Arqueológia
Miqueas
Arqueología de Miqueas
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
Miqueas 5. “Belén”
Situada a 8 km al sur de Jerusalén cerca a la ruta principal que seguía la cresta montañosa, Belén («casa de pan») era una aldea insignificante durante los tiempos del Antiguo Testamento, salvo que fue el lugar de nacimiento de David, quien también fue ungido por Samuel en ese lugar (1S 16). El libro de Rut, que trata acerca de los ancestros paternos de David, se desarrolla en su mayor parte en este pueblo. Sin embargo, el Antiguo Testamento registra algunos otros detalles históricos menores sobre Belén.' Durante un tiempo, una guarnición filistea controló la ciudad (2S 23:14-16). Asimismo, Belén fue uno de los pueblos que Roboán fortificó en un esfuerzo para que Judá continuará resistiendo después de la deserción de las tribus del norte (2Cr 11:5-12). Miqueas profetizó que el Mesías provendría de esta comunidad que, de otro modo, habría sido insignificante (5:2-5), pero no era impropio que el mesiánico «hijo de David» naciera en el sitio donde nació el rey David.
Arqueológicamente, poco se conoce de la antigua Belén. El sitio estuvo ocupado desde tiempos prehistóricos (algunos pedernales prehistóricos y huesos de animales fracturados han sido descubiertos allí). Belén puede haberse mencionado en una de las cartas de Amarna, pero esta referencia se discute. De hecho, la mayoría de las investigaciones arqueológicas en Belén se enfocan en la iglesia de la Natividad y en la historia del sitio a través de los períodos bizantino, islámico y de las cruzadas.
El nacimiento de Jesús en Belén se destaca en las narraciones de la infancia del Señor en dos Evangelios (Mt 2:1; Lc 2:4),' y está claro el testimonio de que los líderes judíos conocían la profecía de Miqueas de que el Mesías nacería allí (Mt 2:4-6; ln 7:42). Aunque otras fuentes antiguas no dan testimonio de la matanza de los niños varones pequeños del pueblo, por Herodes el Grande, el relato coincide con el carácter de este paranoico «rey».` Las proporciones pequeñas del territorio en esa época, apiñado en la ladera de la colina donde posteriormente fue construida la iglesia de la Natividad, indican que probablemente solo unas cuantas docenas de niños pequeños fueron asesinados como resultado de la furia irracional de Herodes.
A pesar de la atrocidad de este infanticidio, el incidente probablemente no atrajo la atención de los historiadores antiguos.
La tradición muy temprana de la iglesia ubica el nacimiento de Jesús en una cueva en Belén, sobre la cual el emperador Adriano construyó un altar a una deidad romana. Posteriormente, el emperador cristiano Constantino edificó una iglesia sobre la cueva.' Después de su destrucción parcial a manos de los samaritanos en el siglo VI d.C., la iglesia de la Natividad.le reconstruida por el emperador Justiniano y actualmente permanece como una de las iglesias más antiguas que existen.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Miqueas 7. “Textos del Antiguo Testamento”
Para cualquier persona que considera el Antiguo Testamento como la Palabra de Dios, una pregunta de importancia crítica es: ¿Cómo sabemos que el texto que tenemos ahora refleja con exactitud lo que los autores antiguos escribieron y que los errores de los escribas no lo distorsionaron seriamente? A decir verdad, los textos antiguos y las versiones del Antiguo Testamento son en sí mismos las herramientas que los estudiosos usan para confirmar que el Antiguo Testamento como se nos ha transferido verdaderamente refleja el original.
El Antiguo Testamento fue originalmente escrito en hebreo (con unos capítulos en arameo). Como los judíos se dispersaron sea la diáspora, empezaron a hablar en otros idiomas y, como el cristianismo se difundió entre los gentiles, las personas que no sabían hebreo querían leer las Escrituras.
De este modo, las traducciones del Antiguo Testamento se producían en griego, arameo, egipcio, latín y otras lenguas. Al mismo tiempo, los escribas judíos continuaron copiando y preservando el Antiguo Testamento hebreo. Actualmente existen miles de textos disponibles del Antiguo Testamento en rollos de cuero y de papiro y en fragmentos, algunos de más de 2,000 años de antigüedad.
Los manuscritos hebreos
Ningún manuscrito bíblico original existe en la actualidad, pero los testigos más importantes del texto hebreo original son el texto masorético y los rollos del Mar Muerto:
El texto masorético: Esta es la Biblia hebrea tal como existe en la actualidad.
Su origen: Hasta el siglo VI d.C. solo se escribían las consonantes del Antiguo Testamento hebreo; el idioma escrito no contenía vocales. La tradición de la pronunciación correcta de las palabras del hebreo antiguo fue transmitida oralmente. Pero entre los años 500 y 1000 d.C. un grupo de eruditos judíos conocido como los masoréticos (de maser, que significa «dejar en herencia, transmitir») desarrollaron un sistema para agregar vocales, acentos y notas que garantizaron una lectura y copia más acertada de los textos antiguos. Su calidad: Ningún otro texto del mundo antiguo fue salvaguardado tan cuidadosamente como el texto masorético. Su tradición llegó a considerarse oficial y todavía puede considerarse altamente confiable.
Los primeros manuscritos: Los primeros manuscritos masoréticos completos, el Códice de Leningrado (1009 d.C.), se usan para un edición estándar de la Biblia hebrea. Otra copia antigua, aunque parcialmente perdida, es el Códice de Alepo (925 d.C.).
Los rollos del Mar Muerto: Con el descubrimiento en 1947 de 800 rollos en el desierto de Judea, que datan de aproximadamente el año 250 a.C. hasta el 135 d.C. que incluyen cada libro del Antiguo Testamento excepto Ester,1 la edad de los manuscritos más antiguos del Antiguo Testamento existentes se incrementó al menos en un millar de años! Los rollos del Mar Muerto contienen manuscritos y fragmentos en hebreo, griego y arameo, muchos de los cuales son bíblicos por naturaleza. Significativamente, un gran número de manuscritos bíblicos en hebreo encontrados reflejan en esencia el mismo texto como el heredado por los masoréticos, lo que confirma la antigüedad y la autoridad del texto masorético.
LAS VERACIDAD DE LA BIBLIA
Miqueas 7. “Las Traducciones Antiguas”
Desde el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, las versiones o las traducciones antiguas de la Biblia se han vuelto menos importantes para el establecimiento del texto original del Antiguo Testamento. No obstante, las lecturas que difieren del texto masorético todavía se evalúan al menos con cuatro primeras versiones: La Septuaginta griega, los Tárgumes arameos, la Peshitta siria y la Vulgata Latina.
La Septuaginta: La más importante es la Septuaginta, la cual contiene la traducción griega de la Biblia hebrea, junto con un número de obras griegas, no canónicas, conocidas por los cristianos protestantes como los Apócrifos.
Su origen: El título (<Septuaginta» («setenta» en latín) proviene de la traducción que 72 traductores hicieron del Pentateuco al griego alrededor del 285 a.C. Originalmente diseñada para los judíos que hablaban griego en Egipto, la Septuaginta fue completada por varios traductores en Alejandría o en sus alrededores entre los siglos III y I a.C. La Biblia de la iglesia primitiva frecuentemente se cita en el Nuevo Testamento y también los primeros padres de la iglesia hacen mención de ella.
Su estructura: La Septuaginta se organiza en el siguiente orden: el Pentateuco, seguido por los libros históricos, poéticos, de sabiduría y proféticos. El orden de la Septuaginta se sigue pero no de modo rígido en nuestras traducciones.
Su texto original: No tenernos una copia perfecta de la Septuaginta original, la cual fue revisada repetidamente. Sin embargo, los eruditos han podido reconstruir el texto en su mayor parte, y el trabajo es continuo.
Su calidad: La Septuaginta es variada en carácter, es la obra de varios traductores de épocas diferentes y con diversas capacidades y estilos (que van desde lo rígidamente literal hasta la paráfrasis holgada).
Comparación con el texto masorético: La Septuaginta es similar al texto hebreo masorético, en las traducciones muchas par-tes son casi idénticas. Sin embargo, en ocasiones son bastante diferentes.
Su valor: La Septuaginta es la versión más útil para ayudarnos a establecer el texto del Antiguo Testamento original porque: (1) es la traducción más antigua de todo el Antiguo Testamento, (2) numerosos manuscritos la respaldan (3) difiere en una cantidad de puntos importantes del texto masorético, lo que proporciona una traducción alternativa de lo que aparece allí.
Los tárgumes arameos: Esta no es una obra única, sino una serie de interpretaciones de los libros del Antiguo Testamento.
Su origen: Así como el griego se convirtió en el idioma común entre los judíos en Egipto, el arameo reemplazo el hebreo entre los judíos de Palestina y Mesopotamia. La traducción judía data los Tárgumes en el tiempo de Esdras (cf. Neh 8:8), pero el targumen judíos de Palestina y Mesopotamia más antiguo conocido de los rollos del Mar Muerto data de una fecha cerca de la época de Cristo. La tradición targum culmina entre los siglos III y V d.C. con la producción de los tárgumes rabínicos oficiales sobre la Torah (Targum Onqelos) y los Profetas (Targum lo-nathan).
Su calidad y valor: Los tárgumes proporcionan una traducción parafrástica, y a menudo están acompañados por un comentario o una explicación.
A menudo son muy interpretativos, están traducidos con poco rigor y están llenos de comentarios difíciles de emplear para confirmar e! texto original.
Peshitta: La Biblia autorizada de la iglesia siria es la Peshitta (que significa «sencilla» o «poco complicada»). Es difícil discernir si Antiguo Testamento Peshitta tuvo un origen cristiano o judío. En su forma más antigua, que no databa de una fecha posterior al siglo IV a.C., el Antiguo Testamento Peshitta era una traducción relativamente literal del texto hebreo similar al texto masorético. Sin embargo, con el tiempo la siríaca fue actualizada y el texto pulido, aunque todavía tenemos remanentes del original.
La Vulgata: Para mediados del siglo IV d.C. la Biblia cristiana de la iglesia occidental era la traducción latina de la Septuaginta. Pero entre los años 390 y 405 d.C. el erudito cristiano Jerónimo se dispuso a reclamar «la verdad del texto hebreo». Con la ayuda de versiones posteriores de la Septuaginta, Jerónimo tradujo el Antiguo Testamento hebreo al latín. Su obra ahora constituye la porción del Antiguo Testamento de la Biblia Latina llamada la Vulgata («común» o «popular»). Debido a que Jerónimo dependía en su mayor parte de la Septuaginta y su propia traducción varía en literalidad, la Vulgata del Antiguo Testamento debe usarse cuidadosamente como un testigo del original hebreo.
Cuando el hebreo del texto masorético se compara con el de los rollos del Mar Muerto y después con el de varias otras versiones, el texto masorético es, en la gran mayoría de casos vindicado y considerado como un texto que refleja fielmente las palabras originales de los autores bíblicos.
(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida. p. 1514)