La importancia de la revelación dada al profeta en forma de intuición, le hace ver el futuro como inmediatamente presente, completo, o todos los eventos en progreso.
El hecho de que el asunto de la profecía es dado en forma de intuición también nos suministra la razón por la cual el profeta siempre ve la realización de ese asunto en eventos particulares que son completos en sí mismos; por ejemplo,una profecía puede aparecer como un solo evento, pero en realidad puede haber un cumplimiento doble, triple o cuádruple.
Ya que el asunto de la profecía se presenta a la vista como una multitud de hechos individuales, a veces puede aparecer como sí algunas predicciones particulares se contradijesen entre sí, cuando en realidad son sólo partes en las cuales las ideas reveladas están separadas, las cuales se complementan mutuamente unas con otras; por ejemplo, los cuadros de contraste del Mesías en estados de sufrimiento y en estados de gloria.
El asunto de que la profecía fue dada en forma de intuición significa además que, lo relativo a la forma está en el plano del vidente mismo; es decir, el profeta habló de la gloria futura en términos de su propia sociedad y experiencia.
La profecía puede cumplirse inmediatamente después de haber sido dada o mucho más tarde.
La profecía está éticamente condicionada, esto es, parte de ella está condicionada, en cuanto a su cumplimiento, al comportamiento de los que la reciben. Puede aún ser revocada.
La profecía puede cumplirse sucesivamente.
No debemos demandar de una manera pedante que la profecía sea cumplida exactamente como fue dada.
Muchas profecías, especialmente aquellas que tratan acerca de Cristo, se cumplen literalmente.
La forma y el carácter de la profecía están condicionadas a la época y al lugar del escritor.
Las profecías frecuentemente forman parte de un todo y, por lo tanto, deben compararse unas con otras.
El profeta ve juntas las cosas que están considerablemente separadas en su cumplimiento.
Debe observarse que el elemento tiempo tiene un lugar relativamente pequeño en la profecía.
En relación con el lenguaje de la profecía, especialmente en su determinación del futuro, deben tomarse en cuenta los siguientes puntos:
Los profetas frecuentemente hablaron de cosas pertenecientes al futuro como si estuvieran presentes a su vista (Is 9:6).
Hablaron de cosas futuras como si hubieran pasado (Is 53)
Cuando el tiempo preciso de los eventos individuales no era revelado, los profetas los describieron como continuos. Vieron el futuro más en el espacio que en el tiempo, el tiempo total, por lo tanto parece acortado; y se toma en cuenta la perspectiva en vez de la distancia real. Parece que hablaron con frecuencia de las cosas futuras en la misma forma, como un observador común describiría las estrellas, agrupandolas como van apareciendo, y no de acuerdo con sus verdaderas posiciones.
Pocas leyes son más importantes, en la interpretación de las Escrituras proféticas, que la ley del doble cumplimiento. Dos eventos, considerablemente separados en cuanto al tiempo de cumplimiento, pueden juntarse en la esfera de una profecía. Esto se hizo por cuanto el profeta tenía un mensaje para su propio día y también para algún tiempo futuro. Al introducir dos eventos considerablemente separados en la esfera de una profecía, ambos propósitos podían cumplirse.
Las profecías tienen frecuentemente un significado doble, y se refieren a eventos diferentes, uno cercano y otro remoto; uno temporal, el otro espiritual o quizá eterno. Teniendo de esa manera los profetas, varios eventos en perspectiva, sus expresiones pueden ser aplicadas parcialmente a uno, y particularmente a otro, y no es siempre fácil hacer las transiciones. Lo que no se ha cumplido en el primero, debemos aplicarlo al segundo; y lo que ya se ha cumplido en el primero, frecuentemente puede considerarse como típico de lo que falta por cumplirse.
Fue propósito de Dios dar una vislumbre de lo cercano y de lo lejano para que el cumplimiento de lo uno fuese la certeza del cumplimiento de lo otro.
Sin embargo, otra provisión fue hecha para confirmar la fe de los hombres en las declaraciones que tenían relación con el futuro lejano. Frecuentemente sucedía que los profetas que tenían que hablar de tales cosas eran también comisionados para predecir otras cosas que en breve llegarían a cumplirse; y la verificación de estas últimas predicciones en su propio día y en su propia generación justificaba la fe de los hombres en las otras declaraciones que señalaban eventos para un tiempo más distante. La una era prácticamente una señal de la otra, y si una demostraba ser verdadera se podía confiar en la otra. Así el nacimiento de Isaac bajo las más raras circunstancias ayudaría a Abraham a creer que en su simiente serían benditas todas las familias de la tierra.
Una condición puede estar envuelta en un mandamiento o promesa sin que sea declarada específicamente. Esto se ilustra por medio de la carrera de Jonás. En base al mensaje de Jonás se deduce frecuentemente que hay condiciones escondidas, relacionadas con cada profecía, que puede ser la base para el retiro de su cumplimiento.
Las predicciones que anuncian juicios venideros, no declaran por sí mismas el futuro absoluto del evento, sino que solo declaran lo que deben esperar las personas a quienes fueron hechas, y lo que ciertamente acontecerá, a menos que Dios mediante su misericordia se interponga entre la advertencia y el evento.
Entre los puntos que tienen que ver con la naturaleza y el cumplimiento de la profecía, pocos exigen una mayor y especial atención que éste de que algunas predicciones son condicionales, mientras que otras son absolutas. Muchas de las declaraciones de las Escrituras (por ejemplo, Levítico 26) presentan perspectivas eternas.
Pero la naturaleza condicional de una predicción no siempre se expresa con claridad en la Escritura. Así, se dice que Jonás predijo que dentro de cuarenta días Nínive sería destruida; la gente se arrepintió a su predicación, y Nínive no fue destruida; sin embargo, hasta donde sabemos, a la gente no se le dijo que si se arrepentir el juicio no caería sobre ellos.
Las predicciones de esta clase son tan numerosas que llegamos a la conclusión de que debe haber habido una condición fundamental no expresada, en todos aquellos casos que justificaron el retiro del cumplimiento de la declaración profética por parte de Dios. Se puede inferir cuál es esa condición en capítulos como Jeremías 18 y Ezequiel 33. Después que Jeremías había visto al alfarero en su trabajo y había aprendido la gran lección de la soberanías de Dios, le fue presentado un mensaje adicional: En un instante hablaré contra gentes y contra reinos, para arrancar y derribar y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles. Y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar; pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle (Jeremías 18:7-10). Actuando sobre este principio, Jeremías habló de esta manera a los príncipes, cuando los sacerdotes y los profetas querían que fuese asesinado: “Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído. Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado, contra vosotros” (Jeremías 26:12-13). Si el pueblo se arrepentía, en un sentido, el Señor se arrepentiría, en otro sentido. ¿Sobre qué base? Sobre la base de los atributos originales, esenciales y eternos de la naturaleza divina, y sobre la base de las antiguas promesas y pactos que Dios había hecho a los patriarcas como resultado de sus atributos.
De ninguna manera. Hay algunas cosas tocantes a las cuales “Juró Jehová, y no se arrepentirá” (Salmo 110:4). Estas promesas irreversibles no dependen de la bondad del hombre, sino de la bondad de Dios. Son absolutas en su cumplimiento, aún cuando puedan ser condicionales en cuanto a tiempo y lugar.
Los tiempos y las sazones pueden ser modificados, los días pueden ser acortados, los eventos pueden ser apresurados o demorarse, los individuos y las naciones pueden entrar en el campo de las promesas o pueden mantenerse fuera; pero los eventos mismos son ordenados y seguros, sellados con el juramento de Dios, y garantizados por su vida misma.
Las profecías relacionadas con el establecimiento del Reino de Dios son tanto condicionales como absolutas.
En esta paradoja simplemente se quiere decir que son condicionadas en su cumplimiento al antecedente que es la reunión de los elegidos, y por tanto susceptible de aplazamiento … y que son absolutas en lo referente a su cumplimiento final , el cual no pueden desviar ni la conducta ni la acción del hombre… El reino mismo pertenece al propósito divino, es el tema de los pactos sagrados, es confirmado con juramento solemne, será el resultado o fin determinado en el proceso redentor, y por lo tanto, no puede ni podrá fallar. Los herederos del reino, sin embargo, están condicionados - cierto número de personas que sólo Dios conoce - y el reino mismo, aunque predeterminado … depende … en cuanto a su manifestación, de que ese número sea completado.
Se puede entonces concluir diciendo que aunque una profecía que depende de la acción humana, puede ser condicional, sin embargo, aquella que depende de Dios no puede ser condicional, a menos que las condiciones están claramente expresadas. Las profecías basadas en pactos inmutables no pueden admitir que se les agregue ninguna condición. Por lo tanto, no hay ninguna justificación para suponer condiciones algunas para el cumplimiento de tales profecías.
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia está llena de profecías. Si quiere tratar con precisión la profecía en la Palabra de Dios, las pautas que a continuación se ofrecen le servirán de importantes parámetros.
La palabra griega profeteia, "profecía", está compuesta de la preposición pro, "adelante", y feteia, "hablar". Su sentido es el de "proclamar", o expresar, la mente y el consejo de Dios. Según esta definición, toda la Escritura es, de alguna manera, profecía.
La profecía que predice apunta hacia un cumplimiento futuro, y es de origen divino. En su libro Understanding and Applying the Bible (Compresión y aplicación de la Biblia", el doctor Robertson MacQuilkin dice: "La profecía que predice tiene dos propósitos. Uno de ellos, el principal, es el de afectar la conducta de quienes la escuchan. El otro se realiza sólo cuando se cumple la profecía. Tal propósito es el de crear y afirmar la confianza en el Dios que milagrosamente anuncia los acontecimientos por venir (Jn 13:19; 14:29; 16:4)."
Algunos eruditos dividen la profecía en dos categorías: la que proclama y la que predice. Las profecías que proclaman contienen mensajes inmediatos, para el momento actual. (Con frecuencia son exhortaciones a llevar una vida santa a la luz de alguna profecía que aún está por cumplirse.) Las profecías que predicen contienen un mensaje acerca de lo que Dios hará en el futuro.
Cuando un profeta hablaba de parte de Dios, la profecía podía estar relacionada con lo siguiente:
Un cumplimiento presente o próximo
Un cumplimiento futuro
Un cumplimiento en dos etapas, es decir, un cumplimiento próximo y, más adelante, un cumplimiento futuro.
Al leer las profecías de la Biblia, tenga presente las siguientes pautas, y así podrá discernir si la profecía tiene que ver con:
La época del profeta mismo y/o algún tiempo futuro
El cautiverio y/o la restauración de Israel o Judá
La primera venida de Cristo y cualesquiera otros acontecimientos relacionados con ella.
La segunda venida de Cristo
Los últimos días a los tiempos del fin
Al estudiar la profecía, es importante recordar que los profetas no siempre delimitaron intervalos de tiempo entre los acontecimientos, ni escribieron siempre sus profecías en orden cronológico. Por ejemplo, una profecía del Antiguo Testamento podría abarcar la primera y la segunda venida de Cristo sin indicación alguna del tiempo que transcurre entre ambas. Una profecía de esta índole se encuentra en Isaías 65:17-25, en la que el profeta habla primero de "nuevos cielos y nueva tierra" (en la que sabemos que no hay muerte), y luego en los versículos 18-25 dice que "el niño morirá de cien años" y que "el lobo y el cordero serán apacentados juntos". Cronológicamente, el versículo 17 habrá de cumplirse después que los versículos 18-25 se hayan hecho realidad.
La profecía debe tomarse siempre en su sentido literal (es decir, en su sentido común y corriente) , a menos que se dé uno de los dos casos siguientes:
El texto gramatical demuestra que se trata de lenguaje figurado, pues se recurre a símiles, metáforas, parábolas, alegorías, símbolos o tipos.
La interpretación literal va en contra del sentido común, contradice al autor, o contradice lo que enseñan las Escrituras.
Cuando un pasaje profético no puede interpretarse literalmente, investigue lo que el autor pretende comunicar mediante su lenguaje simbólico o figurado. Para poder discernir lo que el autor quiere decir, busque las respuestas en los siguientes lugares:
Dentro del contexto del libro en el que se encuentra el pasaje.
En algún otro escrito del mismo autor.
En cualesquiera otros escritos proféticos a los que el autor haya tenido acceso (por ejemplo, otros libros o pasajes proféticos en la Palabra de Dios)
Recuerde que en algunos casos el profeta no emplea el tiempo futuro, aun cuando se esté refiriendo a sucesos por venir.
Al interpretar las Escrituras debe tomar en cuenta el contexto histórico del pasaje estudiado, teniendo presente que Dios estaba comunicando su profecía a determinado pueblo en un momento específico de la historia. Si bien es cierto que la profecía podría tener un cumplimiento futuro, el profeta tendría que comunicarla de manera que fuera comprensible a los que la iban a recibir en primera instancia, aun cuando no lograrán comprender los detalles, los símbolos, ni las implicaciones del mensaje profético.
Haga un análisis detenido de la historia y de la cultura reflejadas en el texto. Antes de pretender interpretar el texto, identifique todos los acontecimientos históricos, los nombres propios y los lugares geográficos.
Tenga presente que el profeta que daba determinada profecía y el pueblo que recibía el mensaje no siempre captaban su significado. Por ejemplo, Daniel no pudo haber entendido lo que escribió, ya que el mensaje debía permanecer sellado hasta el tiempo del final (Dn 12:8-9).
Sin embargo muchas profecías se van aclarando mediante:
Su cumplimiento documentado en la historia
Su cumplimiento documentado en el Nuevo Testamento
Su explicación en algún texto del Antiguo o del Nuevo Testamento (Hch 4:24-28)
Tenga presente que muchas profecías del Nuevo Testamento incluyen citas del Antiguo Testamento y alusiones a éste. Los estudiosos estiman que sólo en el Apocalipsis hay unas 350 de estas citas o alusiones. EL Apocalipsis está repleto del lenguaje de Isaías, Jeremías Ezequiel, Daniel y los Profetas Menores. Resulta evidente que el autor del Apocalipsis estaba empapado del Antiguo Testamento, puesto que su fraseología emana de éste. De modo que, para interpretar correctamente la profecía del Nuevo Testamento, hay que compararla con las referencias correspondientes en el Antiguo Testamento.
Al estudiar la profecía, hay que entender a las frases que denotan algún período de tiempo. Busque, por ejemplo, las siguientes frases adverbiales: en los postreros días, el día de Jehová, el día de la ira y el fin del siglo. Cuando se encuentre con frases como éstas, observe detenidamente lo que ocurre durante este período específico de tiempo y luego hágase las siguientes preguntas:
¿Alguna vez en la historia ha ocurrido algo parecido?
¿Coinciden estos acontecimientos con algún otro período de tiempo específico?
¿Corresponden estos acontecimientos a otros mencionados en algún punto de la Palabra de Dios?
1) La profecía puede ser encontrada en las escrituras desde Génesis hasta Apocalipsis.
De un total de 23,210 versículos en el Antiguo Testamento, 6,641 (o aproximadamente 28%) contienen material profético.
De un total de 7,914 versículos del Nuevo Testamento; 1,711 (o aproximadamente 21%) contienen material de protético.
De un total de 31,124 versículos en toda la Bíblia; 8,352 (o aproximadamente 27%) contienen material de protético.
El hecho de que las escrituras contengan tanto material profético muestra la importancia que Dios da a la profecía.
2) Existen dos tipos de profecía:
A. PREDICTIVA - Predice el futuro
B. DIDÁCTICA - Trata con verdades morales y éticas
Algunas profecías tienen ambos tipos juntamente. En Zacarías 1:1-15, es didáctica, pero en la siguiente visión es predictiva 1:16-21. La mayor parte de Zacarías 7 es didáctica, pero las secciones precedentes y las siguientes son predictivas. Sin embargo, la mayoría de profecía es predictiva.
3) Aquí tenemos algunas pautas para tratar con profecías predictivas:
A. LENGUAJE LITERAL. Tome al pasaje en su significado más simple, directo y ordinario, a menos que haya razones convincentes de hacer lo contrario. Pasajes predictivos deben ser tomados como literales, a menos que haya razones fuertes para entenderlos en algún sentido figurado. Siempre empiece por ver el significado sencillo y directo - lo que dice es lo que significa.
B. LENGUAJE FIGURATIVO. Aprenda a identificar pasajes figurativos, pero siga las reglas comunes del lenguaje cuando haga distinción entre lo literal y lo no literal.
1. Algunos lenguajes deben ser obviamente tomados por figurativos. Hacer lo contrario sería absurdo. Por ejemplo, Joel 2:31 – la luna se convierte en sangre; Isaías 11:1 – una rama que sale de un ser humano: Zacarías 4:7 – una montaña que es removida..
2. Llamamos a éstas ilustraciones "lenguaje de panorama" como lo vemos es Daniel: un león con alas, un leopardo con cuatro alas, etc.
3. La meta es discernir a qué nos apunta la figura, porque el objeto que está siendo representado figurativamente va a tener un cumplimiento literal en la historia
Ejemplos: Daniel 7:17 – las cuatro grandes bestias representaban a cuatro reyes que se levantarían de la tierra. Juan 2:19 – la predicción de Cristo del templo. "destruir este templo y en tres días yo lo levantaré" , es explicado como Cristo al referirse al templo de su cuerpo.
4) Una palabra de advertencia:
Determinar el tipo de profecía en algunos pasajes es difícil.
Ejemplo: Amós 9:13-15. Hay indicación para que este pasaje sea tomado figurativamente. Pero, debemos empezar asumiendo que una predicción debe ser entendida literalmente. Sin embargo, una gran cantidad de profecía es en verdad figurativa y debemos aprender a distinguir entre escritos literales y figurativos.
5) La profecía incluye el pasado, presente y futuro. Con frecuencia la profecía no sigue un patrón secuencial (sucesivo). El pasaje puede saltar de una idea a otra, o de un periodo de tiempo a otro.