Comentario
1 Corintios
Comentario de 1 Corintios
Principalmente acerca de Desórdenes en la Iglesia
Divisiones. Inmoralidad. Litigios. Carne ofrecida a los Ídolos. Abusos en la Cena del Señor. Falsos Apóstoles. Problemas Matrimoniales. Desórdenes en el Culto. Las Mujeres en la Iglesia. Herejías acerca de la Resurrección.
Corinto. La metrópoli comercial e gracia, una de las ciudades más grandes, ricas e importantes del Imperio Romano, con 400.000 habitantes,cifra que sobrepasaban únicamente Roma, Alejandría y Antioquía. Situadas sobre el istmo de Grecia, sobre la principal ruta comercial del Imperio; por sus puertos pasaba el comercio del mundo. "Ciudad de renombre y voluptuosa, en donde se daban cita los vicios del oriente y del occidente." Aquí Pablo estuvo año y medio, y fundó una de las más grandes iglesias.
Ocasión de la Carta. Unos tres años después de que Pablo salió de Corinto, y mientras estaba en Efeso unos 320 km. al este, al otro lado del Mar Egeo, haciendo la obra más admirable de toda su vida. Una delegación de los dirigentes de la iglesia de Corinto fue enviada para consultar a Pablo acerca de algunos problemas y desórdenes muy graves que se habían presentado en la iglesia. Fue entonces cuando escribió esta carta. Antes había escrito otra, ahora perdida (5:9), y quizás muchas. Las dos ciudades estaban sobre una ruta comercial, y constantemente iban barcos de una a otra.
Fecha. La primavera del 57 d.C., antes del Pentecostés (16:18). Pablo se proponía visitar Corinto pasando por Macedonia (16:5-8).
Capítulo 1. Divisiones en la Iglesia
La Situación. En Corinto, así como en todas las ciudades excepto Jerusalén, los cristianos no tenían ningún sitio de reunión espacioso y central. No se comenzó a edificar iglesias sino unos 200 años después, cuando iba amainando la época de la persecución. Se reunían en hogares, en aulas, en salones o donde pudieran. En Corinto había miles de cristianos; no una sola congregación grande, sino veintenas de congregaciones pequeñas, cada una con su dirección propia. Iban transformándose en unidades rivales y competidoras más bien que cooperadoras en la causa general de Cristo, en aquella perversa ciudad.
Las Divisiones. Algunos de los griegos, a causa de su apego a la especulación intelectual y a su orgullo de sus conocimientos, se apreciaba grandemente de sus interpretaciones filosóficas del cristianismo. Por otra parte , los judaizantes, los enemigos de Pablo, muy pronto se habían introducido, e insistían en que los griegos no podían ser cristianos sin observar la ley de Moisés. Además de estas divisiones a favor de una u otra doctrina, se estaban agrupando alrededor de uno u otro caudillo. De esta manera la iglesia se fraccionaba en muchos sectores, cada uno de los cuales trataba de imponerle a Cristo su propia marca de fábrica; práctica que se ha mantenido hasta el día de hoy.
Capítulo 2. La Sabiduría de Dios
El partido de los "sabihondos" llevó la peor parte de la hiriente reprensión de Pablo. Corinto se hallaba cerca de Atenas, cuya atmósfera era dominada por necios que se pavoneaban como filósofos. Pablo había tenido poco éxito en Atenas. El evangelio de Cristo es para la gente común. Por alguna razón, los "intelectuales"hayan difícil desarrollar la humildad mental que se necesita para reconocer la necesidad de un Salvador. Corinto era una ciudad comercial. Aquí el evangelio de Cristo había sido recibido con mucho mayor cordialidad que en el centro universitario. Pero el espíritu de Atenas se había introducido en la iglesia de Atenas. Debe de haber tenido un grupo bien considerable de caudillo que charlaba de "sabiduría" con el evidente deseo de exhibir su propia habilidad retórica, y que manifestaban una actitud despectiva hacia los maestros más humildes. Parece que entonces, como ahora, era tan difícil para los intelectuales como para la gente corriente, tolerar con paciencia el punto de vista de los demás. Aun hoy día, existen tantos prejuicios en las universidades como en cualquier otra marte. Muchos de los llamados eruditos, por más que tienen por tema favorito la "tolerancia", se impacientan de quienes que no comparten sus teorías predilectas. Pablo era universitario, y el erudito más prominente de aquella generación; pero despreciaba la ostentación pedantesca de la erudición. La erudición es muy de apetecerse, debiera hacerle a la persona más tolerante hacia los menos instruidos; pero muy a menudo se envanece de su propia importancia.
Capítulo 3. La Grandeza de la Iglesia
Las pretensiones filosóficas de ellos eran una prueba de su infancia espiritual; producía divisiones, tendía a destruir a la iglesia (17), y nada producía de valor permanente (12-15). La iglesia era algo demasiado grande para ser nido exclusivo de un solo grupo partidistas (21-23). ¿Por qué no tener la grandeza de reconocer?
Capítulo 4. Auto - Vindicación de Pablo
Debe de haber existido un grupo considerable de caudillo, convertidos por Pablo mismo quienes en ausencia suya se había hecho influyentes y engreídos, y que trataban de dominar a la iglesia. Eran orgullosos, altivos, y jactanciosos en su actitud hacia Pablo. De allí esta vindicación de sí mismo.
Capítulo 5. El caso de incesto
Uno de ellos cohabitaba públicamente con la esposa de su padre; y la iglesia, en lugar de ejercer la disciplina, se enorgullecía de su liberalidad en abrigar a tal persona. Este pasaje es un mandamiento directo de Pablo, de que "el tal sea entregado a Satanás" (5); es decir, que fuera formalmente excomulgado de la Iglesia, para dos fines: como ejemplo, para que no se extendiera en la Iglesia tal pecado, y con la esperanza de llevar al culpable al arrepentimiento. El caso se cita de nuevo en 2 Cor 2.
Capítulo 6. Litigios. Inmoralidad
Litigios ante Corte Paganas (1-8). Era muy impropio de los seguidores de una religión de amor hermanable, ventilar sus dificultades antes los paganos. Los cristianos se verán asociados con Dios en el juicio final del mundo, y sin embargo éstos eran incapaces de arreglar sus propios asuntos (2-7). ¿Por qué no más bien soportar el mal?
La Inmoralidad (9-20) La deidad principal de Corinto era Venus. Uno de los edificios más espléndidos de la ciudad era su templo, en donde se mantenía del tesoro público a mil sacerdotisas, prostitutas públicas, siempre dispuestas a los excesos inmorales como culto a la diosa. Algunos de los corintios que estaban habituados a una religión que estimulaba la vida inmoral hallaban un tanto difícil acostumbrarse a su nueva religión que prohibía la inmoralidad. Hablando de comer carne que había sido sacrificada a los ídolos (a lo cual se refiere nuevamente en el cap. 10:14-33), Pablo había dicho, probablemente en la carta a que alude el 5:9, que "todas las cosas con lícitas" (12). Evidentemente algunos de ellos citaban esta para justificar las relaciones sexuales promiscuas. Pablo lo repite para declarar que no se aplica a tal cosa, y de manera positiva prohíbe a los cristianos tales excesos.
Capítulo 7. El Matrimonio
Evidentemente habían escrito preguntando si les era lícito a los cristianos casarse. Caso extraño: se envanecían del incestuoso (5:2), y sin embargo tenían escrúpulos acerca del matrimonio legítimo. Pablo aconseja el matrimonio, salvo para aquellos que tenían el "don" del dominio sexual. Pablo mismo no era casado (8). Algunos creen que puede haber sido viudo, y que haya muerto su esposa en su juventud; por dos razones: la primera, que él era miembro del Sanedrín (Hch 26:10, "mi voto), para lo cual, se dice, el matrimonio era requisito previo indispensable; y la segunda , que esta capítulo parece haber sido escrito por uno que sabía algo de las intimidades de la vida matrimonial.
Capítulo 8. Lo sacrificado a los ídolos
Había en Grecia muchos dioses, y gran parte de la carne que se vendía en los mercados públicos había sido ofrecida primeramente en sacrificio a algún ídolo. EL punto discutido entrañaba no solamente el comer carne, sino el problema de participar ya sea en los templos paganos, o en los hogares de sus amigos paganos, de la vida social de aquéllos, gran parte de la cual a menudo iba acompañado de libertinaje vergonzoso. Se trata el problema también en 10:14-33.
Capítulo 9. El pago del ministerio
Una de las objeciones que los oponentes de Pablo habían suscitado era, que él no había recibido pago alguno por su labor en Corinto (2 Cor 12:13); lo cual para las mentes codiciosas de ellos, les parecía sospechosos. Pablo explica que él tenía el derecho de recibir de la iglesia su sostén (4, 5). El Señor había dispuesto de manera definitiva, que el ministerio fuese así retribuido (14). Hasta donde se nos dice, Pablo nunca aceptó pago de ninguna iglesia sino solamente de la de Filipos. En Corinto, Efeso y Tesalónica se sostuvo a sí mismo, trabajando en su oficio. Era parte de su norma de vida trabajar, hasta donde fuera posible, sin recibir pago (16-18). Le daba gran satisfacción personal pensar en que iba más allá de lo que se le había mandado. Además, no quería dar un ejemplo de que pudieran abusar los falsos maestros, cuya preocupación principal era su salario (2 Cor 11:9-13)
Capítulo 10. El peligro de caer. Las carnes
Una Advertencia (10:1-13). Pablo acababa de hablar de esforzarse hasta lo último "no sea que yo mismo venga a ser reprobado." Esto le recuerda al mismo peligro en cuanto a los cristianos en general. Conviene que tomen su religión en serio. La mayor parte de aquellos que fueron libertados de Egipto, perecieron antes de llegar a la Tierra Prometida. Las tentaciones que les hicieron caer por el camino eran bien parecidas a las que confrontaban los corintios (7-8), los excesos de los apetitos carnales. Si luchan de todo corazón, resueltos a vencer, tal como hacía él mismo (9:25-27), la promesa de Dios es segura contra toda tentación (13).
Lo Sacrificado a los Ídolos (14-33), otra vez. Es continuación del cap. 8, en donde había afirmado la norma general de que la conducta en asuntos de esta naturaleza debe orientarse por el principio del amor fraternal. Aquí les prohíbe a los cristianos que tomen parte en las fiestas de los templos paganos; pero explica que no es necesario, cuando compren carne en el mercado (25), o al comerla en una casa particular (27), preguntar si ha sido sacrificada a un ídolo; pero deben refrenarse de comerla si alguien les dice que es carne de los ídolos.
Capítulo 11. Las mujeres en el culto. La cena del Señor
Las Mujeres que Hablaban si Velo (2-16). En las ciudades griegas y orientales era la costumbre que las mujeres, salvo las de carácter inmoral, cubriese la cabeza en público. Corinto estaba llena de las "prostitutas de los templos." Algunas de las mujeres cristianas, aprovechándose de la nueva libertad en Cristo, se atrevían a descartar el velo en las reuniones de la Iglesia, cosa que horrorizaba a los miembros de temperamento más modesto. Se les dice que no han de desafiar la opinión pública en cuando a aquello que se consideraba el debido decoro femenino. Los hombres y las mujeres son de igual valor ante Dios.Pero hay entre hombres y mujeres ciertas distinciones naturales sin las cuales la sociedad humana no podría existir. Las mujeres cristianas que viven en una sociedad pagana deben ser cautas en cuanto a las innovaciones que introducen, no sea que por ello se censure su religión. Como regla general, es malo que la mujer se parezca demasiado al hombre. Parece (10) que Pablo representa a los ángeles como espectadores del culto cristiano.
La Cena del Señor (17-34). Parece que cuando terminó la comunidad de bienes de los primeros días (Hch 2:44-45), los miembros más pudientes traían comida y bebida a ciertos cultos, para el "ágape" o fiesta de amor (Judas 12), que se celebraba después de la comunión, en la cual ricos y pobres, se unían. Esto, en Corinto, había eclipsado totalmente a la Cena misma. Los que traían la comida la comían entre ellos mismos, sin esperar a que se reunieran toda la congregación. De esta manera, convertían sus "fiestas de amor" en motivo de glotonería a semejanza de las orgías de ebriedad de los templos paganos, y perdían totalmente de vista el significado de la Cena del Señor.
Capítulo 12. Dones Espirituales
Mientras estaba en proceso de formación del Nuevo Testamento, en ciertos lugares y en ciertos momentos Dios daba milagrosas manifestaciones especiales del Espíritu Santo para ayudar a las iglesias a guiarse a sí mismas en la verdad. Esto era necesario por cuanto los apóstoles eran pocos, las iglesias muy distantes entre sí, y los medios de locomoción y de comunicación lentos. No había ferrocarriles, telégrafos ni radio. Las ideas no se comunicaban sino el paso a que podían viajar las personas; y las iglesias se llenaban por dondequiera con falsos maestros que hacían toda clase de asertos acerca de Cristo, y no tenían ellas mismas ninguna documentación escrita de los hechos reales.
Aparentemente, se había presentado poco antes en la iglesia de Corinto una brillante manifestación de los dones del Espíritu. Unos de estos dones era el de hablar en "lenguas." Algunos creen que esto haya sido una especie de "jerigonza extática", no inteligible ni para el que hablaba ni para ningún otro, salvo por medio de otro don de "interpretación". Más probablemente habrá sido en un idioma extranjero, tal como hablaron los apóstoles en día de Pentecostés (Hch 2:8). Este era el don que querían los corintios. Estaban locos por ello. Si un hermano podía ponerse de pie en el servicio y hablar en alta voz en un idioma que sus vecinos bien sabían que él nunca había estudiado, sería evidencia indudable de que él estaba bajo el control directo del Espíritu Santo. Sería persona de estima. En aquel tiempo lo mismo que ahora, había quienes asistían a la iglesia por la buena reputación que derivaban de ello. Es en medio de una disertación sobre el valor relativo de los dones espirituales, que se halla el capítulo del Amor.
Capítulo 13. El amor
"Amor" es mucho mejor traducción que "caridad". Algunos creen que este capítulo puede haber sido, en parte, uno de los primitivos himnos cristianos. Es uno de los capítulos favoritos de la Biblia, expresión imperecedera de la doctrina de Jesús del amor celestial. Es la enseñanza magna del cristianismo; más potente para edificar a la Iglesia que cualquiera de las diferentes manifestaciones del poder de Dios, o que todas ellas juntas. En los días de la infancia de la Iglesia, era necesaria la ayuda especial; pero esto "cesará" (8). El amor permanece. Es la fuerza más potente del universo, la esencia de la naturaleza divina. Todos podemos poseer lo. Es el arma más efectiva de la Iglesia , irresistible, inmortal y eterna.
Capítulo 14. Las lenguas y la profecía
Su Valor Relativo (1-33). En el cap. 12:8-10, Pablo había enumerado los diferentes dones del Espíritu y había explicado que todos eran necesarios, cada uno en su lugar. La Iglesia es un organismo complejo, así como el cuerpo humano, necesita de muchas funciones, todas las cuales han de marchar en armonía. Y tal como en el cuerpo, algunas de las partes más humildes y que poco se nombran, son realmente las más necesarias. Este capítulo se dedica a la discusión de las "lenguas" y de la "profecía", quizás por cuanto estos eran los dones más prevalecientes y más apetecidos. "Profetizar," aun cuando a veces significa "predecir" eventos futuros, aquí parece significar "predicar" o enseñar por medio del Espíritu. Predicar era de mucho mayor valor que hablar en lenguas, por cuanto los entendían, mientras que solamente unos pocos de nacionalidad extranjera entenderían lo que se hablaba en "lenguas".
El Poder de un Culto Bien Dirigido (24-25). !Hacer que las visitas inconversas se postren y clamen que Dios está allí! !Que así fuera hoy, en lugar del formalismo muerto por una parte, y la irreverencia charlatana por otra!
"Vuestras Mujeres Callen" (33-40). Aquí Pablo prohíbe lo que en el cap. 11:5 parece permitir. Debe de haber existido alguna circunstancia local, para nosotros desconocida, que hacía significativas estas instrucciones. Quizás alguna mujeres sin pudor, posiblemente ex-prostitutas de los templos paganos, se imponían en la Iglesia. Véase además bajo 1 Tim 2.
Capítulo 15. La Resurrección
El hechos de que algunos dirigentes corintios negaban la resurrección (12) es un indicio de hasta dónde se habían introducido falsas enseñanzas en la iglesia. Aquí Pablo insiste en el lenguaje más fuerte de que es capaz, en que aparte de la esperanza de la resurrección no había excusa alguna para la existencia del cristianismo.
La resurrección de Jesús de entre los muertos era el gran refrán invariable de los apóstoles. Véase bajo Hechos 4:3. Este capítulo 15 de 1 Corintios es la exposición más detallada de ella en el N.T., y el capítulo más grandioso de toda la Biblia entera.
Era un hecho atestiguado por testigos oculares, que habían visto a Jesús vivo después de Su resurrección. Pablo mismo Le había visto. No hay otra explicación alguna del fenómeno de la vida de Pablo. El suceso en el camino a Damasco no era ninguna alucinación. Jesús mismo estaba allí presente.
Además de numerosas apariciones a los apóstoles, individualmente o en grupos, Jesús se había presentado ante más de 500 personas en una sola ocasión. Hacía ya unos 27 años, y más de la mitad de estos 500 vivían todavía.
Al comienzo, los discípulos habían sido lentos en creer que Jesús se había levantado de entre los muertos. Pero cuando por fin estaban convencidos de que El verdaderamente había roto las ligaduras de la muerte y había salido vivo de la tumba, les parecía tan extraño, y daba tan diferente significado a la vida, que ya ninguna otra cosa merecía la pena. Recorrieron las carreteras del Imperio Romano, contando aquella historia con tal sinceridad y de manera tan impresionante, que miles creyeron, aun hasta la muerte.
La resurrección de Jesús de entre los muertos es el hecho más importante y mejor fundamentado de la historia.
Su relato nos ha venido a través de los siglos, embelleciendo y glorificando la vida humana con la aurora de la inmortalidad; dándonos la seguridad de que por cuanto Él vivió otra vez, nosotros también viviremos; conmoviendo nuestros corazones con el pensamiento de que somos inmortales; que hemos comenzado una existencia que jamás tendrá fin; que nada podrá dañarnos; que la muerte es un mero incidente al pasar de una etapa de existencia a otra; que sea que estemos aquí o allá, somo de Él y hacemos aquello que Él tiene preparado para que lo hagamos; que millones de edades después de que se haya enfriado el sol, nosotros mismos todavía estaremos jóvenes en las eternidades de Dios.
La cosa más conmovedora en toda la gama de las experiencias humana, es el pensamiento de que somos inmortales; que no podemos morir, que suceda lo que suceda al cuerpo, nosotros mismos viviremos para siempre; para siempre y para siempre jamás. Y tenemos esta convicción firme en nuestro corazones, por cuanto Jesús ya resucitó de entre los muertos.
Si esta historia de Jesús es verdad, la vida es hermosa, es gloriosa, y se extiende a lo largo de una perspectiva que jamás tiene fin. Si esta historia de Jesús resultará ser un mito, entonces el misterio de la existencia sería un enigma sin solución, y para la humanidad nada queda sino un vacío y la oscuridad de la desesperación eterna.
Conforme a todas las leyes de la evidencia histórica, es es verdad. Cristo era. Cristo es. Era y es una Persona viviente, presente con Su pueblo como poder guiador y protector, para conducirles adelante al día de su propia gloriosa resurrección.
El Reinado Medidor De Cristo (23-28). Aquí tenemos un vistazo a través de sucesivas edades futuras, hasta el fin infinito de todo, cuando habrá llegado a su estado final de existencia.
La Resurrección del Cuerpo (35-58). Nuestra esperanza es no solamente la inmortalidad del espíritu, sino la resurrección literal del cuerpo. La enseñanza del N.T. es muy clara en cuanto a esto (Rom 8:23; a Tes 5:23; 2 Cor 5:4). No será el mismo cuerpo corruptible terreno, sino un cuerpo espiritual que participe de la naturaleza de la gloria de Dios mismo.
Capítulo 16. Asuntos personales
La Ofrenda (1-4). Era para los santos pobres de Jerusalén, y se había iniciado un año antes (2 Cor 8:10). La orden a las iglesia de Galacia (1) no se nombra en la Epístola a los Gálatas. Debe de haberles escrito otra carta que no ha sido conservada. "Cada primer día de la semana" (2); el día establecido para el culto cristiano (Hch 20:7).
Los Planes de Pablo (5-9). Esto fue en la primavera, antes de Pentecostés (8). Pasó el verano en Macedonia, desde escribió 2 Corintios. Llegó a Corinto en el otoño, y pasó allí el invierno. Allí escribió Romanos, y en la primavera siguiente salió rumbo a Jerusalén.
Apolos (12). Probablemente los corintios le habían pedido que fuera a ellos; pero rehusó por de pronto, sin dudar por cuanto algunos de ellos estaban resueltos a convertirle en un caudillo del partido.
"De mi mano" (21). Sóstenes, probablemente, habrá escrito la carta, que Pablo le dictaba (1:1). El era corintio. Pablo la firma de su puño y letra, y añade una expresión suya propia, "Maranatha" , que significa, "Ven, Señor"