Lectura

Isaías

Lectura de Isaías

Tiempo de Lectura= 3:10 / Contiene: 66 capítulos, 1.292 versículos y 37.044 palabras.

Datos de Orientación de Isaías

Panorama del Libro de Isaías 

    El libro de Isaías es, en muchas maneras, el punto central de la historia de Israel en la historia bíblica. Colocado al principio de los Profetas Posteriores, aunque no es el primero cronológicamente, sirve como guía en la lectura del resto de esta tradición. Pero más allá de esto, su ámbito teológico lo abarca todo, recordando constantemente a Israel que Jehová es el Dios viviente, el Creador y el Soberano majestuoso (y el Juez) de todo lo que existe, así como el compasivo Redentor de Israel. Así, Isaías espera anhelante el juicio de Israel, su redención del exilio por medio de un segundo éxodo y, a través de la venida del Siervo Rey, el cumplimiento del pacto abrahámico que incluye a las demás naciones en la salvación de Jehová. Al final presenta un cuadro de la redención de Israel y de las naciones en un cielo nuevo y una tierra nueva, cuando Sion, el lugar donde Jehová y la gente se encuentra, es restaurada a su máxima gloria. Isaías, por lo tanto, tuvo una influencia enorme en los escritos del NT, siendo citado o referido con más frecuencia que cualquier otro libro del AT, con excepción del Salterio.

    El libro mismo presenta este glorioso panorama como una obra completa cuidadosamente realizada que se compone de dos partes básicas: los capítulos 1-39 tratan principalmente sobre Jerusalén durante el período de la amenaza asiria, pero al final Isaías profetiza la futura amenaza del exilio a Babilonia. Los capítulos 40-66 se enfocan en el futuro de Israel y Jerusalén hacia el final de la cautividad babilónica y más allá, culminando con la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva y un Sion final escatológico.    

    Cada una de estas partes tiene sus propias estructuras y ritmos. Los capítulos 1-5 introducen los principales asuntos inquietantes de la primera parte: que Judá y Sion han faltado a su llamado de ser el pueblo de Jehová para él y para las naciones, así que deben ser juzgados (mientras que en el 2:1-5 se expresa el anhelo al cumplimiento de tal llamado). El fracaso es triple: 

    El llamado de Isaías (cap.6) introduce el resto de la primera parte. Su visión del "Santo Israel" lleva a su propia purificación y a su comisión de anunciar el juicio de Dios sobre un pueblo que es exactamente como sus ídolos: tienen oídos que no oyen y ojos que no ven. El resto de la primera parte está enmarcado por dos series de presentaciones narrativas (caps 7-9; 36-39), una al principio de la larga carrera de Isaías (con Acaz), y otra al final de la misma (con Ezequías). Ambas se desarrollan durante las amenazas externas y ambas mencionan el mismo lugar geográfico (7:3; 36:2). En los dos casos en cuestión está el asunto de confiar en Jehová: Acaz no confía, Ezequías sí confía. Pero luego Ezequías muestra falta de confianza en cuanto a los embajadores de Babilonia, lo que lleva a la segunda parte del libro. Mucho del marco interno de la primera parte es una serie de oráculos contra las naciones, incluyendo naciones en las que Israel ha buscado apoyo en vez de confiar en Jehová.  

    La segunda parte se divide básicamente en dos, cada una de las cuales está a su vez formada por dos parte. Los capítulos 40-55 llevan adelante la historia hacia un tiempo al final del exilio babilónico. Los capítulos 40-48 son tanto consolación como confrontación, esta última a los que están establecidos en Babilonia sin ninguna intención de participar en el nuevo éxodo, mientras que los capítulos 49-55 reflejan que el nuevo éxodo (ahora pospuesto) se cumplirá bajo el siervo de Jehová, quien para ello también unirá a las naciones. Los capítulos 56-66 reflejan el fracaso continuo de Israel (caps 56-59), pero luego hablan del grandioso futuro que Dios tiene para con su pueblo y las naciones (caps. 60-66). 

Recomendaciones Específicas para la lectura del Libro de Isaías

    Para lograr una buena comprensión del libro de Isaías se necesita tener un conocimiento de la historia que éste refleja, así como las inquietudes teológicas que dan energía al libro desde el principio hasta el fin.

    La historia reflejada en los capítulos 1-39 es dominada por el papel se Asiria en el escenario internacional. El llamado de Isaías llega en el último año del largo reinado de Uzías (Azarías) en Jerusalén (792-740 a.C. 2 Rey 15:1-7), que había sido un tiempo de decadencia para Asiria y por lo tanto de relativa paz en Judá e Israel. Pero para el tiempo de la muerte de Uzías, Asiria había reafirmado su poder en el mundo del cercano oriente a través de una serie de reyes (Tiglat-pileser III, 744-727; Salmanazar V, 726-722; Sargón II, 721; y Senaquerib, 704-681). Mucha de la conspiración política en Samaria y Jerusalén tuvo que ver con los reyes de Israel u Judá en cuanto a pagar o retener los tributos a Asiria. Estas conspiraciones forman el trasfondo de las dos series de narraciones de Isaías 7-9 y 36-39. En cada caso, Isaías anuncia la liberación de Sion, pero también predice el exilio a Babilonia (39:5-7.   

    El sitio y la caída de Jerusalén así como el exilio doble a Babilonia es la historia de Jeremías y Ezequiel. El marco histórico presentado en Isaías 40-55 se sitúa en la última parte de este exilio, es decir, después de que el mensaje de Jeremías y Ezequiel ha sido escuchado y los exiliados se han establecido en Babilonia. Toda esta sección de Isaías es dominada por la expectativa de un nuevo éxodo, desde el exilio, llevados a través del desierto con promesas de agua y una travesía a salvo, hasta llegar a Sion, el lugar donde Jehová volverá a establecer su morada. Pero los exiliados no recibirán este mensaje consolador, no pueden creer que Jehová usará a Ciro de Persia para el cumplimiento de sus propósitos, así que el segundo éxodo llega a ser parte de un futuro aún más distante. 

    Las pasiones teológicas de Isaías encuentran su enfoque en cuatro puntos:    

    Jehová, como el "Santo de Israel" se encuentra en el corazón de todo: la visión de Isaías (cap. 6), la justicia y los juicios de Jehová (5:19-25), y la misericordia y compasión de Jehová como Redentor de Israel (41:14; 43:3-15; 62:12). Así, en Isaías el término santo conlleva ambas características esenciales: 1) la absoluta "singularidad" de Jehová. el Creador y Sustentador de todas las cosas y de todas las naciones, el que no tiene rival, puesto que no existe otro dios. Al leer, no es posible pasar por alto este tema, especialmente cuando toma la forma de una reprimenda severa en cuanto a la naturaleza "desprovista de vida" de tales ídolos, que tienen ojos que no pueden ver y oídos que no pueden oír (44:6-20). 2) La absoluta santidad de Jehová en el sentido moral / ético. Como un Dios santo, él demanda santidad de su pueblo, es decir ellos deben reflejar su imagen (compasión, amor, bondad, fidelidad) y no la de sus ídolos. Después de todo, la idolatría inevitablemente lleva a la injusticia en la que: los ídolos que no tienen vida son injustos y sus adoradores llegan a ser como ellos. 

    En el centro de la historia de Isaías se encuentra Israel, redimido, pero descarriado; obstinado, pero amado; y es en la relación de Jehová con ellos, relatada una y otra vez haciendo referencia al éxodo y al pacto davídico, que se revela su misericordia y compasión. Debe juzgarlos, pero nunca los dará por perdidos. Es aquí donde el tema del "remanente" de Jehová para salvación encaja en la historia general. La historia de esta redención culmina con un Mesías siervo que redimirá tanto a Israel como a las naciones muriendo por ellos, una historia que halla su cumplimiento en Jesucristo en la cruz. 

    El símbolo esencial de la relación entre Jehová y su pueblo es su presencia con ellos en Jerusalén, en el monte Sion. Aquí es donde Israel  ha profanado su relación (1:10-25), y sin embargo, es aquí donde Jehová tiene el plan de restaurar su relación (1:26-31) para que las naciones de unan a ellos en adoración (2:1-5). Así que el libro comienza con un Sion profanado pero con la promesa de su restauración, y termina (caps. 65, 66) con la expresión final de la promesa de la Ciudad santa y su pueblo santo, que incluye a los gentiles.          

    Hay mucho más que compone este maravilloso relato de la historia bíblica, pero el estar atento a estos temas, al mismo tiempo que ser sensible a este conjunto de imágenes y cadencias poéticas ayudará al lector a captar algo del esplendor  del libro, así como su importancia en la historia bíblica. 

Un Recorrido por el Libro de Isaías

La queja de Jehová contra Judá y el llamamiento de Isaías

(1-6) 


 1:1-2:5

Introducción: la corrupción y el futuro del pueblo santo y el lugar santo

    Esta sección sirve de introducción tanto para los capítulos 1-5, así como para el libro entero y hay que estar atentos para distinguir los temas que se extienden a través de todo el libro. Aquí la queja de Jehová toma la forma de un proceso legal contra la constante rebelión de Jerusalén en contra del Santo de Israel quien ha emitido su juicio (2-9,  24, 25), la religión de ellos es vana (10-15d) por causa de sus pecados: injusticia social (15e-17; Amós) e idolatría (29), pero también les ofrece misericordia (18-20) y un futuro esplendoroso (26-28). En 2:1-4 Jehová expresa claramente su compromiso de redimir su creación, en donde al monte Sion funcionará como el nuevo monte Sinaí, en el que todas las naciones vendrán (cumpliendo así el verdadero propósito de Israel de cumplir su pacto con Abraham). Note cómo la sección finaliza con una invitación a Israel para caminar en la luz de Jehová.  


2:6-5:30 

El día del Señor viene 

    En el primer oráculo (2:6-22) los asuntos clave con la arrogante confianza en los ídolos y la falta de confianza en Jehová; obsérvense también algunos temas repetidos que dan fuerza a la poesía. El desastres por venir profetizado en 3:1-4:1 es dirigido especialmente a los dirigentes, y nuevamente el asunto es la justicia social, el abuso de los ricos sobre los pobres y sobre la tierra (incluyendo la descripción gráfica  en 3:16-4:1). Pero después del desastre hay esperanza (4:2-6): la primera expresión del "segundo éxodo" en Isaías. De la misma manera, la canción de la viña (5:1-7; figura usada en Jer 12:10; Eze 19:10-14; y por Jesús en Mar 12:1-12; Juan 15:1-8) se enfoca en la injusticia social (Isa 5:7), así como los seis ayes que siguen (8-25); por consiguiente, en vez de que las naciones vengan a adorar en Sion (2:2-4), son convocadas a destruirla (5:26-30).  


 6:1-13

Visión y comisión de Isaías

    Uzías había muerto (símbolo de lo que está sucediendo a la dinastía davídica). En el templo, lugar de la presencia de Jehová, Isaías tiene una visión del verdadero Rey de Israel, el Santo de Israel. Devastado por su propia impureza y la del pueblo, Isaías es perdonado y luego comisionado a pronunciar el juicio de Dios al pueblo que ha llegado a ser como los ídolos que adoran, es decir, que no ven ni oyen. 

 

Una crisis de confianza: Acaz y la coalición sirio-efraimita (7-12) 

    El asunto en cuestión en los capítulos 7-39 es si Jerusalén, representado por su rey, confiará en Jehová  o en alianzas enredadas (una forma de idolatría). Nótese que las narraciones sobre la falta de Acaz (7:1-8:10) y de Ezequías (cap. 39) de confiar en Jehová, enmarcan esta grande sección. Ésta es la razón por la que debe haber un futuro rey fiel a Judá y a las naciones (9:1-7; 12:1-6; y a través de los oráculos contra las naciones). 


7:1-8:22 

Reinado fracasado en Judá  

    Obsérvese cómo esta narración introductoria revela la vacilación de Acaz ante la coalición sirio-efraimita. Los nombres de los dos hijos de Isaías reflejan la respuesta de Jehová a Acaz - la amenaza de la invasión de Israel (Maher-salal-jas-baz) yel simple remanente que quedará de la alianza del norte después de que Jehová los juzgue (Sear-yasuv) - mientras que Emanuel, la "señal" de Jehová a Acaz le recuerda la presencia de Jehová en Sion (en este caso, probablemente como una amenaza). La palabra de Jehová a Isaías y la respuesta de éste (8:11-22) indican el asunto en cuestión: la confianza de Jehová.      


 9:1-12:6

Futuro reinado de Judá

    Lo central aquí es el reinado en Judá. Nótese cómo la falta de Acaz  de confiar en Jehová encuentra su respuesta en el anuncio de la venida de un gran rey davídico (9:1-7; 11:1-16). Juntos, estos oráculo forman un marco para: 1) el anuncio de la caída de Samaria (9:8-10:4, que se alió con Damasco contra Judá), 2) el castigo de su destructor, Asiria (10:5-19), y 3) la preservación de Judá  (10:20-34).  Después del segundo anuncio del rey que vendrá (11:1-16), la sección concluye con Jehová en Sion como el verdadero rey de Judá (cap. 12). 

 

Queja de Jehová contra las naciones (13-27) 


 13:1-14:27

Contra Babilonia y Asiria

    Nótese que ambos oráculos contra estos dos enemigos históricos de Judá se distinguen, en esencia, por las palabras de esperanza acerca de Judá (14:1-3, 25). Probablemente, Babilonia está al principio de la serie porque con el tiempo llegaría a ser el poder mundial, cuyo colapso sería de un significado monumental. Dos cosas son notables acerca de este oráculo: 1) Contiene al conjunto de imágenes de la guerra santa, mientras Jehová mismo guarnece al ejército que destruirá a Babilonia (13:4-22), y 2) en particular el rey es señalado por su arrogancia contra Jehová (14:12-21).    


14:28-17:14 

Contra los vecinos de Judá: Filistea, Moab y Damasco 

    cada uno de estos oráculos da énfasis a l desastre que se aproxima, no por los pecados de estas naciones como tales, en cada caso, como en los dos anteriores, obsérvense las palabras de esperanza acerca del futuro de Sion y de su pueblo (14:32; 16:5; 17:6, 7).


18:1-20:6 

Contra Etiopía y Egipto 

    Note cómo los dos oráculos generales (caps 18, 19)  concluyen con un oráculo históricamente específico contra ambos ámbitos egipcios (cap.20). En estos dos oráculos, nótese que, como anteriormente, el énfasis se hace más en el anuncio del juicio que en las razones de éste, y nuevamente resultará en la exaltación de Jehová como rey (18:7; 19:19-21). La longitud del oráculo contra Egipto se relaciona probablemente con la manera en que concluye: que Judá haya buscado la ayuda de Egipto.


 21:1-23:18

Contra Babilonia y sus aliados 

    El oráculo contra Jerusalén (cap.22) encaja dentro de estos oráculos finales contra Babilonia y sus aliados (cap.21), porque la ruina de Jerusalén estará en las manos de Babilonia. Nótese los temas repetidos: el énfasis en el destino funesto, no en los pecados como tales. El abandono de Jehová por parte de Jerusalén, pero con un futuro para la casa de David (22:20-24). Juicio de Jehová contra los soberbios (23:9) 


 24:1-27:13

La desolación de las naciones, y la celebración en el monte santo de Jehová 

    Los oráculos anteriores parecen implicar que Jehová está simplemente reaccionando a lo que las naciones están haciendo, sin embargo, es esta siguiente serie se ve claramente que él es el Soberano Señor de las naciones. En el primer oráculo, la destrucción de Jerusalén que viene (24:10-23) es colocada apropiadamente en el contexto de la final devastación de la tierra. Las naciones responden uniéndose a su pueblo en una gran celebración escatológica en el monte Sion (cap. 25), mientras que la respuesta de Judá  (cap.26) es renovar su compromiso de confianza en Jehová y disfrutar de su paz después de la disciplina, a lo que Jehová, después de la expiación de la culpa, responde con un cántico nuevo en la viña, que expresa que la raíz de Jacob vuelve a tomar fuerza una vez más (cap.27). 

 

Una crisis de confianza: Ezequías y la amenaza babilónica

(28-39) 


28:1-33:24 

Ay por Efraín y Judá que confían en Egipto 

    El relato vuelve una vez más a la realidad presente en Judá y es de notar cómo estos oráculo retoman temas de los capítulos 6-12. Nuevamente, se trata de una crisis de confianza con relación a Jehová. Obsérvense los pecados que causan esta serie de ayes: primero contra     Samaria (28:1-6) y luego contra Judá  y sus líderes (28:7-31:9). Especialmente hay pecados de injusticia (los ricos se emborrachan a costa del trabajo de los pobres), escarnio a los profetas de Dios e idolatría. Todo esto es un reflejo de la arrogancia de Judá, tanto en la adoración como en la política extranjera, con su correspondiente falta de confianza en Jehová y su ida a Egipto en busca de ayuda (cap.31). Pero note cómo estas amenazas  están intercaladas con palabras de esperanza enfocadas en el futuro de Sion y en el rey de justicia de Dios. La esperanza futura, entonces, se convierte en el tema esencial de los capítulos 32-33, intercalado con amenazas de juicio, especialmente que cuando el rey de justicia de Jehová reine, los ciegos finalmente verán y los sordos oirán (32:3, 4; 6:9, 10).

    Hay que estar pendientes también de los muchos juegos de palabras que caracterizan a estos oráculos (Samaria, la "flor" marchita será reemplazada por Jehová, que será su "corona" [28:1-5]; el escarnio de Judá se convertirá en el escarnio de ellos por parte de Dios [28:9-13; v.22]; los sordos pronto oirán del libro [29:11, 12, 18]). 


 34:1-35:10

Una vez más: juicio contra las naciones, y el futuro de Sion 

    Los oráculos finales de esta parte del libro de Isaías concluyen con el amor de Jehová por Sion. Primeramente anunciando el juicio del Guerrero divino contra las naciones, especialmente contra Edom (cap. 34; el fenómeno similar en Eze 35-36) y en segundo lugar anunciando el nuevo éxodo que viene (Isa 35:1-10). Note cómo el juicio de 6:9, 10 contra los ciegos y los sordos que han llegado a ser como sus ídolos es finalmente revertido para siempre (35:5) y los redimidos del Señor entran en Sion con gozo (10). Este oráculo final allana el camino para los capítulos  40-55. 


 36:1-39:8

Confianza en Jehová con respecto a Asiria, y fracaso con respecto a Babilonia 

    La mayor parte de esta narración se repite en 2 Reyes 18:13, 17-20:19. En contraste con Acaz anteriormente, Ezequías escucha a Isaías y deposita su confianza en Jehová, quien milagrosamente libra a Judá de Asiria. Nótese nuevamente el énfasis en Sion y en el remanente de Jehová. Pero luego Ezequías falla en su confianza en Jehová al coquetear con Babilonia, no reconociendo, como Isaías lo hace proféticamente, que la verdadera amenaza contra Sion se encuentra precisamente en esa área. Así que esta narración también sirve como una transición para los oráculos que vienen en seguida.     

 

Consolación y confrontación (40-48) 


 40:1-11

Introducción 

    Observe cómo el tema del segundo, y aún más grande, éxodo de Israel, que se encuentra en el centro de los oráculos que contiene esta sección, es introducido aquí. La "condena" del exilio está llegando a su fin (1, 2), el desierto está siendo preparado como una calzada, y la gloria de Jehová será manifestada una vez más (3-5). Todo esto es el resultado de la inquebrantable Palabra de Dios (6-8). Así, el profeta anuncia "las buenas nuevas" a Sion, de que Jehová vendrá nuevamente con poder y apacentará a su pueblo, y los llevará con seguridad a su hogar (9.11; mira cómo el v. 9 responde a 35:4). 


 40:12-41:29

El consuelo de Israel 

    Pero ¿está lista la exiliada Jerusalén para esto? Note cómo el oráculo comienza con la declaración de Jehová a su pueblo sosteniendo que él es el Señor soberano y absolutamente confiable. Su sabiduría es inescrutable (40:12-14), ninguna nación o ningún ídolo puede compararse con él (15-26), así que él les dará fuerzas para el camino (27-31; 31 y Éxo 19:4). Luego habla contra las naciones y sus ídolos (41:1-7, "los cuales tienen que ser creados para poder unirse a la disputa!,  21-29) para indicar que él sólo despertó a "aquel del oriente  (2, Ciro), quien desde le norte caería sobre Babilonia (21-29). Estos oráculos son obviamente para el consuelo de Israel, ya que enmarcan el mensaje de aliento de Jehová a su "siervo" Israel, recordándoles que él está con ellos (como en el primer éxodo) y proveerá para ellos a través del desierto (8-20).  


42:1-44:23 

 Israel como el siervo renuente a las naciones

    Al leer esta serie de oráculos, observe los siguientes temas recurrentes: que la redención de Israel por parte de Dios y por su gracia ha sido realizada para que Israel llegue a ser el siervo para las naciones. Que Israel, aún sordo y ciego (6:9, 10), es renuente a recibir esta redención. Que Jehová, por consiguiente, contiende contra ellos y les hace ver que sólo él es Dios y que no hay otro. Que él hará que ocurra un segundo éxodo, lo que hará que ellos olviden el primero, y que todo esto es para la gloria de él, quien es el clemente Redentor de Israel. 


44:24-45:25 

Ciro, el libertador escogido de Jehová 

    Note el énfasis renovado en la palabra inquebrantable de Jehová que cumple lo que se propone, incluyendo levantar a Ciro como siervo en favor de Israel su siervo. Fíjese especialmente en el énfasis repetido de "Yo soy Jehová, no hay otro" (45:5, 6, 18; 43:11; 45:14, 21, 22). Dentro de todo esto se puede observar la renuencia de Israel (45:9, 10),  no obstante, Jehová se propone usar la redención de Israel como una invitación a todas las demás naciones (14-25). 


 46:1-48:22

La disputa de Jehová con el obstinado Israel 

    En esta serie de oráculos Jehová finalmente anuncia la caída de Babilonia (46:1, 2; 47:1-15). Pero su disputa es con los ciudadanos del obstinado Israel, que se resisten a lo que Jehová ha planeado para ellos (46:3-13; 48:1-19), concluye con una súplica final para que huyan de Babilonia (48:20-22). 

 

EL Siervo de Jehová que vendrá y traerá salvación (49-55) 


 49:1-50:11

El Siervo de Jehová y la salvación de Israel 

    Note en este oráculo cómo "Israel, el siervo de Jehová" se reduce a un siervo que tomará el lugar tanto de Israel  como el de las naciones. También el nuevo éxodo se ubica con más claridad en el relativamente distante futuro. El primer oráculo allana el camino: Israel, el siervo de Jehová, se convierte en el que trae nuevamente a Israel a las naciones a Jehová (49:1-7), esto seguido por el anuncio repetido del nuevo éxodo (49:8-13), junto con la renuencia continua de Israel (49:14, 24) y la respuesta de Jehová (49:15-23, 25, 26), culminando con la propia respuesta del ciervo a su comisión (50:1-9) y la invitación del profeta a Israel para obedecer a Jehová (50:10, 11).   


 51:1-52:12

El glorioso futuro de Sion 

    Después del ruego de Jehová a los fieles que heredarán las promesas (51:1-8), el profeta pide a Jehová que sea él quien guíe el nuevo éxodo (51:9-11). Jehová responde con palabras consoladoras a Israel (51:12-16) y luego el profeta insta a Israel a responder (51:17-21), puesto que la copa de la ira será pasada a Babilonia (22, 23). Por lo tanto, Sion debe prepararse para el gran éxodo que viene (52:1-6) el que culminará con el regreso de Jehová a Sión (7-10) y una súplica final para huir de Babilonia como lo hicieron de Egipto, pero esta vez no apresuradamente (11, 12). 


 52:13-53:12

El Siervo obra la expiación de los pecados de Israel 

    ¿Cómo se logrará este nuevo éxodo? Por medio de la obra expiatoria del siervo sufriente de Jehová, cuyo ministerio eficaz es presentado en 52:13-15, los medios usados en 53:1-9, y sus orígenes divinos y valorización en 53:10:12. No es de sorprender que el NT vea el cumplimiento de este pasaje en Jesucristo (Mar 10:45; Hech 8:30-35; 1Ped 2:21-25).  


54:1-17 

El glorioso futuro de Sion 

    La culminación de la obra del Siervo es ahora expresada por medio de ecos de los tres pactos anteriores: Abraham (54:1-3), Sinaí (4-8) y Noé (9-10), describiendo así la futura gloria de Sion por medio de una profusión de imágenes hermosas (11-17). Nótese especialmente que los exiliados en el capítulo 52 aún están en Babilonia, pero aparecen en Sion (11). ¿Cómo llegaron hasta allí? !Por medio de la obra del siervo sufriente de 52:13-53-12! 


 55:1-13

La invitación de Jehová a Israel y a las naciones 

    La palabra final de Jehová en esta sección es de invitación, tanto a Israel como a las demás naciones, a recibir gratuitamente de la bondadosa provisión de Dios (55:1-7). Apelando una vez más a su soberanía y a su inquebrantable palabra (8-11), Jehová anuncia el gran cambio que habrá para aquellos que respondan (12, 13)    

 

El fracaso en el presente, y el glorioso futuro de Sion (56-66) 


56:1-59:21 

La observación del verdadero sábado y el verdadero ayuno 

    Esta sección final del libro de Isaías comienza con una especie de estribillo: un regreso a los temas con los que el libro comenzó. Un oráculo inicial (56:1-8) establece el tenor, con sus exhortaciones sobre la salvación de Jehová que se aproxima, el cumplimiento de Israel con el pacto, la observación del sábado en el contexto de la justicia, y la reunión de las naciones en el monte santo.

    La serie de oráculos que siguen retoma estos temas, agregando palabras de condenación para los dirigentes de Israel (56:9-57:4) y para la idolatría (57:5-13). Pero entre esta condenación de la idolatría y de una religión sin justicia (58:1-14) se inserta un oráculo de salvación para los humildes (57:14-21). N´tese cómo todos estos temas evocan 1:2-2:5. 

    Esta sección concluye con un anuncio de los pecados que han mantenido a Jehová a la distancia (59:1-8), una oración de arrepentimiento del pueblo (9-15) y la respuesta de Jehová acerca de la salvación que vendrá (16-21), que hace eco a 1:18-20. Note especialmente cómo termina con el anuncio del Redentor y del Espíritu (59:20, 21).  


60:1-63:6 

La futura gloria de Sion, y el ungido de Jehová 

    Esta colección de oráculo es la obra central de la sección final del libro de Isaías. Comienza con un maravilloso cuadro de la futura gloria de Sion  (cap. 60), la cual, como a través del libro de Isaías, incluye a las naciones (10-14). Luego viene el anuncio del Redentor que viene (cap.61), el cual tiene una admirable semejanza con el Siervo de los capítulos 42-53, un pasaje del que Jesús anuncia que se ha cumplido en sí mismo y en su ministerio (Luc 4:16-21). Note también que los redimidos son los humildes de los oráculos precedentes, esto seguido por otro oráculo del glorioso futuro de Sion (Isa. 62), concluyendo con el juicio escatológico del Redentor sobre las naciones (63:1-6), un pasaje que Juan retoma (Apoc 14:17-20).  


63:7-64:12 

El pueblo de Jehová ora 

    Esta oración nos vuelve a las realidades presentes, cuando el pueblo de Dios espera su grandioso futuro. Comienza recordando el primer éxodo: que Jehová estaba presente por medio de su Espíritu, y por su misericordia los redimió a pesar de su rebelión (63:7-14); lo que lleva a rogar a Dios para que nuevamente obre en su favor (63:15-64:12), constituyéndose éste en uno de los momentos más conmovedores en el libro de Isaías.  


65:1-16 

Juicio y salvación 

    La respuesta de Jehová a su oración es recordarles de su falta de docilidad (1-7), pero también de la fidelidad de él en su promesa de redención (8-16). 


65:17-66:24 

El Sion futuro en un cielo nuevo y una tierra nueva

    El libro de Isaías concluye con una última mirada a la gloria futura de Sion, lo que siempre ha procurado Jehová, ubicada en un escenario escatológico de un cielo nuevo y una tierra nueva, con un recordatorio de un final que vendrá. El final hace eco de 2:2-4 en el que la salvación de Dios comprende a un Sion renovado que incluirá a las demás naciones (66:18-21) 


El libro de Isaías se levanta en la mitad del Antiguo Testamento como un recordatorio de que Jehovah es el Dios viviente que juzgará al mundo con justicia, pero que a la vez salvará con misericordia a su pueblo y a las naciones por medio del Mesías, el "siervo sufriente". De esta manera, resume la historia del Antiguo Testamento y prepara el camino para el Nuevo Testamento.