Aplicación
Habacuc
Aplicación de Habacuc
Aplicación de Habacuc
1. ¿Qué ha aprendido usted de Dios, de sus caminos, de su Palabra y de su carácter? Si Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos, ¿cómo pudiera influir tal conocimiento de Dios en la relación que usted tiene con Él y con su Palabra? ¿Cómo pudiera ese conocimiento influir en la manera como usted afronta sus circunstancias?
2. ¿Qué ha aprendido usted acerca de los soberbios que se enorgullecen? Santiago 4 dice que Dios resiste a los soberbios. ¿Entiende usted por qué? ¿Hay en la vida de usted elementos de soberbia o de orgullo a los que deba poner fin?
3. Repase lo que ha aprendido acerca de los ayes emitidos por Dios. Pídale a Dios que escudriñe el corazón de usted. ¿Vive usted de tal modo que esos ayes le sean aplicables? ¿Necesita usted confesarlos a Dios, y recibir su perdón y su purificación (véase 1Jn 1:9)?
4. Al observar cómo comienza y cómo termina Habacuc, reflexione en lo que produjo ese cambio en él, y aplíquelo a su propia vida. ¿Se encuentra usted cuestionando a Dios, o dudando de Él y de su modo de actuar? ¿Lo desespera eso? ¿Que necesita hacer?
Aplicación final de Habacuc
1. ¿Cuáles son las verdades básicas de Habacuc?
2. ¿Cómo se aplican estas verdades a mi vida?
3. ¿En vista de estas verdades, qué cambios deberían hacer en mi vida?.
4. ¿Cómo pienso llevar a cabo estos cambios?
5. ¿Cuál será mi oración personal referente a esta verdad, y los cambios que debería efectuar en mi vida?
Aplicación práctica
La aplicación para el lector de Habacuc, es que es permisible cuestionarse lo que Dios está haciendo, aunque con respeto y reverencia. Algunas veces no es evidente para nosotros lo que está sucediendo, especialmente si somos entregados al sufrimiento por un tiempo prolongado, o si es que parece que nuestros enemigos están prosperando, mientras que nosotros apenas salimos adelante. El Libro de Habacuc, sin embargo, afirma que Dios es un Dios soberano y omnipotente, quien tiene todas las cosas bajo control.
Nosotros solo necesitamos estar quietos y saber que Él está trabajando. Él es quien dice Ser y guarda Sus promesas. Él castigará a los impíos. Aún cuando no podamos verlo, Él aún está en el trono del universo. Necesitamos estar enfocados en esto: “Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.” (Habacuc 3:19). Permitirnos ir a las alturas, es llevarnos a los lugares altos con Él, donde somos apartados del mundo. A veces la forma en que debemos ir para llegar hasta ahí, es a través del sufrimiento y el dolor, pero si descansamos y confiamos en Él, terminaremos donde Él nos quiere.