1. Deténgase ahora y rease todo lo que ha observado y anotado en cuanto a su posición como hijo de Dios. Vuelva al capítulo 1 y tome nota de todo lo que Dios ha hecho por usted. No pase por alto el pronombre él. Note también los adverbios según y conforme, y el sustantivo voluntad. Piense en lo que DIos ha hecho por usted, y en por qué lo ha hecho. Déle gracias y dígale que desea vivir como Él quiere que viva.
2. Efesios 2:8-10 son versículos sumamente importantes. Piense en lo que Dios le está diciendo, y pídale que le haga ver si, para llegar al cielo, está confiando en la gracia de Él o en sus propias obras. Pero no se detenga allí. Piense en la relación que hay entre las buenas obras y la vida del creyente. ¿Cómo anda usted con Cristo? Memorice estos versículos.
3. ¿Vive en su hogar conforme a lo que dice Efesios 5:18 al 6:4?
4. ¿Se está manteniendo usted firme o está dejando que lo derroten las artimañas del diablo? No olvide dónde está sentado con Cristo (2:6). Piense en la armadura de Dios. ¿La tiene puesta? ¿Está firme en la verdad, la justicia, la paz, la salvación y la fe? ¿Sabe usar la Palabra de Dios para arremeter contra el enemigo?
1. ¿Cuales son las verdades básicas de Efesios?
2. ¿Cómo se aplican estas verdades a mi vida?
3. ¿En vista de estas verdades, qué cambios deberían hacer en mi vida?
4. ¿Cómo pienso llevar a cabo estos cambios?
5. ¿Cuál será mi oración personal referente a esta verdad, y los cambios que debería efectuar en mi vida?
Tal vez más que en ningún otro libro de la Biblia, el libro de Efesios enfatiza la conexión entre la sana doctrina y la práctica correcta en la vida cristiana. Hay demasiada gente que ignora la “teología” y en vez de conocerla, solo quiere discutir cosas que sean “prácticas.” En Efesios, Pablo argumenta que la teología es práctica. A fin de vivir en la práctica la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos entender primeramente quienes somos doctrinalmente en Cristo.