Comentario

1 Pedro

Comentario de 1 Pedro

Una Iglesia Perseguida 

Pedro

    De su vida posterior de estar con Jesús no tenemos más noticias que sus dos Epístolas. De las palabras de Jesús en Juan 21:18 juzgamos que debe de haber muerto como mártir. Como principal entre los Doce, parece probable que haya visitado todos los centros principales de la Iglesia en el mundo romano.

    La tradición romana de que Pedro fundó la iglesia en Roma y que fuera durante 25 años su obispo, no tiene fundamento histórico alguno. Es una ficción inventada siglos después, cuando los obispos romanos se volvían codiciosos de enseñorearse del cristianismo. Pedro no era papá. Algunos historiadores de la Iglesia creen que no hay evidencia suficiente para poder afirmarse que Pedro haya estado en Roma nunca. Sin embargo, la mayoría de ellos convienen en que probablemente haya llegado allá cerca del último año de su vida, ya sea llevado por orden de Nerón o por su propio deseo de afirmar a los cristianos bajo los terribles golpes de la persecución neroniana, y que allí haya padecido el martirio.   

    Según la tradición de "Quo Vadis", Pedro, abrumado por la solicitud de sus amigos de que él se salvara, huía de Roma. De noche, e la Vía Apia, vio en visión a Jesús, a quien preguntó, "Señor. ¿a dónde vas?" Jesús le contestó, "Voy a Roma, para ser crucificado otra vez."  Avergonzado y humillado, Pedro volvió a la ciudad, y crucificado cabeza abajo, como indigno de ser crucificado en la misma forma que su Señor. Es solamente un tradición, y no sabemos cuánto pueda tener de hechos históricos. 

    También afirma la tradición que la esposa de Pedro, llamada Concordia o Perpetua, padeció igualmente el martirio, mientras Pedro la animaba diciéndole, "Recuerda, querida, a nuestro Señor."  

Los Destinatarios

    Las iglesias de las cinco provincias de Asia Menor: Ponto, Galacia, Capadocia; Asia y Bitinia (Hechos 13), las cuales habían sido fundadas por Pablo. Aun cuando no se dice, suponemos que Pedro haya visitado estas iglesias en alguna época. A algunas de ellas Pablo había escrito, poco antes, las epístolas de Gálatas, Efesios y Colosenses. 1 Pedro tiene algunos parecidos notables con Efesios. Más tarde, Juan dirigió a algunas de estas mismas iglesias el libro de Apocalipsis. 

    "Los extranjeros esparcidos" (1:1) parece indicar a judíos cristianos dispersos. Pero el 2:10 demuestra que cuando menos la mayor parte eran gentiles. La expresión, tomada del cautiverio antiguotestamentario  de los judíos, dispersos en tierra extraña, se aplica aquí a los cristianos, como peregrinos en la tierra, lejos del hogar, padeciendo, viajando hacia la anhelada patria celestial (2:11). La epístola respira la fragancia del cielo.

Donde se Escribió

"Babilonia" (5:13). Algunos creen que sea la Babilonia literal del Eufrates. Otros creen que signifique Roma, llamada Babilonia en sentido figurado. En Apoc. 17, se le llama Babilonia a Roma. En aquellos tiempos, de persecución los cristianos, por motivos de prudencia, debían cuidar de cómo hablaban de la potencia reinante, a la cual deban un nombre que entenderían ellos mismos entre sí, pero no los de afuera. Quizás el uso de "ella" (la iglesia) en la misma frase, indique el sentido figurado de "Babilonia." Marcos estaba presente con Pedro (5:13), y de 2 Tim 4:11 deducimos que Marcos debe de haber estado en Roma más o menos al tiempo de escribirse esta Epístola.    

Motivo de la Carta

    La persecución neroniana de los cristianos fue muy severa en Roma y sus alrededores, pero no fue general en todo el Imperio. Sin embargo, el ejemplo del Emperador estimuló a los enemigos de los cristianos en todas partes, a que se aprovecharán del menor pretexto para perseguirles. Era una época de prueba. La Iglesia ya tenía unos 35 años. Había padecido la persecución en diferentes lugares. Pero ahora la Roma imperial, que hasta ahora había permanecido indiferente, y aun en algunos casos amistosa, había acusado a la Iglesia de un crimen terrible y se dedicaba a castigarla. La Iglesia pasaba por su primera prueba mundial (5:9). Parecía que hubiera llegado el fin. Era literalmente una "prueba de fuego" (4:12); cada noche se quemaba a los cristianos en los jardines de Nerón. Parecía realmente que el diablo, como "león rugiente" (5:8), estuviera a punto de devorar a la Iglesia.     

    Se cree que posiblemente Pedro haya escrito esta carta inmediatamente después del martirio de Pablo, y la haya enviado con Silas (5:12) quien había sido ayudante de aquél, a estas iglesias que Pablo había fundado, para animarles a que se mantuvieran firmes bajo el padecimiento, dándoles Silas personalmente la noticia del martirio de Pablo a las iglesias de éste. Así pues, la Epístola nace en una atmósfera de padecimientos, poco antes del martirio de Pedro mismo, y exhorta a los cristianos a que no hallen cosa extraña el que tenga que sufrir, acordándoles que Cristo mismo hizo Su obra mediante el sufrimiento.  

Capítulo 1. La herencia incorruptible del cristiano

    Las Pruebas (6-11) y la gloria eterna. Las pruebas son más preciosas que el oro (7), por cuánto necesitamos de ellas para limpiarnos de la escoria mundana y porque significan mayor gozo al final. Una y otra vez corren parejas al sufrimiento y la gloria: Pruebas y gloria (7); las aflicciones de Cristo y luego la gloria (11); los participantes de las aflicciones de Cristo gozarán en la revelación de Su gloria (4:13); Pedro, testigo de los padecimientos de Cristo, será partícipe de Su gloria (5:1); luego de padecer un poco de tiempo, la gloria eterna (5:10). Esto era el consuelo de Pablo (2 Cor 4:17); la aflicción, y luego la eterna gloria.  

Capítulos 2, 3. Le peregrinaje terrenal de Cristo

    Un pueblo elegido (2:9-11), en un mundo hostil, llamado fuera de él para ser portador de la luz celestial. En todas tus relaciones terrenales, nunca olvides quien eres.

    Actitud hacia el Gobierno Civil (2:13-17). Hasta donde es posible, sé buen ciudadano o súbdito terrenal bajo el cual vives, para promover así el buen nombre de tu religión, aun cuando encabece el gobierno Nerón. 

    Los Esclavos Cristiano (18-25). En la iglesia del primer siglo había muchos esclavos. Se les exhorta a que sean fieles, leales y sumisos aun a los amos más brutales, a causa de su profesión de fe en Cristo.  Véase además bajo: Ef 6:5-9; Col 3:22-25; Tito 2:9-14.

    Las Esposas Cristianas (3:1-6). "Llamándole señor" indudablemente no debe tomarse en el sentido de una esclavitud abyecta a u esposo, sino la devoción abnegada que conquiste su admiración y afecto,y si es incrédulo, mediante el tacto y el amor le gane para Cristo. Véase además Ef 5:22-33; Col 3:18; Tito 2:3-5. No nos parece que los versículos 3-4 prohíban el deseo de la mujer de hacer atractiva su persona, sino que amonestan contra el adorno excesivo, y recuerdan que ningún atavío exterior puede ser sustituto del ornato de una atractiva personalidad cristiana. 

    Los Esposos Cristianos (7).  Es de hombría tratar con consideración al sexo más débil. El plan de Dios es que el amor matrimonial sea mutuo, considerando cada uno al otro. Si alguno de los dos tiene mal carácter o lengua, hace tanto más difícil que sea considerado el otro. "Para que vuestras oraciones no sean impedidas" (7); nada extingue más fácilmente la llama de la oración, como razonamientos  en el matrimonio.   

    Cristo Predicó a los Espíritus Encarcelados (18-22) Este pasaje parece decir que Jesús, en el intervalo entre Su muerte y Su resurrección, fue en persona y predicó a los espíritus desobedientes de los días de Noé. Algunos lo toman en el sentido de que el espíritu de Cristo, antes de Su encarnación, estaba en Noé quien predicaba a los antediluvianos. Otros creen que los "espíritus" no eran de hombres sino de ángeles malos, y que la predicación no era un mensaje de salvación sino la proclamación ante ellos de la victoria de la Cruz; y que los "los muertos" (4:6) no eran los antediluvianos sino amigos difuntos de los destinatarios de la Epístola,quienes habían oído el Evangelio estando aún vivos. Moffatt y Goodspeed, en sus traducciones, suponen un error en el texto griego, e interpretan que fue Enoc, u no Jesús, quien así predicó; traducción que no solamente se permite libertades indebidas en el texto, sino que hace estragos en el contexto.      

Capítulos 4, 5. La prueba de fuego

    Estad Preparados para Padecer (4:1-6) Era una época de persecución. La exhortación especial de la epístola era para aquellos cristianos, para que estuvieran preparados para soportarla. Pero hay aquí consuelo para los cristianos que viven en tiempos normales, pues pocas personas atraviesan esta vida sin sufrimientos de una o de otra clase; padecimientos físicos, mentales o de corazón. Uno de los aspectos extraños de la Providencia es que muchos tienen que sufrir precisamente de la manera en que menos lo quisieran, o tienen que pasar la vida siéndoles negado precisamente aquello que más quisieran que no se les niegue. Estos bien pueden consolarse con la seguridad de que cuando Dios más presiona sobre alguno, es porque El espera que el diamante salga pulido con especial brillo y hermosura. Cuanto mayor sea el padecimiento en este mundo de la carne, tanto mayor será la gloria en el mundo eterno. 

    El Amor Fraternal (7-11). Cubre multitud de pecados (8). Las exhortaciones de Pedro al amor tierno y ferviente con verdaderas joyas (1:22; 3:8, 13). Hermanos en la común gloriosa esperanza, sed verdaderos hermanos unos de los otros en el sufrimiento.  

    La Prueba de Fuego (12-19). La persecución bajo Nerón era obra directa del diablo (5:8). Sin embargo, en la misteriosa providencia de Dios, resultaría en el bien de la Iglesia, una prueba más preciosa que la del oro (1:7). Desde entonces ha habido muchas persecuciones, muchas de ellas más brutales y más extensas que la de Nerón, en las cuales innumerables millones de cristianos han soportado toda suerte imaginable de torturas. Cuando pensamos en ello, debiéramos avergonzarnos los que no la hemos experimentado, de nuestra displicencia a causa de nuestras propias y pequeñas dificultades.   

    La Humildad de Pedro (5:1-7). Muy diferente de aquellos dignatarios eclesiásticos que se hacen llamar "sucesores de San Pedro" y han sido todo lo contrario de lo que Pedro decía. La gran ambición sempiterna de ellos ha sido la de "enseñorearse" sobre el rebaño de Dios.

    Silvano (12), llamado también Silas, portador de la epístola. Posiblemente haya ayudado a escribirla tal como hizo en algunas de las de Pablo (1Tes 1:1; 2 Tes 1:1)

    Marcos (13) estaba presente con Pedro. Se cree que haya escrito su Evangelio bajo la dirección de Pedro. Había estado en Roma durante el primer encarcelamiento de Pablo (Col 4:10), y muy probablemente en el segundo también (2Tim 4:11)