Exposición

Filipenses

Exposición de Filipenses

FILIPENSES

TEXTO, EXPOSICION Y AYUDAS PRÁCTICAS

I.     EL MISIONERO Y SUS DISCÍPULOS, 1:1-11

La primera sección de Filipenses establece claramente la calidez de la relación entre el autor y los destinatarios, la cual es importante tomar en cuenta para comprender el contenido de toda la epístola.

    1.     Saludo y definición del ser cristiano, 1:1, 2

Siguiendo las fórmulas literarias de su tiempo Pablo inicia su carta con una referencia a sí mismo como el autor e incluye a Timoteo, quien al momento de escribir lo está acompañando, y quien también había formado parte del equipo misionero que inició la predicación del evangelio en Filipos. En otras cartas Pablo se presenta a sí mismo como “apóstol”, pero aquí el término que usa, siervos de Cristo Jesús (lit. “esclavos”) le permite incluir a Timoteo. Además concuerda con el espíritu de humildad que es un tema que predomina en la carta, y coincide con el hecho de que en Filipos aparentemente no se discute la autoridad apostólica de Pablo.

La ciudad de Filipos

Sin ser la capital de la provincia de Macedonia, Filipos era su principal ciudad. Su importancia se debía a sus riquezas mineras, de las que sobresalía el oro y la plata. Pero, además, debía su fama a su estratégica situación geográfica, que constituía una verdadera puerta de entrada a Europa.

Estaba situada sobre la famosa Vía Ignacia, a unos 14 km. de la costa del Mar Egeo. Antiguamente su nombre había sido "Ciudad de las Fuentes". Fue más tarde que el rey Filipo, o Felipe, de Macedonia, padre de Alejandro el Grande, hizo en ella muchas mejoras. Y fue en su honor que se le puso el nombre de Filipos.

Tiempo después el emperador Augusto César la distinguió con el privilegio de ser una colonia romana, lo cual la eximía de pagar tributos y le daba una organización parecida a Roma. Así, pues, sus habitantes ostentaban la dignidad de ser ciudadanos romanos con sus consiguientes privilegios.

En respuesta al llamado del "Varón Macedonio", Pablo y sus compañeros de ministerio llegaron a Filipos para establecer una iglesia que amaba y lo amaba, y que lo apoyó y sostuvo en todo su ministerio. Fue, precisamente, una ofrenda enviada por esta iglesia a Pablo, estando él preso en Roma, y por medio de Epafrodito, lo que dio oportunidad al Apóstol de escribir esta singular epístola, de la cual emana profundo amor cristiano y gozo en Cristo.

La carta va dirigida a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos. Para Pablo, todos los creyentes están llamados a la santidad y son hechos “santos” por su relación con Cristo. La enseñanza sobre santidad tiene sus raíces en el AT que insiste en la santidad de Dios (Isa. 6:3) y en el hecho de que el pueblo que pertenece a Dios está también llamado a ser santo (Lev. 11:44; 19:2; 20:26), es decir a llevar un estilo de vida en obediencia a las demandas de Dios. Ese estilo distintivo es señal de una conciencia de pertenecer a Dios, y de estar por ello separado o apartado para vivir conforme al propósito divino. En el NT se describe de la misma manera la relación entre el creyente y Cristo. Esta relación transforma a la persona humana y le asigna una misión en el mundo, para la cual ha sido apartada. La expresión en Cristo que Pablo utiliza con mucha frecuencia se refiere precisamente a esa relación básica de salvación gracias a la obra de Cristo y, en consecuencia, de pertenencia a Cristo. Es la relación para la cual el lenguaje de Jesús en Juan 15 utiliza la metáfora de la vid y los pámpanos. Por eso también acierta Dios Habla Hoy cuando da como equivalente de la frase “en Cristo” la expresión “estar unido a Cristo”. Estar así en Cristo es entonces lo que define la esencia de la vida cristiana. La otra expresión en el Señor, que Pablo utiliza nueve veces en esta epístola, se refiere también a esta relación, pero carga el énfasis en las consecuencias de esta relación en la vida diaria (ver comentario a 1:14).

La referencia a todos los creyentes de Filipos viene antes de la frase con los obispos y diáconos. En la carta hay referencias específicas a los líderes de la congregación, sin embargo todos los santos están “con” ellos y no “bajo” ellos. Ya que se trata de una congregación mayormente gentil Pablo no usa aquí la expresión equivalente “ancianos” (presbúteros 4245), de raíz judía. En este punto es importante recordar que en el NT no hay ninguna indicación de que para Jesús o los apóstoles haya habido una idea de jerarquía institucionalizada, con la cual actualmente se asocian las palabras “obispos y diáconos” en algunas iglesias. Lit. las palabras se refieren más bien a la función, y como señala la nota de RVA, una traducción alternativa sería simplemente “con los que presiden y los que sirven”.

Semillero homilético

La descripción de los cristianos

1:1

Introducción: Pablo describe a los cristianos por su relación con Cristo.

I.     Siervos de Cristo.

1.     Indica humildad del creyente. Siervos de Cristo Jesús señala la disposición de hacer la voluntad del Señor.

2.     Indica el señorío de Cristo. La palabra griega douloi se traduce propiamente por esclavo, como resaltando:

(1)     Ser posesión absoluta de Cristo Jesús.

(2)     Deber obediencia absoluta a Cristo Jesús. Cristo es dueño, soberano y Señor de cada cristiano.

II.     Santos en Cristo.

     Ellos son santos por su estrecha relación con el santo Dios. No son difuntos. Son personas vivas que están "en Cristo".

1.     Indica separación del creyente. Apartados para él, como un nuevo pueblo y herederos de las promesas a Israel.

2.     Indica consagración del creyente. Es apartado de lo común, de la maldad del mundo y consagrado, dedicado, a servir a Dios.

Conclusión: Al convertirse cada cristiano, asume una relación con Cristo de siervo y viven en santidad, dedicado sólo a hacer su voluntad.

La salutación tradicional en el mundo grecorromano deseaba salud y alegría para el destinatario, mientras que la salutación judía recalcaba la paz (shalom). En su saludo Pablo combina elementos gentiles y judíos, gracia a vosotros y paz, pero le agrega un elemento nuevo y distintivo al especificar de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Lo que esto significa lo veremos desarrollado en el cuerpo de la carta, donde hay referencias a la paz de Dios (4:7, 9) y también una rica exposición acerca de la persona y la obra de Jesucristo, y su efecto y significado en la vida de los creyentes.

    2.     Una memoria edificante, 1:3-6

En las tres secciones que siguen Pablo va a mostrar cómo él recuerda a los filipenses (v. 3), lo que siente hacia ellos (v. 7) y el contenido de su oración por ellos (v. 9), ofreciéndonos así un retrato ejemplar de la actitud fundamental de un auténtico misionero. En las largas horas de la prisión, el Apóstol recuerda la iglesia que fundó en Filipos, y puede hacer memoria de personas y rostros que invariablemente lo mueven a gratitud: cada vez que me acuerdo de vosotros (v. 3) y a seguir orando por ellos con gozo y entusiasmo en cada oración. Esta memoria que anima, edifica y sostiene al misionero es más que el resultado de una simpatía afectiva. Pablo siente a los filipenses como compañeros de su labor y describe su relación con ellos usando un término de rico contenido teológico, vuestra participación en el evangelio. La palabra que aquí se traduce como “participación” es koinonía 2842, que otras versiones traducen “comunión”, es decir una relación de afecto y mutua pertenencia que deriva de la fe común en las buenas nuevas de Jesucristo.

El saludo de los cristianos

1:2

En la mayoría de sus cartas, Pablo usa un saludo característico, lleno de significado para los cristianos.

1. Gracia a vosotros...

Era la hermosa palabra griega u occidental, pero dando la connotación que esta palabra tenía. Gracia es el amor inmerecido de Dios, del que fuimos objeto al ser salvos. La relación del creyente con Dios es una relación de gracia. Pero también la palabra gracia se refiere al encanto, belleza y alegría que Cristo trajo a la vida.

2. Paz a vosotros. La palabra paz era usada comúnmente por los hebreos u orientales en el saludo. Pablo no la usa únicamente como saludo de protocolo. El anhelaba que la paz llenase sus corazones, como él mismo lo había experimentado en medio de las pruebas. Significando paz del alma, del corazón, de la conciencia. Paz que proviene de Dios nuestro Padre. Paz que llega a través de Cristo.

Gracia y paz, siempre en ese orden. Son vigentes aún en el mundo moderno, en medio de las circunstancias tan variadas de la vida actual.

Esta mutua pertenencia por la fe no es obra humana sino iniciativa divina (2:13) y se ha mantenido constante desde el primer día hasta ahora. El relato de Hechos recalca la iniciativa divina al narrar la conversión de Lidia, la primera creyente de Filipos, cuyo corazón abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía (Hech. 16:14). De esta manera, la referencia a la fidelidad de los filipenses desde aquel día inicial va acompañada de la certeza respecto a la fidelidad de Dios. La convicción respecto a la fidelidad de el que en vosotros comenzó la buena obra, lleva a Pablo a afirmar con toda seguridad que esa obra llegará a buen término. La nota de plenitud o completamiento se expresa aquí en la traducción perfeccionará para el griego epiteléo 2005, cuya riqueza de significado puede también traducirse “la irá llevando a buen fin”, como lo hace Dios Habla Hoy. Esa plenitud se relaciona en este versículo con un tema que se repite de diversas maneras a lo largo de la carta: el día de Cristo Jesús. El autor parece dar por sentado que sus lectores entienden el término, de manera que no lo explica aquí. Pero hay toda una visión de la historia que ve el pasado, presente y futuro, y la propia vida, desde la perspectiva divina. Aquí como en todo su pensamiento Pablo refleja lo mucho que él depende de la herencia judía del AT dinamizada por la realidad de

Jesucristo. Para el AT Dios está en el comienzo mismo de la vida y de la historia humana, del universo y de la creación y sigue activo para completar su obra (Isa. 48:12 ss.). Pablo ha tomado esta visión de la historia y la conecta con la venida de Cristo, quien aparece “en la plenitud del tiempo”. Ese Cristo, cuya obra va a ser magistralmente presentada en el cap. 2, es quien en el último día se manifestará como Señor y juez final y definitivo. El tiempo actual es tiempo de misión, con sus victorias y sus peripecias pero se vive a la luz de ese día final al cual Pablo alude repetidas veces y de diferentes maneras (1 Cor. 3:13; 4:1–5; 2 Tes. 1:10). Aquí Pablo puede aplicar esa visión al caso particular de los filipenses. Ha recordado el pasado, los comienzos de su vida como creyentes, refiriéndose al primer día, y ahora afirma su confianza en la victoria final del último día, garantizada por la acción de Dios mismo.

Semillero homilético

Oportunidades de agradecer

1:3–8

Introducción: El agradecimiento no es una virtud que muchos cultiven hoy. Dios se agrada del cristiano agradecido. La cantidad de gratitud que sentimos hacia Dios es un indicador de lo conscientes que somos de todo lo que Dios es y hace para nosotros. Dios merece gratitud. El corazón agradecido es evidencia de un alma sana. Pablo recuerda a los filipenses y estalla en expresiones de gratitud a Dios.

I.     El recuerdo fraternal es oportunidad de agradecer.

     Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros (v. 3).

1.     Recordar el tiempo de la conversión es provechoso.

     Pablo recordaría cómo, en Hechos 16, varios hermanos de la congregación en Filipos se habían convertido. En oportunidad de su encarcelamiento allí, el carcelero se convirtió.

2.     Recordar el amor fraternal es edificante.

     La iglesia le había expresado su amor varias veces (4:16). Le habían demostrado su interés y cuidado enviándole a Epafrodito (4:18) y ahora esa oportunidad de agradecer origina la epístola. Este espíritu debe entretejer las fibras de nuestras relaciones fraternales.

II.     La intercesión fraternal es oportunidad de agradecer.

     Doy gracias a mi Dios... siempre intercediendo con gozo por vosotros... (v. 4). El dice, rogando "con gozo". Le satisface hacerlo y hacerlo "por todos" sin excepción.

1.     En tiempos de enfermedad podemos orar.

     Epafrodito estuvo muy enfermo (2:25–28). Pablo oró por él.

     Constantemente hay enfermos por quienes hemos de interceder ¡Dios hará maravillas si lo hacemos! Esto será oportunidad de gratitud.

2.     En tiempos de conflictos personales podemos orar.

     Otra razón para esta carta fue el conflicto entre Evodia y Síntique (4:2). Pablo ora por ellas. Los conflictos surgen en nuestras iglesias también y ésta es oportunidad de agradecer.

III.     La participación en la obra es oportunidad de agradecer.

     Doy gracias a mi Dios... por vuestra participación en el evangelio (v. 5).

1.     La participación con fidelidad genera gratitud.

     Cuánta bendición significa la ayuda fiel de hermanos en la causa de Cristo. La evangelización, la educación, el servicio, no serían posibles sin la participación fiel de otros y esto produce gratitud a Dios.

2.     La participación en la continuación de la obra genera gratitud.

     Desde el primer día hasta ahora (vv. 5, 6).

     En ocasiones es más fácil comenzar que continuar. Hay cierta gloria en comenzar, pero cuando el brillo del comienzo desaparece se necesitan esfuerzos para continuar. Por quienes permiten que la obra siga y crezca hemos de agradecer al Señor.

IV.     El progreso en las vidas es oportunidad de agradecer.

     Doy gracias a mi Dios... porque el que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará (v. 6).

1.     El desarrollo espiritual es oportunidad de agradecer.

     Dios alcanza a los perdidos y nos da oportunidad de participar en su crecimiento y desarrollo. La obra crece espiritual y numéricamente y esto nos hace ser agradecidos.

2.     La defensa del evangelio es oportunidad de agradecer.

     En la defensa y confirmación del evangelio... (v. 7). ¿Cuál es el argumento más fuerte a favor del evangelio? Es la vida transformada del creyente por el poder de Cristo.

Conclusión: El recuerdo de los creyentes, el gozo de interceder por ellos, la participación en la obra del Señor y su progreso espiritual deben llevarnos a un noble sentimiento de agradecer a Dios.

Joya bíblica

Estando convencido de esto: que el que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús (1:6).

    3.     Comunión y añoranza, 1:7, 8

Pablo pasa ahora a reafirmar sus muestras de afecto por los filipenses al mismo tiempo que afirma cómo la memoria de ellos lo ha sostenido en la prisión. El sentir del v. 7 traduce el griego fronéo 5426, importante término que Pablo usa unas diez veces en esta carta (ver comentario en 2:5). Su cariño hacia los filipenses se ha ido construyendo como respuesta a las muestras específicas de amor fraterno que ellos le han hecho llegar (ver 4:15, 16) de manera que reafirma esa mutua pertenencia y dependencia de la gracia. Ellos han participado tanto de su sufrimiento como prisionero, como de su tarea misionera que no ha parado pese a su condición de tal. Aun desde su celda está ocupado tanto en un trabajo de proclamación apologética, defensa, como en el de discipulado y consolidación, confirmación del evangelio. El recuerdo de esta militancia común, hace que sin inhibiciones el Apóstol ponga a Dios como testigo para describir la añoranza que siente por ellos y que brota de un amor profundo mediado por Cristo Jesús. Esta es la que podríamos llamar una rica base afectiva sobre la cual son posibles tanto la tarea discipuladora como el nuevo desafío a un mayor crecimiento y abundancia. ¡Qué lejos está el Apóstol del frío profesionalismo de tantos ministros del evangelio y de la distancia social que suele separar a misioneros de nacionales!

Semillero homilético

Los anhelos del pastor

1:9–11

Introducción: Todo pastor tiene sueños que desea ver hechos realidad. Tiene anhelos por los que clama al Señor en oración. San Pablo era un hombre de oración. Todas sus epístolas lo revelan. En este caso él tiene cuatro anhelos para la iglesia que él amaba.

I.     Anhelo por un amor abundante.

     Y ésta es mi oración: Que vuestro amor abunde aun más y más... (v. 9). Pablo no pide que la iglesia lo ame a él más y más. Ella ya le había demostrado su amor (4:16; 2 Cor. 11:9). El desea que el amor entre los hermanos fluya constantemente. En un mundo de rencor y odios la iglesia se debe caracterizar por un abundante y evidente amor fraternal (Juan 13:34, 35).

II.     Anhelo por un sentido de lo vital.

     Y esta es mi oración... que aprobéis lo mejor... (v. 10a). ¿Qué significa esto? Sencillamente que uno debe pensar y elegir los valores superiores en la vida. El cristiano debe tener un concepto bien definido de lo que Dios quiere para su vida. Pero también, un sentido de lo vital en los planes de la iglesia. La oración del pastor es que cada creyente desarrolle una madurez que le lleve a tomar decisiones que honren el nombre de Cristo y que las decisiones de la iglesia traigan desarrollo y crecimiento.

III.     Anhelo por una vida excelente.

     Y ésta es mi oración... que seáis sinceros e irreprensibles en el día de Cristo... (v. 10b). La vida que Cristo comparte es superior. Es limpia. Es la mejor. Pero esta vida excelente no siempre es vista en todos los santos. Por eso el anhelo que los filipenses vivan esa vida de excelencia que "es sincera", íntegra: sin fisuras, ni con errores disimulados o encubiertos. Sin ofensas, irreprensibles en el día de Cristo. ¡Qué anhelo más glorioso!

IV.     Anhelo por una vida fructífera

     Y ésta es mi oración... llenos del fruto de justicia... (v. 11). Implica mucho esta frase. Incluye, no solamente, la idea de ganar a otros. Nótese la palabra llenos, rebosando, en abundancia. Jesús declaró en Juan 15:8 que Dios el Padre es glorificado de esta forma. Cristo, realmente, es la fuente, el origen y el medio de una vida llena de frutos (Juan 15:5). Pablo no estaba satisfecho con la vida pura e irreprensible de sus hermanos; él deseaba que fueran llenos de las gracias cristianas y que todo lo que anhelaba para ellos, pudiera ser para gloria y alabanza de Dios.

Conclusión: Los anhelos de un pastor para con su congregación están en relación a una vida amorosa y gozosa entre los hermanos y que sea desarrollado en ellos un vivir en un plano superior, demostrando madurez y una vida llena de frutos, todo lo cual trae alabanza y gloria a Dios. ¡Qué anhelos!

    4.     La visión esperanzada del futuro, 1:9-11

La memoria y la añoranza llevan a Pablo a la oración intercesora. Aquí tenemos un resumen de lo que Pablo desea para los filipenses, y que en cierto modo es una síntesis de lo que va a desarrollar en toda la carta. Lo que constituyen sus peticiones en oración por los filipenses viene a ser un desafío a la plenitud y la madurez, un programa de crecimiento espiritual. En primer lugar (v. 9), que vuestro amor abunde, porque ya hay evidencia de que esta iglesia de Filipos tiene la marca del amor de Cristo, pero Pablo los desafía a ir más allá. Esto no significa el aumento de un sentimentalismo más efusivo, sino un amor que crece en conocimiento y en todo discernimiento. Usando nuestras imágenes tradicionales podríamos decir que no hay un contraste entre corazón y cerebro. Notemos que la abundancia del amor lleva a mayor sabiduría y claridad mental, capacidad para distinguir. Esa es precisamente la capacidad a la que se hace referencia en el v. 10, que como dice la nota de RVA podría traducirse también “para que podáis discernir lo que más vale”. Al comienzo de la vida cristiana se adquiere un discernimiento que permite escoger entre lo bueno y lo malo, pero llega un momento en la vida cristiana en que el gran dilema ya no es tanto entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor. Eso requiere un discernimiento más agudo, señal de mayor madurez.

Una vida superior

1:10

1.     Es una vida saturada de Cristo.

Es limpia, es amigable. Ama, perdona y sirve. Aprueba lo excelente y desecha lo inferior. Es fácil decidir entre lo bueno y lo malo. Más difícil es elegir entre lo bueno y lo superior.

2.     Es una vida sincera.

Integra. Sin mezcla de impureza. La palabra proviene de los tiempos del Imperio Romano. En Roma se vendían templetes y objetos artísticos de mármol de una sola pieza. Pero algunos objetos tenían fisuras o defectos que se los emparejaba o disimulaba con cera y, una vez pulidos, semejaban ser íntegros pero, al sol, las imperfecciones se hacían visibles, o la cera se derretía. Otros eran "sinecera", sin cera. Estaban completos, sin faltas. Pablo pide que los cristianos vivamos vidas superiores, genuinas, verdaderas... sinceras.

3.     Es una vida irreprensible.

Sin ofensa. Sin ser causa de tropiezo. Transparente. Vivir de tal manera que al llegar al día final no lleven la culpa de haber sido la causa por la cual otros tropezaron y cayeron.

Aquí la espiritualidad se relaciona directamente con la ética. La secuencia es clara: un mayor amor dará mayor discernimiento para poder llegar a ser irreprensibles, para no tener que temer un juicio adverso, no sólo desde el punto de vista humano, sino ante el juicio de Cristo mismo. Al mismo tiempo la vida no será una peripecia infructuosa sino una existencia fructífera. Como en todas las epístolas paulinas el fruto aquí no es algo cuantitativo que se pueda contabilizar como tantos convertidos o tantas horas pasadas en oración o tantas iglesias fundadas. Es más bien un fruto cualitativo, fruto de justicia. Además Pablo vuelve a reafirmar la iniciativa divina en este proceso, porque el fruto viene por medio de Jesucristo, y no busca la glorificación y la fama humana, sino la gloria y alabanza de Dios.

II.     UNA MISIÓN FRUCTÍFERA, 1:12-26

La sección que sigue conecta con la anterior en forma muy propia del estilo paulino. Lo que enseña a sus discípulos, y espera de ellos, es lo que él mismo practica y ha visto realizarse en su propia vida: la unión indivisible entre práctica y teoría.

    1.     Peripecia del misionero y gloria del Señor, 1:12-20

En las epístolas de Pablo hay muchas referencias a sus sufrimientos y sus prisiones, pero cuando se las considera con detenimiento se percibe en el estilo que el móvil no es cierto masoquismo vanidoso. Ese es en particular el caso en esta sección en la cual la referencia a su prisión lleva una nota de regocijo y gratitud a Dios, y hasta de entusiasmo misionero. El v. 12 resume el efecto de sus peripecias: han redundado más bien para el adelanto del evangelio. Por un lado se ha hecho evidente que él no está en prisión como un delincuente común o un agitador social, sino por la causa de Cristo (v. 13), como un embajador en cadenas (Ef. 6:20). De ello han tomado nota aun personas del Pretorio, término tomado del latín (praetorium), y que se refiere a la guardia especial o cuerpo de élite, encargada de cuidar la seguridad del emperador o los gobernadores. Entre todos los demás nos da a entender que la prisión de Pablo ha llegado a ser algo así como una cosa pública, bien conocida.

Por otro lado, y quizás precisamente al ver la indoblegable actitud de Pablo y la fuerza de su testimonio, la mayoría de los hermanos han tomado ánimo en el Señor y se han atrevido a predicar sin temor (v. 14). Que la prisión y el sufrimiento del misionero venga a ser fuente de valor y estímulo para la acción de los discípulos es algo que demuestra el cambio de perspectiva que brota de la relación con Cristo. Aquí aparece por primera vez la expresión en el Señor, que en esta epístola Pablo usa más veces que en ninguna otra, para referirse a una variedad de acciones y actitudes vinculadas a la relación fundamental con Cristo (2:19, 24; 3:1; 4:1, 2, 4, 10). Las expectativas y los planes respecto al futuro, la alegría por la riqueza de las relaciones fraternales, la resolución de las diferencias entre los hermanos, todo es posible gracias a esa relación con el Señor.

Ser ciudadano romano

Augusto César hizo de Filipos una colonia romana, adoptando todas las costumbres, estilos y leyes que imperaban en Roma. Aún el idioma era romano. Al derecho de ser ciudadano romano se tenía acceso por haber nacido en Roma o en una de sus colonias. La ciudadanía también se conseguía por honores militares, o se compraba (ver Hech. 22:28). Hechos 16:20, 21 denota el orgullo que este derecho confería a quien lo ostentaba. Pero, además, proporcionaba ventajas en la vida social, por la exención de ciertos impuestos, derechos civiles tales como ser castigado con azotes o ser detenido por la autoridad sin haber sido juzgado (ver Hech. 16:37–40 y 22:25–29). Podían, además, ejercer el derecho de ser juzgados en Roma misma o apelar al César (ver 25:10–12). Una ventaja importante de ser ciudadano romano era la posibilidad de viajar y desplazarse por todo el Imperio sin dificultad y amparado por la ley romana.

En este punto Pablo hace algo así como un pequeño paréntesis penoso. Sus sufrimientos no son causados sólo por los enemigos de fuera de la comunidad cristiana, sino también por rivales de dentro. Como para que no tengamos falsas ilusiones o visiones de color de rosa sobre la iglesia primitiva nos encontramos con esta referencia a predicadores que predican a Cristo por envidia y contienda (comp. con 2:3). A éstos Pablo atribuye la intención de añadir mayor aflicción a lo que él ya sufre como prisionero. Sin embargo, así como sus cadenas han tenido un efecto beneficioso desde el punto de vista de la misión, así también él busca el lado positivo de esta rivalidad interna, y afirma su regocijo ante el hecho de que de todas maneras Cristo es anunciado, sea por pretexto o sea de verdad (v. 18). Nótese que la RVA hace primero referencia a los que predican por amor (v. 16) y en segundo lugar a los que lo hacen por contención (v. 17). En este aspecto, y a diferencia de otras traducciones, sigue el orden de los manuscritos más antiguos ahora disponibles que corresponde mejor al estado de ánimo de Pablo que el texto comunica.

Semillero homilético

Cristo asegura triunfos

1:12–26

Introducción: Dios es soberano. El es Señor de la historia y el Señor de su iglesia. Cuando un creyente o el pueblo de Dios sirve proclamando el evangelio, Cristo asegura triunfos. Pablo da claro testimonio de esta verdad.

I.     Triunfos del pasado (v. 12).

1.     Victorias en la adversidad.

     Quiero que sepáis... (v. 12a). Los filipenses debían saber que el avance del evangelio no se había detenido. Las adversidades, como dice el Salmo 76, el Dios Soberano las había usado para bien.

2.     Victorias en cada evento.

     ... las cosas que me han sucedido... (v. 12a). En cada evento ocurrido desde su salida de Filipos narrados a partir del cap. 20 de Hechos hasta su estada en Roma, la mano del Señor estuvo con él. El mira hacia atrás y ve triunfos tras triunfos para el evangelio.

II.     Triunfos del presente (vv. 13–18).

     Dios le había enseñado que cada oposición es una oportunidad y que aun la cárcel era una puerta abierta.

1.     Testimonio creciente en la cárcel.

     ... en todo el Pretorio... (v. 13). Toda la guardia imperial. Cada seis horas dos soldados diferentes ¡Todos sabrían de Cristo! ¡El evangelio no se detenía... ni se detiene por la adversidad!

2.     Testimonio creciente en la ciudad.

     ... a todos los demás (v. 13). Por dos años (Hech. 28:30) Pablo discipuló a laicos, a líderes y aun a autoridades civiles.

3.     Testimonio creciente aun con motivos antagónicos.

     ... predican a Cristo por envidia... otros lo hacen de buena voluntad (v. 15). Si el Apóstol predicaba en la cárcel ¡cuánto más los que estaban en libertad! (v. 14). Cristo enviaba el gozo que significaba que a pesar de todo las Buenas Nuevas eran difundidas ¡La gloria es para Dios!

III.     Triunfos para el futuro (vv. 19–26).

     Su esperanza estaba en la victoria final que Cristo traería a su vida.

1.     Confianza en el Señor por su liberación.

     Pues sé que... resultará en mi liberación (v. 19). Confiaba que la última palabra la tenía Cristo; debido a las oraciones de los filipenses y al obrar poderoso del Espíritu de Jesucristo ¡dependía del Señor!

2.     Confianza en el Señor sobre la vida o la muerte.

     Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (v. 21). La vida es digna de ser vivida sólo si la vida de Cristo se realiza en nuestra vida. Morir es ganancia porque la unión con Cristo se realiza en plenitud.

3.     Confianza en el Señor en el servicio.

     ... Sé que me quedaré... para vuestro desarrollo y gozo en la fe (v. 25). Si Dios aun lo necesitaba le dejaría para provecho de la causa de Cristo.

Conclusión: Aun en circunstancias difíciles Dios nos dará oportunidad de servirle. Nuestra confianza y fe deben estar en Jesucristo y su fidelidad. El ha prometido estar con nosotros hasta el fin (Mat. 28:20).

Hay algo sin embargo que es causa de mayor alegría, y es la esperanza de su liberación. El Apóstol parece tener base para pensar que su causa judicial, quizá su apelación ante el César, va a tener un resultado positivo. Este sentir lo atribuye tanto a las oraciones de los filipenses como a un apoyo y convicción que viene por obra del Espíritu de Jesucristo. Para Pablo cada fase de la misión cristiana es posible sólo por la acción del Espíritu. Ya hicimos referencia a la dirección del Espíritu en la misión para la entrada en Filipos (ver Introducción). La conversión de personas a Jesucristo es por acción del Espíritu (comp. Hech. 16:14 con 2 Cor. 3:17 y 4:5, 6). Como en la sección anterior aquí también Pablo hace referencia al tiempo y a la fidelidad de Dios para no pasar vergüenza sino más bien tener plena confianza. No es sólo optimismo humano sino seguridad de que lo que acontezca con su cuerpo, su propia vida o su propia muerte, servirá de instrumento para exaltar a Cristo. Pablo está poseído de un realismo optimista, porque aunque la muerte parece rondar en el curso de la epístola y hay varias referencias a ella, lo que está claro es que el Apóstol no le tiene ningún temor; para él es como una serpiente o un escorpión que ya no tienen su aguijón letal (1 Cor. 15:55–57).

    2.     Vivir y morir por Cristo, 1:21-26

La referencia a sus prisiones y el posible desenlace de su situación como preso del Señor lleva a Pablo a escribir con el corazón en la mano, sacando a luz la riqueza de las convicciones íntimas que dan sentido a su vida. Si la vida está entregada a Cristo y se vive para su gloria, la muerte no es una amenaza ni causa terror (v. 21). Notemos los dos términos de este versículo clásico que ha inspirado a tantos: para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Esta es la fibra de la que están hechos los pioneros de Cristo en todas las épocas. No se trata de una actitud de resignación, sino primero de una afirmación gozosa de plenitud de vida en Cristo, desde la cual la muerte se ve con una perspectiva diferente, como una ganancia. Cabe preguntarse: ¿Qué clase de ganancia? ¿En qué sentido se estaría ganando algo? Si una persona ya está “en Cristo” y goza de las bendiciones de esa relación que da sentido a su vida, la muerte no significa el fin de esa relación sino más bien la entrada en la plenitud de la misma. El hilo del pensamiento conecta naturalmente con la afirmación del versículo que sigue. Para Pablo hay una seguridad de que la muerte es sólo una partida que conduce a estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor (v. 23).

Sin embargo, Pablo expresa un tremendo deseo de seguir viviendo una vida útil y fructífera, especialmente al servicio de aquellas personas que quiere, como los filipenses (vv. 22, 24). De allí viene su dilema, sintiéndose como tironeado desde direcciones opuestas por ambos anhelos. Esta seguridad final y esta orientación básica de la vida están claras para él. Contra ese trasfondo, sin embargo, afirma su convicción presente de que Dios le va a conceder más tiempo para ministrar entre los filipenses (v. 25). Y una vez más, sin inhibiciones ni falsas modestias, expresa su convicción de que su presencia va a beneficiar mucho a los filipenses (v. 26). La presencia y la ausencia del Apóstol entre los filipenses va a ser un elemento muy importante de su razonamiento en la sección que sigue.

Semillero homilético

Para mí el vivir es Cristo

1:21

Introducción: ¿Qué es Cristo para ti, mi hermano? ¿Qué es Cristo para ti, hermana, esposa, amiga, madre? ¿Qué es para ti Cristo, tú que eres padre, esposo, consejero, jefe de familia? Para el apóstol Pablo:

I.     Cristo DEBE SER el origen y centro de la vida.

II.     Cristo DEBE SER la esencia misma de nuestra vida.

III.     Cristo DEBE SER el paradigma o modelo del vivir diario.

IV.     Cristo DEBE SER el objetivo o meta a alcanzar.

V.     Cristo DEBE SER el premio o galardón de nuestra fidelidad.

Conclusión: La vida en Cristo no es fácil pero es gloriosa. Vivir con Cristo y para Cristo es la clave de una vida fructífera y gozosa. Con todas las vicisitudes que la vida moderna trae, para el cristiano verdadero la vida es algo precioso, cuando puede decir: Para mí el vivir es Cristo.

Cristo, realidad viviente

1:21

Cada cristiano ha de preguntarse: ¿Es Cristo una realidad viva en mi vida? ¿Es él el factor básico en mi ser? ¿Puedo ver su presencia divina en cada tormenta, en cada relámpago, en cada trueno estremecedor? ¿Puedo percibirle en la luz brillante del sol como en la noche oscura iluminada por la luna y las estrellas? ¿Le veo y le palpo a mi lado en las horas de tragedia y en las que la alegría y la belleza me rodean?

Si Cristo es así una realidad viviente, podré cantar gozoso en medio de las crisis y vislumbrar el cielo azul entre las nubes negras de la adversidad, la soledad y la tristeza.

Cuando el corazón está en estrecha relación con el Señor, cuando Jesucristo es el factor principal detrás de todos los detalles de la vida, se puede experimentar alegría y paz en todas las circunstancias de la vida, así como el poeta y el músico se inspiran y motivan en la fiereza de la tempestad o en el susurro del agua que corre y desciende entre las piedras del arroyo al pie de la montaña. Cristo, la realidad viviente, hará la diferencia en la vida que se abre a su llenura y plenitud.

Semillero homilético

Vivir y morir

1:21–24

Introducción: ¡Qué cerca una cosa de la otra! ¡Qué linda es la vida! Sólo anhelamos vivir y vivir en plenitud. Esto sólo es posible cuando se está "en Cristo". En cambio, de la muerte no queremos ni pensar ni hablar. Sólo pensamos en vivir. Pero morir es una realidad que toda persona debe enfrentar. Más aún, la muerte es parte de la vida misma. Dios ha puesto eternidad en nuestro ser y la muerte es parte de esa eternidad.

I.     La vida continúa más allá de la muerte

1.     La vida se realiza en Cristo.

     Si alguno está en Cristo... (2 Cor. 5:17).

2.     La vida se la vive en Cristo.

     ... el vivir es Cristo... (Fil. 1:21).

3.     La vida se proyecta hacia los demás.

     ... por causa de vosotros... (Fil 1:24).

II.     La vida necesita la muerte para realizarse.

1.     La muerte es una partida.

     ... deseando partir... (v. 23).

2.     La muerte es una presencia.

     ... estar con Cristo... (v. 23).

3.     La muerte es una promoción.

     ... muchísimo mejor (v. 23).

III.     La vida: Una oportunidad de prepararnos para morir.

     El cielo es un lugar preparado para los que están preparados (Juan 14:1).

1.     Cristo Jesús es la preparación indispensable (Juan 14:6).

2.     Por Cristo pasamos de muerte a vida (Juan 5:24 y 25).

Conclusión: La vida es linda. La vida es maravillosa cuando se la vive en comunión con Cristo. Pero, ¿saben una cosa? En la presencia misma del Señor es MEJOR. ¡Es muchísimo mejor! ¡Qué precioso es estar en Cristo y vivir para Cristo porque así la muerte es muchísimo mejor!

III.     LA MISIÓN: COMUNIÓN Y TESTIMONIO, 1:27-2:18

Esta larga sección constituye el meollo de la epístola. Dentro de ella ocupa un papel central el himno cristológico (2:5–11), pero es importante captar la unidad de todo el pasaje. Esta se advierte si colocamos en columnas paralelas los versículos con los cuales se inicia y se completa esta sección:

1:27, 28     2:12–18

presencia y ausencia del apóstol     presencia y ausencia del apóstol

salvación y perdición     salvación

creer y sufrir     sufrimiento

conducta ciudadana     luminares en el mundo

En medio de estos dos pasajes que recalcan algunos temas comunes está la referencia a Cristo, que le sirve como centro y eje, de manera que tenemos una sincronía típica del estilo de Pablo.

    1.     La agenda de la iglesia: unidad y testimonio, 1:27-30

La presente traducción (RVA) ofrece una versión diferente y más clara de la exhortación del Apóstol en el v. 27: procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangelio. En la palabra griega polítes 4177, que significa ciudadanía, encontramos la raíz pólis 4172, que efectivamente hace referencia a la ciudad. El verbo politéuomai 4176 se traduce lit. “conducirse como ciudadano”. Como se ha señalado en la Introducción, los filipenses eran muy conscientes de su ciudadanía y de los privilegios y responsabilidades que ella implicaba en vista de la situación especial de que disfrutaba Filipos como colonia romana. Esta es la imagen que Pablo usa ahora para referirse a las altas exigencias éticas del evangelio, la calidad de vida a la cual llama la fe en Cristo. Recurre de nuevo a esta familia de palabras en 3:20. Los valores del evangelio no se viven en la soledad de un convento en el desierto sino en medio mismo de la ciudad.

Queda claro entonces que la aceptación del evangelio no convierte a las personas en seres antisociales a quienes no les importa lo que pasa en el mundo que los rodea. Las demandas éticas del evangelio se expresan en una conducta ciudadana ejemplar, aunque en este pasaje Pablo no entre en detalles respecto al contenido de esa conducta. El relato de Hechos ofrece una interesante ilustración de este punto en la conducta de Pablo durante su misión en Filipos. La conversión de la muchacha adivina trajo como consecuencia un disturbio violento en la ciudad y el encarcelamiento de Pablo y Silas, seguido de la conversión del carcelero (Hech. 16:16–34). Luego de dicha conversión los jueces mandaron unos guardias a ordenar la liberación de Pablo y Silas, pero el Apóstol se negó a salir de la cárcel. Adujo que las cosas no se habían hecho conforme a la ley, deslindó responsabilidades y protestó porque se habían violado sus derechos de ciudadano romano (Hech. 16:37) El incidente terminó cuando los jueces admitieron su error y se disculparon ante Pablo y Silas, yendo personalmente a liberarlos (Hech. 16:38, 39). Todo hace pensar que Pablo actuó teniendo en cuenta la situación legal de la iglesia que quedaba en Filipos, ya que no era bueno que tuviese como antecedente policial el haber sido fundada por un agitador y promotor de disturbios. La práctica del misionero refleja aquí sensibilidad pastoral y también clara conciencia de cómo conducirse como ciudadano. Hay un tono paternal en la referencia a que no es necesaria la presencia del Apóstol para que los filipenses se porten bien. Desde la distancia espera saber que están firmes en la lucha (ver comentario a 2:12).

El tema del conflicto conecta con el contraste que establece 2:15 entre la calidad de vida propia de la iglesia que es como la luz y la sociedad ambiente que es como las tinieblas. En 1:27, 28 la referencia al contraste es menos explícita pero igualmente clara y utiliza las ideas de salvación y perdición. El cristiano sabe que está en medio de una batalla pero no se debe dejar asustar o intimidar por los adversarios. Para poder enfrentar al mundo hostil el Apóstol aconseja por un lado el cultivo de la unidad: firmes en un mismo espíritu. Por otro lado enseña que es necesaria la disposición a sufrir por causa de Cristo, tomando el sufrimiento como un privilegio. Y aquí regresa a su propia práctica, a su propio sufrimiento y valentía en el conflicto. El término griego aquí traducido conflicto es agón 73, del cual deriva la palabra agonía, que no quiere decir únicamente los estertores previos a la muerte, sino como el filósofo español Miguel de Unamuno destacaba, la vida misma como un continuo combate. Esa vida de Pablo como una verdadera lucha los filipenses pudieron verla cuando él y sus colaboradores llegaron por primera vez a Filipos, y ahora a la distancia oirán noticias por Epafrodito y por la propia carta que les envía. Esa es la agenda que el Apóstol propone: unidad interna y testimonio valiente hacia afuera.

    2.     Un estilo de vida para la congregación, 2:1-4

La referencia a su propia conducta y disposición al sufrimiento es la base de la exhortación que sigue y aquí juega un papel importante la frase conectiva por tanto, es decir en vista de lo anterior. La nota dominante del v. 1 la da el si condicional que es clave para entender la apelación del v. 2. "Si es verdad todo esto" dice y pasa a enumerar varias notas distintivas de la vida común en Cristo: aliento, incentivo al amor, comunión en el Espíritu, afecto profundo, compasión. Si todo eso es verdad, Pablo espera que los filipenses le den una demostración de ello que vendría a ser la plenitud del gozo para él: que lleguen a ser una iglesia unida, superando los excesos de un individualismo que no considera la riqueza de la comunión en Cristo.

La RVA ha preferido traducir que penséis de la misma manera en vez del clásico "sintiendo una misma cosa" (RVR-1960). La raíz griega fronéo 5426 permite ambas versiones. Esta palabra aparece diez veces en la epístola, algunas veces en lugares clave como en 2:5. Hace referencia a "una combinación de actividad intelectual y afectiva que afecta la cabeza y el corazón y que conduce a un curso de acción positiva" (Martin). Tanto el aspecto afectivo como el intelectual son importantes en la vida cristiana y las separaciones que suelen hacerse son muchas veces artificiales. Hay iglesias donde el centro del ministerio es la transmisión de conocimientos e ideas. Hay otras en las cuales todo va dirigido a conmover los sentimientos. En esta epístola, Pablo no se limita a una fría transmisión de pensamientos o contenidos intelectuales sino que su acción pastoral está cargada de afecto, y va dirigida también a las emociones de sus lectores. De estas dos fuentes, la intelectual y la afectiva, él espera que brote una forma de conducta diferente. Sin embargo su convicción final es que Dios mismo es quien convence, enseña y ayuda a obedecer (2:13).

El sentir y pensar común se cultivan de manera intencional, evitando la tentación de actuar por rivalidad o por vanagloria. El meollo de esta exhortación va contra el individualismo en el cual cada uno hace lo que le viene en gana o lo que le parece mejor. Se trata de un principio sencillo pero fácil de olvidar, que es el de tener siempre en cuenta a los demás. El consejo del Apóstol llega a lo que algunos podrían considerar como una exageración, que es la de llegar a ser humilde al punto de pensar que el otro puede ser mejor que yo mismo. Las palabras aclaratorias solamente y también en el v. 4 no están en el griego. El sentido claro de la exhortación es el de vivir tomando siempre en cuenta a los demás. El contexto al cual va dirigida la carta es el de una iglesia local. En nuestra experiencia pastoral hemos encontrado que hay muchas actividades dentro de la propia iglesia que son motivadas, a veces, por la rivalidad o la vanagloria y llevan a conflictos, duplicaciones de esfuerzos y competencia destructiva. Hay congregaciones donde se sabe que hay personas, familias o grupos rivales, que a veces toman iniciativas sólo para "llevar la contra" a otros, o para demostrar su superioridad. Una acción pastoral sanadora puede ser la de tomar conciencia de estas situaciones y procurar mediar y propiciar el diálogo, a fin de evitar el desperdicio de recursos o la confusión.

Semillero homilético

La unidad en la iglesia

2:1–4

Introducción: La unidad del pueblo del Señor es un don precioso y permite que el Espíritu Santo obre (Hech. 2:1). Hay motivos o razones para la unidad de la iglesia.

I.     Motivada por el aliento de Cristo (v. 1).

1.     Alentada por sus peticiones (Juan 17:11, 12).

2.     Alentada por sus padecimientos (Isa. 53:4–7, 10; 1 Ped. 2:24).

II.     Motivada por el incentivo del amor (v. 1).

1.     Incentivada por el amor de Cristo (Rom. 5:8).

2.     Incentivada por el amor fraternal (Ef. 5:2).

III.     Motivada por la comunión en el Espíritu (v. 1).

1.     La comunión que el Espíritu produce (Gál. 5:22).

2.     La comunión que el Espíritu promueve (Hech. 13:2).

IV.     Motivada por un afecto profundo (v 1).

1.     Profunda compasión que produce gozo (v. 2).

2.     Profunda benignidad, que trae unión (v. 2).

Conclusión: En una iglesia donde hay amor hay unidad y todos desean glorificar a Cristo: 1) No hay rivalidad ni envidias (v. 3); 2) Hay humildad y mansedumbre; 3) Todos procuran no su propio bien sino el de los demás (v. 4); 4) Y ¡Jesucristo es Señor!

Desde el punto de vista de la obra misionera en un país o una región cabe también una aplicación del consejo de Pablo. La historia de la iglesia en varios países latinoamericanos muestra que, a veces, la rivalidad o la vanagloria denominacional han sido la motivación de esfuerzos evangelizadores o misioneros. El resultado negativo se aprecia a largo plazo en casos de duplicación innecesaria de esfuerzos, desperdicio de recursos humanos o materiales, y escándalo para el testimonio evangélico. Pero también la historia de la iglesia tiene ejemplos de misioneros y líderes que trabajaron en organizaciones y proyectos de consulta, cooperación e intercambio de información y evitaron los males antes mencionados. Las escuelas misioneras que ponen énfasis en la "competitividad" con criterio más comercial que bí-blico harían bien en escuchar al Apóstol. Los misioneros latinoamericanos del futuro tienen aquí una importante lección apostólica que aprender.

    3.     Cristo: modelo de vida y misión, 2:5-11.

Este párrafo es uno de los pasajes más hermosos y ricos en contenido en los escritos de Pablo. También es uno de los pasajes más controvertidos, y es importante tener en cuenta que Pablo no conocía todos los debates teológicos de los siglos siguientes acerca de la persona de Cristo. Por ello la interpretación de estos versículos debe tomar muy en cuenta el lugar que ocupan en la carta, el texto mismo, el vocabulario y el estilo de la propia epístola. El ritmo poético del texto en el original griego, el paralelismo antitético con que se suceden las frases y oraciones, el cuidado con que se han escogido las palabras, hacen pensar que se trata de un himno que se cantaba en la iglesia primitiva aun antes de Pablo, y que el Apóstol lo cita porque el contenido de estas estrofas conecta de la manera más natural con la enseñanza que él quiere trasmitir. Hay también estudiosos que piensan que Pablo mismo compuso el himno, aunque por varias razones técnicas es más probable que él se haya servido de un poema ya existente. Ya que estas líneas han dado lugar a mucha controversia y a ricas elaboraciones teológicas, es importante recordar el contexto dentro del cual Pablo lo cita. No es que él se haya sentado como teólogo académico a escribir una cristología para la posteridad. Lo que está ofreciendo es consejo pastoral a una iglesia local y para dar base a ese consejo recurre al himno. En el apóstol Pablo, la teología no es un ejercicio académico sino que está al servicio de la vida de la iglesia y de la acción pastoral. Además, en el caso de haber sido de veras un himno, anterior a Pablo o compuesto por él, este pasaje tiene como finalidad la adoración más que la especulación y se cita en un contexto misionero y pastoral.

La frase que introduce la cita (v. 5) reitera el tema del v. 2 y presenta a Cristo como el modelo de la actitud que Pablo espera que caracterice a los filipenses. Sin embargo, no se trata sólo de proponer un modelo de conducta. Nótese que la primera parte (vv. 6–8) se refiere a actitudes que pueden servir como modelo y que los seres humanos pueden imitar, pero la segunda parte (vv. 9–11) se refiere específicamente al señorío de Jesucristo, donde la imitación no cabe. La actitud de la cual Jesucristo es un ejemplo sólo puede ser imitada por el ser humano si la vida está sometida a ese señorío de Jesucristo, y todo en última instancia es obra de Dios mismo (v. 13) quien opera en los humanos.

Semillero homilético

Jesucristo: Dios y Hombre

2:5–11

Introducción: No hay otro pasaje de Pablo más sublime sobre la persona de Cristo. Aquí la majestad y la humildad del Salvador se colocan en fuertes contrastes. Toca con un extremo la misma gloria de Dios y con el otro la vergonzosa cruz donde Jesús murió.

I.     Su existencia eterna.

     La existencia de Cristo no comenzó en Belén, ni en la creación. El es eterno.

1.     Su existencia eterna implica identidad con Dios (v. 6); Juan 10:30.

2.     Su existencia eterna implica igualdad con Dios (v. 6); Isaías 9:6; Juan 5:18.

II.     Su encarnación humana.

     Es el camino que recorrió dejando la gloria del cielo junto al Padre para entrar a este mundo de calamidades.

1.     La encarnación implica la renuncia de la gloria externa y visible (v. 7a).

2.     La encarnación implica su identidad con el hombre (v. 7b).

3.     La encarnación implica su muerte en la cruz (v. 8).

III.     Su exaltación suprema.

     Existe una ley en el universo espiritual y que encontramos en la Biblia, que dice: El que se humilla será exaltado... El que se humilla como Jesucristo: Ama, perdona y salva.

1.     Su exaltación significa un nombre prominente (vv. 9, 10).

2.     Su exaltación significa adoración universal (v. 11).

Conclusión: Confesémosle nosotros como el Señor de nuestra vida. Entreguémosle el cetro de nuestro corazón y nuestra vida. Entronicémoslo en nuestro ser y digámosle: ¡Señor mío y Dios mío!

Este himno que algunos llaman "el salmo de Cristo" resume la historia de la salvación. Para efectos de predicación o enseñanza se acostumbra dividirlo en tres estrofas que corresponden a la preexistencia de Jesús (v. 6), su encarnación y muerte (vv. 7, 8) y luego su exaltación (vv. 9–11). No hay razón que impida esta división con propósito homilético o pedagógico. Sin embargo, al prestar atención a la estructura morfológica y sintáctica no se encuentra con tanta claridad esa nítida división en tres estrofas. Parece más adecuado dividir el himno en dos partes, una (vv. 6–8) cuyo sujeto es él (v. 6, se refiere al pronombre relativo "el cual" [Dios Habla Hoy]) es decir Jesucristo el preexistente; y la segunda parte (vv. 9–11), que tiene a Dios (v. 9) como sujeto de la oración principal. Cada parte a su vez está dividida en tres, de manera que tenemos seis partes en verso, cada una de ellas con tres líneas, o quizás con dos líneas que se cantaban antifonalmente. Estas seis partes coinciden casi completamente con la división en versículos, en el formato poético en que se han dispuesto en nuestra traducción.

El himno se inicia con una referencia a la preexistencia de Jesucristo y el hecho de que él compartía la naturaleza divina. En la expresión existiendo en forma de Dios la palabra traducida forma (griego morfé 3444) no se debe entender como "apariencia". Pablo usa esta palabra únicamente en esta carta, y ha sido objeto de mucha investigación. Los comentaristas evangélicos influyentes tales como Trench, Lightfoot y Warfield, prestaron especial atención al uso de morfé en el griego clásico, en el cual esta palabra aunque no es sinónimo de "esencia", se refiere a la suma total de características esenciales, aquello que hace que Dios sea Dios. Lo que estaría diciendo esta línea del himno sería entonces que Cristo tenía "participación en la esencia" de Dios, es decir lo que afirma el término paralelo en el mismo v. 6, ser igual a Dios. Sin embargo prestando atención al posible trasfondo aramaico del himno, otros estudiosos han investigado el uso de morfé en la Septuaginta, es decir en la traducción del hebreo al griego. En ésta la palabra morfé se usa como sinónima de eikón 1504 (imagen) y dóxa 1391 (gloria) para traducir la palabra hebrea temunah. La comprensión adecuada del pasaje debe tomar en cuenta estos dos elementos, porque si bien Pablo está escribiendo a una iglesia mayormente gentil, y por lo tanto a una mentalidad griega, por otra parte la persona de Cristo y el evangelio sólo pueden entenderse plenamente tomando en cuenta su origen hebreo.

Lo que el texto dice es que Jesucristo antes de revelarse en forma humana, tuvo una existencia divina. La idea de que dicha existencia era gloriosa y privilegiada tiene paralelos en otros escritos de Pablo (2 Cor. 8:9) donde también se vincula con la disposición al abandono de los privilegios y la gloria. En otros escritos Pablo hace referencia a esta preexistencia de Cristo, presentándolo como agente de la creación (1 Cor. 8:6; Col. 1:16, 17). Habiéndose afirmado esta igualdad con Dios, la fuerza del pasaje, sin embargo, está en que Jesucristo no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse. Aferrarse traduce bien el sentido del griego arpagmós 725 que no da la idea de que Jesucristo quería apoderarse de la naturaleza divina o usurparla, sino que teniéndola ya, con toda su gloria y esplendor, estaba dispuesto a renunciar a ella. Esa es la actitud de desprendimiento en medio mismo de su grandeza divina a la cual Pablo llama la atención de sus lectores.

El v. 7 hace referencia a la kenosis (de kenóo 2758), la acción por medio de la cual Jesucristo se despojó a sí mismo y tomó la forma humana. Recordemos que el contenido del texto no tiene como intención dar respuesta clara a las preguntas teoló-gicas planteadas por los debates posteriores acerca de la persona de Cristo. La mención específica del despojamiento o vaciamiento a fin de asumir la condición humana no entra en detalles sobre la naturaleza y alcances exactos de ese despojamiento. Esta línea no dice que Jesucristo haya renunciado a su naturaleza divina, sino que despojándose de la gloria implícita en esa naturaleza ha adoptado las características de un siervo y la condición humana. Lo que sí señala con claridad es la humillación que estaba involucrada en el hecho de adoptar la forma de siervo y de ir obedientemente hasta la muerte, en una de las formas más vergonzosas de muerte en esa época: la de cruz. Nótese la sincronía entre las dos expresiones forma de Dios (v. 6), y forma de siervo (v. 7), recordando que no se trata de una "apariencia" únicamente sino de un verdadero asumir la condición de hombre. El descenso ha sido verdadero y ha culminado en la humillación final de la muerte en la cruz. Todo esto es un acto de obediencia a la voluntad de Dios, a la cual Jesucristo se sometió. Esta disposición a despojarse a sí mismo por los demás es precisamente lo que Pablo está proponiendo paradigmáticamente como la manera de pensar que debiera caracterizar también a los filipenses. Si se presta atención a las raíces griegas, se puede advertir que la kenosis (v. 7) de Jesús, quien se despoja a sí mismo, contrasta con la vanagloria (kenodoxía 2754, v. 3) que lleva a rivalidades destructivas en la iglesia.

Señor: Nombre sobre todo nombre

2:9, 11

Por la humildad, abnegación y obediencia, Dios da a su Ungido un nombre muy especial. Era el nombre con el cual él se identificó a Moisés como "YHWH" que con la fusión de "Adonai" se tradujo "YAHWEH", nombre que los hebreos no pronunciaban por temor a blasfemar.

En la Septuaginta, versión griega del AT, "YAHWEH" o Jehovah, fue traducido como "Kúrios", que es el equivalente a SEÑOR. De manera que la palabra Dios y Señor tenían o tienen un mismo significado.

Cristo Jesús, que fue rechazado, traicionado y humillado "hasta la cruz", es ahora exaltado por Dios con el nombre de Señor, nombre que concentra el concepto de soberanía, poder, autoridad, dominio, dignidad en adoración y obediencia plena. El es el fundamento y el objeto de adoración ante quien "un día toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará a Dios".

Por lo tanto nosotros hoy que le tenemos como el Salvador, hemos de proclamarle como el Señor de nuestras vidas. Dios el Padre lo ha hecho el paradigma ideal y nosotros hemos de tomarle como el modelo de nuestras vidas, cuyo ejemplo seguir. Dios le ha puesto sobre la cabeza la corona de Rey; debemos por tanto entregarle el cetro del señorío de nuestra vida a él y sólo a él.

La muerte en la cruz es el preludio de la resurrección que este pasaje no menciona directamente, pero que era un punto central de la predicación apostólica y esencial también en el evangelio que Pablo predicaba (Hech. 2:32–36; 13:27–30; 1 Cor. 15:1–4). Ahora Pablo afirma que a Jesucristo, que fue hasta la cruz en su obediencia, Dios lo exaltó hasta lo sumo (v. 9). Nótese ahora una sincronía paralela a la que señalábamos antes: el nombre sobre todo nombre que le es dado a Jesús (v. 9) y el poder y señorío vinculado ahora a ese nombre (v. 10). La adoración y sumisión de todo el universo y la raza humana se expresa en el doblar de las rodillas cuando se pronuncia el nombre de Jesucristo. Algunos creen que una parte del culto de la iglesia primitiva puede haber sido que la congregación se arrodillaba cuando el nombre del Señor Jesús era mencionado anunciando su resurrección y señorío. "Ante ese nombre" (Dios Habla Hoy) expresa mejor el griego. Las rodillas dobladas y las lenguas que confiesan el se-ñorío de Jesús son las de toda la humanidad, que es lo que quieren expresar las frases en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra (v. 10). Reaparece la nota escatológica de la epístola mirando por fe hacia ese futuro en el cual todos los seres humanos del pasado, presente y futuro reconocerán el señorío de Jesucristo. Sin duda ese será el "día de Jesucristo", al cual aluden otros pasajes.

En este himno muchos estudiosos han encontrado paralelos del AT, especialmente de pasajes de los cantos del siervo sufriente en Isaías 52 y 53, donde también se encuentran las nociones de gloria, renuncia, humillación y exaltación. Los sermones de Pedro y Pablo en el libro de Hechos ofrecen ejemplos del uso de pasajes del AT para explicar o iluminar la persona y la obra de Cristo, y no es raro encontrar el mismo recurso en otros escritos de Pablo. Para algunos en este pasaje hay una intención de establecer un contraste evidente con la historia de Adán, aquel primer ser humano que cedió a la tentación de usurpar el derecho de Dios y que por eso tuvo una humillante caída. La referencia a ese contraste cabe si se piensa en el uso que hace Pablo de las figuras de Adán y de Cristo. Cristo es el segundo Adán (Rom. 5:12–21), gracias al cual el ser humano es restituído a la comunión con Dios. Sin embargo, es importante recordar que aquí en esta epístola, la evocación de la obra de Jesucristo tiene por objeto que los filipenses aprendan a vivir dentro de la comunidad modelo que debe ser la iglesia, con el mismo desprendimiento, consideración por los demás, obediencia a Dios y disposición al sacrificio que caracterizaron a su Maestro y Señor.

Joya bíblica

Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra (2:10).

    4.     La agenda: cultivar la riqueza interior, 2:12, 13

De modo que es una frase conectiva que ayuda a seguir el hilo del argumento paulino. Fue así como actuó Jesucristo, así que en vista de ello se espera que los filipenses se esfuercen en mirar a Jesucristo y cultivar un estilo de vida inspirado por él. Las estrofas del himno, lo mismo que el hilo del discurso del Apóstol, invitan en primer lugar a la contemplación, a mirar, a considerar (Heb. 12:1–3). Un himno, como una poesía, es fundamentalmente lenguaje de contemplación y alabanza más que de comunicación de conceptos. Esta contemplación de Jesús es una parte importante de la vida espiritual a la cual la espiritualidad evangélica no siempre presta suficiente atención. Algunos de nosotros podemos recordar cuadros hermosos de Jesucristo que contemplábamos domingo tras domingo en nuestro salón de escuela dominical: Jesús abrazando a niños de todas las razas, el buen pastor arriesgándose al borde del abismo para salvar a la oveja perdida, Jesús vigoroso y varonil sacando a los mercaderes del templo, Jesús sosteniendo una lámpara y llamando de noche a la puerta. Esa contemplación dejó su marca haciéndonos percibir la obra, el ejemplo y las demandas del Maestro. Los buenos predicadores, escritores o músicos también consiguen a veces recrear las escenas de la vida o la pasión de Jesús para nuestra contemplación.

Una vez dicho lo anterior, sin embargo, hay que recordar que además de la contemplación debe haber actividad: ocupaos en vuestra salvación (v. 12b). Nótese todos los otros verbos imperativos que desafían a la acción: completad mi gozo (2:2), no hagáis... (v. 3), hacedlo todo (2:14). Esta actividad, sin embargo, no es un activismo carnal o humano, sino una respuesta a la iniciativa de Dios mismo que brota de nosotros con temor y temblor. La grandeza conmovedora de la obra de Cristo a nuestro favor despierta en nosotros un sentido profundo de temor reverencial como el que tuvo Isaías al ver la visión del Dios vivo (Isa. 6:4), o como el que experimentaron las mujeres la mañana de la resurrección (Mar. 16:8). Aun dentro del mismo hilo del pensamiento viene entonces la verdad complementaria a la cual llama la atención el v. 13. Se reitera esa acción de Dios desde sus inicios en el primer día hasta la plenitud del día de Jesucristo (1:5, 6). Se trata de una acción que no sólo crea la convicción que puede venir del escuchar su palabra, el querer, sino la disposición más íntima y decidida que culmina en el hacer. En resumen: la riqueza espiritual interior viene de la contemplación de Jesús, del esfuerzo humano por vivir de acuerdo a la salvación que Cristo ha dado, y de la gratitud que reconoce y espera la acción de Dios en la propia vida. El propio Pablo va a mostrar más adelante cómo encarna este mensaje en su propia vida y experiencia (3:7–16).

Semillero homilético

La esencia de Dios

2:13

Introducción: No sólo nos alcanzó para salvación sino que su presencia viva por su Espíritu en nosotros trabaja maravillosamente. Pablo habla en este versículo de seis facetas importantes de Dios:

I.     La personalidad de Dios: Porque Dios es...

II.     La energía de Dios: ... el que produce...

III.     La inmanencia de Dios: ... en vosotros...

IV.     La fuerza ética de Dios: tanto el querer...

V.     La eficiencia de Dios: como el hacer...

VI.     La satisfacción de Dios: ... para cumplir su buena voluntad.

Conclusión: Permitamos con reverencia y mansedumbre el obrar de Dios en nosotros. Cuando oigamos su voz que estemos listos a obedecer. El no hará nada sin nuestro consentimiento ¡Permitámosle hacerlo!

El v. 12 alude también a otro tema con el cual se abre y se cierra esta sección, el de la presencia y la ausencia del Apóstol. Toda la epístola es una invitación a avanzar hacia la madurez y parte de esa madurez es que los filipenses han crecido hasta no necesitar de la mirada vigilante de su maestro espiritual. Aunque Pablo se pone a sí mismo como modelo para los filipenses (3:17) y afirma el profundo afecto que tiene hacia ellos, evidentemente no quiere que tengan una espiritualidad dependiente, que necesita vigilancia constante de otros. En tiempos recientes algunos movimientos y denominaciones evangélicos han redescubierto la importancia del ejemplo del pastor o discipulador, y de la relación que lo une con sus discípulos. A veces ello ha dado lugar a prácticas de dirección pastoral intensiva y minuciosa que crean dependencia, al punto que los miembros de esas iglesias o movimientos no toman ninguna decisión sin consultar a su consejero o pastor. No es extraño luego que estos consejeros o pastores cedan a la tentación autoritaria que los lleva a formas peligrosas de abuso y de tiranía espiritual que ejercen sobre ovejas débiles e incapaces de andar, juzgar y pensar por cuenta propia. La pertinencia del estilo pastoral de Pablo reflejado en estas líneas es un buen antídoto contra tales desviaciones.

    5.     La agenda: ser luz en el mundo, 2:14-18

La finalidad del cultivo de la vida espiritual es la presencia y la acción misionera de la iglesia. Esta sección presenta esa verdad al establecer un contraste entre la luz y las tinieblas. Los hijos de Dios sin mancha que resplandecen, vienen a ser luminares en el mundo, que se describe como una generación torcida y perversa.

Aquí en particular la figura de la luz describe a una comunidad de creyentes caracterizados porque viven en armonía y porque mantienen un alto nivel moral. La vida de una iglesia en armonía demanda buena comunicación entre los miembros, y para ello la clave es hacedlo todo sin murmuraciones y contiendas. Pablo vuelve aquí al reservorio de imágenes y vocabulario del AT. Este pasaje tiene reminiscencias de la historia de los israelitas en el desierto y sus continuas murmuraciones contra las durezas de la vida en libertad (Núm. 11:1–6; 14:1–4; 20:2; 21:4, 5). Moisés los describió como una generación torcida y perversa (Deut. 32:5), pero aquí Pablo usa esas palabras para describir a la sociedad en general, dentro de la cual la iglesia de los filipenses debe resplandecer. La luz viene también del testimonio de una vida con un alto nivel moral, de manera que sean irreprensibles. Se reitera aquí un tema clave de toda la epístola y es que el estilo de vida propio de la vocación cristiana tiene como finalidad el agradar a Dios pero también el cumplir la misión para la cual él nos aparta y santifica.

La figura que describe la misión del cristiano como luz tiene un rico trasfondo tanto en el AT (p. ej. Dan. 12:3) como en las enseñanzas de Jesús (Mat. 5:14–16). El término griego fostér 5458, que usa aquí Pablo, se usa también en la versión griega de Génesis 1:14–19, donde las lumbreras han sido creadas con el propósito específico de alumbrar, no otra es su razón de ser. Para poder ser luz, los filipenses tienen que vivir reteniendo la palabra de vida. Aquí retener puede leerse en dos sentidos que no se oponen y que pueden complementarse. Por un lado el de agarrarse de la Palabra y mantenerse asido a ella, y por otro el de sostener en alto la Palabra para que pueda ser vista por todos, en este caso vista en la vida de los creyentes. La fidelidad al evangelio demanda el esfuerzo de aferrarse a él y mantenerlo en su pureza e integridad, lo cual implica una conciencia teológica y docente. Tal vez ese sentido de fidelidad hasta el fin se compagina mejor con la referencia escatológica de Pablo que sigue en la segunda parte del v. 16.

Los escritores de los primeros siglos reconocen el poderoso impacto que tuvo la calidad de vida de la iglesia sobre la sociedad grecorromana. "Mirad cómo se aman" es la frase que se atribuye a quienes trataban de explicar al atractivo que ejercía la iglesia pese a su sencillez. En los comienzos de la obra evangélica en América Latina el factor de la unidad y el amor mutuo de los creyentes también ha sido un atractivo poderoso, pese a su condición de minoría perseguida.

Joya bíblica

Así yo podré gloriarme en el día de Cristo de que no he corrido ni he trabajado en vano (2:16).

Si en la sección central (2:5–11) Pablo ha basado la exhortación en el ejemplo de Cristo y la obra de Dios, en esta sección recurre a su propia esperanza y expectativa, que brota de la fe en esa plenitud de la obra de Cristo. Es el discipulador y apóstol que está anciano, quizás próximo a morir (v. 17), y que no quiere ser defraudado en esa hora crucial hacia la cual dirige la mirada: el día de Cristo (v. 16). Esta expresión se había usado en 1:6 para hacer referencia a la fidelidad de Dios que completará la obra que inició en los filipenses. En este v. 16 se utiliza para referirse al juicio y la evaluación final de la vida y el servicio que Cristo mismo hará. La perseverancia de los filipenses le dará a Pablo la confianza suficiente como para ser optimista, esperando que su carrera apostólica entre los filipenses no habrá sido en vano. Ello lo lleva a una reafirmación de la nota de gozo que se repite tantas veces en la epístola. Así pues, la larga exhortación a la santidad que se inicia en 1:27 y termina en 2:18, invita a la contemplación e imitación de Cristo, tiene como objetivo la fidelidad a la misión y se ofrece en espíritu de confiada alegría.

IV.     LOS COMPAÑEROS EN LA LABOR MISIONERA, 2:19-30

En la sección que sigue Pablo da parte a sus lectores acerca de su plan de acción pastoral y misionero. Como ya se ha visto en el propio caso de la evangelización de Filipos, en su práctica misionera el Apóstol acostumbraba desplazarse con un grupo de colaboradores, posiblemente más jóvenes que él y en una relación de aprendices con el maestro. En estos vv. 19–30 anuncia una vez más su próxima visita a Filipos (comp. v. 24 con las alusiones en 1:27 y 2:12), pero ante la imposibilidad de ir en el momento enviará a sus colaboradores, ya que tiene un fuerte sentido de urgencia por hacer algo frente a la problemátia pastoral que se ha planteado en dicha iglesia (vv. 23, 28). La sección nos ofrece un breve retrato de Timoteo y Epafrodito, nos permite ver la naturaleza de la relación con ellos y el tipo de ministerio que realizaban.

    1.     Timoteo: ejemplo de dedicación, 2:19-24

Sin teléfono ni correo expreso, la mejor forma de encontrar respuesta a la ansiedad pastoral que Pablo siente por los filipenses será el envío de un mensajero personal especialmente autorizado. El párrafo ofrece una descripción de Timoteo como un hombre de confianza, con tres notas ricas en sugerencias. En primer lugar, se trataba de alguien que había llegado a ser como un hijo para Pablo: como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio (v. 22). El Apóstol acostumbraba referirse a la relación filial con sus colaboradores y discípulos (1 Cor. 4:14; Film 10; Gál. 4:19; 1 Tes 2:11). Había conocido a Timoteo justamente antes de su visita a Filipos (Hech. 16:1–5), y desde entonces se estableció entre ambos una relación só-lida. En segundo lugar, Timoteo tiene un interés genuino por los filipenses y una disposición o ánimo a ponerse al servicio de ellos. Esta cualidad de interés en los otros y desinterés personal, y de entrega sin reservas a la tarea, constituye para Pablo la marca distintiva de un verdadero misionero, como se puede ver en la descripción de sí mismo que ofrece en 1 Tesalonicenses 2 y en 2 Corintios 12:14, 15. En tercer lugar, la fidelidad de Timoteo al evangelio está probada, tanto que Pablo lo asocia consigo en el saludo de la carta (1:1) y lo respalda ahora con esta recomendación especial. En el v. 21 hay una nota de contraste que es como un paréntesis con cierto tono de queja sobre todos los otros colaboradores que Pablo tiene cerca. Es difícil decir si el Apóstol se refiere al exceso de ocupaciones de los demás compañeros o hermanos, o a la falta de dedicación específica a Jesucristo. Con un fuerte sentido de urgencia Pablo sólo esperará a que su propia situación se aclare o a que Timoteo le ayude en algunas tareas impostergables, pero tiene prisa en enviarlo y en ir él mismo en cuanto pueda.

Semillero homilético

¿A quién utiliza Dios?

2:19–24

Introducción: ¿Tiene Dios favoritos? ¿Usa en su obra a unos sí y a otros no? ¿Por qué tal o cual hermano tiene más éxito que otro en el servicio? ¡No! Dios no tiene favoritos. Cada creyente tiene su lugar y a cada uno Dios desea utilizar. Quien ha de ser útil en las manos del Señor no será alguien perfecto, pero sí reunirá en sí mismo ciertas características. Timoteo es un buen ejemplo.

I.     Dios utiliza al cristiano dispuesto: Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo... (v. 19).

1.     Dispuesto a prepararse para servir al Señor (2 Tim. 3:14, 15).

2.     Dispuesto a servir al Señor en cualquier empresa (v. 22).

II.     Dios utiliza al cristiano de buen ánimo: Pues no tengo a nadie que se interese... con tanto ánimo y sinceridad... (v. 20).

1.     El buen ánimo contagia y alienta (v. 21).

2.     El buen ánimo y la sinceridad motivan a la victoria (v. 24).

III.     Dios utiliza al cristiano con interés en otros: Pues no tengo a nadie que se interese por vosotros con tanto ánimo... (vv. 20–23).

1.     El interés por otros revela un espíritu altruista (v. 21).

2.     El interés por otros revela el Espíritu de Cristo (v. 21).

IV.     Dios utiliza al cristiano que es fiel: Ya conocéis la reputación de Timoteo que como hijo a padre ha servido conmigo... (vv. 22, 23).

1.     La fidelidad nos coloca a veces en segundo lugar.

2.     La fidelidad a veces cuesta mucho.

Conclusión: ¿Deseas tú ser usado por Dios en forma especial? No es cuestión de fama, ni de crédito, ni de preferencia. Es cuestión de disposición, de alegría y gozo, de interés en servir y de fidelidad a Dios y a su causa. ¡El te necesita ahora mismo!

    2.     Epafrodito: el mensajero del amor, 2:25-30

Este es otro retrato de un colaborador que realmente los propios filipenses le habían enviado a Pablo como mensajero. La descripción es mucho más explícita y abundante en detalles que la de Timoteo. Nótese el rico vocabulario del v. 25, que acumula cinco adjetivos y sustantivos para describir a Epafrodito. Al mencionar todo ello, Pablo está expresando también su gratitud y aprecio a los filipenses por la calidad del mensajero que le habían enviado. Las referencias al sentir de Epafrodito, os añoraba a todos vosotros, y a su preocupación por los filipenses, son parte de esa desinhibida descripción de la calidad de relaciones afectivas y fraternales que hemos visto en otros pasajes de la carta. Aquí no sólo entre Pablo y los filipenses, sino también entre éstos y Epafrodito. En el v. 27 se combina un rico reservorio de afecto mutuo dentro del marco de fe en la soberanía y la misericordia de Dios. Hay un lenguaje de intimidad personal no sólo entre Pablo y Epafrodito sino también entre Pablo y su Dios. Las recomendaciones pidiendo que se reciba a Epafrodito (vv. 29, 30) tienen paralelos en otra carta enviada a la región de Macedonia (1 Tes. 5:12–22). Sin embargo, su reiteración en esta sección de la epístola hace pensar que parte de la problemática pastoral de Filipos podría haber sido cierto enfriamiento hacia Epafrodito, causado por los falsos misioneros a los cuales Pablo pasa a describir y atacar en el capítulo siguiente.

Semillero homilético

¿Quién es un cristiano?

2:25, 30

Introducción: El cap. 2 de Filipenses comienza con una profunda, maravillosa y reverente descripción del Señor Jesucristo, pero concluye describiendo con "pincelazos" magníficos la descripción de un cristiano. Cristo se consagró a un servicio obediente a Dios, despojándose a sí mismo para beneficio de otros. Epafrodito, un cristiano, se consagra a Dios de tal manera que se sujeta a vivir y servir a otros cristianos, tomando sobre sí el modelo de Cristo, viviéndolo y proyectándolo hacia los demás. ¿Quién es un cristiano?

I.     Un cristiano es un hermano (v. 25).

     Hermano significa lit. "del mismo vientre". Se refiere a un origen común, un nivel igual.

1.     Implica una relación íntima.

2.     Implica una relación de simpatía.

II.     Un cristiano es un colaborador (v. 25).

     Pablo es el único que utiliza este término cuatro veces en sus epístolas. Colaborador significa uno que trabaja a la par o conjuntamente con otro.

1.     Indica que hay una tarea para todos.

2.     Indica que hay una mejor comunión.

III.     Un cristiano es un soldado (v. 25).

     Compañero de milicia. Pablo se coloca al mismo nivel de Epafrodito. "Compañero de milicia" se refiere a dos soldados que tienen el mismo rango en un campo militar.

1.     Ser soldado implica lucha.

2.     Ser soldado implica victoria.

IV.     Un cristiano es un ministro.

     ... suministrador de mis necesidades. Había traído la ofrenda sirviendo a los hermanos y permaneció sirviendo a Pablo en todo lo que él necesitaba. "suministrador" significa ministrar. Es el verbo de "ministro" y ministerio, lit. significa: servidor.

1.     Ministro implica servir a los demás.

2.     Ministro implica servir a Dios.

Conclusión: Epafrodito es el hermano, el colaborador, el soldado y el ministro. Es un cristiano como cualquiera de nosotros. Expuso su vida por el servicio (v. 30), lo cual significa que no simplemente brindó un servicio... sino que en ese servicio se dio de tal manera que estuvo al borde de la muerte. El Señor ya tiene su galardón para los cristianos así qué ¡procuremos imitarle!

Joya bíblica

Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo y tened en alta estima a hombres como él (2:29).

Toda esta sección de los vv. 19–30 es una de esos "planes de viaje" que Pablo suele ubicar al final de sus epístolas, y que podría terminar lógicamente con la reiteración de consejos en 3:1a, que tiene el tono de un resumen final. Esto hace pensar a algunos estudiosos que aquí estamos llegando al final de una carta, y que 3:1b, sería la introducción a otra carta. Esta hipótesis podría favorecer la idea de que la sección siguiente (3:2 ss.) es un agregado posterior, tal vez tomado de otra carta de Pablo. Sin embargo, aunque hay una cierta ruptura en el hilo del pensamiento, por otra parte no hay que forzar al texto para encontrar relaciones entre los temas de la próxima sección y el resto de la epístola (ver Introducción).

V.     DIFICULTADES DE LA CONSOLIDACIÓN MISIONERA, 3:1-4:1

Por lo demás, hermanos míos es la traducción del griego to loipon adelfoi que a veces servía como fórmula de despedida (ver 2 Cor. 13:11). Junto con la exhortación regocijaos en el Señor bien puede ser una frase con la cual se intenta resumir lo dicho hasta ahora, y de esta manera 3:1a sería la frase que cierra el capítulo anterior. De ser así, 3:1b viene a ser lógicamente una introducción a la sección que sigue. ¿A qué se refiere entonces la expresión las mismas cosas? En 2:18 la invitación a regocijarse es parte de una exhortación general a la unidad y la firmeza en la fe (2:14–18). El sentido de 3:1b sería entonces que Pablo aclara que los próximos párrafos con sus advertencias contras los falsos misioneros tienen la misma intención pastoral que lo que ha escrito hasta ahora. Otros comentaristas creen que la expresión las mismas cosas se refiere a enseñanza que Pablo envió por medio de otra carta que desconocemos. El recurso didáctico que usa Pablo es un ataque a los falsos misioneros, pero también, por contraste, una clarificación de la verdadera fe cristiana y de las características de su propia militancia espiritual y su práctica misionera.

    1.     Advertencia contra los falsos apóstoles, 3:2, 3

El lenguaje de estas advertencias es enérgico, y en un par de líneas ofrece un retrato de los falsos misioneros. Evidentemente se trata de rivales de Pablo diferentes a los que menciona en 1:15 y 17, donde se refiere a personas que predicaban a Cristo, pero cuya motivación era torcida. Aquí en cambio se trata de una obra insidiosa que atenta contra el meollo del evangelio. La repetición del verbo guardaos no significa que se trate de tres grupos diferentes de personas, sino que indica la seriedad de la advertencia. Las tres notas que ofrece el v. 2 identifican a las mismas personas, es decir los misioneros judaizantes que también habían hecho sus incursiones en Corinto (2 Cor. 11).

Joya bíblica

Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor (3:1).

En el original hay juegos de palabras que no son de fácil traducción, pero la clave es la tercera frase, los que mutilan el cuerpo, que claramente identifica a los judaizantes que insistían en la circuncisión como requisito para la salvación y la entrada en la iglesia. Pablo aceptaba la circuncisión como costumbre judía que era señal del pacto. No se oponía a que los judíos que habían llegado a creer en Cristo mantuvieran la costumbre de la circuncisión en sus familias. De hecho, el relato de Hechos acerca de su encuentro con Timoteo afirma que lo hizo circuncidar (Hech. 16:3), ya que aunque su madre era judía su padre era griego y no habían cumplido con ese requisito de la Ley. Lo que evidentemente enfurecía al Apóstol era la obra insidiosa de misioneros enviados por un sector de la iglesia de Jerusalén, que querían obligar a los creyentes gentiles de las iglesias que él iba fundando a que se circuncidasen también. Al hacerlo alegaban que el evangelio de Pablo era incompleto, y es evidente que también criticaban su conducta personal y sus métodos misioneros. De ahí que Pablo utilice el término katatomé 2699, que en el v. 2 se traduce como los que mutilan el cuerpo. La palabra para circuncisión es peritomé 4061, y como dice la nota de RVA, se trata de un juego de palabras.

El Apóstol no para mientes en usar también para los falsos misioneros el término perros, lo cual podría tener un sentido irónico. Los judíos más celosos se referían a los gentiles como "perros", en forma despreciativa, debido a que consideraban inmundos a dichos animales (Mat. 15:26; Apoc. 22:15). Sin duda que los judaizantes hacían gala de su limpieza, y aquí Pablo recurre a la ironía al aplicarles el término. Los filipenses son exhortados también a cuidarse de esos malos obreros. La palabra obreros traduce el griego ergátes 2040 , término que aparece también en 2 Corintios 11:13 con un adjetivo diferente: obreros fraudulentos, y que probablemente se refiere a los mismos rivales de Pablo. Se trata de personas que trabajan con gran celo y diligencia, pero en una obra destructora, porque están atentando contra lo fundamental del evangelio.

Es importante recordar que Pablo también usaba el término "circuncisión" como un sustantivo colectivo para referirse a los judíos, sin ninguna connotación negativa (Gál. 2:7–9). Yendo más allá, en el v. 3 pasa a describir lo que considera más importante, la auténtica circuncisión que agrada a Dios, en contraste con la mutilación que predicaban los malos obreros (comp. Rom. 2:25–29). La describe con tres notas que bosquejan lo esencial del mensaje paulino en general. Primero, servimos a Dios en espíritu, es decir no prestando atención a legalismos literalistas, una actitud que se preocupaba sólo de la letra muerta de la ley. Escribiendo a los corintios, Pablo contrasta dos tipos de servicio a Dios y afirma que el de los apóstoles es un ministerio no de la letra sino del Espíritu: Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica (2 Cor. 3:6). Segundo, nos gloriamos en Cristo Jesús, especialmente en el hecho de que la cruz de Cristo que es escándalo para los judíos es el único camino para acercarse a Dios (Gál. 6:14). Tercero, no confiamos en la carne, es decir no busca la salvación por medio de sus propias obras humanas, ni sirve a Dios tratando de acumular méritos para salvarse, temas que desarrolla en las epístola a los Gálatas y a los Romanos. En resumen, la verdadera circuncisión es aquella que Cristo obra (Col. 2:6–11) en el corazón del ser humano, en contraste con el mero ritual externo entendido en sentido legalista. Así pues, el antídoto contra la obra de los malos obreros es permanecer afirmados en lo esencial del evangelio, en una relación con Cristo acerca de la cual Pablo ofrece su testimonio personal.

    2.     El misionero de Cristo: ejemplo de entrega, 3:4-9.

El Apóstol ahora refuerza su enseñanza acudiendo a su experiencia personal, de la cual deriva su comprensión del evangelio. Si de lo que se trata es de hazañas y marcas de prestigio desde el punto de vista puramente humano, él puede presentar un curriculum vitae impresionante, y salir ganando en la comparación: Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más, dice. Como para que los judaizantes lo supiesen, ya que ellos se preciaban mucho de su rancia estirpe judía (2 Cor. 11:22), Pablo pasa a hacer una lista de sus títulos dentro del judaísmo. Estos eran impecables desde el punto de vista nacionalista: del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos. No sólo tenía el orgullo de ser judío de nacimiento, sino también de pertenecer a la tribu de la cual había salido el rey Saúl, cuyo nombre había llevado hasta que lo cambió por el de Pablo. También tenía títulos desde el punto de vista religioso: venía de una familia devota y respetuosa de la ley, como indica circuncidado al octavo día, que también era una forma de afirmar que no era un gentil convertido. Por decisión propia se había hecho miembro del partido más celoso de la tradición hebrea, fariseo. Había dado muestras de rigor y celosa devoción a la causa judía, perseguidor de la iglesia, lit. "cazador" de herejes, término que usan Lucas y Pablo mismo para describir su grado de devoción a la causa (Hech. 9:4, 5; 22:4, 7, 8; 1 Cor. 15:9; Gál. 1:13 ss., 23) En lo relativo a la moral y obediencia a la ley, era irreprensible. Es importante recordar que aunque los cristianos tenemos a veces una impresión muy negativa de los fariseos, ya que ellos aparecen en los Evangelios como rivales y críticos intransigentes de Jesús, desde el punto de vista del cuidado y preservación de la Biblia habían cumplido un papel muy especial. Pablo no utiliza el término en forma negativa.

La visión del misionero

3:3–16

El misionero sabe que ha sido redimido en base a los méritos de Cristo en la cruz y que ningún logro humano puede proporcionarle las bendiciones espirituales que Dios en su gracia tiene reservadas. El misionero depende de la gracia y el poder de Dios para la tarea que tiene por delante: ...nos gloriamos en Cristo Jesús... no confiamos en la carne... (v. 3), ni en los recursos humanos en forma absoluta. El pasaje recalca:

1.     Las credenciales del misionero (vv. 4–6).

2.     El testimonio del misionero (vv.7–11).

3.     La meta del misionero (vv. 12–14).

4.     El desafío del misionero (vv. 15, 16).

La obra misionera es igual a una carrera de larga distancia. Requiere perseverancia, paciencia y, sobre todo, constancia. Pero el misionero sabe que sigue a un victorioso Jesús, que ya ganó la victoria y tiene el galardón preparado para los fieles.

Si bien era importante para Pablo establecer sus credenciales judías frente a los misioneros judaizantes, la verdadera intención de esa lista de credenciales era mostrar que para él la fe en Cristo había obrado un cambio radical de perspectiva. Por eso hay que notar la fuerza que tiene en este punto la conjunción adversativa pero. Ella introduce una apasionada profesión de fe en Cristo que lo ha llevado a considerar como de poco o ningún valor toda la grandeza humana que caracterizaba su vida anterior. Esta es una de las descripciones más claras y radicales de Pablo acerca de la revolución espiritual que le trajo su encuentro con Cristo. Nada en el libro de Hechos o en los escritos de Pablo indica que éste haya conocido a Jesús durante su ministerio terrenal. El encuentro del camino de Damasco fue sin duda una experiencia del Jesús resucitado, acerca de la cual no se entra en algunos detalles, aunque se narra tres veces (Hech. 9:1–19; 22:6–16; 26:12–18). Eso sí, tanto el tono de los relatos de Hechos como otras referencias de Pablo a esa experiencia (Gál. 1:14–16) destacan su carácter definitorio. Para describir el contraste Pablo utiliza aquí la idea de ganancia y pérdida, como si al poner en una balanza todo lo que fue en el mundo judío, su nueva experiencia sobrepasaría con creces todo ese peso.

En tiempos recientes, los estudiosos han redescubierto la importancia de conocer el trasfondo judío del Apóstol y la herencia judía que incorporó a su comprensión de la fe cristiana. Es importante recordar que para comprender a la propia persona de Cristo, Pablo usa la luz del AT. Además, cuando escribe acerca de su experiencia, más que como la conversión de una religión a otra Pablo la presenta como el haber descubierto asombrado que el Dios en quien siempre había creído se había manifestado en Cristo, y lo llamaba ahora para una nueva tarea: la evangelización de los gentiles (Gál. 1:13–17). Al mismo tiempo los estudiosos están unánimes en reconocer que el punto de partida y la clave de la teología de Pablo es nada menos que su encuentro con Cristo y el cambio radical que se operó en su vida. Los ojos le fueron abiertos para poder ver que aquél a quien él perseguía era el Hijo de Dios que había muerto por él. A partir de ese punto todo el celo que había puesto Pablo en llegar a ser un verdadero judío irreprochable cambió de dirección, se volvió repuesta gozosa al amor y la gracia de Dios.

El razonamiento de este párrafo (vv. 7–9) culmina en unas líneas (v. 9) en las cuales Pablo articula con toda claridad la doctrina de la justificación tal como la entiende en su propia actitud y en su propia vida: sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe. Ese es precisamente el meollo del contraste entre Pablo y los falsos misioneros a los que está criticando. Con su insistencia en las marcas exteriores de una religiosidad legalista los falsos misioneros predicaban un evangelio de justicia por medio de las obras humanas. Pablo había descartado ese camino de justificación (comp. Gál. 2:16). El enunciado teológico de este v. 9 va precedido de una declaración apasionada de su entrega a Cristo: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Esa entrega y ese entusiasmo por Cristo no se reducen a una explosión de sentimentalismo, porque como resultado de su fe Pablo ha tenido que renunciar a toda grandeza humana y adoptar un estilo de vida peligroso y heroico. Ha habido un costo, pero en el tono y estilo de este párrafo no hay nada de queja, sino más bien un sentido de privilegio. Esa es la fuerza de la imagen que usa, aunque las traducciones modernas suavizan la fuerza del contraste paulino, quizá por cuestión de buen gusto. La expresión lo tengo por basura puede traducirse lit. "lo considero como estiércol".

Joya bíblica

Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor (3:8).

Conocer a Cristo Jesús mi Señor se ha vuelto el principio que guía la vida de Pablo. Para él conocer es más que una actividad intelectual, es decir es más que agregar nuevas ideas acerca de Cristo al almacén de su memoria. Conocer ha empezado por entregarse a Cristo, arriesgando todo en ese acto de fe. En el camino a Damasco, Pablo descubrió que al perseguir a la iglesia, a quienes creían en Jesús, había estado persiguiendo al mismo Jesús (Hech. 9:5, 6, 17). Al pasar a ser él mismo parte de esa comunidad perseguida pudo conocer a Jesús, y por eso insiste en la pertenencia mutua que caracteriza a la iglesia, y en la participación común en las mismas ideas y en las mismas tareas. El misionero y teólogo Juan A. Mackay decía que a Jesús no se le puede conocer desde el balcón de la admiración o la curiosidad intelectual, sino desde el camino, cuando se le sigue: "No puede haber conocimiento verdadero de las cosas últimas, es decir de Dios y del hombre, del deber y el destino, que no haya nacido de un serio interés y se haya perfeccionado en una entrega y adhesión; lo cual equivale a decir que la verdad religiosa se obtiene solamente en el Camino" (J. A. Mackay, Prefacio a la teología cristiana).

Además, conocer es entregarse a Cristo como Señor, es decir tomar en serio sus mandamientos y su ejemplo. Ese ha sido el razonamiento que Pablo dirigió a los filipenses en 2:1–4. Si es que hay una relación con Cristo, debe haber un estilo de vida correspondiente. Hemos visto que ello afecta no sólo el pensar sino también el sentir y la voluntad. Lo que ahora está argumentando el Apóstol es que la realidad de su propia vida se caracteriza por esa entrega total. Ello significa una renuncia a cualquier pretensión de agradar a Dios por medio de prácticas religiosas o por el recurso a los propios méritos y privilegios, aparte de la fe en la obra de Cristo. Significa también una gozosa aceptación del medio provisto por Dios mismo para la salvación, la justicia que proviene de Dios por la fe.

    3.     El misionero de Cristo: ejemplo de crecimiento, 3:10-16

Toda esta epístola es un llamado a avanzar y crecer en la vida cristiana. En esta sección, Pablo expresa su actitud fundamental de discípulo inquieto, quizá mayor en años pero siempre joven en su anhelo de subir a nuevas alturas. Habiendo dado cuenta de la riqueza que ha encontrado en Cristo, que vale más que toda su propia grandeza humana anterior, ahora pasa a aclarar que todavía tiene mucho camino que recorrer: no ha llegado a la perfección. El vocabulario del v. 15, los que hemos alcanzado la madurez, traduce el griego teléiosis 5050, que era usado por los partidarios del gnosticismo, una herejía que se estaba infiltrando en las iglesias del NT. Los gnósticos afirmaban tener un conocimiento especial (gnosis) de las cosas divinas y pretendían haber alcanzado un alto grado de superioridad espiritual: se gloriaban de "ser perfectos". También despreciaban la realidad material y negaban una resurrección futura transfiriéndolo todo a la experiencia presente. Por ello, a veces junto a su proclamada superioridad espiritual se daba un cierto libertinaje moral. Frente a ese perfeccionismo gnóstico, Pablo coloca en contraste su actitud humilde y realista, la de una verdadera madurez cristiana. Es importante ver aquí la íntima relación entre la cristología de Pablo y su espiritualidad. Un aspecto de esa espiritualidad es la contemplación y la unión con Cristo. Así como el himno en 2:6–11 destacaba la humillación de Jesús y luego su glorificación, en este pasaje la espiritualidad de Pablo se expresa con referencia a los mismos términos.

Semillero homilético

Metas superiores del cristiano

3:9–11

Introducción: La vida se mueve en base a motivaciones. Impulsos que dominan la vida y la proyectan hacia aspiraciones altas. Cada cristiano debe de fijarse estas metas superiores en su relación personal con Cristo.

I.     La meta de un conocimiento mayor de Cristo: Anhelo conocerle a él... (v. 10).

     No una relación nominal ni trivial, un conocimiento experimental, personal y profundo.

1.     El conocimiento mayor viene por la Biblia.

2.     El conocimiento mayor viene por la oración.

II.     La meta de una identificación mayor a Cristo: Y ser hallado en él... (v. 9).

     Una relación que le lleve a fundir su personalidad, su voluntad y sus sentimientos en Cristo Jesús.

1.     La identificación mayor viene de una entrega total.

2.     La identificación mayor viene de una comunión profunda.

III.     La meta de un poder mayor en Cristo: ... y el poder de su resurrección... (v. 10).

     Vivir en el poder que levantó a Cristo de los muertos.

1.     Mayor poder sobre Satanás.

2.     Mayor poder sobre el pecado.

3.     Mayor poder sobre la muerte.

Conclusión: No conformarse con haber sido salvado y justificado por Cristo. El cristiano debe anhelar algo mejor: un conocimiento experimental de Cristo en la vida. Una identificación mayor con él en el andar diario. Desear experimentar su poder, el que le levantó de los muertos y vivir para Cristo. Hay galardón. ¡Vamos detrás de él!

Su anhelo es conocer más a Cristo, no sólo el poder de su resurrección, sino también de participar en sus padecimientos y ser semejante a él en su muerte. Tanto la referencia a la resurrección de Jesús como la semejanza a él en su muerte podrían vincular el hilo de este razonamiento con la forma y fórmula del bautismo (Rom. 6:1 ss.). Muerte y resurrección son operativas ahora en la vida del creyente. La nota de RVA aclara el sentido lit. de semejante a él en su muerte como "ser amoldado juntamente con él en su muerte", imagen más rica y activa, aunque requiera un rodeo lingüístico. Aquí el lenguaje paulino tiene algo del tono contemplativo de los Salmos y del anhelo de unión con Dios que caracteriza a esos grandes hombres y mujeres de Dios a quienes suele llamarse místicos. Esa unión incluye la participación (koinonía 2842) en los padecimientos. Ya en 1:29 se ha referido al privilegio de sufrir por Cristo y con Cristo, como parte del discipulado. Pablo ve sus propias peripecias por la causa del evangelio como una participación en lo que sufre Cristo mismo, el gran actor de la misión (Rom. 15:18).

La referencia a la resurrección en el v. 11 la toma en un sentido diferente a la resurrección de Cristo en el v. 10, donde se refiere al pasado y al presente. Aquí la referencia es al futuro, a un evento que Pablo ve venir y en el cual espera poder encontrarse: la resurrección de los muertos, o mejor aun "de entre los muertos". En otras partes de esta epístola Pablo hace afirmaciones respecto al futuro y su esperanza, como por ejemplo en 1:23 y en 2:16. Lo que Pablo no nos ofrece, ni parecía interesarle, es una sistematización de todos estos datos en lo que podríamos llamar una escatología paulina.

Prosigo

3:12

Cuando Pablo se encontró cara a cara con Cristo, en el camino a Damasco (Hech. 9:1–6; 26:16–18), y se convirtió, él comprendió que allí él fue alcanzado por Dios. Cada cristiano lo es por iniciativa de Dios, quien lo busca, lo alcanza, le da la mano, lo salva y, finalmente, lo guía en su perfeccionamiento. Como ocurre con cada uno de nosotros. Pablo comprendió que desde su infancia, desde lejos, Dios ha estado rodeando sus sendas y caminos, a través de muchas y definidas experiencias. El reconoció que aquel día tan memorable de su contacto personal con el Señor, el amor de Dios en la persona de Cristo lo había aprehendido, lo había apresado, lo había alcanzado. Ahora dice prosigo con perseverancia y tesón hacia la meta, a ver si alcanzo aquello para lo cual fui alcanzado... Cuando Dios nos alcanza y nos acerca a él, nos va modelando a la medida de aquello en lo cual él desea usarnos. A veces vemos claramente el objetivo, la meta que Dios tiene para nosotros y eso nos alienta a proseguir y alcanzar aquello para lo cual fuimos alcanzados (Ef. 2:10). Aunque 25 años habían pasado desde aquel "encuentro" y aunque había recorrido el mundo conocido con el evangelio, había plantado iglesias, escrito epístolas y formado líderes; y aunque su vida está acercándose a su fin, él no cree que ha alcanzado lo que le corresponde en aquel lapso y, por eso, prosigue.

En la vida cristiana y de servicio habrá victorias, habrá fracasos, habrá alegrías y habrá tristezas. Nunca olvidemos que lo mejor está más adelante. Hemos de proseguir puestos los ojos en Jesús, y obsesionados con alcanzar la madurez de la vida cristiana.

Otro aspecto de la espiritualidad es el de una santidad activa como la expresa ahora el párrafo que sigue y que refleja la vocación cristiana más profunda de Pablo, utilizando la figura del atleta en el estadio. Primero, no se trata de un esfuerzo por ganar la salvación, sino de una respuesta a la iniciativa divina a ver si alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado (v. 12), lit. "a ver si llego a agarrar como he sido agarrado". Esto tiene un hermoso paralelo en 1 Corintios 13:12: entonces conoceré plenamente, así como fui conocido, y está claramente en la misma línea del v. 9 que insiste en la justicia que viene de Dios y que no es hazaña humana. Segundo, no hay triunfalismo sino un reconocimiento de imperfección e inacabamiento: No quiero decir que ya lo haya alcanzado, ni que haya llegado a la perfección. Creerse perfecto sería una falsa pretensión que el Apóstol insiste en evitar (v. 13a). Tercero, aunque no hay triunfalismo tampoco hay pasividad. Nótese los verbos activos: prosigo (v. 12), una cosa hago (v. 13 b), prosigo a la meta (v. 14), y también el sentido profundo de dedicación: olvidando y extendiéndome (13b). Cuarto, así como la actividad disciplinada y dedicada del atleta va en pos de la meta para alcanzar los laureles olímpicos, el premio que quiere recibir Pablo en su carrera es la culminación de lo que llama el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Se trata de un llamamiento que es iniciativa divina, lit. como dice la nota de RVA, viene "desde arriba".

El hilo del discurso termina ahora (vv. 15, 16) con una frase que tiene la intención de resumir todo lo anterior y a la luz de ello exhortar a los lectores a mantenerse firmes en la postura alcanzada. Está aquello que se ha logrado, la madurez, que consiste en una espiritualidad realista y activa. Tomando el término que usaban los perfeccionistas Pablo le infunde nuevo contenido, e invita a los filipenses a que como señal de su madurez, compartan también la santa inquietud de la cual él mismo es un vivo ejemplo. El quisiera ver a los filipenses unidos en este nivel de vida espiritual, y los exhorta a estar abiertos a lo que Dios pueda seguirles enseñando.

    4.     Imitación del ejemplo en esperanza, 3:17-4:1

Luego de haber descrito su propia experiencia descubriendo las honduras más íntimas de su intención espiritual, Pablo se propone a sí mismo como ejemplo que los filipenses deben imitar. Todo pastor consciente sabe que sus propias acciones y actitudes se vuelven tarde o temprano un ejemplo que la iglesia sigue. La única forma de crecer y avanzar en la vida espiritual es mediante la enseñanza bíblica sólida que va ilustrada con las vidas de personas que se constituyen en ejemplos, lecciones vivientes. El buen líder es el que puede decir "hagan como yo hago". En el ministerio de Jesús encontramos la misma actitud que claramente señala al propio ejemplo (Juan 13:15).

Después de esta referencia de Pablo a sí mismo y como mostrando un abierto contraste, pasa a describir a algunas personas que constituían un pésimo ejemplo, y respecto a las cuales formula una firme advertencia, con profunda tristeza lo digo llorando. La descripción es contundente en sus cuatro elementos. Son enemigos de la cruz de Cristo, es decir tienen un tipo de conducta o mensaje que atenta contra uno de los elementos centrales del evangelio. Es la misma acusación que Pablo lanza contra los judaizantes en Gálatas 5:10–12 y 6:12, y contra los falsos misioneros en el v. 2. El fin de ellos será la perdición, pensando posiblemente en el juicio de Cristo al cual ha hecho referencia antes (2:16) y hará referencia en el versículo siguiente. Las frases siguientes se refieren de diferentes maneras al materialismo crudo de los gnósticos libertinos, su dios es su estómago. Estómago puede ser sustituído por "apetitos", ya que el griego koilía 2836 puede traducirse así y no se refiere únicamente a la gula (Dios Habla Hoy aquí y en Rom. 16:18). Su gloria se halla en su vergüenza parece referirse al libertinaje que hacía gala de libertad como en 1 Corintios 5:2, pero que para el Apóstol era vergonzoso. Esto lo complementa bien la referencia a la obsesión con el placer, ganancia o gloria que parecía ser el móvil de estas personas: piensan solamente en lo terrenal.

¿Son los muchos que andan por ahí (v. 18) los mismos misioneros judaizantes a quienes Pablo atacaba en el v. 2? Algunas de las características señaladas aquí, como p. ej. el desprecio a la cruz de Cristo, coinciden con lo que caracterizaba a los misioneros judaizantes. Pero la tendencia gnóstica era diferente a la judaizante, si bien algunas notas que destaca Pablo en su enseñanza tiene respuestas pertinentes para ambas. Las advertencias paulinas tienen resonancia y vigencia hasta nuestra época. Recordemos, p. ej., que el consumismo que es posible para ciertos sectores sociales en América Latina, explica por qué las ideas de cruz y sacrificio son tan difíciles de aceptar en ciertos sectores. En esas circunstancias, muchos prefieren una teología de la prosperidad en la cual no hay interés en el sufrimiento, una teología de gloria sin cruz. O podemos pensar en aquellos cristianos latinoamericanos que se consideran socialmente radicales y que quieren cambiar el mundo, pero que han abandonado la castidad, la vida disciplinada, la fidelidad matrimonial, porque son "virtudes burguesas". En nuestra práctica pastoral nos ha tocado tratar, por ejemplo, con personas que se glorían de su vida promiscua y desordenada como si fuesen marca de superioridad intelectual y de libertad espiritual.

En contraste con el materialismo de los malos ejemplos que los filipenses deben evitar, Pablo describe su actitud como la conciencia de tener una lealtad final a Jesucristo. Aquí usa la palabra políteuma 4175, ciudadanía, a cuya raíz hicimos referencia ya en 1:27, pero ahora le da un nuevo significado al unirla a los cielos. Los filipenses que se sentían tan orgullosos de pertenecer a una colonia romana privilegiada, cuyos títulos de ciudadanía se guardaban en la misma Roma, son invitados a pensar en otra patria, la celestial, con el mismo sentido de privilegio y lealtad. Como filipenses ellos eran una colonia, una presencia de Roma en Filipos. Así los creyentes han de ser una presencia de la ciudad celestial en medio mismo de la ciudad terrena. Recordemos que esta vida como ciudadanos del cielo no significa el retiro del mundo, o el desprecio del cuerpo y la vida material, como si no fuésemos también ciudadanos de una ciudad terrena (1:27).

La ciudadanía celestial tiene una nota de firme esperanza y expectativa: esperamos ardientemente. La esperanza finalmente también se centra en Jesucristo, a quien Pablo se refiere como Salvador, y también como Señor. En los escritos paulinos, la obra salvadora de Jesús no se puede separar de su señorío, y para el creyente la seguridad de la salvación va unida a una vida de obediencia al Señor y sus mandamientos. La escatología y la ética siempre van de la mano. En consonancia con la espiritualidad activa que Pablo ha venido describiendo y poniendo como ejemplo, expresa ahora su esperanza de una glorificación final con Jesucristo. La cristología de humillación y exaltación de 2:6–11 reaparece ahora como el modelo de lo que Pablo espera que llegue a ser su propia experiencia. Al alcance cósmico del señorío de Jesucristo que puede sujetar también a sí mismo todas las cosas se une el poder transformador que puede transfigurar nuestro cuerpo humano, según la operación de su poder. La transformación de nuestro cuerpo humano, en el cual hay tantas limitaciones humillantes, es una enseñanza paulina que se desarrolla con más amplitud en 1 Corintios 15. Esta era una convicción fundamental del Apóstol, y es un punto crucial de la diferencia entre la inmortalidad del alma en la que creían algunos filósofos griegos y la resurrección de los muertos que es la enseñanza del NT. De la esperanza en la resurrección se nutre la actitud que también toma en serio las realidades terrenas: lo social, lo económico, lo político, lo ecológico.

Ahora la exhortación culmina y se resume, así que, significa "en consecuencia", es decir en vista de todo lo que acaba de afirmar. Luego usa el apelativo cargado de afecto hacia ellos, amados y queridos. Este segundo término significa lit. "añorados" y su raíz griega es la que así se tradujo en 1:8. La razón del afecto y la añoranza se especifica: es que los filipenses significan mucho para Pablo, son su gozo, sus amigos cuyo recuerdo lo llena de alegría; y también son su corona, la prueba de que sus trabajos apostólicos no han sido en vano. Con ese vocabulario cargado de afecto Pablo ha preparado el camino a fin de dar el consejo culminante: estad firmes en el Señor.

VI.     ARMONÍA, REGOCIJO Y GENEROSIDAD EN LA MISION, 4:2-23

Como ya se ha visto, el tema de la unidad y la armonía en la iglesia es una constante de esta carta, y en esta sección reaparece con instrucciones pastorales muy específicas. Las exhortaciones a avanzar y a llenarse de la alegría que viene de Dios también se retoman, lo mismo que la referencia a la generosidad de los filipenses para con el Apóstol. Como un hilo entretejido en la trama de estos temas va siempre la referencia personal en un tono de confidencia paterna.

    1.     Exhortación a la armonía, 4:2, 3

La intención pastoral de las líneas que siguen en esta próxima sección esta muy clara. Como las cartas a las iglesias se leían en público, aquí hay una exhortación tanto a toda la congregación que escuchará la lectura de la carta, como a dos hermanas notables de la iglesia que están distanciadas por un problema de rivalidad, y a un hermano que tiene una posición de liderazgo pastoral. Además, el vocabulario del v. 3 y lo que parece una referencia casual aclaratoria, encierran una rica gama de significados particularmente importantes en nuestra época.

Para la exhortación, Pablo adopta un tono de súplica y de ruego que se reitera, ya que el verbo se repite para cada una de las dos personas nombradas: Ruego a Evodia y ruego a Síntique. Pide a estas dos mujeres evidentemente destacadas que se pongan de acuerdo en el Señor, forma muy adecuada y dinámica de traducir to auto fronein, expresión verbal que tal como vimos en 2:2, puede traducirse por igual como "sentir" o "pensar". No hay ninguna indicación de que la diferencia entre estas dos hermanas tuviese que ver con los falsos maestros contra los cuales Pablo advierte en el capítulo anterior. La oración que sigue no es de fácil traducción, ya que el vocativo al cual se incluye en el ruego, a ti también, puede traducirse como aquí fiel compañero, o podría ser el nombre propio Sicigo, que también significaba "compañero fiel" (Dios Habla Hoy). Evidentemente se trataba de una persona que tenía una responsabilidad pastoral, y a quien Pablo podía pedir que ayudase como mediador entre las mencionadas hermanas.

Pablo ofrece unas frases aclaratorias sobre Evodia y Síntique, recordando el hecho de que habían colaborado tanto con él como con uno de sus ayudantes llamado Clemente. El verbo que describe la acción de estas mujeres es sunathléo 4866 y Pablo lo usa sólo en esta epístola, en 1:27 y aquí. Lucharon junto conmigo traduce algo de la fuerza del verbo que hace referencia a una lucha penosa, a muerte, como la de los gladiadores en el coliseo. En 1:27 el verbo se refiere a toda la iglesia de Filipos que ha permanecido firme y solidaria ante las persecuciones. El uso del mismo verbo en este pasaje para referirse a la labor de Evodia y Síntique muestra el aprecio especial de Pablo por la labor que cumplieron estas mujeres, tanto es así, que usa un término mucho más vigoroso que el que usa para referirse a Clemente. En la larga lista de saludos del cap. 16 de Romanos encontramos muchos otros nombres de mujeres que colaboraron con Pablo en su tarea apostólica. Es evidente que el Apóstol no tenía ningún problema con el ministerio de la mujer, y cualquiera que conozca la historia de las misiones cristianas sabe que la historia se ha repetido siglo tras siglo. A la luz de esta práctica de Pablo hay que leer cualquier otro de sus escritos sobre el tema de la mujer en la iglesia. Esta lección es sumamente importante en nuestra época en que se ha redescubierto el valor del ministerio de la mujer en la iglesia y la misión, y se empieza a reconocer su importancia y su trascendencia, aunque hay todavía quienes quisieran silenciarlo o relegarlo a un segundo plano.

La mención de las dos hermanas lleva a Pablo a pensar en otros que trabajaron a su lado (sunergós 4904) como Clemente y varios más que deja sin nombrar en el v. 2, pero para los cuales utiliza un comentario muy elocuente: cuyos nombres están en el libro de la vida. En el AT encontramos antecedentes de esta imagen del libro de la vida como manera de referirse a la relación con Dios, la salvación o perdición, la vida o la muerte, en pasajes como Éxodo 32:31–33 y el Salmo 69:28. Jesús usa una expresión paralela en sus instrucciones misioneras específicas, donde exhorta a sus apóstoles o enviados a regocijarse por el hecho fundamental de su relación con Dios y Cristo, más que por sus victorias en la misión: regocijarse de que vuestros nombres están inscritos en los cielos (Luc. 10:20).

Ya que estas mujeres habían desempeñado un papel tan importante en el comienzo de la obra en Filipos, era urgente que superaran sus diferencias y alcanzasen entre sí la misma armonía que debía caracterizar a toda la iglesia. Si los mayores y los líderes en las iglesias no dan ejemplo de reconciliación, armonía y unanimidad, mal pueden esperar que haya paz entre los hermanos comunes y corrientes. La experiencia pastoral nos ha mostrado que inclusive grandes siervos de Dios pueden llegar a desacuerdos que dividen congregaciones y arruinan vidas. Esto aumenta la seriedad y pertinencia de la enseñanza de esta epístola.

Joya bíblica

Por nada estéis afanosos; más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias (4:6).

    2.     Exhortación a cultivar la bondad, 4:4-9

Abre esta sección una invitación al regocijo en los mismos términos que ya hemos visto en 3:1, regocijaos en el Señor. Se trata de una alegría que tiene raíz profunda porque proviene de la relación con Cristo, y en ese sentido no depende sólo de las circunstancias favorables. Nótese el énfasis renovado, con el uso de la palabra siempre y la reiteración explícita otra vez lo digo, frase que en griego está en futuro, como si dijese "les he dicho y se los volveré a decir". En la sección siguiente, al dar testimonio de su propia actitud, Pablo muestra un ejemplo de lo que quiere decir. Junto con el regocijo debe haber una forma de ser semejante a la de Cristo que sea reconocida por los demás seres humanos. Amabilidad traduce epieikés 1933, variante de la palabra que en 1 Corintios 10:1 se traduce como "ternura", en referencia a Cristo. La palabra tiene además el sentido de paciencia y también el de comprensión para con la situación de los demás y misericordia al juzgarlos. En consecuencia, aunque los otros no siempre sean correctos con nosotros, y aunque nos hagan sufrir, les mostraremos amabilidad. Todos los hombres indica que no se trata de una amabilidad en las relaciones dentro de la comunidad cristiana, sino también en el mundo. Se trata entonces de una actitud y una manera de tratar a los extraños que llegue a ganarse su respeto. ¡El Señor está cerca! es una frase relativa al tiempo, en sentido escatológico, afirmando que se acerca el día del Señor. La visión de un Dios que tiene la última palabra y que vindicará a los suyos es un aliciente para cultivar la amabilidad pese a las dificultades.

La estructura de las líneas que siguen puede ser vista a través del concepto de la paz. Primero como una actitud que abandona las preocupaciones (v. 6), luego como una bendición y promesa que viene de Dios (v. 7) y finalmente como una afirmación en cuanto a Dios mismo (v. 9). Pablo exhorta contra la tendencia tan humana de afanarse o preocuparse demasiado: Por nada estéis afanosos, lo cual nos recuerda exhortaciones de Jesús en Mateo 6:25 ss. y Lucas 12:22 ss. A quien tiene motivos de ansiedad este imperativo puede parecerle imposible de obedecer, pero notemos que la solución no es un quietismo artificial sino una oración intensa que disipa la ansiedad. En el griego hay cuatro términos que aparecen en el siguiente orden: proseucé 4335, que se refiere a la oración en sentido general, déesis 1162, que indica un ruego con fuerte sentido de necesidad, eucaristía 2169, es decir acción de gracias o expresión de gratitud y áitema 155, que sería una petición muy específica. Tal es la riqueza de la oración que el propio Apóstol practicaba y que puede servirnos como una guía para crecer en su ejercicio. La promesa es que en respuesta a la oración se puede recibir la paz de Dios, una paz que se experimenta aunque no se alcance a entender, que toca la cabeza y el corazón. El término guardará proviene del vocabulario militar y se refiere a la actividad de los centinelas que cuidaban la tranquilidad de la ciudad, con cuya actividad los filipenses estarían muy familiarizados. Nos recuerda pasajes del AT como Isaías 26:3. Como todo don de Dios es operativo por medio de su Hijo, en Cristo Jesús.

Joya bíblica

... Todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto pensad (4:8).

Una vez más, el párrafo va a completarse con una frase que busca resumir el hilo del pensamiento, igual que en 3:1. La lista de virtudes que se van a mencionar en el v. 8 es parecida en su contenido y estructura a ciertas listas de máximas éticas de procedencia estoica. Hay quienes piensan que Pablo está citando un escrito con el cual sus lectores habrían estado familiarizados, y que consistiría en una especie de norma mínima de virtudes que cualquiera admitiría como deseables. Pablo estaría entonces señalando el mínimo que era de esperarse y sobre el cual habría que agregar lo específicamente cristiano. Es importante que leamos este versículo a la luz de su contexto en el v. 9, y de toda la epístola. Se trata de un discurso puesto en forma positiva y que abarca un horizonte inmenso. Es una invitación a llenar la mente y el corazón con toda manifestación de virtud. La fuerza de la enseñanza se nota en la reiteración de la palabra todo que se repite frente a cada una de las virtudes que se enuncian: lo verdadero, por contraste con lo irreal o falso; lo honorable por contraste con lo vulgar. Pablo generalmente usa lo justo (díkaios 1342) en un sentido especial, pero aquí sería lo correcto (como en 1:7). Lo puro se refiere al campo de las motivaciones, aunque a veces se usa en relación con pureza sexual. Lo amable, (prosfilés 4375) que no aparece en las listas comunes, siendo éste el único lugar del NT donde se menciona, y lo de buen nombre, en el sentido de buena reputación. Pablo ha sido selectivo al escoger lo que presenta en su lista, y termina resumiendo para incluir todo aquello en lo que hay virtud (areté 703) o que merece alabanza o aprobación divina.

Reconocer lo bueno dondequiera que se manifieste y procurar llenar la vida de lo positivo minimizando lo negativo es una de las señales de madurez y plenitud espiritual y humana. Es el mejor antídoto contra los temores y el resentimiento. Este es el tono que domina la epístola. Recordemos que aunque otros predicaban con la intención de hacerlo sufrir, Pablo se olvida de esa intención y se alegra de que el nombre de Cristo sea anunciado (1:18). Aunque su vida parece estar pendiente de un hilo, Pablo se alegra con la buena memoria de sus filipenses (2:17). Aunque ha perdido todo lo qe le daba grandeza desde el punto de vista humano, se entusiasma con lo que ha ganado que es el tesoro del conocimiento de Cristo (3:7). Por ello es natural que complete este párrafo llamando, una vez más, la atención hacia sí mismo y proponiéndose como ejemplo (v. 9). Nótese el juego de los imperativos: en esto pensad y esto haced. Los filipenses habían "aprendido" enseñanza, habían "recibido" el depó-sito de la fe, habían "oído" el anuncio del evangelio y habían "visto" todo ello encarnado en Pablo. En este sentido, el ejemplo de Pablo es un contraste con aquellos maestros a quienes criticaba Jesús porque ellos dicen y no hacen (Mat. 23:3). El pensamiento de este párrafo culmina con una bendición que es una promesa apropiada al tema que empieza en el v. 6: el Dios de paz estará con vosotros.

Joya bíblica

... He aprendido a contentarme con lo que tengo (4:11b).

    3.     Generosidad y contentamiento agradecido, 4:10-20

En esta sección es muy clara y evidente la íntima relación entre teoría y práctica misionera característica del Apóstol, quien al agradecer a los filipenses por su generosa participación en la misión, revela su propia actitud ante las necesidades materiales y su práctica personal. Las lecciones que encierran estos párrafos, junto con las que Pablo desarrolla en 2 Corintios caps. 8 y 9, son el fundamento de una mayordomía bíblica bien entendida, pero esas lecciones sólo son aplicables cuando van conectadas con una práctica ejemplar a la cual puede remitirse el maestro. El lector atento habrá percibido que ésta ha sido una nota constante de la epístola hasta aquí. Los misioneros, pastores y maestros de hoy sólo alcanzarán a ver la aplicabilidad de esta enseñanza, si es que al darla a las iglesias ellos pueden demostrar con su propio ejemplo lo que enseñan.

Como ya hemos visto al comentar 2:25, Epafrodito había sido el portador de una ofrenda de los filipenses para Pablo. Aquí en el v.10 éste expresa el inmenso regocijo en el Señor que le trajo la ofrenda, reconociendo el móvil de afecto del cual había surgido: se ha renovado vuestra preocupación para conmigo. Agrega además una nota de confianza en el sentido de que no se trataba de un gesto momentáneo, sino de un afecto permanente que sólo hasta esa ocasión pudo manifestarse: os faltaba la oportunidad. No es ni el monto de la ofrenda ni lo oportuno de su llegada lo que cuenta más en la gratitud de Pablo, sino el amor fraterno del cual esa ofrenda es evidencia. Por eso aclara que no es que esté llorando miserias, como diríamos hoy en día. No quiere ser malentendido, no es que esté pasando apuros (13a).

Semillero homilético

Nuestro vivir feliz

4:11–13

Introducción: "No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo"; "... he aprendido a contentarme con lo mucho o con lo poco" (La Biblia al Día).

     Hay tres condiciones para un contentamiento duradero, para un vivir feliz:

I.     Vivir en la voluntad de Dios.

1.     Si creemos que todo es de Dios y que Dios es bueno, entonces cada circunstancia que nos toque vivir es enviada por su amor y nos acerca más a él. No es posible que un hombre sea echado en el pozo de la desesperación sin que Dios lo permita, por lo que podemos decir con José: ... no me enviasteis vosotros acá, sino Dios, que me ha puesto... (Gén. 45:8).

2.     Debieramos recordar siempre que no sólo lo que Dios dispone, sino también lo que él permite forma parte de su voluntad para con nosotros. Si es su voluntad que hoy estés en abundancia y mañana en necesidad, hoy en alegría y mañana en amargura, recordemos que él tiene sus razones para ello. ¡Es que aún no ha terminado la obra de madurez en tu vida!

II.     Vivir en la suficiencia de Cristo.

1.     Necesitamos referir toda necesidad a Cristo. Ir a él confiadamente. El es suficiente para todo y cuanto más grande es nuestra necesidad, más grande será su provisión. Todo lo puedo en Cristo... El nos extiende su mano ¡asidos de él sí podemos!

2.     Para Pablo la "suficiencia" no era algo propio. Se hallaba en Cristo mismo. Era independiente de las circunstancias que pudiera vivir porque dependía de Cristo y esto le hacía vivir feliz.

     El Señor no espera que estemos contentos con nuestras malas experiencias; no obstante, cualquiera que sean las circunstancias que tengamos que vivir, él está pronto para darnos un estado de ánimo que nos permita sentirnos felices.

III.     Vivir en el poder de Cristo.

     Hacer todo en la fuerza que él da. Pero los que esperan en Jehovah renovarán sus fuerzas (Isa. 40:31).

1.     La juventud de nuestra vida nos impulsa a ir hacia adelante con ímpetu. Pero pasan los años y nos cansamos y nos fatigamos... entonces es el momento de aprender a valernos del poder que Jesucristo da. No podemos valernos de la fuerza de nuestro brazo solamente, sino en la fuerza del Dios eterno para quien no hay nada imposible y quien comunica a nuestra vida su energía.

2.     Cualquiera sea nuestra necesidad, tenemos que buscar la plenitud de Cristo porque en él hay verdadera provisión; sea para vivir o para morir, sea para ser humillado o para abundar, sea para estar lleno o para estar vacío. La provisión está en el poder de Cristo que nos fortalece.

Conclusión: Hay dos bienes que todo ser necesita. Ambos son dádivas del cielo y de ambos estamos necesitados:

1.     El secreto de ser feliz, de estar contento ante cualquier circunstancia y cualquier evento. Ese secreto es Cristo.

2.     El secreto del poder, de la posibilidad de prevalecer ante cualquier evento o experiencia: Todo lo puedo en Cristo...

Algunos estudiosos ponen énfasis en el término al fin (v. 10), que parecería una expresión de reproche, como cuando decimos "por fin te acordaste". De allí podría deducirse que en el fondo Pablo no está dando gracias y se podría leer todo el pasaje con una óptica de sospecha. Nos inclinamos más bien a pensar que leyendo este texto en el contexto de toda la epístola, y del resto del NT, podemos encontrar mejores claves para una lectura. Al salir de Filipos, donde los hermanos le habían apoyado financieramente, Pablo fue a Tesalónica (Hech. 17:1–9). Fuese por la pobreza de los hermanos de allí o por la propia flexibilidad de su estrategia misionera, decidió sostenerse trabajando noche y día, y no recibir apoyo, para no ser gravoso (1 Tes. 2:9). Sin embargo, parece que los filipenses le mandaron ayuda (v. 16). Más adelante, mientras recogía la gran colecta para los pobres de Judea (2 Cor. caps. 8 y 9), trató de no recibir nada para sí mismo y trabajar en su oficio, a fin de evitar que se lo acusase de malversación de fondos (2 Cor. 8:16–24). En ocasión de su viaje a Jerusalén con la ofrenda cayó en manos de los judíos, y habiendo apelado a César fue a dar a Roma como prisionero. Es ahí donde debe haberle llegado la ofrenda que los filipenses mandaron por medio de Epafrodito, y entonces tiene sentido su referencia a que había llegado la oportunidad (v. 10).

El verdadero sentido de estas líneas se entiende si el no lo digo del v. 11 se relaciona con el sin embargo del v. 14. En medio de estos dos términos está la referencia a la actitud de contentamiento básico ante la vida que es característica del Apóstol: he aprendido a contentarme con lo que tengo. En este sentido, es un contraste con aquellos malos ejemplos de quienes se puede decir que su dios es su estómago y que piensan solamente en lo terrenal (3:19). El contentamiento (autárkeia 841) no es simplemente resignación ante la pobreza, ni tampoco una forma de ascetismo que adopta la pobreza como estilo de vida. Es una actitud de plena libertad ante los bienes materiales, de manera que cuando abundan se los acepta y cuando escasean se aprende a vivir sin ellos: Sé vivir en la pobreza y sé vivir en la abundancia. Lo que sigue explicita con más detalle esta actitud, que es resultado de un largo aprendizaje, un secreto que el Apóstol ha aprendido, de manera que puede hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad.

La actitud de contentamiento no se refiere únicamente a la presencia o ausencia de bienes materiales sino a situaciones en general: En todo lugar y en todas las circunstancias. Los incidentes de la entrada del evangelio en Filipos ilustran bien esta actitud de Pablo. Como se recordará, al convertirse Lidia a Jesucristo, en gesto espontáneo ofreció hospitalidad en su casa a Pablo y al equipo misionero que lo acompañaba (Hech. 16:15). Sin duda fueron tratados como huéspedes de honor en la casa de una mujer pudiente. Tiempo después, debido al incidente que provocó la curación de una esclava adivina, Pablo y Silas fueron azotados en plena calle y luego metidos en la cárcel y asegurados en el cepo, una forma de veras desagradable y penosa de pasar la noche. Sin embargo, el relato dice que como a la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos les escuchaban (Hech. 16:25). Aquí tenemos una vívida lección del arte de estar contento en toda circunstancia y lugar. La resume el versículo clásico que ha sido de bendición para tantas personas a través de los siglos: ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! No es una actitud positiva y entusiasta acerca de sus potencialidades humanas, como diría algún seguidor de la Nueva Era, sino que es una seguridad que brota de la fe en Cristo, de él viene la fortaleza.

Olor fragante

Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, como olor fragante, un sacrificio aceptable y agradable a Dios (4:18).

Pablo seguramente sintió satisfacción por la ayuda que habían mandado los filipenses por medio de Epafrodito. Esto sirve de consejo para los cristianos hoy. Una ayuda inesperada de vez en cuando para el pastor y su familia puede llenar una necesidad apremiante tal como los gastos universitarios de un hijo, cuentas médicas pendientes o un artículo importante en el hogar. Aunque la mayoría de los pastores han aprendido como Pablo a estar contentos con las circunstancias y el sueldo que reciben, siempre tienen necesidades que pueden ser suplidas por hermanos generosos como los filipenses. Bendecido es el pastor que tiene una iglesia en la cual los miembros sienten el deseo de expresar su amor en ocasiones especiales, tales como el cumpleaños del pastor y su esposa, el aniversario de su ministerio entre ellos y el día del pastor.

El v. 14 da comienzo a la idea que se desarrolla en el resto del párrafo. Si bien Pablo sabe contentarse en toda circunstancia, no obstante fue bueno también que los filipenses le hubiesen enviado una ofrenda: hicisteis bien. El vocabulario que sigue en esta frase tiene como antecedente la idea de participación por la mutua pertenencia a Cristo que ya hemos visto en 1:5 y en 3:10. La solidaridad de los filipenses con Pablo, que él describe como participar conmigo en mi tribulación, arraiga en un espíritu de solidaridad profunda por la común unión en Cristo, y se expresa en forma tangible en la ofrenda. Esto lleva a Pablo a recordar que los filipenses manifestaron esa solidaridad desde el comienzo del evangelio. La expresión comienzo podría referirse a la llegada del evangelio a Filipos, o al comienzo de la fase europea de la misión paulina, en la provincia de Macedonia, para la cual Filipos fue el punto de entrada. Tesalónica era la otra ciudad de la región macedónica a la cual el NT hace referencia, y hasta allí había llegado también la generosidad de los filipenses una y otra vez.

Joya bíblica

No es que busque donativo, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta (4:17).

Los vv. 17 y 18 agregan una nueva nota característica de lo que podríamos llamar el "modelo filipense de mayordomía". Pablo aclara una vez más, como en el v. 11, que su intención al estimular la mayordomía filipense no es buscar más donativos para sí mismo. El ejercicio de la generosidad filipense es un fruto espiritual del cual lleva cuenta Dios mismo. Eso no impide que el Apóstol disfrute de la plenitud de lo que le han enviado por medio de Epafrodito y exprese así su gratitud a Dios: tengo abundancia. Estoy lleno. Utiliza ahora figuras que provienen del AT para darle sentido a lo que los filipenses han hecho: un sacrificio aceptable y agradable a Dios. Las notas de este modelo de mayordomía filipense son entonces tres: brota de un profundo sentido de comunión en Cristo, se manifiesta desde el comienzo mismo de la vida cristiana, se ejercita con una actitud de ofrenda a Dios mismo y no sólo de solidaridad humana.

Estas notas de la mayordomía de los filipenses coinciden con lo que Pablo dice respecto a ellos en 2 Corintios 8:1–5, donde los pone como ejemplo para los corintios. Allí afirma Pablo que los macedonios (es decir los filipenses y los tesalonicenses), habían sido generosos a pesar de su extrema pobreza, y de que pasaban por grande prueba de tribulación. Habían dado una ofrenda para los pobres de Judea yendo aun más allá de sus fuerzas. El secreto de esta generosidad estaba en que se dieron primeramente ellos mismos al Señor y a nosotros. En este pasaje de 2 Corintios se agrega una característica más de la mayordomía filipense a las tres que mencionamos antes. Era una mayordomía que se ejercía a pesar de la pobreza y en espíritu de verdadero sacrificio.

El privilegio de dar

4:19

Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (4:19).

Parece un contrasentido ¿Cómo es que dar es un privilegio? ¿Qué es más gratificante, dar o recibir?

Jesús mismo sentó el principio en Hechos 20:35. El mismo dio el ejemplo con su propia vida. Enseñó que se gana perdiendo... se es más feliz cuando se da, que tener que esperar que le den... Más aún, con Dios nadie perdió por dar. Con el Señor siempre se gana dando. Así lo afirma en Lucas 6:38. Esta es una ley invariable en el reino de Dios: Préstele su barco a Jesús para que lo use como púlpito y se lo devolverá cargado de pescado. Préstele "el aposento alto" de su corazón y se lo devolverá lleno del poder de su Espíritu, como en Pentecostés. Ponga en sus manos los panes y pececitos de sus talentos y dones, y no sólo le dejará satisfecho sino que agregará muchos "cestos" llenos de pedazos de sobra. Dios registra en sus "archivos" todo lo que damos —no sólo ofrendas— y lo devuelve con abundantes intereses ya registrados en los cielos a nuestro favor. El espera que lo pongamos a prueba ¡Atrévase y gustará del privilegio de dar!

Esta lección tiene especial importancia para América Latina, donde muchas iglesias son pobres, y se puede observar un fenómeno parecido al de Filipos en el siglo primero. Los más pobres suelen ser los más generosos, y es necesario enseñar que la fe en Cristo se expresa en una entrega total, y que cuando una persona, sea rica o pobre, se entrega de veras al Señor, le entregará también sus bienes, y será solidaria con la causa misionera y con otros más pobres que ellos. Esto sólo lo pueden enseñar con éxito aquellos misioneros, pastores y maestros cuya práctica diaria tenga las mismas notas de contentamiento, libertad, entrega sin reservas a Dios y flexibilidad en la estrategia misionera que Pablo revela en este pasaje. El fundamento es la fe en ese Dios en cuyas manos Pablo encomienda a sus lectores en la parte final de esta sección. Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, refuerza el sentido general del texto anterior, porque Pablo ha probado en su propia experiencia la fidelidad y las riquezas de Dios, y puede escribir acerca de él con ese posesivo mi, que denota una intimidad especial. Basado en esa fe puede encomendar a los filipenses en las manos de ese mismo Dios, sabiendo que les proveerá de su abundancia. Una vez más califica la referencia a Dios con la expresión en Cristo Jesús y termina con una doxología apropiada.

    4.     Despedida y bendición, 4:21-23

El saludo final tiene elementos reiterativos que se encuadran dentro del espíritu general de la carta. Como ha insistido en la mutua pertenencia entre creyentes, quiere que su saludo sea recibido por todos los santos. A su vez, asocia consigo a todos los hermanos que lo acompañan, no necesariamente en la prisión, pero posiblemente que lo visitaban y servían a sus necesidades. La insistencia de Pablo en este punto, aun en el vocabulario de sus saludos finales, muestra que la lección de solidaridad y participación común es fundamental en su concepto de lo que es la iglesia. De alguna manera la lección necesitaba recalcarse, porque la acción disociadora de los judaizantes y el individualismo egoísta de los perfeccionistas gnósticos atentaban contra la comunión que era indispensable para la misión en un ambiente hostil.

Al repetir el saludo vuelve a utilizar el término santos, con el cual empezó la carta, y menciona a los que pertenecen a la casa del César, que como dice la nota de RVA podrían ser personas al servicio del emperador, con las cuales Pablo llegó a relacionarse. Esta sería una prueba de que la carta se escribió en Roma, aunque se sabe que podía haber estacionadas en otras ciudades del imperio personas que habían estado al servicio del emperador y a quienes se identificaría con esa expresión. La bendición final regresa al mismo estilo de la salutación inicial de la carta. Hay una referencia a la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el don de Dios que hace posible la salvación y la vida cristiana. La expresión vuestro espíritu, así en forma colectiva, concuerda una vez más con la idea de mutua pertenencia y solidaridad que se ha repetido de diversas maneras a lo largo del texto. Cómo observa la nota de RVA, algunos mss. tienen al final la expresión "con todos vosotros" y terminan con un "Amen".