Ayudas en Observación
Ayuda en Observación
Use un lápiz o pluma mientras efectúa su observación. Escribir nuestras observaciones es conveniente por varias razones, una de ellas es que de esa manera recordaremos más fácilmente. Escribir es un gran recurso nemotécnico.
Hay dos enfoques básicos en la observación de un pasaje. Uno es comenzar la observación prestando atención minuciosa a los particulares y de ahí proceder hacia todo el conjunto. El segundo empieza con una investigación del conjunto, sigue con el estudio de los detalles y, finalmente, llega a una síntesis de los particulares. Las dos formas con útiles y tienen sus ventajas. La primera refleja el proceso utilizado generalmente al leer un pasaje, ya que comprende comenzar por el principio y, avanzando vocablo a vocablo, frase a frase, cláusula a cláusula, llegar a la conclusión. El autor estima que este procedimiento es más ventajoso cuando el pasaje es relativamente corto, en el cual la perspectiva de conjunto no es tan importante. La segunda clase de observación es más conveniente cuando estamos frente e un material extenso, en el cual la perspectiva de conjunto es esencial para llevar a cabo nuestra observación. Sin embargo, exhortamos a nuestros lectores a experimentar por sí mismos y encontrar el sistema que les resulte más cómodo.
Esto nos trae al punto en que debemos destacar la importancia de evitar dos errores en nuestra observación: primero, observar el todo sin advertir los detalles, y segundo, observar tanto los detalles que perdemos de vista el conjunto. La observación debe ser tanto analítica como sintética. Es más, la observación analítica debe tener como objetivo la observación sintética. Es por esta razón que el proceso de observación debe siempre culminar en un estudio del conjunto.
Otra diferencia debe tenerse en cuenta entre la observación de un párrafo o segmento y la de una sub-sección, división, o libro. Desde luego, que el examen de los pasajes de mayor extensión nunca podrá ser tan detallado como el de pasajes cortos, al menos en nuestro estudio inicial. De consiguiente, al observar un extenso material es bueno revisarlo varias veces, si fuese posible, anotando los vocablos, frases, y declaraciones clave; los caracteres, lugares, y sucesos principales; unidades estructurales; relaciones más destacadas; y capítulos cruciales. Entonces podrá el observador concentrarse en aquellos elementos y secciones que le parezcan tener mayor significado.
Es muy conveniente estudiar un material extenso anotando los capítulos según los examinamos para poder lograr comprender el contenido y relaciones existentes. Esto se aplica especialmente al estudio de textos narrativos.
Es importante no enfrascarse más de la cuenta en detalles menores al comenzar el estudio de un pasaje de gran extensión.
Las observaciones detalladas deben numerarse según se anotan a fin de poder distinguirlas entre sí. Utilice algún método, círculos o subrayado, por ejemplo, para indicar sus observaciones más importantes. Use gráficos que muestren sus observaciones básicas, especialmente en el campo de las relaciones estructurales. Elabore un sistema que le permita organizar sus observaciones de tal forma que pueda volver a usarlas con facilidad. Especifique número de capitulo y versiculo de modo que no haya dudas acerca de los detalles del texto usado para sus observaciones.
Aunque la observación debe poner de manifiesto cada uno de los detalles de un pasaje, debe anotarse sólo aquello que sea realmente importante. No debemos anotar como observaciones, por ejemplo, todos los artículos que aparezcan en un pasaje; solamente aquellos que sean realmente significativos. Marcos 15:39 puede servir de ejemplo de esto. De no hacerse así, las listas de observaciones se convertirán en algo sin eficiencia y al mismo tiempo desalentador.
Al escribir nuestras observaciones debemos evitar copiar textualmente las palabras del pasaje. Basta anotar algunas palabras distintivas. Por ejemplo, al observar Isaías 55, podemos advertir los siguientes elementos:
El pasaje comienza dirigiéndose “a todos los sedientos” (v.1)
También contiene una promesa de “agua… vino y leche” (v.1)
Los cuatro elementos de un pasaje, es decir, los términos, la estructura, la forma literaria, y la atmósfera, no deben ni pueden ser anotados separadamente. Por ejemplo, el observador no debe estudiar primeramente todos los términos o vocablos del pasaje sin haber antes tomado en cuenta sus relaciones estructurales. Existe un cierto orden inherente a la observación de los elementos contenidos en un pasaje. No podemos estudiar las relaciones existentes entre dos vocablos si antes no hemos advertido su presencia en el texto. Es más, ni la forma literaria ni la atmósfera pueden ser observadas en muchos casos son antes haber hechos un estudio comprensivo del conjunto, ya que esos elementos cambian con frecuencia dentro del pasaje mismo. Sin embargo, también es cierto que no siempre debemos estudiar los elementos de un pasaje ajustándonos a un patrón rígido e inflexible. Muchas veces puede observarse cómo dos términos han sido usados antes de advertir la relación existente entre ellos. Entonces podemos seguir adelante y observar más vocablos, conjuntamente con las relaciones entre los mismos. De modo, pues, que tendremos una combinación de observaciones de términos, estructuras, formas literarias, y atmósfera.
Observe cada pasaje que va a estudiar com si nunca antes lo hubiese leído, con un enfoque nuevo y fresco. Refiérase a observaciones anteriores sólo después de haber concluido el estudio más reciente. Se dice de Toscanini que nunca se acercó a una partitura musical como a algo ya sabido, sino desde un punto de vista totalmente nuevo, como si nunca antes la hubiera visto.
Ejercítese a sí mismo para ver cuántas observaciones diferentes puede hacer de un mismo pasaje. Aprenda a pasar horas en el proceso de observación. Sólo un observador disciplinado puede llegar a ser eficaz y esmerado.
El principio enunciado en las siguientes palabras es una excelente ayuda a la observación: “El observador ha de mantener los ojos bien abiertos a todo aquello que, de acuerdo con teorías establecidas, no debe suceder; pues que son estos los elementos que sirven de guía hacia nuevos descubrimientos.” La actitud mansa de José es relación con los malvados designios de sus hermanos (Gn 37:50) es ejemplo de lo que acabamos de decir. Con frecuencia vale la pena comparar lo que dice un pasaje con lo que podría decir pero no lo dice. Por ejemplo, el autor de los Salmos dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. No dice: “Jehová es un pastor, nada me faltará.
A veces es muy conveniente hacerse uno mismo las preguntas que encontramos en las siguientes líneas de Kipling:
Tengo seis sirvientes que me enseñan todo lo que sé, sus nombres son:
Dónde, Cuándo, Qué, Cómo, Por qué, y Quién.
Note las omisiones de importancia tanto como los acontecimientos e ideas presentes. En cierta ocasión Stevenson hizo notar: “Omitir … es el genio de la literatura: “Si supiera cómo hacer omisiones, no pediría ningún otro conocimiento.” Si esta declaración es cierta, que lo es, entonces tenemos que es de vital importancia advertir lo que el autor ha omitido, si es que el observador desea llegar a saber lo que dicho autor tenía en mente.
Compare y ponga en contraste sus observaciones. La fórmula de Alexander Graham Bell para una educación autodidacta era: Observa, Recuerda, Compara.
A veces resulta muy conveniente comparar y contrastar diferentes pasajes o libros entre sí, tales como los libros de Reyes con los de Crónicas; los profetas menores entre sí, narraciones paralelas en los evangelios; y los evangelios sinópticos con el cuarto evangelio.
Compare y contraste diferentes versiones de la Biblia.
Trate a veces de pensar como si fuera a redactar un artículo para un periódico o pintar un cuadro del pasaje que estudia. Este proceso mental, y otros semejantes, puede contribuir a que uno sea más exacto en su observación. Use esta sugerencia en el estudio de Éxodo 35-40.
Dibuje mapas de la geografía de una unidad. Esto le servirá de ayuda especial en el estudio de libros como Gënesis, Éxodo, Josué, los evangelios, y los Hechos de los Apóstoles.
Al estudiar material biográfico anote las características de los personajes, sus ideas, y su actitud hacia Dios; sus acciones, reacciones, y motivaciones.
Al estudiar la literatura epistolar anote los siguientes elementos; identidad y características de los escritores; el lugar, características, y problemas de aquellos a quienes están dirigidas; las soluciones dadas a dichos problemas; circunstancias y finalidad de la epístola; características literarias, ideas principales, y verdad central.
Note las acotaciones. Alguien dijo en una ocasión que “la sabiduría de los editores está en el margen”.
Busque los conceptos relacionados con Dios, Cristo, hombre, pecado, y redención, ya que estos son temas básicos en los escritores sagrados.
Al estudiar porciones de tipo narrativo de literatura, como los evangelios, a menudo es conveniente dar nombre a los párrafos. Este procedimiento ayuda a notar y recordar los personajes, acontecimientos, y problemas más importantes y permite que uno pueda observar, anotar, y recordar tales relaciones.
Hay dos tipos principales de títulos de párrafos: el descriptivo, que esboza el contenido en términos de lugar, personas, y hechos; y el anallitico o interpretativo, basado en la explicación del material. Un título descriptivo, por ejemplo, para Marcos 7:24-30 pudiera ser “La mujer sirofenicia”. Un título analitico para el mismo párrafo sería “Universidad de la fe”. Está claro que la clase de título que ha de interesar primordialmente al observador será el descrito, ya que el analitico es de naturaleza más interpretativa.
El título de un párrafo debe ser las siguientes características: brevedad, dos o tres palabras solamente de ser posible; recordación, imaginativo, pegajoso; singularidad, aplicable solamente a un párrafo; sugerente, que recuerde el contenido del párrafo; apropiado, que venga bien al párrafo; e individualidad, conveniente a la persona que lo utilice. Algunas veces es posible nombrar dos párrafos en tal forma que se sugiera la relación entre ellos.
Este sistema de poner nombres a los párrafos no debe convertirse en algo rutinario. Debemos estar conscientes de nuestras razones para hacerlo así y hacerlo solamente cuando sea ventajoso para el estudio.
Sea capaz de distinguir entre observación, interpretación , y aplicación. Evite del todo toda la aplicación durante el proceso de observación y mantenga al mínimo la interpretación. Esta última sugerencia no es aplicable a la unión que existe entre la observación y la interpretación, es decir, las interrogaciones interpretativas, que hemos de ver más adelante. También debemos recordar que debe haber algo de interpretación en el proceso de observación, pues no existe una línea divisoria exacta entre estos dos primeros pasos del estudio inductivo y es de todo punto imposible separarlos.
¿Qué Observar?
Observación: De donde parte todo en el Estudio Inductivo, es la base de la Interpretación. Si este primer paso está mal, la Interpretación y la Aplicación lo estará también.
1. Haz las seis preguntas vitales de Observación:¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo?
2. Observa las palabras clave.
3. Observa las palabra y frases repetidas.
4. Observa las preguntas hechas.
5. Observa las respuestas que se dan.
6. Observa los mandamientos.
7. Observa las advertencias.
8. Observa comparaciones, cosas parecidas.
9. Observa contrastes, cosas que son diferente.
10. Observa Ilustraciones.
11. Observa causa y efecto y razones para hacer las cosas.
12. Observa promesas y las condiciones para el cumplimiento.
13. Observa progresiones de general a específico.
14. Observa progresiones de lo específico a lo general.
15. Observa pasos de progresión en una narrativa o biografía.
16. Observa listas de cosas.
17. Observa resultados.
18. Observa advertencias, amonestaciones y actitudes.
19. Observa el tono del pasaje, la atmósfera emocional.
20. Observa la correctiva, artículos y preposiciones.
21. Observa las explicaciones.
22. Observa las citas del A.T en el N.T.
23. Observa la forma literal.
24. Observa las paradojas..
25. Observa los énfasis, el uso de la proporción de espacio.
26. Observa las exageraciones o hipérboles.
27. Observa la construcción gramatical de las oraciones.
28. Observa el uso recurrente de eventos de tiempo.
29. Observa por la fuerza del verbo.
30. Observa lo que es inusual o inesperado.
La Biblia nos dice que pregunta hacer al ver las respuesta que ella misma da. La Biblia es la autoridad, veo que responde y preguntó, ella me dice que preguntar hacer y esto valida mi pregunta.
Encontrar respuesta a preguntas como estas nos darán una valiosa información
¿Quién esta involucrado?
¿Qué están haciendo?
¿Dónde están? ¿Qué están haciendo?
¿Cuando paso esto, qué pasó antes, qué pasará después?
¿Por qué pasó esto, que paso que los llevó a esta situación?
¿Fue esto hablado antes?
Al dejar de observar uno de estos puntos, estaremos dejando algo a un lado. Y no se verá en la Interpretación. Esto es lo interesante de la Biblia, un libro que no terminamos de estudiar; Dios, usó todos los detalles literarios para dar a conocer su mensaje a través del co-autor.
Cuando creemos que sabes todo de un versículo de la Biblia, nos sorprenderá mucho más el tomar en cuenta y observar los pequeños detalles que dejamos a un lado. Y verlo en otras versiones, ver si se pueden considerar uno de estos 30 puntos en la Observación, entender la esencia de lo que dice, ver la mente de Dios y su carácter.