Arqueología

Job

Arqueología de Job

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 1. “El poema épico de Kirta”


En 1930, los excavadores en Ras Shamra descubrieron los fragmentos de una poema épico entras las escrituras de Ugarit. El texto, llamado Kirta (o Keret) en nombre de su héroe, a veces se compara con el relato de Job o con el de David. Existen similitudes pero tenemos que tener cuidado de no exagerar las correlaciones.

El poema describe a Kirta como un rey quien pierde a todas sus esposas e hijos en varios desastres. Él llora amargamente, pero en un sueño el dios El le dice lo que tiene que hacer: Él tiene que ofrecerle un sacrificio de El y conducir su ejército a un asalto a la ciudad de Udmu. Él cumple con la orden, con el resultado de que Pabil, rey de Udmu, se somete a Kirta y le permite que se lleve a su hija Hurraya como su esposa. Hurraya le da a Kirta muchos hijos, después de esto él queda seriamente enfermo, aparentemente por el fracaso de cumplir con una promesa que la había hecho a la diosa Aserá. Hurraya procede a preparar un banquete para llorar la condición grave de su esposo; su hijo lluhau y su hija Thitmanatu en especial, lloran la posibilidad de su muerte. Entonces, el dios El crea una curandera que restaura la salud de Kirta. Después de esto, sin embargo, uno de los hijos de Kirta, Yassubu, declara que Kirta ya no está en forma para reinar y le pide que abdique para que él, Yassubu, pueda tomar su lugar. El relato termina, pero queda inconcluso, con Kirta maldiciendo a Yassubu.

El poema épico de Kirta relata, superficialmente, la historia de Job: retrata a un héroe quien pierde sus hijos (Job 1) y su salud (cap 2) pero quien también avanza hacia la restauración (cap. 42). Y la rebelión de Yassubu nos recuerda el intento de Absalón de usurpar el trono (2S 15-18) en el relato de David. Aún así, las diferencias entre Kirta y las narrativas bíblicas son enormes, y no podemos sugerir que cualquiera de las dos historias pudieron haber derivado de la de Kirta. Hasta las similitudes parecen ser casuales: El relato de la rebelión de Absalón, por ejemplo, no tiene nada en común con el de Yassabu aparte del hecho de que ambos tienen que ver con un hijo quien desea derrocar a su padre (un tema no inusual en las antiguas sociedades monárquicas). Mientras que Kirta es un cuento pagano de mito y magia que sigue las vicisitudes en la carrera de su héroe, los textos bíblicos se enfocan en la repercusión del comportamiento humano y el problema teológico acerca del mal. Job en particular lucha con las preguntas de la justicia, el sufrimiento y la participación divina en el mundo a un nivel profundo, mientras que Kirta no hace nada de esto.    

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Job 2. “Tiesto: la alfarería en la Biblia”

Job, con su cuerpo cubierto de forúnculos, se sentó en un montón de ceniza para tratar de aliviar su dolor a través de un contra irritante. rozándose a sí mismo con un pedazo de cerámica quebrada (Job 2:7-8). Los recipientes más comunes de la antigüedad eran las vajillas de barro cocido, las cuales se usaban para almacenar, cocinar y servir la comida. La mayoría de las lámparas y los objetos de culto estaban hechos de barro cocido también. Ya que la cerámica es frágil, las vajillas frecuentemente se quebraban en pedazos llamados ties-tos. Isaías se refirió a los tiestos (i.e, fragmentos) que se usaban para cargar carbón encendido y para sacar agua de una cisterna (Is 30:14). Las notas y las cartas frecuentemente se escribían en tiestos.

Sir Flinders Petrie, en sus excavaciones en Telt el-Hesi en 1890, reconoció el significado arqueológico de la cerámica y comenzó a clasificar la cerámica y los tiestos. Otros continuaron su trabajo, incluyendo William Albright, Kathleen Kenyon y Ruth Amiran. La naturaleza de la cerámica la hace indispensable para la arqueología. Las vasijas de arcilla se cocinaban en un horno, permitiendo que las piezas sobrevivirán por siglos. Se pueden documentar los cambios a través del tiempo en cuanto a la forma, la decoración y los métodos de fabricación de las vasijas, lo cual se usa para fecharlas. De hecho, la cerámica es la manera principal de fechar en la arqueología palestina. A través del conocimiento de las variaciones regionales y nacionales, la cerámica también le puede decir al arqueólogo algo acerca del comercio, de las conexiones culturales y de los desplazamientos de los pueblos. Antiguos sitios habitados están llenos de tiestos y el arqueólogo puede formarse un cuadro histórico simplemente examinando la superficie de esta cerámica.

Frecuentemente se recuperan vasijas enteras de tumbas, y a veces una vasija quebrada puede ser reconstruida. Un arqueólogo entrenado puede tomar pedazos del borde, de la manija o de la base (tiestos «indicadores» o «diagnósticos») e identificar el tipo de vasija de donde provienen. La precisión es crítica cuando se documentan datos acerca de la cerámica de una excavación. Es importante saber, por ejemplo, el punto exacto donde se encontró una pieza. Los especialistas analizan la cerámica y laboriosamente dibuja; fotografían cada pieza. El color es importante también, y el tono y la saturación del color son documentados con precisión.

Aunque su clasificación sea conocida, una arqueólogo puede aún encontrar difícil explicar el uso de una vasija, sin embargo, las pinturas en las tumbas del antiguo Egipto retratan vasijas de uso diario. La etnoarqueología, la cual examina los vínculos entre la cultura material de una sociedad y sus costumbres sociales y económicas, puede ayudar, y la propia Biblia ofrece pistas. Cuando Rebeca se encontró con el sirviente de Abraham en el pozo en Najor, ella cargaba un cántaro de agua al hombro (y no, como en muchas culturas, sobre su cabeza; Gn 24:15). Primera de Reyes 17:14, indica que la harina se almacenaba en una tinaja, pero el aceite en un frasco (un tsappahath). Las vasijas también se usaban para guardar documentos (Jer 32:14), una práctica bien atestiguada en Qumrán.

Los eruditos han desarrollado un inventario detallado de los jarros, tazones, vasos, licoreras, figuritas, frascos, urnas y lámparas descubiertos de la antigüedad. Tipos de cerámica de diferentes culturas y épocas tienen características distintivas, incluyendo el tipo de bordeo base; pre-sencia, ausencia o tipo de manijas; color; y la presencia de decoraciones grabadas o pintadas. Algunas vasijas tienen una textura acanalada mientras que algunos tazones tienen forma de carina (en forma de quilla). La boca de un recipiente puede ser recta o acampanada, y la cerámica pudo haber sido lijada, Pulida.

Observando la evolución de estilos y técnicas, los arqueólogos pueden fechar una pieza y de esta evidencia proceder a fechar uno de los estratos o niveles de la excavación. Al documentar cuidadosamente los cambios estilísticos, los eruditos han recopilado una tipología bastante completa de la cerámica para la antigua Tierra Santa. Tipos y estilos se han documentado a través de los periodos neolítico y calcolítico, la Edad del Bronce, la Edad del Hierro, el período exílico, los períodos persa y helenístico. romano y bizantino.

El análisis de la cerámica también es críticamente importante en los estudios grecorromanos. La antigua cerámica griega (aprox. 1050-700 a.C.) presentaba decoraciones pintadas en la forma de figuras geométricas. Tal decoración finalmente se desarrolló en cerámica pintada con escenas sumamente naturalistas que involucraban a personas, animales y objetos variados. Alrededor de 720 a.C., se inventó la decoración de figuras negras, con siluetas grabadas en vasijas aplicando pintura negra, roja y blanca. Alrededor de 525 a.C., se inventó la técnica de las figuras rojas, en la cual la decoración se de-jaba en el color rojo natural de la arcilla, con líneas delgadas pintadas de diferentes colores para destacar la figura; el fondo se pintaba negro. Los eruditos han aprendido los nombres de algunos de los artesanos y pueden describir las características distintivas de sus obras. Por ejemplo, los artesanos griegos frecuentemente pintaban pequeñas inscripciones, tales como «Psiax me hizo», en su cerámica.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Job 6. “Echar suertes”

Un cubo de arcilla inscrito en acadio provee evidencia arqueológica del uso de la suerte en el antiguo Cercano Oriente. Este «objeto de azar», un cubo de aproximadamente 2, 5 cm de diámetro, conmemora la selección por suerte de lahali para servir como ministro del rey asirio Salmanasar III (aprox. 828 a.C.). Aunque otras formas de adivinación estaban prohibidas en Israel (Dt 18:9-14), echar suertes sí estaba permitido. Proverbios 16:33, aclara esto: «Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor» Se echaban suertes con varios propósitos:

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 12. «Alabaré al Señor de sabiduría»

Del periodo casita de Babilonia (la segunda mitad del segundo milenio a.C.) nos 12 llega un poema acadio titulado «Alabaré al Señor de sabiduría». Debido a que tiene que ver 21- con un sufridor piadoso, se compara frecuentemente con Job, aunque es formalmente más parecido a ciertos salmos bíblicos en los cuales un individuo describe alguna enfermedad o calamidad que ha sufrido, pero alaba a Dios por haberlo salvado (p.ej., Sal 30; 116). En este texto acadio el poeta (llamado Shubshi-meshre-Shakkan) dice muchas cosas similares al lamento de Job:

En otros sentidos, sin embargo, el salmo acadio es muy diferente de Job. Se enfoca en presagios, conjuros mágicos y sueños, a la vez que enumera rituales de curación en las puertas del templo de Marduk. En contraste, el libro de Job no contiene ningún elemento ritual o mágico. En vez de eso, su protagonista es un sufridor recto, y lucha con cuestiones fundamentales del gobierno de Dios en el mundo.' Job no se cura a través de la magia, sino a través del propio Dios después de haber escuchado y entendido las respuestas de Dios a las preguntas que él había hecho.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 18. “Un ritual hitita contra plagas”

A través del libro de Job el problema del mal se debate en términos del pecado, el juicio y la soberanía divina. El discurso de Bildad en Job 18, presenta una simplista perspectiva en blanco y negro: que Dios castiga al mal y libra a los rectos. Pero el mismo Job sostiene que él no se merece lo que le ha ocurrido, llevando al lector a un nuevo nivel de entendimiento del lugar del sufrimiento bajo la mano de Dios. Aunque los paganos en el antiguo Cercano Oriente conocían bien los temas de la culpabilidad y la justicia divina, lo que más se destaca en sus textos es qué tan frecuente su esquema religioso que lidia con la calamidad tiene que ver con la magia y el rito, no con la justicia y el propósito divino. Un texto hitita escrito por Uhhamuwa de Arzawa ilustra la misma filosofía, aunque trata el desastre nacional en vez del personal.

Uhhamuwa aconseja que si la plaga de un dios enemigo fuera a caer sobre una nación, uno debe de entrelazar lana azul, roja, amarilla, negra y blanca para crear una corona y colocarla sobre un carnero castrado. Entonces el  pueblo deberá guiar al animal sobre un camino mientras recitan una liturgia implorandole al dios enemigo que acepte la ofrenda y se pacifique (véase 1S 6:2-9). Uhhamuwa después sugiere ofrendas y sacrificios específicos para los dioses hititas.

El enfoque básico del paganismo es tratar de manipular los poderes divinos a través de rituales y conjuros. En contraste con la perspectiva del antiguo Cercano Oriente, la ausencia completa de estos elementos en la confrontación de Job con el sufrimiento es asombrosa. El libro de Job lucha con cuestiones reales acerca de Dios y su gobierno en el mundo y no trata con el problema del mal a través de la magia y la superstición.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 20. “El relato de Aqhat”

En Job 20, Zofar afirmó que Dios castiga a todos los malvados. Aunque su entendimiento no era adecuado, Zofar correctamente entendió que Dios es fundamentalmente justo y no le causa caprichosamente dolor a la gente. Mientras que esto puede ser obvio para el moderno lector cristiano, no es una opinión que un antiguo paga-no hubiera compartido o considerado. El relato ugarítico de Aqhat (también llamado Aqhatu), ubicado en Ras Shamra en 1930, ilustra esto.

El relato comienza con el héroe Dani-El, que hace sacrificios y ora por un hijo. Finalmente su deseo se cumple: Nace un hijo, Aqhat, a quien el dios Kothar-wa-Hasis lega un poderoso arco de guerrero. Pero la diosa Anat (también llamada Anatu) codicia el arco y quiere canjearlo con él. Aqhat no está dispuesto a entregarlo, pero ofrece darle todo lo que necesita para que Kothar-wa-Hasis fabrique un arco similar para ella. Sin embargo, ella solo quiere el arco de Aqhat, y le ofrece vida eterna a cambio de este; pero, él al reconocer esto como una oferta fraudulenta, la rechaza torpemente. Enfurecida, Anat demanda permiso del dios superior, El, para vengarse contra Aqhat, amenazando violencia contra el mismo El si se niega. Cuando El accede, Anat asesina a Aghat con la ayuda de su secuaz y se regocija por su hazaña. Lo que acontece después está incompleto y algo confuso, pero al parecer acontece una sequía, Dani-El llora a su hijo y la hermana de Anat, Pugat, busca como vengar su muerte.

Los lectores de la Ilíada y la Odisea están familiarizados con relatos paganos acerca de dioses celosos, violentos y mezquinos. Este entendimiento prevalecía en el antiguo Cercano Oriente. La creencia de Israel en un Dios honrado era verdaderamente particular.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 29. “Un hombre y su Dios”

Una tablilla quebrada acadia del periodo de la Babilonia antigua, a veces llamada «Un hombre y su Dios», describe el lamento de un muchacho quien sufre de alguna espantosa, pero no identificada enfermedad. Él gime, llora y grita para que su dios lo ayude. Aunque el texto es fragmentario, está claro que el hombre lucha con la pregunta de cómo pudo él haber pecado contra su dios y concluye que ha cometido blasfemia. Al final, su dios pronuncia una bendición sobre él, le promete que prosperará y lo anima a donarle comida a los pobres.

A primer vistazo, la tablilla le puede parecer a muchos lectores muy parecida a Job, con su relato lastimero de la lamentación del sufridor, su lucha con el problema del pecado y la justicia divina y su libertad final a través de la intervención divina. Una diferencia importante entre los dos textos, sin embargo, es que el muchacho del texto acadio finalmente reconoció y confesó su pecado, mientras que Job expresamente se declara un hombre recto que sufría a causa de su virtud y no por algún pecado. De esta manera, el texto acadio carece de profundidad en cuanto al problema establecido por Job: aquel acerca del sufridor recto.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 33. “La teodicea babilónica”

Un texto acadio de aproximadamente 1000 a.C. tiene similitudes llamativas con el libro de Job. Comúnmente llamado la «teodicea babilónica», es un diálogo entre el sufridor y su amigo. En este texto, un individuo lastimado lamenta su destino y la manera en que los dioses lo han tratado. Igual que Job, él ha sido generoso y devoto, pero ahora se encuentra en indigencia, como un mendigo (véase Job 30:1-11). Él reclama que los malvados se pavonean, seguros en su riqueza (véase 21:1-21). Un amigo responde que el sufridor no entiende por completo las decisiones de los dioses. Él no acusa al hombre de pecado grave en la manera como lo hacen los amigos de Job, Elifaz, Bildad y Zofar (p.ej., 22:4-5). Sin embargo, de la misma manera que lo hace Eliú en Job 33, él concede que los caminos de los dioses son misteriosos.

La teodicea babilónica no lucha con preguntas de Dios y el mal tan profundamente como lo hace el libro de Job, pero sí demuestra de nuevo que este tipo de literatura tiene paralelos en otras partes del antiguo Cercano Oriente. La fecha de la teodicea babilónica no está tan distante de la época dorada de la sabiduría bajo Salomón (finales del siglo X a.C.), y la similitudes en el género sugieren que Job pudo haberse escrito alrededor de la misma época.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Job 38. “Los tempestuosos dioses hititas”

Los discursos de Dios en Job 38-41, lo presentan como absoluto e incomparable en su poder sobre la naturaleza. Las estrellas, tormentas, estaciones y animales salvajes se someten a Dios y depende de él. Hasta controla a Leviatán, el dragón que representa el caos y el mal (cap. 4). Por otra parte, en el pòliteísmo, los dioses son frecuentemente descritos como débiles y dependientes.

Los textos hitita, de mitos y rituales ilustran esto. Por ejemplo, el mito de Telepinu relata un incidente en el cual el dios de las tormentas Telepinu se enojó y desertó de su puesto. En su ausencia las cosechas dejaron de crecer y el ganado dejó de pair. Hasta los otros dioses comenzaron a entrar en pánico por la posibilidad de una hambruna. Aunque los dioses no fueron capaces de localizar a Telepinu, una abeja lo encontró dormido bajo un árbol y los despertó con una picadura. Una diosa de magia y un sacerdote humano desempeñaron rituales de expiación que calmaron el enojo de Telepinu.

Otros ritos hititas cuentan del conflicto del dios de las tormentas con el dragón illuyanka. Diferente al dominio de Yahweh sobre Leviatán en Job 41, sin embargo, el dios de la tormentas con costos puede controlar a illuyanka. En una versión, el dragón derrota al dios de las tormentas, pero la situación cambia cuando la diosa Inra consigue la ayuda de un mortal, Hupashiya, durmiendo con él. Ella entonces es anfitriona de un banquete; después de que illuyanka se atiborra de comida, Hupashiya ata al dragón con cuerdas para que el dios de las tormentas lo pueda matar. En otra versión, el dios de las tormentas pierde su corazón y sus ojos a manos del dragón durante la primera batalla entre los dos, pero el hijo del dios se casa con la hija de illuyanka y convence a illuyanka de devolver los ojos y el corazón de su padre. El dios de las tormentas reasume la batalla, matando al dragón como a su hijo.

El profundo debate moral y teológico de Jon no pudo haber surgido de tales mitos paganos. Los dioses, según están descritos en estos cuentos, eran simplemente demasiado débiles par controlar acontecimientos de una manera significativa; necesitaban la ayuda de otros dioses y hasta de los humanos y los animales. Tampoco existiría el problema del mal si Dios fuera demasiado débil para controlar el mundo; tal dilema teológico sólo puede existir en un entorno en el cual se entienda que Dios es omnisciente y omnipotente.       

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida)