Lectura 

Génesis

Lectura de Génesis

 Tiempo de Lectura= 3:35 /  Contiene: 50 capítulos, 1.533 versículos y 38.267 palabras.

Datos de Orientación de Génesis

Panorama del Libro de Génesis 

    Para los lectores contemporáneos el libro de Génesis puede parecer un libro extraño, al empezar con Dios y la creación, y terminar con José dentro de un ataúd en Egipto. Pero esta extrañeza es evidencia de que aunque tiene integridad como un libro por derecho propio (estructura y organización cuidadosas), tiene al mismo tiempo el propósito de establecer toda la historia bíblica en movimiento. De hecho su palabra inicial, Bereshit = "en [el] principio", sirve como título y también como sugerencia de lo que trata el libro. Por consiguiente, narra el principio de la historia de Dios: creación, desobediencia humana y redención divina, mientras que a la vez principia el Pentateuco: la historia de la elección de un pueblo por parte de Dios y el establecimiento de un pacto en él, mediante el cual Dios bendeciría a todos los pueblos (Gén 12:2, 3).

    La misma narración del libro de Génesis viene en dos partes. Primera una "prehistoria" (caps 1-11): las historias de la creación, los orígenes humanos, la caída de la humanidad, y el inexorable progreso del mal (todo sobre el telón de la perdurable paciencia y el perpetuo amor de Dios). Luego la historia del principio de la redención mediante Abraham y su simiente (caps. 12-50; con énfasis en las historias de  Abraham (11:27-25:11), Jacob (25:12-37:1) y José (caps. 37-50). Estas historias están estructuradas en parte en torno a una frase que ocurre diez veces: "Esta es la historia de" (genealogía/historia de familia), una frase que puede referirse a "genealogías" (como con Sem, Ismael y  Esaú) y a "historias de familias". Se verá que las historias principales de Abraham, Jacob y José en cada caso vienen bajo la historia de la familia del padre (Taré, Isaac y Jacob).  

    La narrativa general del libro de Génesis, por consiguiente, inicia inmediatamente después del prólogo (1:1-2:3) con la primera familia humana en el jardín del Edén. Avanza sucesivamente desde la familia de Adán pasando por Noé y Sem hacia Taré y Abraham, y finalmente de Isaac a Jacob (Israel) y así a José. Al mismo tiempo, las líneas de familias de los hijos rechazados (Caín, Ismael, Esaú) también se dan, de modo que la "simiente escogida" y el "hermano rechazado" son puestos en contraste (uno tiene una historia, el otro sólo una genealogía). Finalmente, observe el arreglo adicional que mantiene unida la mayor parte del libro: el uso que Dios hace de Noé para preservar la vida humana durante el gran diluvio (caps. 6-9) y de José para preservar la vida humana durante la gran sequía (caps 37-50).  

Recomendaciones Específicas para la Lectura del Libro de Génesis

    Al leer el primer libro de la Biblia, además de estar consciente de la manera en que la narración se desenvuelve de acuerdo con las historias de familias, siga también con cuidado la trama principal así como las varias tramas subordinadas que ayudan a darle forma a la historia más grande de una familia, la historia del pueblo de Dios.

    La trama principal tienes que ver con la intervención de Dios en la historia de la caída humana al escoger ("elegir") a un hombre y su familia. Porque aunque las familias de Abraham, Isaac y Jacob son los actores principales, nunca se permite olvidar que Dios es el protagonista final, cosa que ocurre con todas las narraciones bíblicas. Por encima de todo, es su historia. Dios habla y así crea al mundo y a un pueblo. Se convierte en la historia de ellos (y en la nuestra) solamente porque Dios ha creado a esta familia y les ha hecho promesas y ha pactado con ellos ser su Dios. Así que manténgase buscando la manera en que se desarrolla la trama principal y cómo los actores principales llegan a ser parte de la narración final de Dios.   

    Al mismo tiempo, manténgase atento a las varias tramas subordinadas que son cruciales a la historia mayor del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, y en algunos casos del pueblo constituido por el nuevo pacto también. A seis de esas vale la pena darles una atención especial.

    La primera de estas - cruciales a toda la historia bíblica - es el establecimiento de los primeros dos pactos entre Dios y su pueblo. El primer pacto es con toda la raza humana mediante Noé y sus hijos, junto con la promesa de que Dios nunca cortará de nuevo la vida de la tierra (9:8-17). El segundo pacto es con Abraham, a quien le prometió especialmente dos cosas: el de la "simiente" que llegaría a ser una gran nación para bendecir a las otras naciones, y el don de la tierra (12:2-7; 15:1-21; 17:3-14, donde el pacto es por medio de identificar con la  marca de la circuncisión). El segundo pacto se repite a Isaac (26:1-5) y a Jacob (28:10-15), y a su vez sirve como base para los dos siguientes pactos del Antiguo Testamento: el otorgamiento de la ley (Éxo 20-24) y el don de la realeza (2 Sam 7).

    La segunda trama subordinada es un poco sutil en el libro de Génesis , pero es importante para el desarrollo posterior del tema de la guerra santa en la historia bíblica. Empieza con la maldición  de Dios sobre la serpiente, ya que Dios dice: "Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia (simiente) y su descendencia ..." (3:15). La palabra crucial aquí es "descendencia" (simiente), usada de nuevo en 12:7 con relación al pueblo escogido. Esta maldición anticipa el tema de la guerra santa que se destaca en el libro de Éxodo en particular (entre Moisés y faraón; es decir entre Dios y los dioses de Egipto. Éxo 15:1-18), y que es llevada adelante en la conquista de Canaán y sus dioses (lo que explica la maldición de Canaán en Gén 9:25-27) y alcanza su clímax en el Nuevo Testamento (en la historia de Jesucristo y especialmente en el Apocalipsis). Aunque en el libro de Génesis este tema no toma la forma de guerra como tal, se puede verla no obstante especialmente en la contienda entre hermanos, entre la simiente impía y la simiente divina (Caín/Abel; Ismael/Isaac; Esaú/Jacob), en la que el mayor persigue al menor al que Dios ha escogido obrar (Gál 4:29).    

    La elección del menor (más débil) para llevar la simiente divina es una tercera trama subordinada que empieza en el libro de Génesis. Aquí  toma dos formas en particular que son repetidas a lo largo de la historia bíblica. Primera, Dios regularmente hace caso omiso del primogénito al llevar a cabo sus propósitos (una considerable ruptura de las reglas  culturales por parte de Dios): no Caín sino Set, no Ismael sino Isaac, no Esaú sino Jacob, no Rubén sino Judá. Segunda, la simiente divina frecuentemente nace de una mujer estéril (Sara, 18:11, 12; Rebeca, 25:21; Raquel, 29:31). Conforme lea  a lo largo de toda la historia bíblica, querrá estar vigilante de este tema recurrente (1 Sam 1:1-2:11; Luc 1).

    Relacionado con este  tema está el hecho de que los escogidos no lo son por causa de su propia bondad. En efecto, sus fallas son fielmente narradas:de Abraham en Génesis 12:10-20; de Isaac en 26:1-11; de Jacob a través de toda la narración (! fíjese cuán disfuncional es la familia en cap. 37!); de Judá en 38:1-30. Dios no los escogió por su carácter inherente. Lo que hace de ellos simiente divina es que al final ellos confiaron en Dios y en su promesa de que serían su pueblo (un pueblo numeroso) y que heredarían la tierra a la que habían llegado como extranjeros.     

    Una cuarta trama subordinada surge más tarde en la historia, donde Judá toma el papel directo entre los hermanos en la larga narrativa de José (caps.37-50). Él surge primero en el capítulo 38, donde su debilidad y pecaminosidad son expuestas. Pero su papel principal empieza en 43:8, 9; donde él garantiza la seguridad de su hermano Benjamín, y alcanza su clímax en su disposición de tomar el lugar de Benjamín en 44:18-34. Todo esto anticipa la bendición de Jacob en 49:8-12, de que "el cetro do será quitado de Judá" (señalando de esta manera al reinado davídico y, más allá de eso, a Jesucristo).

    Una quinta trama subordinada se encuentras en la anticipación del siguiente "capítulo" en la historia: la esclavitud en Egipto. El interés en Egipto empieza con la genealogía de Cam (10:13, 14; Mizraim es la palabra hebrea de "Egipto"). La narración básica familiar (de Abraham a José) empieza con la hambruna que envía a Abraham a Egipto (12:10-20) y concluye con otra hambruna que hace que Jacob y toda la familia se establezcan en Egipto. Mientras que a Isaac, yendo en camino a Egipto durante otra hambruna, se le dijo expresamente que no fuera allá (26:1-5).

    Finalmente, el interés en detallar los orígenes de los vecinos cercanos de Israel, que llegaron a ser espinas en sus costados a lo largo de toda la historia del Antiguo Testamento, forma una sexta trama subordinada. Además de los actores principales, Egipto y Canaán (10:13-19), fíjese a la vez en Moab, Amón (19:30-38) y Edom (25:23; 27:39, 40; 36:1-43), así como también en el papel menor de Ismael (39:1; Sal 83:6). 

Un Recorrido por el Libro de Génesis  

1:1-2:3

Prólogo 

    Aunque está escrito como prosa, hay también una dimensión claramente poética en el prólogo de la creación. Parte de la poesías es la estructura cuidadosa de esta primera "semana", donde el día 1 corresponde al día 4, el día 2 al día 5, y el día 3  al día 6. No te la manera en que los dos juegos de días responden a que la tierra estaba "sin orden y vacía" (1:2): los días uno a tres dan "orden" a la tierra (luz, cielo, tierra seca), mientras que los días cuatro a seis llenan la forma con contenido. De la siguiente manera:

    Observe los diferentes énfasis conforme avanza en la lectura, algunos de los cuales con retomados después en la historia bíblica: que Dios llamó todo a la existencia (Sal 33:6; Juan 1:1-3); que Dios bendijo todo lo que creó, incluyendo el mundo material llamándolo "bueno"; que los seres humanos, varón y hembra, son creados a la misma imagen de Dios y reciben dominio sobre el resto de la creación; que Dios descansó el séptimo día, que fue apartado como santo (estableciendo así la norma de seis días de trabajo y uno para descansar; Éxo 20:8-11, el gran don de reposo dado por Dios a los antiguos esclavos). 


2:4-4:26

El relato de los primero humanos

    Este es el primero  de los seis "relatos" que forman la prehistoria de Génesis 1-11. Hay divisiones marcadas, que corresponden a las divisiones de los capítulos. Inicia (2:4-25) con los seres humanos creados y colocados en el jardín del Edén, con su centro de interés en dos árboles (el de la vida y el del conocimiento del bien y del mal, ambos reflejando el propio ser de Dios). Está incluida la advertencia de no comes del árbol del conocimiento del bien y del mal, y la creación de Eva del costado de Adán, con el énfasis en su mutualidad y sociedad. Fíjese luego en la manera en que la historia desciende rápidamente. La serpiente los seduce a la desobediencia (3:1-13) e inmediatamente viene la maldición de Dios a la serpiente y a la tierra, y juicio a la mujer y al hombre (3:14-19). Luego de un alivio pasajero (3:21), por su castigo, viene la pérdida de la presencia de Dios (3:22-24). Es importante recordar aquí que el Edén es visto como restaurado en la visión final de Apocalipsis (Apoc 22:1-5)

    El descenso se completa con la historia del asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, y el posterior destierro de este de la presencia de Dios (4:1-18), concluyendo con las notas de la arrogancia de los descendientes de Caín (4:19-24) y el nacimiento de Set, con la alentadora nota de que "entonces se comenzó a invocar el nombre de Jehová" (4:25, 26). 


 5:1-6:8

El relato de la línea familiar de Adán

    Esta genealogía está en contraste con la línea de Caín (compare las diferencias entre los dos Lamec al final de cada una). Fíjese en dos cosas importantes con relación a esta genealogía: Primera, empieza (5:3) y termina (5:29) con ecos del prólogo (Set es a la semejanza de Adán; Noé aliviará de la maldición). Segunda, un hombre en este linaje, Enoc (5:21-24), sigue experimentando la presencia de Dios. A pesar de algunos detalles enigmáticos no pierda de vista el punto de 6:1-8: la completa degeneración de la raza humana que lleva a Dios a un acto de juicio (6:6, 7); misericordiosamente, sin embargo, "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová" (6:8)   


 6:9-9:29

El relato de Noé

    Esta narración es tan conocida que se podría fácilmente pasar por alto sus rasgos significativos. Note al principio la manera en que la justicia de Noé refleja el "caminar con Dios" de Enoc (6:9). Observe también cómo la historia refleja la historia original de la creación, de modo que en efecto llega a ser la narración de una "segunda creación": el diluvio vuelve a la tierra a su estado "sin orden y vacía" (1:2), pero Noé y los animales proveen un eslabón con lo antiguo mientras, sin embargo, están empezando algo nuevo. El pacto con Noé está lleno de ecos de Génesis 1-2; el restablecimiento de los ciclos de las estaciones (8:22; 1:14), el mandamiento para multiplicarse (9:1-7; 1:28), la raza humana a la imagen de Dios (9:6; 1:27). Aquí Dios está empezando de nuevo, y por tanto, hace un pacto de nunca destruir la tierra de esa manera. La historia termina con una nota amarga (9:20-23) - una caída de nuevo que lleva a la maldición de Canaán, la simiente de Cam -, pero concluye con la bendición de Sem (de cuya simiente vendrá la redención).   


10:1-11:9

El relato de Sem, Cam y Jafet  

    Aquí se encuentra el desarrollo de la civilización en los tres grupos básicos de pueblos conocidos a los israelitas. Distinguidos en particular están Mizraim (hebreo para "Egipto") y Canaán (10:13-20). Coronando estos relatos está la historia de Babel, que lleva directamente a la narración acerca de Abraham, conforme la historia regresa de las naciones dispersas a un hombre que fundará una nueva nación mediante la que todas las naciones serán bendecidas.    


 11:10-26

El relato de Sem

    La lista de nombres no es una lectura que llama la atención, pero nos lleva de Sem, el hijo de Noé, a Abram (Abraham), y por consiguiente al "padre" del pueblo escogido. 


 11:27-25:11

El relato de Taré

    Difícilmente se puede dejar de ver que el hijo de Taré, Abram, domina esta historia familiar. Aquí se puede observar cuán hábilmente se presenta la narración. Se presente a la familia de Abram, quien había partido con rumbo a Canaán (11:27-32), con una nota especial acerca de la esterilidad de Sara (11:30). Los momentos clave están en 12:1-9, cuando Dios llama a Abram para dejar Harán para ir "a la tierra que te mostraré" (12:1), y le promete hacer de él "una gran nación" y bendecir "a todas las familias de la tierra" mediante él (2, 3). Después de viajar obedientemente a la tierra habitada por los cananeos (4, 5), Abram atraviesa toda la tierra y entonces recibe la promesa:"A tu descendencia (simiente) daré esta tierra" (6, 7); después de los cual "..allí edificó un altar a Jehová e invocó el nombre de Jehová" (8, 9). En el resto de la narración se verán estos temas representados en una forma u otra: La tierra prometida será dada a la simiente prometida, la que llegará a ser una gran nación y por consiguiente una bendición a las naciones, aunque en ese momento los cananeos poseen la tierra y Sara es estéril, así Abram confía y adora a Dios que le ha prometido esto.  

    Así, la primera narración, que trata del fracaso de Abram en Egipto )12:10-20), tiene que ver con la protección de Dios a la simiente prometida. El primer ciclo de Lot (caps 13-14) se concentra en la gran nación y en la tierra prometida mientras entran en escena Sodoma y Gomorra, y se ve la considerable importancia de Abram en le tierra. Las narraciones de los capítulos 15-16 regresan a la simiente prometida de una mujer estéril, aunque el centro de interés de la narración del capítulo 17 se enfoca en todos los temas juntos. La siguiente narración se enfoca nuevamente en la simiente prometida  de una mujer estéril (18:1-15), que se retoma en la serie de tres narraciones en los capítulos 20 y 21 (Abimelec, el nacimiento de Isaac, la expulsión de Ismael). Estas narraciones cierran el segundo ciclo de Lot (18:16-19:38), que empiezan con la gran nación que será una bendición sobre las naciones (18:18). La destrucción de Sodoma y Gomorra y la concepción incestuosa de Moab y Amón están en contraste con la confianza de Abraham en Dios por la tierra prometida, un tema que se retoma en 21:22-34.

    Cuatro narraciones cruciales concluyen la historia familiar de Taré. La prueba de Abraham en cuanto a si estaría dispuesto a entregar su primogénito a Dios (caps 22). En esta crucial narración se debe notar lo siguiente: 1) renovación de las promesas (15-18), 2) obediencia de Abraham y la confianza implícita en Dios a través de toda circunstancia, y 3) provisión por parte de Dios de un sacrificio en lugar de Isaac.

    Tomadas juntas, tanto la muerte de Sara (cap. 23) como la de Abraham (25:7-11), completan el tema de la tierra prometida. Un pedazo de la futura tierra prometida es comprada de modo que sus cuerpos puedan descansar allí, en espera de que se cumpla lo prometido. Estas muertes incluyen la historia del matrimonio de Isaac, incluido en la serie de Abraham porque continúa el tema de la simiente prometida, como lo hace la introducción a la narración de la muerte de Abraham (25:1-6).

    Observe finalmente que las decisiones imprudentes hechas en momentos en que impera una fe vacilante no impiden los propósitos de Dios (las historias de faraón y Abimelec en los caps. 12 y 20, y Agar en el cap. 16), mientras que Abraham a su vez "creyó a Jehová, y le fue contado por justicia" (15:6, un texto que se vuelve especialmente importante en las cartas de Pablo). Por consiguiente, la respuesta regular a Dios es de adoración y obediencia (12:7, 8; 13:4, 18; 14:17-20; 22:1-19).  


25:12-18 

El relato de Ismael

    Está, la más breve de las historias del origen, confirma que Dios cumplió su promesa (16:10) de hacer de Ismael, y no solamente de Isaac, una gran nación de doce tribus. 


25:19-35:29 

El relato de Isaac

    La historia de Isaac es principalmente acerca de Jacob, que representa el linaje escogido. Fíjese en la manera en que las promesas hechas a Abraham son repetidas tanto a Isaac (26:3-5) como a Jacob (28:13-15). De nuevo, después de orar, la simiente prometida le nace a una mujer estéril (25:21-26). El desprecio de Esaú a su derecho de primogenitura (25:29-34) muestra su carácter (Heb 12:16); y por implicación, el de sus descendientes, los edomitas, enemigos perpetuos de Israel (ver el libro de Abdías). En el capítulo 26, Isaac repite el fracaso de Abraham (cap 12, 20), y, como antes, Dios interviene para proteger a la simiente prometida. En los capítulos 27-28, a pesar del engaño de Jacob a Esaú en cuanto a la bendición de su padre (y así viviendo de acuerdo con su nombre "el suplantador"), Dios renueva el pacto abrahámico en él (28:10-22). Este evento también marca el principio de un cambio en el carácter de Jacob, que se evidencia en los eventos que rodearon su reconciliación con Esaú (caps. 32-33, especialmente en el relato cuando su nombre es cambiado de Jacob a Israel).

    En los capítulos 29-31 empieza la expansión de la nación de Israel. La familia escogida ahora asciende a doce hijos, cuyos descendientes formarán las doce tribus. Éste es un concepto que se refleja luego en los distritos tribales en la tierra, en la elección que hizo Jesús de sus doce discípulos, y hasta en la arquitectura final de la nueva Jerusalén que desciende del cielo (Apoc 21:12, 14, 21). Desafortunadamente, los hijos de Jacob (cap 34) reflejan el carácter de cuando Jacob era más joven, un factor que juega un papel en los inicios (37:12-36) de la historia final de la familia en Génesis (cap 37-50).     


36:1-37:1 

El relato de Esaú

    El linaje de Esaú, los edomitas, llegaron a ser una nación conforme a lo prometido, además de ser otro de los vecinos que continuamente amenazaron al pueblo prometido y su seguridad en la tierra prometida. 


 37:2-50:26

El relato de Jacob 

    La historia final de la familia es principalmente acerca de José, a quien Dios usa para recatar a Israel (y a las naciones, y por consiguiente bendiciéndolas 12:2, 3) de la hambruna, de modo que la simiente prometida pueda ser preservada. Al leer esta historia se encontrará con que es una experiencia diferente a lo que ha pasado antes, puesto que es una sola narración cohesiva (la más grande de su clase en la Biblia), con solamente tres interrupciones (la historia de Judá en el cap- 38, la genealogía en 46:8-27, y la "bendición" de Jacob en cal cap. 49). Fíjese cómo empieza y termina en la misma nota: los hermanos inclinándose ante José (37:5-7; 50:18; 42:6) Note los diversos temas que mantienen unida la historia: Dios echa abajo la maldad de los hermanos contra José; él permite que José languidezca en prisión (que le sobrevino a José por su negativa a pecar), pero finalmente lo rescata y lo eleva mediante su capacidad divinamente concedida de interpretar los sueños (fíjese en la repetición de la frase "Jehová estuvo con José", 39:2, 3, 21, 23). Nuevamente, Dios obra mediante un hijo menor y despreciado. Note también al final (cap.48) que la bendición de Jacob de los dos hijos de José continúa el diseño de la elección por parte de Dios del menor (el menos favorecido).

    Finalmente querrá observar el papel que Judá juega en la narración . Aunque sus principios con cualquier cosa menos benéficos (cap. 38), Judá más tarde muestra un corazón arrepentido de su papel en la historia pasada (44:18-34). Con el tiempo él es bendecido como "el león", mediante cuyo linaje vendrá el rey David (49:8-12) y finalmente el mismo rey mesiánico: Cristo Jesús. 

    Aunque la narración termina en la muerte de José, quien es puesto en un ataúd en Egipto (50:26), esto también anticipa la siguiente parte de la narración, del libro de Éxodo, donde se hace mención especial al hecho de que los israelitas llevaron los huesos de José con ellos porque él les había dicho: "Ciertamente Dios os visitará" (Éxo 13:19).      


Génesis inicia la historia bíblica con Dios como Creador, los seres humanos como creados a su imagen, pero caidos, y la respuesta de Dios mediante la creación redentora de un pueblo escogido,  logrando todo esto a través de toda clase de circunstancias (buenas y malas), y a pesar de todas las faltas de parte de ellos.