Arqueología
Ester
Arqueología de Ester
PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS
Ester 1. “Antigua historia persa a través de Darío”
Persia (la moderna Irán) se avala por primera vez en documentos asirios del siglo IX a.C. El imperio persa alcanzó su cumbre bajo el gobierno de los reyes aqueménides de los siglos VI-V a.C. Los acontecimientos de los posteriores libros de la Biblia hebrea (Esdras, Nehemías, Ester, Hageo, Zacarías y Malaquías) ocurrieron contra el trasfondo de la dominación persa.
Prácticamente, no sabemos nada de los primeros persas, excepto que ellos, junto con los medos, eran indoeuropeos quienes entraron a la Mesopotamia oriental desde el norte, alrededor de 1000 a.C. Durante el siglo VII, los medos se convirtieron en una fuerza unificada que gobernaba sobre los persas. Finalmente, en 612 a.C., en alianza con los caldeos,' los medos capturaron a Nínive y llevaron el imperio asirio a su fin.° Los persas, finalmente llegaron a ser la parte dominante de la alianza con los medos, con el ascenso de un rey llamado Ciro el Grande (reinó 559-530 a.C.).
Ciro empezó a extender el dominio persa. Al moverse en dirección oeste, derrotó a Creso, rey de Sardis, en Asia Menor. Sin embargo, su campaña más importante fue contra el rey babilonio Nabónido. Él guió al ejército babilonio a Opis, y Babilonia cayó de forma pacífica el 12 de octubre, 539 a.C. (Historia de Heródoto, 1189-91).' Luego de asegurar su imperio, Ciro buscó la manera de establecerse a sí mismo como un gobernante benévolo. Protegió de saqueos a los templos existentes y reconstruyó otros. Como parte de esta política, emitió un decreto en 539 a.C. que autorizaba el retorno de los judíos exiliados y la reconstrucción del templo de Jerusalén (2Cr 36:22-23; Esd 1:1-4; Is 44:28).8 Ciro murió durante una campaña militar en Asia Central y lo sucedió por su hijo Cambises (530-522 a.C.)
Cambises conquistó territorios tan lejanos como Egipto, pero murió sin un heredero en 522 a.C. Fue sucedido por Darío I Histaspes (522-4-86 a.C.; Esd 4:24; Hag 1:1; Zac 1:1). De acuerdo al relato del oficial de Darío (registrado en una inscripción en la pared rocosa de un acantilado en Behistún), un sacerdote llamado Gaumata, haciéndose pasar por Bardija, hermano de Cambises, tomó el poder mientras éste estaba en Egipto. Cambises murió en su camino de regreso a Persia; sin embargo, Darío tomó control de una parte de sus fuerzas ar-madas que regresaban y continuó hacia Persia. Con la ayuda de otros seis hombres de cierto rango, él asesinó a Gaumata. Los seis hombres proclamaron a Darío como nuevo rey. Aunque no estaba en la línea para heredar el trono, pues él era de otra familia aqueménides.
Los historiadores discuten la credibilidad del relato de Darío en cuanto a su ascenso al poder. Algunos dicen que él mismo era un usurpador quien asesinó al verdadero heredero. Otros consideran convincente su historia. Darío demostró ser un hábil gobernante y un administrador capaz. Estableció un nuevo sistema legal, introdujo la acuñación y construyó palacios imperiales en Susa, Persépolis y Babilonia." Al principio de su reinado, él sofocó rebeliones a lo largo del imperio, a la vez que extendía sus fronteras en dirección este, hacia el río Indo y por el oeste hasta el Mar Egeo. Darío organizó este vasto reino en 20 distritos administrativos o satrapías, lo que permitía a los pueblos locales disfrutar un nivel de autonomía.
Judea era parte de la satrapía llamada «Más allá del río» (véase Esd 4:10; Neh 2:7). Según Esdras 6, Darío reconfirmó un decreto de Ciro que permitía a los judíos reconstruir su templo en Jerusalén y hasta sufragó los gastos. Sin embargo, no debemos suponer que Darío era devoto al Dios de Israel. Él consideraba a la religión como una herramienta política para ganar apoyo de pueblos súbditos.
Darío se excedió en sus cálculos cuando invadió Grecia. Las ciudades-estado griegas en la costa oeste de Asia Menor (Turquía) estaban bajo control persa, no obstante, con el apoyo de la ciudad de Atenas, ellos resistieron la autoridad persa. Darío decidió que él tenía que someter el territorio continental de Grecia y procedió a invadir con un ejército enorme en 490 a.C• Las fuerzas armadas fueron dirigidas a la batalla de Maratón. Darío murió en 486 a.C. y fue sucedido por su hijo Jerjes (reinó 485-465 a.C.).
PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS
Ester 1. “Antigua historia persa de Jerjes en adelante”
Jerjes, llamado Asuero en algunas traducciones, es el rey persa alrededor del cual gira el libro de Ester. Después de tomar el trono, él primero tuvo que lidiar con rebeliones en Egipto y Babilonia, pero pronto volvió su atención hacia Grecia. Al planear una nueva invasión, juntó tal vez el mayor ejército de la historia antigua y, con los recursos provistos por sus ciudades-estado en el Mediterráneo, formó también una temible marina de guerra. Él inició la invasión con la intención de aplastar a los griegos mediante fuerza absoluta.
La campaña resultó un desastre. Los persas lograron acabar con un pequeño contingente de defensores espartanos en el paso de Temí-pilas, aunque a costa de muchas muertes y de dejara los griegos con un legado de héroes caídos alrededor de quienes ellos podrían reunirse.
Jerjes procedió a tomar la mayor parte del territorio de Grecia, pero su flotilla fue destruida por una flotilla griega más pequeña en la bahía de Salamina, cerca de Atenas, en 480 a.C. Las fuerzas armadas persas fueron sacadas de Grecia luego de su derrota categórica en Platea en 479 a.C.
El relato de Ester abarca mucho del reinado de Jerjes. Aunque los detalles del relato de Ester no están confirmados por fuentes externas, el relato bíblico concuerda bien con la cronología del tiempo de Jerjes en el poder, y muchos detalles del libro sugieren que el autor estaba completamente familiarizado con la vida en la corte persa.
Jerjes fue sucedido por su hijo, Artajerjes I (reinó 464-424 a.C.). La guerra con Grecia no había terminado; fue simplemente cambiada del territorio continental de Grecia hacia el Mediterráneo oriental. Poco después de tomar el trono, Artajerjes fue enfrentado con una importante rebelión en Egipto; los atenienses dieron apoyo militar a la causa egipcia. La guerra fue despiadada y prolongada, duró desde 460 hasta 450 a.C., sin embargo, los persas finalmente lograron acabar con la rebelión y expulsar a los griegos. Exhaustas, los griegos y persas, llegaron a un acuerdo de paz (!a Paz de Canas). Fue durante el reinado de Artajerjes que Esdras y Nehemías hicieron su trabajo en Jerusalén, con la llegada de Esdras durante el sétimo año del reinado de Artajerjes I y Nehemías en el vigésimo año.
En los años siguientes, la sucesión dinástica frecuentemente involucraba conflictos entre los aspirantes rivales al trono de Persia. Darío II gobernó desde 423 hasta 404 y pasó mucho de su tiempo sofocando revueltas. Él fue seguido por Artajerjes II (reinó 404-358), quien comenzó su reinado con una guerra civil entre él mismo y Ciro el Joven. Cuando este Ciro fue asesinado en la batalla de Cunaxa (401 a.C.), los 10.000 mercenarios griegos a quienes Ciro había contratado tuvieron que pelear en su regreso a casa a través del territorio persa. (Este relato es contado de nuevo en la famosa Anabasis del antiguo historiador griego Xenofón).
Artajerjes II fue sucedido por Artajerjes Ill (reinó 358-338), quien retuvo el trono mediante masacres y campañas de terror. En respuesta a las revueltas en las provincias del oeste, él destruyó la ciudad fenicia' de Sidón e hizo una guerra cruel en Egipto. Él mismo fue asesinado y reemplazado por Darío III, que tuvo la desdicha de tener que defender su imperio contra un ejército griego dirigido por el general más ca-paz de la historia antigua: Alejandro Magno, también llamado el Grande. En batallas sucesivas Alejandro derrotó los ejércitos persas y llevó el imperio persa a su fin.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
Ester 2. “Consejeros y concubinas: vida en un palacio real antiguo”
Reconstruir la naturaleza de la vida en palacio en el mundo antiguo está lleno de dificultades, puesto que lo que es verdad para un lugar y tiempo puede no serlo para otro. No todas las cortes antiguas, por ejemplo, siguieron las mismas leyes. No obstante, es posible juntar algunas tendencias generales acerca de la vida de palacio en el antiguo Cercano Oriente desde varios ejemplos del mundo bíblico.
Consejeros y altos oficiales
Como asesores para el rey, los consejeros y cortesanos fueron tenidos en alta estima. Su consejo influenciaba al rey y a la corte en muchos asuntos; esta influencia podría ser para mal (2Cr 22:3ss.) o para bien (p.ej. Baruc utilizó su influencia para leer las profecías de Jeremías no solo al pueblo, sino también a sus compañeros oficiales; Jer 36:5ss.). Se esperaba que los altos oficiales fueran «sabios», no obstante, en el antiguo Cercano Oriente la sabiduría incluía no solo educación o buen juicio, sino también una habilidad para leer presagios y practicar la adivinación (como fue el caso en los ejemplos de la habilidad de José y Daniel para interpretar sueños o resolver acertijos).
La obligación fundamental de los consejeros reales era dar consejos al rey que lo capacitarán para mantener su poder y prestigio. De este modo, un consejero sabio podía determinar el éxito o fracaso del rey, y el prestigio del consejero (¡y algunas veces su vida!) dependía de si el rey consideraba que el consejo era acertado o no (véase 25 15:32-17:14). Los oficiales del rey Jerjes le aconsejaron a él que removiera a Vasti de su posición como reina y la reemplazará con otra reina, no fuese el caso de que otras mujeres escucharan de sus acciones y trataran a sus esposos con desprecio y el rey mismo se convirtiera en objeto de desdén (Est 1:13ss.).
Esposas reales y concubinas
El rey mantenía habitaciones separadas para las mujeres; en Mari, la reina también estaba alojada por separado de las concubinas y otras mujeres. Los conceptos de «harén» y «concubinas» tienen connotaciones despectivas en los tiempos modernos, pero este no fue el caso en el antiguo Cercano Oriente. «Harén» simplemente se refería al palacio de las mujeres (incluyendo concubinas y esclavas) o al área donde ellas vivían. Las mujeres de la realeza persa no solo podían asistir a banquetes (2:10-11) si-no también acompañar al rey en cacerías e incluso en campañas militares.
En el período persa, las concubinas incluían extranjeras: hijas de otros reyes con quienes se hubiera hecho alianzas. El hecho de que ellas tenían sus propios sirvientes indica que no eran de una posición social baja, aunque dentro de la familia real solo poseían los derechos de esposas secundarias. En algunos contextos, el acceso al palacio de las concubinas era comparado con el derecho al reinado (cf. 2S 3:7; 16:21- 22; 1R 2:22ss.), por lo tanto el harén era protegido por un eunuco u otro oficial. Aunque el acceso de las concubinas al rey era limitado (Est 2:14; 4:11), no era una función debido a su estatus; nadie sin importar su posición, podía acercarse a un rey persa sin haber sido convocado (4:11). Los oficiales, sin embargo, no podían reunirse a solas con mujeres de la realeza (p.ej., Mardoqueo le envió a Ester un mensaje acerca del complot de Amán por medio del eunuco Hatac; 4:5-9). En la corte asiria la pena para un cortesano que intentará reunirse a solas con una mujer de la realeza, era la muerte. Las mujeres de la realeza podían utilizar su influencia para interceder con el rey, especialmente en nombre de o para beneficio de los miembros de la familia. De esta manera, Ester fue capaz de revelar un complot contra el rey que fue descubierto por Mardoqueo (2:21-23), así como interceder en nombre de su pueblo cuando Amán trató de aniquilarlos (7:1ss.). Las reinas, además de supervisar los asuntos domésticos y el harén, también eran propietarias y administraban tierras, y supervisaban los detalles del trabajo.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Ester 3. “Mardoqueo y Marduk”
El libro de Ester es único dentro del Antiguo Testamento en muchos aspectos. No contiene ninguna mención explícita de Dios en su relato; el personaje principal es una mujer y la escena se desarrolla dentro de las cortes reales de Persia. Como sucede con otros relatos bíblicos, los arqueólogos con frecuencia han tratado de resolver la autenticidad histórica del relato y de sus personajes principales. En particular, la figura de Mardoqueo ha sido cuestionada: ¿Es verosímil que un hombre judío pudiera haber logrado una posición tan prominente dentro del gobierno persa? El nombre Mardoqueo representa un r nombre personal auténtico de este periodo, aparece en documentos arameos como Mrdk y en tablillas cuneiformes como Mar-du-uk-ka o Mar-duk-ka.
La autenticidad histórica de Mardoqueo recibe posible confirmación de un texto cuneiforme que data de los últimos años de Darío 12 o los primeros años del reinado de Jerjes I. Las tablillas mencionan a cierto oficial de gobierno o escriba llamado Marduk en el contexto de una lista de pagos hechos a oficiales persas y sus criados. La tablilla fue antes parte de una colección que pertenecía a un hombre inglés llamado lord Amherst of Hackney. Luego de su muerte, la colección fue vendida al Museo Vorderasiatische, en Berlín. El alemán Arthur Ungnad, estudioso de la civilización asiria fue el primero en observar la referencia a Marduk y sugirió una posible conexión con el Mardoqueo bíblico en un corto artículo publicado en 1941. Más tarde, el texto completo de la tablilla fue publicado en 1960.
Al menos este texto confirma la existencia de un oficial de la realeza persa llamado Marduk/Mardoqueo. Esto concuerda en principio con la descripción bíblica de Mardoqueo, que es representado como un oficial de la realeza «sentado a la puerta del rey» (Est 2:19; 5:13; 6:10)3 y más tarde investido con una amplia autoridad administrativa (8:2). No obstante, la naturaleza fragmentaria de la evidencia y el uso común de este nombre, hacen de la identificación de Marduk con el Mardoqueo bíblico, un asunto de conjetura.'
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
Ester 4. “La puerta del Rey”
Susa, la ciudad del palacio de verano de los gobernantes persas, es el escenario para Ester. La investigación arqueológica llevada a cabo durante la década de los 70 por un equipo francés ha desenterrado algunos sitios mencionados en el libro» Un hallazgo particularmente interesante es la casa del guarda mencionado en Ester 2:19-21; 3:2-3; 4:2 y en otras partes. Esta casa del guarda, ubicada aproximadamente a 80 m al este del palacio, era una imponente estructura. Medía alrededor de 40 m de ancho y tenía una habitación central que era aproximadamente 21 m cuadrados. Columnas imponentes flanqueaban la estructura. Una inscripción trilingüe del mismo Jerjes, celebra la construcción de la casa del guarda por su predecesor, Darío, y honra al dios persa Ahura Mazda. Una estatua monumental de Darío también estuvo una vez en el extremo oeste de la puerta. El historiador Heródoto habló de suplicantes quienes gemían delante de la puerta del rey persa (Historia, 3.117), y puede haber sido que la orden mencionada en 4:2, que nadie podía entrar por la puerta usando ropa de luto, fue con la intención de establecer que los suplicantes podían llegar hasta esta puerta, pero no más allá de ella.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Ester 5. “¿Es Ester una ficción religiosa?
El libro de Ester es visto hoy por la mayoría de los eruditos como un libro no histórico. Además, el relato mismo es contado sinceramente, y no existe nada en él que sugiera que es ficticio. Los milagros u otros hechos «imposibles» están ausentes por completo. Sin embargo, críticos eruditos están preocupados por aparentes exageraciones o por inexactitudes sospechosas:
La duración de 180 días de fiesta (1:1-4) parece excesiva.
Los seis meses de perfumarse con aceite y los adicionales seis meses de embellecimiento con especias (2:12) parecen extravagante.
El libro reclama que habían 127 provincias persas (1:1), mientras que el historiador Heródoto habla solo de 20.
La idea de que un decreto persa es irrevocable (1:19; 8:9) es considerado como dudosa, sin embargo véase Daniel 6.
La planificación de una masacre judía con un año de anticipación (Est 3:8-15) le parece a los eruditos poco probable.
Parece muy coincidente el hecho de que Amán resultara ser un descendiente de Agag, el amalecita, el enemigo de Israel por quien Saúl perdió su corona (3:1; véase 1S 15).
Todo lo contrario del relato bíblico, Heródoto identificaba a Amestris como la reina de Jerjes y no a Vasti.
Aunque el nombre Mardoqueo y el hijo de Amán, Parsandata (Est 9:7) son avalados en otros lugares durante el periodo persa, jerjes es la única figura indiscutible del libro.
La información arqueológica del período persa no ha confirmado específicamente la autenticidad histórica del relato.
Por consiguiente, Ester por lo general se lee corno una sátira dirigida a las necesidades de los judíos fuera de la Tierra Santa. A pesar de que estos desafíos, si bien no insignificantes, no son de • hecho tan insoportables como pudieran parecer de primera entrada:
Las aparentes exageraciones pueden ser el resultado de la técnica de narración. El banquete de 180 días de duración bien pudo haber sido principalmente una reunión de líderes para planificar la invasión griega.' De manera similar, los períodos de seis meses de preparación para las mujeres muy probablemente se dedicaban al entrenamiento en decoro y protocolo en las cor-tes. El autor aparentemente deseaba resaltar el esplendor de la corte persa, pero esto no quiere decir que los hechos fueran inventados.
La discrepancia en la cantidad de provincias en el imperio está basada en la idea de que la satrapeia griega (Heródoto) y la medinah hebrea (en Ester) significan la misma cosa, sin embargo esto no ha sido establecido. La mayor cantidad en Ester podría referirse a subdivisiones más pequeñas.
La idea de que un decreto real era irrevocable no está documentada fuera de la Biblia, pero esto es probablemente mejor comprendido como un asunto de etiqueta o tradición real, no como una ley formal.
En cuanto al periodo de tiempo que se necesitaba para planear un pogromo, dos hechos sobresalen. Primero, semejante asunto requeriría tiempo y planificación, dado el tamaño y la estructura del imperio. Segundo, es completamente creíble que un hombre del mundo antiguo echará suertes para determinar un día favorable para seguir adelante con semejante plan.
El texto no dice que Amán era descendiente del Agag de 1 Samuel 15. El significado de «agagueo» en Ester es en realidad desconocido.
Es posible que la reina llamada Amestris según Heródoto, era de hecho Ester, puesto que los dos nombres parecen estar lingüísticamente relacionados (otros sugieren que Amestris es comparable con Vasti).
Existen importantes similitudes entre las declaraciones del libro sobre la Persia del siglo V y lo que se conoce sobre ese país y su sociedad a partir de la arqueología. Con sus referencias al vocabulario persa y a sus costumbres, así como también en su concientización de que el rey tenía siete consejeros (Est 1:14), que comían mientras estaban recostados sobre divanes (7:8) y que los caballos reales podían usar coronas (6:8), demuestra que el autor tenía un conocimiento más que casual de la vida persa durante este periodo.
Es poco frecuente para la arqueología proveer evidencia directa para un acontecimiento histórico. Con más frecuencia, reconstruir la antigua historia es un asunto de combinar los relatos hallados en textos, con los artefactos descubiertos en la arqueología, aunque dicho trabajo siempre requiere de cierta cantidad de confianza en la veracidad de los textos. Si cada narración del mundo antiguo tuviese que ser específicamente confirmada por la arqueología, no tendríamos historia antigua del todo.
El libro de Ester hace fuertes reclamos implícitos de ser histórico. Es precisamente como historia que Ester es más importante; pues marca el inicio de una larga y triste saga de pogromos y holocaustos contra los judíos.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Ester 7.”Jerjes, Vasti y Ester”
Jerjes I, que gobernó el imperio persa desde 486 hasta 465 a.C., es más conocido por su fallida invasión a Grecia. El palacio de Jerjes en Susa ha sido excavado y algunos registros administrativos de su reinado se han recuperado. El historiador Heródoto (aprox. 484-425 a.C.), en su historia de la guerra entre los griegos y los persas, provee una gran cantidad de información acerca de Jerjes. Sin embargo, en tanto que el registro de Heródoto acerca de los hechos importantes de la guerra es fundamentalmente fidedigno, sus anécdotas sobre la vida en las cortes persas son descartadas hoy por muchos historiadores al considerarlas poco más que chisme (Heródoto, un griego, según ellos afirman quería presentar a Jerjes como un mujeriego). La otra fuente importante de información acerca de Jerjes que tenemos, es precisamente la Biblia.
Esdras registró que al comienzo del reinado de Jerjes, los enemigos de los judíos «enviaron una carta en la cual acusaban a los habitantes de Judá y de Jerusalén» (Esd 4:6). Egipto se rebeló en 486 a.C., y el alegato pudo haber sido que los judíos estaban planeando hacer lo mismo. De esta manera, el libro de Esdras fue escrito contra la situación en general de un imperio persa que era probable que estuviera alarmado por las acusaciones difamantes de sedición.
Luego de contener la rebelión egipcia en 485 a.C., Jerjes invadió Grecia en 481-480 a.C. El banquete durante 180 días que Jerjes ofreció durante su tercer año de reinado (483 a.C.; Est 1:3), puede haber sido una larga serie de sesiones de planificación para la campaña griega.
El banquete para un grupo selecto fue seguido por una versión corta de siete días para todos los residentes de Susa (1:5-9). Durante este banquete, Vasti avergonzó al rey al desobedecer su orden (1:10-22). Jerjes no tomó acción para reemplazar a Vasti hasta su sexto año de reinado (480 a.C.; 2:1-4), probablemente porque él estuvo fuera durante tres años sofocando una rebelión en Babilonia (482 a.C.)3 y dirigiendo la infructuosa invasión de Grecia (481-480 a.C.).
Ester fue elegida como una posible candidata para reina y, luego de un año de preparación (2:12) fue escogida como la nueva reina durante el sétimo año del reinado de Jerjes (479 a.C.; v. 16). Catorce años más tarde, Jerjes fue asesinado en una intriga de palacio.
Heródoto especificó que la reina de Jerjes se llamaba Amestris, y algunos eruditos han comparado a Amestris con Vasti y otros con Ester. Sin embargo, como se dijo antes, la información de Heródoto acerca de la vida en las cortes persas no debe utilizarse como una base para evaluar el libro de Ester.
NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS
Ester 8. “Anillos de sellar”
Los anillos de sellar eran un tipo de sello que se usaba ya fuera como anillo o en un cordón alrededor del cuello y se utilizaban para dejar una impresión en arcilla o cera. Esta impresión funcionaba ya sea como firma para autorizar o autentificar un documento o para indicar que algo había sido cerrado con sello por el dueño del anillo.' Aunque el uso de los anillos de sellar es avalado desde tiempos antiguos (Gn 41:42), en el antiguo Cercano Oriente los sellos de cilindro' y los escarabajos (escarabajos de piedra utilizados como talismanes, adornos o símbolos de resurrección) también eran muy comunes.
Los sellos en los anillos se volvieron muy populares a partir del siglo V a.C. en adelante y la mayoría de los ejemplos bíblicos vienen del preexilio tardío (Jer 22:24) o del período persa. El rey Darío usó su anillo de sellar para sellar la piedra sobre la boca del foso de los leones (Dn 6:17),' y los gobernadores entregaron anillos de sellar a los individuos como señal de cargos altos y que les permitía llevar a cabo negocios oficiales. El rey Jerjes fue el primero en presentar su anillo de sellar a Amán, autorizándolo a disponer de los judíos (Est 3:10ss.). Más tarde, Jerjes reclamó el anillo y en su lugar se lo otorgó a Mardoqueo, que emitió un decreto que permitía a los judíos defenderse a sí mismos contra cualquier agresor 18:2,81.' En Hageo 2:23, Dios escogió a Zorobabel como su representante, comparándolo a él con el propio anillo de sellar de Dios, como si el nombre de Dios estuviese estampado sobre su representante como confirmación de su cargo.
PUEBLOS, TERRITORIOS Y GOBERNANTES ANTIGUOS
Ester 9. “Susa”
Susa (la moderna Shush, Irán) estuvo habitada desde el cuarto milenio a.C. hasta el siglo XIII d.C. Al principio, la ciudad se convirtió en un centro religioso, con templos a inshushinak («señor de Susa») y otras deidades. Durante el tercer milenio a.C. Susa, junto con otra ciudad llamada Anshan, fue un centro de la civilización elamita Finalmente ésta llegó a tener una enorme y próspera población. A lo largo del segundo y principios del primer milenio a.C., la ciudad en ocasiones fue una capital independiente elamita y en otras estaba controlada por fuerzas extranjeras, como las babilonias y asirias. También se convirtió en un importante centro comercial, con contactos en India, Egipto, Arabia y Grecia.
Susa alcanzó su máximo poder durante los siglos XIII y XII a.C. Uno de sus reyes, Shutruk-Nahhunte, conquistó Babilonia y trajo botines fabulosos a Susa, incluyendo el Código de Hammurabi (el cual fue descubierto en el acrópolis de Susa en 1900). En 646 a.C., la ciudad fue destruida por los asirios bajo el mando de Asurbanipal. Susa fue reconstruida poco después, pero una vez más fue conquistada por Ciro de Persia en 539 a.C.
Darío I (522-486 a.C.) hizo de Susa el palacio invernal para el imperio persa y como consecuencia de esto su prestigio y prosperidad aumentó enormemente. El tamaño de la ciudad aumentó a alrededor de 252 hectáreas. Sus restos corresponden a lo que vemos descrito en Ester. Durante el reinado de Darío, un canal separaba la desprotegida parte baja de la ciudad en la ribera oriental (i.e., «Susa»; 9:13-15) de la fortificada parte superior de la ciudad en la ribera occidental (i.e. «la ciudadela de Susa» en 1:5; cf Dn 8:2). Una villa de artesanos estaba ubicada al este de la ciudadela. Los restos de la ciudadela incluyen una monumental puerta (cf. Est 2:19:L1) con inscripciones trilingües (cf, 1:22) y un gran palacio con dos divisiones: un auditorio de poco más de una hectárea y una zona residencial de alrededor de cuatro hectáreas de tamaño, con cuatro patios interiores o (cf. 4:11; 5:1-2; 6:4).
El palacio de Darío se quemó durante el reinado de Artajerjes I pero fue restaurado bajo Artajerjes II, que construyó un palacio temporal en la parte baja de la ciudad. Alejandro el Grande tomó Susa de forma pacífica y la ciudad continuó floreciendo como un centro de comercio y producción textil, con una gran población judía, hasta que fue finalmente abandonada durante el siglo XIII d.C.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Ester 10. “Canonicidad de Ester”
Durante su temprana historia, el libro de Ester tenía un estatus controversial dentro del canon de la Biblia hebrea.' Ester es el único libro del Antiguo Testamento que no está representado en los Manuscritos del Mar Muerto, lo que sugiere que es posible que la comunidad de Qumrán no lo viera como parte de las Escrituras. Aunque la celebración del Purim (la festividad que se inició en 8:16-17 para conmemorar la liberación de los judíos) se inició en el libro de Ester, los rabinos del siglo II d.C. citaron un texto llamado Megillat Taanit y no Ester, para defender su celebración. Esto sugiere que el libro de Ester no era mantenido en gran estima como esta obra de finales del primer siglo a.C.
El estatus de Ester también se ha discutido en círculos cristianos. Ester no aparece en el catálogo canónico cristiano más antiguo, el del obispo Melitón de Sardes (aprox. 167 d.C.). Tampoco fue reconocido por otros líderes cristianos, incluido Atanasio (295-373 d.C.) y Martín Lutero, que propuso que Ester se eliminará del canon de las Escrituras. Por otra parte, los primeros pa-dres de la Iglesia, como Orígenes (aprox. 185-254), Agustín (354-430), Inocencio I (401-417) y Juan Damasceno (675-745) no contaron a Ester entre los libros aceptados del Antiguo Testamento. El Concilio de Hipona y el de Cartago reconocieron oficialmente el estatus canónico de Ester en las Escrituras cristianas en 393 y 397 d.C. respectivamente.
Más tarde, la canonicidad de la versión griega de Ester (que contiene 107 versículos que no se encuentran en el texto hebreo) fue cuestionada. Las adiciones fueron designadas por la iglesia protestante como apócrifas y omitidas de la Biblia protestante durante la Reforma. Sin embargo, el Concilio católico romano de Trento (1546) etiquetó las adiciones a Ester como deuterocanónicas, y la iglesia católica romana continúa incluyendo estos libros después de Ester propiamente.
Las objeciones judías y cristianas a la canonicidad de Ester han sido muchas y variadas. Algunos lectores han reprochado la omisión de cualquier referencia a Dios. Dentro del libro hay cerca de 200 alusiones al rey de Persia, pero ¡ni una sola referencia directa a Dios! Del mismo modo no menciona la oración, la ley, el pacto, Jerusalén o cualquiera de los otros temas que esperaríamos encontrar en una obra canónica. Otros eruditos identifican el libro ya sea corno una parábola o como un conjunto de mitos persas y palestinos. Además, los antiguos judíos y cristianos pudieron haber puesto objeción a la canonicidad de Ester debido a la frecuente embriaguez que por lo general acompañaba las antiguas celebraciones del Purim.
A pesar de estas objeciones, existen razones de peso para aceptar la canonicidad de Ester:
El libro es dirigido por relatos implícitos acerca de la fidelidad y soberanía de Dios, aun cuando su nombre no se menciona. De principio a fin, el lector comprende que la mano de Dios está trabajando para liberar a su pueblo de las amenazas de enemigos extranjeros. Los hechos no son «milagrosos» en el sentido sobrenatural, sin embargo, sugieren la intervención divina.
La omisión de temas como el cumplimiento de la ley, el sacrificio, el templo en Jerusalén, etc., no produce una objeción infranqueable cuando se tiene en mente que los acontecimientos del libro ocurrieron durante el exilio. Los judíos estaban viviendo en Persia, lejos del altar en Jerusalén, el cual, desde la reforma del rey Josías, había sido el único lugar aceptado para los sacrificios a Yahweh. Por lo tanto, es comprensible que estos temas quedarán sin mencionar. No obstante, la familiaridad de los judíos con sus tradiciones sagradas es clara por su evidente conocimiento acerca de la eficacia del ayuno comunitario (4:16; cf. 2Cr 20:3; Jer 36:9) y por el tema de la providencia que subyace el libro entero.
Para los judíos que vivían bajo la opresión extranjera hasta la época de Cristo, o para los cristianos que viven en la época actual, el libro de Ester demuestra el cuidado y la acción de Dios en nombre de su pueblo. Esto de hecho afirma que finalmente, todas las relaciones humanas están bajo el dominio de él.
Aparte de las excepciones antes mencionadas, la mayoría de los judíos y cristianos han aceptado el libro de Ester como parte de las Escrituras durante más de 2.000 años. Su transmisión y mensaje exige que permanezca como parte fundamental del mensaje de Dios para su pueblo.
(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida)