Aplicación
Hechos
Aplicación de Hechos
Aplicación de Hechos
1. ¿Qué ha aprendido en este libro acerca del Espíritu Santo y de la responsabilidad que tiene usted de ser testigo del Señor Jesucristo?
2. De lo que observo en los sermones predicados y en los testimonios personales presentados, ¿cómo mejoraría su propio testimonio público? ¿En qué pondría el mayor énfasis?
3. Al estudiar la vida de los primeros apóstoles y ver el compromiso de la iglesia primitiva, ¿qué ha sentido de parte de Dios? Deténgase un poco para reflexionar sobre su propia vida a la luz de la vida de los primeros creyentes en Cristo. ¿Habita el Espíritu Santo en usted? ¿Acaso no es El mismo ayer, hoy y para siempre? Si usted está lleno del Espíritu Santo, y no lo apaga, ¿qué debe suceder en su vida?
Aplicación final de Hechos
1. ¿Cuáles son las verdades básicas de Hechos?
2. ¿Cómo se aplican estas verdades a mi vida?
3. ¿En vista de estas verdades, qué cambios deberían hacer en mi vida?.
4. ¿Cómo pienso llevar a cabo estos cambios?
5. ¿Cuál será mi oración personal referente a esta verdad, y los cambios que debería efectuar en mi vida?
Aplicación práctica
Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de personas ordinarias, cuando Él los llena de poder a través de Su Espíritu. Esencialmente, Dios tomó a un grupo de pescadores y los utilizó para poner al mundo de cabeza (Hechos 17:6). Dios tomó a un asesino aborrecedor de cristianos y lo cambió en el evangelista cristiano más grande, el autor de casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento. Dios utilizó la persecución para producir la difusión más acelerada de una “nueva fe” en la historia del mundo. Dios puede y hace lo mismo a través de nosotros –cambiando nuestros corazones, llenándonos de poder por el Espíritu Santo, y dándonos una pasión por difundir las buenas nuevas de salvación a través de Jesucristo. Si tratamos de hacer estas cosas en nuestras propias fuerzas, fracasaremos. Al igual que los discípulos en Hechos 1:8, debemos esperar ser llenos del poder del Espíritu, y entonces ir en Su poder, a cumplir con la Gran Comisión (Mateo 28:19-20).