Comentario 

Josué

Comentario de Josué

La Conquista de Canaán 

El Paso del Jordán

La Caída de Jericó

Victorias sobre los Cananeos

El sol se Detiene

Colonización de Canaán por las Tribus

Josué: El Hombre


    Era de la tribu de Efraín (Núm 13:8). La forma griega de su hombre era "Jesús." En cuanto llevó a su pueblo a la Tierra Prometida, puede haber sido prototipo de su gran Sucesor, Quien guía a los Suyos a la tierra prometida de la gloria eterna.

    Josué había sido ayudante personal de Moisés durante los 40 años en el desierto. Dirigió la lucha contra los amalecitas (Ex 17:9). Estuvo con Moisés en el Sinaí (Ex 24:13). Fue uno de los doce espías (Núm 13:8), 16). Josefo dice que era de 85 años cuando reemplazó a Moisés. Se cree que haya tardado unos 6 años en conquistar la tierra, y dedicó el resto de su vida a colonizar y a gobernar a las doce tribus. Dirigió a Israel unos 25 años y murió a los 110, y fue sepultado en Timnat-sera, en Efraín. Fue un gran guerrero; enviaba espías y disciplinaba sus fuerzas, pero también oraba y confiaba en Dios.   

NOTA ARQUEOLÓGICA

    El nombre de Josué. Las tablillas de Amarna, escritas por aquel tiempo y desde Palestina al Faraón de Egipto, dicen de la derrota del rey de Pella, "Pregunte a rey de Benjamín. Pregunte a Tadua. Pregunte a Josué.

Capítulo 1 El Libro

    Un gran capítulo. Israel tenía un Libro; solamente una fracción de lo que ahora tenemos en la Palabra de Dios, pero !qué importante! La admonición solemne de Dios a Josué, en vísperas de su gran tarea, fue de que cuidara mucho de seguir de cerca las palabras de aquel Libro. Josué obedeció, y Dios le premió con un éxito fenomenal. !Qué gran lección para los caudillos de la iglesia!.

Capítulo 2. Los Dos Espías y Rahab

    Rahab había oído de los milagros hechos a favor de Israel, y se había convencido de que el Dios de Israel era el Dios verdadero (10, 11). Y cuando se vio con los espías, resolvió, aun a costa de su vida, que su parte sería con Israel y su Dios.

    Quizás no haya sido tan mala como la palabra "ramera" ahora implica. Vivía entre un pueblo sin moralidad. Las sacerdotisas de la región eran prostitutas públicas. Su profesión era considerada por la gente entre la cual vivía, como honorable, y no vergonzosa tal y como lo es ahora entre nosotros.

    Más adelante Rahab se casó con un israelita llamado Salmón (Mat 1:5), convirtiéndose así en antecesora de Booz, de David, y de Cristo. Se le nombra entre los héroes de la fe (Heb 11:31). 

NOTA ARQUEOLÓGICA

    La Casa sobre el Muro (2:15). En Jericó se hacían casas sobre el muro.  

Capítulo 3. El Paso del Jordán

    Cuando el arca de Dios llegó a la orilla, las aguas del río se acumularon en Adán (v.16), 25 km. al norte, en tanto que río abajo, las aguas discurrieron sobre el lecho pedregoso, que quedó lo suficientemente escaso de agua como para poder cruzarlo a pie. Siendo la época de la inundación anual del Jordán, el milagro era mucho más notable. En Adán el Jordán fluye entre riberas de arcilla de 12 m. de alto , sujetas a derrumbes. En 1927 un terremoto hizo derrumbarse estas riberas de tal manera, que represaron el agua durante 21 horas. Dios puede haber usado algún medio semejante para "amontonar" las aguas y darle paso a Josué. De todas maneras era un milagro muy notable y llenó de espanto a los ya atemorizados cananeos (5:1).

    Mil cuatrocientos años después, Jesús fue bautizado en el Jordán en el mismo lugar donde cruzó Josué.

Capítulo 4. Las Piedras Memoriales

    Eran dos monumentos: uno donde el arca había estado a la orilla este del Jordán, y otro donde acamparon al lado oeste, en Gilgal (4:20), para que generaciones venideras no olvidaran el portentoso milagro. 

Capítulo 5. Celebración de la Pascua

    Por fin, ya dentro de la Tierra Prometida, el cuarto día después de haber cruzado el Jordán, su primer acto fue celebrar la Pascua (4:19; 5:10). Al día siguiente cesó el maná (5:12). Entonces Dios envió uno de los capitanes de Su ejército invisible, para animar a Josué para la tarea (5:13-15). 

Capítulo 6. La Caída de Jericó

    Jericó fue tomada con la ayuda directa de Dios, para infundir confianza a los israelitas en iniciar la conquista de pueblos más poderosos. Encabezados por el Arca y con toques de trompeta, rodearon la ciudad siete días , acompañados por las huestes invisibles de Dios (5:14) que esperaban la hora señalada; y al séptimo día, al toque de las trompetas y al clamor del pueblo, los muros cayeron.

    En una profecía sorprendente (26) se pronunció una maldición sobre cualquiera que intentara reedificar la ciudad. Para su cumplimiento, véase 1 Reyes 16:34.

    Jericó estaba a unos 10 km. del Jordán. Gilgal, cuartel general de Josué, estaba como a medio camino.   

    Los muros de Jericó abarcaban poco más de 3 hectáreas. Era una ciudad amurallada que servía de refugio a la numerosa población circundante. 

    Jericó del N.T. estaba casi a 2 km. al sur de las ruinas de la antigua Jericó, y el pueblo moderno queda a 2 km. al sureste. 

NOTAS ARQUEOLÓGICAS

    El Dr. John Garstang, director de la Escuela Británica de Arqueología en Jerusalén y del Departamento de Antigüedades del Gobierno de Palestina, excavó las ruinas de Jericó en 1929-36. Halló evidencias de que la ciudad había sido destruida alrededor de 1400 A.C., lo que coincide con los tiempos de Josué. Muchos de talles de sus descubrimientos confirman de manera notable el relato bíblico.   

        "El muro se derrumbó", v. 20. Halló el Dr. Garstang así fue. El muro era doble; uno exterior de 2 m. de espesor y otro interior de 4 m. con un espacio de 5 m. entre uno y otro; ambos de unos 9 m. de altura. Fueron construidos, no muy sólidos, sobre cimientos defectuosos y disparejos; de ladrillos de 10 cm. de espesor y de 30 a 60 cm. de largo, unidos con mezcla de barro. Unían ambos muros casa edificadas encima, como la de Rahab que "vivía en el muro". Halló Dr. Garstang que el muro exterior cayó hacia afuera y cuestas abajo , arrastrando consigo al muro interior y las casas; la capa de ladrillos va cuesta abajo y en disminución progresiva. Los cimientos de los muros del palacio, de 14 hileras de piedra, permanecen en su sitio, inclinados hacia afuera. El Dr. Garstang cree que hay indicios de que el muro fue derribado por un terremoto, método que Dios pudo haber usado tan fácilmente como cualquier otro.

    "Consumieron con fuego la ciudad" (v. 24). Eran muy marcadas las señales de la conflagración. Garstang encontró grandes capas de carbón y cenizas y restos de muros enrojecidos por el fuego. Sufrió más el muro externo. Las casas a lo largo del muro fueron quemadas hasta el suelo. En general, el estrado estaba cubierto de una capa de ladrillo caído y enrojecido.

    "Guardáos vosotros del anatema" (v.18). Debajo de las cenizas y los muros caídos Garstang halló , en las ruinas de almacenes, abundancia de alimentos: trigo, cebada, lentejas y otros, carbonizados por el intenso calor, sin haber sido tocados no comidos; evidencia de que los conquistadores se abstuvieron de apropiarse de los alimentos, tal como le fue mandado.     

Capítulos 7, 8. Caída de Hai y Betel

    En Hai Israel tuvo primeramente un revés desastroso, debido al pecado de Acán. Esto, después del paso milagroso del Jordán y la caída milagrosa de Jericó, fue una sacudida tremenda para Israel. Era una lección disciplinaria. Dios estaba con ellos. pero quería hacerles comprender que esperaba la obediencia de su parte.  

NOTA ARQUEOLÓGICA

    Betel. Las palabras de 8:9, 12 y 17 dan a entender que fue una batalla conjunta que abarca tanto Betel como Hai, y que ambas ciudades fueron destruidas. Distan solamente de 2 km. la una de la otra. Albright cree que ambas estaban incluidas bajo el nombre de Hai.

    El túmulo de Betel (Beitan) fue excavado por la expedición conmemorativa Kyle bajo  auspicios de la Escuela Norteamericana de Jerusalén y del Seminario Teológico Xenia de Pittsburgh, en 1934 bajo la dirección de W.F. Albright. Se halló que había sido destruida, en una época que coincide con la invasión de Josué, por "una conflagración tremenda" de "violencia poco común". Había una masa sólida  de 1.50 m. de espesor, de "ladrillos caídos y quemados al rojo, tierra negra y llena de cenizas, y escombros carbonizados y astillados". Dijo Albright que en ninguna parte de Palestina había visto huellas de un incendio tan destructivo. 

Capítulo 8:30-35. Recitación de la Ley en el Monte Ebal

    Moisés había mandado que esto se hiciera (véase Deuteronomio 27). Siquem, en el centro de la tierra, en medio de los montes Ebal y Gerizim, estaba en un valle de notable belleza, inigualado por su importancia estratégica. Aquí Abraham había levantado, 600 años antes,  su primer altar en aquella tierra. Aquí José, en una ceremonia solemne, leyó el libro de la Ley al pueblo. 

Capítulos 9, 10. La Batalla en que se Detuvo el Sol

    Gabaón, a unos 16 km. al noroeste de Jerusalén, era una de las ciudades principales del país (10:2). Atemorizados por la caída de Jericó y Hai, los gabaonitas se apresuraron a someterse en servidumbre a Israel. Esto enfureció a los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jerimot, Laquis y Eglón, y marcharon contra Gabaón. Entonces Josué acudió en socorro de Gabaón. Esto condujo a la célebre batalla de Gabaón, 

Bet-oron y más al oeste, en la cual el sol se detuvo durante casi un día entero. Cómo se detuvo,  no lo sabemos. Algunos han calculado que el calendario perdió un día, como por aquel tiempo. De todas maneras, en una forma o en otra la luz del día fue milagrosamente prolongada, para que la victoria de Josué fuese completada. 

NOTA ARQUEOLÓGICA

    Laquis, Debir. Estas dos ciudades se citan entre las destruidas (10:32, 39).

Capítulo. 11. Derrota de los reyes del norte.

    En la batalla de Bet-oron, en que se detuvo el sol, Josué había roto el poder de los reyes del sur. Ahora su victoria sobre los reyes del norte, en Merom, le dio el control de todo el país.

    Hicieron la obra, en su mayor parte, tres grandes milagros; la división del Jordán, la caída de Jericó, y la detención del Sol. Dios lo hizo todo. 

NOTA ARQUEOLÓGICA

    Hazor. Josué "quemó Hazor con fuego" (11:11). Garstang halló las cenizas de este incendio, y alfarería indicativa de que sucedió cerca de 1400 A.C.

    Hay además una de las tablillas de Amarna, escrita a Faraón en 1380 A.C. por el nuncio egipcio en el norte de Palestina, que dice: "Recuerde mi Señor el rey lo que Hazor y su rey ya han tenido que soportar". 

    Testifican pues la conquista de Palestina por Josué grandes capas de cenizas, con indicios de ser de aquella época, en Jericó, Betel, Laquis, Debir y Hazor, en confirmación exacta de las palabras bíblicas.  

Capítulo 12. Lista de los reyes vencidos

    Se nombran 31. En términos generales, se había conquistado el país entero (10:40; 11:23; 21:43). Sin embargo, quedaban grupos pequeños cananeos (13:2-7; 15:63; 23:4; Jueces 1:2, 21, 27, 29, 30, 31, 33 y 35). Después de la muerte de Josué, éstos dieron qué hacer a Israel. Además, quedaban sin conquistar las regiones filisteas, sidonia y libanense. 

Capítulos 13-22.  Repartición del Territorio

    El mapa anterior muestra la ubicación aproximada de las naciones cananeas, y la distribución de las doce tribus de Israel.  Había 6 ciudades de refugio (cap 20, y Dt 19), y 48 ciudades para los levitas, incluso las de refugio y 13 para los sacerdotes (21:19, 14). El altar junto al Jordán, mal entendido al principio por las tribus del oeste, se hizo como símbolo de la unidad nacional a pesar del río que dividía la nación. 

Capítulos 23, 24. Discurso de Despedida de Josué

    Josué había recibido de Moisés la Ley escrita de Dios, 1:8. Ahora añade a ella su propio libro, 24:26. Josué hizo buen uso de "libros", así como lo había hecho Moisés (véase bajo Dt 31). Había hecho reconocer el país con un "libro" (18:9). Leyó al pueblo del "libro" de Moisés (8:34). En el Monte Ebal "escribió en piedras" una copia de la ley (8:32). Tuvo algo que ver con el "libro de Jaser" (10:13), probablemente una colección de cánticos sagrados.

    El énfasis principal del discurso de despedida de Josué fue contra la idolatría. La idolatría cananea era mezcla estética de religión y de libre indulgencia de los deseos carnales tal que solamente una persona de fuerza excepcional de carácter podía resistir sus halagos.    

Los Cananeos

    "Cananeos" era un término general aplicable a todos los habitantes del país. En un sentido más limitado, se aplicaba a los que vivían en la llanura de Esdraelón y sus vecindades. "Amorreos" era otro término que a veces se aplicaba a todos los habitantes, pero más específicamente a una tribu que vivía al oeste del Mar Muerto y que había conquistado el territorio al este del Jordán, desplazando a los amonitas. "Ferezeos" y "jebuseos" ocupaban las montañas del sur. "Heveos" y "heteos", grupos dispersos desde el poderoso reino del norte con su capital en Carquemis,  ocupaban la región del Líbano. Se cree que los "gergeseos" vivían al este del mar de Galilea, aunque no se sabe nada definitivo de ellos. Las fronteras de todos estos pueblos eran movedizas, y en diferentes épocas ocupaban diferentes lugares. 

Religión de los Cananeos

    Baal era su dios principal, y su esposa Astoret la principal diosa. Esta era la personificación del principio reproductivo de la naturaleza. Ishtar era su nombre babilónico; Astarte su nombre griego y romano. Baalim, plural de Baal, eran imágenes de éste, y Astarot el plural de Astoret. El símbolo de Asera (Valera ant., "bosque") era una vara sagrada, trono de árbol o como de piedra que representaba a la diosa. Los templos de Baal y de Astoret generalmente se hallaban juntos. Las sacerdotisas eran prostitutas sagradas; y los sodomitas, prostitutos de los templos. La adoración de Baal, Astoret y otros dioses cananeos consistía en las orgías más extravagantes; sus templos eran centros de vicio.     

NOTA ARQUEOLÓGICA 

    El mandamiento expreso de Dios a Israel era que destruyera o desterrara a los cananeos (Dt 7:2, 3). Josué se dio a la tarea con todas sus fuerzas, ayudándole Dios mismo con grandes milagros. En realidad, fue Dios quien lo hizo.  

    En las excavaciones en Gezer en 1904-09, Macalister, del Fondo para la Exploración de Palestina, halló en el estrato cananeo de  1500 A.C.  anterior a la ocupación israelita, las ruinas de un "lugar alto" que había sido un templo en donde se adoraba al dios Baal y a la diosa Astoret (Astarte). 

    Era un recinto de 45 m. por 36 m., rodeado de un muro pero son techar, en donde los moradores celebraban sus festejos religiosos. Dentro de los muros había 10 columnas toscas de piedra, de 1.50 m. hasta 3.30 m. de alto, delante de las cuales se ofrendaban los sacrificios. 

    Debajo de los escombros de este "lugar alto", Macalister halló gran cantidad de urnas que contenían los restos de niños que habían sido sacrificados a Baal. Todo el recinto entero resultó ser un cementerio de niños recién nacidos. 

    Otras costumbres horrendas era la de los "sacrificios de los cimientos". Cuando había que construir una casa, se sacrificaba a un niño, cuyo cuerpo era sepultado entre las paredes, para traer buena suerte al resto de la familia. Muchos de estos se hallaron en Gezer. También han sido encontrados en Meguido, Jericó y otros lugares. 

    Debajo de los escombros de este "lugar alto" Macalister también encontró cantidades de imágenes y placas de Astoret, con los órganos sexuales toscamente exagerados para excitar los sentimientos sensuales. 

    

    Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos inmorales en presencia de sus dioses, y luego asesinaban a sus hijos primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses.

    Parece que en gran parte, la tierra de Canaán había llegado a ser una especie de Sodoma y Gomorra en escala nacional. 

    ¿Nos preguntamos todavía por qué Dios mandó a Israel que exterminará a los cananeos? ¿Tenía derecho a seguir viviendo una civilización de semejante inmundicia y brutalidad? Es uno de los ejemplos de la historia, de la ira de Dios contra la maldad de las naciones. Los arqueólogos que cavan en las ruinas de las ciudades cananeas se preguntan por qué Dios no los destruyó mucho antes. 

    

    El propósito de Dios al ordenar el exterminio de los cananeos, además de ser un juicio sobre éstos, era mantener a Israel libre de la idolatría y de sus prácticas vergonzosas. Dios estaba fundando la nación israelita con un solo gran propósito; el de preparar el camino para la venida de Cristo, estableciendo en el mundo la idea de que hay un sólo, vivo y verdadero Dios. Si Israel caía en idolatría, dejaría de tener razón de existir como nación. Por vía de precaución era necesario borrar del país los últimos vestigios del culto idólatra. En esto, Josué dio a la nación un buen comienzo. Si Israel hubiera seguido por el mismo camino, !cuán distinta hubiera sido su historia!       

    

  (Compendio Manual de la Biblia. Halley p.148)