1. ¿Ha cobrado usted mayor conciencia de las consecuencias del pecado?
2. El juicio de Dios se manifiesta de diferentes maneras. Él reina soberanamente. Nadie puede detenerlo ni decirle: “¿Cómo pudiste hacer eso? Lo mismo entre las huestes celestiales que entre los habitantes de la tierra, Dios actúa conforme a su voluntad (Dn 4:34-35). ¿Acaso cree usted que puede pecar sin que Dios lo castigue? El juicio debe comenzar por la casa de Dios. Véase 1 Corintios 11:31-32.
3. ¿A qué se debe que Dios castigue el pecado de la manera como lo hace? ¿Cómo debería responder usted? Lea el capítulo 3 en actitud de oración, pidiendo que su “danza” no llegue a convertirse en “lloro” (31:13).
1. ¿Cuáles son las verdades básicas de Lamentaciones?
2. ¿Cómo se aplican estas verdades a mi vida?
3. ¿En vista de estas verdades, qué cambios deberían hacer en mi vida?.
4. ¿Cómo pienso llevar a cabo estos cambios?
5. ¿Cuál será mi oración personal referente a esta verdad, y los cambios que debería efectuar en mi vida?
Aún en un terrible juicio, Dios es un Dios de esperanza (Lamentaciones 3:24-25). No importa cuánto nos hayamos alejado de Él, tenemos la esperanza de que podemos regresar a Él y encontrar Su compasión y perdón (1 Juan 1:9). Nuestro Dios es un Dios amoroso (Lamentaciones 3:22), y por Su gran amor y compasión, Él envió a Su Hijo, para que no perezcamos en nuestros pecados, sino que podamos vivir eternamente con Él (Juan 3:16). La fidelidad (Lamentaciones 3:23) y salvación de Dios (Lamentaciones 3:26), son atributos que nos dan gran esperanza y consuelo. Él no es un dios indiferente y caprichoso, sino un Dios que salvará a aquellos que acudan a Él, admiten que no pueden hacer nada para ganar Su favor, y apelen a la misericordia del Señor, para que no seamos consumidos (Lamentaciones 3:22).