, estaban ya probablemente en uso como expresiones proverbiales.
«Como un grano de mostaza» (Mat 13:31 , Mat 13:32 ; Mat 17:20 ; Luc 17:6). Este era, sin duda, un dicho proverbial entre los hebreos (no entre los griegos), para indicar una cosa muy pequeña.
«Como la arena del mar» (o: «como la arena»). Este dicho se usaba proverbialmente para indicar una vasta multitud que nadie podía contar (Gen 22:17; Gen 32:12; Gen 41:49; Jos 11:4; Jue 7:12. ; 1Sa 13:5;2Sa_17:11; 1Re_4:20, 1Re 4:29; 1Re 5:9; Job 29:18; Sal 78:27; Sal 139:18; Isa 10:22; Isa 48:19;Jer 15:8; Jer 33:22; Ose 1:10 -BH, 2:1-; Hab 1:9; Rom 9:27; Heb 11:12; Apoc 20:8). V. también en hipérbole.
3. Proverbios que aparecen por primera vez en la Biblia; pero que, debido a la plenitud de su significado y a su extensa aplicación, han pasado a ser de uso común como dichos proverbiales.
Gen 22:14. «Por tanto se dice hoy: En el monte de Yahweh será provisto.»
Deu_25:4 es una porción que se convirtió más tarde en proverbio a causa de su brevedad sentenciosa y llena de posibles aplicaciones (v. 1Co 9:9 ; 1Ti 5:18).
Esta figura se da cuando la palabra (o palabras) se repite, no en sucesión inmediata (epizeuxis), ni al principio, medio o final de las cláusulas (como en las tres figuras consideradas recientemente), sino con cierta lrregulandad, dentro de la misma porción, únicamente por énfasis o por atraer la atención del lector. Ejemplos:
Ez 36:23-29. Aquí se repiten con mucha frecuencia los vocablos "vosotros" y "vuestro", poniendo así de relieve la importancia de esta preciosa promesa a Israel para los últimos días. Los vv. 22 y 32 dan a entender claramente que el pasaje no puede interpretarse sino con relación a Israel.
Jn 14:1-4. La repetición de los pronombres "yo" y "vosotros" en esta porción sirve para enfatizar el hecho de que nada ni nadie puede interponerse entre el Señor y los Suyos, de forma que Su prometido regreso sea siempre objeto de nuestra consideración.
Esta figura (del griego «syn» = con + «lepsis», de «lambáno» = tomar) consiste en un cambio efectuado en las ideas, más bien que en los vocablos, de modo que la concordancia es de tipo lógico más bien que gramatical. Se diferencia de la enálage o heterosis en que el cambio no se efectúa en el vocablo, sino en la idea.
Jua 21:12. «y ninguno (singular) de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres?, sabiendo (plural) que era el Señor.» La figura pone de relieve que ninguno preguntó, porque todos lo sabían.
2Co 5:19. «... Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo (singular), no tomando en cuenta sus transgresiones a ellos» (plural). Aquí, por metonimia, el «mundo» está en lugar de sus «habitantes», lo cual expresa cumplidamente el Apóstol, mediante la silepsis, usando el plural en la frase segunda.
Esta figura, del griego «symbolon» = arrojado juntamente, la usaban los griegos para indicar que una parte de un objeto se correspondía con otra; es decir, lo que hoy llamamos «cupón» o cosa semejante. Indica, pues, que un objeto representa una verdad moral o espiritual. El término no ocurre en la Biblia, ni se dice en ella que algo haya de usarse en este sentido. El término que más se le aproxima es «mystérion»; tanto que los llamados «Padres» griegos lo usaban como sinónimo de «symbolon», como puede verse en Justino Mártir(Apología, 1, 27, donde lo aplica a Isa 7:14).
Esto es lo que viene a significar, sólo unas tres veces, en el N. T. el término «mysterion»: Efe 5:32 ;Apo_1:20 ; Apoc 17:5 , Apo 17:7 ; siempre en el sentido de «signo secreto».
No cabe duda de que existen muchos símbolos en la Biblia, pero su interpretación exige mucha cautela. En realidad, todas las metonimias son, en cierto sentido, símbolos. Por ejemplo, cuando «copa» se usa por bendición (Sal_16:5 ; Sal_116:13); o «barro», por hombre (Isa_64:8, -BH, 7); o «puerta», por poder (Mat 1:1), lo uno es prácticamente símbolo de lo otro.
Los pasos por los que se llega al símbolo son tres:
(1) por metonimia o por metáfora, una cosa se usa para representar otra;
(2) una es usada para indicar implícitamente la otra;
(3) así queda permanentemente como sustitutiva de la otra en calidad de símbolo de ella. Así, con respecto a la «levadura», tenemos primero la cosa misma que causa la fermentación y, por ello, se prohíbe usada en los sacrificios. Después, por metonimia, se usa para significar lo que está corrompido (1 Co_ 5:6-8). Después, porimplicación, las doctrinas perversas (Mat 16:6). Finalmente se usa en mal sentido, por todo lo que está corrompido de algún modo. De la misma manera, «llave» se usa como símbolo de poder y autoridad (Apo 1:18 ; Apoc 3:7 ; Isa_22:22). En Mat 16:19, el poder de abrir las puertas del reino de los cielos (no de la Iglesia) le es confiado a Pedro, y él ejerció este poder al hacer la oferta final del Mesías a la nación de Israel (Hch. caps., 2, 8 y 10). Este poder era intransferible; por ello, no se puede hablar, en este sentido, de «sucesión apostólica».
El vocablo procede del latín «símile» = semejante, ya que esta figura consiste en expresar algo que guarda cierta semejanza con otra cosa. La figura está expresamente indicada en el texto sagrado: en el hebreo, por la partícula ke (prefijada al vocablo siguiente); en griego, mediante las conjunciones has o kathós = como.
Además de la diferencia que ya hemos anunciado entre el símil y las otras dos figuras afines (metáfora ehipocatástasis), difiere también: de la comparación, en que ésta admite diferencias tanto como semejanzas; de la alegoría, en que ésta presenta sólo uno de los dos extremos de la comparación y deja al lector la tarea de hallar el otro; y de la metáfora, en que ésta transfiere, sin aviso previo, la representación.
Por consiguiente, el símil carece de «pasión», por decirlo así. Es claro, hermoso y ajustado a la realidad, pero frío y premeditado. Con todo, tiene la gran ventaja de que no necesita explicación alguna. Los símiles abundan en la Biblia, añadiendo belleza y fuerza al relato.
Sal 1:3. «Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas». El símil nos dice aquí que el varón que medita en la palabra de Dios está seguro, protegido y cuidado, como un árbol en un jardín o huerto privados, beneficios de los que no disfruta un árbol forestal. V. también en elipsis.
Sal 1:4. «No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.» El contraste entre el tamo llevado por el viento, y el árbol «plantado» es de lo más solemne e impresionante. Los dos símiles son los elementos predominantes en la estructura del salmo, como puede observarse fácilmente:
A. a. 1. El varón justo es dichoso por no estar entre los malos.
b. 2-3. Comparación: «ke'éts» = «como árbol».
c. 3b. Su prosperidad.
A. c. 4. Lo contrario: «No así...»
b. 4b. Comparación: «kamóts» = «como tamo».
a. 5. Los malos son castigados por no estar entre los justos.
Finalmente, el último versículo forma grupo aparte, con solemnidad majestuosa,como explicándonos el motivo de tan tremendo contraste.
Sal 5:12 (BH, 13). «... Como con un escudo lo rodearás de tu favor». ¿Por qué es ese «favor» (la gracia de Dios, que es favor gratuito para los indignos) como un escudo? Porque en el favor de Dios hay «vida» (Sal 30:5 -BH, 6-), «misericordia» (Isa 60:10); seguridad y «victoria» (Sal 41:11 -BH, 12-). Por consiguiente, la oración de los favorecidos de este modo será la que hallamos en Sal 106:4 .
Sal 17:8. «Guárdame como a la niña de tus ojos» (comp. con Deu 32:10 ; Zac 2:8).
Sal 131:2. «Sino que me he calmado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.» Es decir, que no necesita ambicionar nada, así como un niño destetado ya no ansía tomar la leche materna
Mat 7:24-27. Aquí tenemos un símil magnífico y extenso, que casi llega a ser clasificable como parábola. Es demasiado largo para recitado como un proverbio, y demasiado claro como para necesitar explicación. Nos da con claridad y fuerza una tremenda lección.
Mat 9:36. «... porque estaban extenuadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor».
1Pe 2:25 . «Porque erais como ovejas descarriadas (comp. con Isa_53:6), pero ahora os habiés vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.» Aquí tenemos un símil que está en marcado contraste con el proverbiode 2Pe_2:22 , en que se habla de la «puerca». Tanto las ovejas descarriadas como la puerca «se vuelven», pero las ovejas se vuelven al pastor, mientras que la puerca se vuelve al cieno. También es digno de notarse que el verbo «volverse», en relación con las ovejas, está en la voz pasiva, mientras que el verbo «volverse atrás», con relación al perro y a la puerca (v. 2Pe_2:21) está en voz activa, dando a entender que las ovejas son constreñidas a volver mediante la fuerza de un poder exterior, mientras que la puerca vuelve al cieno por su propia libre voluntad. V. también en paremia.
A veces, el símil es gramaticalmente una figura, pero implica en realidad la cosa misma. Ejemplos:
Gen_ 25:31. Dice el original: «... Véndeme como en este día tu primogenitura». Lo mismo; en v. Gen 25:33.
Núm 11:1. Dice el original: «Y aconteció que el pueblo estaba como murmuradores, (era) cosa mala a los oídos de Yahweh». Aquí el símil es idéntico a la realidad: eran realmente murmuradores.
Neh 7:2 . «... porque éste actuaba como un varón de verdad»; es decir, era fiel y concienzudo.
Sal 122:3 . «Jerusalén, que está edificada como una ciudad de un conjunto perfecto.»
Isa 1:7 . «... y asolada (lit. desolación) como asolamiento de extraños». V. en antimeria, y comp. con Isa.13:6.
Isa 1:9. «Si Yahweh Tsebaoth no nos hubiese dejado un resto pequeño, habríamos llegado a ser como Sodoma, y semejantes a Gomorra.» En el v. siguiente, Dios llama a los líderes religiosos del pueblo «gobernantes de Sodoma»; y a la nación misma, «pueblo de Gomorra», para demostrar así lo correcto del símil, aplicado a los impíos que se cubrían con la capa de una religiosidad meramente formalista.
Ose 5.10. «Los príncipes de Judá fueron como los que desplazan los linderos»; en efecto, cometieron este delito, cuya gravedad es declarada en Deu 19:14 ; Deu 27:17.
Mat 14:5. Dice literalmente: «... porque lo tenían (a Juan) como a profeta»; es decir, lo consideraban verdadero profeta.
Luc 22:44. «y su sudor se hizo como grumos de sangre que bajaba hasta el suelo» (lit.). En efecto, fueron grumos de sangre.
Jua 1:14 . «... y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre»; es decir, la gloria que realmente le correspondía al que es el Hijo Unigénito del Padre.
Rom 9:32. «¿Por qué? Porque iban tras ella (la justicia) no por fe, sino como por obras de la ley.»
2Co 2:17. «Pues no somos como la mayoría, que trafican con la palabra de Dios, sino que con sinceridad,como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo»; es decir, hablamos real y verdaderamente palabras sinceras, puras y divinas.
2Co 3:18. «Y todos nosotros, mirando a cara descubierta, como en un espejo, la gloria del Señor, vamos siendo transformados de gloria en gloria a la misma imagen, como por la acción del Señor, del Espíritu»; es decir, es verdaderamente una obra del Espíritu Santo en nosotros. Su oficio, en efecto, es glorificar a Cristo; y los que son conducidos por el Espíritu, se ocupan gozosos en contemplar a Cristo, pues así se van haciendo más y más semejantes a Él. En realidad, la medida en que «vamos siendo llenos del Espíritu» (Efe 5:18) es la medida en que así nos ocupamos en contemplar a Cristo.
A veces, el adverbio «como» va seguido por el adverbio «así», para dar más fuerza, profundidad y claridad a la comparación. Ejemplos:
Isa 24:2. «y sucederá
como al pueblo,
así al sacerdote;
como al siervo,
así a su amo;
como a la criada,
así a su ama, etc.»
De esta forma, se muestra la universalidad del juicio por el que «la tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada» (v. 3). Aquí vemos una combinación de la figura síncrisis con esta forma de símil.
Isa 55:10-11. Véase la estructura de esta porción:
a. «Como desciende la lluvia y la nieve
b. de los cielos,
c. y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir,
d. y da semilla al que siembra, y pan al que come,
a. así será mi palabra que sale
b. de mi boca;
e. no volverá a mí vacía,
d. sino que realizará lo que me place, y cum
plirá aquello para que la envié.»
Aquí, en bella comparación, tenemos en a y a las dos cosas que se comparan, la Palabra que se asemeja a la lluvia y a la nieve; en b y b, sus fuentes respectivas; en c y e, su destino: no vuelven de vacío; y en d y d, sufinal próspero, con el cumplimiento de su respectiva misión.
Otros ejemplos de «como» y «así» combinados, pueden verse en: Rom 5:12 , Rom 5:18 , Rom 5:19 ,Rom 5:21 ; Juan 3:14 (que declara el remedio de Rom 5:12), -comp. con Juan 12:32 -; Juan 14:31 (que nos lleva a Isa 53:7 ; Heb 9:27-28). Después viene la «comisión» y su objetivo: Jua 17:18 ; Mat 8:13 ; Juan 5:26. Dios se revela a Sí mismo y al hombre: Isa 55:9 ; Sal 73:22 ; Hch 7:51 ;
Sal_103:15. Dios revela también sus atributos o perfecciones: Sal 103:11-13 ; Juan 15:9. También revela nuestras relaciones y responsabilidades como miembros de un mismo Cuerpo: Rom 12:4 ; 1Co 12:12-13 ;Col 2:6; Col 3:13; 2Co 1:5-7; 1Pe 4:10 ; con la promesa divina de Deu 33:25 e Isa 55:10-11. ¡Ojalá deseemos nosotros hacer la voluntad de Dios, como Sal 42:1! (BH, 2).
Hay otros símiles cuya fuerza y significación dependen del punto de vista que se mantenga en relación con el dispensadonalismo:
Por una parte, con respecto a los judíos: Exo 24:3 , Exo 24:7 -comp. con Jer 31:32 -; Isa 54:9 ,Isa 54:10 ; Isa 62:5 ; Isa 66:13 ; Jer 33:22; Eze 34:12 ; Rom 4:18 -comp. con Gen 15:5 .
Con respecto a los gentiles: Mat 19:6 ; Mat 24:27 , Mat 24:37-39 ; Hch 15:14 ; 1Co_10:32.
Con respecto a la Iglesia de Dios: Hch 1:11; 1Co 15:22 (Nótese el «orden» en los vv. 1Co 15:23-24).
Esta figura ocurre cuando la conclusión se añade a modo de breve sumario. En lógica, es la conclusión de un silogismo. Simperasma (del gr. «syn» = con + «peraióo» = llevar a través -o: al otro lado), es pues, como un epítome de las frases o enumeraciones que preceden. Se distingue del sinatresmo (v. en su lugar), en que se usa al final y como conclusión de lo dicho, mientras que el sinatresmo se usa en el curso de la argumentación y como parte de lo que se afirma. Ejemplos:
Mt 1:17. Este v. es como un epítome de los precedentes 16 vv.
Jn 20:30. Aquí tenemos una concisa referencia a mucho de lo que no está contenido en el cuarto Evangelio.
Esta figura, que significa «consentimiento», se usa cuando hacemos una concesión en un punto a fin de ganar otro. Se diferencia de la epítrope (v. más adelante) en que, en esta última, admitimos algo (retóricamente) que es malo en sí, únicamente para reforzar nuestro argumento.
Los latinos la llamaban concessio = concesión, y los griegos tenían- también otro nombre para esta figura: epicóresis = acuerdo sobre algo.
Jer 12:1. «Justo eres tú, oh Yahweh, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y lo pasan bien todos los que se portan deslealmente?»
Hab 1:13. «Muy limpio eres de ojos para ver el mal y no puedes contemplar inactivo el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?», etc.
Rom 2:17-20. Pablo admite todas estas alegaciones del judío, sólo por reforzar su argumento y prestar mayor énfasis al reproche que le hace en el v. Rom 2:21 : «Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?», etc. hasta el final del v. Rom 2:23.
1Co 4:8. Pablo les concede el deseo de «reinar», pero añade con ironía: «¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos juntamente con vosotros!»
2Co 10:1. Aquí les concede lo que se piensa de él «tan poca cosa»); pero los vv.2Co 10:2 y 2Co 10:11 muestran que lo hace para ganar otro punto. También, en 2Co 12:16.
Gal 4:15 , Gál 4:16. Pablo apela aquí al extraordinario afecto que le habían mostrado anteriormente los gálatas, para ganar a continuación un buen punto: «¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?»
Stg 2:19. «Tú crees que Dios es uno; haces bien. También los demonios lo creen, y están temblando.»
Por ser esta figura parecida al símil, ya que consiste en la repetición de un cierto número de símiles, la ponemos a continuación de la figura anterior, ofreciendo unos pocos ejemplos de ella:
Isa 1:18.
«Aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos;
aunque sean rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana.»
Isa 32:2. «y será aquel varón como un escondedero contra el viento, y como un refugio contra el turbión;como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.»
Isa 66:12. «Porque así dice Yahweh: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como un torrente que se desborda.»
Este vocablo, del griego «syn» = con + «ek» = de + «dokhé» = el acto de recibir, describe una figura por la que un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar del todo o viceversa. Se distingue de la metonimia en que, en ésta, el intercambio se efectúa entre dos nombres (o verbos) relacionados, mientras que, en la sinécdoque, el intercambio se efectúa entre dos ideas asociadas. Puede ser de cuatro clases:
Sinécdoque del género: se pone el género en lugar de la especie.
Sinécdoque de la especie: se pone la especie en lugar del género.
Sinécdoque del todo: el todo se pone en lugar de una parte; y
Sinécdoque de la parte: una parte se pone en lugar del todo.
Estas cuatro clases se subdividen de la manera siguiente:
1. SINÉCDOQUE DEL GÉNERO:
I. El todo por la mayor parte.
II. Una proposición afirmativa universal que no se extiende a todos los casos particulares.
III. Una negativa universal que no se extiende a todos los casos particulares.
IV. Universales, en general, por particulares.
V. Significados amplios, en lugar de otros más estrictos.
11. SINÉCDOQUE DE LA ESPECIE:
i. Muchos, por todos.
ii. Un sentido más estrecho, por otro más amplio.
iii. Nombres propios, por comunes.
iv. Una especie, por todo el género.
v. Verbos especiales, por generales.
vi. Un ejemplo o modelo, por todas las clases.
III. SINÉCDOQUE DEL TODO:
i. Todos, o cada uno, por el todo.
ii. Lo colectivo, por lo particular.
iii. El todo, por una de sus partes.
iv. Un lugar, por una parte de él.
v. Un tiempo, por una parte de él.
IV. SINÉCDOQUE DE LA PARTE:
i. Una parte entera de un ser humano, por toda la persona, etc.
ii. Una parte entera del ser humano colectivo, por la humanidad.
iii. Una parte de una cosa, por la cosa entera. Una parte de tiempo, por todo el tiempo.
Esta figura consiste en la repetición de una misma palabra en la misma cláusula, pero en un sentidoampliado, aunque no diferente. Su etimología es: «syn» = con + oikeiosis» = habitación. Se llama así porque las dos palabras aparecen como viviendo en la misma casa; pero, en realidad, una tiene un sentido más elevado que la otra, como si debiera vivir en un piso superior.
Mat 5:19. Dice textualmente: «Cualquiera, pues, que suprima (lit. desate) uno de estos mandamientos, delos más pequeños, y enseñe así a los hombres, será llamado el más pequeño en el reino de los cielos.» En el primer lugar, se alude a la distinción que los fariseos hacían entre los mandamientos (lo mismo que, en la Iglesia de Roma, entre «mortales» y «veniales»). Pero esa distinción no existe realmente y, por tanto, cuando en el segundo lugar dice Cristo «será llamado el más pequeño», da a entender que ése no estará en el reino de los cielos, pues allí no existe tal distinción.
Esta figura procede del griego «syn» = con + «ónoma» (u «ónyma») = nombre. Consiste en la repetición de palabras que, aun cuando suenen de diferente manera, tienen un significado similar. Los hombres la usan muchas veces innecesariamente. Pero, cuando la usa el Espíritu Santo, es con la intención de que paremos atención en el asunto que pone ante nuestros ojos. Ejemplos:
Ex. 1:7. "Y los hijos de Israel fueron fecundos y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra." Son numerosos los sinónimos en este v. (V.Gn 46:3; Dt 26:5; Sal 105:24. "Y multiplicó su pueblo en gran manera"; Hch 7:17). La figura enfatiza el extraordinario y rápido crecimiento de Israel. Tabmién tenemos aquí la figura polisíndeton (v. en su lugar).
A esta figura se la suele llamar impropiamente metalepsis, ya que ésta sólo se aplica a nombres. En latín se llama constructio praegnans por su densidad, similar a la de la preñez. Podemos llamarla simplemente síntesis. Ejemplos:
Gn 12:15. "... y fue llevada la mujer a casa de Faraón". El verbo hebreo es logai = capturar (v. Gn 14:12; Nm 21:25; Dt 3:14; 29:7; 1 S 19:14, 20; Is 52:5; Jer 48:46); además, está en la forma Pual (intensiva). También pueden verse expresiones similares en Gn 15:9-10; Ex 18:2; 25:2; 27:20; Nm 19:2; Est 2:16. La elipsis, en el presente caso, podría suplirse del modo siguiente: "... y fue llevada la mujer a casa de Faraón para que dispusiese de ella".
Esta figura (del griego «syn» = con + thetos = puesto) consiste en colocar juntas dos palabras por causa de la costumbre. Por ejemplo: «de palabra y obra»; «principio y fin», etc. Se distingue de la síntesis, en que ésta es una composición formada, no en virtud de la costumbre, sino de la dialéctica. También se distingue de la endíadis, ya que en ésta se usan dos palabras para decir una sola cosa (véanse en sus respectivos lugares). Ejemplos de sínteton:
Gen 18:27. «... polvo y ceniza».
Sal 115:13. «A pequeños y a grandes» (comp. Apo 20:12).
Isa 58:5. «... cilicio (mejor: saco) y ceniza» (también Jon 3:6; Luc 10:13 , etc.).
Hch 7:22. «Moisés... poderoso en sus palabras y obras.» Hay muchos otros ejemplos de esta figura: «ricos y pobres», «viejos y jóvenes», «pecados e iniquidades», «fe y obras», etc., etc. La figura opuesta es endíadis.
Es lo que ha venido a llamarse «suspense», y consiste en adiciones mediante las que la conclusión del argumento es una incógnita.
Esta figura, también llamada antenantiosis, significa «empequeñecimiento», y ya hemos dicho que se distingue de la litote en que, a diferencia de ésta, tiene por objeto engrandecer la misma cosa o persona que se empequeñece. Antenantiosis significa «contraposición». Cuando se usa en forma de paréntesis, se llamaanéresis.
La figura se usa en conexión con nombres, verbos y adverbios, ya sea: (1) positivamente, o (2) negativamente.
1. Positivamente.
Gen_ 27:44. «Y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue.» Por Gen 29:20, sabemos que los siete años que Jacob sirvió por Raquel «le parecieron como pocos días». Por esos lugares, vemos que el hebreo usa el plural de 'ejad = uno, para significar «algunos» o «pocos»; así que podríamos traducir «unos días». En cambio, el plural del griego tis = alguno, se usa para un número mayor.
2. Negativamente.
Cuando el énfasis se hace por medio de una negación, a fin expresar lo positivo en un grado más elevado, la figura se llama antenantiosis (véase arriba). Así, cuando decimos de alguien: «no es tonto», queremos decir que «es muy listo». O, cuando decimos: «no está a muchos kilómetros de aquí», queremos decir que «está al alcance de la mano».
Exo 20:7. «Porque no dará por inocente Yahweh a quien toma su nombre en vano.» Es decir, lo tendrá por culpable de infringir la Ley.
Este vocablo, que significa «asombro», da nombre a una figura que se usa cuando, en lugar de una llana aserción, o de la declaración de un hecho, se expresa en forma de admiración, ya sea explícita o insinuada. Cuando el asombro se expresa en forma de exclamación, se combina con la figura ecfónesis que estudiaremos luego.
Núm 24:5. «¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob...!»
Mt 8:10. "Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe."
El vocablo tipo proviene del verbo griego typtein = golpear o imprimir una marca. Como figura de dicción, significa una «sombra» (gr. skiá, Col_2:17 ; Heb 10:1) o anticipo figurativo de algo futuro, más o menos profético, que constituye el «antitipo» o realidad prefigurada por el «tipo».
En el N. T., el vocablo griego «typos» adquiere diversos sentidos:
1. Señalo marca (Jua 20:25).
2. Figura (Hch. 7:43 ; Rom 5:14).
3. Forma (Rom 6:17).
4. Modelo (Hch_7:44 ; Tit_2:7 ; Heb_8:5).
5. Manera, estilo, etc. (Hch 23:25, -«términos», en la Reina Valera-).
6. Ejemplo (1Co_10:6 , 1Co_10:11 ; Fil_3:17 ; 1Te_1:7 ; 2Te_3:9 ; 1Ti_4:12 ; 1Pe_5:3).
Los griegos usaban este vocablo para expresar los síntomas de una enfermedad. Galeno escribió un libro de medicina titulado «Perí ton typon» = «Sobre los síntomas». En sentido legal, se usaba también para designar un «caso».
Como se verá, el sentido técnico que los teólogos han dado a este vocablo no equivale exactamente a los significados arriba enumerados. El que más se aproxima es Rom 5:14, donde se dice que Adán es «figura» (gr. typos) del que había de venir, es decir, de Cristo (Poster Adán).
Así que la mayor parte de lo que los hombres llaman tipos en la Biblia, son meramente ilustraciones, y sería preferible llamadas así, ya que, de suyo, no enseñan verdades, sino que ilustran las verdades que ya están reveladas en otros lugares de las Escrituras.
Esta figura se llama así (del gr. «tópos« = lugar), porque sirve para describir lugares de una manera tan viva que parece que los estamos viendo. Tal es la descripción del Seol en Isa 14:9-12; Isa 30:33; la de los nuevos cielos y la nueva tierra, en Isa 65:17, etc.; Apo 21:1 y ss.; la de la futura gloria de Jerusalén y del país, en Isa 33:20 , Isa 33:21; Isa 35:6-10 ; Sal 46:5 , Sal 46:6 ; Sal 60:6-9.
En el Sal 89:12, la descripción muestra que los puntos cardinales se sitúan con referencia a Jerusalén (excepto, quizá, en partes de Ezequiel, escritas en Babilonia). El «Tabor y el Hermón» señalan respectivamente el oeste y el este.
Los nombres de los lugares, en Isa 10:28-32, nos ofrecen el curso de la invasión del país por el rey de Asiria. El «Mar», es decir, el Mediterráneo, es frecuentemente mencionado para describir el oeste, por su situación topográfica (v. Núm 2:18, en el hebreo; Jos 16:5 , Jos_ 16:6; Eze 42:19, en el hebreo). Sin embargo, en Sal 107:3, donde el vocablo hebreo para «sur» es «yam» = mar, la referencia es, sin duda, al Mar Rojo, con lo que se pone maravillosamente de relieve la liberación de Egipto a través del Mar Rojo. En Sal 72:8, por otra parte, hallamos la expresión «de mar a mar», es decir, desde el Mediterráneo hasta el Mar Rojo y el Golfo Pérsico (comp. con Exo 23:31).
A veces, la descripción de un lugar es añadida para implicar una enseñanza o suministrar información, como en Juan 6:10, «y había mucha hierba en aquel lugar», y en Hch 8:26, «Es un desierto», para dar a entender que, para un fiel siervo del Señor, poco importaba si tenía que ejercer su ministerio en una populosa ciudad (v.Hch 8:5), dando gozo a las muchedumbres (v. Hch 8:8), o en un desierto para evangelizar a una sola persona (v. Hch 8:26). V. también Isa_65:17-25; Joe 2:3; Luc 16:24-26; Juan 11:18.
Esta figura (del gr. «metá» = más allá + «baínein» = ir) se da cuando el orador o escritor pasa de un tema a otro haciendo memoria a sus oyentes o lectores de lo que acaba de decir, y aludiendo breve y escuetamente a lo que podría decirse o que
da aún por decir. Sin embargo, toma a veces la forma de una transición abrupta. Ejemplos:
1Co 11:16, 1Co 11:17. En el v. 16, alude Pablo a ciertos probables «amigos de discusiones», e inmediatamente pasa a tratar de un nuevo tema: La Cena del Señor.
1Co 12:31. Después de aludir a «los dones mejores», Pablo anuncia que va a mostrar algo que es «más excelente»: El amor, que viene a ser el tema del capítulo 13.
El nombre de zeugma, que significa «yugo», se da a esta figura por razón de la unión de un verbo con dos sujetos, aun cuando, desde el punto de vista gramatical, se refiere sólo a uno de ellos. Siendo dos los sujetos, habría de requerir cada uno su propio verbo. El zeugma se distingue de la elipsis relativa, en que, en esta última, uno de los dos verbos omitidos pertenece a la misma cláusula que el otro. Aquí, se omite el segundo verbo, quebrantando las leyes de la gramática, a fin de fijar nuestra atención en el pasaje y notar que el énfasis recae sobre el verbo que aparece en el texto, sin que nos distraiga el verbo omitido. No es, por tanto, «mala gramática», ya que es legítimo aquí el quebrantamiento de la norma general.
Los griegos estudiaron y usaron esta figura con tal perfección, que le dieron diferentes nombres de acuerdo con la posición del verbo o «yugo» de la frase. Tenemos así cuatro formas de zeugma:
1. PROTOZEUGMA: «yugo al principio».
2. MESOZEUGMA: «yugo en el medio».
3. HYPOZEUGMA: «yugo al final».
4. SYNEZÉUGMENON: «yugo en conexión».
1. PROTOZEUGMA
En esta figura el verbo «en yugo desigual» es colocado al comienzo de la frase. Ejemplos:
Gen 4:20. «y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.» En el original, falta el verbo subrayado, que es preciso suplir, ya que los hombres no habitaban en ganados; pero, con este zeugma, el énfasis se carga en el carácter nómada (eso es lo que significa Yabal) de unos hombres que se dedicaban a vagar, más bien que a cuidar de sus ganados.
2. MESOZEUGMA
En esta figura el verbo o adjetivo «en yugo desigual» se halla en medio de la cláusula. Ejemplos:
Mar 13:26. «Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en las nubes con gran poder y gloria.» En el original, el adjetivo «grande» está colocado entre «poder» y «gloria», sin matizar entre uno y otro, porque lo que aquí se pone de relieve es la «grandeza» de ambos; el énfasis se perdería si se multiplicasen los adjetivos (véase también vv. Mar 13:40 y MAR 13:42).
3.HIPOZEUGMA
Se llama así esta figura, porque el verbo «en yugo» se halla al final de la frase y, por tanto, «debajo» (gr.hypó) de ambos elementos afectados por él. Ejemplo:
Hch 4:27-28. «Porque verdaderamente se aliaron en esta ciudad... para hacer cuanto tu mano y tu designio habían predestinado que sucediera.» Aquí el verbo «predestinar» afecta al «designio», no a la «mano» de Dios, ya que la «mano» simboliza la ejecución del «designio»; pero se pone aquí delante, porque (como observa Bengel), fue el poder de su mano lo que fue primeramente manifestado, aunque era una consecuencia de sus ocultos designios (comp. con Hch 2:23; Hch 3:18).
4. SINEZEUGMENON
Recibe este nombre la figura, cuando el verbo está conectado con más de dos cláusulas, cada una de las cuales requeriría su propio verbo a fin de completar gramaticalmente el sentido. Ejemplos:
Exo 20:18. Dice el texto: «Y todo el pueblo vio los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta y el monte que humeaba.» Si se hubiesen multiplicado los verbos en este pasaje, ¡cuánta fuerza habría perdido! El pueblo vio los relámpagos y el humo del monte, pero al omitir el verbo «oír» (el apropiado para lo de los «truenos» y el «sonido de la trompeta»), se nos informa que el pueblo quedó impresionado especialmente por lo que vio, más que por lo que oyó.
Sal 15:1-5. Aquí todas las cláusulas de los vv. 2-5a están conectadas con un verbo que aparece en la última frase del salmo: «vacilará» o «se bamboleará»; y, por tanto, están incompletas sin él, pero dan ritmo y agilidad a todo el salmo, cuya estructura es como sigue:
A. 1. ¿Quién habitará? (estabilidad).
B. a. 2. Positivo.
b. 3. Negativo.
B. a. 4-. Positivo.
b. -4-5. Negativo.
A. -5. No vacilará jamás (estabilidad).
Efe 4:31. El versículo dice textualmente: «Toda amargura, y enojo, e ira, y griterío y maledicencia sea quitada de vosotros con toda maldad.» Aquí un solo verbo griego, aíro (el mismo de Juan 1:29), que significa «levantar, quitar y llevarse consigo», es empleado para afectar a diferentes elementos, aunque no se aplique igualmente a cada uno de ellos. Por ejemplo, la «amargura» es opuesta a la «benignidad» del v. Efe 4:32; el «enojo» (gr.«thymos» = mal genio) es opuesto a la «compasión» del v. Efe 4:32; Y la «ira» (gr.«orgé», que es sentimiento vengativo) es lo contrario del «perdón» del v. Efe 4:32. El verbo se omite en todos esos elementos, así como en el «griterío», para recalcar todas las cosas que hemos de evitar, más bien que el acto de renunciar a ellas.
Flp 3.10. «A fin de conocerle (a Cristo, v. 8), y el poder de su resurrección y la participación (lit. comunión) de sus padecimientos, siendo hecho conforme a su muerte.» El verbo «conocer» afecta propiamente a «Él» (Cristo). Los verbos adecuados para las otras frases no están explícitos, a fin de que nuestra atención no se desvíe de lo más importante, que es «conocer a Cristo» y, con ello, llegar a experimentar el poder de su resurrección, para lo que es menester compartir también sus padecimientos; ¿cómo? haciéndonos semejantes a él en su muerte, con lo que compartimos también su resurrección (v. 11, comp. con Rom 6:5-11). Así que el orden de los vv. 10-11 es como sigue:
10. Resurrección.
Padecimientos.
Muerte.
11. Resurrección.
Aunque es la resurrección lo primero que se menciona en el proceso de conocer a Cristo, no se puede alcanzar sin hacerse semejante a Él en los padecimientos y en la muerte, experiencia de fe de parte del creyente. Entonces es cuando puede conocerse el poder de la resurrección mediante la posesión y la manifestación de una nueva vida; y es que sólo podemos conocer a Cristo en aquello que Dios ha hecho que Cristo sea para nosotros, y en aquello que Dios ha hecho que nosotros seamos en Cristo.
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