Arqueología

2 Timoteo

Arqueología de 2 Timoteo

2 Timoteo 1. "Historia temprana de Éfeso"

Éfeso estaba en el centro de la obra misionera de Pablo. El apóstol visitó Éfeso durante su segundo y tercer viaje misionero y mantenía vínculo excepcionales cercanos con los cristianos en este sitio (Hch 20:17-38). Hacia finales de su ministerio, el apóstol dejó a Timoteo en Éfeso al cuidado de los cristianos (1Ti 1:3), y en el mismo final de su vida continúo mostrando preocupación por la iglesia de ese lugar (2 Ti 1:18; 4:12).

Éfeso estaba ubicada en la costa del mar Egeo cerca del río Caistro (en la esquina suroeste de la actual Turquía), pero su ubicación específica cambió ligeramente a través de los siglos. La ciudad fue fundada originalmente por los griegos por el año 1000 a.C.

Roma puso a Éfeso bajo el control de los Attalides, los gobernantes de la ciudad cercana de Pérgamo, pero tomó directamente el control de la ciudad en 133 a.C. El emperador Augusto honró a Éfeso como la primera ciudad de la Asia romana.   

Ciro el Grande de Persia capturó Éfeso en el 546 a.C. Sin embargo, después del fracaso desastroso de la invasión de Persia a Grecia, Éfeso cayó bajo el control de Atenas en 454 a.C., contra la cual se rebeló durante la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), y se unió a la alianza espartana. Después de la caída de Atenas, Éfeso nuevamente vino a quedar bajo control persa, pero esto terminó con la conquista de la región en 333 a.C. por parte de Alejandro el Grande.

Después de la muerte de Alejandro, su general Lisímaco obtuvo la victoria en una lucha por el poder en el Asia Menor. Lisímaco trasladó la ciudad a poca distancia de su sitio original y construyó un muro de 10 km de largo alrededor de sus nuevos límites (aprox. 286-282 a.C.). Luego, Éfeso quedó bajo el gobierno de los seléucidas, lo cual duró hasta que Roma derrotó a Antíoco III en 189 a.C.  

2 Timoteo 3. "El Antiguo Testamento de la iglesia primitiva"

Los primeros cristianos se refirieron al Antiguo Testamento como las “Sagradas Escrituras” (Lc 24:44; Jn 1:45; Hch 28:23; Ro 1:2; 2 Ti 3:15) y como su fuente fundamental de enseñanza doctrina y moral (Ro 3:12; 2 Ti 3:1-17), a pesar del hecho de que este no era explícitamente “cristiano”

En el pensamiento primitivo judío y cristianos, al Antiguo Testamento del siglo I estaba dividido en dos o tres secciones. La división en dos partes del Antiguo Testamento en “la ley y los profetas” era la más común (Mt 22:40; Hch 13:15, Ro 3:21). Ya en el siglo II a.C. algunos autores empezaron a referirse a una división triple del Antiguo Testamento similar a la que usaban los judíos y actualmente: la ley, los profetas y los escritos. El prólogo de Eclesiástico en los libros apócrifos hace referencia a “la ley, los profetas y los otros libros”, mientras que el texto de los rollos del Mar Muerto (4QMMT) habla del “libro de Moisés y las palabras de los profetas y de David”. Aquí “David” sirve como un título para la tercera división, debido a que esta empezaba con sus salmos. Similarmente, en Lucas 24:44 Jesús declaró que “tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

Este modo de referirse a las Escrituras se combina con otra evidencia para sugerir firmemente que el canon del Antiguo Testamento había sido sólidamente establecido antes de mediados del siglo II d.C.

Es importante mencionar que los libros de “la ley y los profetas” eran los mismo que los 39 libros del Antiguo Testamento cristiano. Los rabinos han desarrollado diferentes formas de contar los números de los libros (por ejemplo, a los doce “profetas menores” a menudo se les llama “los doce” y sus libros se cuentan como un único libro en las fuentes judías), pero el contenido era el mismo. No hay evidencia de que los judíos o los cristianos del siglo I consideraran canónicos a cualquier otro libro religioso de los judíos, como los así llamados libros apócrifos y a los libros pseudoepigráficos. Frente a tales grupos como los saduceos y los samaritanos, encontraste, los principales grupos judíos y cristianos no restringían el canón a la ley (el Pentateuco) únicamente. Finalmente, el rechazo total al Antiguo Testamento en algunos círculos cristianos, como los seguidores de Marción y los antiguos gnósticos, era sencillamente una aberración heterodoxa.       

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

2 Timoteo 4. "Éfeso durante la Época de Pablo"

Para la época de Pablo, Éfeso se había convertido en una ciudad inmensamente adinerada debido a su estatus y posición como una importante ciudad portuaria de Asia Menor. Estaba orgullosa de una cantidad importante de edificios públicos, incluyendo gimnasios, estadios y un arco triunfal construido en 3 a.C. Asimismo, el templo de Artemisa en Éfeso fue exaltado como una de las siete maravillas del mundo antiguo y era en ese entonces una fuente de ingresos significativa (Hch 19:23-27).

Éfeso se convirtió en un importante centro de la fe cristiana. Aunque probablemente Pablo escribió a los Efesios como una carta circular, la iglesia de Éfeso tenía una gran importancia en su ministerio. El apóstol Juan también escribió a su iglesia en Apocalipsis 2:1-7, y durante los primeros cinco siglos d.C. varios concilios de la iglesia se reunieron allí. No obstante, para el periodo medieval, los sedimentos del río Caistro se habían extendido hasta la costa, tan al oeste, que Éfeso había dejado de ser una ciudad portuaria y fue abandonada.

La deserción de Éfeso fue un beneficio para la arqueología moderna, puesto que la ciudad desocupada era accesible para ser excavada. Actualmente, Éfeso existe como unas de las ruinas más magníficas del mundo antiguo. Bajo la dirección de arqueólogos austríacos y turcos, la ciudad ha reaparecido. Los descubrimientos importantes incluyen los siguientes:

La población de la Éfeso del Nuevo Testamento se desconoce, pero está claro que la ciudad en aquella época era próspera y era un centro cosmopolita de comercio, religión y recreación. Sus ruinas proporcionan un panorama excepcional de una antigua ciudad que también fue importante como un escenario para la misión apostólica y el ascenso del cristianismo. Quizás más que cualquier otro sitio arqueológico, Éfeso le provee al lector de Hechos un sentido de contexto. Debido a que el el sitio no existe una ciudad moderna, las ruinas de Éfeso le permiten a los visitantes de modo particular, entrar en el mundo antiguo como si fuera parte de este.     

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida. p. -2012)