Juan
Juan
Γιάννης
"Jesús es Dios"
Juan en varias versiones de la Biblia
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Tiempo de Lectura= 2:35 / Contiene: 21 capítulos, 878 versículos y 19.099 palabras.
MÉTODO CRÍTICO
1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Juan (Juan 21:20-25)
2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? Entre el año 80 y el 95 d. C., aunque algunos eruditos sostienen que pudo haberlo escrito entre el año 50 y el 70 d. C. Juan se hallaba probablemente en Éfeso, ciudad situada en la actual Turquía.
3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? A los seguidores de Jesús que no eran judíos, específicamente a aquellos que tenían dificultades con la filosofía griega que enseñaba que la salvación se obtiene a través de un conocimiento especial y que Jesús era divino, pero no auténticamente humano. Juan insiste en que la salvación se recibe por la fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, que se hizo carne.
4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Éfeso
MÉTODO HISTÓRICO
1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO?
Juan, él más joven de los doce apóstoles, escribió este evangelio algún tiempo después de que Mateo, Marcos y Lucas escribieron los suyos, y su propósito fue suplementar esos mensajes. Los primeros tres evangelios han sido llamados "sinópticos"(del griego "ver juntos") debido a que presentan en general el mismo punto de vista de la vida y enseñanza de Cristo. El evangelio de Juan es un libro extraordinario. Trata de los asuntos más profundos de la vida, usando un estilo directo y simple. Juan presenta a Jesús como el Hijo de Dios y el "unigénito del Padre." El versículo 16 del capítulo 3 ha sido llamado "el corazón del evangelio". Juan también estaba pensando en las enseñanzas del gnosticismo, para desenmascararlo con la verdad del evangelio. 91 veces repite la palabra Padre
MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUÉ GÉNERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Narración prosaica
MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? La deidad de Jesucristo, y de que él en verdad es el hijo de Dios y la vida eterna.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? Dar el testimonio de Jesús. Por medio de alguien que estuvo recostado en el pecho del maestro. Testimonio de la vida del él, y cómo acabar con gnosticismo y el Legalismo religioso. El Evangelio que faltaba. Propósito del Libro: Juan 20:30, 31
PALABRAS CLAVE EN JUAN (RV 1960) creer, vida, señal (s), juzgar (juicio), condenar (condenación), testimonio (testificar), verdad (verdadero, veraz, verdaderamente), rey y reino.
RECIPIENTES: ver 1 Juan, con la que este Evangelio se relaciona muy íntimamente.
ÉNFASIS: Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; su encarnación y su crucifixión, por medio de las cuales reveló el amor de Dios y también redimió a la humanidad; el discipulado significa "permanecer en la vid" (Jesús) y llevar fruto (amar como él amó); el Espíritu Santo será dado a su pueblo para que continúa su obra.
CARACTERÍSTICAS PARTICULARES: De los ocho milagros descritos, seis son únicos (en relación con los Evangelios), como es el caso del discurso en el aposento alto (capítulos 14-17). Más del noventa por ciento de Juan es único, peculiar. Juan no incluye una genealogía ni referencia alguna al nacimiento de Jesús, su niñez, tentación, transfiguración, elección de sus discípulos, tampoco hay parábolas, ascensión ni la Gran Comisión.
CÓMO LEER JUAN:
En los días de Jesús, al igual que en la actualidad, existían muchos sistemas de creencias que competían y trataban de conectarnos con una realidad espiritual mas allá de nosotros. Una de las religiones con más seguidores ofrece un dios de poder y de venganza; otra adora a un dios que guarda silencio y es indiferente al sufrimiento de la gente; y otra ofrece a un dios misterioso e incomprensible que absorbe a la humanidad en un gran océano cósmico integrador. Algunas personas adoran a los «dioses» de la riqueza, la fama y el entretenimiento. Solo una fe, el cristianismo, adora a un ser increíble y personal, quien es conocido principalmente por su amor sacrificado. Este libro retrata a ese Dios único revelado en la persona de Jesucristo: Dios hecho carne.
Al examinar este relato de la vida de Jesús te verás confrontado con algunas afirmaciones sorprendentes acerca de su persona: Quién es Él y qué vino a hacer. Juan nos asegura que escogió una pequeña porción de las muchas obras que Jesucristo realizó para ayudarnos a entender quién es Él. Juan solo registra siete milagros, llegando a un clímax en la resurrección de Jesús. Para él, estas señales son una prueba indiscutible que Jesús es el Hijo de Dios. Es más, afirma que si se escribieran cada una de las poderosas obras que hizo Jesús «el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían.» (Jn 21:25). Sin embargo, ¿por qué seleccionó estos episodios? Fue para provocar una respuesta de fe en el corazón «para que ustedes continúen creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.» (Jn 20:31)
Observa las características únicas del Evangelio de Juan. Las imágenes de luz y de vida que describen la actividad divina en el mundo. Juan incluye también varios sermones de Cristo no registrados en otros evangelios (3:10-21; 5:19-47; 9:41-10:5; 10:7-18; 10:25-30; 13:7; 13:8; 13:10; 13:12-20; 13:21; 13:26; 13:27; 13:31-35; 13:36; 13:38-14:4; 14:6-7; 14:9-21; 14:23-16; 16:19-28; 16:31-33; 17:1-26). Vemos que Juan resalta las veces que Jesús declara «Yo Soy». Jesús proclama que Él es el Mesías, el pan de vida del cielo, el enviado por Dios, la luz de este mundo, la puerta, el Buen Pastor, el Hijo de Dios, la resurrección, la vida, el camino, la verdad, la vid verdadera y el Rey de los Judíos. ¡Estas afirmaciones deberían proporcionarte evidencia más que suficiente para creer!
TÍTULO: El título del cuarto Evangelio continúa el patrón de los otros Evangelios, siendo originalmente identificado como "Según Juan". Al igual que los otros, "El Evangelio" fue añadido más tarde.
TEMAS:
Jesús es Dios. Juan identificó a Jesús como la Palabra quien estaba con Dios en el principio (1:1-2), el “unigénito del Padre” (1:14) que “nos lo ha dado a conocer” (1:18). Jesús es “igual a Dios” (5:18) y se identificaba a sí mismo como Dios (8:58; 9:35-37); 10:36; 14:9).
Jesús es el Mesías. Los milagros documentados en Juan funcionan principalmente como “señales” que apuntan a la identidad mesiánica de Jesús, señales de la presencia de Dios en las obras y las palabras de Jesús, cada una pidiendo un compromiso: ¿Quién es realmente este Jesús?
Elija entre creer o no creer. Los milagros de Jesús fomentaron la creencia en algunos (2:11: 9:1-39; 11:1-44), pero solo endurecieron la oposición de otros (11; 46.57). Comúnmente afirmamos que “ver es creer”, pero en Juan “creer es ver”.
Estructura de Juan
Título: “Jesucristo el hijo de Dios”
Versículo Clave: 20:31 “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”
Autor y fecha
Aunque el nombre del autor no aparece en el Evangelio, la tradición de la iglesia primitiva fuerte y consecuentemente lo identificó como el apóstol Juan. El padre de la iglesia primitiva Ireneo (130-200 d.C.) fue un discípulo de Policarpo (70-160 d.C.), quién su vez fue un discípulo del apóstol Juan, y él testificó en la autoridad de Policarpo que Juan escribió escribió el Evangelio durante su residencia en Éfeso en Asia Menor cuando él era avanzado en edad (Against Heresies [Contra herejías] 2.22.5; 3.1.1). Después de Ireneo, todos los padres de la iglesia dieron por sentado que Juan era el escritor del Evangelio. Clemente de Alejandría (150-215 d.C.) escribió que Juan, consciente de los hechos establecidos en los otros Evangelios y siendo guiado por el Espíritu Santo, compuso un "evangelio espiritual" (Historia de la iglesia, de Eusebio 6.14.7).
Reforzando la tradición de la iglesia primitiva hay características significativas internas del Evangelio. Mientras que los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) identifican al apóstol Juan por nombre aproximadamente veinte veces (incluyendo paralelos), él no es mencionado directamente por nombre en el Evangelio de Juan. En lugar de esto, el autor prefiere identificarse a sí mismo como el discípulo "al cual Jesús amaba" (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20). La ausencia de cualquier mención del nombre de Juan directamente es impresionante cuando uno considera la participación importante que tuvieron otros discípulos que son nombrados en este Evangelio. Sin embargo, la designación continua de sí mismo como el discípulo "al cual Jesús amaba", una evasión deliberada por parte de Juan de su nombre personal, refleja su humildad y celebra su relación para con su Señor Jesús. Ninguna mención de su nombre fue necesaria debido a que sus lectores originales claramente entendieron que él era el autor del Evangelio. También, a través de un proceso de eliminación basado primordialmente en un análisis del material en los capítulos 20-21, este discípulo "al cual Jesús amaba" se reduce al apóstol Juan (21:24; cp 21:2). Debido a que el autor del Evangelio es exacto en mencionar los nombres de otros personajes en el libro, si el autor hubiera sido alguien fuera del apóstol Juan, no habría omitido el nombre de Juan.
La condición anónima del Evangelio fuertemente refuerza los argumentos en favor de que Juan sea el autor, ya que solo alguien de su bien conocida y preeminente autoridad como apóstol podría ser capaz de escribir un Evangelio que fuera diferente de una manera tan marcada en forma y sustancia de los otros Evangelios y haber recibido aceptación unánime en la iglesia primitiva. En contraste, los evangelios apócrifos producidos a mediados del siglo segundo en adelante fueron falsamente atribuidos a apóstoles u otras personas famosas asociadas de manera cercana a Jesús, sin embargo, universalmente fueron rechazados por la iglesia.
Juan y Jacobo, su hermano mayor (Hch 12:2), eran conocidos como "los hijos de Zebedeo" (Mt 10:2-4), y Jesús les dio el nombre de "Hijos del trueno" (Mr 3:17). Juan fue un apóstol (Lc 6:12-16) y uno de los tres asociados más íntimos de Jesús (junto con Pedro y Jacobo, Mt 17:1; 26:37), siendo un testigo ocular y participante en el ministerio terrenal de Jesús (1Jn 1:1-4). Después de la ascensión de Cristo, Juan se convirtió en un "pilar" en la iglesia de Jerusalén (Gá 2:9). Él ministró con Pedro (Hch 3:1; 4:13; 8:14) hasta que fue a Éfeso (la tradición dice antes de la destrucción de Jerusalén), desde donde escribió este Evangelio y desde donde los romanos lo exiliaron a Patmos (Ap 1:9). Además del Evangelio que lleva su nombre, Juan también escribió 1, 2 y 3 de Juan y el libro de Apocalipsis (Ap 1:1).
Debido a que los escritos de algunos de los padres de la iglesia indican que Juan estuvo activamente escribiendo durante su edad madura y que estaba consciente de los Evangelios sinópticos, muchos fechan el Evangelio en algún momento después de la composición es estos últimos, pero previo al momento en el que Juan escribió 1, 2 y 3 Juan o Apocalipsis. Juan escribió su Evangelio 80-90 d.C., alrededor de cincuenta años después de que fue testigo del ministerio terrenal de Jesús.
Contexto Histórico de Juan
El hecho de que, de acuerdo con la tradición, Juan tenía conocimiento de los Evangelios sinópticos, es estratégico para el contexto histórico de su Evangelio. Al parecer, él escribió su Evangelio para hacer una contribución única al registro de la vida del Señor ("un Evangelio espiritual") y en parte, para ser suplementario como también complementario Mateo, Marcos y Lucas.
Las características únicas del Evangelio refuerzan este propósito: En primer lugar, Juan suplió una gran cantidad de material único no registrado en los otros Evangelios. En segundo lugar, frecuentemente suplió información que ayuda a entender los acontecimientos en los sinópticos. Por ejemplo, mientras que los sinópticos comienzan con el ministerio de Jesús en Galilea, implican que Jesús tuvo un ministerio previo a este (Mt 4:12; Mr 1:14). Juan suple la respuesta con información del ministerio previo de Jesús en Judea (cap. 3) y Samaria (cap. 4). En Marcos 6.45, después de la alimentación de los cinco mil, Jesús hizo que sus discípulos cruzaran el Mar de Galilea a Betsaida. Juan registró la razón. Las personas estaba a punto de hacer rey a Jesús debido a su multiplicación milagrosa de alimento y Él estaba evitando sus esfuerzos motivados erróneamente (6:26). En tercer lugar, Juan es el más teológico de los Evangelios, conteniendo por ejemplo un prólogo fuertemente teológico (1:1-18), mayores cantidades de material didáctico y de discurso en proporción a la narración (3:13-17) y la mayor cantidad de enseñanza del Espíritu Santo (14:16, 17, 26; 16:7-14). Aunque Juan conocía los sinópticos y modeló su Evangelio teniéndolos en mente, no dependió de ellos para obtener información. Sino que más bien, bajo la inspiración del Espíritu Santo, utilizó su propia memoria como un testigo ocular al componer el Evangelio (1:14; 19:35; 21:24).
El Evangelio de Juan es el único de los cuatro que contiene una afirmación precisa del propósito del autor (20:30, 31). Él declara: "Estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (20:31). Los propósitos primordiales, entonces, son dos: evangelístico y apologético. Reforzando el propósito evangelístico está el hecho de que la palabra "creer" se usa aproximadamente cien veces en el Evangelio (los sinópticos usan el término menos de la mitad de esta cantidad). Juan compuso su Evangelio para proveer razones de la fe salvadora en sus lectores y como resultado, para asegurarles que recibirían el regalo divino de vida eterna. (1:12).
El propósito apologético está relacionado muy de cerca al propósito evangelístico. Juan escribió para convencer a sus lectores de la verdadera identidad de Jesús como Dios-Hombre encarnado cuyas naturalezas divina y humana estaban perfectamente unidas en una persona quien era el Cristo ("Mesías") profetizado y Salvador del mundo (1:41; 3:16; 4:25, 26; 8:58). El organizó su Evangelio alrededor de ocho "señales" o pruebas que refuerzan la verdadera identidad de Jesús llevando a la fe. La primera mitad de su obra se centra alrededor de siete señales milagrosas seleccionadas para revelar la persona de Cristo y producir fe: 1) agua convertida en vino (2:1-11); 2) la sanidad del hijo del hombre noble (4:46-54); 3)la sanidad del hombre paralítico (5:1-18); 4) la alimentación de la multitud (6:1-15); 5) caminando sobre agua (6:16-21); 6) la sanidad del hombre ciego (9:1-41); y 7) la resurrección de Lázaro (11:1-57). La octava señal es la pesca milagros (21:6-11) después de la resurrección de Jesús.
El Apóstol Juan
Los demás apóstoles murieron martirizados, y solo Juan murió de vejez.
Su padre se llamaba Zebedeo (Mat. 4:21)
Su madre era Salomé (Mat. 27:56; Mar 15:49) la cual comparándose con Juan 19:25 era la hermana de María la madre de Jesús.
Juan era el primo de Jesús y siendo más o menos de la misma edad, puede haberle conocido desde la niñez.
Juan era comerciante más o menos acomodado. Era uno de los cinco socios de una empresa pesquera de importancia suficiente como para emplear trabajadores a sueldo (Mar. 1:16:20).
Además de su negocio de pesca en Capernaum, tenía casa propia en Jerusalén (Juan 19:27), y era conocido del sumo sacerdote (Juan 18:15, 16)
Por testimonio del Bautista, Juan se hizo luego discípulo de Jesús (Juan 1:35-51)
Unos de los primeros cinco discípulos de Jesús, y regreso con Jesús a Galilea (Juan 2:2, 11)
Jesús le apodo “Hijo de Trueno” (Marcos 3:17), lo cual parece indicar un carácter vehemente y violento.
Pero luego él pudo dominar este genio:
1. El incidente de prohibir al desconocido que usara el nombre de Jesús para echar fuera demonios (Marcos 9:38)
2. Y el querer pedir fuego del cielo sobre los samaritanos (Lucas 9:54) son vislumbres interesantes de su temperamento.
Fue uno de los tres del círculo íntimo entre los discípulos, y era reconocido como él más cercano a Jesús.
Cinco veces se le nombra como el discípulo “a quien amaba Jesús” (Juan 12:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20)
Debe de haber sido hombre de carácter poco común, para atraer de esta manera las afecciones de Jesús.
El y Pedro llegaron a ser los caudillos reconocidos de los 12, y aunque de temperamento totalmente diferentes, estaban generalmente juntos (Juan 20:2; Hechos 3:1, 11; 4:13; 8:14)
Durante algunos años, Jerusalén fue su residencia principal.
Y pasó sus últimos años en Éfeso, en donde escribió a edad muy avanzada su Evangelio, sus tres Epístolas y el Apocalipsis
Solo lo dice Juan
“Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” Juan 3:21
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” Juan 4:24
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:31,32
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" Juan 14:6”
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”Juan 16:13
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”Juan 17:17
Retos de Interpretación
Debido a que Juan compuso su registro en un estilo simple y claro, uno puede tender a subestimar la profundidad de este Evangelio. Debido a que el Evangelio de Juan es un Evangelio "espiritual", las verdades que él expresa son profundas. El lector debe explorar el libro en oración y de una manera meticulosa, para descubrir la vasta riqueza de los tesoros espirituales que el apóstol, bajo la guía del Espíritu Santo (14:26; 16:13), ha depositado amorosamente en su Evangelio.
El recuento cronológico entre el Evangelio de Juan y los sinópticos presenta un reto, especialmente con relación al tiempo de la Última Cena (13:2). Mientras que los sinópticos muestran a los discípulos y al Señor en la Última Cena comiendo la comida de la Pascua la tarde del jueves (Nisán 14) y Jesús siendo crucificado el viernes, el Evangelio de Juan afirma que los judíos no entraron al pretorio "para no contaminarse, y así poder comer la pascua" (18:28). Entonces, los discípulos habían comido la Pascua en jueves por la tarde, pero los judíos no. De hecho Juan (19:14) afirma que el juicio y crucifixión de Jesús fueron el día de la preparación para la Pascua y no después de haber comido la Pascua, de tal manera que con el juicio y la crucifixión, el viernes Cristo de hecho fue sacrificado el mismo tiempo en el que los corderos de la Pascua estaban siendo sacrificados (19:14). La pregunta es: "¿Por qué es que los discípulos comieron la comida de la Pascua el jueves?"
La respuesta se encuentra en una diferencia entre los judíos en la manera en la contaban el principio y el final de los días. De Josefo, la Mishná y otras fuentes judías antiguas aprendemos que los judíos en Palestina del norte calculaban los días de salida a salida del sol. Esa área incluía la región de Galilea, donde Jesús y todos los discípulos, a excepción de Judas, habían crecido. Al parecer la mayoría, si no es que todos, de los fariseos usaban ese sistema para contar los días. Pero los judíos en la parte sur, la cual se centraba en Jerusalén, calculaban los días de puesta a puesta del sol. Debido a que todos los sacerdotes necesariamente vivían en Jerusalén o cerca de ella, como la mayoría de los saduceos, estos grupos siguieron la forma del sur.
Esta variación sin lugar a dudas causó confusión en algunas ocasiones, pero también tenía algunos beneficios prácticos. Durante el tiempo de la Pascua, p. ej. permitía que la fiesta fuera celebrada legítimamente en dos días adjuntos, así permitía que los sacrificios del templo fueran llevados a cabo en un período de cuatro horas en total en lugar de dos. Esta separación de días también pudo haber tenido el efecto de reducir tanto los choques regionales como religiosos entre los dos grupos.
A la luz de esto, las aparentes contradicciones en los relatos de los Evangelios son fácilmente explicadas. Siendo galileos, Jesús y los discípulos consideraban que el día de la Pascua había comenzado cuando salió el sol el jueves y que había terminado cuando salió el sol el viernes. Los líderes judíos que arrestaron y juzgaron a Jesús, siendo en su mayoría sacerdotes y saduceos, consideraron que el día de la Pascua comenzó a la puesta del sol del jueves y que terminó a la puesta del sol del viernes. Por esa variación, predeterminada por la provisión soberana de Dios, Jesús pudo legítimamente celebrar la última comida de la Pascua con sus discípulos y sin embargo, aún ser sacrificado el día de la Pascua.
Una vez más uno puede ver como Dios soberana y maravillosamente provee para el cumplimiento preciso de su plan redentor. Jesús fue todo menos una víctima de los planes impíos de los hombres mucho menos de la circunstancia ciega. Cada palabra que habló y cada acción que llevó a cabo fueron divinamente dirigidas y aseguradas. Aun las palabras y acciones de otros en contra de Él fueron divinamente controladas. Vea, p. ej 11:49-52; 19:11.
Temas históricos y teológicos
De acuerdo con los propósitos evangelísticos y apologéticos de Juan, el mensaje general del Evangelio se encuentra en el 20:31: "Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios". El libro entonces, se centra en la persona y obra de Cristo. Tres palabras predominantes ("señales", "creer" y "vida") en el 20:30, 31 reciben énfasis a los largo del Evangelio para reforzar el tema de la salvación en Él, que es presentado por primera vez en el prólogo (1:1-18; cp. 1 Jn. 1:1-4) y se vuelve e expresar a lo largo del Evangelio de diferentes maneras (6:35, 48; 8:12; 10:7, 9; 10:11-14; 11:25; 14:6; 17:3). Además, Juan provee el registro de cómo los hombres respondieron a Jesucristo y la salvación que Él ofreció. En resumen, el Evangelio se enfoca en:
Jesús como el Verbo, el Mesías y el Hijo de Dios.
Quien trae la dádiva de salvación a la humanidad.
Quien acepta o rechaza el ofrecimiento.
Juan también presenta ciertos temas secundarios de contraste que refuerzan su tema principal. Él usa dualismo (vida y muerte, luz y oscuridad, amor y odio, de arriba y de abajo) para comunicar información vital acerca de la persona y obra de Cristo y la necesidad de creer en Él (1:4, 5, 12, 13; 3:16-21; 12:44-46; 15:17-20).
También hay siete afirmaciones de "YO SOY" enfáticas que identifican a Jesús como Dios y Mesías (6:35; 8:12; 10:7, 9; 10:11, 14; 11:25; 14:6; 15:1, 15)
Vista Panorámica de Juan
El apóstol Juan escribió más libros del Nuevo Testamento que los otros escritores, excepto Pablo. El se llama el discípulo a quien Jesús amó (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20), que se reclinó en su pecho (13:23, 25; 21:20), y el otro discípulo (18:16; 20:3, 4, 8). También se autonombra como un testigo presencial (1:14; 19:35; 21:24; 1 Jn 1:1–4; 4:14; Ap 22:18, 20), el anciano (2 Jn 1; 3 Jn 1), siervo de Jesucristo (Ap 1:1) y Juan (Ap 1:1, 4, 9; 22:8). Otros escritores de la Biblia se refieren a él como apóstol (Mt 10:2–4; Lc 6:13–14), hijo de Zebedeo y Salomé (Mt 10:2–4; 27:56; Mr 1:19–20; 15:40) y por tanto primo de Jesús (Mr 16:1; Jn 19:25). Juan es llamado hijo del trueno (Mr 3:17) y fue uno del círculo interior de tres, junto con Pedro y Santiago, que gozaron cierta relación especial con Jesús (Mt 17:1; 26:37; Mr 5:37; 9:2; 14:33). El apóstol Juan había sido discípulo de Juan el Bautista (1:35) y fue de los primeros en responder a la invitación de Jesús a seguirle (1:36–39). Era socio en un próspero negocio pesquero (Mr 1:16–20) y amigo personal del sumo sacerdote (18:15–16). Juan presenció la crucifixión de Jesús, y en ese momento, le asignó el cuidado de su madre (19:26–27). El se regocijó de ver al Cristo resucitado el día mismo de la resurrección (20:19–20). Juan se asoció con Pedro en Jerusalén en los primeros días de la iglesia (Hch 3:1; 4:13, 19; 8:14) y estaba en esa ciudad cuando llegó Pablo después de su primer viaje misionero (Hch 15:2, 6; Gá 2:1, 9). Juan vivió hasta una avanzada edad, ministrando por muchos años en Efeso y murió de muerte natural (21:20–23) durante el reinado del emperador Trajano (98–117 d.C.). El Evangelio lo escribió en Efeso entre 85–90 d.C. Los primeros recipientes probablemente eran creyentes de las iglesias en Asia Menor (Ap 2:1–3:22).
El Evangelio de Juan es bastante diferente de los otros. Presenta a Jesucristo como Dios (1:1–5, 9–18; 2:23–25; 3:31–36; 5:30–47; 6:66–69; 8:46–59; 9:35–41; 10:22–39), y no contiene narrativa de su nacimiento, genealogía, juventud, bautismo, tentación, transfiguración ni ascensión. Su propósito se anuncia claramente: traer a todos a la fe en Cristo para vida eterna (20:30–31). Noventa por ciento del material de Juan es exclusivo en su Evangelio. Mientras su contenido abarca cuatro Pascuas (2:13; 6:4; 13:1; 18:28), sólo pocos días del ministerio de Jesús están en forma cronológica [los capítulos 13–18 cubren sólo un día]. Juan desarrolla su caso para la Deidad de Cristo alrededor de sus nueve discursos (3:1–21; 4:7–42; 5:19–47; 6:22–59, 60–71; 8:12–30, 31–59; 10:1–18; 14:1–16:33) y ocho señales milagrosas (2:1–11; 4:46–54; 5:1–18; 6:1–15, 16–21; 9:1–41; 11:1–57; 21:6–11). Jesús afirmó ser Dios en la manera más fuerte posible (4:24–26; 8:24, 28, 58; 13:19). El también se presentó como el pan de vida (6:35), la luz del mundo ((8:12), la puerta (10:7, 9), el buen pastor (10:11, 14), la resurrección y la vida (11:25), el camino, la verdad y la vida (14:6) y la vid verdadera (15:1, 5). Da enseñanzas sobre el nuevo nacimiento (3:1–15) y el Espíritu Santo (14:16–17, 26; 15:26; 16:7–15). Temas importantes como la verdad (26 veces), el amor (57 veces), la gloria (33 veces) y creer (100 veces) son desarrollados.
El cuarto Evangelio se centra en la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios (v. Bosquejo). Comenzando con su eterna Deidad (1:1–3), Juan describe la encarnación de Cristo como el Dios-hombre perfecto (1:4–14) y su confirmación por el testimonio de Juan el Bautista (1:15–34). A base de estas realidades históricas, el apóstol Juan proporciona ejemplos de la presentación de Jesús de sí mismo por medio de discursos persuasivos y señales milagrosas en Judea, Samaria y Galilea (1:35–4:54), y en varias fiestas en Jerusalén (5:1–12:50). Juan entonces gira bruscamente de este despliegue público de las declaraciones de Cristo a la enseñanza privada a sus propios discípulos (13:1–17:26). El discurso del aposento alto provee la muestra más íntima del corazón del Hijo de Dios que se encuentra en las Escrituras. Juan concluye el relato de su evangelio con la crucifixión (18:1–19:42) y la resurrección (20:1–21:25) de Jesús.
Como en todos los escritos de Juan, el resultado anticipado es que el lector sea movido por el testimonio a la fe personal en Jesucristo como Salvador y Señor, y al hacerlo, tendrá asegurada la vida eterna (20:30–31; 1 Jn 5:13; Ap 22:16–17). ¡Este libro es una herramienta muy efectiva para el evangelismo y está disponible a todo cristiano!
Conexiones
La imagen que Juan expone de Jesús como el Dios del Antiguo Testamento, se aprecia más enfáticamente en los siete “Yo Soy” de las declaraciones de Jesús. Él es el “Pan de vida” (Juan 6:35), proporcionado por Dios para alimentar las almas de Su pueblo, así como Él proveyó el maná del cielo para alimentar a los israelitas en el desierto (Éxodo 16:11-36). Jesús es la “Luz del mundo” (Juan 8:12), la misma Luz que Dios prometió a Su pueblo en el Antiguo Testamento (Isaías 30:26, 60:19-22), y la cual llegará a su culminación en la Nueva Jerusalén, cuando Cristo, el Cordero sea su Luz (Apocalipsis 21:23). Dos de las declaraciones del “Yo Soy,” se refieren a Jesús, como el “Buen Pastor” y la “Puerta de las ovejas.” Aquí vemos claras referencias de Jesús como el Dios del Antiguo Testamento, el Pastor de Israel (Salmos 23:1; 80:1; Jeremías 31:10; Ezequiel 34:23) y, como la única Puerta dentro del redil, el único camino para la salvación.
Los judíos creían en la resurrección y, de hecho, usaban la doctrina para tratar de engañar a Jesús para hacer declaraciones que pudieran usar en Su contra. Pero Su declaración en la tumba de Lázaro “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25) debe haberlos escandalizado. Él estaba declarando ser la causa de la resurrección y el poseedor del poder sobre la vida y la muerte. Nadie más que Dios Mismo podría pretender tal cosa. Similarmente, Su declaración de ser el “camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6) lo relacionaban indiscutiblemente con el Antiguo Testamento. Él es el “Camino de Santidad” profetizado en Isaías 35:8; Él estableció la “Ciudad de la Verdad” de Zacarías 8:3 cuando Él, quien es la “verdad” misma, estaba en Jerusalén y las verdades del Evangelio fueron predicadas ahí por Él y Sus apóstoles; y como “la Vida,” Él afirma Su deidad, el Creador de la vida, Dios encarnado (Juan 1:1-3). Finalmente, como la “Vid verdadera” (Juan 15:1, 5) Jesús se identifica a Sí Mismo con la nación de Israel, quien es llamada la viña del Señor en muchos pasajes del Antiguo Testamento. Como la vid Verdadera del viñedo de Israel, Él se presenta a Sí Mismo como el Señor del “Israel verdadero” –todos aquellos que vinieran a Él en fe, porque “... no todos los que descienden de Israel son israelitas,” (Romanos 9:6).
Importancia en la Biblia
Está claro que, sin desentenderse por completo de la historia, Juan escribe con un interés más teológico que histórico. Los demás Evangelios se esfuerzan en presentar a Cristo como el cumplimiento de las promesas de salvación veterotestamentarias. Juan comienza con la preexistencia de Jesucristo (1.1). Jesús es divino (1.1), pero también es humano, porque «aquel Verbo fue hecho carne (1.14). Solo así podría ser el que nos revelara al Padre.
En el mismo comienzo, Juan nos presenta a Jesucristo con siete títulos clave: Verbo, Cordero de Dios, Rabí, Mesías, Rey de Israel, Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Solo en Juan encontramos el «Yo soy» que afirma ser el pan de vida (6.35), la luz del mundo (8.12), predecesor de Abraham (8.58), la puerta de las ovejas (10.7), etc. También lo hallamos diciendo: «Yo y el Padre uno somos» (10.30) y «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí» (14.6). En cada una de estas afirmaciones, el «Yo» es enfático. Nos recuerda el nombre de Dios: «YO SOY» (Éx 3.14).
En el Antiguo Testamento las palabras de Dios había que aceptarlas reverentemente. Lo mismo con Jesús. En Juan Él comienza sus mensajes diciendo: «De cierto, de cierto te digo», Así como en el Antiguo Testamento a Dios es al único al que se debe adorar, Jesús es el único en quien se debe creer. Para Juan, la fe que salva es un verbo que expresa
acción: la acción de creer en Jesús.
En Juan Jesús no entra en cuestiones de orar, ayunar, matrimonio, riquezas, como lo hace en otros Evangelios. En vez de eso, las relaciones de uno con Dios, los demás y el mundo se resumen en la palabra amor. El amor que Dios siente por su Hijo (3.35; 15.9) pasa a través de su Hijo a los que son suyos (13.1). Como recipientes del amor de Dios, los cristianos deben amar a Dios amándose unos a otros (13.34). Este amor que une a los creyentes es también un testimonio al mundo. Juan 3.16 expresa la verdad teológica básica del evangelio: «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna».
El Carácter de Dios en Juan
1, Dios es accesible: 1:51; 10:7, 9; 14:6
2. Dios es glorioso: 1:14
3, Dios es invisible: 1:18; 5:37
4. Dios es amoroso: 3:16; 15:9, 10; 16:27; 17:23, 26
5. Dios es recto y justo: 17:25
6. Dios es espíritu: 4:24
7. Dios es verdadero: 17:3, 17
8. Dios es uno: 10:30; 14:9-11; 17:3
9. Dios se aíra: 3:14-18, 36
Cristo en Juan
En Juan Jesús es el Logos, la Palabra, el Verbo de Dios que estaba con Dios desde el principio y en verdad era Dios. Jesús es Dios hecho carne. El concepto de la deidad de Jesús se amplía en los siete “Yo soy” (Yo soy el pan de vida; la luz del mundo; la puerta de las ovejas; el buen pastor; la resurrección y la vida; el camino, la verdad y la vida; la vid verdadera).
Es incuestionable el hecho de que el Evangelio de Juan constituye una proclamación de la divinidad de Jesucristo. Juan revela ya en la primera oración la naturaleza de Cristo: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (1:1). Mientras el Evangelio de Marcos se centra en Jesús como el HIjo del Hombre, el mensaje de Juan es que "Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios" (20:31). Lo que se destaca es que Jesús afirma ser Dios en siete declaraciones explícitas en que se designa así mismo como "Yo soy" (6:35; 8:12; 10:7, 9; 10:11, 14; 11:25; 14:6; 15:1, 5).
Los 10 motivos de oración en Juan
Petición por una fe profunda en la divinidad de Jesucristo: Oremos por una fe profunda en la divinidad de Jesucristo, tomando inspiración de las declaraciones sobre la identidad de Cristo en Juan 1:1-14.
Confesión de pecados y búsqueda del perdón a través de la obra redentora de Jesús: Confesemos nuestros pecados y busquemos el perdón que viene a través de la obra redentora de Jesús, basándonos en la proclamación de Juan el Bautista sobre el Cordero de Dios en Juan 1:29.
Petición por la guía y consuelo del Espíritu Santo: Oremos por la guía y consuelo del Espíritu Santo en nuestras vidas, tomando inspiración de las promesas de Jesús sobre la venida del Consolador en Juan 14:16-17.
Confesión de falta de amor y búsqueda del amor agápico: Confesemos cualquier falta de amor en nuestras vidas y busquemos practicar el amor agápico que Jesús enseñó, basándonos en Sus palabras en Juan 13:34-35.
Petición por sanidad física y espiritual: Oremos por la sanidad física y espiritual en nuestras vidas y en las vidas de aquellos que necesitan el toque sanador de Jesús, tomando inspiración de los milagros de curación en Juan 5:6.
Confesión de falta de entendimiento espiritual y búsqueda de iluminación: Confesemos cualquier falta de entendimiento espiritual en nuestras vidas y busquemos la iluminación que viene a través de la fe en Jesucristo, basándonos en las palabras de Jesús en Juan 8:12.
Petición por unidad en la Iglesia y entre los creyentes: Oremos por unidad en la Iglesia y entre los creyentes, tomando inspiración de la oración de Jesús por la unidad en Juan 17:20-21.
Confesión de temores y búsqueda de paz en Jesucristo: Confesemos cualquier temor en nuestras vidas y busquemos la paz que solo Jesucristo puede dar, basándonos en Sus palabras en Juan 14:27.
Petición por valentía en dar testimonio de Cristo: Oremos por valentía en dar testimonio de Cristo en nuestras vidas diarias, tomando inspiración de las exhortaciones de Jesús a no avergonzarnos de Él en Juan 12:42-43.
Agradecimiento por la vida eterna y la promesa de la resurrección: Agradezcamos a Dios por la vida eterna que viene a través de Jesucristo y la promesa de la resurrección, basándonos en las palabras de Jesús en Juan 11:25-26.
Documentos
"Si los Evangelios Sinópticos se ocupan del lugar de Jesús en la historia de Israel y más allá, Juan se ocupa del lugar de Jesús en todo el esquema de las cosas, desde la creación hasta la redención y más allá (resurrección final). Que el Mesías no es otro que el eterno Hijo de Dios son las buenas nuevas finales de la historia cristiana"