Comentario

Hageo

Comentario de Hageo

Reconstrucción del Templo

Un Cuadro del Templo Aún Más Glorioso del Provenir

    Para los judíos que volvían del cautiverio, el primer paso hacia el restablecimiento de la vida nacional en su propia tierra era la reconstrucción del Templo,  centro político de la nación. 

Hageo, Zacarías, Malaquías  

    Estos tres profetas pertenecen al período después del regreso del cautiverio, y tuvieron que ver con el restablecimiento de la vida nacional judía en su propia tierra; el período de que hablan los libros de Esdras, Nehemías y Ester. 

    Hageo y Zacarías ayudaron en la reconstrucción del Templo, 520-516 a.C. Se cree que Malaquías haya sido colaborador de Nehemías, casi 100 años después, en la reconstrucción del muro de Jerusalén. 

Cronología del Período 

Hageo y su Libro

    Hageo quizás  haya sido un anciano que había visto el primer Templo (2:3?) 66 años antes. Su libro se compone de cuatro discursos muy breves, todos pronunciados dentro de un plazo de cuatro meses. 

La Situación

    Judá había sido conquistada, Jerusalén incendiada y el Templo demolido, y el pueblo, llevado a Babilonia, 606-586 A.C., tal como se relata en 2 Reyes 24:25. Después de 70 años de cautiverio, unos 50.000 Judíos habían vuelto a su propia tierra bajo el decreto de Ciro (Esdras, 1:2, 536 a.C.), y encabezados por Zorobabel el gobernador y Josué el sacerdote, habían comenzado la reconstrucción de Jerusalén, comenzando con el Templo.Pero antes de que pudieran despejar los escombros y colocar los cimientos del Templo (Esdras 3:10) la obra fue interrumpida por sus vecinos enemigos (Esdras 4).     

    Nada más se hizo durante 15 años. Mientras tanto un nuevo rey, Darío, había subido al trono persa. Estaba bien dispuesto hacia los judíos. El momento era propicio. Bajo las prédicas y el estímulo de Hageo y de Zacarías, la obra se renovó y el Templo se completó en 4 años, 520-516 a.C. (Esdras 5, 6)

Capítulo 1. Comienzos de la obra del templo

    15 años antes, se había colocado los cimientos (Esdras 3:10). Pero mientras tanto, nada se había hechos. El pueblo había perdido interés. Estaban ocupado en hacer casas lujosas para sí mismos, pero eran indiferentes en cuanto a la casa de Dios, por medio de Hageo, les informa que esta es la razón de sus malas cosechas. Una de las enseñanzas más insistentes del Antiguo Testamento es que la adversidad nacional se debe a la desobediencia nacional.

    El mensaje de Hageo tuvo efecto inmediato. El pueblo lo recibió como la palabra de Dios, y después de 24 días inició la obra.

Capítulo 2. Gloria futura de la casa de Dios

    27 días más tarde, se habían despejado y reconstruido los cimientos antiguos, lo suficiente para revelar los lineamientos y el aspecto general del edificio. Su insignificancia, comparada con la grandeza del Templo de Salomón, angustiaba a los más viejos, que habían visto aquél. Entonces se adelantó Hageo, con su visión de un templo futuro ante cuya gloria aun el de Salomón mismo sería nada. 

    Esta es claramente una visión mesiánica. La mente de Hageo se fijaba en aquel templo que ayudaba a Zorobabel a reconstruir. Pero sus palabras eran las palabras de Dios; y la mente de Dios, en un sentido más profundo de lo que Hageo mismo se daba cuenta, contempla otro Templo que aún había de venir, y del cual los templos de Salomón y de Zorobabel no eran sino pálidos cuadros: la Iglesia, construida no de piedras sino de las almas de los redimidos. La Iglesia, de gloria incorruptible, interminable e inefable, consumación de todas las obras maravillosas de Dios, es el Templo (1 Cor 3:16-17); 2 Cor 6:16; Efe 2:21) de que Hageo aquí soñaba.  

    "Haré temblar los cielos y la tierra" (6, 7). Aunque esto puede haber tenido referencia inmediata a las convulsiones políticas que produjeron la caída de las potencias paganas que en aquel tiempo regían al mundo, se le cita en Hebreos 12:26 como referente al desvanecimiento de las cosas terrenas en el amanecer del Reino eterno celestial.

    "El Deseado de todas las gentes" (7). El Mesías. Según la Versión Revisada inglesa, "las cosas preciosas de todas las naciones", de que se edificaría la casa de Dios; es decir, las almas preciosas compradas con la sangre del Hijo de Dios.

    Era a medio invierno (10). La tierra aún no había tenido tiempo para dar sus cosechas.Pero el pueblo se había puesto en actividad, y había echado mano a la obra de edificar la Casa de Dios; y ahora Dios promete que de aquí en adelante las cosechas serían seguras y abundantes.  

    Hageo termina con una visión de la coronación de Zorobabel, que representaba a la familia de David (véase bajo Zac. 4).

(Compendio Manual de la Biblia. por Halley. p. 336)