Arqueología

Lamentaciones

Arqueología de Lamentaciones

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Lamentaciones 1. “Acrósticos y otras técnicas de la antigua poesía”

Toda la poesía, excepto tal vez el verso libre, mantiene algún tipo de repetición. A veces es métrica, como en pentámetro yámbico; basada en rimas o basada en el número de sílabas por línea, como en el haiku. La poesía hebrea bíblica no usaba rimas, aunque existe controversia acerca de este asunto, probablemente no usaba tonteo métrico o de sílabas. Hace mucho tiempo, sin embargo, los eruditos reconocieron que la antigua poesía hebrea a menuda utilizaba el paralelismo, el cual puede ser libremente descrito como decir la misma cosa dos veces». Lamentaciones 2:7 ilustra este principio:

El Señor ha rechazado su altar;

ha abandonado su santuario.

Cada línea contiene un sujeto, «Señor» (entendido pero no explícitamente mencionado en la línea 2), un verbo (ha rechazado/ha abandonado) y un objeto directo (su altar/su santuario), y cada objeto directo está compuesto de un pro-nombre y un sustantivo. Este frecuentemente es llamado «paralelismo sinónimo». Sin embargo, el paralelismo hebreo es a menudo mucho más complejo y sutil de lo que lo sugiere el ejemplo anterior (p.ej., ideas contrastantes también se usan, tales como en Pr 22:12). También, no toda la poesía hebrea usa paralelismo sinónimo, ni tampoco todo paralelismo sinónimo es poesía; también puede acontecer en la prosa hebrea.

El hebreo bíblico usa otros recursos literarios para establecer la repetición que requiere la poesía. Ciertas palabras se repiten a través de varias líneas, o líneas consecutivas de poesía pueden comenzar con la misma letra hebrea. Otro recurso es la «inclusión», en la cual la primera y la última línea de un poema o estrofa son idénticas, y el tema principal se elabora entre ellas (p.ej., Sal 8). A veces un poema hebreo repite una línea entera de línea por medio, como el Salmo 136. Parece que la poesía hebrea sigue ciertas limitaciones, por ejemplo, con respecto al número de verbos permitidos por línea; esto también puede crear simetría poética.

A veces un poema hebreo puede ser un acróstico: Las primeras letras de cada línea o estrofa consecutiva, tomadas en total, enumeran el alfabeto hebreo en orden. Por ejemplo, el primer versículo de Lamentaciones 1 comienza con álef (la primera letra del alfabeto hebreo), el segundo versículo con bet (la segunda letra del alfabeto), el tercero con guimel (la tercera letra), y así sucesivamente. Fundamentalmente, el acróstico es un tipo de repetición usada en alguna poesía hebrea. Nuestro entendimiento de la poesía hebrea se limita por el hecho de que nadie vivo hoy día ha escuchado de qué manera era cantada originalmente. Tristemente, la mayoría del arte oral de la poesía hebrea está perdido para siempre.

NOTAS CULTURALES E HISTÓRICAS

Lamentaciones 3. “Lamentos en el antiguo Cercano Oriente”


Llorar por calamidades y muertes es común en la sociedad humana, y tanto Israel como otras sociedades antiguas, tenían maneras ritualizadas para expresar el lamento y el dolor. Un lamento podía ser por una sola persona quien había muerto o por una ciudad entera que había pasado por un desastre. Ambos tipos de lamentos están bien representados en la Biblia.

Varios textos indican lamento por soldados y reyes asesinados en batalla. David compuso un lamento para Saúl y Jonatán (25 1).' Segunda de Crónicas 35:24 describe un lamento nacional por Josías después de su muerte en batalla, y David ordenó lamento respetuoso por Abner (253:31).

Las personas naturalmente lloran la muerte de un ser amado. Abraham lloró por Sara (Gn 23:2), y David lloró excesivamente por Absalón (25 18:33), considerando la circunstancias incómodas con respecto a sus tropas leales. Lucas 8:52-53 refleja la presencia de plañideros profesionales llevando a cabo lamento ritual por una niña difunta.

Job repetidamente se lamentó por las calamidades que le habían sucedido (p.ej., Job 3:1-26; 30:26-31). En el caso de Job, los desastres personales de diferente tipo (las muertes de familiares, la pérdida de riqueza y estatus y la enfermedad personal) fueron los momentos de lamento.

Los profetas a menudo lloraban por estados y ciudades (Jer 6:26 [por Jerusalén]; Ez 27 [por Ti-ro]; Ez 32 [por Egipto]; y Mi 1:8-9 [por Jerusalén]).

La tradición del luto ritual y la composición de textos de lamentación también se encuentran en otras partes del mundo antiguo. Existen varios ejemplos de luto por individuos difuntos:

Ejemplos de lamentos por una ciudad acontecen en la literatura sumeria. Ahí encontramos lamentos por Ur, Sumeria, Nippur, Eridu y Uruk, todos se remontan al periodo Isín-Larsa (aprox. 1950-1700 a.C.). Por ejemplo, después de que los elamitas destruyeron a Ur, un doliente se lamentó en gran detalle por la caída de la ciudad y de una manera que guarda semejanza con el libro bíblico de Lamentaciones. Aunque él le había rogado a los dioses que protegieran a Ur, los dioses habían decretado que la ciudad sería destruida. La canción describe a los guerreros mu-riendo, a los ciudadanos pereciendo quemados y de hambre y hasta a niños muriendo en los brazos de sus madres. Similarmente, el libro bíblico de Lamentaciones describe la caída de Jerusalén como un hecho acaecido por la voluntad de Dios y habla mucho del sufrimiento del pueblo. A pesar de estas similitudes, sin embargo, un vínculo directo entre Lamentaciones y los textos sumerios es improbable. Ambos son parte de una extensa tradición literaria, y ambos reflejan la respuesta humana universal a la calamidad.

TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Lamentaciones 5. “Calamidad y aflicción en Ipuwer”


Compuesto entre 2000 y 1800 a.C., el texto conocido como «Las admoniciones de Ipuwer» lamenta el estado de los asuntos en Egipto. Aunque se encuentra en un solo manuscrito egipcio de la Dinastía XIX, lo más probable es que la obra se escribió mucho más antes. El sabio Ipuwer relató las calamidades que habían caído sobre la nación, así como la aflicción del pueblo, el ganado y hasta de la tierra. La mayoría de la discusión se expresa en términos que demuestran inversiones del estado normal de los asuntos: Los esclavos se habían convertido en amos; los ricos reducidos a la pobreza; las jóvenes sirvientes gobernaban hogares; los extranjeros asumieron las posiciones destacadas en el gobierno; los reyes una vez enterrados en grandes pirámides ahora quedaban descubiertos sobre la tierra. Por estos desastres, Ipuwer culpó al dios del sol Ra, el cual, señaló el sabio, no diferenciaba entre la gente buena y mala y había sido incapaz de percibir el mal surgiendo de los corazones de los violentos. Aunque existen diferentes interpretaciones del texto, parece ser que Ipuwer también criticó la ineptitud del rey y esperaba la llegada de un gobernante redentor quien restauraría orden y paz.

El libro de Lamentaciones, escrito entre 586 y 516 a.C., también tiene que ver con los temas de la calamidad y la angustia nacional. Aquí también vemos la inversión de fortuna: Jerusalén, andes una reina, era ahora una esclava (1:1), gobernada por «esclavos» (Le., los babilonios; 5:8); el oro y las piedras preciosas habían perdido su valor (4:2); los ricos se sentaban sobre cenizas (4:5); y aquellos que habían sido puros y pulidos en apariencia estaban ahora tan sucios que eran irreconocibles (4:7-8). Como en Ipuwer, los extranjeros habían avanzado socialmente (5:2), y se les faltaba el respeto a los príncipes y a los ancianos (v. 12). A diferencia de Ipuwer, sin embargo, el autor de Lamentaciones no culpó la pasividad de Dios por el desastre. Más bien, él entendió que el Señor estaba juzgando justamente los pecados del pueblo (1:5,8,18; 3:38-42; 4:13). Aunque Dios estaba demostrando su enojo justificado (2:1-4; 4:11), su amor y su compasión estaban siempre presentes (3:21-26,31-32). El juicio de los pecados de Judá era su manera de perfeccionar y restaurar un grupo de personas para sí mismo.

Aparte de ese asunto, Ipuwer sí tiene algunos paralelismos sorprendentes con otras par-tes de la Biblia. El autor se lamentó por una situación de agitación social en Egipto en la cual criminales, maleantes y esclavos se habían convertido en ricos y poderosos y hasta los sirvientes se sintieron libres de ser insolentes hacia sus amos. Esto es similar a Eclesiastés 10:6-7: «al necio se la dan muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los puestos más bajos. He visto esclavos montar un caballo, y príncipes andar a pie como esclavos». También, Ipuwer contiene una referencia llamativa al Nilo convirtiéndose en sangre.

(Biblia de Estudio Arqueológica. Vida)